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EL MATRIMONIO DE OSOMATSU (OSOMATSU-SAN) por Neko Angeluss

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Choromatsu era hermoso.


Osomatsu siempre lo había sabido, pero para un niño de ocho años que no comprendía lo que significaban esas palabras el justificaba lo que sentía a su cariño de hermanos, pasar el tiempo con Choromatsu era una mezcla de emociones que aunque lo asustaran nunca dudaba en querer experimentarlas todos los días, Choromatsu era único, un niño travieso y a veces un poco malicioso que podía verse tan tierno haciendo maldades, le encantaba ese Choromatsu, pero nunca lo diría.


Pero esa tarde Osomatsu descubrió que podía sentir algo más que no fueran emociones positivas... el sentía celos, celos de que Karamatsu haya podido decir con toda libertad esas palabras antes que él, celos de que Choromatsu haya preferido el helado de Karamatsu antes que el suyo, celos de la hermosa sonrisa que Choromatsu le dedico a Karamatsu, en ese momento se dio cuenta de algo, a él le gustaba cuando Choromatsu le dedicaba esas sonrisas, pero en verdad le molestaba cuando se las daba a alguien más, así el pequeño Osomatsu se dio cuenta en su pequeña cabecita.


Que Karamatsu era un rival.


Desde ese momento los conflictos entre ambos, aunque no tan visibles y serios fueron más recurrentes, ambos demostraban querer la atención de Choromatsu, ambos eran muy amables con el niño y aunque la mayoría de veces Osomatsu resultaba ganador, sabía que no debía subestimar al terco Karamatsu, el chico que nunca se rendía cuando era Choromatsu, el chico que si se confiaba le podía robar toda la atención de Choromatsu, porque aunque él se esforzara jamás se podría comparar con el tierno, amable y dulce Karamatsu.


Así pasaron dos años...hasta que ese día ocurrió.


Osomatsu sintió la ira y el miedo de algo que jamás creyó experimentar...su lindo Choromatsu siendo arrancado de su lado por las manos de ese maldito infeliz, aun puede recordar los llantos y el rostro cargado de terror del pequeño, quien sin quererlo despertó la valentía que nunca creyó tener para intercambiar lugares, quiera salvarlo, quería proteger a Choromatsu aunque el precio fuera nunca volverlo a ver, Osomatsu estaba dispuesto a sacrificarse por él, porque Osomatsu ya lo sabía en su pequeña cabecita.


Él quería a Choromatsu.


Los terribles eventos terminaron gracias a la ayuda de Iyami, quien contrato un psicólogo particular para la familia, Osomatsu descubrió que Iyami no lo odiaba del todo y se dio cuenta de cuan preocupado estuvo por el durante ese tiempo, el hombre se volvió como el tío de los niños Matsuno, dándoles lo que ni siquiera el parecía haber tenido y cuidando a la familia como si fuera suya, familia que lo acepto e invito a ser parte de ellos no solo como agradecimiento, sino también por cariño.


Iyami fue el primero en darse cuenta, el hombre descubrió sin oír una palabra el cómo Osomatsu en verdad amaba a su pequeño Choromatsu, aunque ese tiempo Iyami prefirió callar, mucho tiempo después de los hechos, con un Osomatsu completamente recuperado y un Choromatsu ausente hablo.


-¿Qué sientes realmente por Choromatsu?-.


-¿Qué quieres decir?, lo quiero como a todos aquí-Hablo ingenuamente.


-Osomatsu... ¿Realmente estas seguro que tus tratos hacia Choromatsu son como tratas a tus demás hermanos?-.


-Bueno es cierto, yo quiero más a Choromatsu sobre mis hermanos, pero no le digas a nadie-dijo con un fuerte sonrojo y amenazándolo con su cuchara.


Iyami solo rió con una mirada difícil de descifrar, abrió la boca queriendo decir algo más, pero decidió callar, tal vez aun no era tiempo de decir nada, Osomatsu no lo entendió y decidió seguir comiendo su cereal con calma como hacía unos momentos.


Fue tiempo después cuando entendió la pregunta de Iyami.


