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EL MATRIMONIO DE OSOMATSU (OSOMATSU-SAN) por Neko Angeluss

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Cuatro meses después.

Cuando recibió la llamada de Choromatsu  pidiéndole que viniera de inmediato salió del departamento tan rápido completo como pudo, Osomatsu había conseguido comprar un coche gracias al nuevo puesto que tenía, aquel donde ahora paseaba con Choromatsu por la ciudad, cuando llego entro sin saludar a nadie, Ichimatsu sonrió cuando lo miro entrar al cuarto, Osomatsu abrió los ojos con premura y miedo cuando lo vio postrado  frente a la ventana en esa silla, Choromatsu giro su cuerpo y lo miro con una cálida sonrisa.

-¿Qué fue lo que paso, porque querías verme tan rápido?-No era como si Osomatsu no muriera cada hora por dejar todo e ir a ver al menor, pero la manera en que lo llamo lo asusto demasiado.

Choromatsu no dijo nada, solo dirigió la silla a solo unos metros de distancia suya y sonrió melancólicamente cuando con dificultad y temblor lo que había deseado hacer mucho tiempo lo logro poco a poco y los ojos de Osomatsu se llenaron de lágrimas.

Ahí estaba su hermoso Choromatsu, en pie como lo había soñado tantas veces, sonriendo y con sus ojos brillantes, ahí estaba su amado caminando hacia él.

Choromatsu se había esforzado tanto por lograrlo, le había costado tanto poder caminar una vez más, pero cuando el miedo le dejo atrás sus pies y piernas fortalecidos le dieron lo que su gran mérito había pedido por tanto, la recompensa estaba ahí y Choromatsu camino hacia el hombre que amaba con una sonrisa en los labios y las lágrimas mojando sus mejillas.

Solo había sido un ligero tropiezo, un fallo en que sus piernas se debilitaron por el esfuerzo y cayo, pero solo necesito eso para que los fuertes brazos de Osomatsu lo rodearan fuertemente y lo abrazara contra su pecho, sus ojos se encontraron en lo que pareció una eternidad, Osomatsu de dio cuenta que hoy más que nunca sus corazones estaban sincronizados y no necesito más que el temblor se Choromatsu y sus respiraciones aceleradas para saber que quería vivir una eternidad a su lado.

Estaban a solo unos centímetros, solo un minúsculo segundo en que sus vidas cambiaran para siempre si sus labios se tocaban apasionadamente, como dos volcanes en erupción cayendo a lo más profundo del abismo, cuando el grito de su madre llegando a casa los interrumpió.

Cuando sus ojos se apartaron la decepción lleno el corazón de Choromatsu, siempre era Osomatsu el que acababa todo y el ya no sabía si deseaba que siguiera así o no, una parte de Choromatsu lo comprendía totalmente, lo sabía cuándo Osomatsu lo llevo a la silla y sentó cuidadosamente, no podían estar juntos, aunque ambos se amaban y casi todos los malentendidos fueron resueltos no haba algo que rompiera el hecho de que eran hermanos.

Y eso nunca sería diferente.

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El tiempo paso y los Matsuno se enfrentaron a lo menos esperado, cuando el corazón de Matsuzo comenzó a fallar, dicen que la vida a veces suele prepararte para los acontecimientos que el camino del destino te hará enfrentar, pero el corazón de Choromatsu puede negar rotundamente ese hecho cuando la cruel y despiadada dama de la muerte le arrebato a su padre.

Cuando el murió caminos de flores blancas llenaron la casa, Matsuyo  no podía estar más que desconsolada cuando la vida del hombre que amo toda su vida se desvaneció como el viento y le dejo atrás, aun ante el apoyo de los demás, ante las palabras de aliento de sus hermanos, de la protección de Karamatsu cuando Osomatsu lo estrecho entre sus brazos, juntos en esa habitación obscura no pudo evitar quebrarse como cuando niño y una pesadilla cruel atacaba sus sueños.

-N-no es justo-Dijo Choromatsu entre lloriqueos.

-Ciertamente no lo es-Osomatsu tragaba su llanto tratando de ser fuerte por el menor.

Cuando Choromatsu calmo su llanto, cuando no quedaban más lagrimas que llorar acostado en el pecho de Osomatsu en ese gran sillón sus palabras salieron como suaves susurros, claros y apagados.

