Capítulo 9: 9. Debes salir porque te apreciamos.
—¡YoonGi! ¡Acabamos de ver a Jimin fuera de su habitación! –SeokJin prácticamente gritó al otro lado de la línea. YoonGi tuvo que alejarse el teléfono de la oreja.
—Un momento, SeokJin, tranquilízate –habló YoonGi frunciendo el ceño. Su cabeza empezaba a doler-. Pásame a NamJoon y trata de tranquilizarte, por favor.
Pasaron unos segundos y la voz de NamJoon se hizo oír en lugar de la del mayor:- ¿Hyung?
—¿Qué sucedió? –YoonGi se sintió nervioso-, ¿Jimin salió de su habitación?
—Eh, sí hyung… él salió de la habitación. –casi pudo percibir la sonrisa con hoyuelos que formuló NamJoon. YoonGi tragó saliva, se maldijo por no poder haber ido ese día.
—Explícame con detalles lo que pasó, voy rumbo para allá. –YoonGi se levantó de su lugar, pero se quejó levemente al ser tan brusco y ocasionar una punzada de dolor en su sien. El menor oyó su quejido aún del otro lado de la línea, y se apresuró a contestar.
—No hyung, no hace falta que vengas. Debes descansar, estuviste muy enfermo ayer, dudo que hoy te hayas sanado por completo y-
—NamJoon, sólo explícame. Me siento lo suficientemente bien como para salir ahora mismo. —Exigió con un tono decidido y rozando el reproche. El menor de ambos bufó pero de todas formas accedió.
—SeokJin y yo estábamos en la sala, intentábamos armar adecuadamente la lámpara cuando oímos el cerrojo de una puerta ceder arriba. Nos dirigimos a las escaleras para verificar, pero vimos a Jimin en la cima. Él estaba ahí y… -suspiró-, nos preguntó por ti, hyung.
—¿Por mí? –YoonGi frunció el ceño de inmediato. Se estaba colocando la chaqueta, de todas formas ya se había vestido para salir antes, pero por insistencias de SeokJin tuvo que quedarse. Agradeció que la pereza le impidió volver a ponerse su pijama de Kumamon.
—Sí hyung, nos preguntó por ti. Cuando le dijimos que no vendrías porque estás enfermo, se devolvió a su habitación corriendo y volvió a encerrarse.
—Ya veo… -YoonGi tomó las llaves de su apartamento y salió de él, cerrando la puerta bajo llave mientras seguía hablando con NamJoon.
—SeokJin estaba como un histérico pidiéndole a Jimin que volviera a salir, Dios. Estuvo así por unos minutos antes de llamarte.
—Se oía algo alterado, ¿Ya está más tranquilo?
—Sí. Ahora mismo está mirando a un punto fijo desde hace un minuto. Cuando hace eso, me recuerda a JungKook. –se rio suavemente ante su propio comentario. YoonGi bufó con una sonrisa, como si la noticia de que Jimin salió le alegrara el día automáticamente después de sentirse mal por no haber ido hacía unas horas. En ello, cruzó la calle para tomar el autobús.
—Te veo allá en unos minutos, NamJoon. Dile a Jimin que estaré ahí.
Después de eso, colgó. Entonces aprovechó para ver la hora, eran las 7:36 p.m. Era una mala hora para tomar el autobús, pero en cualquier caso iría caminando. Haría todo lo posible, hasta luchar contra su propio cuerpo, para llegar y estar con Jimin. Si el menor fue capaz de salir para buscarlo, ¿Qué importaba un poco de fiebre para ir a acompañarlo?
Jimin estaba de los nervios. SeokJin había estado insistiendo en que abriera la puerta y NamJoon lo había alejado de su habitación, pero aún así podía escuchar su propio corazón latir con fuerza. ¿Qué había hecho? Había sido un completo impulso.