Durante los tiempos de secundaria fue cuando su corazón le dijo la verdad, las sonrisas de Choromatsu se hicieron más hermosas, sus ojos lo hipnotizaban y su cercanía lo alteraba, podía sentir como su corazón latía desenfrenadamente y sus manos sudaban cuando tenía tiempo con él, no necesitaba de una lección pedagógica para saber qué era lo que sentía, con tristeza acepto la verdad...Se había enamorado de su hermano menor, la persona con la que compartía casa, sangre y rostro, se sintió un poco molesto ante ese hecho, ante la idea de que la sociedad creía impuros sus sentimientos, así que solo siguió con su vida, pasando tiempo con el, aprovechando cada instante a su lado, de sus abrazos y sus sonrisas; de su calidez y su fragancia, porque aunque como el menor alguna vez le dijo tendrian que separarse al crecer deseaba y se llevaría los mejores recuerdos de su primer amor.


Su primer y más triste amor.


Y así lo años pasaron, el día de la graduación había llegado y el cómo sus hermanos se hayan sorprendidos y felices, algo que ninguno creyó lograr ahora era un hecho frente a toda la escuela que creía lo mismo, Jyushimatsu se encontraba con Ichimatsu, despidiéndose de sus compañeros de su nuevo equipo de baseball, aunque Ichimatsu parecía sentirse incomodo seguía a lado de su hermano menor, Todomatsu  a lado de su amigo Atsushi le hablaba acerca de las chicas lindas mientras el chico solo sonreía ante sus ocurrencias, Karamatsu era olímpicamente ignorado por su club de teatro mientras hacia una despedida dramática, Osomatsu rió ante eso, Karamatsu se había vuelto muy doloroso estos años; entonces la búsqueda de Osomatsu había dado en una conclusión...Choromatsu no se hallaba en el patio principal.


Lo había buscado desde hace media hora, entre los jardines, el patio y los salones, solo le quedaba una última opción, el gimnasio, aunque le parecía extraño de Choromatsu era la única opción, le había incluso preguntado a sus padres los cuales ni siquiera lo habían visto, Osomatsu suspiro y se dirigió al sitio con calma, abrió la puerta y grito al no verlo en las canchas.


-¡Choromatsu!-Busco con la vista al chico en las gradas sin resultado-Mas te vale que salgas Choromatsu-Subió por los escalones buscando si tal vez se abría dormido en uno de los asientos-Choromatsu, si no sales voy a dejarte encerrado y nadie te buscara-Bajo dirigiéndose al lado contrario volvió a gritar-¿Acaso no ves que preocupas a ti nii-chan?-Hablo melodramáticamente mientras reía, en ese momento al llegar cerca de almacén pudo escuchar el llanto de Choromatsu, se atrevió a entrar-¿Choromatsu?-Cuando lo vio, tirado entre playeras y mantas, con la camisa desalineada y arrugada se preocupó demasiado y se acerco rápido a el-¿Choromatsu que te paso? ¿Quién te hizo esto?-.


En el momento que quiso tocarlo Choromatsu reacciono de manera violenta.


-¡No me toques!-dijo golpeándolo con fuerza.


-Choromatsu soy yo, Osomatsu, debes calmarte y decirme que ocurrió-.


-¡No me toques!, ¡No quiero que lo hagas!-dijo golpeándolo constantemente con sus manos mientras el chico trataba de detenerlo.


-¿Por qué?, ¿Qué ocurre?, ¿Por qué no quieres que te toque?-Dijo jalando sus muñecas atrapadas hacia él.


Choromatsu soltándose solo gimoteo, lo miro unos segundo a la cara sin poder mantenerse así un segundo más bajo la cabeza, alejándose un poco más de él, abrazándose a si mismo dijo lo que inicio todo.


-Es... asqueroso-.


Osomatsu se paralizo sin saber qué hacer, una ola de malos sentimientos se desencadeno dentro del él y una serie de preguntas lo golpearon frenéticamente, ¿Qué estaba pasando?, ¿Choromatsu sabia sus sentimientos?, ¿Quién diablos se lo había dicho?, ¿Acaso Choromatsu nunca más lo querría?; Osomatsu solo pudo bajar la cabeza y sentir las lágrimas juntándose en sus ojos.


-En...entiendo, te esperaremos en la puerta principal cuando estes listo-.


Osomatsu solo pudo salir del lugar caminando con calma, cuando cerró la puerta del gimnasio se recargo en ella dejando que su peso lo llevara al suelo y lloro, lloro como nunca lo había hecho en su vida, como si aquellas lagrimas fueran la muestra de cuanto había retenido por todos estos años, amar a Choromatsu lo mantenía vivo, lo hacía feliz, y algunas veces triste, pero este día, con esas solas palabras Osomatsu sintió que su mundo se había venido abajo, su pecho le dolió tanto que tuvo que sujetarse con fuerza el corazón como si este estuviera a punto de quebrarse y esa fuera la única forma de evitarlo, le dolía, amar a Choromatsu nunca se le había hecho tan doloroso como ese día.


