Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

I want be your friend {Au Bob Esponja} por mr__mxxsx

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola :D

Creo que me tarde un poquito en actualizar :v

III

“Strange colors”

 

Las clases al fin llegaron a su fin, estoy muy ansioso. A penas suena el timbre salgo disparado a la salida, sin voltear a ver la cara de mis amigos. Seguro Sandy estará con su cara entre enojo y confusión, mientras Patricio sonríe con una sonrisa maliciosa tipo “Ya sé que sucede”. Luego Sandy lo volteará a ver y le exigirá respuestas. De sólo imaginarlo me da mucha risa, lo cual es bueno para quitar los nervios.

En mi mente repaso lo que debó hacer: Buscar a Eugene en la salida, decirle mi plan, reunirnos para planearlo bien —…o sea, estoy consciente de mi habilidad para hacer planes— y llevarlo a cabo.

Mientras corro paso la mirada por la figura de varios estudiantes, apenas puedo mantenerla en ellos un segundo, pero pude notar que me veían raro. Todos los días se ve a gente corriendo como maniático por distintos motivos, así que, ¿Por qué se extrañan?

Paro bruscamente al estar frente a la entrada, miro atrás y volteo el cuerpo, entonces me quedo así por minutos; en medio del pasillo desviando la mirada entre cientos de miradas. A pesar de ser una persona paciente, en este momento me importa un comino.

— ¡KRABS! –Grite con mis manos en ambos lados de mi boca, tome aire y grite de nuevo. Debí romper el tímpano de muchos inocentes, quienes pasaban por ahí desprevenidos. Otros preferían esquivarme, pareciendo que tuviera algo contagioso por el círculo libre de personas  alrededor de mi— ¡APARECE DE UNA VEZ, POR FAVOR! — ¿Cortesía ante todo?

Nadie respondía, empezaba a frustrarme. Mis ojos daban vueltas hasta encontrar una cabellera pelirroja junto a un cuerpo atlético debajo de la chamarra del equipo de futbol en la universidad. Estaba algo lejos.

Sonreí anchamente antes de alcanzarlo lo más rápido posible, al estar cerca de él pude ver que no estaba solo. Mantenía una conversación con Vladislav.

—Entonces le dije que se fuera derechito a la… ¡Ay!

— ¡Te necesito! –interrumpí a Eugene, lo agarre del brazo llevándomelo a otro lado sin notar lo gay que sonó. Camargo se quedó estático en su sitio aparentemente enojado. Quizás no fue buena idea huir con su amigo... Pero mis piernas no pueden parar. Krabs me había seguido por el largo pasillo, callado. Tal vez aún no sabe cómo reaccionar.

Al pasar por el estacionamiento se soltó de repente, lo mire esperando preguntas o algún reclamo.

—Oye, no necesitabas llevarme tan lejos para confesarte. Igual te iba a rechazar –dijo fastidiado, mirándome con desdén. Ahora el que no sabe cómo reaccionar soy yo.

—… ¿Qué?

—Mira poste, que sea gay no significa que me revolcaré contigo. Puedes mirar lo bello que soy de lejos, ¿bien?

—… —Debo de haber hecho algo mal para llegar a este punto, siento totalmente malinterpretado por él. Lo correcto sería aclarar esto rápido, pero siempre me pasa esto de los nervios, además de la preocupación por ofender a la otra persona—. Y-Yo…

— ¿Lo sientes mucho por haberte equivocado conmigo?

—Ehmmm…. —mire al suelo tratando de buscar las palabras, no sé qué decir, tengo la mente alborotada. Él está enojado conmigo, cree que soy gay, luego quería pedirle un favor, ¿volverá a hablarme?, le hablará mal de mí a Vladislav, no estoy seguro de mi error, aún no sé qué hice mal, ¿por qué sigo mirando al suelo?, no sabía que él era gay, ¿Y si yo también lo soy pero no lo sé? Haber dicho algo que se pudiera malinterpretar quizás sea una señal del universo para que salga del closet y tenga cinco hijos adoptados viviendo conmigo y dos gatos en un lindo apartamento lo suficientemente ordenado como para no perder su custodia porque estoy compitiendo con mi exesposo para quedarnos con ellos. El primero se llama Timmy y nació en Francia.

—Hey —Salí de mi trance. Esa no era la voz de Eugene. Levante la mirada escuchando mi cuello crujir, lo ignore por miedo a saber que era algo por lo cual preocuparme.

—Oh, Vlady. Lamento dejarte en medio del pasillo —Eugene lo vio acercarse a nosotros con el rostro torcido en una mueca de enfado. Por mi culpa, seguro que si—, todo fue culpa de este poste.

¿Es normal que se fijen tanto en mi estatura?

—Calla. Escuche todo tu drama y tengo algo que decir: Eres imbécil. ¿Acaso has escuchado lo que tiene que decir? No todos te buscan por tu “belleza” —hizo comillas con los dedos—, vanidoso de mierd*.

