Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

EL MATRIMONIO DE OSOMATSU (OSOMATSU-SAN) por Neko Angeluss

[Reviews - 29]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Todomatsu miro una vez más a la ventana del local esperando encontrar a esa persona, desde hace uno días que no le había visto, pero una parte de él no sabía si quería verlo o no, desde ese día no habían podido hablar pero aun recordaba lo suaves y agradables que eran los labios de Atsushi cuando lo beso.


Atsushi siempre había sido un hombre que sabía lo que quería, nadie le decía que hacer y todo lo que hacía era algo previamente preparado, era un hombre maduro y razonable, que sabía a la perfección como dominar cualquier situación y ese beso le enseño eso, no importaba que había sido algo de hace unos días, Todomatsu aun recordaba el sabor a chocolate amargo que portaba los labios de Atsushi.


Recordaba como el mayor solo se paralizo un segundo para después corresponder el beso que el había iniciado de una manera más demandante, recuerda como un simple beso lo dejo sin aliento, como la mujer frente a ellos, asqueada y con el orgullo herido salió del lugar sin decir más, tal como ellos lo hicieron una vez pagaron la cuenta.


Deseaba poder hablar con Atsushi, comprender por qué se sentía tan confundido desde ese día, porque no podía sacar algo como esa simple acción de su cabeza, porque sabe que si solo hubiera besado a una chica al azar no hubiera importado, pero no era solo una chica común.


Era Atsushi.


Su mejor amigo, su confidente, el que mejor lo conocía, el único que lo escuchaba quejarse y comportarse como un niño sin reclamo alguno, su mejor amigo, con quien puede tomar sin sentirse incomodo, el hombre que lo estaba haciendo dudar, porque ahora él no sabe.


Si realmente aun ama a Karamatsu.


✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧


Desde que los ojos de Choromatsu se abrieron por primera vez Osomatsu fue lo primero que vio siempre, tal vez era algo que llamaban destino, algo que lo llevaba de la mano a seguir al mayor por siempre, o tal vez era la curiosidad de un niño que como la primera vez tocando la mejilla del mayor rio encantado con sus expresiones toda la vida, Osomatsu se volvió su vínculo más importante, aquel que reía a su lado, con quien vivía sus experiencias más divertidas.


A quien amo por primera vez.


Cualquiera que conociera el secreto de Choromatsu diría que amaba a un hombre egoísta que nunca le correspondería, que arrojaba sus sentimientos a un vacío corazón lleno de ignorancia, tal vez era así, tal vez su amor por él no le permitía ver la realidad, pero estaba acostumbrado a ello.


A despertar de un hermoso sueño con el mayor, a que el aroma a cereza le recordara su fragancia, que el carmín de los labios de la secretaria fuera el preferido del mayor, que el mirar un panda rojo fuera como verlo a él, había tantas cosas, Osomatsu era su amado hermano, el que estaba triste cuando sus hermanos lo estaban, el que sonríe culpablemente cuando volvieron a casa, el que le regalo un atardecer, el que lo había enamorado sin saber.


Entonces porque ahora se sentía así, tan dolido y herido, tan culpable, su sorpresa ante las palabras del segundo hermano lo habían llenado de melancolía, eran dos personas que amaban a quien no les correspondía, se sentía traicionado por a quien más confianza tuvo de contar su amor, se sentía herido y culpable por hacer que el actual mayor de la casa se sintiera así, miro sus ojos una vez más buscando la broma pesada en ellos sin encontrarla y suspiro cansado.


Karamatsu estaba desesperado, quería que el menor entendiera sus sentimientos, que los aceptara, no le importaba perder todo si lo tenía a su lado, aprovechando la sorpresa del menor se acercó rápidamente a él, era su única oportunidad y entonces cometió aquello que cualquiera llamaría pecado en esta sociedad.


Beso a Choromatsu como si fuera la última cosa que haría en su vida.


Sus labios se unieron en un beso que Karamatsu dudaba ser correspondido, lo beso con amor y ternura, lo beso de una manera en que Choromatsu se olvidara del mayor, de aquel que siempre fue su rival, del hombre que ha odiado sin saberlo, aquel que lo hizo reaccionar y con sus manos alejarlo en rechazo, supo la verdad cuando vio los ojos de Choromatsu, cuando la decepción e plasmo en los propios y tuvo que aceptarlo.


