Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

7 Formas de decir "Te Quiero" por tashigi94

[Reviews - 33]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

One Piece y todos sus personajes son propiedad de Eiichiro Oda, yo solo los uso para fangirlear~

¡ÚLTIMO CAPÍTULO!

Era de madrugada y todos en el Moby Dick dormían profundamente, excepto Ace, que daba vueltas en la cama mientras hojeaba con desgana su revista. Ya había intentado casi todos los consejos y ninguno había funcionado, se sentía muy frustrado y moría de ganas por quemarla hasta las cenizas. Sin embargo aún le quedaba un truco que intentar, el séptimo, así que decidió darle una última oportunidad.


7. ¿Ninguno de nuestros tips te ha funcionado? Es hora de sacar tus mejores armas: ¡Métete desnuda en su cama! Con esto lo vas a enamorar para siempre. Posdata: Si eres menor de edad no dejes que tus padres vean estas páginas o podrían denunciarnos por corrupción de menores”


Le temblaron las piernas solo de imaginarse estar en la cama del primer comandante. Era muy arriesgado, pero tenía que hacerlo porque ya había llegado demasiado lejos como para rendirse. Si no conseguía declararse ya, ¿cuándo lo haría? ¿Y cómo? No había más trucos en la revista y a él tampoco se le ocurría ninguna manera. Además sus interiores intentos habían sido un desastre, eso significaba que el último debería funcionar, porque era imposible tener tanta mala suerte como para fallar 7 veces ¿cierto?


Mientras reflexionaba sobre ello salió al pasillo. Estaba muy oscuro y silencioso, lo único que podía escuchar era el leve crujido de sus pasos sobre la madera y los latidos de su corazón que palpitaba cada vez más fuerte. Apoyó una mano en la pared para guiarse en la oscuridad y caminó de puntillas intentando no hacer ruido. A medida que se iba acercando se ponía más y más nervioso, aún así ni por un segundo pensó en rendirse.


Finalmente llegó a su destino. Se detuvo unos segundos y se llevó una mano al pecho; realmente parecía que se le iba a salir el corazón de un momento a otro. Tragó saliva y abrió la puerta lentamente.


La habitación estaba muy oscura pero pudo distinguir la cama al fondo de ella. Bajo las sábanas alguien dormía, podía escuchar sus suaves ronquidos. Cerró la puerta lo más silenciosamente posible y se dispuso a desnudarse.


Ace no solía llevar mucha ropa por el barco así que no tardó en desvestirse. Se quitó las botas y los pantalones con manos temblorosas aunque decidió conservar la ropa interior.


Respiró hondo intentando calmarse un poco y se acercó a tientas hasta la cama. Levantó las sábanas con cuidado y se metió dentro. Sintió el colchón ondular ligeramente con su peso y el calor que desprendía el cuerpo del otro hombre, que se encontraba de espaldas a él, durmiendo profundamente.


¿Qué debo hacer ahora?” se preguntó Ace “¿Debería despertarlo o...?”


Antes de que pudiera hacer nada el otro hombre se giró quedando cara a cara con él. Ace se sobresaltó un poco, pero el otro aún roncaba así que seguía dormido, eso tranquilizó al pecoso... Hasta notar un tupé rozar su cara.


No era Marco, ¡era Thatch! ¡Se había equivocado de camarote!


Ace maldijo mentalmente su torpeza. Las habitaciones de ambos comandantes estaban una al lado de la otra, y con los nervios del momento y la oscuridad del pasillo se había confundido.


Al menos no lo he despertado” pensé con alivio “Me iré de aquí y...”


Ahogó un grito al sentir un brazo pasando encima suyo, impidiéndole moverse.


— Mmm... Izo... - murmuró Thatch en sueños mientras le pegaba a su cuerpo.


Ace se retorció intentando soltarse pero el otro hombre era más fuerte y lo mantenía firmemente apresado.


— Dame un besito, Izo... - balbuceó el mayor acercando su rostro peligrosamente al suyo.


Ace le puso una mano en la cara echándole la cabeza hacia atrás todo lo posible para apartarlo de él.


— ¡Despierta, que soy Ace! - exclamó el pecoso intentando zafarse.


El mayor no se despertaba, al contrario, seguía abrazándolo con más fuerza y murmurando obscenidades en sueños.


