Salió de su auto y miro el cielo donde las estrellas brillaban cual diamantes, su rostro se sonrojo cuando recordó ese momento, esos suaves labios postrados sobre los suyos, su exquisito sabor, su calor, y pensar que solo basto un beso para entender.
Que si estaba enamorado de Todomatsu.
No quería aceptarlo, él era un hombre popular con las chicas, a diferencia del menor el había tenido bastantes citas, conoció el sabor de la piel ajena, y el placer que una curvas femeninas le provocaban, entonces... ¿Por qué se enamoró de Todomatsu?
Todomatsu podía ser lindo pero era muy diferente, su cuerpo al ser de un hombre seria tosco y nada delicado, aunque sus rasgos fueran suaves no dejaba de ser de un varón, tal vez fue la convivencia lo que lo hizo enamorarse de él, sus hermosas sonrisas y el sonido agradable de su voz lo hicieron sentir algo nuevo, algo que ni el sexo podría superar...amor verdadero.
Inclusive aunque Atsushi quisiera negarlo ese chico siempre le gusto, cuando eran estudiantes de preparatoria lo miraba de lejos, fingiendo que sus ojos no lo buscaban a cada momento y que su voz no deseaba pronunciar su nombre, porque Todomatsu no solo capto su atención por su extraña familia, sino por su mirada.
La profundidad de esos hermosos ojos obscuros lo aterraban, porque cada vez que los miraba no podía evitar perderse en el abismo de la locura que implicaba su amor, tal vez era prohibido, tal vez sucio, pero su amor por Todomatsu lo llevaba al paraíso de la libertad, de dejar de esconder su verdadero yo cuando él estaba, con él podía sentirse tranquilo, pleno, no fingía sus sonrisas como siempre lo hacía.
Ya no había nada que negar, mucho menos ocultar, Atsushi tenía en claro dos cosas, la primera es que su amor no sería correspondido en este momento, la segunda que le lucharía por Todomatsu sin importarle ya nada.
Inclusive si su familia se ponía en contra de ello.
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Yuriko se detuvo cuando llego a la puerta del edificio, respiro profundo, no era la única vez en que visitaba a novio, pero ese día en especial estaba nerviosa, ayer Osomatsu no contesto su llamada, últimamente en vez de pasar más tiempo juntos se encontraban más separados, con una mentalidad positiva se adentró y camino hacia la recepcionista.
-Oh, Yuriko-san, hace mucho que no la veo por aquí. ¿Viene a buscar Matsuno-san?-.Dijo cuando miro su rostro sonriente.
-Sí, pero podría no avisarle, quiero que sea una sorpresa-.Menciono colocando su dedo frente a su boca en una mueca de discreción.
-Ya veo, sigue trabajando estoy segura que lo sorprenderá-.
Yuriko sonrió una vez más a la recepcionista y se dirigió a elevador conociendo a la perfección el camino al piso de Osomatsu, respiro profundo, no lo había visitado desde hace mucho, esperaba y no estuviese muy ajetreado de trabajo, entre su manos llevaba una canasta la cual estaba llena de comida que había hecho especialmente para él, conocía cada uno de los ingredientes preferidos de Osomatsu, un almuerzo era una tarea sencilla, su madre le había enseñado lo suficiente antes de partir, quería ser una buena esposa, que mejor manera para acostumbrarse a ello llevándole de comer a su amado, eso era lo que decía su madre.
Cuando vio que solo faltaban dos pisos para llegar a la sección de Osomatsu reviso su maquillaje, sus perfectos labios rosados combinaban con el claro tono de piel y armonizaban con sus rozadas mejillas, todo estaba bien en lo que cabía, sonrió ante su reflejo de manera infantil y salió cuando las puertas se abrieron.
Los trabajadores no odian evitar caer ante la belleza de la chica de vestido azul que pasaba entre los cubículos, todos se preguntaban que hacia esa hermosura en ese lugar, cuán grande fue su sorpresa cuando la pelinegra llego al cubículo de Matsuno y dejando la canasta en el suelo tapo sus ojos en juego.
Osomatsu se sintió extrañado hasta que la voz de la persona detrás de él sonó de manera suave y agradable en sus oídos.
-¿Adivina quién soy?-.
Osomatsu tomo las manos de Yuriko y las beso, girando su silla de manera suave buscando no lastimarla con una sonrisa en los labios y sus ojos brillando ante su presencia.
-Quien más va a ser que mi hermosa novia-.
