Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

7 Formas de decir "Te Quiero" por tashigi94

[Reviews - 33]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

One Piece y sus personajes son propiedad de Eiichiro Oda.

 

Aquí llega el nuevo cap, siento la demora, espero que les guste ;)

Ace estaba en su habitación leyendo de nuevo su revista, hasta ahora no le había sido de mucha ayuda y empezaba a tener ganas de tirarla por la borda, pero aún tenía la esperanza de poder encontrar algún consejo útil.


"6. ¿Aún no has conseguido declararte? Relax, cero dramas, intenta hacerlo con un juego y tu crush caerá rendido a tus pies"


— ¿Un juego? - murmuró para sí — Mmm, no tengo idea de cómo hacerlo...


Estuvo meditándolo un rato pero no se le ocurría nada, le dolía un poco la cabeza de tanto pensar así que decidió salir fuera a tomar el aire.


.....................................................................................................................


La cubierta del barco estaba llena de gente, algo normal teniendo en cuenta el gran tamaño de la tripulación. La mayoría tenía una buena jarra de ron o cerveza en la mano, algo normal también en un barco pirata.


En un rincón apartados del resto se encontraban Marco y Thatch, este último se sujetaba el estómago mientras se reía como un loco.


— ¿En serio... crees que...? ¡Pff, jajaja...! - decía casi ahogándose por la risa.


— No sé qué te hace tanta gracia – protestaba el rubio.


— ¿Ace enamorado de mí? ¡Es lo más absurdo que he oído en mi vida! - respondió el castaño secándose un par de lágrimas que se le habían escapado por la risa — Además, ¿no acabas de decir que anoche estuvo a punto de besarte?


— Sí, pero... - un leve sonrojo apareció en sus mejillas al recordarlo — A lo mejor no iba a hacerlo de verdad, tal vez era una broma, o estaba borracho, o...


"Es evidente que está enamorado de ti, cerebro de gallina" pensó Thatch mientras seguía riéndose, aunque se tapó la boca con una mano para no decir nada. Para una vez que podía burlarse del pelo-piña...


— No sé para qué te cuento eso, no puedes tomarte nada en serio – le regañó Marco — Estoy tan confundido... No sé qué hacer – suspiró.


— Pues podrías preguntárselo a él mismo, porque por ahí viene – dijo Thatch señalando unos metros más allá, donde Ace acababa de salir del interior del barco y se había puesto a charlar con algunos compañeros.


La cara de Marco se iluminó nada más verlo, un gesto imperceptible para la mayoría de la gente pero no para Thatch que lo conocía tan bien. El castaño rodó los ojos; el tira y afloja que se traían esos dos le parecía muy adorable, pero a veces podía resultar desesperante. Esta era una de esas veces y él, como buen amigo de los dos que era (y como la persona más chismosa del barco) sentía la obligación de echarles una mano para acabar con esa situación.


— Marco, es hora de pasar a la acción ¡Yo te ayudaré! - exclamó alegremente pasándole un brazo sobre los hombros.


— Ni se te ocurra – le advirtió el rubio temiendo las ideas de su amigo.


— ¿Confías en mí?


— ¡No!


— ¡Perfecto! ¡Vamos allá! - exclamó alegremente el castaño, ignorándolo por completo — ¡EY, CHICOS! - gritó atrayendo la atención de sus demás compañeros — ¡Vamos a jugar un rato!


Varios de ellos dejaron sus quehaceres y pronto tuvieron un corro de gente a su alrededor.


Cuando Ace escuchó aquellas palabras de Thatch fue como si una bombilla se encendiera en su cabeza. ¿Un juego? ¡Eso era justo lo que estaba buscando! Corrió hacia ellos entusiasmado... El pobre no tenía la más mínima idea de lo que le esperaba.