— ¡Despierta, Thatch, suéltame! - gritaba el menor desesperado.


Sintió algo grande y duro rozarle el muslo y se puso pálido, gritó más fuerte y zarandeó al mayor intentando despertarlo pero el castaño seguía roncando profundamente con una sonrisa pervertida en el rostro.


Ace maldijo su suerte mentalmente. No solo se había equivocado de habitación, sino que había tenido que pillar a Thatch en medio de un sueño erótico. Las cosas no podían ir peor...


En ese momento alguien abrió la puerta y encendió la luz.


— ¿Por qué tanto ruido...? - dijo un somnoliento Marco entrando en la habitación.


El rubio se quedó petrificado al encontrarse a Ace y Thatch abrazados bajo las sábanas.


El menor se puso pálido. Sí, definitivamente las cosas siempre podían irle mucho peor.


— ¡Marco, no es lo que parece! - se excusó consiguiendo por fin apartar al castaño de un manotazo.


Ace salió rápidamente de la cama sin caer en la cuenta de que estaba en calzoncillos, con su ropa tirada por el suelo.


Marco lo observó detenidamente, abrió la boca para decir algo pero al final solo dejó escapar un suspiro de fastidio y se marchó.


— ¡Espera, Marco, no es lo que piensas! - exclamó Ace vistiéndose a toda prisa.


El rubio caminaba a grandes zancadas hacia su habitación y el menor lo seguía a tropezones mientras se abrochaba los pantalones y le pedía que lo escuchase.


Marco entró en su camarote y le cerró la puerta en las narices, pero Ace no estaba dispuesto a dejar las cosas así, así que la abrió y entró también.


— Marco, puedo explicártelo...


— Ya he visto todo lo que tenía que ver – replicó secamente el mayor, cruzándose de brazos.


— Pero yo... - gimoteó Ace mordiéndose el labio inferior.


Marco dejó escapar un largo suspiro.


— No necesito que me expliques nada, ya me ha quedado todo muy claro – dijo el mayor sin poder evitar sonar dolido — Además puedes hacer lo que quieras con Thatch o con quien sea, no tienes por qué darme explicaciones, al fin y al cabo no somos novios ni nada por el estilo...


— Pero quiero que lo seamos... - murmuró Ace sin pensar.


Ambos se quedaron sorprendidos por lo que el menor acababa de decir. Se miraron a los ojos durante unos segundos sin atreverse a mover ni un músculo.


— ¿Qué dijiste...? - preguntó al fin Marco, rompiendo el tenso silencio.


Ace se quedó sin palabras. Había hablado sin pensar y ahora estaba entre la espada y la pared. No sabía qué hacer a continuación, ¿quizás negarlo todo? ¿salir corriendo? No, él no era un cobarde, y además no podía ni quería ocultar por más tiempo sus sentimientos.


Respiró hondo. Había llegado el momento de declararse.


— Marco, quiero que tú y yo... - se sentía increíblemente nervioso pero no pensaba echarse atrás — No sé cómo explicar lo que siento, ya sabes que soy un desastre para las palabras, pero llevo mucho tiempo queriendo decirte algo... Lo he intentado de muchas formas y ninguna ha funcionado, pero ya no puedo ocultarlo más...


Dio unos pasos al frente para estar más cerca de él y mirarle directamente a los ojos. A medida que hablaba se sentía más seguro de sí mismo, por fin iba a atreverse a confesar su amor, nada ni nadie se lo iba a impedir. El rubio le escuchaba entre sorprendido e incrédulo, atento a cada una de las palabras que salían de los labios del menor.


— Marco, yo... - tomó una bocanada de aire — ¡Estoy enamorado de...! - un fuerte ruido impidió que sus últimas palabras se escuchasen.


Toda la habitación tembló, los muebles se tambalearon y los libros y otros objetos que había en ellos se desplomaron por el suelo. Ace tropezó y se cayó quedando sentado en el piso. Marco consiguió mantener el equilibrio apoyándose en la pared. Nuevos ruidos se escucharon, eran disparos de cañón.


— ¡¡Nos atacan!! - exclamó el rubio saliendo a toda prisa del camarote.


.....................................................................................................................................


Cuando Marco salió a cubierta, todos sus compañeros estaban ya reunidos, preparándose para la batalla. Incluso Shirohige estaba ahí, rodeado de enfermeras que le insistían en que no hiciera esfuerzos bruscos que pudiesen dañar su salud.


