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Letter to SeHun. por Tchavskyvosky14

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Notas del fanfic:

Leve mención de Mpreg.

‘’Madre, padre:

Siento mucho el que me deba despedir de esta manera tan cobarde, pero sé que ambos lograran entender la situación en la que estoy. Leí en un libro que decía que la voluntad era incluso más grande que el tiempo que queda.

Soy solo un chico en busca de algo, algo que no sé si lograré encontrar.
Estoy en busca de mis alas, para poder dar un fin a mi vida con una gran sonrisa en los labios.

Ustedes siempre han sido el principal apoyo en mi vida, me ayudaron a crecer como ser humano, me enseñaron tantas cosas… y no quiero que ustedes, poco a poco, vean como mi vida se va desmoronando, cayendo… partiéndose.

Pero aún, a pesar del tiempo, los recordaré; los amo.

Lu Han.’’

Aquellas habían sido las últimas palabras que le dejó a sus adorados padres antes de partir en  lo que él llamaba destino, hacía más de unas horas que se había ido, aprovechando que sus padres no se encontraban en casa para impedir que él se fuera.  Agarró una mochila con un poco de ropa, se acomodó el cabello en una coleta y salió en rumbo a su favorecido destino. Aquél que deseaba cumplir por su propio objetivo, agarró su motocicleta y dejó que la carretera lo llevara hasta donde quisiera, hasta donde deseara.

Lamentablemente quizás el destino estaba en su contra, el motor se le apagó, y se quedó varado en medio de la nada, en medio de una carretera desierta, no tenía gasolina y lo único que al menos le cruzó la cabeza en aquél instante, era que debía pedir un aventón.

Autos pasaban y ninguno se daba el tiempo de al menos mirar en su dirección, su preocupación crecía, no sabía donde rayos estaba y caminar a su suerte no era una opción sabiendo que cualquier desconocido podría pasar por ahí y era totalmente ridículo pensar así por la manera en la que le pedía aventones a desconocidos. Puteó a la vida, a su destino, a las personas y ya cuando se daba por vencido, una camioneta paró, algo vieja, sospechaba que de tanto uso pero las apariencias era lo que menos le preocupaba en este momento.


—Gracias por haberte detenido…- Le comentó con una ligera sonrisa al hombre que estaba de piloto, él extraño solo asintió, sin siquiera haberlo mirado por unos segundos. —Esto es un poco vergonzoso, pero creo mi moto se quedó sin gasolina… ¿podrías ayudarme a colocarla ahí detrás?- El hombre sin haber dicho nada se bajó de su camioneta, tomando la moto a peso ligero. LuHan sonrió sin mostrar los dientes y se subió en el asiento del copiloto, aún medio avergonzado.

Cuando el desconocido se volvió a subir él se encargó de examinarlo, tenía cabello muy bien recortado un poco de barba, y si no fuera por las pequeñas arrugas a los lados de sus ojos no sospecharía que el hombre estuviera cerca de los treinta y algo, quizás más cerca de los cuarenta. El hombre lo miró, y LuHan quedó perdido en aquellos ojos tan profundos, era guapo, debía admitir pero… sus malditos ojos… te llevaban a un pozo de pura pasión. —Soy LuHan.- Murmuró aún completamente perdido en lo que eran aquellos azulados pozos sin fondo, ni siquiera sabía si tener aquél color era normal, era un azul tan suave que el cielo debería sentir celos.

—Soy SeHun.- Ronroneó su voz, y con expresión seria clavó la mirada en el chico. —¿A dónde te diriges?

—No tengo un camino al cual seguir…- Volvió a sonreír sin mostrar sus dientes. —¿A dónde vas tu?

—Busan.

—Entonces supongo que iré a Busan.

El motor rugió y el camino nuevamente emprendió.

Su cabeza apoyada en la ventana y el suave ronroneo del auto le estaban llevando a su quinto sueño. Su vida que a poco se iba, la deseó completar con su único y último sueño, viajar sin pasaje hacia donde le llevara su moto, conocer lugares, quizás llegar a lo último del país y finalmente extender sus alas.

—¿No eres un asesino serial, verdad? Porque si lo eres me encantaría relajarme un poco, y disfrutar un poco más el viaje. Mi día ya tuvo bastante mierda.- SeHun rió de lado, el humor del contrario le parecía gracioso, y con sus ojos fijos en la carretera, negó.

—Solo duerme, niño pijo.

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.