Todos se sentaron en el piso cruzando las piernas. Marco se colocó entre Ace y Haruta. El grupo se veía muy animado por el juego que iba a proponer Thatch, pero Marco estaba preocupado porque seguro planeaba alguna de sus bromas, su diabólica sonrisa era la prueba de ello.


— Jugaremos a Verdad o Reto – explicó Thatch — Recordad las reglas: Verdad: respondéis a una pregunta; Reto: hacéis cualquier cosa que os proponga. Y si no queréis responder o hacer lo que sea que os digan, tendréis que quitaros una prenda. ¿Entendido?


Todos asintieron y el castaño agarró una botella vacía, la hizo girar en el suelo y esta se detuvo apuntando a Ace.


— Elige, ¿Verdad o Reto?


— Verdad – contestó el pecoso sin pensarlo mucho.


Thatch tuvo que hacer un esfuerzo por no reírse. La cara de total ingenuidad de Ace contrastaba con la mirada que le dirigió Marco, esa mirada que decía “te mato como le preguntes algo raro”.


— Mmm, veamos... ¿Saldrías con una mujer...O un HOMBRE... Varios años mayor que tú?


Marco empezó a planear mentalmente una lista de formas de matar a su entrometido amigo.


— Pues supongo que sí – contestó Ace frotándose el mentón pensativamente — No creo que la edad sea un problema... Claro, siempre que no sea un viejo de más de 100 años, haha...


Thatch volvió a girar la botella. Esta vez le tocó a Marco.


— Verdad – dijo el rubio.


— ¿Cuántos años tienes realmente?


— Prenda – gruñó Marco quitándose las sandalias por negarse a responder. Esta vez Thatch no pudo evitar soltar una carcajada.


El juego continuó y todos fueron realizando sus preguntas o retos, por ejemplo Vista tuvo que dejarse maquillar por Izo, Haruta beberse una botella de ron de un solo trago y Jozu bailar twerking (una imagen con la que todos iban a tener pesadillas esa noche).


Volvió a ser el turno de Marco.


— Reto – escogió esta vez.


Thatch se rió por lo bajo, tenía muy buenas ideas en mente.


— Te reto a dejar que alguien se siente en tu regazo durante todo el juego...


— ¿Quién? - preguntó Marco frunciendo el ceño.


— Elígelo tú mismo – replicó el castaño con una sonrisa que delataba lo mucho que se estaba divirtiendo con ese juego.


El rubio gruñó por lo bajo. Sus demás nakamas se reían entre dientes, todos se imaginaban a quién iba a elegir. El único que no parecía sospechar nada era Ace, que lo miraba con curiosidad. Sin mediar palabra, Marco le rodeó la cintura con los brazos, abrazándolo por la espalda y atrayéndolo hacia sí para acomodarlo en su regazo.


Una parte de Marco quería asesinar a Thatch por las situaciones comprometidas por las que lo hacía pasar, y otra parte quería darle las gracias porque el cuerpo del pecoso contra el suyo se sentía demasiado bien.


— Aww, son tan tiernos~ - murmuró Izo.


Ace fijo la vista en un punto del suelo usando todos sus esfuerzos por no sonrojarse, aunque no pudo evitarlo. Sentía el calor de Marco a través de la ropa, sus brazos reposando en torno a sus caderas y su respiración chocando suavemente en su nuca provocando que se le erizase la piel. Estaba tan concentrado en sus sensaciones que no se dio cuenta de que había llegado de nuevo su turno, sus compañeros lo miraban expectantes.


— Em... Elijo reto – dijo el pecoso intentando sonar tranquilo.


Thatch esbozó una sonrisa de oreja a oreja y Marco supo que estaba tramando algo.


— Se me ocurre un reto muy bueno para ti, pero seguro que no te atreves a hacerlo... - sí, definitivamente tramaba algo gordo.


— ¡Claro que me atreveré! - replicó enseguida el menor.


Marco se llevó las manos a la cara, no podía creer que Ace fuera a caer en los trucos de Thatch.


— No, no creo que tengas valor suficiente... - siguió burlándose el castaño.


