Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

EL MATRIMONIO DE OSOMATSU (OSOMATSU-SAN) por Neko Angeluss

[Reviews - 29]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Corría, solo podía correr, en medio de los pasillos del hospital llevado por su miedo y desesperación, saber que Osomatsu había sido encontrado llenaba su corazón de alegría y felicidad, las lágrimas del pequeño de diez años corrían por sus sonrojadas mejillas, miraba los nombres en las puertas, hasta que vio aquel que tanto buscaba se detuvo.


Respiraba alterado, sintiendo el constante temblor entre sus manos y sus piernas que apenas lograban sostenerse, tenía miedo de encontrar en ese cuarto a alguien más, que ese hombre le hubiera hecho algo desastroso a Osomatsu, con el llanto aun visible limpio sus mejillas y busco controlarse, lo que menos necesitaba el mayor era verlo destrozado.


Cuando abrió la puerta con el corazón entre sus manos, algo en el... se rompió.


La mirada perdida y sin brillo, las muñecas lastimadas y vendadas, era como si el mismo Osomatsu que conocía se hubiese ido y jamás volvió, Choromatsu tembló, no pudo evitar arrojarse a los brazos del mayor quien al percatarse quien era lo abrazo contra el rompiendo en llanto.


Cuando el llanto de ambos se calmó se miraron a los ojos, había algo en Osomatsu que aún lo ponía intranquilo, aun no podía perdonar a ese hombre por lo que le hizo a su hermano, pero la cálida mirada de Osomatsu lo calmaba, le decía que estaba ahí y que no se iría nunca más.


-¡Osomatsu ni-san es un tonto!, ¿Cómo se te ocurrió cambiar lugar conmigo?-Dijo en medio de lágrimas sintiendo como las cálidas manos de Osomatsu acariciaban su cabello.


-Lo siento, lo siento, nunca quise lastimarte así-Dijo con una risa un poco dolida y culpable, acariciando su espalda buscando calmar al menor.


-No lo vuelvas a hacer tonto, nunca más-Hablo tomando sus manos entre las suyas, no quería que lo dejara, no quería abandonarlo.


-No me pidas algo así Choromatsu-Menciono mirando al menor a los ojos, había algo distinto en sus ojos, un toque maduro que no había visto nunca.


-¿Por qué dices eso?-Con asombro en sus ojos una vez más Choromatsu fue llevado por el miedo, tenía miedo, miedo a saber que había pasado realmente, miedo de que su Osomatsu le ocultara muchas cosas.


Y entonces paso.


Las suaves manos algo rasposas por los vendajes sostuvieron su rostro con calma, un brillo que no supo distinguir lleno los ojos de Osomatsu y esa brillante sonrisa llena de seguridad hizo que su corazón brincara nervioso ante la cercanía, había algo ahí, algo que el pequeño Choromatsu de diez años no supo distinguir.


-Porque si es por salvarte, lo volveré a hacer una y otra vez, porque yo de verdad... no quiero perderte nunca más-.


Porque aunque él no lo sabía en ese entonces con el tiempo supo que lo amaba, que amaba esa calidez. Esa mirada única del mayor.


-Choromatsu-.


Que deseaba realmente estar siempre a su lado, aun sabiendo que al ser hermanos nunca estarían juntos no se arrepentía de ello, porque si nunca hubiera nacido como el hermano de Osomatsu.


-Choromatsu-.


Jamás hubiera sabido lo que era amar a Osomatsu Matsuno.


-¡Choromatsu!-.


Sus ojos se abrieron con pesadez, miro a la persona a su lado, Yuriko, con lágrimas en los ojos que brillaban de alivio al verlo despertar se hallaba atada a una silla de metal en ese gran cuarto donde ambos estaban, y entonces Choromatsu recordó lo que paso, su plática con Yuriko, el secuestro y como al querer defenderla lo golpearon en la cabeza.


-Choromatsu-kun, ¿estás bien?, tenía mucho miedo cuando ellos te atacaron-.