Marco analizó la situación rápidamente. Les atacaban tres barcos de cazarrecompensas: dos de ellos se acercaban de frente para abordarlos, repletos de enemigos que agitaban sus armas deseosos de luchar; el tercer barco les disparaba cañones desde un poco más lejos. Tenían muy buena puntería aunque afortunadamente el Moby Dick era lo suficientemente resistente para aguantar sus disparos.


— ¡Lo siento, lo siento, lo siento! – repetía Haruta, quien se había quedado dormido durante su guardia nocturna y por eso no había visto llegar a los enemigos.


— Tranquilo, estos novatos no son rivales para nosotros – lo tranquilizaba Jozu.


— Malditos sean, me han despertado en la mejor parte de mi sueño – gruñó Thatch desenvainando sus espadas.


Marco se dispuso a dar órdenes a los hombres de su división para organizar la defensa. Toda la tripulación estaba preparada para contraatacar, pero antes de que pudieran hacer cualquier movimiento los sorprendió el ruido de un fuerte portazo.


Ace acababa de salir a cubierta. Tenía la cabeza gacha de forma que el pelo le cubría los ojos dándole un aspecto sombrío. Cuando alzó la vista, tenía una mirada tan fiera y una media sonrisa tan siniestra que todos, tanto amigos como enemigos, se quedaron petrificados.


— ¿Quién ha sido...? - gruñó Ace entre dientes — ¡¿Quién se ha atrevido a atacarnos justo en este momento?!


Lucía tan aterrador que todo el mundo se quedó sin palabras. Haruta tragó saliva y alzó una mano temblorosa señalando hacia los cazarrecompensas.


Ace se tronó los nudillos. De su piel comenzaron a surgir pequeñas llamas debido al gran enfado que sentía.


— ¡¡¡HABÉIS ESTROPEADO MI DECLARACIÓOOON!!! - gritó completamente envuelto en feroces llamas.


— ¡¡¿Tu quéeee?!! - preguntaron los demás al unísono.


Ace corrió hacia los enemigos, se apoyó en la barandilla del barco y dio un gigantesco salto para caer en el barco más cercano.


— ¡¡¡POR FIN LE IBA A DECIR A MARCO QUE LO QUERÍA, Y ESTOS IMBÉCILES LO HAN JODIDO TODO!!! - exclamó mientras lanzaba bolas de fuego a todas partes.


Sus nakamas se habían quedado con la boca abierta. Los cazarrecompensas no entendían nada de lo que estaba sucediendo, pero en ese instante se dieron cuenta de que había sido un grave error atacar ese barco.


La primera nave enemiga quedó reducida a cenizas en solo un minuto. Los cazarrecompensas huían en pequeños botes salvavidas o nadando mientras lloraban y suplicaban piedad.


Ace alcanzó al segundo barco y lo recorrió de proa a popa golpeando a todo aquel que se cruzaba en su camino mientras les gritaba los insultos más duros que habían salido jamás de la boca de un pirata. Al mismo tiempo lanzaba puños de fuego al tercer barco que intentaba huir a toda prisa.


En el Moby Dick todo el mundo observaba la escena sorprendido.


— ¿No deberíamos ayudarle? - titubeó Haruta.


— No creo que sea necesario, les está dando una buena paliza él solito – respondió Vista.


— ¡Nunca lo había visto tan furioso! ¡Se nota que le hacía falta desahogarse! - se rió Jozu.


— ¡Es taaaan adorable cuando se enfada! ¡Oh, qué bien va a dormir esta noche! – añadió Izo.


Thatch se reía a carcajadas mientras daba unas palmaditas en la espalda de Marco, quien sin duda era el que más impactado estaba.


— ¡Tu chico es una fiera! ¡Te va a destrozar como sea igual de salvaje en la cama! - bromeó el castaño entre risas.


Ace ya había acabado con todos sus oponentes y el barco en el que estaba se hundía lentamente por los destrozos que había causado con su fuego.


— Alguien tiene que ayudarlo a regresar – dijo Shirohige dando una significativa mirada al primer comandante.


Marco captó la indirecta y voló hacia el navío donde se encontraba el pecoso.