-Papa estaba tan feliz… todo el tiempo hablaba de lo feliz que era… por poder pasar con todos nosotros tras su jubilación… paseaba por el Neko Caffe de Ichimatsu… solía tener largas y cálidas platicas con Osoko… amaba los postres de Todoko… y pasear con Jyushimatsu e Ichiko… pescaba contigo y se interesaba en mis platicas aburridas… incluso logro arreglar las cosas con Todomatsu… y logro apreciar a Atsushi… es como si el… hubiera sabido que esto pasaría, me siento mal por no haber hecho más por el… por haber sido una carga para él lo último que tuvo de vida, me siento tan mal Osomatsu-.

-No es así Choromatsu… pero sé que de una manera u otra… no podía dejar a ninguno de sus hijos de lado… papá siempre se esforzó tanto… trabajo tan duro… no le importo tener que viajar cada día al otro lado de la ciudad para darnos todo lo que pudo… sé que para él no fue suficiente muchas veces… pero sé que lo que él nos dio… fue mucho más de lo que nadie podría esperar… lo amaremos siempre Choromatsu… y él lo sabía… no fuiste una carga para el nunca, aun cuando dormías él se esforzó mucho para poder estar contigo, porque él te amo mucho… y sé que el… donde sea que esta… no quiere que te sientas culpable… el solo desea la felicidad de su familia y es lo único que debe importar ahora Choromatsu-dijo con lágrimas silenciosas y abrazando protectoramente a Choromatsu, deseaba que su amado no lo viera mal, no ahora, con Choromatsu destrozado.

Las lágrimas bañaron el rostro de Choromatsu y Osomatsu no pudo más que abrazarlo, su dulce amado con corazón de cristal era tan frágil y Osomatsu solo podía sentirse impotente de no poder borrar de su corazón este dolor, no pudo hacerlo cuando Matsuyo siguió a su marido al camino del mas allá, dejando el corazón destrozado de su familia y la incertidumbre del pesar, cuan doloroso se había vuelto el vivir de Choromatsu, cuando las personas que él quería más que a nadie, aquellos que estuvieron siempre apoyándolo desde su nacimiento se habían ido de su lado para siempre.

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-No puedo dejar que Choromatsu siga viviendo aquí-.

Karamatsu miro a su hermano comprendiendo sus razones, bebió un sorbo a su café, le supo demasiado amargo, como todo aquello que había consumido en estos días.

-Ichimatsu me dijo que también se ira, no puede soportar estar más tiempo aquí, no por ahora, desde que mamá murió nada es igual, a pesar de ser la más fuerte en esta casa… parece que amaba demasiado a papá para dejar de serlo-.

-Ciertamente, para todos fue una sorpresa-Osomatsu tomo la taza entre sus manos, y poso sus labios sobre la taza, cuando el líquido llego a su lengua no pudo evitar expresar su disgusto y termino colocando más azúcar al café.

-¿Entonces?-Karamatsu lo miro fijamente.

-¿Qué?-Movió la cuchara dentro del recipiente sin poder verle a los ojos.

-¿Llevaras a Choromatsu a vivir contigo?-.

Cuando los ojos de Osomatsu se encontró con los del segundo hermano vio con sorpresa aquella mirada desafiante que había recibido hace tiempo, ese día después del estar en el parque con Choromatsu, ese día donde Karamatsu le confeso sus sentimientos por Choromatsu.

Esa advertencia silenciosa que mostraba su inconformidad.

-¿Acaso estas celoso?-Pregunto divertido de la situación.

-No, solo quiero saber que el estará bien contigo-.

-Hablas como si fueras su padre y estuvieras cuidando que tu princesa no tenga un mal marido-No pudo evitar soltar una ligera risa, la primera en esos meses.

-Choromatsu es muy importante para mí, mis sentimientos cambiaron por el ciertamente, pero… no olvido lo que hablamos ese día-.

La tensión borro la sonrisa de Osomatsu, sabía que era lo que deseaba decirle con todo esto.

-Choromatsu es alguien que ha pasado por demasiado en este tiempo, su corazón se encuentra frágil y destrozado, no quiero que le hagas daño-.

-Te lo he dicho claramente, no hare nada hasta que este seguro que el este bien, yo cumpliré mi promesa y no planeo mentir sobre esto-.

-Debes respetar entonces su tiempo con Nakamura-.

Osomatsu se levantó de su sitio golpeando la mesa de pie mirándolo furiosamente.

-No Karamatsu, no me pidas que le ofrezca a Choromatsu en charola de plata-.

