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50 Juegos de Codicia y Poder (Ego contra Ego) por ErickDraven666

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Notas del capitulo:

ESTE FANFIC VA POR EL CAPÍTULO 56 EN WATTPAD

Piezas de ajedrez

Después de la despedida de la familia Grey en la segunda planta del edificio perteneciente tanto a Riley como a Bree, el amnésico magnate decidió regresar a la tercera planta donde tan solo se encontraban los dueños del inmobiliario, los imprimados y el joven estudiante de psicología, el cual detuvo su ir y venir en el acogedor salón del antiguo departamento, al observar entrar a Christian, viendo en su mente como al parecer, Taylor había hablado más de la cuenta.

—Mi familia se ha marchado. —Edward asintió pretendiendo retirarse, pero Christian detuvo su rápida huida, al notificarle a continuación—. Taylor me ha dicho todo... —El corazón del vampiro se agitó, haciéndole sentir indefenso— ...o casi todo. —Aunque no necesitaba respirar, Edward sintió que le faltaba el aire, intentando controlar sus nervios, a la espera de lo que el magnate diría a continuación—. Me proteges porque según Jason, tú y yo... —Se armó de valor para concluir su alegato— ...tuvimos un romance.

—No es el momento de hablar de esto, Christian. —Edward comenzó a caminar, incitando al magnate a seguirle.

—¿Por qué huyes? —preguntó sin dejar de seguirlo, siendo Edward quien detuviera sus pasos.

—Dije que no es el momento. —Christian siguió caminando hacia el vampiro, deteniéndose al estar lo suficientemente cerca como para mirarle directo a los ojos.

—No sé qué habrás hecho para que yo me haya enamorado de ti, y la verdad es que no deseo averiguarlo. —Edward no supo si sentirse aliviado o afligido ante aquella acotación—. Solo quiero agradecerte lo que hiciste y sobre todo lo que los tuyos están haciendo tanto por mí como por mi familia. —El vampiro asintió—. Solo dime una cosa. —Edward no supo qué hacer, deseando verle a la cara pero temía arrojarse sobre el magnate y comérselo a besos, manteniendo su mirada en el suelo—. ¿Por qué el hombre que me secuestró quiere hacerme daño a mí y a mi familia? —A lo que el chico respondió levantando a fin la mirada.

—No estoy muy seguro... solo sé que es alguien que disfruta malsanamente del dolor ajeno. —Edward pretendió seguir su camino hasta el cuarto que Bree le había asignado como suyo, pensando en tomar las llaves de su auto e ir a buscar varias cosas de uso personal en su departamento, sintiendo como Christian le seguía.

—¿Por qué no logró recordar nada de lo nuestro? —El vampiro se detuvo en el umbral de la puerta, notificándole sin deseo alguno de verle a la cara.

—Porque alguien borró tus recuerdos, Christian.

—¿Quién fue?... ¿Cómo lo hicieron?... —preguntó bastante aturdido, demostrándole al apuesto vampiro su estado de desequilibrio mental, el cual estaba a punto de colapsar nuevamente—. ¿Por qué me están haciendo esto a mí?... ¿Por qué te lo están haciendo a ti? —Edward le aferró de ambos brazos, mirándole fijamente a los ojos, intentando detener su incesante interrogatorio.

—No puedo darte respuestas ahora, Christian. —El magnate volvió al estremecerse, al sentir las frías manos de Edward sobre su cuerpo, tal y como lo había percibido en el momento en que fue alcanzado al caer por el ágil y fuerte muchacho, el cual le soltó rápidamente, al ver en sus pensamientos lo incomodo que se encontraba—. Pero prometo dártelas en su debido momento, por ahora será mejor que descanses. —El magnate asintió apartándose de él—. Te dejaré con Riley, Bree y Jacob. —Justo en aquel momento el beta de la manada salió de la cocina, engullendo un sustancioso sándwich de cuatro pisos, mientras su imprima comía un pequeño emparedado, alegrándose de ver al magnate, ya que aunque habían coincidido en la reunión de la sala, el alboroto ante la hipnosis creada por Elijah sobre Jacob, al igual que la disputa entre los implicados, no les permitió interactuar tranquilamente; siendo la sonriente ex sumisa del empresario, la que lo incitara a entrar en la cocina, pidiéndole que comiera algo.

—No tengo hambre, Leila. —A Christian le incomodaba saber sobre la relación de Jacob con su ex amante, no por machismo, sino al intentar recordar como sabia sobre su situación sentimental, sin estar en su cabeza los recuerdos de aquel enamoramiento, sabiendo de antemano que aquello involucraba a Edward, el cual ya había tomado sus llaves, despidiéndose de todos los presentes, bajando hasta el sótano del abandonado inmobiliario, sacando su auto por el pasadizo subterráneo que tanto Bree como Riley habían creado para salir a escondidas del edificio departamental sin ser detectados.

—Un pequeño sándwich no le hace mal a nadie, Christian. —Leila comenzó a prepararle un emparedado muy parecido al que ella estaba ingiriendo, mientras el magnate observaba cómo Riley y Bree instalaban una cocina, y empotraban un refrigerador en la vacía cocina.

—¿Por qué están colocando eso ahora? —preguntó el magnate, sintiéndose un poco perturbado—. ¿Apenas se están mudando o...? —Dejó que su mente volara, al recordar que ninguno de los dos anfitriones había comido durante todo el día, sintiendo cierto temor de saber el porqué de ello.

—No querrás saberlo, Christian. —Notificó Jacob con socarronería, mordiendo nuevamente su descomunal emparedado, dándole miradas furtivas a los dos vampiros que trataban de amoblar la cocina, los cuales siguieron su ardua labor sin inmutarse, siendo Leila quien se acercara al intranquilo hombre, entregándole un plato con un pequeño emparedado picado en triángulos, junto a un pequeño vaso de jugo de naranja—. Anda... come. —El beta de la manada tomó asiento a su lado, después de darle un beso en los labios a su prometida, tratando de que el desconectado multimillonario no se diera cuenta de la facilidad con la que Bree movía ella sola el refrigerador.

—Todo esto es muy confuso para mí. —Acotó Christian tomando entre sus manos uno de los triángulos de sándwich, olfateándole para ver que tenía dentro.

—Tranquilo Chris... todo va a estar bien —Aquel diminutivo trajo a su memoria fragmentos de recuerdos que parecían haber sido borrado, pero que al contrario le demostraron al magnate que solo se encontraban atrapados en su subconsciente, recordando aquello como un lejano sueño.

"Chris... Chis... Chris..." En todas las veces que su cabeza reprodujo aquel cariñoso diminutivo, la voz de Edward se encontró presente, aturdiendo aún más la cabeza del magnate, el cual se incorporó rápidamente de su asiento, llevándose consigo tanto el plato como el vaso, encerrándose en su recamara, haciéndose un mohín sobre la cama, recordando lo que su guardaespaldas personas le había notificado después de que su familia se hubiesen marchado en compañía de Bella y de Sawyer,

"Yo solo juego mi papel delante del señor Elijah... él pretende coquetear conmigo y yo simplemente se lo permito por un bien común, señor Grey... pero usted es quien probó del árbol prohibido de la homosexualidad y ya no pudo retomar su vida heterosexual tal y como la había estado llevando antes de conocer al joven Edward"

Christian intentó autoconvencerse de que simplemente había sucumbido ante algún poder mental por parte del desconcertante hombre que era el joven Cullen, sin saber aun lo que realmente era, un súper héroe, un extraterrestre o un ser sobrenatural, rehusándose a creer cualquiera de sus locas elucubraciones sobre él, revolviendo su cabeza en un mar de confusiones que lo hicieron desvariar al punto de la desesperación.

 

Elijah se paseó de un lado a otro en el hangar privado del aeropuerto de la ciudad de Seattle, donde arribaría el avión particular de los Vulturi, siendo Garrett el único en querer acompañarle al interior del aeropuerto, intentando comunicarse con Alistair, pero al parecer, su amigo había desaparecido.

—Esto no me está gustando. —Acotó Garrett, enviándole un nuevo mensaje de texto a su amigo e intentando realizar otra llamada—. No sé nada de él desde hace varios días. —Elijah giraba su anillo solar alrededor de su dedo, el cual le permitía transitar a tempranas horas de la mañana, sin que el sol le lastimara, ya que los Mikaelson eran los únicos vampiros en cargar a cuestas, la maldición de no poder soportar los rayos del sol.

—Ya aparecerá, Garrett. —Alegó con un vestigio de hastió y total aburrimiento, dejando el juego con su anillo para reacomodar los puños de su costoso saco importado, después de observar por trigésima vez su Rolex—. En dado caso Demetri puede rastrearle. —Aquello consiguió que Garrett le mirara con el ceño fruncido—. ¡Oh vamos!... no me mires así. —Puso los ojos en blanco—. Alistair no es santo de mi devoción... es muy lambiscón para mi gusto.

—Como si a ti no te agradara que te besaran el culo, Elijah. —Aquello hizo sonreír con socarronería y total perversión al vampiro.

—¿A quién no?... —Acotó seductoramente.

—Sabes de lo que hablo.

—Lo sé mi pequeño rufián... tranquilízate... ya aparecerá. —El avión se dejó apreciar al fin, surcando el firmamento, y después de lograr un aterrizaje perfecto, ambos vampiros decidieron acercarse a la lujosa nave, siendo Garrett quien cubriera su cabeza con la capucha de su chamarra, mientras Elijah simplemente caminó como si fuese de noche, ya que el anillo le ayudaba a pasar desapercibido entre los mortales que trabajan en el aeropuerto, pues su piel no brillaba.

El primero en abandonar el avión privado proveniente de Volterra fue Cayo, vistiendo una túnica negra que lo resguardaba de los inclementes rayos del sol, seguido por Demetri y Santiago, quienes acompañados por cuatro guardias más, ayudaron a bajar al apuesto rubio de facciones delicadas pero lo suficientemente masculinas como para llamar la atención de cualquier fémina, e incluso de cualquier caballero.

—Odio volar. —Aquello hizo sonreír a Elijah, mientras Garrett simplemente les contempló con el rostro serio—. Mi señor sabe que odio volar y aun así me involucra en sus disputas con su hermano. —El ancestral vampiro se mantuvo cruzado de brazos, manteniendo una de sus manos sobre el mentón, a la espera del arribo del odioso y malhumorado italiano—. Todo sea para no soportar a esa insufrible mujer. —Aquello hizo que Elijah alzara una de sus cejas, dándole una mirada furtiva a Garrett, el cual permaneció en su postura seria e imperturbable.

—Mio caro... ¿Por qué tanta rabia?... ¿De qué mujer hablas?... —A lo que Cayo respondió, tomando la mano de su señor Elijah, depositando respetuosamente un beso sobre el anillo Mikaelson.

—De la nueva esposa de mi hermano... no la soporto. —Garrett pensó por unos segundos en Elena y la postura que la nueva vampiresa perteneciente al clan Vulturi tendría al respecto, escuchando lo que el odioso vampiro acotó a continuación—. Es mandona, prepotente, odiosa, gritona y no conforme con eso se viste como una cabaretera... nuestra ama Sulpicia debe estarse revolcando en su féretro. —Aquello hizo sonreír a Elijah, regalándole un fuerte abrazo a su consentido entre los Vulturi, intentando calmarle.

—Ya está mi pequeño bambino... —Se apartó de él para recibir los respetuosos saludos de Demetri y Santiago, los cuales le reverenciaron, besando al igual que Cayo el anillo Mikaelson— ...Estas aquí con tu amado Elijah, así que cálmate y cuéntame ¿Cómo estuvo el viaje? —Mientras ambos vampiros conversaban, encaminándose hasta la salida del hangar, Garrett, Demetri y Santiago se miraron retadoramente, siendo Santiago quien le exigiera al policía, justo cuando el valet que había sacado las maletas del avión se acercó a ellos preguntándoles quien llevaría el carrito del equipaje.

—Allí te hablan, policía. —Demetri sonrió con total malicia, intentando cubrir una socarrona sonrisa, manteniendo siempre las túnicas sobre sus cabezas.

—Ustedes dos saben muy bien que solo me los aguanto porque son parte de la corte real de Elijah. —Esperó a que el chico se marchara, aferrando a velocidad sobrehumana a Santiago por el cuello, espetándole a escasos centímetros de su rostro—. Pero no me provoques maldita rata o juro que voy a dejar restos de ti desperdigados por todo Seattle. —Le empujó, logrando que el vampiro cayera sobre dos de sus cuatro escoltas, los cuales pretendieron atacarle, siendo Elijah quien culminara la pelea entre las piezas del mismo equipo de ajedrez.

—Basta de discutir sobre quien la tiene más grande. —Rugió de muy mal humor, chaqueando los dedos—. ¿Santiago?... —El aludido dejó de mirar retadoramente a Garrett, enfocando la mirada sobre su señor—. Encárgate de hacer las reservaciones y de ser lo más discreto posible. —El molesto vampiro asintió, pidiéndole a los demás guardias que le ayudaran—. Garrett y Demetri... sígannos. —El principal guardia de los Vulturi le pidió a Santiago que hiciera lo que su señor le exigía, encaminándose junto al policía hasta donde Elijah y Cayo retomaron su andar, siendo Garrett quien acotara entre dientes.

 

—Necesito un favor tuyo, Demetri. —A lo que el odioso Vulturi acotó en un tono de voz irónico y bastante arrogante.

—Lo siento, Garrett... no eres mi tipo, así que no pienso chupártela aunque fuese el único homosexual sobre la faz de la tierra. —Garrett le aferró tan rápido por ambos brazos, que Demetri no se percató de ello hasta que los ambarinos ojos del policía se clavaron sobre la escarlata mirada del griego, el cual intentó zafarse.

—Alistair ha desaparecido. —Aquello detuvo el ofuscado intento del griego por soltarse del agarre de Garrett—. No sé nada de él desde que fue a visitarme a la comandancia hace aproximadamente tres días. —El ex soldado soltó los brazos del guardia, el cual le miró fijamente a los ojos, intentando calmar el odio que le profesaba a la persona que solía frustrar todos los intentos de seducir al apuesto europeo, manteniéndole a su merced y sodomizándole a su antojo, sin que Garrett tuviese a otro rastreador a su disposición a parte de Demetri, el cual era todo un sabueso, al igual que Alistair—. Jamás te pediría esto a ti al menos que fuese necesario. —Garrett comenzó a caminar, mirando como Elijah y Cayo observaban todo el interior del aeropuerto, mostrando la documentación que los acreditaba como personas VIP, señalando a sus espaldas a ambos vampiros, notificándoles a las autoridades pertinentes que venían con ellos.

—¿Crees que nuestro señor Niklaus le haya hecho algo? —Garrett asintió.