Yuriko se sonrojo ante el tono seductor pero cariñoso de Osomatsu, el siempre sabia como ponerla nerviosa, el toque de sus manos, la calidez de su mirada hacían que su corazón se exaltara de alegría.
-Oh es cierto, he traído unos emparedados, onigiris y algunas cosas para ti, trabajas mucho y es tu hora del almuerzo, no quiero que te exijas demasiado-.
-Muchas gracias Yuri-chan, bueno tienes razón, es hora de comer y ni cuenta me había dado jajaja ¿Qué te parece si vamos al parque a comer estas delicias?
-¡Si!-.
Y de esa manera ante la vista atónita de todos sus compañeros Matsuno salió del piso con su hermosa prometida del brazo.
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-¿Tú en verdad nunca me dejaras tranquilo verdad?-.
Fue la voz molesta de Ichimatsu la que lleno el silencio incomodo formado en el Neko Caffe, Todoko como todos los días había ido al recinto sin ningún motivo aparente, por el no había problema, no tenía nada que ver con él, pero la sonrisa tierna de la chica lo molestaba, no entendía porque pero de una manera u otra se acostumbró a ella, y eso era insoportable.
-Matsuno-san yo solo quisiera que pudiéramos ser amigos, ¿Por qué no quiere ser mi amigo?-.
-Eres demasiado extraña. ¿Por qué querrías ser mi amiga?-.
-Porque creo que Matsuno-san es una gran persona-.
Ichimatsu arrugo el entrecejo, no podía creer las palabras de esa chica, nadie en su pleno juicio querría ser su amigo, si tenía a Jyushimatsu era porque el menor comprendía por todo lo que le paso, pero alguien que apenas había conocido y de la nada buscaba su amistad le era extraño.
Pero en la mente de Todoko abundaba el miedo, sabía que incomodaba al chico, tenía miedo de que el negara su petición, no había encontrado otra forma en que el chico que le gustaba le permitiera estar a su lado, el primer amor en verdad es difícil de entender.
-Haz lo que quieras, pero no interfieras con mi trabajo-.
Los ojos de Todoko brillaron, su corazón se aceleró y sonrió de la manera más hermosa que había hecho en toda su vida inconscientemente, jamás había sentido esa emoción, ningún chico le había provocado esas emociones a tal grado en su vida, camino hacia Ichimatsu y sujeto sus manos de manera cálida manteniendo su sonrisa.
-Muchas gracias Matsuno-san prometo no ser una molestia en tu trabajo-.
Ichimatsu solo pudo mover su cabeza de manera positiva mirando hacia la ventana, no entendía como tratar a una mujer y mucho menos a alguien tan persistente como ella, pero de alguna manera su corazón estaba feliz, al fin tenía una amiga, alguien que lo había buscado y no al revés como todos sus años escolares.
Toda la tarde Todoko se encontró en el café, haciéndole preguntas cada vez que fingía hacer un pedido, aunque se sentía incómodo no era en un mal sentido, tenía que aceptar que aunque la chica le recordara algo de su pasado doloroso era alguien muy agradable, ella no era como esa persona.
No como la persona que lo lastimo.
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-¿Ichiko ahora que es lo que está pasando?-.
La morena le miro a los ojos, su mejor amiga Osoko era alguien a quien no podía ocultarle las cosas, sin importar que hiciera, bajo su mirada una vez más al café sobre sus manos y suspiro, tenía que decirlo, hacía mucho que se había guardado esas palabras y ahora era el momento adecuado para hacerlo.
-Creo que me estoy enamorando Osoko-.
-El silencio se apodero del cuarto.
-Esto no está bien Osoko, ¡yo no puedo enamorarme!, ¡no debo hacerlo después de lo que pasó!-.
La castaña quedo impresionada, hacía mucho que no escuchaba esas palabras y menos en alguien como Ichiko, ella entendía lo que paso en la preparatoria, fue ella quien se encargó principalmente de ayudar a Ichiko en un tratamiento en cuanto supo de ello, fueron años duros y la chica supero una parte de su trauma, pero no del todo.
Recuperarse después de una violación no es fácil.
-Cuando estoy a su lado es como si olvidara que es uno de ellos, puedo hablar sin buscar ofenderlo, e incluso cuando alguna palabra hiriente sale de mi boca el solo sonríe y dice que no importa, que todo está bien, no quiero lastimarlo, pero tampoco puedo alejarme de él, no quiero-.