Las palabras no eran necesarias para saber que no lo amaría.


✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧


Osomatsu caminaba sin rumbo fijo, solo deseaba alejarse de todo aquello que le recordara su vida actual, todos los problemas con Karamatsu, su matrimonio con Yuriko, su jefe que suele explotarlo, las horas extras que trabaja para ahorrar, sus relación con sus hermanos...y Choromatsu, más lo relacionado con Choromatsu.


Jamás en su vida vio a su hermano como un problema, siempre fue su mejor amigo, el único con el que el sentía que ms contaba, entonces, ¿Por qué se sentía así?, tan nervioso, tan confuso, tan molesto tan preocupado, Choromatsu había provocado en su interior un mar de emociones que desconocía que podía tener por alguien.


Él tenía sus planes perfectos, desde que conoció a Yuriko no podía negar que la chica lo hacía sentir bien, lo había sentir querido, amado y respetado como nunca en los años que pretendió a Totoko se sintió, con Totoko todo siempre debía girar a su alrededor, con Yuriko no, ella era amble, gentil, bondadosa y dulce, era comprensiva cuando sabía que no podía estar todo el tiempo a su lado, siempre procuraba que si podía lo ayudaba lo más posible que estuviera en sus manos para resolver algo, ella era perfecta, la quería mucho.


Pero sabía que no la amaba.


A veces sentía que el amor era un tema tan trillado y aburrido cuando se hablaba de matrimonio, a lo largo de su vida vio parejas casadas que aunque no se amaran realmente no necesitaban más que quererse y apreciarse para ser felices, el había aceptado que una vida así no sería mala, Yuriko era una chica excelente, sabía que estaría a su lado siempre y él se encargaría de nunca fastidiarla, también era sincero sabiendo que nadie en su vida lo iba a querer como ella lo hacía, tal vez tendrían uno o dos hijos y vivirían una buena vida, era un plan excelente.


Si no fuera por Choromatsu.


De una manera u otra Choromatsu siempre hacia que su camino a cumplir sus perfectos planes se descarrilara, dejando citas con Yuriko de lado por perseguirlo sin importar de que se tratara, cuidarlo cuando callera enfermo, pasear a su lado, perseguirlo cuando escapaba a lugares secretos, Choromatsu sin querer estaba acaparando toda su atención y sabía que no era culpa del menor.


Porque Choromatsu jamás le pedía nada como eso, jamás le pidió, que lo cuidara, que paseara con él, que lo persiguiera al fin del mundo, sabía que Choromatsu ni siquiera era consciente de la situación, de como de la nada hizo de su vida un estrago, de cómo todos sus planes caían lentamente solo por el como si su mayor enemigo fuera el menor, como si lo detuviera.


Como si el destino le dijera que no debía de casarse.


Amaba a sus hermanos, pero ninguno hacia que su sola mirada acelerara su corazón como si estuviera a punto de morir, ninguno de se adueñaba de sus sueños, de sus recuerdos, de su mente como lo hacía Choromatsu, porque aunque él siempre ha dicho amar a sus hermanos, con ninguno tiene un lazo como el que tiene con Choromatsu, con ninguno comparte esa clase de recuerdos, porque Osomatsu sabe que no es normal, su verdadero yo se lo dice, y la verdad lo aterra.


Le aterra saber que siente en verdad por Choromatsu.


✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧


Las gotas saladas que desbordaban de sus ojos mostraban su dolor, Karamatsu estaba destruido, aunque siempre supo esa respuesta algo en su corazón se había llenado de esperanza, esa esperanza que se destrozaba en su corazón como una copa de cristal que cae al piso, porque Karamatsu jamás se había sentido tan mal en su vida, porque no sabía lo doloroso que era el amor.


Toda su vida había creído en los estúpidos cuentos de hadas que les cuentan a los niños, en que él se convertiría en el príncipe azul que salvaría a la princesa del terrible dragón, se equivocó tanto en pensar que él era el príncipe, se equivocó en creer que el salvaría a Choromatsu de las garras de su hermano, se equivocó en pensar que el menor lo amaría.


Su corazón jamás se había sentido tan engañado, tan destrozado, el sentir como el amor de su infancia que descubrió desde hace poco le destrozaría el corazón era algo que jamás imagino, porque una parte de él se confió demasiado, pensó que tal vez un poco de amor haría que Choromatsu lo vería con esos hipnóticos ojos y le entregaría su corazón.