Se miró a sí mismo, él estaba en la misma condición de Yuriko, vio a la chica una vez más, llorando y asustada, debía pensar con la cabeza fría, no había duda alguna, lo que más había temido durante todo este tiempo se había hecho realidad frente a sus ojos sin poder hacer realmente nada... Tougo había aparecido para vengarse, pensó con calma, debía haber una manera de que ellos lograran salir de ahí sin ponerse en riesgo y mucho menos.


Hacer que Osomatsu viniera.


Era claro que eran la carnada por donde vieran, él debía encontrar una manera de salir de ahí sin que Osomatsu se acercara ni un centímetro, pero primero debía de revisar que todo estuviese bien con Yuriko.


-Yuriko, ¿Tu estas bien?, ¿Ellos no te hicieron nada?-.


-No, yo estoy bien, ¿Pero qué haremos?, ese hombre dijo que dañaría a Osomatsu, pero, ¿De dónde lo conoce?, ¿Cómo lo conoció?-.


-Eso no importa ahora, es claro que quiere hacerle daño, pero nosotros debemos buscar una manera de salir de aquí, porque la verdad-.


-¿La verdad que?-.


-Si nos quedamos aquí... nos mataran-.


Y el terror arrasando los opacos ojos de Yuriko le dijo a Choromatsu que debía de actuar.


✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧ ✧


Eran las 8 de la noche, el viento helado que anunciaba el otoño había llegado, Karamatsu caminaba por las calles en busca de algo, más bien de alguien a quien no había visto desde la mañana, Choromatsu quien no contestaba sus llamadas lo estaba preocupando, pero no quería ser paranoico.


Había buscado por su trabajo, incluso pregunto como si fuese de casualidad a los compañeros del menor si le habían visto, pero no encontró respuesta alguna, así que busco por los pasajes que siempre eran de recurrencia del menor, ni una sombra, ni un cabello, no importa donde buscara no había rastro alguno de Choromatsu.


Tomo su celular un poco más nervioso, marco el número de inmediato, revisando que todos los dígitos fueran correctos, quería creer vagamente que fue un error al marcar; sonó una vez, dos, tres, la operadora lo mando a buzón, no había duda, el teléfono estaba apagado y Choromatsu perdido.


Cuando estaba a punto de guardar el teléfono lo vio, por simple instinto y sus ojos se abrieron con un poco de terror, reviso el calendario, 14 de octubre y recordó esa fecha, el día que ese hombre saldría de prisión era el 23 de agosto, hacia dos meses.


Dos meses que un monstruo fue liberado.


Tenía que pensar, no podía suponer cosas, pero tal y como estaba sucediendo todo no había duda de que algo malo le había pasado a Choromatsu, solo quedaba una cosa, la esperanza de que él estuviera en casa, cargando aquel estúpido celular sin batería. Corrió hacia su hogar, con el corazón en la mano y sus esperanzas disipándose, sabiendo que era una ilusión muy falsa por más que se aferrara a ella, y tal como lo había pensado.


Choromatsu no estaba ahí.


Su corazón se aceleró lleno de pavor, corrió buscando entre habitaciones sin encontrarlo, sus hermanos lo detuvieron al mirar su rostro consternado.


-¿Karamatsu, que pasa, porque estas así?-Fue la voz de Todomatsu la que lo hizo reaccionar.


-Choromatsu-.


-¿Que tiene Choromatsu?-.


-¿Donde esta?, ¿Lo han visto?-.


-No, supongo que salió con alguno de sus amigos-Fueron las palabras de Ichimatsu restándole importancia al asunto.


-No lo creo, fui por el al trabajo, le pregunte a sus compañeros y todos lo vieron salir antes, estaba solo, le pregunte a sus conocidos y nadie más lo vio-.


-Karamatsu, ¿Qué dices?, estas asustándome-Todomatsu no sabía cómo actuar ante la voz nerviosa de su hermano.


-¿Ya vieron que día es hoy?-.


-Solo es 27 de octubre-Fue lo que Todomatsu respondió con calma, hasta que con una cara llena de terror volvió a mirar la fecha que marcaba su teléfono.