Desde ese momento todo cambio, aún recuerda que salió del instituto excusándose con sus padres inventando que saldría con unos amigos y por eso no podía estar en casa, nadie se quejó, nadie le pregunto porque, lo dejaron ir creyendo que era una señal de su independencia, si tan solo supieran que esa tarde en un pequeño bar de la ciudad Osomatsu tomo la primera gota de alcohol de su vida tal vez lo hubieran detenido.


El Osomatsu de diecisiete años, borracho y lloroso que Iyami encontró en su puerta fue lamentable, el chico, hecho un mar de llanto le contó la situación al mayor, quien solo buscaba tranquilizarlo dándole un poco de agua y acompañándolo a baño a devolver su contenido estomacal, Iyami lo escucho y no lo juzgo, al contrario intento animarlo.


-Tal vez confundiste la situación, no creo que para Choromatsu seas asqueroso-.


-Pero él lo dijo Iyami-Dijo en medio de las lágrimas.-No quería que lo tocara, mucho menos me dejo acercarme a él, hip, el cree que soy asqueroso, lo dijo sin arrepentimientos ni culpas-.


-Osomatsu, creo que estas exagerando las cosas, porque no te quedas hoy, reflexionas la situación y lo analizas con calma-.


Tal como él le dijo obedeció, pero aunque pensó en las mil y una razones por las que Choromatsu habría dicho esas palabras no encontró ninguna, a la mañana siguiente, con un Iyami regañándolo acerca de que era demasiado joven para tomar regreso a su casa con una resaca de los mil demonios y las dudas aun latentes en su corazón, Karamatsu fue quien lo recibió, intentándolo esconder de sus padres, quienes aunque habían recibido una llamada de Iyami avisándoles que su hijo se quedaría esa noche en su casa-omitiendo claramente el estado de ebriedad del chico- aún estaban un poco molestos con el mayor de sus hijos, Karamatsu lo llevo a una habitación, cerro y lo interrogo.


-¿Dónde estuviste ayer?, todos nos preocupamos mucho por ti y no creo que hayas estado toda la tarde con Iyami-san-.


-Digamos que hice algo ilegal-Dijo giñando el ojo en clara broma sentándose a horcadas en el suelo.


-¿Osomatsu nii-san, acaso tomaste?-Pregunto preocupado.


-Tal vez Karamatsu-chan, pero solo un poco-Dijo con una pequeña risa.


-¡Aun apestas a alcohol, eso no es poco!-grito siendo callado por la mano de Osomatsu.


-Tonto ¿Acaso quieres que me descubran?-.


-Pero Osomatsu nii-san aun somos demasiado jóvenes para tomar ¿Por qué lo hiciste?-.


-Veras Karamatsu, yo solo quería desahogarme un poco-.


-¿Desahogarte de qué?-.


-Ayer... fui rechazado por la persona que amaba-.


El silencio lleno la habitación y Osomatsu bajo la cabeza, pudo sentir la calidez de los brazos de Karamatsu rodearlo protectoramente quien se hinco frente a él, Osomatsu recargo el rostro contra el pecho de Karamatsu y pudo oír esos tranquilos latidos, entonces abrazo con fuerza la cintura de Karamatsu y escondiendo su rostro...lloro, porque aunque Karamatsu siempre había sido su rival pero también era su mejor hermano, el único que podía escucharlo sin juzgarlo, porque el alma pura de Karamatsu nunca lo rechazo, nunca lo trato mal y siempre estuvo a su lado sin importar la situación.


Aunque pasaron los años de ese incidente Osomatsu supo desde ese día que no podría ilusionarse nunca más con Choromatsu, porque sus labios prohibidos nunca lo besarían, porque de su boca nunca escucharía un "Te amo" y por qué su cuerpo nunca seria suyo, su relación cambio y se separaron un poco, ya no eran los mejores amigos ni los compañeros de travesuras, pero Osomatsu nunca pudo ver como un hermano menor, lo amaría siempre, lo sabía incluso aunque quiso ocultar y borrar esos sentimientos lo atacarían toda su vida.


