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EL MATRIMONIO DE OSOMATSU (OSOMATSU-SAN) por Neko Angeluss

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Cuando Osomatsu había conocido a Iyami supo de primera mano que había sido su primera mala impresión en toda su vida, un hombre que decía pertenecer al extranjero con los clásicos rasgos japoneses echándolo de cabeza, era un hombre altanero y perspicaz, que podía ser tramposo como un zorro y molesto como una especie de diarrea difícil de tratar, si alguien le preguntara como es que termino volviéndose amigo de ese hombre.

Él no tenía ni idea.

Iyami era a primeras luces un estafador muerto de hambre, que se aprovechaba de la ocasión cada vez que se presentara, era esa clase de hombre que nadie quería toparse en su vida y a la vez era un gran amigo, cuando creció mas se dio cuenta de que el hombre podía ser noble cuando bajaba la guardia y un gran amigo, durante sus años de infancia no hubo un alma alguna que aguantara sus travesuras como lo hacía Iyami.

Ese Iyami que los regañaba, corría de su casa o simplemente aguantaba sin tener una razón para hacerlo, ese hombre que sin saber o ser consciente de ello lo ayudo mucho a ser más fuerte, porque él le enseño que debía de proteger a su familia, que tenía el deber de ser un buen hermano mayor y darlo todo por su familia.

Porque Iyami se volvió su mejor amigo.

Aunque Osomatsu renegara de el como una buena persona por mucho tiempo, el vio la bondad de hombre, lo vio cuando había veces que Chibita no tenía que comer y el hombre fingiendo mala gana le daba de su poca comida, ese hombre que termino volviéndose como un padre para Chibita y que fingió ser un inútil hasta que Osomatsu fue secuestrado.

Iyami había descubierto la situación, le hablo a sus padres y llamo a sus hombres a "entretener" a Tougo para rescatarlo, ese hombre que arriesgo su vida para salvarlo, su gran amigo Iyami ahí estaba, como siempre apoyándolo y Osomatsu no podía está más agradecido con la vida con haber chocado con ese extraño hombre en la estación de trenes de la ciudad.

-Al menos me dejaras pasar mocoso, hace demasiado frió aquí afuera-.

-No es mi culpa que no te cubras a esta hora-Dijo con una sonrisa permitiéndole el paso al hombre quien seguido por sus guardaespaldas entro a la casa Matsuno.

Los hermanos saludaron al hombre con familiaridad frente a un Atsushi un poco desorientado a lo que estaba pasando hasta que Osomatsu hablo.

-Atsushi, déjame presentarte a nuestro gran amigo Iyami, él es jefe de una bodega en el mercado negro y jefe de una de las casas de la familia Yakuza más importante del país, puede parecer un simple y ordinario vagabundo pero este hombre se encuentra en una posición muy importante-.

-Estúpido Osomatsu ¿Cómo te atreves a llamarme vagabundo?-.

Atsushi aún se sentía confundido, ¿Cómo era posible que la familia Matsuno fuera amiga de un hombre de tanto cuidado?, algunas veces había oído hablar de él en pláticas con su tío, Diamante de plata como era conocido era uno de los trabajadores más importantes del Don, él se encargaban de importar y exportar mercancía en las regiones centrales del país, como un simple hombre del que no se conocía su rostro solo se tenía referencia clara de los dientes sobresalientes que portaba, ahora su mayor duda era.

¿Quién era realmente Osomatsu?

-Entonces Osomatsu. ¿Cuál es realmente tu plan?, no me llamarías aquí solo para que hablemos de los viejos tiempos-.

-Mis hermanos y yo hemos hablado con algunos de nuestros contactos, la banda del norte y la pandilla de sur vendrán gracias a Ichimatsu y Jyushimatsu, Karamatsu se encargó de investigar lo que pudo del esqueleto del edificio Fukio, pero aún no tenemos suficiente información-.

-¿Y me llamaste aquí solo para decirme que quieres que investigue?-Dijo molesto.

-No, queremos tu apoyo, veras él es Atsushi, es el sobrino del detective de la policía de Tokio, él nos ha hecho el favor de investigar la situación psicológica de Tougo por medio de su expediente-.

-¿Qué información tienes muchacho?-.

Al inicio Atsushi se asustó ante la mirada de Iyami, pero hablo.

