Tentación KOOKMIN por Littleminki

Lo recordaba muy bien, su pequeño cuerpo debajo del mío, su respiración acelerada y sus labios rosados más hinchados de lo normal, si, él estaba siendo mío.

Ser el "pequeño" nerd de segundo año no era nada más y nada menos que su fachada para ocultar todo lo sensual y erótico que era, ese chico que en ese entonces tenía quince era una bomba sexual, sabía muy bien mover sus caderas, sabía lo que era montarme sin problema alguno y sin duda alguna sabía hacerte correr como si fueras un principiante, nuestros hábitos de tener sexo en la escuela comenzaban a ser más frecuentes y más apasionados, siempre siendo cuidadosos de no ser atrapados en tal acto ¿Por qué? Bueno no era nada simple, si alguien nos veía, mi novia se enteraría y yo no quería quedar como un mal tipo, a pesar de que en este aspecto lo era.

Desperté, en otro día agotador de trabajo, de una esposa interesada que ni siquiera sabía decir buenos días. Mi día a día consiste en esto, despierto, me ducho, desayuno, peleó con Eunji -mi esposa-, voy a trabajar, me agoto, llego cansado a casa, peleo con ella nuevamente, cocino la cena, cenamos en silencio, me acuesto y me duermo. Es básicamente eso. Un fiasco.

Los días, transcurren en eso, no hay forma en la cual algo cambie en ellos, solo cambia un poco si es que ella se va de compras , suspiré, y levanté mi cabeza de las hojas enviadas por mi compañero de oficina, y fue en ese momento cuando supe que el pecado tocaba nuevamente mi puerta, trague saliva y centré mi vista en las hojas, las cuales para mi ya no tenían significado, no quería corroborar si realmente era él, ya hecho todo un hombre, de traje, con su dulce rostro y sonrisa, que te engaña como si fuese un gran estafador, negué tantas veces en mi cabeza el hecho de que fuera real, me limitaba a mirar solo mi computadora y las hojas desparramadas alrededor, mordí mi labio y alce la mirada.

Posiblemente él era el diablo y yo no lo sabía.

Sus ojos chocaron con los míos y mi cuerpo se estremeció, esos ojos que parecían ser inocentes eran seducción pura, sus labios que dibujaban una pequeña curva en su rostro eran hermosos.

...Posiblemente... él era mi perdición y yo, no lo sabía.

Suspire perdido en un abismo, uno tan hondo y ancho como la misma galaxia.

Estaba perdido y lo sabía, enamorado eternamente de un océano incomprensible. Me hundí en ese pensamiento de deseo por hablar con él, de saber sobre su vida, de saber cómo había terminado en una oficina como está. Me negué internamente el hecho de pensar en él, no podía caer, no de nuevo, ese era un juego peligroso. Las redes de la seducción son peligrosas, ahora y siempre.
Continúe mi día evitando lo a él y todo lo que se trataba de su persona, quise que siguiera así pero la hora de almorzar llegaba y no podía evitarla, era la costumbre de la empresa almorzar toda la oficina junta cuando entraba un pasante, queríamos demostrar lo mejor de la oficina/empresa, suspire y mire la hora, eran las una, mi jefe nos llamó a todos como costumbre y almorzamos juntos, evitaba mirarlo, pero como siempre termine mirandolo y descubrí finalmente que él también me miraba.

Sonrió y yo me atosigue de pensamientos impuros, llenos de su carne, llenos de un deseo imperdonable, pero no tarde mucho en caer.

Pase mi lengua por mis labios, mientras más lo observaba mis deseos aumentaban. Desvío su mirada mientras reía y sonreía, tan provocador. Lo vi sonreír de manera coqueta, sabía que lo observaba y eso le gustaba.

Este juego de miradas es tan propio de él.

Voy a acabar muriendo con este hombre.

¿Cómo ponerlo en palabras?

¿Cómo dejar de actuar?

Caer en el pecado siempre es hermoso, más cuando se trata de Park Jimin.
Mis manos, mis labios, mi cuerpo entero no dejan de recorrer a Park ...

Nuestros labios se unían y se separaban continuamente, nuestros cuerpos eran uno solo, no había manera de controlarnos, su rostro estaba adornado con sus mejillas rosas y la melodiosa voz de él completaba nuestro entorno, los vaivenes de mi parte eran cada vez más rápidos, ya que mi excitación aumentaba más y más al oírlo gemir mi nombre de manera necesitada.
Juro que quise contenerme al entrar en esta oficina a solas con él, juro que quise detenerme cuando... mentira, jamás lo quise hacer, ciertamente quería empotrarlo como ahora, lo desee durante meses de trabajo, cuando lo veía, cuando no, todo el tiempo mi deseo estaba presente hasta que por fin hoy lo deje salir.

Sus piernas se sujetaron mejor a mi cintura y sus pequeñas manos comenzaron a rasguñar mi espalda y subieron hasta mi nuca para luego tirar un poco mi cabello, metí toda mi virilidad llegando a su punto dulce, Jimin gimió sonoramente por aquello, yo me sentí en el puto paraíso. Sentía sus gemidos en mi oído y mi cuerpo se estremecía.

Mierda ¿Qué pensarían mis padres de mi si vieran esta parte mía?

Nada, no tienen porque pensar nada, esto siempre será así mientras Park se mantenga cerca mío, porque delante suyo yo soy tan débil como un diente de león.

Gimió fuertemente al terminar junto conmigo, yo Sonreí porque... noté que no era el único en sentirme así de vulnerable. Lo miré y él susurró: - "Hyung... necesito más de usted." - me sentía algo culpable de todo esto, pero no por mi esposa, si no por Jimin y no poder darle más de lo que él necesitaba y quería.

-Lo sé bebé, lo sé... pero... no podemos seguir- susurré apenado.

Eso dije sin embargo mis besos y caricias no se detuvieron, quería poseerlo hacerlo mío más de la cuenta, quería demostrarle cuanto me valía estar casado cuando se trataba de él, Jimin... Jimin no tienes idea de cómo me siento, de lo que me haces cuando me miras, cuando dices mi nombre, cuando...Gimes porque quieres más.

¿No te das cuenta?

Me destruyes, te llevas todo de mi.

Eres quien tiene todo en la palma de la mano.

Te amo, o eso creo... bebé me voy a morir si esto sigue así.