— ¿¡Ah!? ¡Pero míralo! ¡Lo único que ha salido de su boca son-, no, fue una miserable palabra entrecortada! Están claras sus intenciones.

—Eso dices tú, ¡idiota!

Los gritos iban subiendo de intensidad mientras algunos alumnos atraídos por el ruido observaban la escena que se había montado. El ambiente tenso era incomodo, quería arreglar las cosas de una forma segura en la que no terminara involucrado en la pelea. O peor, en la que la discusión verbal se convierta en golpes.

—Oigan… No es necesario discutir. Yo sólo… —estaba hablando demasiado bajo, los gritos amortiguaban el sonido de mi voz. Levante una mano para tocar el hombro de alguno, para llamarles la atención. En vez de hacerlo solo se quedó suspendido en el aire, estaba debatiéndome en hacerlo o no.

—Se nota que no somos hermanos de sangre, porque yo no soy tan estúpido.

Espera… ¿What? ¿Hermanos?

—Maldito ruso, yo nunca te quise en mi familia.

— ¿También eres racista? ¡Qué bueno que soy adoptado!

Oh carajo, no me gusta a donde va esto. Necesito pararlo ahora.

— ¡AGHHHH! ¡Ojalá se pudieran enviar a personas en cajas, así podría devolver tu molesto trasero a Siberia!

— ¡Genial, allí no hay Eugenes, es el paraíso!

— ¡BASTA! —grite a todo pulmón. Levante la vista lentamente, había un aliviante silencio.

— ¿Y tú quién te crees para callarme? —dijo Vladislav indignado.

—Al menos no es tan basura como tú.

Y empiezan los gritos. Otra vez. Trague saliva y di un paso al frente, interponiéndome entre ellos, con los brazos extendidos y las palmas de mis manos abiertas, por si a alguno se le ocurría lanzar el primer golpe.

—Paren, no es necesario lanzar tanto veneno.

—Pinche hippie, vete con tu amor y paz a la mier-

—No soy hippie, Krabs —sentí el entrecejo de mi cara tensarse como pocas veces sucedía. Puedo usar mi enojo para cesar el de ellos, así que…—. Parecen un par de niños peleando, piensen un poco, por favor. ¿Enserio vale la pena discriminar la nacionalidad del otro? —mire con los ojos entornados al pelirrojo, este desvió la mirada—. ¿O comenzar una absurda pelea? —ahora mire con mala cara al de cabello turquesa, quien soltó un bufido y se cruzó de brazos.

Yo baje los míos con cautela, ya se estaban tranquilizando.

—No quiero sonar como acosador, pero los he visto juntos. Se nota que se quieren, aunque les desagrade ese hecho —sonreí ligeramente recordando la escena que vi, cuando Eugene le revolvió el cabello a su hermano. Mirándolo desde otra perspectiva, parecían irradiar amor de hermanos. Es enternecedor para mí—. Demuestren su amor todo lo que quieran, del modo que prefieran. Pero no se menosprecien, pueden echar todo a perder.

Relaje mi semblante y observe los suyos, ambos intercambiaban miradas.

—Muchas personas desearían tener hermanos, ¿saben? —agregue ese comentario esperando que reflexionaran y valoren lo que tienen. Ellos se mantuvieron callados hasta que explotaron en risas.

— ¡JAKSJAJASG! ¿Escuchaste eso? —sin ofender pero la risa de Eugene suena como un ganso ahogado.

— ¡Este pacifista espera que nos creamos el discurso! ¡Me da pena ajena! —le respondió Vladislav entre carcajadas. No me ofendieron tanto sus palabras, ya que igual no tenía muchas esperanzas.

Minutos después el volumen de las risas era bajo y seguro para los tímpanos de otros, Camargo me tomo del hombro y dio unas cuantas palmadas, mientras se limpiaba una lagrima con su mano.

—Mira, chico, fue muy tierno de tu parte contribuir a la paz mundial, espero que no quieras dinero a cambio.

— ¿Eh?

— ¡Vlady! Ya es tarde, vamos a casa.

—Oh, cierto. Nos vemos rubiecito.

Se alejó junto al pelirrojo despidiéndose con la mano. Me quede en mi sitio pensando lo curiosa que es su relación. Casi creo que todo fue un sueño.

Al final no aclare el malentendido y tampoco le conté de mi plan. Aunque a estas alturas ya debe de estar arruinado.

 

[…]

 

—Oye, ¿Y si yo no estaba equivocado? —preguntó el más alto de los dos recostado en su cama.

—Hmm… No lo creo. De todas formas, aún hay que aclarar eso —dijo en tono pacifico el ruso—. Y quizás disculparnos por el drama.

—Si… Pobrecillo, ¿Viste su cara?

—Hasta podía sentir su pánico, debió creer que nos mataríamos allí mismo jaja.

—Tal vez me enoje demasiado.