-Según el expediente que me envió, este hombre tiene indicios de psicosis, el hombre literalmente está enfermo, cuando era niño su padre violaba a su madre frente a sus ojos, lo golpeaba e inclusive lo obligaba a ser partícipe de sus crímenes, según las pruebas tiene indicios de trastornos compulsivos y sufre de trastornos de personalidad, en los últimos años, sus doctores le permitieron salir del penal solo por mostrar indicios de buena conducta y porque cumplió su condena, el maldito no les dio ninguna prueba para que pudieran seguir deteniéndolo ahí-.

-Así que en verdad es peor de lo que creemos, aparte de lo que le hizo a Osomatsu ¿Hay algún otro crimen de gravedad que haya hecho?-.

-Tenemos casos robos, intentos de asesinato y...-.

-¿Y?-El rostro lleno de terror de Atsushi llamo la atención de los demás.

-Una violación a una menor-.

El silencio se formó en la habitación, los hermanos temblaban ante la verdad que enfrentaban, menos Osomatsu, de alguna manera el conocer las aberraciones que ese hombre había hecho solo podía revolver su estómago provocando un irremediable deseo de vomitar, pero no se dejaría vencer nuevamente ante el miedo que recorría su ser ante la sola mención de Tougo.

-¿Hay alguna manera de que podamos enfrentarlo?-Pregunto ansioso, preocupado por Choromatsu y Yuriko.-Debe de haber una manera, ¿no es así Iyami?-.

Iyami callo y llamo a uno de sus hombres, el tipo se acercó a él con un maletín negro de piel el cual abrió para su jefe, dentro de este, en un sobre mandila saco un grupo de documentos, los cuales analizo sin mirar ni un segundo a Osomatsu y ahí estaba la sonrisa que Osomatsu buscaba ver en el tramposo hombre.

La risa llena de diversión de Iyami lleno la sala, no había duda, en esos documentos vio algo que le lleno de diversión, por fin después de mucho tiempo Iyami tal vez conseguiría un poco de diversión como en las viejos tiempos, antes de conocer a los sextillizos, antes de tener que ocultar su verdadero yo.

Iyami miro los ojos de Osomatsu llenos de intriga, sabía lo que pensaba, ese chiquillo siempre había sido fácil de leer, después de tanto tiempo Iyami se acercó a él y acaricio su cabeza como lo hacía cuando era niño.

-Debo agradecerte por inmiscuirme en algo tan divertido maldito chico-Retomando su lugar en aquella sala chasqueo los dedos-¿Los muchachos están listos Shinjiro?-.

-Listos y armados señor-Respondió logrando una sonrisa gratificante de Iyami, la gente en la sala le miro mientras hacia esa sonrisa llena de diversión una vez más y hablo con tranquilidad-Es hora de jugar Osomatsu-chan-.

Porque ese día Iyami volvería a la acción.

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Choromatsu estaba harto del aroma a tabaco y whisky que había inundado la sala, aunque habían sido llevados a una de las habitaciones de la mansión con finos tapetes carmín de terciopelo el aroma no lo dejaba en paz, por más que quisiera fingir estaba aterrado, tenía miedo de morir, de no volver a casa y oír a sus hermanos, de no probar un guiso de su madre...de no poder volver a ver los brillantes e hipnotizantes ojos de Osomatsu, porque Choromatsu sabía que si moría en ese lugar, jamás sentiría la desastrosa y hermosa sensación de amar a Osomatsu.

Quería que los rescataran, que esa pesadilla terminara y que Osomatsu se casara con esa persona que amaba, porque aunque sonara masoquista quería verlo feliz en los brazos de esa chica, tal vez ella no solo podría amarlo sin que nadie los juzgara, tal vez ella cumpliría ese sueño de Osomatsu que el hombre creía vergonzoso...convertirse en padre, porque inclusive aunque en sus más locos sueños Osomatsu le pidiera casarse con él, jamás podría darle el hijo que ella sí.

-¿Qué ocurre Choromatsu?, ¿Cómo es posible que tu bello rostro este lleno de lágrimas?-La grasienta voz lo lleno de asco y terror, ahí estaba Tougo, burlándose de su desolada apariencia, como si no le bastara con el tenerlo ahí para torturar a Osomatsu-Alégrate chico, hoy s un día que debes de disfrutar, hoy podrás hablar con tu hermano-.

Aunque no lo quería mostrar cuando el teléfono de Tougo se posó frente a sus ojos un calor lleno su pecho en abundante alegría,"Osomatsu" pensó, como si lo único que hubiera habitado en su alma ese día fuera su nombre sintió como solo una de sus manos fuera liberada y vio como el rostro de ese hombre mostró una sonrisa vacía.