—No lo creo, estoy cien por ciento seguro. —El policía se quitó la capucha, lo que Demetri imitó al estar en el interior del transitado lugar—. Antes de venir acá envié a uno de mis oficiales hasta la casa de los Kavanayén, para que le notificaran a la hermana de Ethan que su novio estaba bien para que no se preocupara, pero la chica estaba bastante alterada, alegando que ni siquiera su hermano había aparecido durante toda la noche y el resto de la mañana. —Aquello le dio que pensar al griego—. Sé que Benjamín ya está aquí. —Aquello detuvo el andar de Demetri, logrando que Garrett también se detuviera—. Necesito encontrarlo, necesito saber si Klaus le ha hecho algo. —El apuesto guardia retomó su andar, saliendo al fin del transitado lugar, notificándole al policía.

—Lo rastrearé. —Miró desdeñosamente a la rubia que los esperaba en el interior de un lujoso auto, el cual sería conducido por el guardaespaldas personal de Christian, aquel que simplemente esperó paciente a que todos los implicados entraran en la limosina, mientras Garrett y Demetri eran los únicos en permanecer lejos del costoso vehículo, siendo el policía quien esta vez hablara.

—Solo localízalo, Demetri... ¡pero por favor!... no vayas a...

—Tú a mí no me ordenas... Garrett. —Se sacudió de mala gana la capucha antes de colocársela nuevamente sobre su cabeza—. Confórmate con saber que le buscaré... lo que yo haga con él cuando lo encuentre es cosa mía. —Sé apartó del malhumorado policía después de darle un empujón, apartándole de su camino.

"Bueno, Al... espero que sepas defenderte de Demetri, ya hice mi parte, y ruego porque tú hagas la tuya, amigo mío" Garrett supo que no había sido muy buena idea aquello, pero entre dejar a su amigo a merced de las rabietas de Klaus y enviar a su enamorado eterno a buscarle, sintió que la segunda opción era diez mil veces mejor que la primera.

—Mi señor... —Interrumpió el griego a ambos líderes—. Sí me lo permite iré a recorrer la ciudad, quiero ver en qué puntos estratégicos pretende atacar nuestro señor Niklaus o que sitios suele frecuentar. —Elijah le dio una rápida mirada a Garrett, el cual se encaminó hacia el otro lado del auto, haciéndose el desentendido.

—Ve. —Le ordenó el noruego, permitiéndole al guardia andar a sus anchas—. Ya sabes... cero cuerpos desperdigados y desmembrados por doquier, no quiero que llamen la atención y sobre todo... —Demetri asintió a todas las acotaciones de Elijah, mientras Garrett entraba al auto, esperando a que su ex amante y Cayo entraran— ...No busquen problemas con los Cullen. —Señaló a Rosalie, la cual conversaba por mensaje de texto con su familia—. Ellos son parte importante en este juego y te guste o no van a tener que llevarse bien. —El griego puso los ojos en blanco, sintiendo que sufriría una agonía al tener que ser amable con el Clan al que su señor Aro tanto detestaba, tan solo por el jueguito de poder entre hermanos, bancándose todo aquello por el bien común—. Otra cosa, Dem... —El guardia se detuvo, volteando el rostro después de hacer un gesto odioso y arrogante, mirando a su señor—. Recuerda que a Nicky le encanta esconderse en los mausoleos.

—Sí mi señor. —Se retiró después de darle una última mirada furtiva a Garrett, el cual simplemente asintió a su retirada, recibiendo de parte de Rosalie una petición.

—¿Crees que nos puedas ayudar a Bella y a mí a encontrar a Jasper? —Garrett alzó una de sus cejas—. Ustedes tienen una buena amistad... cada vez que se necesitaban se localizaban con facilidad. —A lo que Garrett acotó, extrayendo sus gafas de sol del bolsillo interior de su chamarra, colocándoselas sobre la cabeza.

—Alistair suele ser quien localice a Jasper ya que él es el rastreador. —Rosalie asintió mirando hacia la parte trasera del auto, ya que la rubia se encontraba junto a Taylor en el asiento del copiloto—. Si logró que el griego lo encuentre, le pediré que lo localice. —La vampiresa asintió nuevamente, agradeciéndoselo sin decir nada sobre el estado de gestación de Leah, esperando a que los dos vampiros que conversaban fuera del auto decidieran entrar al lujoso vehículo, siendo Cayo quien abriera la puerta, notificándole a su señor que deseaba cambiarse y comprar ropa que lo hiciera ver un poco menos formal, ya que lo que solía usar en los dominios Vulturi, no le pareció acorde para usarlo en Seattle.

—¡Por supuesto, querido!... ¡Por cierto!... te presento a Taylor. —Señaló al guardaespaldas, después de haber entrado al auto—. Él será mi futuro esposo. —Susurró al oído del serio y odioso vampiro, el cual contempló al humano de arriba hacia abajo, acotando a continuación.

—¿Estas bromeando? —Taylor supo de sobra lo que el prepotente vampiro diría, encendiendo el auto para ignorar lo que el atorrante chico acotaría a continuación—. Primero te enamoras de la doppelganger, patasucia, muerta de hambre de la Katherine, después del tipejo ese llamado... —Chaqueó sus dedos, intentando recordar el nombre de uno de los tantos ex del vampiro.

—Stefan... —Cayo chasqueó nuevamente los dedos, señalando a Elijah.

—Stefan Salvatore. —Puso los ojos en blanco—. Que tipito para caerme mal... es tan lacerante como el hermano de la rubia—. Señaló a Rosalie, la cual simplemente comenzó a admirarse las uñas, tratando de ignorar el insistente parloteo del irritante Italiano—. Después Garrett... —Señaló al ex soldado, aquel que optó por mirar por la ventana, pensando en su amado sheriff, deseando estar a solas para poder llamarle. — ...No te ofendas Hampshire, pero por amor a Aro, mi señor... ¿Un policía? —Elijah mantuvo sus labios apretados para no reír ante las críticas del favorito del milenario vampiro, aquel que veía al más joven de los Vulturi como a un hijo.

—Púdrete, maldito fetuccini con salsa diarreica. —El milenario inmortal no pudo evitar soltar una risotada, cubriéndose el rostro ante la irreverencia del policía, mientras Cayo lo fulminaba con la mirada del otro lado del asiento, ya que Elijah iba en medio de los dos vampiros.

—¿Ves?... a eso me refiero... te enamoras de puros malvivientes, de hombres groseros y mujeres de la mala vida... eres lo que la National Geographic denominaría como "el encantador de pobres" —No solo Elijah soltó una risotada divertida y por demás descarada, Rosalie no pudo evitar reír ante aquello, recibiendo la desdeñosa mirada de Taylor, disculpándose con el agradable hombre, alegando que aquello en verdad le había causado gracia—. Después de todos tus ex no pensé que pudieses caer más bajo pero me he equivocado. —Señaló a Taylor—. Ahora sales con un chofer.

—De hecho soy el guardaespaldas personal del señor Grey. —Aquello no borró la cara agria y malhumorada del Vulturi, el cual simplemente se cruzó de brazos, negando con la cabeza ante la indignación que lo embargaba—. Ex agente de la CIA y del FBI. —Cayo puso los ojos en blanco—. Uno de los miembros fundadores de la SIAG. —Aquello se refería a la Asociación Inter Americana de Guardaespaldas, A.C., argumentando a continuación—. Co-propietario de una de las agencias de seguridad más reconocidas en Seattle. —Cayo siguió sin querer otorgarle al caballero el más mínimo respeto, observando por la ventanilla del auto, mientras Elijah disfrutaba a caudales, el escuchar al elocuente hombre defenderse de los desplantes del engreído vampiro—. Y si eso aún le sigue quedando pequeño, señor Vulturi, déjeme decirle que su señor Elijah es quien me persigue, a mí me tiene sin cuidado sus incesantes coqueteo. —Rosalie pensó en que a lo mejor aquello incomodaría al vampiro Original, dándole a Taylor un leve pisotón con la punta de su costoso zapato.

—Él tiene razón, mi pequeño tortellini relleno de ricota. —Le abrazó, depositando un paternal beso en su frente—. Yo soy quien intenta conquistarle y ¿sabes qué?... —El rubio vampiro no dijo nada, esperando a que su señor respondiera la retórica pregunta que había hecho—. No pienso desistir hasta obtener de él aunque se un beso. —Contempló a Taylor por el espejo retrovisor, esperando a que el guardaespaldas le regresara el gesto, sin dejar de abrazar a Cayo, percatándose de como el hermético hombre levantó la mirada, cruzándola con la del pintoresco vampiro, para luego mirar a la hermosa rubia junto a él, la cual siempre le incitaba a seguirle el juego a Elijah.

—Eso sí que va a estar difícil. —No solo Garrett dejó de observar la ciudad por la ventana para enfocar sus ojos en el guardaespaldas, Elijah alzó una de sus cejas en un gesto de asombro, mientras que el antipático italiano volteó a verle con el ceño fruncido, siendo Rosalie la única en sonreír, disfrutando el ver como Taylor parecía hacerle caso, manteniendo su puesta en escena. —Si usted pretende ser mi primera experiencia con un hombre tengo mis dudas sobre si sería la persona indicada para algo como eso. —Tanto Garrett como Cayo miraron a Elijah, el cual mostró una amplia y desvergonzada sonrisa.

—Intentaré estar a la altura de la situación y ganarme ese tan anhelado primer beso. —Taylor simplemente no dijo nada, aunque todos le observaron a la espera de alguna acotación de su parte, pero el adusto guardaespaldas simplemente encendió el micrófono del intercomunicador sobre su oreja, notificándole a sus hombres lo que estaba haciendo en aquel momento, recordándoles que a cada tanto debían de cambiar de frecuencia, ya que podrían ser víctimas de una posible interferencia por parte de los implicados, omitiendo como siempre la historia sobrenatural que los envolvía a todos—. Es simplemente adorable. —Susurró a oídos del rubio y serio vampiro, sin dejar de abrazarle, siendo Garrett quien se sobresaltara al sentir su teléfono celular vibrar en el interior de uno de sus bolsillos, extrayéndole para contestar la llamada, percatándose del nombre que mostraba la pantalla, al igual que Elijah—. ¡Sheriff!... ¿Quién es ese tal sheriff? —El policía apretó el celular en contra de su pecho, exigiéndole a Taylor detener el auto.

—Aaamm... Un amigo. —Le dio una mirada furtiva a Rosalie, la cual retomó los mensajes de texto con sus familiares, ignorándoles a todos, agradeciendo enormemente el que no se percatara de ello, aunque Garrett imaginó que ella no sabía que así le decía al padre de Isabella—. Nos vemos más tarde, Elijah. —Abrió la puerta, justo cuando el milenario vampiro le aferró del brazo, susurrándole al oído.

—No me creas tan estúpido, Garrett. —El policía se aterrorizó ante la idea de que su ex se enterara quien era su nuevo enfoque sentimental, ya que de seguro llegaría a oídos de Klaus, por boca de alguna de las piezas de ajedrez—. Sé que le pediste a Demetri que buscara a Alistair. —Garrett no supo si suspirar aliviado o sentir otro tipo de miedo ante lo que pudiese estar pensando el vampiro Original de él—. Ten mucho cuidado, rufián... Alistair es ahora parte del enemigo. —A lo que el policía respondió después de contestar la llamada, exigiéndole a Charlie que le diera unos segundos, volviendo a cubrir el celular con su pecho.

—igual que Klaus... Elijah y aun así tú no piensas matarle... ¿Cierto? —El serio vampiro soltó su brazo, acomodándose nuevamente sobre el asiento trasero del auto—. Pues Al. es como mi hermano y aunque sea del bando contrario no pienso abandonarle a su suerte. —Se acercó al ceñudo vampiro, depositando un fugaz beso en su mejilla, argumentando antes de abandonar definitivamente el auto—. Te quiero Elijah... hablamos luego. —Salió del auto después de subirse la capucha y colocarse los lentes de sol, corriendo a velocidad sobrehumana al percatarse de que la calle se encontraba poco transitada, alejándose de la limosina.

—¿A dónde vamos, Elijah? —preguntó Taylor después de haber puesto nuevamente el auto en marcha.

—Llévame a donde escondieron a la neófita... a la secretaria de Christian. —Aquello asombró tanto a Rosalie como a Taylor, los cuales se vieron a las caras—. Es hora de empezar a colocar en su puesto las piezas de ajedrez y como siempre se suele comenzar con las menos importantes... los peones. —Volvió a abrazar a Cayo, el cual simplemente se lo permitió, mientras Rosalie le notificó a Jason donde habían encerrado a la neófita, enrumbando el auto hacia el edificio de Grey Enterprise holding Inc., sin que el guardaespaldas pudiese creer que habían dejado a la vampiresa en la empresa que Klaus estuvo a punto de destruir, elucubrando sobre el lugar donde la habían encerrado para que no pudiese escapara.

 

Eran aproximadamente las cinco de la tarde en Seattle, cuando Klaus arribó al lujoso hotel Kimpton Palladian en el centro de la ciudad, en donde Benjamín había llevado a la guardia real del milenario vampiro, realizando las reservaciones al momento de arribar el día anterior a Seattle, apartando un piso completo para los implicados en todo aquel juego de poder entre hermanos.

Subió al ascensor después de haber entregado su identificación en la recepción, abandonando el aparato mecánico con aun amplia sonrisa, al rememorar no solo lo que había hecho en la mañana con los traidores de Alistair y Ethan, sino al saber que jugaría una pieza crucial que les daría en la madre al Clan Olympic, al invitar a las hermanitas Denali, las cuales habían quedado fascinadas con él, usándolas a su favor al saber que eran familiares de los Cullen, imaginando lo que diría Edward ante aquello y sobre todo saber lo que haría Carlisle, ya que el hibrido recordó el modo despectivo con el que el líder de dicho Clan había rechazado el ofrecimiento que Garrett le había hecho, notificándole groseramente que no deseaba pertenecer a su corte.

—Veamos qué dices ahora cuando sepas que las hermanas Denali están de mi lado. —Si bien solo había logrado engatusar a Tanya y a Kate, aquello le pareció suficiente como para molestar al padre de Edward, y hacerle venir a Seattle, ya que de seguro los demás integrantes del Clan de Alaska se lo notificarían a Carlisle.

El por demás sonriente hibrido tocó la puerta del pent-house que habían rentado, esperando a que alguien la abriera, siendo Alec quien le recibiera, reverenciando y besando el anillo Mikaelson que adornaba el dedo anular de Klaus, el cual entró elegantemente a la lujosa estancia, admirando no solo a los presentes sino a todo el mobiliario, deteniendo su exhaustivo escaneo al contemplar a la despampanante rubia sentada en medio del salón, la cual mostraba un ceñido vestido color sangre que llegaba hasta el suelo, dejando sus espectaculares piernas al descubierto.