Pero era mentira.


A penas llego al puesto de Chibita y comenzó a bañar su interior de todo el alcohol que pudiera tragar, tomo como jamás lo haría en su vida, esperaba jamás sentir la decepción que un amor no correspondido deja tras pisotear su corazón, deseaba que nadie más pudiera ver el interior de su alma y ver lo patético que había sido al enamorarse de alguien prohibido, porque aunque Choromatsu jamás seria correspondido él sabía perfectamente algo.


Choromatsu solo le pertenecía a Osomatsu.


Inclusive aunque el mayor nunca lo supiera Choromatsu le había entregado todo su ser desde siempre y era algo que nunca dejaría de hacer, porque más allá de entregar su cuerpo Choromatsu le dio algo que nadie más podría tener, su alma entera, sus suspiros, sus sonrisas, sus lamentos, sus llantos solo eran de él y nadie más, porque el corazón de Choromatsu así lo había decidido y así siempre seria.


-Vamos Karamatsu sé que podrás superar esto, solo tienes que dejar sanar tu corazón-.


-¿Y cómo quieres que lo haga Chibita?, ¿Cómo puedo hacer que este corazón deje de doler?-.


Karamatsu jamás se había sentido tan decepcionado de sí mismo, jamás había sentido la urgencia de pedir y suplicar que un hecho nunca hubiera ocurrido hasta ese día, porque deseaba no amarlo, deseaba jamás haberse sentido atraído por esos profundos ojos caoba, deseaba jamás haber sido atrapado por el brillo de Choromatsu, porque ese hombre lo había hecho feliz, pero ahora mismo se sentía tan miserable que una parte de sí mismo ya no consideraba ese amor hermoso.


Porque deseaba nunca haber amado a Choromatsu.


✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧


El turno de Todomatsu había terminado bastante tarde, esos días Atsushi no iría por el al trabajo, lo sabía, hacia unos días que no lo hacía, temía que lo que ocurrió ese día haya hecho que su amigo se sintiera asqueado de él, tenía miedo de que Atsushi no quisiera volver a verlo, el clima de esa noche era mucho más frio que otros días, sentía el frio invernal calar lo profundo de su garganta dando como resultado el humo frio saliendo de sus labios.


Sus pies lo llevaron a ese rio, donde él y Karamatsu algunas veces paseaban de niños, ese rio donde se enamoró, donde descubrió que su corazón latía de manera acelerada solo por el mayor, la sonrisa alegre de Karamatsu alegrando sus días y su vida por muchos años.


Su primer y más doloroso amor.


Era una ironía que sus hermanos le llamaran doloroso sin saber Karamatsu el dolor que causo en su corazón por tantos años, aquellos años que la vida le enseño que jamás debía decirle aquel hombre sus verdaderos sentimientos, que el amor que muchos han tenido nunca sería como el suyo, porque amaba a su hermano, amaba a un hombre, uno que aunque lo correspondiera jamás sería algo aceptado por los demás.


Y tal vez era mejor así.


-¡Todomatsu!-.La alterada voz de Chibita lo hizo voltear asustado


-Chibita, hace un tiempo que no nos vemos ¿Cómo estás?-.


-¡Deja los saludos para después maldición!, tienes que venir conmigo, tu hermano Karamatsu está muy mal, sígueme-.


Solo necesito unas palabras para correr como si la vida se le fuera en ello.


No supo cómo había ocurrido, todo había sido tan rápido, encontrar a Karamatsu desmayado en el puesto de Chibita, cargarlo como pudo en su hombro, Karamatsu devolviendo el estómago violentamente, solo supo que al momento de llegar a casa corrió a buscar el botiquín, le dio las medicinas como pudo, fue a la tina y preparo el baño, Karamatsu era pesado, fue difícil para el desvestirlo y meterlo al agua, solo podía oír con molestia los balbuceos del mayor.


-Choromatsuuu, cho-romatsuuu-.


-No soy Choromatsu nii-san, debes de volver en ti Karamatsu nii-san-.


-Oyee Choromatsu, ¿Qué debo de hacer ahora?-.


-Solo balbuceas tonterías Karamatsu nii-san-.


