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Amor y otras obsesiones por Syarehn

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Notas del capitulo:

Género: AU moderno, angst.
Advertencias: Todo tiene consecuencias. 
Resumen: "Debió escuchar a Cersei; el hijo de un traficante y el de un honorable Fiscal no tenían futuro."

VENGANZA

 

 

Las cortinas de la sala continuaban abiertas, justo como Robb las había dejado el día anterior. De hecho, todo permanecía prácticamente igual. Ahora volvía a amanecer, la luz comenzaba a filtrarse en la estancia, el trino de las molestas aves se dejaba escuchar y Jaime dio una calada más a su cigarro, el último de la cajetilla. Al menos aún quedaba media botella de whisky, el Single Malt que tanto le gustaba a Robb.

 

Sonrió con amarga ironía. Nunca le había gustado el whiskey pero ésa era una de las tantas cosas había aprendido a amar por él.

 

Terminó el contenido del vaso de un sorbo largo; sabía jodidamente bien, a cebada y recuerdos, a mentiras dulces, labios ansiosos y noches interminables que no volverían.

 

Aún no terminaba de asimilar el giro que había dado su vida en unas cuantas horas. La mañana anterior se había despertado con el cabello de Robb rozándole la barbilla y ahora tenía la certeza de que alguien más despertaría con esa sensación. Apenas ayer habían estado mirando la televisión justo sobre el sofá donde se encontraba ahora, con los dedos del chico acariciándole descuidadamente el cabello. Ese mismo sofá sobre el cual lo había tomado decenas de veces.

 

Cerró los ojos y dejó caer su cabeza en el respaldo. No quería llorar y no iba a hacerlo, pero ¡Carajo! Los ojos le escocían y dolía ¡Cómo mierda dolía! Se había enamorado de Robb como un idiota y ahora pagaba las consecuencias.

 

Cuánto iban a reírse su padre y su hermana de él. Cuánto iban a disfrutar echándole en cara su estupidez, porque él y su necio amor por Robb Stark habían acabado con su familia. Todo había sido una trampa ¡debió saberlo! Debió escuchar a Cersei; el hijo de un traficante y el de un honorable Fiscal no tenían futuro. No cuando su padre había asesinado a Ned y Catelyn Stark. No cuando él mismo había arrojado por la ventana al único testigo de aquel crimen, el pequeño hermano de Robb.

 

Si tan solo hubiese seguido las instrucciones de su padre cuando le ordenó deshacerse del primogénito de los Stark nada de esto estaría pasando, pero había querido jugar con el lobo antes de sacrificarlo y al final fue el lobo quien lo hizo pedazos.

 

Se había permitido creer en la mentira que aquellos ojos claros crearon para él y ahora se hundía en su propia miseria.

 

«¿En verdad pensaste que podría amar al hombre que dejó inválido a mi hermano? ¿O que te perdonaría a ti y a tu familia por asesinar a mis padres?»

 

Las palabras de Robb aún calaban profundo en su pecho. Él lo había dejado todo ¡Todo! por estar a su lado, por redimirse y hacerlo feliz, por verlo sonreír cada mañana. Por él había decidido ser alguien mejor, algo más que un mercenario. Había dejado de lado a su familia y el emporio clandestino que controlaban a cambio de una vida tranquila teniéndolo sólo a él, porque estando a su lado se sentía libre, pleno, y creyó en verdad que por fin tendría en sus manos las riendas de su propia vida en lugar de ser un peón más en el tablero de su padre.

 

«—Siempre supe quién eras —le dijo tranquilo, incorporándose lentamente en cuanto la película terminó y en las reseñas del noticiero anunciaban el arresto de Tywin Lannister. Jaime se tensó de inmediato—. ¿Te preguntas por qué he estado acostándome contigo si lo sé? No es amor si es lo que estás pensando. —Una sonrisa gélida se había formado en sus labios, una que jamás había imaginado ver en Robb—. Fue estrategia. Tú eras la pieza clave para destruirlos; el hijo favorito de Tywin, su heredero, su mejor infiltrado en el gobierno, un asesino experto y el amante de Cersei. Alejarte de ellos sería un gran golpe a su negocio, a sus vidas. Y admito que ver la ira de Tywin y el llanto frustrado de tu hermana cuando los dejaste por mí se sintió tan bien… —admitió triunfal—. Casi tanto como enviar a tu padre a prisión.

 

Jaime se levantó, mirando a Robb en un intento por hallar la mentira en sus palabras pero el pelirrojo sonreía y en sus ojos antes tan llenos de afecto ahora sólo había desdén y burla. Pero no quería creerlo. No podía aceptar que todo lo que deseó estaba haciéndose pedazos y que el mundo que había construido con Robb estuviera cimentado sobre un álgido deseo de venganza.