— ¡Sí lo tengo! ¡Di lo que sea y lo haré! - insistió el pecoso.


Thatch soltó una risita. Sabía que Ace era muy orgulloso y la mejor forma de convencerlo para hacer cualquier cosa era insinuar que no se atrevería.


— ...Te reto a besar a Marco.


Antes Ace había estado levemente sonrojado, pero ahora su cara adquirió un tono rojo que dejaba en ridículo a los tomates. Los ojos de media tripulación estaban clavados en él y eso lo puso aún más nervioso.


— No tienes que hacerlo si no quieres – murmuró Marco a su espalda.


El menor tragó saliva. Claro que quería besarlo, no había nada en el mundo que deseara más que eso... Pero no quería hacerlo así, por un estúpido reto y con tantas miradas curiosas clavadas en ellos.


Aunque tenía que hacerlo, dijo que aceptaría cualquier reto así que ahora no podía echarse atrás ¡Portgas D. Ace jamás se echaba atrás!


— Venga, que no tenemos todo el día – le apremió Thatch.


Ace se volteó rápidamente y le dio al rubio un corto beso en la mejilla. Su corazón latió con fuerza a pesar de ser un gesto tan simple y volvió a mirar al frente, bajando la cabeza para evitar que los demás notaran su sonrojo.


Tras unos segundos de tenso silencio, todos estallaron en carcajadas.


— ¡¿Pero qué clase de beso es ese?! - exclamó Thatch riéndose.


— ¿Qué eres, una colegiala virgen?


Ace se puso aún más rojo de la vergüenza.


— ¡No os riáis de mí! - protestó.


— ¡Miradlo, se ha puesto como un jodido tomate solo por un besito en la mejilla!


— ¡Seguro que ni siquiera ha besado a nadie nunca!


— ¡Sí lo he hecho! - exclamó Ace enojado.


— ¿Ah, sí? ¿Con quién, cómo fue? - preguntó Thatch.


Ace guardó silencio. Su primer beso era un recuerdo triste, solo pensar en ello le hizo sentir una punzada en el corazón.


— No quiero hablar de eso – murmuró con un puchero.


— Vamos chicos, no seáis pesados – añadió Marco advirtiéndoles que parasen con sus burlas.


Pero todos siguieron riéndose aún más fuerte y provocando que el pecoso se enojase más y más.


— ¡DEJADME EN PAZ! - gritó finalmente poniéndose de pie.


Se fue corriendo, estaba tan enfadado que pensó que iba a arder en cualquier momento. Fue a su habitación y cerró dando un sonoro portazo.


Se dejó caer sobre la cama y se talló los ojos con fuerza intentando detener las lágrimas que empezaban a escapar de ellos.


Me das asco, nadie te amará nunca” golpeó la almohada molesto con sus recuerdos.


En ese momento alguien abrió la puerta. Marco.


— Vete, no quiero hablar con nadie – dijo el menor hundiendo la cara contra la almohada para que no viese sus ojos llorosos.


Pero Marco entró y se sentó a los pies de la cama.


— No te enfades con ellos, ya sabes lo bromistas que son – dijo el rubio.


— No estoy enfadado – respondió el pelinegro haciendo un puchero.


— ¿Entonces cuál es el problema?


— Solo me puse un poco triste al recordar mi primer beso... - contestó Ace dejando escapar un suspiro — No quiero hablar de ese tema...


Se aferró fuertemente a la almohada esperando que el rubio se marchase, pero Marco permaneció ahí sentado, esperando. Finalmente el menor se incorporó, sentándose en la cama con las piernas cruzadas.


— Fue con un chico, se llamaba Joff... - reconoció en voz baja — Lo conocí poco después de salir al mar, antes de formar los piratas Spade. Me gustaba mucho y pensé que yo a él también, así que me atreví a confesarle que era el hijo de Roger, y entonces... - se mordió el labio inferior, reprimiendo un sollozo — Me dijo que me odiaba, que soy un monstruo y que nadie me iba a querer jamás.