Aterrizó en la cubierta a un par de metros de Ace, que jadeaba recuperando el aliento tras su intensa pelea. Se miraron a los ojos en silencio durante unos segundos hasta que el menor habló.


— Marco... Te quiero.


El corazón del rubio dio un vuelco tras escuchar esas palabras que tanto tiempo había soñado con oír.


Ace suspiró aliviado por haberle podido confesar al fin sus sentimientos. Ya no sentía más nervios, aunque temía la respuesta del mayor.


— Marco, llevo mucho tiempo enamorado de ti... - siguió hablando mientras caminaba hacia él — Necesitaba decírtelo aunque supongo que no me vas a corresponder y puede que ahora me odies y...


No pudo terminar la frase porque el rubio tomó su cara entre las manos y... Lo besó.


Sus labios eran lo más delicioso que había probado jamás y todo el tiempo que tuvo que esperar había valido la pena solo por ese momento.


— Yo también te quiero – le susurró Marco al separarse, apoyando su frente contra la suya y provocando que la sonrisa de Ace se ampliase aún más.


Regresaron volando al Moby Dick, con el menor firmemente agarrado sobre la espalda del fénix. Cuando llegaron se sorprendieron al ver que todos sus compañeros gritaban y discutían entre sí.


— ¡Maldita sea, pensé que tardarían al menos una semana más! ¡Qué mala suerte!


— Yo aposté que lo harían un mes antes ¡¿por qué han tenido que tardar tanto?!


— Pues yo había apostado por Marco ¡he perdido todos mis ahorros!


Marco y Ace se habían quedado con la boca abierta al descubrir que sus amigos habían apostado sobre su relación. Al parecer, todo el mundo menos ellos mismos sabían desde hace tiempo de sus sentimientos.


Shirohige se acercó a ellos por la espalda, abrazando a cada uno con uno de sus enormes brazos.


— Me alegro mucho por vosotros, aunque... Maldita sea, acerté la fecha, pero pensé que Marco sería el primero en declararse. Estos críos nunca dejan de sorprenderme ¡Guararara! - se rió el capitán.


Izo se acercó también a felicitarlos.


— ¡Enhorabuena chicos! Ace, que sepas que yo aposté por ti. Aunque podrías haberte esperado un par de semanas más... - dijo haciendo un puchero — Por cierto, toda esta cosa de la apuesta fue idea suya – añadió señalando hacia un lado.


Thatch recorría el barco dando brincos de felicidad y recogiendo las bolsas de monedas que sus compañeros le iban entregando de mala gana.


— ¡Gané, gané, ganéeee! - exclamaba el castaño felizmente — ¡Sabía que acertaría! ¡Os conozco como si os hubiera parido!


Marco frunció el ceño mientras planeaba mentalmente una lista de interminables castigos para su entrometido amigo.


Ace se puso rojo como un tomate, en parte por vergüenza y en parte por enfado contra el chismoso de Thatch. Entonces se le ocurrió una maravillosa idea para “vengarse”.


— Izo, tengo algo que contarte... - le susurró al okama, y luego alzó la voz para que todos lo escuchasen — ¡THATCH TIENE SUEÑOS ERÓTICOS CONTIGO!


El mencionado dejó de brincar al instante y se giró hacia ellos temblando de miedo. Se puso rojo como una amapola al ver la sonrisa de Izo.


— Estás de suerte, tus sueños van a hacerse realidad~ - dijo seductoramente el okama.


Ace se echó a reír junto al resto de sus compañeros mientras veían como Izo se llevaba a Thatch prácticamente a rastras hacia su camarote.


Marco lo abrazó por la espalda y Ace giró la cabeza para besarlo una vez más, sin poder evitar sonreír por lo feliz que se sentía y por pensar en el maravilloso futuro que les esperaba juntos. Llegó a la conclusión de que la mejor forma de declararse a alguien era ser valiente y sincero... Y quemar barcos enemigos. Sobre todo, lo más importante era quemar muchas cosas.


Y también había aprendido una valiosa lección: No hacer caso a las revistas de chicas.


* FIN *


 

Notas finales:

Mil gracias a todos/as los que hayáis leído esta historia, en especial a las personitas que me dejan sus bellos comentarios<3

Posdata: Kurohige no existe, Akainu tampoco, todos viven felices eternamente :v

¡Nos leemos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).