-No lo harás, sé que puedes ponerle límites, pero también sé que él es lo suficiente maduro para entender que no puede hacer nada el tampoco, tu eres el que no lo entiende, debes de comprender que Nakamura quiere ayudar a Choromatsu al igual que nosotros, llámalo por amor o por profesionalismo médico, no quiero que interfieras en eso-.

Osomatsu se sentó con impotencia mordiendo su labio inferior, se sentía molesto, pero sabía que no podía hacer nada más.

-Entiendo, así será-.

Solo si se trataba de Choromatsu podía ceder.

Solo por él.

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El sol de la tarde lleno la habitación de Choromatsu cálidamente, pero en su corazón la lluvia no se había detenido, sentado frente a la gran ventana solo podía mirar con calma a la gente pasar frente a su casa, niños con sus padres disfrutando del día, Choromatsu sonrió con tristeza sintiendo el nudo en su garganta el escozor en la pupilas, jamás pensó que la vida le mostraría este dolor tan pronto y sentirlo tan real dolía demasiado.

-Choromatsu-.

Cuando Choromatsu giro la silla ahí estaba en el marco de la puerta, la única persona que lo escuchaba con ternura sin juzgar sus emociones egoístas, ambos habían perdido a sus padres, victimas del mismo dolor, compañeros de cuarto alguna vez y de vida, Choromatsu recordó una extraña sensación, una brillante luz y la fuerte y dolorida voz de Osomatsu pidiéndole que no le dejara, cuan doloroso era recordar esto ahora y saber que el también había lastimado a Osomatsu de la misma manera.

Osomatsu camino hacia el con serenidad y se puso de rodillas frente a él, sus ojos se miraron por un momento y Choromatsu sintió su corazón más tranquilo, había algo en Osomatsu que siempre cuando se encontraba en penumbras su sola mirada lo llevaba a la luz, era tan una sensación tan hermosa que hacía que al menos por un momento el dolor desapareciera un poco.

-A partir de hoy viviremos en mi departamento, no quiero que estés en este lugar ahora, yo cuidare de ti, hable con Nakamura para que preparemos todo-.

-Está bien-.

-Tranquilo Choromatsu, cuidare bien de ti, los chicos te visitaran constantemente y hay muchos lugares cerca de mi casa que se te gustara visitar, te juro que cuidare bien de ti Choromatsu-.

-Está bien, confió en ti Osomatsu-.

Osomatsu frunció el ceño pero no dijo nada, en este momento Choromatsu no necesitaba reproches o algo parecido, en lugar de decir algo o molestarse lo tomo entre sus brazos, lo llevo a la cama, lo acostó cuidadosamente y lo abrazo con ternura, Choromatsu no hizo más aferrarse a él como un niño pequeño, había descubierto algo diferente con Choromatsu así, algo que cambiaba completamente todo lo que pensó en el pasado.

Choromatsu siempre había sido la vida tranquila que el tanto había deseado y no se arrepentía de nada que le llevara a esta felicidad, porque Choromatsu era y siempre será.

El indicado.

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-My Little Choromatsu ¿Cómo estas hoy?-.

Choromatsu no pudo evitar sonreír cundo vio a su mejor amigo ahí como todos los días visitando, Karamatsu no pudo evitar formar este habito tan pronto él se estableció en el departamento de Osomatsu, aunque aún sus piernas no eran muy fuertes las muletas eran de una manera u otra mucho mejores que la silla.

-Karamatsu, ¿Cómo está todo en casa?-.

-Muy bien my little brother, my Osoko es perfecta, cada día la amo más -Los ojos de Karamatsu se iluminaron y la sonrisa deslumbrante en su rostro creció con orgullo.

-Vaya, la vida de casado te está tratando muy bien, ven vamos a tomar café-Choromatsu se dirigió a la cocina pero Karamatsu lo detuvo.

-Está bien, pero yo lo preparare-.

-¿Tan malo es mi café?-.

-No, pero no creo que sea cómodo para ti-.

-Ustedes se preocupan demasiado por mí, ya puedo caminar por mi cuenta, si no eres tu es Osomatsu queriendo dejarme en cama todo el día, Ryuuji dice que debo fortalecer mis piernas, sentado no lo lograre-.

-Bueno ve esto por el lado amable, es la manera que tenemos de consentirte-Dijo mientras la cafetera estaba lista y trabajando.

-Ya estoy bien-Su voz sonó fría y un poco molesta.