— Ese chico era un idiota – dijo Marco.


— Sí, pero supongo que tenía razón – contestó el pelinegro con una sonrisa triste — Nadie podría amar al hijo d...


— Ace – lo llamó el mayor, interrumpiéndole — Te lo he dicho muchas veces, tú eres tú — le puso una mano bajó el mentón para obligarlo a mirarle a los ojos — Da igual quien fuese tu padre. Y si alguien te rechaza solo por eso, entonces esa persona no se merece estar con alguien tan increíble como tú.


Marco le revolvió el pelo cariñosamente y le sonrió, y Ace no pudo evitar sonreír también, porque ese tipo de detalles eran los que le habían hecho enamorarse de él.


— Volvamos con los demás – dijo el rubio levantándose de la cama — Es hora de hacer que Thatch pruebe de su propia medicina...


….......................................................................................................................


Afuera todos seguían reunidos aunque habían interrumpido el juego; se sentían un poco culpables por haber molestado tanto a Ace.


— Pues yo no entiendo por qué se ha enfadado tanto – dijo Thatch rascándose la sien.


— Es normal, le dijiste que besara a un hombre – contestó Jozu — ¡Yo también me enfadaría si tuviera que besar a un tío!


— ¿Qué más da? Solo es un juego – dijo el castaño mientras se reía quitándole importancia.


En ese instante regresó Marco, seguido por Ace.


— En ese caso supongo que no te importará hacer tú también un reto, Thatch... - dijo Marco mientras sonreía con malicia.


El castaño sintió un escalofrío recorrerle la espalda al ver el brillo oscuro en los ojos de su amigo.


— ¿C-cuál es el r-reto...? - preguntó tartamudeando.


Todos miraron al rubio esperando impacientes lo que iba a decir.


— Te reto a besar a Izo.


La mandíbula de Thatch casi rozó el suelo.


— ¡¡¡¿QUÉEE?!!! ¡Pero... P-pero...! - protestó inútilmente — ¡Pero no...! ¡No p-puede ser! ¡Es un HOMBRE!


— Okama – le corrigió el aludido frunciendo el ceño.


— ¡Pero...! - siguió protestando Thatch.


— Es tu reto, tienes que hacerlo – dijo Marco — Si no lo haces quedarás como un completo cobarde.


— Además acabas de decir que da igual, que solo es un juego – añadió Ace.


— ¡Que se besen, que se besen! - corearon entre risas el resto de sus compañeros.


Thatch se empezaba a poner pálido viendo que no tenía escapatoria. Balbuceaba incoherencias mientras intentaba desesperadamente pensar una buena excusa, y entonces vio a Izo caminando lentamente hacia él.


El castaño tragó saliva mientras el azabache se acercaba poco a poco hasta él, sin decir ni una palabra ni cambiar su expresión seria. Izo se detuvo frente a su perplejo compañero, apoyó las manos en sus mejillas... Y le besó.


Thatch abrió los ojos como platos. Los labios de Izo eran muy suaves y se deslizaban como seda sobre los suyos. Sintió su cálida lengua entrar en su boca explorándola con maestría y cerró los ojos inconscientemente para disfrutar más de aquel increíble contacto. Entonces el azabache se apartó, rompiendo el beso y dejándolo con ganas de más.


— Tranquilo Thatch, solo es un juego, ¿verdad? - dijo el okama acariciándole el labio inferior con el dedo pulgar, quitándole los restos de carmín que le había dejado.


Thatch se había quedado sin palabras y no sabía qué le preocupaba más: si la cara de satisfacción de Izo, las risas de sus compañeros o el hecho de que aquel había sido el mejor beso de su vida... Y que de repente sentía mucho calor y sus pantalones se habían vuelto muy, muy apretados.


 


 

Notas finales:

¡Nos leemos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).