27 de septiembre, aquella fecha donde todo cambiaría y que ninguno de los hermanos vio llegar... el día en que Tougo salió de prisión, ese día que ellos mismos sin querer habían dejado pasar de largo sin darle la importancia que merecía, no solo porque era algo que involucraba al mayor de los sextillizos, sino por el bien de todos.


Porque Tougo Hiragi llevaba dos meses en libertad.


-Karamatsu, ¿Ya le has marcado a Choromatsu?-Dijo Ichimatsu más preocupado.


-Claro que lo hice, pero suena como apagado-.


-¿No esta con algún conocido?-Esta vez fue Jyushimatsu quien hablo.


-No, he ido a todos los lugares que conozco, le pregunte a todos sus compañeros de trabajo con quien suele hablar, ninguno me supo dar razón de él, nadie sabe dónde está, fui a todos los lugares que recurre y nada-.


Cuando se dieron cuenta las lágrimas saliendo de los ojos de Karamatsu empaparon su rostro lleno de incertidumbre, se sentía perdido, no sabía qué hacer, Choromatsu podía estar a merced de ese desgraciado y él no sabía cómo salvarlo, su mente llena de ideas descabelladas lo llevaban a pensar los peores escenarios donde Choromatsu caía en desgracia.


-Karamatsu-Fue la cálida mano de Todomatsu y su tierna sonrisa lo que le hizo reaccionar-Se cómo te sientes, pero debemos estar calmados para pensar en una solución, ¿Fuiste con la doctora Osoko?-.


¡Osoko!, en ningún momento se le ocurrió ir con ella, tal vez sus esperanzas no debían morir aun pero entonces paso, pudo oír el claro y fuerte golpeteo de la puerta, el cómo alguien gritaba fuera de la casa, cuando Jyushimatsu fue a abrir la puerta supo que no podía calmarse.


-¿Dónde está Yuriko?-Osomatsu estaba molesto, pero más que nada preocupado.


-¿No fue contigo a revisar lo de los ramos?-Ichimatsu sonó preocupado.


-Claro que no, me dijo que quería checar una cosas ella misma y que después nos veríamos aquí, sonó un poco decaída-y entonces su mirada paso a Karamatsu-¿Porque Karamatsu está llorando?-.


El silencio domino el hogar Matsuno, los menores no sabían que decir, por primera vez en muchos años, Karamatsu quien siempre había logrado no preocupar a sus hermanos no logro aparentar con el mayor, solo bajo la mirada como si una gran culpa golpeara su mente a través de los remordimientos y sus sentimientos, Osomatsu pudo leerlo, como si aún esa telequinesia que había existido entre los sextillizos volviera, miro a sus hermanos y vio que alguien faltaba.


-¿Dónde está Choromatsu?-Pregunto calmado pero preocupado.


Nadie pudo responder, solo se mantenían con las miradas en el suelo y con ese ambiente tenso que el noto en ese momento, miro a sus hermanos, después puso su mirada claramente en Karamatsu dirigiendo esta vez la pregunta al segundo hermano quien estaba paralizado con lágrimas en los ojos.


-¿Dónde está Choromatsu?-Su voz ahora era fría y llena de un sentimiento indescriptible, Osomatsu Matsuno no estaba contento y pudo sentir por un momento como la rabia se apoderaba de su corazón que hace unos minutos estaba preocupado por la actitud de Yuriko.


-Volveré a preguntar... ¡¿Dónde está Choromatsu?!-Karamatsu no podía más ante esa voz, la culpa domino su ser, tenía miedo, como un animal herido y pequeño que se enfrentaba a su muerte, podía sentir como cada célula de su cuerpo no solo tenía miedo de no conocer el paradero de Choromatsu... sino más bien de Osomatsu, el aura que lo rodeaba era distinta a lo que alguna vez vio en su adolescencia, esta vez Osomatsu de verdad sentía que se lo llevaba el demonio.


-Tranquilízate Osomatsu, no arreglaremos nada si te pones así-La voz de Todomatsu intentando calmarlo empeoro las cosas, el menor pudo sentir como con una fuerza descomunal el mayor jalaba de su cuello levantándolo del suelo, mirándolo con esos ojos rojos como la sangre.


-¡¿Por qué no me dicen donde esta Choromatsu?!-Dijo agitando el frágil cuerpo del menor con furia.