-Antes que nada acerquen a la chica, recuerden sonreír, después de todo esta es una foto para su amado Osomatsu-.

-Osomatsu-La llorosa voz de Yuriko alerto a Choromatsu, tenía que tomar en serio la situación que ambos estaban viviendo, cuando la cámara sonó y el flash lo cegó se atrevió a hablar.

-¿Cómo sé que no es una trampa?, ¿Cómo sé que si es Osomatsu?-.

-Jajajaja, tranquilo, tranquilo, eso es algo que él ya me pregunto esta mañana, no te preocupes, hoy me encuentro de muy buen humor, así que si, se trata única y solamente de Osomatsu, ambos podrán hablar a solas con él y nadie espiara su conversación, solo tienen cinco minutos cada uno-Su mirada se tornó en una malicia sádica.-¿Lo entiendes Choromatsu?, si me entero que estas abusando de mi buena voluntad, juro que aquí mismo te matare con la bocina aun levantada-.

-Lo entiendo-.

-¿Qué hay de ti Yuriko-chan?-.

-S-sí, lo comprendo-.

-Muy bien, Sora, sepáralos, no confió en estos dos, y no podemos salir con sorpresas-.

El hombre los separo lo suficiente para que no pudieran moverse, Tougo marco el número de la casa Matsuno con calma, una calma que parecía eterna para Choromatsu, entonces al fin sonó aquella bocina con el altavoz encendido, mientras entraba la llamada la cual fue respondida de inmediato.

-¿Alo?-Y ahí estaba la voz de su amado Osomatsu.

-Buenos días Osomatsu, ¿Qué tal tu mañana?-.

-¡No me jodas Tougo!, quiero hablar con ellos-Respondió molesto y harto haciendo que el corazón de Choromatsu latiera erróneamente sin explicación.

-Está bien, está bien-El hombre apago el altavoz y llamo a uno de sus hombres quien desato las manos de Yuriko, Tougo le paso el teléfono tocando su cuello de mas, la chica sentía una mezcla entre asco y terror al sentir las manos de ese hombre tocarla con una sonrisa de morbo su rostro, cuando el proceso fue terminado con un chasquido de sus dedos sus hombres y él se acercaron a Choromatsu, quien fue desatado y sujetado con fuerza.

-No puedo dejar que te quedes a oír una conversación privada Choromatsu, eso es un gesto muy descortés-.

Choromatsu no dijo nada, solo vio como fue movido a la otra habitación, fue cuando se dio cuenta de la estructura de las habitaciones, la habitación contigua a donde los habían llevado la anterior noche tenía un vidrio semi-plateado en un extremo de la habitación, podía ver claramente que era al igual que el antiguo cuarto una habitación anti-sonido, el miedo de Choromatsu aumentaba a cada cuanto veía más las precauciones de ese hombre, no había manera alguna de engañarlo.

No había manera de sobrevivir.

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-¿O-osomatsu?-La quebrada voz de Yuriko creo un poco de calma en el corazón de Osomatsu.

-Yuriko, ¿Estas bien?, ¿ellos no te hicieron nada?-.

-Estoy bien Osomatsu, quiero verte, pero ellos parecen confiables-.

-No lo son Yuriko, debes tener cuidado ¿Esta bien?, por favor no los vayas a provocar y mucho menos los contradigas, escucha lo que te tengan que decir, te juro que sacare de ese lugar-.

-Osomatsu-.

Osomatsu miro a Iyami, quien se encargaba de registrar la conversación, buscando la ubicación de ambos, pudo oír el timbre de la casa, aun hablando con Yuriko prestaba más atención a los hombres que se acercaron a él entregándole un sobre donde pudo encontrar aquellas fotografías que ese hombre le había prometido dar, sus ojos se ampliaron y su garganta se secó, las sensaciones de miedo e indignación llenaron el corazón del hombre que se mantenía en el teléfono.

Trago profundo, Iyami le hizo una seña aclarándole que tenían la ubicación, aclaro su garganta y se preparó para hablar.

-Escúchame bien Yuriko, ese hombre no es alguien a quien debas subestimar, debes ser cuidadosa, te juro que te sacaremos de ahí, pero debes de tener paciencia y sobre todo mantente junto a Choromatsu tanto como te sea posible, te sacare, sin lugar a dudas lo haré-.

-No te preocupes Osomatsu, yo haré lo que dices, prometo no causar problemas y por favor, por todo lo que más quieras no te pongas en peligro, ten cuidado, por favor-.