 

—¿Qué demonios hace ella aquí, Aro? —Rugió Klaus con los ojos inyectados en sangre, apartando su iracunda mirada de la sonriente vampiresa, observando retadoramente al italiano.

—Mi señor... déjeme explicarle. —Pero el vampiro ni siquiera alcanzó a ponerse en pie, cuando la rubia ya lo había hecho, señalando a su esposo.

—Tú no vas a explicarle nada a este niño caprichoso. —Benjamín alzó una de sus cejas en un gesto irónico, siendo Jane quien pretendiera infundir su don sobre Elena, pero Chelsea ya había usado el suyo para desvincular los sentimientos emocionales entre Aro y jane, vinculando a la menuda vampira con Elena, defendiéndola por sobre su amo y señor—. Sentado, Aro... —Le ordenó la vampiresa apuntando el dedo hacia su esposo, para luego acercarse a la hermosa mujer griega de cabellos castaños y deslumbrantes ojos escarlata, acariciándole cariñosamente la espalda—. Gracias querida. —Elena había creado un vínculo madre e hija con Chelsea, al ser usada por su padre adoptivo por el don de mantenerlos a todos unidos y en total armonía, pero marginada a la vista de todos los machistas de aquel Clan, al poseer gustos lésbicos—. No me había ido esperando a que "Su majestad" hiciera acto de presencia. —Realizó una sobreactuada reverencia, tomando entre sus manos el enorme sombrero que había dejado sobre una de las mesas, colocándoselo elegantemente.

—Esto se va a poner bueno. —Susurró Benjamín a oídos de Alec, el cual observó desdeñosamente a la nueva "madrastra" por llamarla de algún modo, ya que tanto para él como para su hermana, Sulpicia había sido como una madre y Aro siempre los trató como a sus hijos.

—Solo te quería decir que no estaré en tus piezas de ajedrez, Klaus Mikaelson. —El iracundo hibrido pretendió tomarla por el cuello, pero Chelsea se lo prohibió, siendo Félix quien tomara a la pequeña pero ágil vampiresa de los cabellos, la cual rodeó el cuello del corpulento inmortal con sus piernas, realizándole una extraordinaria maniobra, arrojándole bruscamente en contra del suelo.

—Se suponía que tú no estarías aquí, mujerzuela. —Elena sonrió con socarronería.

—Pero aquí estoy, Niklaus. —Señaló a Aro—. A tu alfil le salió el tiro por la culata. —Chelsea ya había derrotado a Félix, siendo Benjamín quien lo apartara de la pequeña pero letal vampiresa, ya que si algo sobresalía por parte del egipcio era la caballerosidad y no dejaría que el descomunal guardia le diera una paliza a una mujer—. Creyó que podría transformarme y usarme como lo hace con todos sus bufones. —Miró a cada uno de los vampiros en aquel salón—. Pero no se puede dominar a una dominatrix, querido... eso es imposible. —El enajenado hibrido pretendió atacarla nuevamente, pero la vampiresa le señaló, logrando con aquel simple gesto que se detuviera, cayendo de rodillas frente a ella—. Así me gusta, perrito... obediente. —Palmeó la cabeza del encoleriza Original, pasándole por un costado, exigiéndole a Chelsea que trajera sus cosas, ya que ambas pensaban abandonar las piezas negras del tablero de ajedrez y unirse a las blancas.

—¿Elena?... ¡por favor!... no puedes hacerme esto... no puedes abandonarme. —A lo que la hermosa mujer argumentó, tomando el bolso de mano que su hija adoptiva le entregaba, agradeciéndole amablemente.

—Esto no es un divorcio, querido Aro... —Le arrojó un beso volador—. Te amo... pero si lo que el berrinchudo bebé quiere es jugar un peligroso juego de dominación y poder, jugaré encantada... pero a mi modo y en el bando que a mí me plazca. —Posó el brazo sobre los hombros de Chelsea, incitándola a caminar, mientras argumentaba a continuación—. Del lado de Klaus, soy solo una simple Torre... pero del lado de Christian, yo siempre seré la Reina. —Y dicho aquello cerró la puerta, enrumbándose a velocidad sobrenatural hacia el ascensor, ya que ambas sabían que el don impuesto sobre el hibrido se rompería, abandonando el lujoso hotel antes de que al hibrido se le zafara un tornillo.

—¡AAAAAROOOOO!... —Gritó Klaus, arrojándose con total furia sobre el italiano, destrozando el antiguo y por demás costoso mueble donde había estado sentado, golpeando una y otra vez el rostro del líder del Clan Vulturi, mientras sus lacayos no sabían que hacer, si defender a su señor o serle fiel a su rey, aunque a veces este no tuviese la razón, siendo Heidi quien saliera de la ducha completamente desnuda, llamando la atención de todos los presentes.

—¿Por qué tanto escándalo? —No solo Benjamín se deleitó con el escultural cuerpo recién bañado y húmedo de la hermosa vampiresa, tanto Félix como Klaus contemplaron el vaivén de los pechos de la vampiresa de cabellos color cobre, la cual se inclinó desvergonzadamente para tomar una de las tantas toallas que reposaban sobre la mesa, logrando que los tres hombres tuviesen una erección espontanea, al permitirles apreciar tanto su trasero como su vagina, siendo Klaus quien soltara el maltrecho rostro de Aro, incorporándose del suelo para acercarse seductoramente a la vampiresa, la cual sabía que su señor la extrañaba a caudales en su cama.

—Tú y yo hablaremos luego. —Señaló desdeñosamente a Aro, el cual había comenzado a ser atendido por los gemelos Vulturi, Jane y Alec, quienes lo levantaron del suelo, abrazándole cada uno por un costado—. Ahora tengo mejores cosas que hacer. —Nalgueó a la exhibicionista chica, la cual sonrió con socarronería, girando su desnudo cuerpo para recibir no solo el fuerte abrazo de Klaus, sino también un apasionado beso por parte de su señor, aquel que la alzó entre sus brazos, llevándosela a una de las recamaras para hacerla suya, intentando controlar la rabia que lo había apresado con sexo lujurioso y desenfrenado en compañía de una de sus más fieles súbditas.

 

Alistair no pudo saber con exactitud qué hora era, si bien el tiempo transcurrió largo y tedioso, no supo si ya era lo suficientemente tarde como para comenzar a temer o si por el contrario aun le quedaba tiempo para seguir intentando zafarse, golpeando y jalando insistentemente las cadenas, sintiendo como a cada tanto parecían estar cediendo.

—¿Ethan?... —El inmutable licántropo permaneció suspendido por las gruesas cadenas que lo apresaban, preguntándole de mala gana al vampiro que quería—. Vamos viejo... sé que tú y yo no nos hemos llevado muy bien, pero... —El licántropo comenzó a agitarse, aferrándose con fuerza de ambas cadenas, dejando escapar un rugido involuntario— ...No, no men... cálmate, por favor... —El temor que había estado embargado a Alistair se transformó en terror en su estado más crudo, jalando insistentemente y a velocidad sobrehumana las cadenas que le apresaban, percibiendo como una de las que mantuvo su pierna izquierda se desprendió, sintiendo cierto alivio, aunque aún no podía cantar victoria.

—Aaaggr... ¡maldición! —Los huesos de Ethan comenzaron a crujir, logrando que el adolorido metamórfo rugiera nuevamente, sobresaltando al vampiro, el cual se percató de como la maltrecha espalda del muchacho comenzó a curarse, aflorando un pelaje color café por todo su cuerpo, mientras sus piernas se curvaban hacia atrás—. Será mejor que salgas de aquí, chupasangre. —Su voz sonó gruesa y bastante alterada ante los cambios que estaba padeciendo.

Por supuesto aquello activó aún más las alarmas del temeroso vampiro, el cual siguió jalando y golpeando las cadenas en contra del altar donde el hibrido lo había atado, mientras que el agonizante metamórfo siguió transformándose, lo que por supuesto cambió el ancho de sus muñecas y sus tobillos, permitiéndole zafarse de las cadenas, cayendo al suelo sin dejar de mutar.

—¡Maldita sea!... suéltate de una buena vez estúpida cadena... ¿De que estas hecha? —preguntó Alistair sin desistir ante su empeño de soltarse, pero Ethan ya se había trasformado por completo, pretendiendo atacar al vampiro europeo, el cual levantó la pierna que había logrado zafar, clavándole el pie en el abdomen al descomunal animal, empujándole con violencia—. Lo siento Ethan, pero eres tú o yo. —Logró al fin soltar la cadena que apresaba su otra pierna, arrojándose al suelo para poder tener mayor movilidad ante otro posible ataque, sin dejar de jalar las ataduras de titanio que aun apresaban sus muñecas, agachándose al percatarse como el licántropo se arrojó nuevamente sobre él, intentando escabullirse hacia el otro lado del altar, pero el furioso lobo le atenazó una pierna, logrando que el vampiro gritara al sentir como el metamórfo había inyectado el letal veneno de licántropo en su cuerpo, lo cual quemaba como las mismas brazas del infierno.

—¡Aaaahhh!... DIOOOOS... NOOO... —Logró zafarse de las fauces del enajenado lobo, pateándole la cara con la pierna herida, saltando hacia el otro lado del funesto altar, cerrando los ojos al ver como el descontrolado lobo pretendía saltar nuevamente sobre él, escuchando el brusco desprendimiento de una puerta de madera, al igual que el chillido del furioso animal al ser arrojado violentamente en contra de una de las paredes, rompiéndole una costilla.

—Ya estas a salvo, mio caro. —Aquella voz con acento italiano falso, le hizo abrir los ojos rápidamente, percatándose con un temor aun mayor, que se encontraba en brazos de su verdugo sexual, el cual lo había sodomizado y usado como concubina obligatoria durante muchos años, logrando escapar gracias a Garrett, aquel que había dado por muerto a su amigo de viajes cuando ambos eran nómadas, recibiendo una nota anónima que delataba donde había estado el europeo durante tanto tiempo, siendo el actual policía quien creara todo un saltimbanqui en Volterra, consiguiendo la libertad de su amigo.

—No, no... ¿Qué haces tú aquí?... Aléjate de mí. —Intentó apartarse de él, pero tanto las cadenas como el cuerpo del vampiro aprisionándolo en contra del altar, mantuvieron al aterrado inmortal a merced del griego.

—Tranquilízate, mi Alis... —Demetri pretendió robarle un beso al arisco inmortal, pero al parecer Ethan ya había logrado restaurar su maltrecha costilla, rugiéndoles a ambos con todas sus fuerzas, comenzando una batalla campal entre Demetri y el furioso licántropo, mientras que el vampiro europeo siguió jalando una y otra vez las cadenas, hasta lograr zafarlas de sus maltrechas manos, la cuales volvieron a regenerarse, a diferencia de la mordida que el letal animal le había dado, renqueando hacia las escaleras.

"Esto no me puede estar pasando a mí" —Pensó Alistair, sin saber que era peor, estar a merced del lobo o en brazos del sodomita, como solía llamarlo el vampiro, intentando huir de aquel lugar lo antes posible, al ver como ambas amenazas se daban con todos los hierros en contra de las paredes del mausoleo, destrozando todo el lugar—. "Mejor que digan aquí corrió que aquí murió... o peor aún, que aquí le rompieron el culo" —El solo imaginarse aquello fue suficiente para que a Alistair le comenzaran a dar mareos, pero la realidad era que el fuerte veneno de la mordida estaba haciendo lo suyo, debilitando cada vez más al vampiro.

—¿Alistair? —Llamó Demetri saliendo del mausoleo a las afueras del cementerio, alterando aún más al aterrado vampiro, el cual intentó correr a gran velocidad, pero al parecer la pierna lastimada no le respondía, cayendo nuevamente al suelo—. No huyas de mí, Al... no te haré daño. —Le prometió el apuesto griego, intentando acobijarle entre sus brazos, pero el temor se apodero del vampiro, gritando y rogando porque alguien le ayudara, llamando la atención del maltrecho licántropo, el cual abandonó a trompicones el destrozado mausoleo, pretendiendo arrojarse nuevamente sobre ambos inmortales, pero un fuerte silbido llamó la atención del irracional animal, el cual aulló en respuesta al peculiar sonido que había llamado su atención, corriendo hacia donde aquella persona había captado la atención de Ethan.

—¡Por favor!... Aléjate de mí. —Exigió el sudoroso y tembloroso vampiro, arrastrándose por el césped, intentando huir de su odiado verdugo, pero justo en aquel momento un par de zapatos masculinos se posaron en frente del maltrecho inmortal, logrando que no solo Alistair alzara la vista para verle, Demetri contempló el rostro del recién llegado, el cual se inclinó para ver lo mal que se encontraba su lacayo, mientras el pasmado griego reverenció a uno de sus señores, aunque perteneciera al bando contrario.

—Mmm... Eso se va a poner muy, muy feo. —Señaló Klaus la herida en la pierna del vampiro, aquella que comenzó a gangrenar toda la zona afectada.

—Mi señor... Usted tiene la cura, se lo suplico... se lo imploro. —Klaus se incorporó de su inclinada postura, caminando hacia el lujoso auto en el que había arriba, y en donde Heidi acariciaba el pelaje del licántropo posado a sus pies, el cual jadeaba dejándose acicalar.

—No lo sé, Al... me has fallado tanto últimamente. —Demetri tomó a Alistair entre sus brazos, levantándole del suelo a pesar del insistente empeño del agonizante europeo a dejarse tocar por el griego.

—No puede dejarlo morir, mi señor Niklaus... si algo me ha enseñado usted es que jamás ha sido malagradecido con quienes le han servido.

—A diferencia de ustedes dos. —Sentenció el hibrido, girando su cuerpo para señalarles—. Sí tanto lo amas y tanto deseas que le salve... ya sabes lo que tienes que hacer... Demetri. —Sin duda Klaus jamás jugaba limpio y ya que había perdido a una pieza tan valiosa como lo era Chelsea, al igual que a la vampiresa con dones de dominación, sin duda buscaría el modo de quitarle piezas de juego a su hermano, pretendiendo arrebatarle al griego.

—Está bien... usted gana. —Soltó Demetri al ver como Alistair perdió el conociendo, comenzando a convulsionar ante la fiebre y el envenenamiento—. Me uniré a su bando, pero por favor... no deje que muera. —Klaus sonrió más que satisfecho, acercándose al vehículo que habían comprado, acariciando a Ethan mientras depositaba un apasionado beso en los labios de la seductora vampiresa, la cual entró al auto, esperando a que su hermano Demetri se sentara junto a ella, notificándole a su señor.

—Te lo dije. —Ethan entró al auto, acomodándose a los pies de la hermosa inmortal, mirando a su amo—. Mi hermano es fácil de convencer si usas los medios adecuados. —Justo en aquel momento Demetri entró en el elegante vehículo de doble asiento, uno frente a otro—. Sabía que recapacitarías, Dem.

