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EL MATRIMONIO DE OSOMATSU (OSOMATSU-SAN) por Neko Angeluss

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Sus pasos lo llevaban a su destino sin prestar atención al ambiente a su alrededor, sus ojos miraban sin mirar y su mente lo arrastraba a un sinfín de pensamientos, Karamatsu aún estaba atónito, ni una sola de sus neuronas deseaba asimilar la situación que la vida le había plateado, porque lo que ese día Karamatsu descubrió, era algo que deseaba nunca haber sabido.

-¿Así que esos son sus síntomas Matsuno-san?-.Pregunto el medico al chico.

-SI doctor, ¿Realmente estoy mal?-.No pudo evitar que el miedo sobresaliera por sus labios.

El medico rió sin poder evitarlo, cualquiera de su colegas se hubiera molestado por la gran pérdida de tiempo que ese chico con sudadera azul le hizo perder, pero él no era así, el medico lo observo en calma, las manos temblando aferrándose una con otra, las piernas abiertas y sus codos recargados sobre ellas, la expresión en su rostro mostraba lo nervioso que se sentía ante el silencio, así que sin más hablo.

-Matsuno-san, usted se encuentra perfecto de salud-.Rió cuando un suspiro de alivio salió del chico.-Pero por lo que veo usted en verdad es algo inocente-.Los ojos de Karamatsu le vieron con interrogación.-Lo que le ocurre a usted es algo más del corazón, usted gusta de alguien, de una manera romántica-.

Al inicio Karamatsu no entendía lo que le decía, gustar de alguien de esa manera era un sentimiento que su corazón nunca había sentido, pero sus ideas se aclararon cuando el médico le dijo como eran en verdad las cosas.

¡¿Le gustaba su hermano menor, Choromatsu?!

Eso no era lógico, y mucho menos aceptable, Karamatsu siempre ha querido ser buen hermano mayor para todos desde que Osomatsu no está en la casa, para que ahora su estúpido corazón le saliera con esto.

Él no tenía asco por los homosexuales ni nada por el estilo, pero aceptar algo como que le gustara un hombre no le resultaba algo muy fácil, y más cuando el hombre de que hablamos es su hermano, tenía que buscar una manera para dejar de pensar en eso, sin importar que debía hacerlo.

Aunque ahora que lo sabía podía comprender muchas cosas, porque pensaba mucho en Choromatsu, porque le emocionaba la idea de ir por el al trabajo, comer con él, pasar todo el tiempo a su lado, pero la verdadera pregunta que se tenía hacia sí mismo era ¿En qué momento dejo de verlo como hermano?

Mirar su relación con el mayor desde la distancia se había vuelto tan normal, él se había acostumbrado a ver al mayor rondar por Choromatsu todo el día, siendo este mismo quien hacía lo mismo con el progenitor, pero cuando todo poco a poco termino se sintió extrañado.

Tal vez una parte de si siempre sintió celos de esa relación, el hecho de que de todos los hermanos ellos eran mucho más unidos que los otros dúos, pero al parecer los celos de un niño inocente lo llevaron a más, lo llevaron a querer probar lo que era tener la atención del tercer hermano, a tener lo que era de Osomatsu.

Porque Karamatsu jamás imagino que vería a Osomatsu como un obstáculo, uno que en verdad odiaba.

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Sus ojos se abrieron encontrándose con el brillante techo blanco del cuarto, sus delgadas cejas se fruncieron en una mueva de interrogación y sus pupilas giraron en torno al cuarto, al parecer estaba en el hospital, ah sí, lo recordaba, el chico que le gustaba estaba a punto de ser atropellado y no pudo evitar actuar, ese mismo chico que le veía desde la puerta con un rostro inexpresivo.

-Qué bueno que despertaste, ¿Te sientes mejor?-.

Le estaba hablando, no había duda, es cierto, no había nadie más que ella, sus mejillas se sonrojaron y se sentó de golpe en la cama, sostuvo su cabeza con una mueca de dolor y bajo la mirada, no podía creerlo, su voz era más hermosa cuando era dedicada a ella y solo a ella.

-S-sí, mu-muchas, intente ayudarte y al final termine siendo una carga, lamento haberte preocupado-.

-Sea como sea, te entrego lo que tenía que darte desde hace mucho-.

Se acercó a ella de manera rápida, su corazón se aceleró y su sonrojo creció mucho más, cuando estaba lo suficientemente cerca de ella extendió su mano mostrándole la identificación que había dejado en el café a propósito.

