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Bon Voyage! por AvelCainx

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Notas del fanfic:

Universo alterno inspirado en la época de oro de la pirateria en Europa. La geografía utilizada y otros detalles como el idioma son ficticios, serán explicados a fondo después. 

En esta historia hay sangre, muerte, maltrato y otras cosas no tan inocentes. 

Pueden encontrarla también en wattpad y próximamente en fanfiction. Gracias por leer, sugerencias, opiniones y críticas son bienvenidas. 

 

 

Los gritos desesperados de sus padres continuaban taladrándole los oídos y el corazón, no podía dejar de temblar.

Había sido capturado junto a un grupo de mujeres y niños la noche anterior. Se abrazó a sus rodillas tomando con fuerza la tela de la sábana blanca que lo cubría, en realidad era lo único que ocultaba su desnudez.

Estaba cambiándose de ropa cuando la puerta de su casa fue derribada, no pudo tomar algo más. Por fortuna o desgracia lo suficientemente a tiempo para no ser visto sin ella.

De estar lidiando con circunstancias normales se sentiría especialmente ofendido al ser confundido con una mujer, pero ahora sólo tenía miedo.

Los comerciantes de personas cometieron crímenes terribles en su pequeña aldea con tal de tomar la mercancía más valiosa que encontraron a su paso.

Los hombres que intentaron proteger a sus hijos, hijas, esposas y hermanas fueron degollados o apuñalados sin misericordia. Las mujeres e infantes que se resistieron o intentaron escapar terminaron golpeados hasta la inconsciencia.

Sus propios padres resultaron muertos en su fallido intento de ayudarlo.

Recordaba ser puesto en la parte trasera de una carreta que avanzó a toda velocidad a través de la oscuridad de la noche sin nadie que la detuviera, sin nadie que los rescatara.

El fuego a lo lejos era la señal final de la destrucción absoluta de su hogar.

No comprendía como seres humanos normales y racionales les hacían eso a otros, debía tratarse de monstruos aparentando lucir como personas.

Al llegar a una zona apartada más allá de la costa todas fueron puestas en una bodega de gran tamaño y sólo una ventana. Yuri sentía que habían transcurrido días de viaje y no horas en las que compartió lágrimas y lamentos con otras mujeres. Los niños fueron enviados en una carreta distinta y temía por ellos también.

Se había atado la sábana lo mejor que pudo para que no cayera fácilmente. Restaba esperar, lamentablemente no algo bueno pero evitarlo era imposible.

Maldijo a todos, deseaba matarlos él mismo y escapar. Pero allí estaba, silencioso con la mirada pérdida en el suelo mugroso sin atreverse siquiera a levantar un dedo, conteniendo la respiración y tratando de ignorar cuando un hombre ingresaba, observaba "al rebaño" y tomaba a una de las muchachas por el cabello arrastrándola hasta la puerta.

Ninguna regresaba una vez que era elegida.

Yuri no quería ni pensar en lo que sucedería si descubrían que era un hombre. Seguramente le cortarían la garganta antes de desechar su cuerpo o lo torturarían hasta la muerte.

Los traficantes eligieron mujeres y niños por una razón, no necesitaban a un hombre que a simple vista alguien confundió con una chica debido a su cuerpo esbelto y rasgos delicados.

Nunca estuvo muy feliz por recibir burlas gracias a su apariencia casi andrógina, Yuri era un hombre hecho y derecho. Sólo tenía quince años, su cuerpo cambiaría tarde o temprano ¿no?

Quizás lo mejor era haber muerto junto a sus padres y el resto de su aldea. Al menos el sufrimiento fue breve al contrario de lo que iba a enfrentarse.

Nunca volvieron a ver a los niños y del nutrido grupo de cuarenta rehenes femeninos aproximadamente, al final de esa tarde sólo quince quedaban. Yuri presentía que él era el siguiente.

Cuando la noche cayó cuatro de los invasores entraron haciendo mucho ruido, riéndose y charlando naturalmente como si aquella escena no fuese perturbadora o incorrecta.

Yuri alzó la vista encontrándose con uno de ellos mirándolo de un modo inquietante, tragó la poca saliva que le quedaba en la boca y desvió la mirada. Recibió comentarios y señas obscenas que lo asquearon pero luchó por no hablar.

Fue entonces que el mayor en edad y aparente líder lo sujetó por los brazos levantándolo en un sólo movimiento con poco cuidado. Yuri ahogó un grito de terror y dolor.

—Los clientes no han dejado de acudir a nuestro pequeño mercado de hoy, hemos dejado lo mejor para el final. Un querido amigo desea una jovencita, a saber qué cosas quiere hacerle—dijo sin dejar de mostrar los dientes amarillos con una sonrisa divertida, peligrosa—; los piratas son tan ruines que apostaría cien monedas a qué sólo la disfrutara un rato antes de arrojarla viva al mar.