—Lo mismo digo.

—Mañana lo buscamos antes de ir a casa, ¿Vale?

—Vale. Tengo curiosidad por lo que iba a decirte.

—Además de saber cómo fue su primera impresión de nosotros —Eugene apagó la luz de su lámpara y se acomodó. A unos metros de él su hermano menor se levantó del borde de la cama para dirigirse a la propia—. Hasta mañana.

—Hasta mañana.

 

Camine con pasos lentos a mi cuarto, el peso de un día en ellos. Estaba algo ansioso por lo que pasó, sus ojos azules aún me reprendían con la mirada en mi mente.

No algo nuevo para mí ser regañado, ya estoy acostumbrado. Y de alguna forma esta vez fue distinta, una oleada de culpa me había invadido. Es la primera vez que me siento culpable de abrir la boca. Entonces… ¿Qué tipo de brujería usó para tener efecto en mí?

Con eso en mente me acosté en el colchón, el techo estaba “adornado” con telarañas y la luz de la lámpara encendida me permitía verlas con claridad. Era momento de quitarlas.

 

[…]

Eran las diez de la noche, bastante tarde considerando que mañana hay clases. Mis manos permanecían agarradas a las cadenas del columpio, manteniéndome allí: en medio de un parque oscuro.

El sonido de los animales nocturnos relajaba, causaba sensación de alivio a pesar de estar muy oscuro. El viento silbaba suavemente, moviendo mi cabello y helándome la piel del rostro.

Estaba ensimismado en la melancolía del lugar, porque los recuerdos llegaron a mí de nuevo. Cuando eso pasa no hay forma de ignorar lo que siento, ni ocultarlo.

—Papá solía venir aquí… —susurró despacio mi compañera, el pasado causó el tenue rastro de dulzura y dolor en su voz.

—Se sentaba en donde estas esperando a que lo mecieras —comenté con una pequeña sonrisa.

—Tienes razón —mi madre rio genuinamente, yo estaba feliz porque esta íntima conversación no parecía tener intenciones de deprimirnos—. Gary parecía un niño.

— ¿Incluso más que yo?

—No, estaban a la par.

— ¿Y ahora?

—Sigues siendo infantil e inocente, Bob. Lo cual me gusta, es una parte esencial de ti.

—Gracias…

—En fin —de repente se paró y estiró sus músculos—, es hora de ir a la casa. No sea que nos aparezca un asesino de los arbustos.

—Es muy probable así que te hare caso —la imite y me levante del columpio.

 

[…]

 

— ¡Hey, Rubio!

— ¡El hippie de ayer!

Eugene y yo corríamos valiéndonos pepino los zapatos que pisábamos y a quienes empujábamos al atravesar el largo pasillo. Si quieres salir temprano toca hacerlo.

A varios metros estaba un aparentemente sordo rubio hippie con el que tuve el placer de “convivir” ayer. Caminaba bastante rápido el chico, no me sorprende porque cada paso que da son dos pasos míos. Maldita vida que me dio baja estatura.

— ¡Al fin te alcanzamos! —dijo mi hermano agarrándolo del brazo para hacer que se detenga. Yo llegue unos segundos después maldiciendo en voz baja por no correr más rápido.

—Oh, lo siento… ¿Les puedo ayudar en algo? —preguntó. Su tono era servicial, y su cara reflejaba que estaba dispuesto a ayudar en lo que necesitemos. Pero emanaba un aura distinta a la del día anterior, parecía no tener muchos ánimos. Sus casi invisibles ojeras me indicaban una pista.

— ¿Te desvelaste? —solté sin rodeos. A él pareció sorprenderle la pregunta.

—S-Si… ¿Se nota mucho? —cubrió un poco sus ojos con la mano apenado.

—Puedo sentir tu cansancio, así que no sirve de nada ocultar las ojeras —él quito la mano de golpe y miro al suelo como si lo hubiera regañado, o hubiera entendido que no tenía caso ocultar.

—Lo sé…

—Aprovecha las noches —le recomendé en tono severo, sin querer sonar así. Para demostrarle que no lo reprendía me puse de puntitas y revolví su cabello dorado. No se me ocurrió nada más. Al regresar al suelo —qué triste hecho— su mirada sorprendida se clavó en mí, al igual que la de mi hermano.

— ¿Qué? —acuse con los ojos a Krabs.

—Nada —dijo con una sonrisa sospechosa en sus labios—. Oye rubio, vamos a algún lugar más tranquilo y charlamos.

—Está bien…

Enseguida el pelirrojo nos guio a una cafetería, mis pensamientos seguían analizando esa sonrisa. La he visto antes, siempre que le pasa alguna idea extraña por la mente.

Notas finales:

Emh...

No sé si quedó aburrido o no, apenas termino de escribirlo y debo subirlo antes de que me quiten la computadora xd jajaja puta vida

Ok ya :u

¿Sigo la historia?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).