—Púdrete... —Aquello más que incomodar a la vampiresa, la hizo sonreír, abrazando a su hermano adoptivo, aunque... al igual que Rosalie y Jasper, ambos pasaban por hermanos gemelos, al ser muy parecidos y con el mismo tono de cabello cobrizo—. Hazlo. —Le exigió el griego a Klaus, el cual mordió su propia muñeca, abriendo un par de incisiones donde la sangre comenzó a fluir, cayendo sobre los labios del enfermo vampiro.

—Unas horas de descanso después de beber de su señor, y quedará como nuevo. —Comentó Klaus, mientras Demetri mantuvo los labios de Alistair abiertos para que la sangre entrara en su boca y se deslizara hasta su garganta—. Mientras tanto puedes divertirte con él... si eso quieres... —Tanto Heidi como Klaus rieron con total malicia, siendo Félix el que colocara el vehículo en marcha, mientras Demetri contemplaba el sudoroso y verdusco rostro de su amado, pensando en que a lo mejor, su esfuerzo por salvarle la vida lograría crear una especie de vinculo sentimental, pero lo que el griego no sabe es que los maltratos y las violaciones eran algo que ni siquiera un vampiro, podría llegar a perdonar.

 

Horas antes

Garrett se había alejado lo más que pudo de la lujosa limosina, retomando al fin la llamada.

—¡Hola Charls!... —El policía sonrió de oreja a oreja ante la dicha que lo embargaba, al poder hablar al fin con su amado sheriff—. Lamento mucho el haberte hecho esperar.

—Tranquilo. —respondió Charlie—. Entiendo que estés ocupado. —Garrett se percató de la acústica detrás de la voz del policía, acotando a continuación.

—Veo que tú también estas ocupado. —Charlie no dijo nada—. Se escucha un incesante parloteo en la comandancia. —Garrett pudo escuchar como el hombre rió a su acotación—. Hasta podría jurar que estas en mi comandancia.

—Y así es... —La enorme sonrisa que había estado mostrando minutos atrás se esfumó tan rápido como había anidado en su corazón el temor más asfixiante que le pudo haber embargado, preguntándole si había escuchado mal—. Si, Garrett... estoy aquí en tu comandancia... lo siento, sé que debí decirte antes de pretender venir hasta acá, es solo que... —El asombrado policía comenzó a correr hacia la comandancia de su jurisdicción, sin poder creer aquello— ...Necesito que tanto Bella como Jacob firmen un permiso para que las hermanas de Jake se lleven de nuevo a los gemelos, ya que no creo que sea buena idea mantenerlos en Forks.

—No digas nada más, Charlie... voy para allá. —Si algo temía Garrett era que Klaus usara sus jugueticos avanzados de cibernauta para rastrear llamadas e interceptar comunicaciones como las que él estaba teniendo justo en aquel momento con el sheriff, culminando la conversación antes de recibir alguna respuesta por parte del serio policía.

Llegó al fin al lugar, corriendo a velocidad normal al estar rodeado de humanos, saludando a unos e ignorando a otros, introduciéndose en la comandancia, encontrándose al policía pueblerino vistiendo su hermoso y pulcro uniforme de sheriff, esperándole en la recepción.

—¡Hola, Charlie!... —Garrett no pudo evitar sonreírle, ya que por más temor que sintiera, el volver a verle después de la inolvidable noche que pasaron juntos en Forks, era sin duda un aliciente a obsequiarle una seductora mirada de satisfacción.

—¡Teniente!... —Saludó muy formalmente al vampiro, el cual supo perfectamente que actuaría de aquel modo delate de todos.

—Ven... vamos a mi despacho. —Ambos caminaron hacia la lujosa oficina, siendo Garrett quien le exigiera a sus subalternos no ser interrumpidos, mientras que Charlie no pudo dejar de sentir temor ante lo que haría aquel hombre en el interior de la privada oficina, entrando con cierta desconfianza al lugar, admirando todo el mobiliario.

—¡Vaya!... en verdad que los policías citadinos ganan mucho mejor que los de pueblo. —Garrett sonrió, cerrando la puerta con seguro, bajando las persianas que cubrían la parte de la puerta que era de vidrio, volteando a verle—. Tal vez es un policía corrupto que malversa fondos del gobierno para tener tanto lujo en su oficina. —El sonriente vampiro acortó la distancia entre ambos en tan solo dos zancadas, atenazando el rostro del atemorizado hombre, el cual pretendió huir sin éxito alguno, aferrando con fuerza las muñecas del policía, aquel que tuvo toda la osadía de besarlo como si aquellos labios ya le pertenecieran, aunque la respuesta de aquella boca fue completamente positiva, demostrándole al mismo sheriff que en efecto, sus besos le pertenecían solo a Garrett—. ¡Basta!... Aquello se lo decía más a si mismo que al vampiro, el cual le abrazó rodeándole con sus musculosos y masculinos brazos.

—Usted sabe que lo único que yo malverso son sus besos, su lujuria y su amor, sheriff... —Volvió a atacar los húmedos y suaves labios de sus amado policía, el cual no pudo contener por mucho tiempo la reticencia a ser besado, rodeando el cuello del vampiro, correspondiendo al calenturiento beso.

—Debería apresarte por eso. —Alegó Charlie aferrándole de los cabellos, para apartarlo por unos segundos de sus labios.

—Ya me tienes preso, Charls... preso de ti, de tus besos y de tu amor... ya no hay marcha atrás contigo... estoy dispuesto a pagar cadena perpetua siempre y cuando sea entre tus brazos. —Ambos volvieron a atacar con furia desmedida los labios del otro, manteniendo siempre los límites pautados para que el vampiro no le lastimara, sin dejar de sostenerlo entre sus brazos.

—Te odio por hacerme esto... —Acotó Charlie, mientras Garrett besaba todo el largo de su cuello, haciéndole desvariar—. Te odio por hacerme venir hasta acá y... —El vampiro dejó de besarle, mirándole a la cara— ...¿Qué?... —El complacido inmortal sonrió con socarronería.

—Dijiste que estabas aquí porque necesitabas la firma de Bella y de Jacob para... —El abochornado policía se apartó de él, ruborizándose al haber quedado en evidencia.

—Mmm... Pues, claro que vine por eso. —Extrajo los papeles del interior de su chaqueta de policía, después de acomodarse las fachas, peinándose con la mano el mostacho—. Aquí están los documentos... Alice pensaba venir para entregárselos pero yo me ofrecí. —Si algo sabía Garrett era que los Cullen jamás dejarían que un humano tan importante como lo era Charlie corriera peligro, preguntándole a continuación.

—¿Carlisle te dejó venir hasta acá a sabiendas de que corrías peligro?... No creo eso de mi amigo. —A lo que Charlie argumentó, guardándose la documentación pertinente en el interior de su chaqueta.

—Alice tuvo una visión. —Garrett le preguntó sobre que había sido—. No lo sé, pero creen que pueda ser de ayuda, así que espero matar dos pájaros de un tiro—Señaló su chamarra—. Entregarles los papeles a los padres de mis nietos y ayudarles a ustedes. —Garrett elucubró sobre aquello, sin saber que pensar al respecto, recibiendo un mensaje de texto por parte de su amigo Carlisle, abriéndole rápidamente.

[Alice sigue teniendo la premonición sobre Mía, muerta... en la visión estaba Charlie, ella cree que pueda serte útil en Seattle]

Garrett comenzó a teclear en la pantalla táctil una respuesta rápida, escuchando como alguien tocó a la puerta, enviando el mensaje antes de ir a ver de quien se trataba, mientras Charlie siguió admirando todo el mobiliario.

[No creo que sea buena idea tenerlo aquí justo ahora, amigo mío... pero si tú crees que ayudará, así será... y te lo agradezco... ya que le extrañaba]

Abrió la puerta, encontrándose nada más y nada menos que con Elijah, el cual le sonrió seductoramente, cruzándose de brazos.

—¿No me piensas dejar pasar? —Su teléfono celular volvió a vibrar, abriendo rápidamente el nuevo mensaje instantáneo, el cual venia de parte de Alice.

[Déjalo pasar... a veces una pequeña dosis de celos es lo que muchos enclosados necesitan para dar el paso al exterior del asfixiante armario de dudas, tío Garrett]

Aquello lo había enviado con una carita guiñándole un ojo y arrojándole un beso, seguido de puros corazoncitos, al igual que un stickets de un perrito enamorado, vistiendo los colores de la bandera LGBT.

"Espero que tengas razón... loca" —Pensó el vampiro apartándose de la puerta para dejarle pasar.

—¿Qué demonios haces aquí, pequeño rufián?... Acaso sigues buscando al bueno para nada de tu amigo... —Elijah pretendió decir el nombre de Alistar, pero al ver al pintoresco policía junto al escritorio de la oficina de Garrett detuvo su parloteo, mirándole de arriba hacia abajo, mientras Charlie estudiaba al apuesto y elegante hombre que hacia tan solo unos segundos le había llamado con tanto cariño y familiaridad, rufián al teniente—. ¡Oh vaya!... ¿los duques de Hazzard o Magnum el bigote agresivo? —Acotó señalando a Charlie, lo que consiguió que Garrett abriera desmesuradamente los ojos ante la desfachatez del vampiro de llamarle anticuado ante su vestimenta de policía de los 80.

—Más bien me considero Rick Grime. —Aquella inesperada respuesta por parte de Charlie consiguió una ceja en alza por parte de Elijah, mientras que Garrett cubrió su boca, ante una inesperada carcajada, intentando contenerla—. Pero en vez de matar zombis mato vampiros. —Se apartó un poco la chaqueta, para dejar al descubierto la shotgun, amedrentando al pasmado inmortal.

—¡Oh vaya... Entonces eres Buffy la caza vampiros!... ¡Qué bien!... —Charlie pretendió sacar su arma atiborrada de monedas y descargársela en la cabeza al odioso vampiro, pero Garrett se lo prohibió.

—Tranquilo, sheriff... A Elijah solo le gusta ladrar pero no morder. —El aludido volteó a verles, ya que le había dado la espalda a ambos policías.

—Así que él es el tal sheriff. —Garrett cerró sus ojos al ver que la había embarrado, quedando en evidencia.

"Maldición" —Pensó encarando a Elijah, después de devolverle el arma a Charlie—. Aamm... Sí... él es el padre de Yúliya Vólkova y vino a entregar una documentación importante. —Charlie no supo a quien se refería Garrett, pero imaginó que aquel vampiro había comparado a su hija con alguien más, igual que lo había hecho con él, y la famosa serie de los 80, burlándose de ellos.

—Entiendo. —Fue lo único que argumentó el pretencioso vampiro, notificándole a Garrett—. Solo vine a decirte que llevamos a la vampisecretaria al refugio y estamos adiestrándola. —El policía citadino asintió, siendo Charlie quien hablara.

—¿Está hablando de una persona? —Esperó la respuesta de Garrett, siendo el milenario vampiro quien respondiera.

—Hablamos de una neófita... ¡sheriff! —Dijo aquello último de un modo odioso—. Una persona sin raciocinio que se puede adiestrar como a un perrito recién nacido.

—Mi hija fue una neófita y ninguno de los Cullen la trató como un animal, es usted una persona en verdad despreciable. —Garrett cubrió su boca ante la desfachatez de su amado sheriff al señalarlo de aquel modo como un ser indeseable, sin tener la más mínima idea de con quien estaba hablando.

—¡Oh por favor!... aparta a este niño explorador de mi vista, amor mío corazón de otro. —Garrett ya había olvidado lo que se sentía estar en medio de una disputa de caracteres y aunque Charlie aun no sabía que el vampiro era su ex y Elijah tampoco estaba enterado de que conversaba con el nuevo enfoque sentimental de su adorado rufián, el policía citadino se sintió en medio de un par de perros rabiosos disputándose a la hembra de la camada—. No estoy de humor para aguantarme las babosadas de este tipejo y la verdad es que...

—Este tipejo tiene nombre, señor mecagoentodoelmundo. —Garrett se disculpó con Elijah al ver la cara de pocos amigos del milenario vampiro, acercándose al sheriff para apartarlo de su ex, al ver como pretendía encimársele—. Mi nombre es Charlie Swan y soy el jefe de la policía de Forks, alguien que hace valer las leyes y conoce el valor de la vida humana, no un pomposo hombre que cree que por ser un inmortal puede venir a... —Garrett cubrió la boca del enajenado policía, el cual estaba que se lo llevaba el diablo de la indignación.

—Ya bájale dos a tu rabia, Charlie. —Elijah miró al policía como si se tratase de excremento adherido a sus zapatos, mientras que Charlie le observaba como toro en faena taurina, deseando embestirlo como si fuese la capa del torero—. Él es un Original... es el hermano de Klaus. —Aquello en vez de calmar al policía solo consiguió enfurecerlo aún más, espetándole después de haberse soltado del agarre del vampiro, guardándose la shotgun.

—¿Qué se puede esperar de un Mikaelson?... Solo arrogancia y prepotencia. —Comenzó a caminar hacia la salida, pasándole por un costado al serio y malhumorado inmortal, el cual pretendió aferrarlo por el cuello, pero Garrett ya había saltado a defender a su amado sheriff, empujándole a un lado, deteniendo las nefastas intenciones del atorrante vampiro.

—No voy a permitir que lo lastimes, Elijah. —El aludido pretendió atestarle una bofetada ante la desfachatez del vampiro de detener sus intentos por amedrentar al altanero policía, pero la puerta se abrió después de haber sido tocada dos veces, dejando ver el serio rostro de Taylor apostado en la entrada, contemplando al sheriff en el suelo y a Elijah con la mano en alza a punto de atestarle un certero golpe en la cara a Garrett.

—Se está haciendo de noche, señores. —Se acercó al padre de Bella ofreciéndole la mano para que se levantara, mientras Elijah soltó a Garrett, acomodándose el costoso traje francés—. No es bueno que estemos en este lugar, Klaus podría enviar a alguno de sus súbditos o aparecerse él mismo a causar problemas. —Charlie le agradeció la ayuda, sacudiéndose el pantalón, mientras Garrett comenzó a tomar varias cosas, entre ellas unas cuantas armas, entregándoselas a Taylor, el cual comenzó a caminar, exigiéndole al sheriff que caminara delante de él, entregándole un par de rifles.

—No sé qué mierdas te pasa, rufián... antes solías respetarme y ahora ¿te pones en mi contra por un simple mortal?... —Garrett no dijo nada, pasándole por un costado, ignorándole por completo—. Pero... —Pretendió seguirle, pero al ver cómo había tomado el brazo del grosero policía, se detuvo sin dar crédito a lo que veía, siendo Taylor quien acotara a continuación.

—No sé qué pasó en la oficina del teniente Hampshire, pero estoy cien por ciento seguro de que su arrogancia y superioridad por sobre los demás ha conseguido que su "pequeño rufián" se interponga entre su deseo de hacer callar al sheriff tan solo porque le escupió alguna verdad en su cara. —Elijah pretendió defenderse, pero Taylor salió de la comandancia hacia el lujoso auto que había sacado del pent-house del magnate, cambiando constantemente de vehículo para despistarles.