-¡Maldición!-Pensó Karamatsu.

La sala se llenó de un silencio sepulcral, Karamatsu prefirió no mirarlo, sabía que había dicho algo malo, insinuó aquel tema que Osomatsu le insistió tanto en no tocar, pero tenía que afrontarlo, no podían negar la muerte de sus padres por tanto tiempo.

-Choromatsu-.

-Eso pasó hace seis meses, no tienes que preocuparte tanto por si me siento bien o no, no solo yo perdí a mis padres, los seis lo hicimos y ya lo hemos aceptado-.

Karamatsu giro su mirada hacia él y lo vio, esa dulce y tierna sonrisa cargada de una melancolía mayor de lo que podía llevar en sus hombros, pero ya no había dolor, solo añoranza del pasado que se había ido y no volvería jamás.

-No puedo llorar toda la vida, me he cansado de ser el débil de esta familia los últimos siete años, incluso Ichimatsu lo ha hecho, me siento mal como su hermano mayor de no haber podido ser una imagen que seguir, pero ya no puedo céntrame solo en eso-.

-¿Qué es lo que piensa Osomatsu de esto?-.

-No dice nada, siempre evita el tema… tal vez aún cree que estoy mal y si intento mencionarlo cambia el tema, siempre evadiéndolo-.

-Propio de Osomatsu… ¿Y qué hay de ti?... ¿Te has acostumbrado a este lugar?-.

-Creo que sí, cuando llegue aquí no tuve tiempo de pensar bien las cosas, tenía tanto miedo y me sentía tan mal, solo pensaba en mis padres y lo que había pasado, supongo que me olvide de muchas cosas en ese momento y cuando me di cuenta habían pasado ya tres meses, es horrible no tener mucho que hacer, pero salir al parque, sus visitas y Nakamura me han ayudado mucho-.

-Bueno, sabes que cuentas conmigo sin importar que-.

-Lo sé, siempre ha sido así, no sé qué hubiera pasado conmigo si tú nunca me hubieras ayudado-.

-No seas tonto, lo hice porque te quiero y siempre será así Choromatsu-.

-¿Ahora me besaras de nuevo?-Dijo rompiendo el momento.

-¿Podrías olvidar eso por favor?-.

-Jajajajaja no creo poder hacerlo, me diste una sorpresa muy grande-.

-Idiota-.

-Lo siento-.

Y ahora ambos rieron juntos.

No existía ningún chiste, solo una experiencia que aunque no fuera la más cómoda para ambos podían decir hoy en día que no era tan molesto de recordar después de todo.

Porque eran los mejores amigos y así estaban bien.

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La vida viviendo con Osomatsu se había vuelto mucho más cómoda de lo que Choromatsu alguna vez imagino, los días eran tranquilos pero también ocupados, los primeros meses Osomatsu dio todo de sí para siempre estar a su lado, acompañándolo y cuidando de él, Choromatsu se sentía tan avergonzado de como su corazón podía olvidarse

-¿Así que esta es nuestra última sesión?-.

Las sesiones con Nakamura habían terminado y Choromatsu ya era capaz de vivir por sí mismo sin problema alguno, su cuerpo había recuperado toda su fuerza y tal como Nakamura se lo había prometido mucho más rápido de lo que imagino alguna vez.

Habían pasado dos años en los que Nakamura y Osoko habían trabajado en conjunto buscando hacer que la vida de Choromatsu, aunque nunca volviera a ser la misma se encontrara en una mejor estado posible, Osoko nunca logro que Choromatsu recordara los eventos de ese día y de manera egoísta le había agradecido a los dioses que fuera así, pero había conseguido hacer que el autoestima de Choromatsu creciera en gran medida, él sonreía mucho más feliz y aunque la depresión no era algo que se pudiera curar el tratamiento que mantenía con el había traído mejoras satisfactorias.

-Bueno, eso no significa que te desharás de mi tan fácilmente Choromatsu-Dijo Nakamura sonriendo gentilmente.

-No hables como si quisiera hacer eso Ryuuji-El hecho de que Choromatsu le llamara por su nombre de pila había borrado la limitación entre ellos dos.

Choromatsu le apreciaba mucho, era un gran amigo y confidente y aunque apreciaba mucho a Karamatsu como su mejor amigo no podía negar la gran cercanía que ahora tenía con Nakamura.

-Bueno tal como te lo prometí iremos a cenar celebrando tu gran éxito-.

