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EL MATRIMONIO DE OSOMATSU (OSOMATSU-SAN) por Neko Angeluss

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Las sakuras que confirmaban la primavera caían como copos de nieve de manera dulce, la puesta de sol tan brillante como una lluvia dorada, sus ojos brillaban cuando miro su sonrisa, su corazón latió apresurado y su estómago se llenó de ese revoleteo maravilloso, porque amaba tanto esa sonrisa que daría su vida porque nunca muriese.

Se acercó a él sentándose a su lado, sintió el peso de su cuerpo recostarse sobre el suyo, sus manos temblaron y su corazón se aceleró, amaba las sensaciones que Osomatsu provocaba en él, sentimientos tan nuevos y excitantes que lo hacían reconfortarse a su lado.

-Oye Choromatsu, ¿Siempre estaremos juntos no es así?-.

-No podemos Osomatsu nii-san, algún día nos casaremos con nuestras parejas y no nos veremos tan seguido-.

-Eso es injusto, yo quiero que Choromatsu nunca se aparte de mi lado-.

.Siempre tan egoísta Osomatsu nii-san-.

-No soy egoísta, solo soy cobarde-.

-¿Cobarde?-.

-Si...porque tengo miedo de perderte-.

Sus ojos se abrieron sintiendo la humedad que la melancolía provoco en su ser, sus manos subieron a su pecho aun nervioso, podía oír el latir de su corazón por lo acelerado que estaba y la calidez del cuerpo del otro a su lado.

No había sido un sueño húmedo, tampoco una fantasía erótica, pero para su mente la presencia de Osomatsu hacia que su corazón se sintiera acelerado con el simple recuerdos de palabras como esas, porque el amor que tenía a Osomatsu era más maduro que apasionado.

Salir de su casa y caminar con Karamatsu al parque o cualquier sitio era normal, pero ahora la persona frente a sus ojos no era más que el hombre que provocaba sus más dulces pensamientos, pero también sus más bajas pasiones.

-¿Estás listo?-.

-S-sí, vamos-.

Porque Osomatsu le estaba pidiendo un poco de su tiempo no lo entendía, aunque una semana haya pasado de eso, aun no lo comprendía, pero el recuerdo de ese día al fin le hizo ver que no era otra de sus absurdas fantasías.

-Por favor Choromatsu, déjame pasar tiempo contigo-.

Se arrodillo frente a su ojos y hablo tan desesperadamente que no pudo negarse, no entendía por qué Osomatsu deseaba pasar tiempo a su lado, pero tampoco porque dijo eso después.

-Quiero que seamos solo tú y yo, Karamatsu también es un buen hermano y lo aprecio, pero quiero que estemos solos, como en los viejos tiempos-.

Tampoco podía negar que estaba feliz, su tiempo a su lado era único, aunque se sentía mal por no poder pasar más tiempo con Karamatsu, pero al llegar a casa le pediría que pasearan mañana como todos los días.

-¿Y a dónde quieres ir?-.La pregunta de Osomatsu lo saco de sus pensamientos.

-¿Qué no tenías planes?-.No podía hacerlo salir de casa diciendo que tenía planes cuando ni siquiera pensó en uno.

-Quiero que hagamos lo que tú quieras, siempre hemos hecho lo que yo quiero, pero en estos días quiero que sea todo lo que tú quieras-.

-Si hacemos lo que yo quiera te morirás de aburrimiento-.

-Eso es imposible Choromatsu, nada en ti es aburrido, incluso mírate, haz de ser todo un galán en tu trabajo-.

-¡N-no digas tonterías!-.No comprendía si estaba nervioso por que estuviera interesado en sus gustos o porque lo alagara así.

-Nii-chan no miente, quiero ver todo lo que te ha llamado la atención en estos años-.

-Está bien-.

Choromatsu se dio por vencido, más porque el mayor siempre le ganaría en una batalla verbal que otra cosa, pero se dejó llevar, como siempre lo hacía, como un niño que sigue a su madre, como un ave que sigue su instinto, Osomatsu era siempre el camino que quería seguir, incluso si eso fuera su destrucción.