 

—¿En verdad pensaste que podría amar al hombre que dejó inválido a mi hermano? ¿O que te perdonaría a ti y a tu familia por asesinar a mis padres?—ironizó, acercándose un par de pasos a él—.  Reconozco que tenerte cerca y fingir que lo disfrutaba fue un precio alto pero valió la pena. Quería verlos acabados y aquí estamos; con tu familia en la ruina y odiándote tanto como yo. —Jaime lo tomó del brazo con fuerza. La ira y el dolor quemaban pero Robb no hizo más que sonreír—. ¿Sabes? Jon y Sansa no querían que viniera, deseaban que nos marcháramos antes de la redada de Tywin, pero quería agradecerte, sin ti la venganza no sería tan dulce. —Sus labios rozaron los suyos una última vez—. Hasta nunca, Lannister.»

 

Jaime apretó los puños. Quiso maldecirlo, odiarlo, gritarle, tomar el arma que siempre llevaba consigo y terminar con todo, pero no hizo más que verlo marcharse. Robb no estaba armado, confirmándole casi con burla que también lo sabía incapaz de hacerle daño. Y era cierto, a pesar de todo lo que acababa de decirle no podría tocar uno solo de sus cabellos con la intención de lastimarlo. Lo amaba demasiado, como jamás amó a nadie y sabía bien que no volvería a sentir algo tan fuerte en toda su vida.

 

Pero Robb no era suyo, nunca lo fue, e imaginar que al marcharse podría estar yendo con otra persona lo hacía hervir en celos. Dolía pensar que tal vez para ese instante estaría dormido, desnudo en la cama de alguien más, cobijado sobre el pecho de otro, entibiando sus manos frías. Sus manos siempre frías.

 

Rió con amargura. ¿Ése era el precio por sus acciones? ¿Perderlo así, sabiendo que nunca lo amó y que lo único que Robb era capaz de sentir por él era desprecio?

 

Había pasado la noche sentando sobre ese sillón, sintiéndose como un náufrago a mitad de océano, sin saber a dónde ir y sabiendo que su causa estaba perdida, torturándose a sí mismo mientras se preguntaba si los besos de Robb podrían ser más apasionados con alguien a quien de verdad amara, si sus sonrisas eran más brillantes o sus miradas más cálidas, pero ¿podía siquiera haber en el mundo algo más apasionado, más brillante o más cálido de lo que Robb le había entregado? Porque para él todo lo que el castaño le daba se sentía demasiado real, tanto que no podía creer que no había amor de por medio. ¿Cómo era entonces hacer el amor con Robb? Porque juraría que el chico lo amaba tanto como él, se lo había hecho saber en cada beso, en cada mirada y cada gesto que le dedicaba. Juraría que Robb era feliz a su lado, porque simplemente no se podía fingir tanta pasión, tanta entrega…

 

Se frotó el rostro con ambas manos, el cansancio se estaba apoderando de él y aun sabiendo que no lograría conciliar el sueño sus pasos y su masoquismo lo llevaron de vuelta a la habitación que habían compartido por más de un año.

 

Se sentó un instante el borde de la cama mirando el desastre de sábanas que habían dejado el día anterior y sin pensarlo se dejó caer sobre ellas; su aroma seguía ahí y Jaime no pudo evitar cerrar los ojos y aspirar profundo.

 

«Sólo un poco más.» Se dijo, imaginando que Robb abriría la puerta en cualquier momento, que se recostaría a su lado enredándolo en sus brazos y le besaría el cuello despacio, como solía hacer para tranquilizarlo después de un mal sueño. ¡Y cómo deseaba que fuera sólo eso! Que al abrir los ojos la sonrisa de Robb lo recibiera mientras le susurraba que todo había sido una pesadilla, que lo amaba y que jamás lo dejaría. Que lo perdonaba.

 

Y Jaime tomaría sus labios, apegándolo a su cuerpo como tantas veces, sin permitirle alejarse hasta que el temor a perderlo se desvaneciera.

 

«Sólo unos minutos más.» Se rogó a sí mismo, porque no quería abrir los ojos a su nueva realidad. Sólo quería hundirse en la mentira que lo había hecho tan feliz mientras había durado. Tan solo quería aferrarse un poco más a Robb antes de obligarse a recoger los pedazos que aquellas manos frías habían puesto en su sitio sólo para quebrarlas en fragmentos más pequeños.

 

Pero ese era el camino que él mismo se había labrado. Su lobo le había ganado en su propio juego y él…, él estúpidamente sólo podía desear que estuviese satisfecho con su venganza. 

Notas finales:

¿Les cuento un secreto? Robb también se enamoró de él~

Al parecer somos una familia pequeñita, así que si tienen antojo de leer a este par en alguna situación específica (que no sea MPREG) siéntanse libres de decirme.
Mientras les adelanto que en el próximo cap habrá lemon -y menos drama- porque muero por escribir algo pornoso de estos dos.

Gracias por leer, amores. ¡Besitos!


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