-¿Eso significa que puedo tomar verdad?-.

-Tanto como quieras y puedas, pero no permitiré que ahora tengas una congestión alcohólica-.

-No hare eso-.

Caminar a lado de Nakamura hacia que su corazón se sintiera tranquilo, hacía mucho que pudo ver en los ojos de Nakamura ese dulce secreto que nunca le ha dicho, pero una parte de él quiere mentirse a sí mismo diciendo que no es lo que imagina, los ojos de Nakamura no lo miran así.

Al menos eso quiere creer.

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La hora del almuerzo de Karamatsu había llegado y tal como en el pasado Choromatsu se encontró con él en la puerta de la guardería con una gran sonrisa y un gesto divertido

-Puedes creerlo, los niños de hoy en día están más atentos que nunca a todo, no sé cómo decirles que los bebes los trae la cigüeña sin verme en un problema donde ellos no me crean y termine en problemas por ello-.

-Es natural, hoy en día la tecnología los tiene así, pero no debes preocuparte, niños de tres años no te preguntaran como se hacen realmente-.

-¿Y qué hay de ti?, ¿Cómo va el nuevo trabajo?-.

-Mucho mejor de lo que esperaba, mi jefe es muy amable, mucho mejor que el anterior y he logrado entablar buenas relaciones con mis compañeros, es difícil ser ahora un asistente, pero me he logrado acostumbrar a ello-.

-¿Y Osomatsu no te ha molestado ya?-.

-Sería otra persona si no lo hiciera, pero ya no es tan molesto, es divertido vivir con él, me molesta algunas veces, cuando no recoge su ropa y cosas así, pero, logra obedecerme asique no hay problema-.

-¿Y esos dos aún se llevan mal?-.

Ryuuji es un ángel comparado con él, pero al parecer no pueden lograrlo aún, al menos Osomatsu ya no lo molesta de verdad y las cosas son pacíficas en casa, el oro día le dije a Osomatsu si podía traer pasta para la cena, jajajajaja termino trayendo casi una caja entera y terminamos comiendo solo pasta una semana, jajajajaja era gracioso ver su rostro decepcionado sabiendo que no podía reclamar porque era su culpa, al final le regalamos  la mayoría a nuestros vecinos porque sabíamos que nunca no lo terminaríamos, ese tonto, incluso le dimos a Ryuuji, Osomatsu se molestó, pero a Ryuuji le gusta tanto la pasta que nos agradeció con sahina en un restaurante, él es tan amable siempre-.Una sonrisa se asomó en sus labios y Karamatsu no pudo evitar el gesto, cuando Choromatsu lo vio, se sintió confundido.

-¿Qué pasa?-.

-Últimamente eres más feliz, desearía saber a qué se debe-.

-A todos ustedes idiota, ¿A que más se debería?-Oculto su rostro sonrojado.

-No lo sé, tal vez un asunto del corazón-.

-Mi único asunto del corazón son las pastillas que tu esposa me obliga a tomar-.

-¿Y?-Karamatsu no podía dejar de sonreír.

-¿Qué?-Choromatsu frunció el ceño.

-… ¿Qué es lo que sientes ahora?-.

-¿Qué quieres decir Karamatsu?-.

-No lo sé, tus ojos brillan tanto, tú mismo lo haces, sueles tararear cuando paseas por el parque, incluso Ichimatsu me dijo que cuando lo visitaste sonreías tontamente-.

-Para Ichimatsu todo es tonto-.

-Vamos Choromatsu-.

-No sé qué quieres decir-.

-¿Quién de los dos es en realidad el causante?-.

Los ojos de Choromatsu se abrieron llenos de sorpresa, la sola pregunta altero su corazón y quedo atrapado en una situación sin salida, no sabía que decir realmente, conocía que sus sentimientos por Osomatsu aun habitaban su corazón.

Aunque Nakamura…

-Bueno creo que esa respuesta aun no sabes si es correcta, solo puedo decirte que es mejor que se lo dejes a tu corazón-.

Choromatsu no decir nada contra eso.

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-Llegue a casa-El sonido de la puerta cerrándose y la cansada voz de Osomatsu lo hicieron sonreír desde la cocina, pero aun así no se movió.

Osomatsu dejo su portafolio sobre la mesa de centro y el saco sobre el sofá, camino a pasos cansados y llego a la cocina, donde Choromatsu se mantenía concentrado en su labor, Osomatsu se acercó y coloco su barbilla sobre el hombro del menor sintiendo el pequeño brinco de este ante la intromisión.