Osomatsu calmo sus nervios y sonrió, los salvaría, debía hacerlo, aunque su corazón latiera atrapado por el miedo su orgullo y determinación lo hacían desear seguir adelante, hablo un poco más con Yuriko, pudo oír su voz quebrada fingiendo estar bien para no alarmarlo, oh Yuriko, siempre era así, buscando no preocupar a las personas.

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-Choromatsu-.

Cuando Choromatsu oyó la voz del hombre que siempre había amado su corazón latió desesperado ante la agonía de la separación, su amado Osomatsu, con la voz quebrada lo llamaba aguantando el llanto, Choromatsu no recuerda en que momento el tiempo al teléfono de Yuriko, o cuán rápido le permitieron llamar, solo sabía sin lugar a dudas que deseaba que esa no fuera la voz de Osomatsu al teléfono, sino su llamado a despertarse de aquella pesadilla.

-Osomatsu nii-san, lo siento tanto, lamento haberte preocupado tanto-.

-Tonto, tú no tienes por qué disculparte, lamento haberte metido en esta situación, todo...absolutamente todo es mi culpa, juro que te salvare, a Yuriko y a ti, pero necesito que me escuches claramente, es obvio que están vigilando tus respuestas y actitud, así que por favor, finge que esta solo es una llamada común, te daré algunas instrucciones para sacarlos de aquí, ¿lo entiendes?-.

-Sí, Osomatsu, todo está bien aquí-.

-Perfecto-Pudo imaginar la sonrisa del mayor que lo armo de valor.

Osomatsu le contó algunas partes de su plan buscando no ser obvios, Choromatsu le daba una respuesta afirmativa ante cada instrucción, Osomatsu claramente busco hacer las cosas claras para Choromatsu, el chico escuchaba a su hermano verdaderamente desesperado, lo sabía, también Osomatsu la estaba pasando demasiado mal con esto, su odio a Tougo aumentaba al sentir el daño que le seguía habido a su familia.

-Choromatsu, no sé cómo...tampoco sé si tendré el valor de enfrentar a Tougo una vez más, pero te juro que salvare, te sacare de ese lugar sin importar como, confía en mí-.

-Osomatsu ni-san-.

Choromatsu sentía las lágrimas mojar sus mejillas, podía sentir el gran nudo en su garganta y las ganas de gritar colmándolo, tenía miedo, pero ahora, escuchándolo a él tenia las fuerzas para enfrentarlo, debía ser fuerte para no ser una piedra en el camino de Osomatsu, para poder darle fuerzas a Yuriko, para salir de ahí.

-Me asusté mucho cuando me entere que fuiste secuestrado, jajaja por poco y peleo con Jyushimatsu, tuve tanto miedo Chormatsu, miedo de que nunca volviera a ver tu sonrisa o incluso oír tus reclamos-.

El corazón de Choromatsu latía demasiado que no podía calmarlo.

-Te extraño sabes, no me importa si tengo que usar las viejas conexiones, incluso Iyami vino a ayudar, definitivamente te salvare, te quiero tanto Choromatsu, que soy capaz de matar a ese hombre por todo lo que te está haciendo pasar-.

-¿Osomatsu ni-san?-.

-Tal vez suene demente pero... me olvide de la boda cuando supe que desapareciste, incluso desde antes, siempre...siempre que pensaba en ti, la olvidaba por completo-.

-Osomatsu-.

Y Choromatsu se sintió como un traidor, las palabras de Osomatsu, el tiempo con él, por primera vez que lo pensaba sentía que había robado el tiempo que Yuriko podía pasar con el mayor, se sentía como una especie de escoria que había estado haciendo algo prohibido, la sensación que tuvo aquella tarde, donde el mayor junto sus frentes y sintió que sus ojos le habían declarado su mayor secreto, ante cada palabra, podía sentir como si estuvieran cara a cara diciendo algo que nunca imagino.

Y el miedo lo ataco.

-Choromatsu yo...-.

-Yuriko-.

-¿Qué?-.

-Yuriko está siendo muy fuerte-.

-¿Choromatsu?-.

-Ella en verdad se está esforzando mucho, sé que ella te extraña mucho y te quiere demasiado-.

-Choromatsu, ¿Por qué hablas así?-.

-Porque tú debes salvarla Osomatsu, ese día lloro sin parar, pero ahora está siendo muy fuerte, ¿entiendes?, no hay una mujer más digna para ti que alguien como ella que es tan valiente-.