Con cuidado saco al mayor del cuarto con una toalla enredada en la cintura, supo en ese momento que su espalda dolería de seguro en la mañana, con cuidado acostó al mayor en su futon secando lo aun mojado que estaba su cuerpo, miro disimuladamente el rostro de su hermano y entonces encontró lo que vio el momento que lo encontró ahí tirado en ese banco.


Tristeza, soledad, desamor.


No necesitaba más palabras para saber por quién estaba así, sus ojos rojos y perdidos, sus labios aun pronunciando el nombre del tercer hermano, Karamatsu le mostro su lado más vulnerable sin importarle ya ser descubierto, porque al parecer ya estaba cansado, cansado de fingir, cansado de actuar.


-Jamás pensé que te vería así Karamatsu nii-san-.


-Totty-.


-¿Te quedarías conmigo esta noche?-.


-Supongo que no tengo remedio contigo-.


Tal vez ambos habían pensado lo mismo en ese momento, tal vez en su mente cruzo un pensamiento que no había cruzado nunca, tal vez era tiempo de seguir adelante y olvidar el amor que tenían hacia la otra persona.


Porque no ser correspondido no significa que es el final.


✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧


El silencio de la habitación solo era aturdido por el constante sonido de las manecillas del reloj, frente a frente Ichiko y Jyushimatsu solo podían mirar sus pies como si fuera lo más interesante del cuarto, Jyushimatsu sacudió la toalla sobre su cabeza y miro el té que hace unos minutos Ichiko le había traído, quien lo diría.


El momento había llegado.


Desde que Jyushimatsu abrió su corazón a Homura sabía que lo que había entre ellos por muy hermoso que fuera terminaría en cualquier momento, no importaba cuanto fingiera alegría y siempre ha sabido que desde que tenían diez años, la felicidad que los Matsuno conocían se había ennegrecido con el tiempo.


Y todo por culpa de aquel hombre.


Aún recuerda el terror corriendo por sus venas cuando él y sus hermanos pensaron que ya no serían los sextillizos nunca más, cuando ese cuchillo atravesó la piel de Osomatsu las cosas cambiaron para todos, los seis llevaban sobre sus hombros el peso de la culpa, el miedo y una venganza que nunca olvidarían.


Porque sabían que no había acabado.


Lo sabía a la perfección, el había cambiado lo suficiente para ocultar esa faceta propia, era mejor para todos que se pensara que el solo era el tonto quinto hermano que no logra hacerle daño a nadie, que aunque es querido por sus hermanos incluso él sabe que dentro de cada uno le temen, porque ellos lo conocen mejor que nadie, porque aunque conocen esa personalidad que creo para sí mismo, también conocen su verdadera oscuridad, aquella que había escondido por mucho tiempo.


Hasta el día de hoy.


Vio a la chica frente a él, se encontraba seria y atenta, con esos fríos ojos que conocía muy bien para saber que no le mostraba indiferencia, más bien era comprensión, aceptación, una que espero encontrar alguna vez en la persona con la que deseaba compartir su vida.


Y deseaba que esa persona fuera Ichiko.


-Cuando nos conocimos quise ser la persona más normal que hayas conocido en tu vida, quise dar todo de mi para que nunca te sintieras incomoda conmigo, jamás pensé que me darías la oportunidad de ser cercano a ti, de poder tener la oportunidad de buscar entrar a tu corazón-.


-Me haces muy feliz Jyushimatsu-kun, nunca me he sentido más cómoda con alguien hasta ahora, no había manera alguna que no pudiera encariñarme contigo-.


Escondió su sonrojo avergonzado, no era tiempo para eso-Es por eso Ichiko que quiero saber algo muy importante, ¿Que sientes realmente por mí?-.


Había aprendido algo de Ichiko en todo este tiempo, y es que ella mostraba sus sentimientos por medio de acciones, supo que los ojos de esa chica le mostraban ese amor que buscaba cuando se acercó a él y acaricio su rostro juntando sus frentes y mirando directo a los ojos supo su respuesta.


-Ichiko, hay algo de lo que quiero hablarte, algo que necesito que sepas antes de que no podamos detener esto-.


La chica lo miro atentamente esperando que continuara.


-Es acerca de lo que hoy paso y porque me volví así, algo que inicio hace más de diez años... el día en que mi hermano mayor fue secuestrado.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).