-Lo dejaste en el Neko Coffe hace unos días, te lo entrego y no lo vuelvas a perder-.De manera simple dejo el documento en sus manos y se preparó para irse.

-Es-espera, déjame darte una recompensa-.Dijo mirando a todos lados buscando su cartera.

-No es necesario, esto es todo lo que tenía que hacer, ahora me voy-.

-¿Realmente estas bien?, ¿Cómo te sientes?-.No podía evitar preocuparse, no quería que se fuera, queria que estuviera más a su lado.

-Sí, solo fueron unos raspones y ya-.De manera cortante contesto, ya quería irse a su casa.

-Espera-.

Se levantó de la cama y sintió sus piernas debilitarse, Ichimatsu con rapidez tomo su cuerpo evitando la caída, con sus rodillas sostenía el cuerpo de ambos y con sus brazos aferraba de manera delicada pero firme la cintura de Todoko.

-¿Qué diablos te pasa?, ¿No ves que aún no puede levantarte?-.

-L-lo siento-.El calor en sus mejillas y de su pecho se sintió mas cálido cuando olio esa dulce fragancia a lavanda proveniente de la sudadera de Ichimatsu, escondió su rostro en el pecho del chico y dejo que su alegría se reflejada en sus labios.

-Oye ¿Qué te pasa?-.Dijo Ichimatsu intentando zafarse del agarre de Todoko subiéndola a la cama.

-Me alegra verlos juntos jóvenes-.Fue la voz del doctor lo que hizo a Ichimatsu voltear a la puerta olvidándose de la chica.

-¿Ahh?, ¿Qué quiere decir?-.Al fin soltándose de la chica.

-Mi colega en turno me dijo su parentesco con la señorita Mutsuyo, así que no vi ningún problema en decirle los resultados que le hicimos a su prometida-.

Mierda, había recordado la estupidez que dijo solo para pasar, vio los rostros de los presentes, el enorme sonrojo en las mejillas de Todoko, ¡¿Por qué diablos se sonrojaba?! , tal vez porque se sintió ofendida, si era sincero él también se sentiría ofendido que digan que una basura incombustible como él podría ser prometido de esa chica.

Miro al médico, por favor, tenía la apariencia de un padre feliz por ver que uno de sus hijos consiguió pareja, ¡Qué horror!, tenía que arreglar eso de inmediato y huir como nunca lo hizo en su vida.

Todoko no podía evitarlo mas, ese pequeño error del médico la hacía demasiado feliz, aunque la mirada interrogante la hizo sentir avergonzada, ¿Tanto le molestaba que los confundieran con prometidos?, eso le hizo sentir desilusión.

-Vera doctor lo que pasa es que--.Ichimatsu iba arreglar el malentendido pero el medico lo interrumpió.

-Permítame primero Matsuno-san, primero les daré los resultados y después me dice lo que desee-.Ichimatsu en verdad se arrepentía de esto, demasiado.-El accidente no daño ningún órgano de Mutsuyo-san, así que ella podrá irse a casa hoy mismo-.Todoko sonrió suspirando de alivio.-Pero por lo que veo no ha comido bien y se a sobresforzado en el trabajo, su prometida tiene anemia y estrés Matsuno-san, quisiera pedirle que le cuide muy bien y no la deje hacer horas extras-.

-Ya veo, solo era estrés, supongo que tendré que hablar con Sakumo-chan-.Dijo Todoko pensativa.

-Eso significa que ya puede irse ¿No es así?-.Ichimatsu quería irse ya.

-Así es, Matsuno-san podría firmarme unos documentos para que la paciente pueda salir-.

-Supongo que si-.Dijo sin más y junto con el medico salieron del cuarto.

Todoko estaba demasiado avergonzada, tenía que aclarar las cosas con Ichimatsu y sobre todo, buscar una oportunidad para poder conocer a Ichimatsu aunque sea un poco, esto era obra del destino, no podía rechazar esta oferta que el destino le hacía.

Cuando salió del hospital vio a Ichimatsu en la puerta hablando con el medio, un suspiro salió de sus labios cual quinceañera enamorada, en verdad Ichimatsu era el hombre más guapo que había visto en toda su vida y no lo dejaría ir.