—No... las cosas no son así. —Elijah siguió al guardaespaldas, el cual ya se había dado cuenta de que el teniente introdujo al padre de Bella en una de las patrullas, arrancando bruscamente el vehículo—. Ese tipejo quiso ridiculizarme y no pienso permitir que... —Taylor le interrumpió nuevamente después de abandonar las armas en el asiento trasero del auto, encarándole.

—Puedo aceptar de usted que mate personas por necesidad de alimento, también puedo aceptar que asesine personas por un bien común y hasta puedo soportar su incesante coqueteo y sus absurdos intentos por conquistarme, pero lo que no pienso permitirle es que lastime a seres humanos que no se lo merecen tan solo porque su ego es más grande que su supuesto amor hacia mí.

—Yo no estoy fingiendo, Jason... y me duele lo que me estás diciendo, en verdad me estoy enamorando de ti.

—Pues si tanto le duele, esta noche va a bajarle dos a sus berrinches y en cuanto lleguemos al edificio de los esposos Biers, usted se disculpará con el padre de la señorita Isabella. —Sí bien Taylor y Charlie jamás se habían topado en Seattle, el guardaespaldas supo quién era el caballero al ver su nombre y su apellido grabado en la placa que mostraba el bolsillo de su chaqueta, la cual lo acreditaba como el jefe de la policía de Forks, ya que el agente, siempre tenía la costumbre de escanear minuciosamente cada detalle importante que lo rodeara y fuese valioso para él.

—Pero T. no puedes... —El guardaespaldas le interrumpió una vez más, abriendo la puerta del piloto.

—No le he dado permiso para que me llame, T. señor Elijah... suba al auto y espero que se mantenga callado durante la trayectoria o le juro que le pediré a la señorita Bree que me asigne otro cuarto. —Subió al Audi, dejando al pasmado vampiro de pie frente al auto, sin poder alegar nada a su favor, ya que el hermético hombre frente a él era tan odiosamente adorable que no tuvo más remedio que callar, sonreír y rodear el vehículo, tomando asiento a su lado.

—¿Puedo poner música? —Taylor asintió, echando a anda el auto, suspirando para controlar la inesperada rabieta que hacia tan solo unos instantes le había permitido a su sensatez y raciocinio darse el lujo de experimentar, retándose internamente ante aquel desliz—. No quiero que estés molesto conmigo... —Exigió el vampiro con voz aniñada.

—Dije que no quiero que hable.

—No puedo... no sé permanecer callado por mucho tiempo.

—De eso ya me he dado cuenta... inténtelo, por favor. —Elijah comenzó a hacer puchero, logrando que Taylor volteara el rostro hacia el otro lado, apretando su mandíbula para no reírle las pendejadas y lo infantil que podía llegar a hacer aquel vampiro de más de dos mil años de edad o eso le había dicho el teniente Hampshire.

El auto siguió su curso rumbo al edificio de Riley y Bree, mientras Elijah siguió intentando permanecer en silencio sin lograrlo por prolongados periodos de tiempo, cortando el silencio de vez en cuando entre ambos, lo que logró que el molesto guardaespaldas le dejara entablar una conversación amena y respetuosa, aunque el milenario vampiro jamás perdía la oportunidad de coquetearle, lo que por supuesto a Taylor no le quitaba el sueño pero tampoco le hacía sentir indiferencia, ya que durante mucho tiempo le habían obligado a ser tan solo un recipiente vacío y carente de emociones, permitiéndole a su carencia afectiva experimentar lo que se sentía ser admirado por alguien más... aunque ese alguien fuese una persona de su mismo genero sexual.

 

CURIOSIDAD

Estoy leyendo la saga de "Fallen" y quería saber quien de ustedes la ha leído?... Voy por el segundo libro y estoy fascinado con Cam y Daniel... si me sigue gustando hasta el final no descarto un posible fanfic de esta saga.

AL que no la ha leído se la recomiendo.

 

 

Piezas de ajedrez

Después de la despedida de la familia Grey en la segunda planta del edificio perteneciente tanto a Riley como a Bree, el amnésico magnate decidió regresar a la tercera planta donde tan solo se encontraban los dueños del inmobiliario, los imprimados y el joven estudiante de psicología, el cual detuvo su ir y venir en el acogedor salón del antiguo departamento, al observar entrar a Christian, viendo en su mente como al parecer, Taylor había hablado más de la cuenta.

—Mi familia se ha marchado. —Edward asintió pretendiendo retirarse, pero Christian detuvo su rápida huida, al notificarle a continuación—. Taylor me ha dicho todo... —El corazón del vampiro se agitó, haciéndole sentir indefenso— ...o casi todo. —Aunque no necesitaba respirar, Edward sintió que le faltaba el aire, intentando controlar sus nervios, a la espera de lo que el magnate diría a continuación—. Me proteges porque según Jason, tú y yo... —Se armó de valor para concluir su alegato— ...tuvimos un romance.

—No es el momento de hablar de esto, Christian. —Edward comenzó a caminar, incitando al magnate a seguirle.

—¿Por qué huyes? —preguntó sin dejar de seguirlo, siendo Edward quien detuviera sus pasos.

—Dije que no es el momento. —Christian siguió caminando hacia el vampiro, deteniéndose al estar lo suficientemente cerca como para mirarle directo a los ojos.

—No sé qué habrás hecho para que yo me haya enamorado de ti, y la verdad es que no deseo averiguarlo. —Edward no supo si sentirse aliviado o afligido ante aquella acotación—. Solo quiero agradecerte lo que hiciste y sobre todo lo que los tuyos están haciendo tanto por mí como por mi familia. —El vampiro asintió—. Solo dime una cosa. —Edward no supo qué hacer, deseando verle a la cara pero temía arrojarse sobre el magnate y comérselo a besos, manteniendo su mirada en el suelo—. ¿Por qué el hombre que me secuestró quiere hacerme daño a mí y a mi familia? —A lo que el chico respondió levantando a fin la mirada.

—No estoy muy seguro... solo sé que es alguien que disfruta malsanamente del dolor ajeno. —Edward pretendió seguir su camino hasta el cuarto que Bree le había asignado como suyo, pensando en tomar las llaves de su auto e ir a buscar varias cosas de uso personal en su departamento, sintiendo como Christian le seguía.

—¿Por qué no logró recordar nada de lo nuestro? —El vampiro se detuvo en el umbral de la puerta, notificándole sin deseo alguno de verle a la cara.

—Porque alguien borró tus recuerdos, Christian.

—¿Quién fue?... ¿Cómo lo hicieron?... —preguntó bastante aturdido, demostrándole al apuesto vampiro su estado de desequilibrio mental, el cual estaba a punto de colapsar nuevamente—. ¿Por qué me están haciendo esto a mí?... ¿Por qué te lo están haciendo a ti? —Edward le aferró de ambos brazos, mirándole fijamente a los ojos, intentando detener su incesante interrogatorio.

—No puedo darte respuestas ahora, Christian. —El magnate volvió al estremecerse, al sentir las frías manos de Edward sobre su cuerpo, tal y como lo había percibido en el momento en que fue alcanzado al caer por el ágil y fuerte muchacho, el cual le soltó rápidamente, al ver en sus pensamientos lo incomodo que se encontraba—. Pero prometo dártelas en su debido momento, por ahora será mejor que descanses. —El magnate asintió apartándose de él—. Te dejaré con Riley, Bree y Jacob. —Justo en aquel momento el beta de la manada salió de la cocina, engullendo un sustancioso sándwich de cuatro pisos, mientras su imprima comía un pequeño emparedado, alegrándose de ver al magnate, ya que aunque habían coincidido en la reunión de la sala, el alboroto ante la hipnosis creada por Elijah sobre Jacob, al igual que la disputa entre los implicados, no les permitió interactuar tranquilamente; siendo la sonriente ex sumisa del empresario, la que lo incitara a entrar en la cocina, pidiéndole que comiera algo.

—No tengo hambre, Leila. —A Christian le incomodaba saber sobre la relación de Jacob con su ex amante, no por machismo, sino al intentar recordar como sabia sobre su situación sentimental, sin estar en su cabeza los recuerdos de aquel enamoramiento, sabiendo de antemano que aquello involucraba a Edward, el cual ya había tomado sus llaves, despidiéndose de todos los presentes, bajando hasta el sótano del abandonado inmobiliario, sacando su auto por el pasadizo subterráneo que tanto Bree como Riley habían creado para salir a escondidas del edificio departamental sin ser detectados.

—Un pequeño sándwich no le hace mal a nadie, Christian. —Leila comenzó a prepararle un emparedado muy parecido al que ella estaba ingiriendo, mientras el magnate observaba cómo Riley y Bree instalaban una cocina, y empotraban un refrigerador en la vacía cocina.

—¿Por qué están colocando eso ahora? —preguntó el magnate, sintiéndose un poco perturbado—. ¿Apenas se están mudando o...? —Dejó que su mente volara, al recordar que ninguno de los dos anfitriones había comido durante todo el día, sintiendo cierto temor de saber el porqué de ello.

—No querrás saberlo, Christian. —Notificó Jacob con socarronería, mordiendo nuevamente su descomunal emparedado, dándole miradas furtivas a los dos vampiros que trataban de amoblar la cocina, los cuales siguieron su ardua labor sin inmutarse, siendo Leila quien se acercara al intranquilo hombre, entregándole un plato con un pequeño emparedado picado en triángulos, junto a un pequeño vaso de jugo de naranja—. Anda... come. —El beta de la manada tomó asiento a su lado, después de darle un beso en los labios a su prometida, tratando de que el desconectado multimillonario no se diera cuenta de la facilidad con la que Bree movía ella sola el refrigerador.

—Todo esto es muy confuso para mí. —Acotó Christian tomando entre sus manos uno de los triángulos de sándwich, olfateándole para ver que tenía dentro.

—Tranquilo Chris... todo va a estar bien —Aquel diminutivo trajo a su memoria fragmentos de recuerdos que parecían haber sido borrado, pero que al contrario le demostraron al magnate que solo se encontraban atrapados en su subconsciente, recordando aquello como un lejano sueño.

"Chris... Chis... Chris..." En todas las veces que su cabeza reprodujo aquel cariñoso diminutivo, la voz de Edward se encontró presente, aturdiendo aún más la cabeza del magnate, el cual se incorporó rápidamente de su asiento, llevándose consigo tanto el plato como el vaso, encerrándose en su recamara, haciéndose un mohín sobre la cama, recordando lo que su guardaespaldas personas le había notificado después de que su familia se hubiesen marchado en compañía de Bella y de Sawyer,

"Yo solo juego mi papel delante del señor Elijah... él pretende coquetear conmigo y yo simplemente se lo permito por un bien común, señor Grey... pero usted es quien probó del árbol prohibido de la homosexualidad y ya no pudo retomar su vida heterosexual tal y como la había estado llevando antes de conocer al joven Edward"

Christian intentó autoconvencerse de que simplemente había sucumbido ante algún poder mental por parte del desconcertante hombre que era el joven Cullen, sin saber aun lo que realmente era, un súper héroe, un extraterrestre o un ser sobrenatural, rehusándose a creer cualquiera de sus locas elucubraciones sobre él, revolviendo su cabeza en un mar de confusiones que lo hicieron desvariar al punto de la desesperación.

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Elijah se paseó de un lado a otro en el hangar privado del aeropuerto de la ciudad de Seattle, donde arribaría el avión particular de los Vulturi, siendo Garrett el único en querer acompañarle al interior del aeropuerto, intentando comunicarse con Alistair, pero al parecer, su amigo había desaparecido.

—Esto no me está gustando. —Acotó Garrett, enviándole un nuevo mensaje de texto a su amigo e intentando realizar otra llamada—. No sé nada de él desde hace varios días. —Elijah giraba su anillo solar alrededor de su dedo, el cual le permitía transitar a tempranas horas de la mañana, sin que el sol le lastimara, ya que los Mikaelson eran los únicos vampiros en cargar a cuestas, la maldición de no poder soportar los rayos del sol.

—Ya aparecerá, Garrett. —Alegó con un vestigio de hastió y total aburrimiento, dejando el juego con su anillo para reacomodar los puños de su costoso saco importado, después de observar por trigésima vez su Rolex—. En dado caso Demetri puede rastrearle. —Aquello consiguió que Garrett le mirara con el ceño fruncido—. ¡Oh vamos!... no me mires así. —Puso los ojos en blanco—. Alistair no es santo de mi devoción... es muy lambiscón para mi gusto.

—Como si a ti no te agradara que te besaran el culo, Elijah. —Aquello hizo sonreír con socarronería y total perversión al vampiro.

—¿A quién no?... —Acotó seductoramente.

—Sabes de lo que hablo.

—Lo sé mi pequeño rufián... tranquilízate... ya aparecerá. —El avión se dejó apreciar al fin, surcando el firmamento, y después de lograr un aterrizaje perfecto, ambos vampiros decidieron acercarse a la lujosa nave, siendo Garrett quien cubriera su cabeza con la capucha de su chamarra, mientras Elijah simplemente caminó como si fuese de noche, ya que el anillo le ayudaba a pasar desapercibido entre los mortales que trabajan en el aeropuerto, pues su piel no brillaba.

El primero en abandonar el avión privado proveniente de Volterra fue Cayo, vistiendo una túnica negra que lo resguardaba de los inclementes rayos del sol, seguido por Demetri y Santiago, quienes acompañados por cuatro guardias más, ayudaron a bajar al apuesto rubio de facciones delicadas pero lo suficientemente masculinas como para llamar la atención de cualquier fémina, e incluso de cualquier caballero.

—Odio volar. —Aquello hizo sonreír a Elijah, mientras Garrett simplemente les contempló con el rostro serio—. Mi señor sabe que odio volar y aun así me involucra en sus disputas con su hermano. —El ancestral vampiro se mantuvo cruzado de brazos, manteniendo una de sus manos sobre el mentón, a la espera del arribo del odioso y malhumorado italiano—. Todo sea para no soportar a esa insufrible mujer. —Aquello hizo que Elijah alzara una de sus cejas, dándole una mirada furtiva a Garrett, el cual permaneció en su postura seria e imperturbable.

—Mio caro... ¿Por qué tanta rabia?... ¿De qué mujer hablas?... —A lo que Cayo respondió, tomando la mano de su señor Elijah, depositando respetuosamente un beso sobre el anillo Mikaelson.