-Bienvenido a casa-Dijo con la mejillas sonrojadas buscando concentrarse en las pequeñas bolas de arroz.

-¿Qué será el día de hoy?-.

-Onigiri y sushi que conseguí camino a casa-.

-Ahh el onigiri de Choro-chan es tan lindo que nunca puedo comerlo-Dijo cautivado por la precisión de las manos del menor.

-Idiota solo son bolas de arroz sin chiste-.

-Para mí no es así-No pudo evitar abrazarlo causando que Choromatsu huyera hacia el refrigerador.

Idiota, espero y hayas traído las sodas-.

-Tal como usted lo ordeno capitán-.Con una sonrisa triunfante le mostro la bolsa en sus manos.

Las cenas habían sido organizadas tan pronto Choromatsu llego a la casa, así como llego la idea de comer afuera todos los días o comida instantánea quedaron fuera de las ideas de Choromatsu, Osomatsu aprendió a cocinar y ambos rolaban turnos entre semanas para preparar los alimentos, Osomatsu no podía evitar pensar que era como estar casados, pero no le diría eso a su lindo Choromatsu o huiría lejos por la vergüenza, la mesa jamás se encontraba en silencio, entre platicas del trabajo o tonterías cotidianas, Osomatsu siempre hacia enojar a Choromatsu con esto, pero solo bastaba una frase vergonzosa para hacer que su sonrojo terminara con su ira.

-Y ahora como el nuevo jefe de sección deseo que se haga todo lo que desee de ahora en adelante-Como un discurso, Osomatsu presumía su nueva posición recibiendo un golpe del menor-.

-Idiota, ¿acaso te crees un rey?-Choromatsu no pudo evitar su diversión por su estupidez.

-Obviamente, trabaje demasiado para esto Choromatsu, siente años de mi vida al fin recompensados-Dijo orgulloso alzando su soda en celebración.

-En verdad eres un tonto-Con el codo apoyado en la mesa, no pudo evitar sonreír tiernamente colocando su rostro sobre su mano.

-¿Pero qué hay de malo Choromatsu?, Te juro que me esforzare en mi trabajo sin importar que, no deseo decepcionar a nadie, quiero dar lo mejor de mí-Sus palabras eran seguras y su mirada determinada.

-No hay nada de malo, solo estoy sorprendido como cambiaste-.

-¿Cambie de verdad?-.

-Eres tan maduro ahora, al menos lo lograste antes de los treinta-No pudo evitar reírse de ello.

-Choromatsu eso es muy cruel-Dijo dramáticamente-… ¿Pero de verdad lo crees?

-Si-Aun en la misma posición dejo que su voz sonara suave.

-Y soy más guapo así-Posando ante Choromatsu como si fuera un adonis.

-No lo arruines idiota-.

-Jajá está bien-.

Sus ojos se encontraron ante la paz y calidez del ambiente, el corazón de Chormatsu latía con fuerza enrojeciendo sus mejillas, Osomatsu no pudo evitar sentirse atrapado por ese rostro tan dulce y sumiso en ese momento y un estremecimiento en su entrepierna lo alerto.

-Bu-bueno, creo que debo de lavar los platos o Choro-chan me golpeara-Tomo algunos platos y se apresuró a la cocina.

-Tonto, no lo digas como si lo hiciera siempre-.

-Pero eres tan cruel Choromatsu-Dijo dramáticamente.

-Al menos déjame ayudarte-Choromatsu le ayudo a llevar el resto intentando convencerlo.

-No, no, yo me encargare de esto, no por nada soy el hombre de la casa-Con una pose orgullosa tomo los platos negando la ayuda.

-¿Y que soy yo entonces?-Pregunto frunciendo el ceño.

-La esposa-Lo dijo como si fuera algo obvio.

Cuando Osomatsu se dio cuenta del peso de lo que dijo no se arrepintió de las mejillas sonrojadas y la boca sin palabras de Choromatsu que provocaron sus palabras.

-N-no digas tonterías-El menor se alejó ocultando su rostro.

-Como mi amado Choro-chan diga-.

La paliza que recibió esa noche sí que valió la pena.

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-Choromatsu, por aquí-Escucho la voz de Nakamura que provenía de la fuente del parque.

-Ryuuji-Choromatsu corrió hacia el sin aliento-Lo siento, ¿has esperado mucho?-.

-Claro que no, cabo de llegar-.

