– Bueno, parece que todo está en orden - dijo un hombre -. Sólo falta algo.
– ¿Qué falta? - preguntó.
– El nombre de su esposa – respondió –. Nosotros sólo permitimos la adopción a aquellas parejas que llevan casadas 10 años como mínimo.
– Oh, claro, que tonto he sido – nervioso, Yoh tomó la pluma para escribir el otro nombre –. ¿Debe ir conmigo a China mi esposa?
– Pero por supuesto que sí.
– Claro, claro – comenzó a escribir –. El nombre de mi esposa es... Horohota Usui, su apodo es Horohoro.
– Bien, usted es el esposo de Horohota Usui, su media naranja y alma gemela – comentó –. Raro nombre.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
– Felicidades por el nuevo bebé, amigo.
Esa misma noche los amigos de Yoh le hicieron una fiesta por el viaje que hará para lograr la adopción.
– Gracias, aunque creo que podríamos hacerlo luego de que regrese.
– Pero cuando regreses estarás muy ocupado cuidando al bebé – dijo Manta.
– De acuerdo – dio un suspiro –. De todas maneras sólo será ir, adoptar y volver, realmente no quiero quedarme mucho tiempo allí.
– mientras no estés nosotros prepararemos todo para su llegada – dijo Lyserg.
– ¿Pero qué no nos gastamos todo en...? – Manta, Ryu, Horohoro y Lyserg le dedicaron una mirada asesina a Chocolove.
– No irás sólo Yoh, yo voy contigo – aseguró Horohoro –. Tengo ganas de encontrarme con Ren.
– Gracias – dijo nervioso porque eso significaba que debía convencer a Horohoro de vestirse de mujer.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
Dos días después, Horohoro e Yoh abordaron un avión directo a Beijing, China. El Usui aún no sabía que debía vestirse de mujer, por lo que el Asakura debía darse prisa.
– Horohoro, necesito decirte algo.
– ¿Ocurre algo?
– Bueno, sí – suspiró –. Uno de los requisitos para adoptar es estar casado por diez años o más, y yo ya puse un nombre.
– Ay, Yoh.
– Sí, el nombre que puse era Horohota Usui.
– Horo... No me digas que...
– Sí, tú, Horohoro Usui, eres Horohota Usui... Mi esposa.
– NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO – el grito se escuchó por todo el avión.
– Escucha, de haber sabido antes que debía estar casado para adoptar hubiera buscado a alguien más, pero fue de último minuto.
– ¿Y de todas las personas del mundo me escogiste a mí? – preguntó enojado –. Yoh, sabes muy bien que tengo novio.
– Es por eso mismo que te vestirás de mujer.
– ¿Eso es mejor?
– Vamos, es por una buena causa – dijo –. Le daremos a un niño o niña una familia, y a mí un hijo o hija – juntó las manos –. Los años pasan, cada día envejezco más, y no quiero llegar a los 50 y no tener ni un retoño.
– Pues te aguantas porque no pienso ser tu esposa.
– Horohoro – cambió su mirada a una amenazante –. Mi nombre es Yoh Asakura, tengo 30 años, trabajo en un supermercado como cajero pero gano lo suficiente como para mantener una familia, soy gay y quiero un esposo e hijos – agregó –. Y tú serás Horohota Usui, mi amada esposa que trabaja como jardinera y que me ama con toda el alma.
– Sí, lo que tú digas – dijo asustado.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
– ¿Y qué los trae a Beijín? – Poco después de que el avión aterrizara, Yoh y Horohoro tomaron un taxi que los llevarían al hotel donde se alojarán.
– Vinimos para poder adoptar un bebé – respondió el Asakura –. Lo intentamos cientos de veces, pero no funcionó, por eso elegimos la adopción.
– Pues espero que puedan lograr la adopción – dijo el taxista–. ¿Y piensan hacer turismo de paso?
– La verdad...
– Por supuesto– dijo Horohoro–. No vamos a desperdiciar la oportunidad de recorrer este hermoso país.
– Me alegra oír eso – dijo –. ¿Cuánto tiempo llevan casados?
– Unas horas – respondió Horohoro. Apenas oyó esa respuesta, Yoh le dio una mirada asesina –. Diez años con unas horas, quise decir.
– Ya veo – al taxista le pareció raro esa respuesta, pero no quiso decir nada.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
Ya en el hotel, ambos estaban sentados en la cama matrimonial, Horohoro estaba leyendo un libro mientras Yoh pensaba.
– ¿No estás emocionada, Horohota?
– Me llamo Horokeu, no Horohota – respondió molesto –. Y ahora el único sentimiento que tengo es de enojo por tener que hacerme pasar por mujer – agregó –. Si me disculpas iré a dar una vuelta.
Sin esperar la respuesta de su "esposo" salió del cuarto y comenzó a caminar por el pasillo. Estaba molesto con el Asakura, realmente le enfadaba que este lo obligara a vestirse de mujer y hacerse pasar por su esposa. Esto no podía ser peor.
– Horokeu Usui, ¿Se puede saber qué haces vestido así? – aquella voz lo sacó de sus pensamientos, ahora sí que estaba en problemas.
– Ren.