—De la nueva esposa de mi hermano... no la soporto. —Garrett pensó por unos segundos en Elena y la postura que la nueva vampiresa perteneciente al clan Vulturi tendría al respecto, escuchando lo que el odioso vampiro acotó a continuación—. Es mandona, prepotente, odiosa, gritona y no conforme con eso se viste como una cabaretera... nuestra ama Sulpicia debe estarse revolcando en su féretro. —Aquello hizo sonreír a Elijah, regalándole un fuerte abrazo a su consentido entre los Vulturi, intentando calmarle.

—Ya está mi pequeño bambino... —Se apartó de él para recibir los respetuosos saludos de Demetri y Santiago, los cuales le reverenciaron, besando al igual que Cayo el anillo Mikaelson— ...Estas aquí con tu amado Elijah, así que cálmate y cuéntame ¿Cómo estuvo el viaje? —Mientras ambos vampiros conversaban, encaminándose hasta la salida del hangar, Garrett, Demetri y Santiago se miraron retadoramente, siendo Santiago quien le exigiera al policía, justo cuando el valet que había sacado las maletas del avión se acercó a ellos preguntándoles quien llevaría el carrito del equipaje.

—Allí te hablan, policía. —Demetri sonrió con total malicia, intentando cubrir una socarrona sonrisa, manteniendo siempre las túnicas sobre sus cabezas.

—Ustedes dos saben muy bien que solo me los aguanto porque son parte de la corte real de Elijah. —Esperó a que el chico se marchara, aferrando a velocidad sobrehumana a Santiago por el cuello, espetándole a escasos centímetros de su rostro—. Pero no me provoques maldita rata o juro que voy a dejar restos de ti desperdigados por todo Seattle. —Le empujó, logrando que el vampiro cayera sobre dos de sus cuatro escoltas, los cuales pretendieron atacarle, siendo Elijah quien culminara la pelea entre las piezas del mismo equipo de ajedrez.

—Basta de discutir sobre quien la tiene más grande. —Rugió de muy mal humor, chaqueando los dedos—. ¿Santiago?... —El aludido dejó de mirar retadoramente a Garrett, enfocando la mirada sobre su señor—. Encárgate de hacer las reservaciones y de ser lo más discreto posible. —El molesto vampiro asintió, pidiéndole a los demás guardias que le ayudaran—. Garrett y Demetri... sígannos. —El principal guardia de los Vulturi le pidió a Santiago que hiciera lo que su señor le exigía, encaminándose junto al policía hasta donde Elijah y Cayo retomaron su andar, siendo Garrett quien acotara entre dientes.

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—Necesito un favor tuyo, Demetri. —A lo que el odioso Vulturi acotó en un tono de voz irónico y bastante arrogante.

—Lo siento, Garrett... no eres mi tipo, así que no pienso chupártela aunque fuese el único homosexual sobre la faz de la tierra. —Garrett le aferró tan rápido por ambos brazos, que Demetri no se percató de ello hasta que los ambarinos ojos del policía se clavaron sobre la escarlata mirada del griego, el cual intentó zafarse.

—Alistair ha desaparecido. —Aquello detuvo el ofuscado intento del griego por soltarse del agarre de Garrett—. No sé nada de él desde que fue a visitarme a la comandancia hace aproximadamente tres días. —El ex soldado soltó los brazos del guardia, el cual le miró fijamente a los ojos, intentando calmar el odio que le profesaba a la persona que solía frustrar todos los intentos de seducir al apuesto europeo, manteniéndole a su merced y sodomizándole a su antojo, sin que Garrett tuviese a otro rastreador a su disposición a parte de Demetri, el cual era todo un sabueso, al igual que Alistair—. Jamás te pediría esto a ti al menos que fuese necesario. —Garrett comenzó a caminar, mirando como Elijah y Cayo observaban todo el interior del aeropuerto, mostrando la documentación que los acreditaba como personas VIP, señalando a sus espaldas a ambos vampiros, notificándoles a las autoridades pertinentes que venían con ellos.

—¿Crees que nuestro señor Niklaus le haya hecho algo? —Garrett asintió.

—No lo creo, estoy cien por ciento seguro. —El policía se quitó la capucha, lo que Demetri imitó al estar en el interior del transitado lugar—. Antes de venir acá envié a uno de mis oficiales hasta la casa de los Kavanayén, para que le notificaran a la hermana de Ethan que su novio estaba bien para que no se preocupara, pero la chica estaba bastante alterada, alegando que ni siquiera su hermano había aparecido durante toda la noche y el resto de la mañana. —Aquello le dio que pensar al griego—. Sé que Benjamín ya está aquí. —Aquello detuvo el andar de Demetri, logrando que Garrett también se detuviera—. Necesito encontrarlo, necesito saber si Klaus le ha hecho algo. —El apuesto guardia retomó su andar, saliendo al fin del transitado lugar, notificándole al policía.

—Lo rastrearé. —Miró desdeñosamente a la rubia que los esperaba en el interior de un lujoso auto, el cual sería conducido por el guardaespaldas personal de Christian, aquel que simplemente esperó paciente a que todos los implicados entraran en la limosina, mientras Garrett y Demetri eran los únicos en permanecer lejos del costoso vehículo, siendo el policía quien esta vez hablara.

—Solo localízalo, Demetri... ¡pero por favor!... no vayas a...

—Tú a mí no me ordenas... Garrett. —Se sacudió de mala gana la capucha antes de colocársela nuevamente sobre su cabeza—. Confórmate con saber que le buscaré... lo que yo haga con él cuando lo encuentre es cosa mía. —Sé apartó del malhumorado policía después de darle un empujón, apartándole de su camino.

"Bueno, Al... espero que sepas defenderte de Demetri, ya hice mi parte, y ruego porque tú hagas la tuya, amigo mío" Garrett supo que no había sido muy buena idea aquello, pero entre dejar a su amigo a merced de las rabietas de Klaus y enviar a su enamorado eterno a buscarle, sintió que la segunda opción era diez mil veces mejor que la primera.

—Mi señor... —Interrumpió el griego a ambos líderes—. Sí me lo permite iré a recorrer la ciudad, quiero ver en qué puntos estratégicos pretende atacar nuestro señor Niklaus o que sitios suele frecuentar. —Elijah le dio una rápida mirada a Garrett, el cual se encaminó hacia el otro lado del auto, haciéndose el desentendido.

—Ve. —Le ordenó el noruego, permitiéndole al guardia andar a sus anchas—. Ya sabes... cero cuerpos desperdigados y desmembrados por doquier, no quiero que llamen la atención y sobre todo... —Demetri asintió a todas las acotaciones de Elijah, mientras Garrett entraba al auto, esperando a que su ex amante y Cayo entraran— ...No busquen problemas con los Cullen. —Señaló a Rosalie, la cual conversaba por mensaje de texto con su familia—. Ellos son parte importante en este juego y te guste o no van a tener que llevarse bien. —El griego puso los ojos en blanco, sintiendo que sufriría una agonía al tener que ser amable con el Clan al que su señor Aro tanto detestaba, tan solo por el jueguito de poder entre hermanos, bancándose todo aquello por el bien común—. Otra cosa, Dem... —El guardia se detuvo, volteando el rostro después de hacer un gesto odioso y arrogante, mirando a su señor—. Recuerda que a Nicky le encanta esconderse en los mausoleos.

—Sí mi señor. —Se retiró después de darle una última mirada furtiva a Garrett, el cual simplemente asintió a su retirada, recibiendo de parte de Rosalie una petición.

—¿Crees que nos puedas ayudar a Bella y a mí a encontrar a Jasper? —Garrett alzó una de sus cejas—. Ustedes tienen una buena amistad... cada vez que se necesitaban se localizaban con facilidad. —A lo que Garrett acotó, extrayendo sus gafas de sol del bolsillo interior de su chamarra, colocándoselas sobre la cabeza.

—Alistair suele ser quien localice a Jasper ya que él es el rastreador. —Rosalie asintió mirando hacia la parte trasera del auto, ya que la rubia se encontraba junto a Taylor en el asiento del copiloto—. Si logró que el griego lo encuentre, le pediré que lo localice. —La vampiresa asintió nuevamente, agradeciéndoselo sin decir nada sobre el estado de gestación de Leah, esperando a que los dos vampiros que conversaban fuera del auto decidieran entrar al lujoso vehículo, siendo Cayo quien abriera la puerta, notificándole a su señor que deseaba cambiarse y comprar ropa que lo hiciera ver un poco menos formal, ya que lo que solía usar en los dominios Vulturi, no le pareció acorde para usarlo en Seattle.

—¡Por supuesto, querido!... ¡Por cierto!... te presento a Taylor. —Señaló al guardaespaldas, después de haber entrado al auto—. Él será mi futuro esposo. —Susurró al oído del serio y odioso vampiro, el cual contempló al humano de arriba hacia abajo, acotando a continuación.

—¿Estas bromeando? —Taylor supo de sobra lo que el prepotente vampiro diría, encendiendo el auto para ignorar lo que el atorrante chico acotaría a continuación—. Primero te enamoras de la doppelganger, patasucia, muerta de hambre de la Katherine, después del tipejo ese llamado... —Chaqueó sus dedos, intentando recordar el nombre de uno de los tantos ex del vampiro.

—Stefan... —Cayo chasqueó nuevamente los dedos, señalando a Elijah.

—Stefan Salvatore. —Puso los ojos en blanco—. Que tipito para caerme mal... es tan lacerante como el hermano de la rubia—. Señaló a Rosalie, la cual simplemente comenzó a admirarse las uñas, tratando de ignorar el insistente parloteo del irritante Italiano—. Después Garrett... —Señaló al ex soldado, aquel que optó por mirar por la ventana, pensando en su amado sheriff, deseando estar a solas para poder llamarle. — ...No te ofendas Hampshire, pero por amor a Aro, mi señor... ¿Un policía? —Elijah mantuvo sus labios apretados para no reír ante las críticas del favorito del milenario vampiro, aquel que veía al más joven de los Vulturi como a un hijo.

—Púdrete, maldito fetuccini con salsa diarreica. —El milenario inmortal no pudo evitar soltar una risotada, cubriéndose el rostro ante la irreverencia del policía, mientras Cayo lo fulminaba con la mirada del otro lado del asiento, ya que Elijah iba en medio de los dos vampiros.

—¿Ves?... a eso me refiero... te enamoras de puros malvivientes, de hombres groseros y mujeres de la mala vida... eres lo que la National Geographic denominaría como "el encantador de pobres" —No solo Elijah soltó una risotada divertida y por demás descarada, Rosalie no pudo evitar reír ante aquello, recibiendo la desdeñosa mirada de Taylor, disculpándose con el agradable hombre, alegando que aquello en verdad le había causado gracia—. Después de todos tus ex no pensé que pudieses caer más bajo pero me he equivocado. —Señaló a Taylor—. Ahora sales con un chofer.

—De hecho soy el guardaespaldas personal del señor Grey. —Aquello no borró la cara agria y malhumorada del Vulturi, el cual simplemente se cruzó de brazos, negando con la cabeza ante la indignación que lo embargaba—. Ex agente de la CIA y del FBI. —Cayo puso los ojos en blanco—. Uno de los miembros fundadores de la SIAG. —Aquello se refería a la Asociación Inter Americana de Guardaespaldas, A.C., argumentando a continuación—. Co-propietario de una de las agencias de seguridad más reconocidas en Seattle. —Cayo siguió sin querer otorgarle al caballero el más mínimo respeto, observando por la ventanilla del auto, mientras Elijah disfrutaba a caudales, el escuchar al elocuente hombre defenderse de los desplantes del engreído vampiro—. Y si eso aún le sigue quedando pequeño, señor Vulturi, déjeme decirle que su señor Elijah es quien me persigue, a mí me tiene sin cuidado sus incesantes coqueteo. —Rosalie pensó en que a lo mejor aquello incomodaría al vampiro Original, dándole a Taylor un leve pisotón con la punta de su costoso zapato.

—Él tiene razón, mi pequeño tortellini relleno de ricota. —Le abrazó, depositando un paternal beso en su frente—. Yo soy quien intenta conquistarle y ¿sabes qué?... —El rubio vampiro no dijo nada, esperando a que su señor respondiera la retórica pregunta que había hecho—. No pienso desistir hasta obtener de él aunque se un beso. —Contempló a Taylor por el espejo retrovisor, esperando a que el guardaespaldas le regresara el gesto, sin dejar de abrazar a Cayo, percatándose de como el hermético hombre levantó la mirada, cruzándola con la del pintoresco vampiro, para luego mirar a la hermosa rubia junto a él, la cual siempre le incitaba a seguirle el juego a Elijah.

—Eso sí que va a estar difícil. —No solo Garrett dejó de observar la ciudad por la ventana para enfocar sus ojos en el guardaespaldas, Elijah alzó una de sus cejas en un gesto de asombro, mientras que el antipático italiano volteó a verle con el ceño fruncido, siendo Rosalie la única en sonreír, disfrutando el ver como Taylor parecía hacerle caso, manteniendo su puesta en escena. —Si usted pretende ser mi primera experiencia con un hombre tengo mis dudas sobre si sería la persona indicada para algo como eso. —Tanto Garrett como Cayo miraron a Elijah, el cual mostró una amplia y desvergonzada sonrisa.

—Intentaré estar a la altura de la situación y ganarme ese tan anhelado primer beso. —Taylor simplemente no dijo nada, aunque todos le observaron a la espera de alguna acotación de su parte, pero el adusto guardaespaldas simplemente encendió el micrófono del intercomunicador sobre su oreja, notificándole a sus hombres lo que estaba haciendo en aquel momento, recordándoles que a cada tanto debían de cambiar de frecuencia, ya que podrían ser víctimas de una posible interferencia por parte de los implicados, omitiendo como siempre la historia sobrenatural que los envolvía a todos—. Es simplemente adorable. —Susurró a oídos del rubio y serio vampiro, sin dejar de abrazarle, siendo Garrett quien se sobresaltara al sentir su teléfono celular vibrar en el interior de uno de sus bolsillos, extrayéndole para contestar la llamada, percatándose del nombre que mostraba la pantalla, al igual que Elijah—. ¡Sheriff!... ¿Quién es ese tal sheriff? —El policía apretó el celular en contra de su pecho, exigiéndole a Taylor detener el auto.

—Aaamm... Un amigo. —Le dio una mirada furtiva a Rosalie, la cual retomó los mensajes de texto con sus familiares, ignorándoles a todos, agradeciendo enormemente el que no se percatara de ello, aunque Garrett imaginó que ella no sabía que así le decía al padre de Isabella—. Nos vemos más tarde, Elijah. —Abrió la puerta, justo cuando el milenario vampiro le aferró del brazo, susurrándole al oído.

—No me creas tan estúpido, Garrett. —El policía se aterrorizó ante la idea de que su ex se enterara quien era su nuevo enfoque sentimental, ya que de seguro llegaría a oídos de Klaus, por boca de alguna de las piezas de ajedrez—. Sé que le pediste a Demetri que buscara a Alistair. —Garrett no supo si suspirar aliviado o sentir otro tipo de miedo ante lo que pudiese estar pensando el vampiro Original de él—. Ten mucho cuidado, rufián... Alistair es ahora parte del enemigo. —A lo que el policía respondió después de contestar la llamada, exigiéndole a Charlie que le diera unos segundos, volviendo a cubrir el celular con su pecho.