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—Hey, LuHan. Despierta, hemos llegado.- Sintió las manos del contrario sobre sus hombros. —Esta es la última parada, bájate.- Le había costado un poco salir de su trance, pero tomó la mochila bajo el asiento y se la colgó al hombro, bajando del vehículo con cuidado de no caer. Miró a sus alrededores, no reconociendo el lugar, más vio un taller y no negó que su boca curiosa preguntara. —¿Oh’s? ¿No que íbamos a Busan?- Sus labios delgados se abultaron, miró el lugar un poco extrañado, parecía más un pueblo que la ciudad de Busan.

—Jamás dije que iba a la ciudad de Busan, si sigues la carretera llegarás en media hora aproximadamente.- SeHun bajó la motocicleta y la dejó a un lado de él.

—SeHun… ¿podrías revisar mi moto? Intuyo que trabajas en Oh’s, y no sé porque de la nada se me apagó… 

 

El desconocido de casi mala gana había aceptado, LuHan prometió pagarle, pero el dinero no le alcanzaba en aquél momento.

Después de varios minutos pensando en que poder hacer, si pedirle dinero a sus padres o al menos llamarles para saber como estaban se le hacía complicado. Se había despedido ya, y realmente no quería oírlos intentando de hacerlo volver para continuar su tratamiento. Él solo deseaba al menos no estar conectado a miles de tubos. No era por no tener el valor de seguir viviendo, al contrario de todo, él solo deseaba poder seguir viviendo. Vivir hasta que simplemente su cuerpo ya no diera más.

En uno de sus intentos por conseguir el dinero había llamado a su mejor amigo, y éste, diciéndole que le prestaría si solo volvía a casa. Que sus amados padres le extrañaban, que debía volver antes de que falleciera, y… y que su estúpido sueño de seguir viajando como él tanto amaba se detuviera. Él cortó con rabia, pero también con una profunda tristeza que le llenaba el cuerpo.

Explicó a SeHun que no podía darle el dinero que pedía, más no la razón del por qué estaba con sus ojos llenos de lágrimas. Prometió hacer cualquier cosa mientras le arreglara su motocicleta, él aún medio enfadado le dio las típicas tareas de una nana. Y solo en cuanto estuviera lista… él se marcharía para nunca volver o mirar atrás.

—Apúrate que me muero de hambre.- Comentó SeHun, sentándose cansado en la silla del pequeño comedor que había en aquella habitación, LuHan asintió, mordiéndose los labios un poco nervioso al no saber que mierda hacer. No sabía cocinar, la mitad de toda su vida se la había pasado comiendo de la mano de sus padres, y no, no por ser de un barrio alto le hacía ser manitos de goma, tan solo… la cocina no era lo suyo. —¿Al menos saber cocinar?- Sin mirarlo a la cara, con sus manos colocadas en la cocina él negó, SeHun se rió, dándole un manotazo a la mesa, levemente, para no asustar. —Lo sabía, tienes toda la pinta de ser el niño de papi, dime cariño, ¿es que no te compró lo último en moda y por huíste de casa?- El menor de ambos estaba cabreado, y con voz enojada, recitó.

—El que venga de una familia adinerada no me hace…- Y SeHun irrumpió.

—¿No te hace qué? ¿Ser el consentido?- Se burló, esta vez se levantó de la silla y se colocó frente a LuHan para intimidarlo un poco.

—No significa que sea un imbécil, soy más culto de lo que parezco, sé de matemática, física, química.- Respondió con rabia, empujando al más alto suavemente. SeHun a pesar de que era más fuerte se vio forzado a retroceder, LuHan tenía carácter, lo desafiaba sin miedo y él simplemente sintió un cosquilleo en todo su cuerpo, LuHan ante sus ojos era bonito, a pesar de ser un hombre tenía una delgada cintura, sus rasgos delicados le hacían ver más refinado y esa respingada nariz le hizo querer besarla.

Rendido ante la testarudez del más bajo, rió de lado, comenzando a explicarle como preparar fideos, LuHan al pie de la letra le seguía en todo lo que decía… al menos, para ser su primera vez cocinando… SeHun supo que nunca encontraría unos espaguetis más deliciosos que los de él.

Para SeHun la vida nunca había sido fácil, perdió a su madre a corta edad, su padre abusaba y golpeaba de él. No tuvo muchas opciones más que valerse por sí mismo en un mundo que él sentía no concordaba para su vivencia.

—Conozco muchas cosas, SeHun… a lo que voy es que no me subestimes por venir de un lugar… diferente.

La verdad era cruda frente a sus ojos, LuHan tenía razón, SeHun lo subestimaba con solo el hecho de haber vivido una vida más acomodada que la de él. Tomó un poco del jugo servido por el chico, y fijó sus azules en el joven.

—¿Qué edad tienes?- Le preguntó levantándose de su lugar en la mesa, dirigiéndose al refrigerador.

—Veintitrés, ¿por qué?

SeHun sonrió de medio lado, sacando la botella de cerveza de la nevera y habló.