Yuri cerró los ojos tratando de imaginarse muy lejos de ese infierno, necesitaba aferrarse a los recuerdos de sus amorosos padre y madre en aquel diminuto y pacifico rincón de vida frente al océano.

Derrotado inclinó la cabeza hacia adelante y el cabello rubio terminó por cubrirle los ojos. Agradecía eso, estaba a punto de llorar.

El hombre con su repulsivo y oloroso aliento cerca de su rostro comenzó a inspeccionarlo, entonces Yuri supo que lo peor estaba por venir.

No se sorprendió del pecho plano el cual palpó efímeramente por encima de la única prenda, debió pensar como normal que una adolescente no hubiese desarrollado todavía los senos.

Descendio enterrando los dedos alrededor de la fina cintura y sonrió complacido.

Yuri quería patearlo, romperle un par de huesos sin contemplaciones. Se limitó a contener el aliento.

El traficante —que recibía opiniones diversas del resto de los pervertidos— siguió bajando y explorando los muslos, las piernas largas y el vientre suave. Decidió llevar la mano bajo la sábana, Yuri dio un respingo.

—¡¡Esto es un hombre!!— Se le escuchó gritar sin muy buen humor— ¿Quién fue el imbécil qué lo confundió con una de esas zorras?

Como si la culpa fuese suya el pobre muchacho fue arrojado con violencia de vuelta a su sitio, antes de alejarse el hombre le asestó una bofetada que por poco lo hace perder el conocimiento.

Escuchaba el llanto del resto de las mujeres, la mayoría de ellas lo conocían y debieron preocuparse de ser testigos de lo peor.

Al abrir los ojos sin muchas ganas, observó turbado como los traficantes discutían entre ellos, sólo esperaba enterarse como iban a matarlo.

De repente una nueva voz se unió al escándalo, lo sabía pues sonaba más calmada a diferencia del resto. Quiso distinguir a la persona pero no valía la pena conocer el rostro de otro asesino.

Se hizo un ovillo en el suelo y apretó los ojos, se esforzó por calmarse y es que no iba a darles la satisfacción de escucharlo suplicando por la vida que de todos modos estaba ya condenada a ser una atroz pesadilla.

Mejor que le hicieran el favor de enviarlo al otro mundo, si tenía suerte tal vez encontraría a sus padres.

Suspiró con resignación.

Comenzaba a hacer frio, un viento repentino se colaba por la puerta abierta y Yuri tiritó.

—¿Te hicieron daño?

Otra vez la voz tranquila, casi agradable. El rubio percibió como se acercaban una vez más a él y se negó a responder.

Pero al no recibir otro golpe tuvo el valor de abrir los ojos olivo con pausada lentitud, temiendo encontrar algo horroroso.

En lugar de eso, otro hombre que no reconoció de entre el grupo de vándalos lo observaba con una expresión que Yuri no pudo interpretar. Aquel se giró un segundo en dirección del traficante y asintió.

—Vendrás conmigo.

El hombre le tendió la mano regresando a la posición inicial— frente a un confundido Yuri—  extendiendo una extremidad enfundada con un guante de terciopelo color vino, se movió ágilmente haciendo que la brillante tela de su larga chaqueta y capa revoloteara alrededor de sus piernas revelando unas altas botas negras de cuero según la moda y unos pantalones del mismo color y material. Yuri pensó en los aristócratas de la capital.

Si eso era un pirata entonces distaba mucho de la fachada que Yuri conocía por las historias que se contaban de boca en boca, describiéndolos como seres casi monstruosos, horrendos, mal vestidos, sucios y desagradables.

Eso sí se refería al físico. No lo conocía para llegar a considerar que era decente y no iba a lastimarlo, lo que el otro sujeto había dicho no salía de su mente y temía.

En todo caso, ¿no desistió de comprarlo al enterarse de su verdadero género? ¿No quiso mirar al resto de las pobres y asustadas mujeres?

Al principio no pudo apreciar bien su cara, pero al incorporarse entre quejidos involuntarios de dolor aferrándose a la diestra contraria tuvo la sensación de que el hombre no debía ser más que unos años mayor.

Lo miraba impasible, tranquilo. Yuri tuvo vergüenza.

—Otabek, todavía puedes cambiar de opinión. Esa cosa está aquí por error— mencionó burlonamente el líder de los traficantes.

El aludido negó con la cabeza y siguió caminando sujetando al menor por encima de los hombros ayudándolo a andar.

Yuri miró a su alrededor y no pudo hacer nada para controlar sus lágrimas. No contaba con la fuerza para resistirse ni la posibilidad de escapar.

 

 

Notas finales:

 

Dos o tres capítulos por semana para alcanzar donde la escribo originalmente, para hacer un poco la diferencia en amor-yaoi y fanficition publicaré un capítulo especial extra no disponible en wattpad. 

Adiós<3


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