—igual que Klaus... Elijah y aun así tú no piensas matarle... ¿Cierto? —El serio vampiro soltó su brazo, acomodándose nuevamente sobre el asiento trasero del auto—. Pues Al. es como mi hermano y aunque sea del bando contrario no pienso abandonarle a su suerte. —Se acercó al ceñudo vampiro, depositando un fugaz beso en su mejilla, argumentando antes de abandonar definitivamente el auto—. Te quiero Elijah... hablamos luego. —Salió del auto después de subirse la capucha y colocarse los lentes de sol, corriendo a velocidad sobrehumana al percatarse de que la calle se encontraba poco transitada, alejándose de la limosina.

—¿A dónde vamos, Elijah? —preguntó Taylor después de haber puesto nuevamente el auto en marcha.

—Llévame a donde escondieron a la neófita... a la secretaria de Christian. —Aquello asombró tanto a Rosalie como a Taylor, los cuales se vieron a las caras—. Es hora de empezar a colocar en su puesto las piezas de ajedrez y como siempre se suele comenzar con las menos importantes... los peones. —Volvió a abrazar a Cayo, el cual simplemente se lo permitió, mientras Rosalie le notificó a Jason donde habían encerrado a la neófita, enrumbando el auto hacia el edificio de Grey Enterprise holding Inc., sin que el guardaespaldas pudiese creer que habían dejado a la vampiresa en la empresa que Klaus estuvo a punto de destruir, elucubrando sobre el lugar donde la habían encerrado para que no pudiese escapara.

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Eran aproximadamente las cinco de la tarde en Seattle, cuando Klaus arribó al lujoso hotel Kimpton Palladian en el centro de la ciudad, en donde Benjamín había llevado a la guardia real del milenario vampiro, realizando las reservaciones al momento de arribar el día anterior a Seattle, apartando un piso completo para los implicados en todo aquel juego de poder entre hermanos.

Subió al ascensor después de haber entregado su identificación en la recepción, abandonando el aparato mecánico con aun amplia sonrisa, al rememorar no solo lo que había hecho en la mañana con los traidores de Alistair y Ethan, sino al saber que jugaría una pieza crucial que les daría en la madre al Clan Olympic, al invitar a las hermanitas Denali, las cuales habían quedado fascinadas con él, usándolas a su favor al saber que eran familiares de los Cullen, imaginando lo que diría Edward ante aquello y sobre todo saber lo que haría Carlisle, ya que el hibrido recordó el modo despectivo con el que el líder de dicho Clan había rechazado el ofrecimiento que Garrett le había hecho, notificándole groseramente que no deseaba pertenecer a su corte.

—Veamos qué dices ahora cuando sepas que las hermanas Denali están de mi lado. —Si bien solo había logrado engatusar a Tanya y a Kate, aquello le pareció suficiente como para molestar al padre de Edward, y hacerle venir a Seattle, ya que de seguro los demás integrantes del Clan de Alaska se lo notificarían a Carlisle.

El por demás sonriente hibrido tocó la puerta del pent-house que habían rentado, esperando a que alguien la abriera, siendo Alec quien le recibiera, reverenciando y besando el anillo Mikaelson que adornaba el dedo anular de Klaus, el cual entró elegantemente a la lujosa estancia, admirando no solo a los presentes sino a todo el mobiliario, deteniendo su exhaustivo escaneo al contemplar a la despampanante rubia sentada en medio del salón, la cual mostraba un ceñido vestido color sangre que llegaba hasta el suelo, dejando sus espectaculares piernas al descubierto.

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—¿Qué demonios hace ella aquí, Aro? —Rugió Klaus con los ojos inyectados en sangre, apartando su iracunda mirada de la sonriente vampiresa, observando retadoramente al italiano.

—Mi señor... déjeme explicarle. —Pero el vampiro ni siquiera alcanzó a ponerse en pie, cuando la rubia ya lo había hecho, señalando a su esposo.

—Tú no vas a explicarle nada a este niño caprichoso. —Benjamín alzó una de sus cejas en un gesto irónico, siendo Jane quien pretendiera infundir su don sobre Elena, pero Chelsea ya había usado el suyo para desvincular los sentimientos emocionales entre Aro y jane, vinculando a la menuda vampira con Elena, defendiéndola por sobre su amo y señor—. Sentado, Aro... —Le ordenó la vampiresa apuntando el dedo hacia su esposo, para luego acercarse a la hermosa mujer griega de cabellos castaños y deslumbrantes ojos escarlata, acariciándole cariñosamente la espalda—. Gracias querida. —Elena había creado un vínculo madre e hija con Chelsea, al ser usada por su padre adoptivo por el don de mantenerlos a todos unidos y en total armonía, pero marginada a la vista de todos los machistas de aquel Clan, al poseer gustos lésbicos—. No me había ido esperando a que "Su majestad" hiciera acto de presencia. —Realizó una sobreactuada reverencia, tomando entre sus manos el enorme sombrero que había dejado sobre una de las mesas, colocándoselo elegantemente.

—Esto se va a poner bueno. —Susurró Benjamín a oídos de Alec, el cual observó desdeñosamente a la nueva "madrastra" por llamarla de algún modo, ya que tanto para él como para su hermana, Sulpicia había sido como una madre y Aro siempre los trató como a sus hijos.

—Solo te quería decir que no estaré en tus piezas de ajedrez, Klaus Mikaelson. —El iracundo hibrido pretendió tomarla por el cuello, pero Chelsea se lo prohibió, siendo Félix quien tomara a la pequeña pero ágil vampiresa de los cabellos, la cual rodeó el cuello del corpulento inmortal con sus piernas, realizándole una extraordinaria maniobra, arrojándole bruscamente en contra del suelo.

—Se suponía que tú no estarías aquí, mujerzuela. —Elena sonrió con socarronería.

—Pero aquí estoy, Niklaus. —Señaló a Aro—. A tu alfil le salió el tiro por la culata. —Chelsea ya había derrotado a Félix, siendo Benjamín quien lo apartara de la pequeña pero letal vampiresa, ya que si algo sobresalía por parte del egipcio era la caballerosidad y no dejaría que el descomunal guardia le diera una paliza a una mujer—. Creyó que podría transformarme y usarme como lo hace con todos sus bufones. —Miró a cada uno de los vampiros en aquel salón—. Pero no se puede dominar a una dominatrix, querido... eso es imposible. —El enajenado hibrido pretendió atacarla nuevamente, pero la vampiresa le señaló, logrando con aquel simple gesto que se detuviera, cayendo de rodillas frente a ella—. Así me gusta, perrito... obediente. —Palmeó la cabeza del encoleriza Original, pasándole por un costado, exigiéndole a Chelsea que trajera sus cosas, ya que ambas pensaban abandonar las piezas negras del tablero de ajedrez y unirse a las blancas.

—¿Elena?... ¡por favor!... no puedes hacerme esto... no puedes abandonarme. —A lo que la hermosa mujer argumentó, tomando el bolso de mano que su hija adoptiva le entregaba, agradeciéndole amablemente.

—Esto no es un divorcio, querido Aro... —Le arrojó un beso volador—. Te amo... pero si lo que el berrinchudo bebé quiere es jugar un peligroso juego de dominación y poder, jugaré encantada... pero a mi modo y en el bando que a mí me plazca. —Posó el brazo sobre los hombros de Chelsea, incitándola a caminar, mientras argumentaba a continuación—. Del lado de Klaus, soy solo una simple Torre... pero del lado de Christian, yo siempre seré la Reina. —Y dicho aquello cerró la puerta, enrumbándose a velocidad sobrenatural hacia el ascensor, ya que ambas sabían que el don impuesto sobre el hibrido se rompería, abandonando el lujoso hotel antes de que al hibrido se le zafara un tornillo.

—¡AAAAAROOOOO!... —Gritó Klaus, arrojándose con total furia sobre el italiano, destrozando el antiguo y por demás costoso mueble donde había estado sentado, golpeando una y otra vez el rostro del líder del Clan Vulturi, mientras sus lacayos no sabían que hacer, si defender a su señor o serle fiel a su rey, aunque a veces este no tuviese la razón, siendo Heidi quien saliera de la ducha completamente desnuda, llamando la atención de todos los presentes.

—¿Por qué tanto escándalo? —No solo Benjamín se deleitó con el escultural cuerpo recién bañado y húmedo de la hermosa vampiresa, tanto Félix como Klaus contemplaron el vaivén de los pechos de la vampiresa de cabellos color cobre, la cual se inclinó desvergonzadamente para tomar una de las tantas toallas que reposaban sobre la mesa, logrando que los tres hombres tuviesen una erección espontanea, al permitirles apreciar tanto su trasero como su vagina, siendo Klaus quien soltara el maltrecho rostro de Aro, incorporándose del suelo para acercarse seductoramente a la vampiresa, la cual sabía que su señor la extrañaba a caudales en su cama.

—Tú y yo hablaremos luego. —Señaló desdeñosamente a Aro, el cual había comenzado a ser atendido por los gemelos Vulturi, Jane y Alec, quienes lo levantaron del suelo, abrazándole cada uno por un costado—. Ahora tengo mejores cosas que hacer. —Nalgueó a la exhibicionista chica, la cual sonrió con socarronería, girando su desnudo cuerpo para recibir no solo el fuerte abrazo de Klaus, sino también un apasionado beso por parte de su señor, aquel que la alzó entre sus brazos, llevándosela a una de las recamaras para hacerla suya, intentando controlar la rabia que lo había apresado con sexo lujurioso y desenfrenado en compañía de una de sus más fieles súbditas.

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Alistair no pudo saber con exactitud qué hora era, si bien el tiempo transcurrió largo y tedioso, no supo si ya era lo suficientemente tarde como para comenzar a temer o si por el contrario aun le quedaba tiempo para seguir intentando zafarse, golpeando y jalando insistentemente las cadenas, sintiendo como a cada tanto parecían estar cediendo.

—¿Ethan?... —El inmutable licántropo permaneció suspendido por las gruesas cadenas que lo apresaban, preguntándole de mala gana al vampiro que quería—. Vamos viejo... sé que tú y yo no nos hemos llevado muy bien, pero... —El licántropo comenzó a agitarse, aferrándose con fuerza de ambas cadenas, dejando escapar un rugido involuntario— ...No, no men... cálmate, por favor... —El temor que había estado embargado a Alistair se transformó en terror en su estado más crudo, jalando insistentemente y a velocidad sobrehumana las cadenas que le apresaban, percibiendo como una de las que mantuvo su pierna izquierda se desprendió, sintiendo cierto alivio, aunque aún no podía cantar victoria.

—Aaaggr... ¡maldición! —Los huesos de Ethan comenzaron a crujir, logrando que el adolorido metamórfo rugiera nuevamente, sobresaltando al vampiro, el cual se percató de como la maltrecha espalda del muchacho comenzó a curarse, aflorando un pelaje color café por todo su cuerpo, mientras sus piernas se curvaban hacia atrás—. Será mejor que salgas de aquí, chupasangre. —Su voz sonó gruesa y bastante alterada ante los cambios que estaba padeciendo.

Por supuesto aquello activó aún más las alarmas del temeroso vampiro, el cual siguió jalando y golpeando las cadenas en contra del altar donde el hibrido lo había atado, mientras que el agonizante metamórfo siguió transformándose, lo que por supuesto cambió el ancho de sus muñecas y sus tobillos, permitiéndole zafarse de las cadenas, cayendo al suelo sin dejar de mutar.

—¡Maldita sea!... suéltate de una buena vez estúpida cadena... ¿De que estas hecha? —preguntó Alistair sin desistir ante su empeño de soltarse, pero Ethan ya se había trasformado por completo, pretendiendo atacar al vampiro europeo, el cual levantó la pierna que había logrado zafar, clavándole el pie en el abdomen al descomunal animal, empujándole con violencia—. Lo siento Ethan, pero eres tú o yo. —Logró al fin soltar la cadena que apresaba su otra pierna, arrojándose al suelo para poder tener mayor movilidad ante otro posible ataque, sin dejar de jalar las ataduras de titanio que aun apresaban sus muñecas, agachándose al percatarse como el licántropo se arrojó nuevamente sobre él, intentando escabullirse hacia el otro lado del altar, pero el furioso lobo le atenazó una pierna, logrando que el vampiro gritara al sentir como el metamórfo había inyectado el letal veneno de licántropo en su cuerpo, lo cual quemaba como las mismas brazas del infierno.

—¡Aaaahhh!... DIOOOOS... NOOO... —Logró zafarse de las fauces del enajenado lobo, pateándole la cara con la pierna herida, saltando hacia el otro lado del funesto altar, cerrando los ojos al ver como el descontrolado lobo pretendía saltar nuevamente sobre él, escuchando el brusco desprendimiento de una puerta de madera, al igual que el chillido del furioso animal al ser arrojado violentamente en contra de una de las paredes, rompiéndole una costilla.

—Ya estas a salvo, mio caro. —Aquella voz con acento italiano falso, le hizo abrir los ojos rápidamente, percatándose con un temor aun mayor, que se encontraba en brazos de su verdugo sexual, el cual lo había sodomizado y usado como concubina obligatoria durante muchos años, logrando escapar gracias a Garrett, aquel que había dado por muerto a su amigo de viajes cuando ambos eran nómadas, recibiendo una nota anónima que delataba donde había estado el europeo durante tanto tiempo, siendo el actual policía quien creara todo un saltimbanqui en Volterra, consiguiendo la libertad de su amigo.

—No, no... ¿Qué haces tú aquí?... Aléjate de mí. —Intentó apartarse de él, pero tanto las cadenas como el cuerpo del vampiro aprisionándolo en contra del altar, mantuvieron al aterrado inmortal a merced del griego.

—Tranquilízate, mi Alis... —Demetri pretendió robarle un beso al arisco inmortal, pero al parecer Ethan ya había logrado restaurar su maltrecha costilla, rugiéndoles a ambos con todas sus fuerzas, comenzando una batalla campal entre Demetri y el furioso licántropo, mientras que el vampiro europeo siguió jalando una y otra vez las cadenas, hasta lograr zafarlas de sus maltrechas manos, la cuales volvieron a regenerarse, a diferencia de la mordida que el letal animal le había dado, renqueando hacia las escaleras.