Hasta que conoció a Yuriko... Yuriko desato en el aquellos sentimientos protectores que no había tenido nunca con Totoko, era linda y dulce, su hermoso cabello negro hacia que su hermoso rostro fuera más sublime y su tierna voz lo hacía sentirse en nubes de algodón de azúcar, desde que la conoció se volvió un hombre muy terco, pasando todos los días por el Subatta, buscando a la linda chica y pidiendo bebidas que nunca le llamaron la atención, Yuriko era única y fue tan terco de conseguir una cita hasta ese día.


-...Y es por eso que nunca más volví a montar a caballo-dijo concluyendo su chiste que había tenido un rotundo éxito en la chica.


-Jajajaja eres muy gracioso Matsuno-kun, jajajajaja, nunca creí que escucharía una historia así-.


-Y tengo muchas más de esas, pero solo las escucharas si aceptas al fin salir conmigo-.


-Has sido tan insistente y lindo, supongo que no estaría mal intentarlo-Osomatsu tomo sus manos y las beso como si de una doncella de la edad feudal se tratara-Te prometo que no te arrepentirás-.


Y así lo intento, Osomatsu vio en Yuriko la oportunidad de dejar atrás sus tristes y depresivos sentimientos de culpa por amar a Choromatsu, Yuriko se volvió una nueva oportunidad para amar, realmente deseaba enamorarse de ella, realmente deseaba cuidar de ella y que la chica se volviera la madre de sus hijos, por que Osomatsu debía hacerlo bien, debía crecer correctamente y ser un hombre normal para la sociedad, para que nunca fuera juzgado, para ser un hijo del que sus padres estuvieran orgullosos, por eso busco trabajo, por eso se esforzó en ser independiente.


Para nunca más asustar a Choromatsu.


Pero no lo logro.


No logro amar a Yuriko, aunque la quisiera, los sentimientos de culpa por estar con una chica que no merecía lo llenaron terriblemente, la idea de poder volver a estar con Choromatsu fue el inicio de todo, si tal solo nunca le hubiera contado a Yuriko parte de la verdad, tal vez nunca pasado.


-...Nosotros peleamos, desde ese día todo cambio, Choromatsu tal vez se hartó de mí, o tal vez yo fui muy cobarde para querer arreglar las cosas, no lo sé-.


-Yo creo que es tiempo de que arregles todo con Choromatsu-kun, estoy segura de que te quiere, pero ambos son muy tercos y orgullosos-.


Si nunca lo hubiera hecho.


-Por favor Choromatsu... déjame pasar más tiempo contigo-.


Si no hubiera visto sus sonrisas, si no hubiera escuchado su voz cálida ni mirado sus hipnotizantés ojos una vez más.


-Osomatsu nii-san-.


Si no hubiera sentido de nuevo la necesidad de protegerlo, de cuidar de él.


-Osomatsu nii-san-.


Si no hubiera vuelto el sentido de rivalidad con Karamatsu y sus celos por su cercanía a Choromatsu.


-Osomatsu nii-san


Si no hubiera peleado con Karamatsu.


-Osomatsu nii-san-.


No se hubiera vuelto a enamorar de él.


Lo amaba, lo amaba como el sol al verano y las aguas al cielo, lo amaba como dos almas que estaban unidas, porque su primer y más doloroso amor se había vuelto su nuevo amor, porque los ojos de Choromatsu lo volvieron atrapar en el abismo de sus emociones, amaba la calidez de su voz y la frescura de menta que emanaba su cuerpo, amaba ese recuerdo en ese parque, con los vientos moviendo sus cabellos y sus frentes unidas, porque lo sintió esa tarde, como su corazón volvió a latir desenfrenadamente y como sus labios querían besar los de Choromatsu.


Porque se molestó con Karamatsu, aquel que había traído ante su visto un Choromatsu lloroso y desesperado, por que sintió celos y miedo de que el menor amara al segundo hermano, porque se molestó cuando vio a Karamatsu repetir aquella acción suya en el parque, porque lo vio tocar el lugar que solo y únicamente él podía tocar desde que eran niños, porque cuando Choromatsu se sentía débil le gustaba hacer eso.


Porque era la mejor manera de no robarle un beso.


La única manera en que podía sentirse tentado y atrapado, Choromatsu siempre había sido una droga para él, un veneno que seducía su alma y contaminaba su sangre, un fruto prohibido que deseaba tomar y nunca seria suyo, eso era Choromatsu, su más grande perdición, la razón por la que desato una vez más sus demonios internos para salvarlo, el chico por el que casi mato a Tougo a golpes, el amor de su vida por el que corrió y llevo al primer hospital disponible, aún recuerda como peleo con los médicos porque lo salvaran, aun siente la calidez de su cuerpo tembloroso, aun respirando y moribundo.