Choromatsu miro su rostro tan alegre y brillante como siempre, había ocasiones que se preguntaba qué era lo que ese hombre realmente pensaba, pero no podía negar que la respuesta lo aterraba, caminaron por el parque de diversiones con tranquilidad, disfrutando del premio que Nakamura había conseguido en su trabajo no dudaron en subir a cada atracción que se atravesó en su camino, Choromatsu siempre se divertía con él, tan caballeroso, tan alegre y divertido, tan Nakamura Ryuuji, pero por su mente no podía olvidar aquella pregunta que Karamatsu le había hecho:

“¿Quién de los dos es en realidad el causante?”

Sería un idiota si fingiera que no había entendido lo que quiso decir su hermano, no era como si aquella pregunta no lo hubiera de un modo u otro sentirse culpable ante los hechos, hacía ya tiempo que Choromatsu había aceptado que Nakamura le gustaba, no como un amigo, sino de un modo más íntimo y eso de una manera u otra le hacía sentir que estaba siendo infiel a sus sentimientos por Osomatsu.

Osomatsu, muy a su manera era genuino, sincero, seguro de sí mismo, siendo siempre capaz de proteger aquello que amaba sin duda alguna, siempre lo había cuidado, siempre lo protegió y lo que paso con Tougo le aclaro en su corazón los verdaderos sentimientos del mayor hacia él, los últimos años habían vivido en un intenso coqueteo viendo quien era el que caía primero, Osomatsu ya no le importaba si sus acciones eran obvias, su intención es que fueran así y Choromatsu no podía sentirse más que editado por este juego.

Pero Nakamura…

Nakamura era la muestra misma de la tranquilidad que él podía darle siempre, incluso aunque a Nakamura no le gustase Choromatsu, él sabía que nadie podría tener la actitud de un príncipe con el cómo lo hacia el joven médico, cuatro años menor que Choromatsu, Nakamura desbordaba ese brillo de juventud y felicidad que el mismo no recuerda haber tenido a su edad, Nakamura no había sufrido por amor como el a esa edad y eso hacia feliz a Choromatsu.

Choromatsu una vez más se hallaba atrapado entre la duda de sus sentimientos y las razones que le habían llevado a eso eran impredecibles, deseaba que el joven médico nunca tuviera esa clase de sentimientos por él, pero una parte de su corazón tenia curiosidad de saber que era lo que realmente Ryuuji sentía por él; y esa curiosidad hacía sentir miserable a Choromatsu.

-Choromatsu, ¿Estas bien?-Un suave toque en su hombro y unos ojos chocolate curiosos lo trajeron a la realidad de inmediato.

-S-sí, estoy bien, ¿Qué me decías?-.

Nakamura lo miro un momento sin creerle, pero decidió darle su tiempo.

-¿Qué si querías un algodón de azocar?, lo veías tan detenidamente que parecía que en verdad lo querías-.

-Ahh, si vamos-.

Choromatsu sonrió, tal vez estaba pensando demasiado las cosas.

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Ese día de verano  el cálido hogar de Jyushimatsu e Ichiko se llenó de coloridos adornos, la fiesta que habían preparado recibió a la familia con abundante alegría, ninguno de los presentes sabia el verdadero motivo que los llevo a esta reunión, Choromatsu con la emocionada aprobación de la pareja invito a Nakamura, quien un poco nervioso y tímido acepto la invitación, cuando llegaron al lugar a ninguno le sorprendió la colorida decoración, girasoles y lavanda adornando cada mesa en jarrones elegantemente escogidos por Ichiko, cuando todos los invitados llegaron a la casa la joven pareja se sintió lista para hablar.

-Chicos, tenemos una gran noticia que darles-La voz emocionada de Jyushimatsu llamo su atención.

-Nosotros… tendremos un bebe-.

Los gritos de alegría y felicitaciones llenaron la sala, Ichimatsu fue el primero en abrazar a la feliz pareja demostrando la emoción que sentía al saber que tendría un sobrino, entre risas, abrazos y emoción Choromatsu se sentía atrapado, en ese momento entendió cuán rápido el tiempo había pasado, para él, hacia un momento sus padres habían muerto y ahora su primer sobrino nacería dentro de unos meses, vio a Nakamura hablar feliz con la pareja, pero por alguna extraña razón tenía miedo de acercarse y entonces lo sintió.