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Karamatsu miro por última vez aquel camino que su amado y el mayor tomaron hace unas horas, sus ojos se aguaron, respiro profundo intentando calmar esos sentimientos, lo había decidido, lo mejor que podía hacer era dejar que ambos decidieran sus caminos.

Sacrificar su felicidad no importaba porque...el nunca seria correspondido.

El haber aceptado que su amor por Choromatsu era prohibido fácil no fue, pero debía aceptar que a pesar de todo Osomatsu quería a Choromatsu, tal vez no de la manera que el menor deseaba, tal vez no como el mismo lo hacía, pero al menos sus sentimientos de hermano eran algo que él, no le prohibiría expresar al menor.

Tomo su chaqueta de cuero, su fiel compañera y se encamino donde Chibita, cuando llego vio al viejo Iyami perseguir a un perro, ese tipo no cambiaría nunca, se sentó en el banco de siempre siendo saludado por Chibita.

-¿Y ahora que te trae aquí maldición?-.

Karamatsu callo, el chico se bajó de la caja donde siempre se paraba a atender a sus clientes y se sentó a su lado, miro los ojos hinchados de Karamatsu, ese tonto había llorado otra vez, pero no entendía ahora por qué, espero en silencio unos minutos hasta que el chico hablo.

-No puedo Chibita, no puedo decirle nunca estos sentimientos-.

El menor suspiro, se lo temía, cuando Karamatsu le dijo sus sentimientos hacia Choromatsu lo supo en el instante, pero es que Choromatsu siempre fue obvio, pero Karamatsu mucho más, el único idiota que no sabía que pasaba entre los tres era el mayor.

-El me pidió que le ayudara sabes, que lo ayudara a reconciliarse con Choromatsu, no quería hacerlo, pero, cuando vi la expresión de felicidad en Choromatsu no pude evitarlo, él lo amara aunque lo lastime, aunque se vaya de su lado y nunca lo corresponda, porque el amor es así, sin importar que quieras dejar de sufrir, o que los demás quieran que salgas adelante, lo harás, lo amaras porque así lo dicto tu corazón y eso lo entendí...cuando supe que lo amaba-.

-Karamatsu-.

-Es doloroso Chibita, porque aunque sé que es feliz...también sé que le duele, la presencia de Osomatsu lo lastima y lo alegra, es como amar al fuego, no importa cuánto te queme siempre querrás estar a su lado, ¿Por qué Chibita?, ¿Por qué el amor es doloroso?-.

-Tal vez...porque no todo es perfecto, maldición, yo no sé cómo te sientes porque nunca me enamore de mi hermano, pero sí sé que esto solo los dañara a los tres, lo irónico es que esto es culpa de Osomatsu, el enamoro a Choromatsu con su actitud, ese idiota siempre tan al pendiente del pobre Choromatsu que no pudo controlar sus emociones-.

-No fue culpa de nadie Chibita, creo que yo siempre lo envidie sabes, el imperfectamente perfecto Osomatsu, el mayor, el que todos seguían, al que todos querían, yo deseaba ser como el, aun lo hago, tan fuerte, tan valiente ocultando su dolor, lo envidio tanto-.

-¿Envidias a un imbécil?, por favor Karamatsu, eres un buen chico, eres amable, honesto ¿Qué tiene el que tu no tengas ahh?-.

Karamatsu rió levemente mientras una lagrima brotaba de sus ojos.

-El amor de Choromatsu-.

El viento del este soplo y la mirada de Karamatsu se oscureció, Chibita se sintió incomodo, no podía negarlo, si Osomatsu sintiese lo que Choromatsu sentía por el Karamatsu solo sería el tercero en discordia, pero no era así, Osomatsu no amaba al menor, y Karamatsu, el había perdido la batalla desde el principio.

Chibita sabía que lo que le preocupaba a Karamatsu no eran sus sentimientos, sino los de Choromatsu, inclusive aunque el termine roto no le importa, cuan bueno y tonto era ese chico, Karamatsu tenía miedo, miedo que después de ese día Choromatsu cometa una locura, porque su corazón está roto, y eso nadie lo arreglaría si el mayor se casaba.

Y todo por el matrimonio de Osomatsu.

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-No sabía que tenías esos gustos-.