Era miércoles y YoonGi no había ido ese día, ¿Por qué? Necesitaba una respuesta y parecía que ninguno de los dos, SeokJin o NamJoon, le iban a dar una respuesta pronto. Así que tuvo que salir en busca de su hyung, quiso saber si YoonGi había estado abajo en la primera planta todo el día mientras él simplemente lo esperaba, pero no contaba con que la pareja de casi-casados lo pillara en plena investigación.
Y al enterarse de que YoonGi estaba enfermo, no pudo evitar preocuparse. Pero corrió a esconderse de nuevo en su habitación, se dejó ver por los otros dos y no le hizo mucha gracia.
¿Que si estaba vuelto un desastre? Ese mismo día se vio en el espejo del baño en su habitación y tenía unas ojeras notables, su cabello había perdido brillo y estaba mucho más pálido de lo que había estado en toda su vida, claro que estaba vuelto un desastre. No quería dejarse ver así por nadie nunca, y allí iba y se dejaba al descubierto por un descuido.
Además, ¿Qué hacía buscando a YoonGi? Con que el mayor faltara un solo día no significa que lo iba a abandonar.
Jimin se sentó en el borde de su cama y sintió las lágrimas rodar por sus mejillas. Él tenía permitido llorar, nadie lo estaba viendo.
Nadie lo estaba viendo excepto él mismo, y se estaba planteando la siguiente pregunta:
¿Por qué lloraba?
Él no estaba seguro, pero el dolor le hundía el pecho. Y no estaba pensando en lo que había sucedido en su vida, lo que le metió en la situación de encerrarse, sino en sus amigos. Especialmente en YoonGi, SeokJin y NamJoon.
Él no deseaba ser una carga para sus mayores. Pero lo estaba siendo.
Él no quería que ellos lo vieran en ese estado. Pero sucedió.
Él no quería decepcionar a YoonGi. Pero pensó que lo había hecho.
Él quería salir de allí cuando antes. ¿Por qué no lo hacía?
Tenía miedo.
Luego pensar que su hyung se había enfermado desde el día anterior y que no le habían dado la noticia lo hacía enojar, ¿Por qué no le habían dicho?
Sentía tener derecho a saberlo, el mayor es el único capaz de entenderlo.
¿Y por qué lo hace? ¿Por qué es capaz de entenderlo? Recordó entonces aquella historia que le había comenzado a contar su hyung, pero que no se la había terminado de explicar. No se la había terminado de explicar porque el menor no fue capaz de pedírselo, en ese entonces aún no empezaba a comunicarse decentemente.
Se odió por eso, y se culpó de todo. Si tan sólo hubiese enfrentado también a su padre, ella no estaría muerta, y él no estaría encerrado.
Siguió llorando por un momento más antes de dejar de sollozar ante un pensamiento que llegó a su mente y se plantó en su cabeza para no salir más.
Pero si yo no estuviera encerrado, ¿Hubiese podido hablar de nuevo con YoonGi hyung?
—¿Jimin?
Jimin se levantó con brusquedad de la cama. Había dejado de llorar definitivamente, ahora sólo quedaban los finos caminos de lágrimas en sus mejillas, los cuales no habían terminado de secarse.
—¿Y-YoonGi hyung? –la voz de Jimin fue tan débil al acercarse a la puerta que la misma se entrecortó, haciéndolo tartamudear. Una de sus manos de posó sobre la madera de la puerta, algo en su pecho se comprimía.
—Jimin –la voz de su hyung fue suave, siempre lo fue a pesar de que estuviera algo enfermo:-, estoy muy orgulloso de ti.
El menor sintió un enorme peso bajársele de los hombros, ¿Entonces no lo había decepcionado?, ¿el mayor estaba orgulloso de él?
Una sonrisa se formuló en sus labios, una sonrisa de calma, alivio. El mayor también sonreía.
—Éste es el momento en que las heridas comienzan a sanar verdaderamente, Jiminnie.