—Entonces, enséñame a no subestimarte.

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Los días habían pasado, y ellos, se habían hecho más cercanos.

—Pues yo digo que debes estar mintiendo, me estás diciendo que con esos bonitos ojos azules viste a un hombre lobo. Mira soy bastante creyente de la magia y todo eso, incluso fui a descubrir cual era mi animal espiritual… pero no creo que tú hayas visto a esas cosas.- LuHan apoyó su cabeza en el brazo de Oh, y por unos efímeros segundos sus miradas se cruzaron, ambos, perdidos en los ojos del otro… sintieron la conexión. Pero eran lo suficientemente orgullosos como para admitir la atracción más que física.

‘’Joder.’’ Pensó LuHan.

‘’Un ángel.’’ Pensó SeHun.

Suavemente se alejó de Oh, bajando la mirada hacia la cerveza en sus manos.

—Está bien, no me creas.- Comentó el mayor, dando un sorbo a su cerveza. —¿Y que animal eres?

—No te lo diré, porque te reirás de mí…- Haciendo mohín con sus labios cruzó sus brazos, dándole la espalda al oji azul.

—Miedoso.

—No soy miedoso.

—Gallina.- Se burló SeHun del chico, haciendo un sonido con su boca como si entendiera la situación. —Comprendo, eso eres, una gallina.- Sonrió, con burla.

—No soy una gallina.- Se defendió, alzando su mano para darle un golpe al hombre mayor, más SeHun le sujetó la muñeca antes de recibir algún golpe. —Soy un ciervo.

—¿Un ciervo? Definitivamente eso es peor que una gallina.- Rió burlesco, a lo que LuHan alzaba su mano libre para intentar golpearle, pero igualmente, fue detenido.

—Deja de burlarte de mi…

Los dos comenzaron a carcajearse, él lo tenía contenido, completamente sumiso, sin tener como escapar. Sus miradas volvieron a cruzarse, notaron lo cerca que estaban, el como su narices se rozaban, sus respiraciones se mezclaron. Y lo demás… fue historia.

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La mañana lo trajo de vuelta a la vida, la noche anterior habían estado juntos íntimamente y para SeHun había sido la noche más importante de su vida. Delicadamente talló sus dedos en la espalda de LuHan, fijándose de algunos pequeños moretones en algunos lugares, y él, creyendo que fue por una locura de la pasión, midió sus dedos, intentando hallar la forma exacta en como pudo haber pasado algo así. Más no le encontraba el sentido, pero lo dejó por alto, fijándose en algo mucho mejor. LuHan se había movido de tal forma en que dejó que su rostro se viera, él lo apreció, su pequeña nariz, sus labios delgados pero esponjosos, le hacían querer besarlo hasta más no poder. Pero en vez de él irrumpir en su sueño, fue la toz de LuHan la que lo sacó de su paraíso.

Áspera, seca, sonora. LuHan se levantó de un golpe, corriendo al baño para cerrar de un portazo. Con su mano cubriendo la boca por la fuerte toz, sentía como la sangre iba cayendo en pequeñas gotas sobre su mano. SeHun preocupado preguntó por su estado, intentando hallar respuestas hacia lo que sucedía, y LuHan se sentía culpable, por haber hecho lo de anoche, por haberle dado una oportunidad a alguien en su vida cuando él se estaba marchitando, se estaba haciendo completamente injusto que él ya no quisiera morir, pero no podía simplemente seguir como si nada. Lo que sucedió no debió haber pasado, sentía algo, claro que sí, pero… no podía.

Se tenían tan cerca y lejos a la vez, sus mundos eran diferentes. Era ilógico que almas gemelas se conocieran en aquellas circunstancias, él le había cumplido el sueño de hacerlo viajar, más LuHan le decía que no podían estar juntos, que debía seguir con sus viajes, y que no tenía tiempo para una relación que nada le impediría continuar con ello. Ellos se querían, se gustaban, se atraían, pero no podían estar juntos, él sabía una razón, y LuHan sabía las otras.

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Prontamente LuHan no podía seguir ocultando su enfermedad, cada vez se ponía peor, SeHun lo había encontrado totalmente desvanecido en el suelo de un viejo motel en uno de sus viajes, con sangre en su nariz, y él sabía, sabía que ya no estaba bien. Poco después se enteró de la razón, sus ojos azules habían logrado en convertirse en un mar de lágrimas, pero las aguantó por él. Porque lo amaba más que nada en ese mundo, y estaba dispuesto a regalarle sus alas a ese bello ángel. Él se propuso a amarlo a pesar de que sabía el final de como terminaba todo.
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12 de febrero, 2018.

De: Lu Han.

Para: SeHun Oh.