La risa alegre de Osomatsu mantenía un ambiente agradable, Choromatsu no podía evitar que la sangre se le subiese a las mejillas y que los latidos de su corazón estuvieran a lo máximo, Osomatsu no se burlaba de él, no se divertía de su pena, solo reía gustoso por pasar el rato a su lado y eso lo emocionaba.

Osomatsu sonrió embelesado, nunca había notado lo tierno que podía ser su hermanito así, tan sonrojado, tan penoso, algún día una buena mujer seria dueña de esas expresiones, seria quien lo provocaría.

Osomatsu se detuvo mirando la silueta de Choromatsu, sus pasos maduros y seguros, su espalda pequeña, su cuerpo menudo, aun siendo un hombre su cuerpo era tan frágil como su corazón y eso lo asustaba, no deseaba que nadie lo dañara, que nadie lo destruyera.

Porque su Choromatsu ya no era un niño.

El mencionado detuvo sus pasos cuando ya no sintió la colonia del mayor a su lado, volteo a mirarlo y así se quedaron un rato, cada quien fundido en sus pensamientos, en sus miedos, en sus deseos, mirando los ojos del otro con temor de que los cristales del alma los traicionaran.

Choromatsu tenía miedo que el tiempo lo traicionara, porque ese hombre que amaba más que su vida se apartara de su lado, porque aquella mujer se lo arrebataría para siempre, ya no podrían pasar tiempo juntos, ya no sabría que Osomatsu fue a buscarlo por el aroma de su fragancia, porque el ya no lo buscaría, y no estaría a su lado.

Podía estar tranquilo, su corazón lo estaría, sus profundos sentimientos quedarían encerrados en su pasado como el secreto más oscuro de su vida, y la pasión que sentía al amarlo se desvanecería como las hojas en el otoño.

Cuan herido viviría, pero sus pasos lo llevarían a alguien más, alguien que fuera correcto para él, para su familia y para la sociedad, porque inclusive si su deseo de ser amado hubiese sido cumplido la sociedad los hubiera rechazado como un virus corrompiendo su "perfecto" vivir, no por ser hombres.

Sino por ser hermanos.

Osomatsu miro aquella brillante lagrima como estrella salir de los ojos del menor, se acercó con calma y la limpio con delicadeza, ese rostro se sentía tan frágil en sus manos que tenía miedo de romperlo, sin saber, solo por instinto lo tomos con ambas manos y acerco su frente a la contraria uniéndolas de manera suave.

Choromatsu se exalto por la cercanía, porque viera sus sentimientos, porque alguien los viera, porque era Osomatsu, pero la mirada profunda del mayor, tan brillante, tan decidida siempre en sus acciones lo calmo, se dejó llevar por el calor en su pecho y cerro sus ojos.

Cualquiera que los viese en ese parque pensaría que se trataba de dos amantes declarando sus amor profundo y verdadero, con una acción tan inocente pero llena de tanto que cualquiera vería, pero esto no era así, Choromatsu negó ese pensamiento en su cabeza, su mente estaba delirando demasiado ese día.

-Choromatsu-.Con sus ojos cerrados el mayor le hablo.

-¿Si?-.Su voz salió nerviosa.

-Tienes temperatura-.Dijo serio de manera preocupada.

-¿Q-que?-.Abrió sus ojos encontrando los del mayor.

-Tus ojos están llorosos y has estado rojo desde hace rato, tu frente está caliente y tu voz esta quebradiza, tenemos que volver a casa-.

-Pero-.

Osomatsu volteo hincándose frente suyo, coloco sus manos a sus costados y viro la cabeza mirándolo con una sonrisa amable.

-Ven Choromatsu-.

Ah no claro que no, eso es vergonzoso, p-puedo caminar solo-.

-Si es así inténtalo-.

Con el ceño fruncido Choromatsu intento caminar en línea recta fracasando en ello, sus piernas se debilitaron haciéndolo caer, siendo detenido por los brazos de Osomatsu quien recargando el peso de ambos en sus rodillas lo apego a su pecho con una sonrisa burlona.

-Ves, no estás bien-.