Se acercó lentamente a ellos deteniendo sus pasos cuando esos profundos, intimidantes e intensos ojos obscuros le miraron, Ichimatsu a pasos lentos se acercó a ella y le dio un papel con una serie de recetas de comida y medicamentos.

-El médico me dijo que eso es lo mejor que debes comer, los medicamentos te ayudaran a dormir mejor y aliviar el estrés, también me dijo que no te molestes seguido, todo está ahí así que no hay problema-.Cuando dijo esto estaba a punto de retirarse hasta que Todoko lo detuvo.

-Ma-matsuno-san-.De manera tímida y mirando el suelo llamo la atención del chico.

-¿Qué?-.

-Yo tengo miedo de irme sola a casa, tengo miedo de sentirme mal en el camino, sé que te he causado muchas molestias, pero-.Trago saliva con fuerza y le miro con determinación.-Acompañarme a mi casa, eso es todo ¿Por favor?-.

Ichimatsu no hizo más que fruncir el ceño y mirarla con molestia, lo había hecho llevarla al hospital, lo hizo hacerse pasar por su prometido, y hasta pagar los gastos médicos y todavía, ¿Quería que la acompañara a su casa?, esa chica era una molestia, pero sabía que en parte era su culpa.

-Está bien, pero solo por tu salud-.Y sin más comenzó a caminar siendo seguido por la chica quien no podía ser más feliz.

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-¡Ya voy, no golpees tanto la puerta!-.La voz molesta de Chorlo se oía mientras se dirigía a la puerta con una gran molestia, aquella puerta que el que la golpeaba violentamente parecía querer romperla.

Choroko se sorprendió al ver el estado del chico frente a ella, aquel hermano de Choromatsu Matsuno, paciente de Osoko siempre veía el panorama desde el gran ventanal, ahora con los ojos rojos e hinchados, un aroma desagradable a alcohol y una apariencia deprimente estaba a punto de caer frente a su puerta.

-Choroko, ¿Quién es?, dile que no moleste y que quiero dormir-.La voz de Osoko le hizo mirar hacia dentro de la habitación, solo para hacerle una seña que le ayudara con el visitante.

Cuando Osoko miro a Karamatsu derribarse sobre sus rodillas no espero más y junto con Choroko cargo el cuerpo del Matsuno dentro de la vivienda cerrando la puerta con llave, con dificultad colocaron el cuerpo de Karamatsu en el primer sillón disponible.

-Tráeme un café enseguida, que este lo mas cargado posible-.Totalmente despierta y con los ojos fijos en el estado del chico, le pidió de manera amable a su compañera quien, enseguida fue a la cocina sin decir palabra alguna.

-¿Qué diablos hiciste Karamatsu-kun?, solo mírate-.

-N-no qui-quero ugh-.De manera dificultada la voz de Karamatsu salía de sus labios.

-¿Qué ha pasado Karamatsu-kun?-.

-Osoko, toma-.Choroko le dio la taza de café, que de inmediato Osoko con su ayuda levantaron a Karamatsu ofreciéndole la taza.

-Tómalo Karamatsu te hará bien-.

Con cuidado mientras Osoko tomaba la taza Choroko ayudaba a Karamatsu a mantenerse sentado, cuando el chico tomo todo el contendido lo taparon con algunas mantas, dejaron su cuerpo descansar hasta el día de mañana, cuando el sol volvió a salir Choroko hizo unas llamadas diciendo que ese día no podían atender ese día.

Cuando abrió los ojos lo primero que se encontró fue el resplandeciente sol de la mañana, cerró los ojos con dolor soltando un quejido, miro por todos lados con dificultad se encontró con la sala de ese consultorio donde Choromatsu iba, ahh Choromatsu, se sentía el peor hermano de todos.

-Me alegra que al fin despertara Karamatsu-kun-.

-¿Osoko-sensei?, ¿Qué fue lo que paso?-.Limpio las lagañas de sus ojos y le miro con interrogación.

-Eso es lo que yo me pregunto, llegaste muy borracho, incluso Choroko se preocupó, ¿Ocurrió algo malo Karamatsu-kun?-.

Karamatsu enrojeció de vergüenza, se sentía mal por causarle problemas a ambas mujeres, pero sus sentimientos y el dolor acumulado en el día anterior le hizo recordar porque había llagado al hogar de ambas.

-Lo lamento tanto Osoko-sensei, no quería causarle problemas-.