‘’Mi vida:

Desde el momento en que te conocí, tú fuiste lo único que estuvo en mis pensamientos. Me tenías mucho más que enamorado, y nunca SeHun, nunca en toda mi vida me había logrado sentir así con alguien. Te amé, me amaste hasta que nuestras almas simplemente no pudieron estar separadas por mucho más tiempo. Aquél día que me pediste matrimonio me tomaste por sorpresa, casi lloré cuando me lo preguntaste. Porque tú, a pesar de que sabías en que terminaría todo esto, hiciste cada sueño realidad, lograste hacerme sonreír, y me hiciste reír incontables veces con tus estupideces…
Lo único que aún puedo lamentarme es no haberte dado lo único que mi cuerpo podía ofrecerte, ambos perdimos un pedazo de nuestro corazón aquella noche cercana a Navidad. No sabes cuanto siento el haberte fallado, lloré a escondidas por sentir aquella culpa y sé que tu también lo hiciste a escondidas en el baño de la habitación, pensando que así podrías protegerme y evitar que me sintiera peor de lo que ya estaba.

Fuiste mi pilar de apoyo cuando mi cuerpo comenzó a fallar, SeHun. Cualquier otra persona se habría ido, pero tú, seguiste y sigues a mi lado.

 

No tengo la menor idea de cuánto tiempo me queda, mi cuerpo se marchita más rápido de lo que creí, cinco meses hemos estado sin parar. Tú cumpliendo mi sueño de poder hacerme viajar, le regalaste alas a este chico, y mi vida… estoy haciendo el mayor de mis esfuerzos para escribirte estas palabras.
Te amo, Oh SeHun, hiciste a este chico muy feliz, más de lo que puedes imaginar.
Hoy sé que quizás sea el último viaje que hagamos juntos, el último lugar que esté contigo.’’

 

—Vamos cariño…- Dijo SeHun, abriendo la puerta para ayudar a salir a LuHan del auto. Habían llegado a su lugar de destino, un típico turismo, pero para LuHan era más que eso. Le recordaba su infancia, un recuerdo valioso del que jamás podrá olvidar.

—Es hermoso, ¿verdad?- Agregó LuHan con las pequeñas fuerzas que aún le quedaban, mientras SeHun sonreía apretando sus labios, sujetándolo para que no se cayera. El viento corría por su cabello semi largo, sonrió medio de su letargo, y sabía que extrañaría estar sobre su moto, sintiendo la brisa pegar sobre su rostro. —Tienes que irte… déjame aquí…- Murmuró, mirando al vacío.

—¿Qué… qué dices? Tienes que comer, y estar fuerte, Hannie.- No podía simplemente aceptarlo, SeHun lo miraba preocupado, pensando… en lo imposible, en cómo ayudarlo, pensando en como no perderlo.

No quería perderlo.

—Amor… ya no…- Negó LuHan con la cabeza, sonriendo suavemente, y pasando la mano por el rostro de su amado, susurró. —Aquí… termina nuestro viaje.

Se había acabado.

El mundo de SeHun se había acabado.

Era el fin.

El cuerpo de LuHan poco a poco se fue haciendo más pesado, despacio fue cayendo al suelo.
Un nudo en la garganta se le formó a SeHun, sus ojos azulados hechos un mar de lágrimas miraban a su amado, sonrió para él, para hacerle saber que estaba bien.

—No… Lu, aún puedes…- Sollozó. —Solo un poco más mi amor…

—Hey…- LuHan le sonrió, alzando su vista al atardecer. —Fuiste lo mejor que me pudo haber pasado, hasta agradezco que mi moto se descompusiera aquella noche.- Rió con fragilidad. —Te dejé una carta… debes leerla cuando estés listo…

—Sí…

—¿Podrías sostener mi mano?- SeHun asintió, aún llorando, y tomó la mano de su amante para luego besar sus dedos con ternura. —Es un buen final… mejor del que imaginé…- Volvió a sonreír. —Te amo…

—Yo también te amo…

 

Y así terminó la historia, no había nada más de que hablar, ni de que lamentarse para llorar.

SeHun se despidió de él justo antes de que cerrara sus hermosos ojos café por una última vez. LuHan se fue y con él, el sol, el atardecer se hizo noche y SeHun quedó solo. Su única luz se había desvanecido.

Lo acompañó toda aquella noche, hasta que un nuevo día apareció, uno sin brillo de LuHan.

Y como él le pidió, realizó la llamada a sus padres.

***
 

‘’Gracias a ti he podido ser un ángel, tú ángel.

Adiós mi vida, para siempre…

Te esperaré, y sé que nos volveremos a encontrar.

Te amo.

Lu Han.

Tu ángel.’’

Notas finales:

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