Su Choromatsu estaba vivo pero aun no era seguro.


Sentado frente a la cama de Karamatsu quien dormía tranquilamente, sintió la frescura del viento cubrir sus cabellos, y sintió el olor a menta de Choromatsu atraparlo entre recuerdos, era tarde para negarlo, tarde para volver a fingir y cerrar su corazón como cuando tenía diecisiete, entonces lo pensó y se decidió, hablaría con él, le diría la verdad y si el menor lo deseaba desaparecería de su vida, prefería una vida sabiendo que lo amo y lo declaro y aun eternidad fingiendo verlo como el hermano que nunca vio, jamás vio un hermano, jamás vio un familiar, vio al chico, vio al hombre, porque aunque sus sentimientos por Choromatsu nunca fueron normales jamás se arrepintió, tal vez fingió por dolor, tal vez callo.


Pero jamás se ha arrepentido de amar a Choromatsu.


Cuando oyó el ruido de la puerta viro la vista y la encontró, la mujer con la que tuvo una relación por cinco años, la mujer que lo amaba pero que no debía ser suya, aquella que jamás pudo tocar y tenía miedo de hacerlo, la mujer que alguna vez quiso que se volviera la madre de sus hijos lo miraba desoladoramente, porque Osomatsu lo sabía.


Era tiempo de terminar.


Salió de la habitación a su lado sin decir palabra alguna, ambos se mantenían fingiendo tranquilidad buscando las palabras correctas, Yuriko se detuvo frente al jardín del hospital y miro a Osomatsu.


-¿Me acompañarías al jardín?-.


-Claro-.


Entraron con calma, con la decisión incrustada en su corazón y la seguridad de que ambos hacían lo correcto, sujetando la bolsa de ultra venosa con su pijama y suéter siendo movidos por el viento; y sus cabellos danzando con la brisa hablo.


-Quiero que cancelemos la boda permanentemente-.


Las palabras de Yuriko aún tenían en shock a Osomatsu, no pensó que lo diría tan rápido, después de tanto, después de los planes y los años que llevaban juntos, Yuriko lo abandonaba como si nada más hubiera pasado, como merecia, pero, muy dentro de sí, más allá del orgullo herido pudo darse cuenta que el de verdad.


No sentía nada.


Ni dolor, ni lagrimas aun con Yuriko llorando frente a él, no podía sentir más que remordimiento por acciones que hicieron a la chica arrepentirse, no le importaban sus planes, ni aquellos años de tranquilidad que le esperaban si se hubieran casado, era como si todo aquello quedara en el pasado y ya no hubiera nada más en su vida con Yuriko.


-Osomatsu, si esto no hubiera pasado, si no nos hubieran secuestrado y las cosas nos hubieran llevado al día de la boda, cuando llegáramos a esa pregunta... una persona se hubiera opuesto al matrimonio-.


-¿Quién?-.


-...Yo- Con lágrimas mojando sus mejillas y la sonrisa más triste que Osomatsu hubiera visto en su vida, pudo ver la sinceridad en los ojos de Yuriko.


-¿Po-porque dices eso?-.


-Porque me di cuenta de algo muy importante-.


-¿Importante?-.


-Me di cuenta, que si me casaba contigo me volvería un maldita...lo vi Osomatsu, pude darme cuenta de que tú de verdad, sin importar los años, o como me esforzara, tus ojos jamás me verían de la forma en que yo deseaba...porque tu amabas a alguien más... al inicio pensé que tal vez era una ex pareja, un amor de universidad, no sé, pero era más que eso-.


-Yuriko yo...-


-No, no tienes que decir nada, esto también es mi culpa, que llegáramos a esto, que yo te haya forzado a ver las cosas así, pensar que yo era correcta, pero no puedo, no puedo fingir que no se tus verdaderos sentimientos... creí que se trataba de esa chica, Totoko, pero me di cuenta, que para tus ojos nadie brillaba más que el... creí que era admiración, pero en este último mes todo se aclaró, cuando hable contigo para te acercaras a él, yo ya me estaba arrepintiendo... pensé que tal vez yo solo debía fingir, nadie me dijo que el hombre que amaría me debía amar a mí, así que estaba bien, pero no puedo Osomatsu-.


-Yuriko-.


-¿Cuántos años le has amado?, ¿Cuantos años peleaste por su atención?, porque pude ver el brillo en tu mirar ante él, porque vi cuantas veces tus sonrisas más sinceras eran para él, no soy una mujer que pueda negar la verdad, así que tome una decisión, yo ya había aceptado que tú le amabas, así que quería comprobar algo antes... quería comprobar que tu amor era de verdad correspondido-.