-¡Déjalo en paz Osomatsu!-Jyushimatsu intervino golpeándolo logrando que soltara al menor quien fue auxiliado por Ichimatsu.


-¿Acaso quieres pelear estúpido?-Jamás se había sentido así, tan molesto, tan lleno de rabia y cuando estaban a punto de pelear Karamatsu exploto.


-¡¡Choromatsu desapareció!! , El probablemente lo rapto, ese maldito miserable esta libre y tal vez fue por Choromatsu-.


-¿De qué mierda estás hablando Karamatsu?-.


-¡Tougo Hiragi!-.


Solo basto ese nombre para que Osomatsu lo comprendiera todo, ese nombre que le traía malos recuerdos, que le hacía tener las peores pesadillas.


-Yuriko tampoco está aquí, busque a Choromatsu por doquier, por el más pequeño rincón, no está, no sé dónde fue, pero aunque parezca que he enloquecido es la única idea que se me ocurre, mira el calendario Osomatsu, míralo, y entonces al igual que nosotros entenderás porque estamos así-.


Y el teléfono sonó.


Los ojos de Osomatsu se redujeron ante el miedo de algo que el ya había creído posible, después de tanto, después de creer incluso que ese hombre solo era parte del pasado, ese maldito teléfono solo podía hacerlo sentir tan miserable como culpable, no necesitaba más explicaciones, no necesitaba que nadie le dijera que estaba pasando cuando las palabras de Karamatsu entraron a su cabeza como aves de rapiña.


Camino hacia el teléfono, con el miedo calando sus huesos, con el corazón en la mano y la culpa sobre sus hombros, con la diestra temblorosa y su garganta seca tomo ese teléfono y lo coloco cerca de su oído, y entonces sintió como si el diablo mismo le hablara, con esa grasienta y avejentada voz supo que el infierno había tocado a su puerta.


-Buenas noches Osomatsu-.


-To-tougo-.


-Hasta en este lugar puedo percibir tu miedo mocoso-Pudo oír esa asquerosa carcajada golpeando sus oídos.


-Tu...-Se sentía paralizado.


-He de suponer que ya has de saber lo que está pasando, tu amada novia y tu querido hermano se encuentran aquí conmigo, debiste de ver la cara de Choromatsu cuando me vio, el en verdad no ha cambiado, tenía el mismo rostro de terror de hace quince años-.


-¿Qué diablos quieres de nosotros?-Su furia volvió cuando oyó como pronuncio con cariño ese nombre.


-¿De los Matsuno?, claramente nada, en ningún habito los veo útiles, un veterinario, dos meseros, un oficinista, y un profesor no me servirían de nada-.


-¿Entonces?-.


-Te quiero a ti Osomatsu, quiero que pagues cada año que pase en prisión por tu culpa, quiero deleitarme con tu sufrimiento y ver cómo me pides clemencia humillándote solo por salvar a tus seres queridos, que puedas sentir como tu simple existencia es la causa del dolor de los demás, que puedas sentirte tan miserable como yo me sentí por tu culpa-.


-Déjalos ir entonces, ellos no tienen nada que ver en esto-Oyó el continuo chasquido de esa maldita lengua seguido por una risa.


-No me hagas reír Osomatsu, el vino es bastante costoso para derrocharlo por culpa de tus bromas-.


-No te burles de mi maldito-.


-No será tan fácil Osomatsu, no puedo dejarlos ir así de fácil, a menos que-.


-¿A menos que?-.


-Hagamos un trato-.


Osomatsu cayo, una parte de él le decía de que se trataba, no necesitaba mayor explicación, pero cuando lo oyó se volvió a sentir como ese pequeño de diez años que tenía miedo a ser golpeado por ese hombre, ese niño que se escondía entre botes de basura y que, cuando era encontrado no podía evitar orinar sus pantalones ante el terror de saber lo que le haría.


-Tu vida, por la de ellos-.


Y Osomatsu vivió a sentir ese cuchillo cortando su piel como si le arrancaran un pedazo de su alma.


Porque el jamás podría deshacerse de Tougo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).