-No hay problema Karamatsu-kun, es bueno que hayas llegado a un buen lugar, dime Karamatsu-kun, ¿Ocurrió algo malo?-.

Los labios de Karamatsu temblaron, el sabia claramente que su situación con Choromatsu no diferenciaba de la de el mismo con Osomatsu, pero, aun no podía aceptarlo, miro los ojos de la doctora, respiro profundamente y decidió hablar.

-¿Puedo hacerle una pregunta algo incomoda?-.

-Sí, no tengo problema alguno-.

-¿Qué pensaría que alguien que es hermano de un chico que está enamorado de su hermano mayor, sienta lo mismo por el?-.

Osoko pensó la pregunta y logro comprender el pesar de Karamatsu, "pobre chico" pensó, ahora entendía porque Choromatsu lo describía como alguien muy bueno con él, el comportamiento del chico, su preocupación y su cariño por Choromatsu había llegado al punto romántico.

-No sé qué hacer doctora, soy un ser despreciable, mi buraza está sufriendo por Osomatsu nii-san y yo de manera egoísta termine acaparando su atención, soy el peor ser humano del mundo-.

-No digas eso Karamatsu-kun-.

-No pude evitarlo, cuando sonríe siento que mi corazón no puede dejar de latir, su sonrisa es tan hermosa y dulce, su sonrojo es tan tierno, tan brillante, su voz hace que sienta miles de mariposas como si de un chiquito fuera, el contacto de sus manos me hace temblar, su rostro durmiente me seduce, sus ojos me hipnotizan, quise cuidarlo, estaba tan indefenso, tan solo, daría mi vida por su felicidad-.Sostuvo su rostro con sus manos ocultando sus lágrimas.-Soy tan estúpido por amarlo tanto y aun así no me arrepiento-.

Ambas chicas estaban sorprendidas, Choroko por primera vez oía a uno de los "pacientes" de Osoko, quien bajo la mirada analizando el caso, no había duda de que ambos hermanos sufrían por un amor no correspondido y eso, no se lo esperaba.

-Pero el solo pensar que ese imbécil nunca lo amara así me molesta, es tan estúpido, Choromatsu lo ha amado por más de diez años como nunca amo a nadie, él le dio su vida, su corazón y el estúpido solo cree que le vio como amigo, cuando Yuriko llega a casa es como si el desgraciado la estrellara en su cara, eso hizo el primer día, lo que el sabia es que su idiotez hizo llorar a Choromatsu por toda la noche-.

Osoko frunció el ceño, por alguna razón el tono totalmente molesto del chico no le agradaba, sentía un aura obscura proviniendo de él.

-¿Y qué es lo que piensas hacer Karamatsu-kun?-.

-¡Osoko!-.El regaño de Choroko fue ignorado, la chica no tenía un buen presentimiento de todo esto.

-¿Qué hare?, y-yo no sé-.

-¿Tú odias a Osomatsu-kun?-.

Karamatsu abrió los ojos con terror, era cierto que sus sentimientos le provocaban rencor hacia el mayor, pero, ¿Odiarlo?, el odio era muy distinto, algo muy serio, no podía odiar a su hermano, pero ciertamente le molestaba cuando Osomatsu dañaba al pequeño, era frustrante, lo que el sentía no era odio, sino...envidia.

Una envidia que lo corrompía lentamente y lo hacía ser distinto, hacer cosas que no quería, luchar como un miserable perro por las migajas de amor que Choromatsu le daba al mayor a manos abiertas, una envidia que le hizo tomar una decisión.

Se levantó del sillón poniéndose frente a Osoko, con seguridad y firme hizo una reverencia frente a la chica, ambas se quedaron sorprendidas por lo que el chico estaba haciendo.

-Muchas gracias Osoko-sensei, lamento las molestias que le he causado, le agradezco mucho escuchar mi situación y no criticarme, yo no puedo odiar a mi hermano, pero, no me daré por vencido, incluso aunque me tome décadas, luchare por aquello que Osomatsu no aprecia-.

Y sin más corrió a la puerta saliendo de esta al instante.

-Osoko, ¿Qué intentas hacer?-.

-Nada Choroko, soy una psicóloga, mi meta en la vida es comprender las mentes humanas-.

-¡¿Jugando con la felicidad de los demás?!-.

-Yo no hice nada Choroko, pero me asusta algo-.

-¿Qué?-.

-Que Choromatsu-kun se vuelva una víctima en este duelo-.

 


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