La sorpresa en los ojos de Osomatsu la hicieron continuar.


-Los dos se han amado por mas años de lo que esperas, Karamatsu nunca te lo quito, sus ojos te han mirado con amor toda su vida, lo vi cuando se lo pregunte, lo confirme cuando lo negó, y calle cuando me lo pidió, fingí como debía hacerlo, decidí que si debía de terminar con esta farsa, seria de la manera correcta en la Choromatsu no se viera involucrado, decidí ser la villana hasta el final Osomatsu, porque me di cuenta que siempre fui la villana en su historia de amor-.


-¡Yuriko!, ¡Yo jamás he querido lastimarte!-.


-Lo se Osomatsu, fui yo misma quien se lastimo, pero esta fue mi decisión y no me arrepentiré, te amo Osomatsu, siempre te amé, jamás creí que conocería el amor y no me arrepiento de ello, por eso mismo, por este amor tan grande que te tengo es que te dejo en libertad, no quiero atarte a una vida con alguien que no amas, y también por dignidad no puedo atarme a una vida donde no seré feliz-.


Yuriko se acercó a él con calma, con una sonrisa en los labios le entrego aquel anillo que él puso alguna vez en su dedo, beso su mejilla y lo miro con amor por última vez.


-Desearía que este anillo fuera de la medida de Choromatsu, pero ambos sabemos que el merece su propio lazo de amor-.


-...Yuriko...muchas gracias por todo lo que me amaste, muchas gracias por haber elegido a un tipo miserable como yo, lamento mucho haberte lastimado de esta forma... hubiera deseado ser el hombre de tu vida-.


-Lo fuiste Osomatsu, realmente lo fuiste... gracias por todo, yo aún estoy preocupada por Choromatsu, pero no será correcto que me quede, ¿Podrías llamarme por última vez cuando él se recupere?-.


-Lo haré-.


-Adiós mi amado Osomatsu-.


-Adiós-.


Y así, tal como los dos se encontraron alguna vez se despidieron para siempre sabiendo que no volverían a unirse, Yuriko partió para siempre, despidiéndose de todos con una sonrisa tan amable como ella misma.


Yuriko era hermosa, Yuriko era amable, dulce como un ángel y cálida como el sol, pero ella sabía que su lugar en el corazón de Osomatsu nunca fue el que quiso y aquel en el que existía era algo que ella no podría soportar por más tiempo, Yuriko lo amaba y sabía que siempre lo amaría y por eso ella solo podía marcharse esperando que el amor de esos dos al fin encontrara su lugar.


Porque más allá de los prejuicios y la sociedad el amor de ellos era lo más puro y sincero que había conocido jamás.


Y solo podía desearles felicidad.


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-¿Cómo se encuentra mi hijo doctor?-pregunto Mutsuyo siendo abrazada por su esposo.


-El joven Choromatsu se encuentra grave-Se escuchó la sorpresa y el llanto por parte de los presentes en la sala, Osomatsu lo miro preocupado.-debido al traumatismo cerebral encefálico el joven Choromatsu sufrió un estado de coma prolongado, los estados de coma prolongados se producen por lesiones que afectan al pacientes por lesión difusa bilateral de la sustancia blanca subcortical-Los presentes se miraron dolidos y el matrimonio Matsuno se abrazó ante la tristeza.- el paciente está totalmente consciente, pero no podrá emitir ningún tipo de respuesta motora. Esto se conoce con el nombre de estado locked-in o encerrado en uno mismo, ya que los pacientes que lo padecen no pueden hablar ni mover ninguna parte de su cuerpo, terriblemente existe una posibilidad que el joven... no pueda volver a caminar o incluso... despertar-.


Osomatsu se sintió dolido y golpeo sus piernas manteniéndose sentado, la impotencia lo golpeó duramente y sintió como las lágrimas bañaron su rostro, la familia solo podía esperar con la esperanza de que el volviera, los Matsuno se auto convencieron que era como si Choromatsu solo hubiera ido a un largo viaje que esperaban que terminara pronto.


Y así los días pasaron.


Karamatsu había logrado despertar pero aún se sentía un poco débil, los médicos habían sido muy estrictos acerca de su dieta y sus cuidados, el chico debía de quedarse en el hospital por más tiempo, hasta que los doctores se aseguraran de que podía partir, todo estaba en calma, hasta que, solos en la habitación Karamatsu le hizo la pregunta que deseaba no oír.