Porque Choromatsu debía ser realista, debía aclararse a sí mismo que aquello que siempre anhelo nunca pasaría, porque no tenía derecho a ser ambicioso.

Porque Osomatsu no era suyo.

-...Choromatsu yo-.

-El tiempo se terminó Choromatsu-chan-Tougo entro lleno de alegría y felicidad que eran demasiado falsas, sin permitirle evitarlo Tougo le arrebato el manos libres y se lo dio a uno de sus hombres tomando el teléfono aun en llamada.

-Escúchame bien Osomatsu, yo he cumplido con mi parte del trato, es hora de que tu cumplas con la tuya y si me llego a enterar que me has traicionado, por tu madre aún viva juro que matare a Choromatsu frente a tus ojos, ¿Lo has entendido?-.

-...Si, lo entendí-.

Osomatsu pudo oír cuando el hombre corto la línea, podía sentir el nudo en su garganta y la impotencia llenar su ser, sin poder evitarlo resbalo por la pared hasta llegar al suelo dejando que ese aire depresivo se apoderara de su ser, Choromatsu y Yuriko estaban a merced de un hombre maldito y cruel, pero el...

¿Qué diablos estaba a punto de decir?

Desde hace unos días ni el mismo comprendía sus propios pensamientos, no entendía en que momento su voz estaba a punto de dejar salir algo que ni el mismo sabía que sentía, debía concentrarse, debía olvidar ese pensamiento por el momento y analizar en cómo sacarlos de ahí logrando que Tougo pagara por meterse con ellos, porque no se lo perdona y no lo hará, el meterse con ellos dos es algo.

Imperdonable.

Con esos pensamientos en su cabeza y sus ideas claras volvió a ingresar a la casa con una mirada determinada, miro a Iyami quien comprendió el mensaje, el día de mañana seria cuando salvarían a Choromatsu y Yuriko.

Cuando todo terminaría.

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El sonido del grito desgarrador del joven se oyó en todo el sótano, el chico atado a una cama de madera, con sus extremidades atadas cruelmente a unas sogas que formaban parte del potro de tortura, podía sentir como el hombre tiraba del mecanismo provocando el estiramiento doloroso de su cuerpo ante la risa de aquel que disfrutaba de su dolor.

Tougo se regocijaba ante las grandes lagrimas que teñían el dolor de Choromatsu en su rostro, había descubierto lo divertido que era torturarlo, tal vez era por su parecido a Osomatsu o su lado psicópata que se había sentido atraído por la frágil y hermosa forma sumisa de Choromatsu, no podía negarlo, le encantaba dañarlo, oír sus gritos cuando el látigo golpeaba su piel llenándolo de llagas, era hermoso, excitante y perturbador.

-Eres tan lindo Choromatsu-chan, de todos los hermanos Matsuno eres el más frágil-.

Choromatsu respiraba dificultosamente, podía sentir como la sangre teñía su cuerpo herido y las lágrimas por el dolor caer desmesuradamente, ahora entendía a que se refería con dañar a Osomatsu, de una manera u otra agradecía que fuera él y no Yuriko quien recibiera esa tortura, sabía que si se trataba de una mujer ese tipo no se tentaría el corazón en destrozarla.

Sintió las manos de Tougo tocar sus rostro de manera extraña, miro sus ojos en cuestionamiento encontrando la lujuria en ellos, se paralizo de terror, de todas las cosas que podían pasarle ¿porque tendría que gustarle a ese hombre lastimarlo de manera sexual?, no, no quería precisamente violarlo, al menos quería que sus instintos no estuvieran equivocados, pero sabía de ciencia cierta que este hombre podría terminar matándolo.

-¿Sabes Choromatsu?, tus gritos de dolor son exquisitos, ni el canto de una hermosa soprano se compara con el sonido de tu lamentosa voz, me encanta-.

Grito una vez más cuando Tougo tiro del mecanismo una vez más podía sentir como su cabeza dio vueltas haciendo borrosa su vista, Choromatsu se desmayó sin poder detenerlo y Tougo beso sus mejillas con un falso cariño, el hombre tiro el látigo a un extremo de suelo, se acercó a Choromatsu con esa mirada cargada de lujuria, toco su rostro con ambas manos y beso sus lágrimas con deseo latente, no podía romper tan rápido a su muñeca, no ahora que había encontrado justo aquello que siempre había deseado en su vida.

Su hermosa muñeca.

-Duerme mi bello durmiente, duerme-.

Y tal vez nunca se la regresaría a Osomatsu.

 


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