La cálida y fuerte mano de Osomatsu apretar la suya en consuelo, y sus ojos se cruzaron como si el mundo a su alrededor desapareciera, como si solo fueran ellos dos y nada más que eso.

-Nuestro Jyushimatsu creció muy rápido-La nostalgia lleno la voz del mayor.

-Si-Choromatsu no pudo evitar sonreír tiernamente mirando al hombre que alguna vez solo había sido un niño llorón.

-Yo no me iré Choromatsu-.

Choromatsu lo miro con atención.

-Lo sé-.

Y sin saber porque esas palabras le ayudaron a seguir adelante.

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La celebración había sido única, las mujeres habían hablado de lo hermoso que seguramente sería él bebe y los varones bromearon con Jyushimatsu sobre lo viejo que se había vuelto, Karamatsu no había dejado de llorar, sobre como su pequeño hermano había crecido tanto y aunque Ichimatsu lo golpeara por ser estúpido no podía evitar sentirse de la misma manera.

Cuando se despidieron vieron a un Ichimatsu fingiendo golpear a Karamatsu y sus esposas golpearlos de verdad por hacer el ridículo en la calle, Osomatsu solo rio viendo como sus mocosos ya no necesitaban de él y se sintió nostálgico.

El mayor decidió llevar a Nakamura a su hogar, quien un poco avergonzado acepto sabiendo que había tomado de mas, el camino habría sido silencioso, sino fuera por la extraña platica que se dio entre el médico y el mayor, Choromatsu solo podía ver como de una manera inesperada se había formado un buen ambiente entre los dos hombres, mas sin embargo decidió no interferir.

Cuando Nakamura se despidió el silencio reino en el coche una vez más pero no había incomodidad, Choromatsu había descubierto que los silencios hacían que su situación con Osomatsu fuera tan mágica, era como una costumbre de ambos, no necesitaban de más que ese cálido silencio para saber que se tenían el uno al otro y eso era lo mejor del mundo.

Cuando llegaron al elevador las cosas cambiaron, Choromatsu sintió las manos del mayor aferrarse a la suya y sonrió cálidamente.

-Ya no son unos niños después de todo-.

-No ya no lo son-.

-¿Y qué hay de nosotros?-.

-¿Qué quieres decir?-.

-¿Seguiremos fingiendo que nada pasa entre nosotros?-.

Choromatsu lo miro fijamente y sus ojos se entrelazaron íntimamente, el menor sintió un escalofrió recorrer su cuerpo entre una mezcla de adrenalina y miedo que siempre buscaba ignorar y esta vez, Osomatsu no se apartó, Choromatsu no pudo evitar bajar la mirada, acongojado por sus propias emociones, sintiendo el aliento de Osomatsu cada vez más cerca de su cuello y la contracción de su entrepierna sabiendo que esto no era bueno para su corazón.

Entonces el sonido del elevador lo alerto.

Saliendo de la prisión de Osomatsu Choromatsu camino hasta la puerta de su apartamento buscando las llaves con prisa, Osomatsu lo siguió abrazando su cintura con fuerza.

-¿Qué estás haciendo?-.

-No quiero que nos vean los vecinos-.

Osomatsu sonrió victorioso.

Tan rápido como la puerta fue abierta ambos entraron con prisa, la puerta fue azotada y los labios de Osomatsu apresaron los suyos en un parpadear, por el diablo mismo que se sentía tan bien, Choromatsu pudo sentir como un mar de emociones lo golpearon cual corazón de adolecente y se sintió atrapado en ellos, los besos de Osomatsu eran suaves y gentiles, no buscaban forzarlo a nada más, solo era un beso casto e inocente, como el primero que hubieran dado en su vida y era lo mejor que ambos habían sentido.

Cuando Osomatsu se apartó sus respiraciones entrecortadas se unieron en un solo aliento y se abrazaron como si no se hubieran podido ver en años.

-Choromatsu-.

-Osomatsu-.

Osomatsu lo miro fijamente y le dio la sonrisa más hermosa que hubiera visto en su vida, ¿Cuántos años habían sido?, Choromatsu había perdido la cuenta de cuantos años deseo que Osomatsu lo mirara con esos ojos, que Osomatsu lo besara con cada uno se esos sentimientos.

-Te amo Choromatsu-.

Que le dijera esas palabras, porque cuando Osomatsu lo tomo dulcemente de las manos y lo dirigió a la recamara no le quedo duda alguna de una cosa.

Todo el dolor que había vivido tiempo atrás había valido la pena.


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