Su corazón se aceleró mucho más que antes sus sentimientos se desbordaban como las violentas olas del mar, sus ojos brillantes miraban al mayor con anhelo, el mayor se sintió atraído por el misterio que guardaba su mirada, que era aquello que esos expresivos ojos le decían, tal vez solo era por la fiebre así que lo dejo atrás.

Tomo a Choromatsu entre su brazos y lo cargo hasta la estación del autobús, tomo el primero que era a dirección a su casa y sentados hasta la parte trasera del camión siguieron su camino, Choromatsu sonrió cuando el brazo del mayor lo mantenía acostado en su regazo, la calidez de su hermano era algo a lo que podía ser adictivo toda su vida.

Choromatsu acostó su cuerpo en el banco completo y girando su cabeza hacia arriba miro con una sonrisa a Osomatsu.

-Osomatsu nii-san es un tonto-.

-Jajajaja ya estas delirando-.

-No lo hago-.Dijo como el niño berrinchudo que era en estos momentos.

-Claro que si-.

El mayor solo rió, cuando llegaron a su vecindario lo tomo entre sus brazos y lo tomo de manera cálida, por alguna extraña razón que no entendía el calor y el aroma que desprendía Choromatsu le era agradable, solo sonrió divertido ante ese pensamiento.

Cuando llegaron toco la puerta y espero a que le abrieran.

-¿Osomatsu nii-san?-.Dijo de manera cansada la persona frente a Osomatsu.

-Hola Karamatsu?-.Saludo en el mismo tono al menor

-¡¿Qué diablos le hiciste a Choromatsu?!-.Molesto miro con preocupación al menor.

-No le hice nada, le dio fiebre en el camino así que decidí traerlo a casa-.

Osomatsu entro en la casa y el menor cerró la puerta, el ambiente se puso tenso, a Karamatsu el ver a su amado en brazos del primogénito lo llenaba de rabia, sabía que perdió desde el comienzo, pero eso no implicaba que se sintiera celoso.

En cambio Osomatsu entre molestia y confusión mantenía una expresión seria, porque Karamatsu se preocupaba tanto por Choromatsu era algo que no entendía, estaba bien que eran hermanos y todo, pero ¿Por qué le molestaba que el deseara pasar tiempo con el menor?, él también era su hermano.

Cualquiera diría que estaba celoso.

Movió la cabeza en negación, eso es ilógico, Karamatsu era hetero, a él no le gustaban los chicos, si lo hicieran el cómo su hermano mayor no tendría problema alguno pero...era Choromatsu, su hermano.

¿Eso era aberrante no?

-Creo que es mejor que cuidemos de Choromatsu, últimamente su salud anda muy mal-.

Karamatsu entendió la indirecta y dejando la tensión a un lado ambos subieron a la recamara, Karamatsu bajo el futón del más chico colocándolo en el suelo. De manera suave Osomatsu acostó al de sudadera verde, Karamatsu lo tapo y ambos salieron de la habitación dirigiéndose a la cocina.

En silencio prepararon té y un poco de agua helada con paños los cuales subieron a la habitación sin hacer ruido alguno, ninguno le dirigió la palabra al otro, ni una mirada solo en silencio se dedicaron de cuidar al menor.

Las ocho habían llegado, al igual que el resto de los hermanos, la fiebre de Choromatsu había bajado, la cena se daba en un silencio más agradable, Ichimatsu y Jyushimatsu hablaban del pequeño felino que el mayor de ellos había decidido adoptar, Todomatsu por alguna razón estaba nervioso y hundido en sus pensamientos.

Cuando la cena termino Osomatsu se levantó mirando a su hermanos en sus propios asuntos, los hermanos que continuaban hablando subieron se quedaron en el comedor hablando, Todomatsu se había salido sin decir palabra del Hogar Matsuno y Karamatsu... ¿Dónde había ido?

Subió a la habitación en total silencio, abrió la puerta del cuarto suavemente y se encontró con algo que no esperaba ver.

Karamatsu sobre Choromatsu revisando su temperatura de la misma manera que él lo hizo, chocando sus frentes como él siempre lo hacía cuando ambos era niños, tocando a Choromatsu.

Y algo muy dentro en Osomatsu...exploto.

 


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