-¿Qué paso con Choromatsu?-Hablo serio y seguro de lo que preguntaba.


-...El veras...-.


-¿El qué?-.


-...Esta en coma-Era hora de enfrentarlo, tenía no solo que aceptarlo, sino de enfrentar a Karamatsu, Osomatsu bajo la cabeza y un pequeño sonido lastimoso lo hizo levantarla encontrándose con las preguntas silenciosas de Karamatsu.


-¿Por qué?-Pregunto angustiado sintiendo la culpa en su corazón.


-Cuando lo perseguimos el maldito se atrevió a dirigirse al muelle y... lanzar la camioneta al mar, Choromatsu sufrió un trauma cerebral encefálico, debido a eso entro en un estado de coma prolongado, ahora todo depende de Choromatsu para recuperarse y dar todo de si... para volver con nosotros-.


Karamatsu solo pudo bajar la cabeza sintiendo la misma culpa que Osomatsu tenía, fue en ese momento que ambos pudieron volver a sentir esa cercanía que tenían en la juventud y Osomatsu hablo.


-Lo siento mucho, no pude cumplir lo que me pediste-.


-No te culpes Osomatsu, fue malo de mi parte ponerte una tarea así sin recordar lo demente que estaba ese hombre, ahora solo tenemos que tener esperanza de que estará bien y volverá-dijo esto sonriendo con esperanza.


-Karamatsu-.


-¿Si?-.


-¿Cómo supiste que amaba a Choromatsu?-.


-Es porque eres muy envidioso-Dijo con aburrimiento provocando al mayor.


-¿Qué diablos?-Dijo con duda y un poco de enojo sabiendo que era verdad.


-Desde que éramos niños me gustaba Choromatsu-Osomatsu solo cayo y lo miro con atención.-Yo en verdad quería estar siempre su lado, me gustaba jugar con Todomatsu, eso es cierto, pero había algo en Choromatsu que atrapaba, tal vez eran sus ojos o su simplemente hermosa sonrisa, pero siempre que me acercaba, tú estabas ahí, como una especie de sabueso protegiendo su territorio, siempre que intentaba que él me prestara atención, tu aparecías y te llevabas todo el crédito, tal vez por eso te envidie por mucho tiempo solo hasta ahora lo comprendí...y me siento muy mal por eso, por amar a alguien que ya ama a alguien más, por intentar quitarte tu lugar, pero también porque el sufrió mucho tiempo por tu culpa, pero no lo entenderías-.


-Ya lo sé-Karamatsu lo miro.-Sé que Choromatsu está enamorado de mí, jajajajaja como fui tan estúpido, por un malentendido nos negamos estar juntos, ambos sufriendo al pensar no ser correspondidos y lastimándonos mutuamente, el me hirió con su indiferencia y yo con la soledad y el abandono, no sé si merezco su amor, si este sentimiento merecer volverse algo mejor...o solo fui consiente de el para dejarlo atrás, no puedo dejar de amarlo, pero tampoco sé que hacer-.


-Deja de huir, toda tu vida enfrentando a tantos delincuentes, incluso enfrentando a Tougo no fue suficiente para dejaras de ser un cobarde cuando se trata de enfrentarte a tus sentimientos por Choromatsu, se un hombre y lucha por el-.


Osomatsu lo miro con sorpresa, jamás creyó que Karamatsu le diría algo así, era como una aprobación, como un paso que le permitía dar para decir sus sentimientos, pero él no sabía si Choromatsu pensaría igual, si tan solo despertara, si sus ojos se abrieran para mirarlo de nuevo y su voz pronunciara su nombre, lo deseaba de verdad, quería que Choromatsu volviera a él, aclarar las cosas.


Y luchar por conquistar a Choromatsu.


-Sé que crees que no mereces que te amé y tienes razón, aún estoy molesto contigo por ser tan idiota y lastimarlo por tanto tiempo, pero si de verdad lo amas no lo dejes, cuídalo y cuando vuelva apóyalo en que recupere su autoestima y cuando todo pase y el este totalmente recuperado el te dará la respuesta correcta.


Y Osomatsu por primera vez se enfrentó a sus emociones con el apoyo de esas palabras.