-Pero no puedes verlo como pareja-.
-No, cuando pienso en las posibilidades de que estemos juntos recuerdo ese dolor y no quiero volver a sentirlo, sé que él no me lastimaría, pero realmente aún tengo miedo-.
-Ichiko sé que no es fácil, durante este tiempo tu misma has tenido que soportar muchas ocasiones tratar con los chicos, fue muy difícil, pero de una manera u otra lo has logrado, dudo que él sea mala persona, ¿Cómo se llama?, háblame de el-.
-Se llama Jyushimatsu, él es un ángel, es dulce, amble, gentil, a veces es como un niño pequeño, pero cuando lo veo a lo lejos, trabajando o solo mirando el cielo puedo ver que él es más maduro de lo que parece, es muy tímido, pero es en un sentido lindo, cuando habla en verdad me causa ternura, no podría describir todo lo que siento por él, es demasiado difícil y la vez tan fácil-.
Osoko sonrió, el rostro levemente sonrojado y la sonrisa de Ichiko no eran más que la clara muestra de que estaba enamorada, hacía mucho que no la veía así, solo con aquel novio que le abandono cuando supo del ataque.
-Ichiko, si en verdad lo amas y en algún momento él llega a corresponderte que harás-.
-No lo sé, conozco a Jyushimatsu, él no es un mal hombre, es comprensivo y amable, pero siento que si le confieso la verdad me abandone como lo hizo "el", no sé qué debo de hacer-.
-Antes que nada aclarar tus sentimientos, si en verdad lo amas debes decírselo, dices que es un buen chico si no te corresponde dudo que su amistad se rompa, pero si te acepta debes saber de una vez por todas que llegara ese momento-.
Ichiko la miro a los ojos.
-El momento que tendrás que decirle la verdad-.
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Osomatsu se sentía intranquilo, aunque ese día no saldría a buscar a Choromatsu por alguna razón no quería que quien estuviera en este momento con el fuera Karamatsu, sospechaba que algo extraño pasaba por la cabeza del segundo hermano, sentía como si este estuviese en su contra o algo parecido.
-¿Osomatsu-kun, ocurrió algo malo?-.
Sus ojos se abrieron sorprendidos, por un momento había olvidado que estaba con Yuriko, sonrió suavemente hacia la chica y negó con la cabeza.
-¿Tiene que ver con Choromatsu-kun y Karamatsu-kun verdad?-.
-Si-.
-¿Te peleaste con alguno de ellos?-.
-Creo que Karamatsu está enojado conmigo y ni siquiera sé porque-.
-Puede que solo sea un malentendido Osomatsu-kun, sé que puedes resolverlo con él, tú siempre te preocupas mucho por ellos y sueles olvidarte algunas veces de ti mismo aunque ellos crean lo contrario, sé que Osomatsu-kun sabrá como arreglar su relación con todos sus hermanos-.
-¿Por qué crees eso?-.
-Porque tu amas mucho a tus hermanos-.
Hermanos, ciertamente sus sentimientos por ellos eran grandes, desde pequeños siempre quiso protegerlos, sus hermanos siempre fueron su todo, pero ahora algo estaba cambiando, Yuriko lo noto, pero no dijo nada, porque no entendía cuál era su molestia hacia Karamatsu, mucho menos su relación con Choromatsu.
Porque su mente no quería ver las cosas de esa forma, ella apreciaba a Choromatsu, el había sido una gran influencia en el mayor de muchas maneras, el ver al tercer hermano superarse a sí mismo lo motivo a hacer lo mismo, el ser valiente de enfrentar la vida de un adulto fue Choromatsu, porque aunque siempre lo regañara, se molestara con Osomatsu sin que él lo supiera el mayor le hacía caso, porque Osomatsu deseaba que ellos estuvieran orgullosos de él, que Choromatsu lo estuviera más que nadie.
Siempre Osomatsu hablaba del menor cuándo salía el tema, como todo hermano orgulloso presumiendo de sus pequeños el mayor lo hacia, pero de alguna manera Choromatsu acaparaba toda su atención, era tierno, eso era lo que la enamoro, ver el orgullo del mayor de decir que ellos eran sus hermanos, que aunque siempre pareciera irresponsable estaba muy preocupado por el bienestar y felicidad de todos, pero Choromatsu como siempre era por el que mas se esforzaba en buscar su felicidad.
Porque por más vueltas que le diera al asunto Yuriko no podía evitar...sentir celos de Choromatsu.