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Cuando Ichiko llegó al lugar lo primero que hizo fue correr y abrazar a Jyushimatsu, el fuerte hombre la abrazo con su característica calidez pero no pudo evitar romperse en llanto en sus brazos, Ichiko lo sabía, ahora más que nunca era Jyushimatsu quien necesitaba de ella, lo amaba, lo sabía desde hace tiempo, pero ahora más que nunca deseaba ser la persona que el necesitara más en este momento, deseaba volverse su pilar para poder mantenerse de pie.


Cuando Jyushimatsu se calmó hablo acostado en su regazo en el sillón donde se encontraban.


-Los doctores dicen que Karamatsu nii-san estará bien, ahora mismo Ichimatsu nii-san y Todomatsu están con él, pero de Chormatsu nii-san no sabemos si se recuperara, lo único que no dijeron los doctores es que se encontraba en un estado grave, es maldito intento matarlo Ichiko, ese maldito quiso arrebatarnos a nuestros hermanos-.


Se abrazó a su cintura y la chica lo abrazo con ternura, Ichiko lo entendía, se sentía débil, por poco y perdía a uno de sus hermanos por una bala y ahora podía perder a su otro hermano por la demencia de aquel hombre.


-Todo estará bien Jyushimatsu, tu hermano es fuerte, veras que tendrá el poder para enfrentar esto-.


-¿Qué pasa si el nunca sale de ese coma?-.


-No pienses negativamente, ahora más que nunca ustedes deben de estar juntos como los hermanos que son, ¿Qué dijo tu hermano mayor, Osomatsu?-.


-Él está muy mal, cuando llegaron él estaba llorando, aunque sabía que Choromatsu estaba vivo tenía miedo de que eso no fuera por mucho tiempo, él se está culpando a sí mismo, no pudo ni siquiera dirigirle la mirada a nuestro padre cuando hablo con él, creo que Osomatsu nii-san al fin le está haciendo frente a sus verdaderos sentimientos-.


-¿Así que... es verdad?-.


-Sí... jamás lo imagine, él siempre era demasiado apegado a Choromatsu, pero cuando paso lo de la graduación el cambio mucho, pensamos que era normal, pero ahora solo puedo imaginar... que todo este tiempo sufrió por amor... no sentimos mal con él, siempre pensamos que él no era una persona que pudiera tomar las cosas enserio, ahora que Yuriko se fue puedo ver que él se siente muy mal, le hizo daño a Yuriko y se dañó a sí mismo, quien diría que Osomatsu nii-san pudiera sentirse tan lastimado-.


-El amor es doloroso, jamás somos capaces de elegir a las personas que amamos, pero cuando la persona que amas no te corresponde es doloroso y más en una sociedad donde este amor será muy juzgado, tal vez Osomatsu creció con esa culpa llenándolo de tristeza, no creo que él se arrepienta, solo está dolido-.


-Ojala ellos puedan aclarar la cosas-.


-Ojala sea así-Concluyo Ichiko abrazando a su pareja.


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Osomatsu caminaba entre los pasillos de aquel hospital, sintiendo como las lágrimas brotaban de sus ojos sin poder detenerlo, sus conclusiones volvieron a su cabeza y sus memorias con Choromatsu lo atacaron, aquel recuerdo de Choromatsu golpeándolo con asco en su mirada aun lo lastimaba, pero ahora lo entendía, el miedo de Choromatsu, el malentendido que lo hizo rendirse, pero debía esperar, a que su dulce durmiente volviera a él.


Ahora ahí, tendido en una cama en un sueño profundo, su amado descansaba con una apariencia apacible, su hermoso Choromatsu, aquel que amo desde niño, que podía ser tan dulce como una madre e incluso histérico ante la irresponsabilidad de su hermanos, lo cuidaría y protegería, incluso aunque estuviera en esa cama atrapado en sí mismo, el médico le había dicho que era consiente de todo a su alrededor, la idea que Choromatsu podía volver a su lado lo llenaba de esperanza, tomo su mano y la beso con calma y coloco un pequeño anillo hecho con tréboles como los que a él le gustaban en su dedo indice.


-Deseo darte un anillo digno de ti, pero sé que ni siquiera tengo el derecho de ponerlo ahora en tu mano, no cuando tu no me lo permitas, me esforzare Choromatsu, daré todo de mi por cuidarte para que vuelvas, te daré mil atardeceres si es necesario, te llevare millones de veces a ese parque y construiré con mis propias manos una casa para nosotros dos, incluso soy capaz de dejarlo todo solo por ti, no quiero una vida normal Choromatsu...quiero una vida contigo y solo contigo-.


Y con esas palabras Osomatsu hizo una promesa de amor.


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