"Esto no me puede estar pasando a mí" —Pensó Alistair, sin saber que era peor, estar a merced del lobo o en brazos del sodomita, como solía llamarlo el vampiro, intentando huir de aquel lugar lo antes posible, al ver como ambas amenazas se daban con todos los hierros en contra de las paredes del mausoleo, destrozando todo el lugar—. "Mejor que digan aquí corrió que aquí murió... o peor aún, que aquí le rompieron el culo" —El solo imaginarse aquello fue suficiente para que a Alistair le comenzaran a dar mareos, pero la realidad era que el fuerte veneno de la mordida estaba haciendo lo suyo, debilitando cada vez más al vampiro.

—¿Alistair? —Llamó Demetri saliendo del mausoleo a las afueras del cementerio, alterando aún más al aterrado vampiro, el cual intentó correr a gran velocidad, pero al parecer la pierna lastimada no le respondía, cayendo nuevamente al suelo—. No huyas de mí, Al... no te haré daño. —Le prometió el apuesto griego, intentando acobijarle entre sus brazos, pero el temor se apodero del vampiro, gritando y rogando porque alguien le ayudara, llamando la atención del maltrecho licántropo, el cual abandonó a trompicones el destrozado mausoleo, pretendiendo arrojarse nuevamente sobre ambos inmortales, pero un fuerte silbido llamó la atención del irracional animal, el cual aulló en respuesta al peculiar sonido que había llamado su atención, corriendo hacia donde aquella persona había captado la atención de Ethan.

—¡Por favor!... Aléjate de mí. —Exigió el sudoroso y tembloroso vampiro, arrastrándose por el césped, intentando huir de su odiado verdugo, pero justo en aquel momento un par de zapatos masculinos se posaron en frente del maltrecho inmortal, logrando que no solo Alistair alzara la vista para verle, Demetri contempló el rostro del recién llegado, el cual se inclinó para ver lo mal que se encontraba su lacayo, mientras el pasmado griego reverenció a uno de sus señores, aunque perteneciera al bando contrario.

—Mmm... Eso se va a poner muy, muy feo. —Señaló Klaus la herida en la pierna del vampiro, aquella que comenzó a gangrenar toda la zona afectada.

—Mi señor... Usted tiene la cura, se lo suplico... se lo imploro. —Klaus se incorporó de su inclinada postura, caminando hacia el lujoso auto en el que había arriba, y en donde Heidi acariciaba el pelaje del licántropo posado a sus pies, el cual jadeaba dejándose acicalar.

—No lo sé, Al... me has fallado tanto últimamente. —Demetri tomó a Alistair entre sus brazos, levantándole del suelo a pesar del insistente empeño del agonizante europeo a dejarse tocar por el griego.

—No puede dejarlo morir, mi señor Niklaus... si algo me ha enseñado usted es que jamás ha sido malagradecido con quienes le han servido.

—A diferencia de ustedes dos. —Sentenció el hibrido, girando su cuerpo para señalarles—. Sí tanto lo amas y tanto deseas que le salve... ya sabes lo que tienes que hacer... Demetri. —Sin duda Klaus jamás jugaba limpio y ya que había perdido a una pieza tan valiosa como lo era Chelsea, al igual que a la vampiresa con dones de dominación, sin duda buscaría el modo de quitarle piezas de juego a su hermano, pretendiendo arrebatarle al griego.

—Está bien... usted gana. —Soltó Demetri al ver como Alistair perdió el conociendo, comenzando a convulsionar ante la fiebre y el envenenamiento—. Me uniré a su bando, pero por favor... no deje que muera. —Klaus sonrió más que satisfecho, acercándose al vehículo que habían comprado, acariciando a Ethan mientras depositaba un apasionado beso en los labios de la seductora vampiresa, la cual entró al auto, esperando a que su hermano Demetri se sentara junto a ella, notificándole a su señor.

—Te lo dije. —Ethan entró al auto, acomodándose a los pies de la hermosa inmortal, mirando a su amo—. Mi hermano es fácil de convencer si usas los medios adecuados. —Justo en aquel momento Demetri entró en el elegante vehículo de doble asiento, uno frente a otro—. Sabía que recapacitarías, Dem.

—Púdrete... —Aquello más que incomodar a la vampiresa, la hizo sonreír, abrazando a su hermano adoptivo, aunque... al igual que Rosalie y Jasper, ambos pasaban por hermanos gemelos, al ser muy parecidos y con el mismo tono de cabello cobrizo—. Hazlo. —Le exigió el griego a Klaus, el cual mordió su propia muñeca, abriendo un par de incisiones donde la sangre comenzó a fluir, cayendo sobre los labios del enfermo vampiro.

—Unas horas de descanso después de beber de su señor, y quedará como nuevo. —Comentó Klaus, mientras Demetri mantuvo los labios de Alistair abiertos para que la sangre entrara en su boca y se deslizara hasta su garganta—. Mientras tanto puedes divertirte con él... si eso quieres... —Tanto Heidi como Klaus rieron con total malicia, siendo Félix el que colocara el vehículo en marcha, mientras Demetri contemplaba el sudoroso y verdusco rostro de su amado, pensando en que a lo mejor, su esfuerzo por salvarle la vida lograría crear una especie de vinculo sentimental, pero lo que el griego no sabe es que los maltratos y las violaciones eran algo que ni siquiera un vampiro, podría llegar a perdonar.

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Horas antes

Garrett se había alejado lo más que pudo de la lujosa limosina, retomando al fin la llamada.

—¡Hola Charls!... —El policía sonrió de oreja a oreja ante la dicha que lo embargaba, al poder hablar al fin con su amado sheriff—. Lamento mucho el haberte hecho esperar.

—Tranquilo. —respondió Charlie—. Entiendo que estés ocupado. —Garrett se percató de la acústica detrás de la voz del policía, acotando a continuación.

—Veo que tú también estas ocupado. —Charlie no dijo nada—. Se escucha un incesante parloteo en la comandancia. —Garrett pudo escuchar como el hombre rió a su acotación—. Hasta podría jurar que estas en mi comandancia.

—Y así es... —La enorme sonrisa que había estado mostrando minutos atrás se esfumó tan rápido como había anidado en su corazón el temor más asfixiante que le pudo haber embargado, preguntándole si había escuchado mal—. Si, Garrett... estoy aquí en tu comandancia... lo siento, sé que debí decirte antes de pretender venir hasta acá, es solo que... —El asombrado policía comenzó a correr hacia la comandancia de su jurisdicción, sin poder creer aquello— ...Necesito que tanto Bella como Jacob firmen un permiso para que las hermanas de Jake se lleven de nuevo a los gemelos, ya que no creo que sea buena idea mantenerlos en Forks.

—No digas nada más, Charlie... voy para allá. —Si algo temía Garrett era que Klaus usara sus jugueticos avanzados de cibernauta para rastrear llamadas e interceptar comunicaciones como las que él estaba teniendo justo en aquel momento con el sheriff, culminando la conversación antes de recibir alguna respuesta por parte del serio policía.

Llegó al fin al lugar, corriendo a velocidad normal al estar rodeado de humanos, saludando a unos e ignorando a otros, introduciéndose en la comandancia, encontrándose al policía pueblerino vistiendo su hermoso y pulcro uniforme de sheriff, esperándole en la recepción.

—¡Hola, Charlie!... —Garrett no pudo evitar sonreírle, ya que por más temor que sintiera, el volver a verle después de la inolvidable noche que pasaron juntos en Forks, era sin duda un aliciente a obsequiarle una seductora mirada de satisfacción.

—¡Teniente!... —Saludó muy formalmente al vampiro, el cual supo perfectamente que actuaría de aquel modo delate de todos.

—Ven... vamos a mi despacho. —Ambos caminaron hacia la lujosa oficina, siendo Garrett quien le exigiera a sus subalternos no ser interrumpidos, mientras que Charlie no pudo dejar de sentir temor ante lo que haría aquel hombre en el interior de la privada oficina, entrando con cierta desconfianza al lugar, admirando todo el mobiliario.

—¡Vaya!... en verdad que los policías citadinos ganan mucho mejor que los de pueblo. —Garrett sonrió, cerrando la puerta con seguro, bajando las persianas que cubrían la parte de la puerta que era de vidrio, volteando a verle—. Tal vez es un policía corrupto que malversa fondos del gobierno para tener tanto lujo en su oficina. —El sonriente vampiro acortó la distancia entre ambos en tan solo dos zancadas, atenazando el rostro del atemorizado hombre, el cual pretendió huir sin éxito alguno, aferrando con fuerza las muñecas del policía, aquel que tuvo toda la osadía de besarlo como si aquellos labios ya le pertenecieran, aunque la respuesta de aquella boca fue completamente positiva, demostrándole al mismo sheriff que en efecto, sus besos le pertenecían solo a Garrett—. ¡Basta!... Aquello se lo decía más a si mismo que al vampiro, el cual le abrazó rodeándole con sus musculosos y masculinos brazos.

—Usted sabe que lo único que yo malverso son sus besos, su lujuria y su amor, sheriff... —Volvió a atacar los húmedos y suaves labios de sus amado policía, el cual no pudo contener por mucho tiempo la reticencia a ser besado, rodeando el cuello del vampiro, correspondiendo al calenturiento beso.

—Debería apresarte por eso. —Alegó Charlie aferrándole de los cabellos, para apartarlo por unos segundos de sus labios.

—Ya me tienes preso, Charls... preso de ti, de tus besos y de tu amor... ya no hay marcha atrás contigo... estoy dispuesto a pagar cadena perpetua siempre y cuando sea entre tus brazos. —Ambos volvieron a atacar con furia desmedida los labios del otro, manteniendo siempre los límites pautados para que el vampiro no le lastimara, sin dejar de sostenerlo entre sus brazos.

—Te odio por hacerme esto... —Acotó Charlie, mientras Garrett besaba todo el largo de su cuello, haciéndole desvariar—. Te odio por hacerme venir hasta acá y... —El vampiro dejó de besarle, mirándole a la cara— ...¿Qué?... —El complacido inmortal sonrió con socarronería.

—Dijiste que estabas aquí porque necesitabas la firma de Bella y de Jacob para... —El abochornado policía se apartó de él, ruborizándose al haber quedado en evidencia.

—Mmm... Pues, claro que vine por eso. —Extrajo los papeles del interior de su chaqueta de policía, después de acomodarse las fachas, peinándose con la mano el mostacho—. Aquí están los documentos... Alice pensaba venir para entregárselos pero yo me ofrecí. —Si algo sabía Garrett era que los Cullen jamás dejarían que un humano tan importante como lo era Charlie corriera peligro, preguntándole a continuación.

—¿Carlisle te dejó venir hasta acá a sabiendas de que corrías peligro?... No creo eso de mi amigo. —A lo que Charlie argumentó, guardándose la documentación pertinente en el interior de su chaqueta.

—Alice tuvo una visión. —Garrett le preguntó sobre que había sido—. No lo sé, pero creen que pueda ser de ayuda, así que espero matar dos pájaros de un tiro—Señaló su chamarra—. Entregarles los papeles a los padres de mis nietos y ayudarles a ustedes. —Garrett elucubró sobre aquello, sin saber que pensar al respecto, recibiendo un mensaje de texto por parte de su amigo Carlisle, abriéndole rápidamente.

[Alice sigue teniendo la premonición sobre Mía, muerta... en la visión estaba Charlie, ella cree que pueda serte útil en Seattle]

Garrett comenzó a teclear en la pantalla táctil una respuesta rápida, escuchando como alguien tocó a la puerta, enviando el mensaje antes de ir a ver de quien se trataba, mientras Charlie siguió admirando todo el mobiliario.

[No creo que sea buena idea tenerlo aquí justo ahora, amigo mío... pero si tú crees que ayudará, así será... y te lo agradezco... ya que le extrañaba]

Abrió la puerta, encontrándose nada más y nada menos que con Elijah, el cual le sonrió seductoramente, cruzándose de brazos.

—¿No me piensas dejar pasar? —Su teléfono celular volvió a vibrar, abriendo rápidamente el nuevo mensaje instantáneo, el cual venia de parte de Alice.

[Déjalo pasar... a veces una pequeña dosis de celos es lo que muchos enclosados necesitan para dar el paso al exterior del asfixiante armario de dudas, tío Garrett]

Aquello lo había enviado con una carita guiñándole un ojo y arrojándole un beso, seguido de puros corazoncitos, al igual que un stickets de un perrito enamorado, vistiendo los colores de la bandera LGBT.

"Espero que tengas razón... loca" —Pensó el vampiro apartándose de la puerta para dejarle pasar.

—¿Qué demonios haces aquí, pequeño rufián?... Acaso sigues buscando al bueno para nada de tu amigo... —Elijah pretendió decir el nombre de Alistar, pero al ver al pintoresco policía junto al escritorio de la oficina de Garrett detuvo su parloteo, mirándole de arriba hacia abajo, mientras Charlie estudiaba al apuesto y elegante hombre que hacia tan solo unos segundos le había llamado con tanto cariño y familiaridad, rufián al teniente—. ¡Oh vaya!... ¿los duques de Hazzard o Magnum el bigote agresivo? —Acotó señalando a Charlie, lo que consiguió que Garrett abriera desmesuradamente los ojos ante la desfachatez del vampiro de llamarle anticuado ante su vestimenta de policía de los 80.

—Más bien me considero Rick Grime. —Aquella inesperada respuesta por parte de Charlie consiguió una ceja en alza por parte de Elijah, mientras que Garrett cubrió su boca, ante una inesperada carcajada, intentando contenerla—. Pero en vez de matar zombis mato vampiros. —Se apartó un poco la chaqueta, para dejar al descubierto la shotgun, amedrentando al pasmado inmortal.

—¡Oh vaya... Entonces eres Buffy la caza vampiros!... ¡Qué bien!... —Charlie pretendió sacar su arma atiborrada de monedas y descargársela en la cabeza al odioso vampiro, pero Garrett se lo prohibió.

—Tranquilo, sheriff... A Elijah solo le gusta ladrar pero no morder. —El aludido volteó a verles, ya que le había dado la espalda a ambos policías.

—Así que él es el tal sheriff. —Garrett cerró sus ojos al ver que la había embarrado, quedando en evidencia.

"Maldición" —Pensó encarando a Elijah, después de devolverle el arma a Charlie—. Aamm... Sí... él es el padre de Yúliya Vólkova y vino a entregar una documentación importante. —Charlie no supo a quien se refería Garrett, pero imaginó que aquel vampiro había comparado a su hija con alguien más, igual que lo había hecho con él, y la famosa serie de los 80, burlándose de ellos.

—Entiendo. —Fue lo único que argumentó el pretencioso vampiro, notificándole a Garrett—. Solo vine a decirte que llevamos a la vampisecretaria al refugio y estamos adiestrándola. —El policía citadino asintió, siendo Charlie quien hablara.

—¿Está hablando de una persona? —Esperó la respuesta de Garrett, siendo el milenario vampiro quien respondiera.

—Hablamos de una neófita... ¡sheriff! —Dijo aquello último de un modo odioso—. Una persona sin raciocinio que se puede adiestrar como a un perrito recién nacido.

—Mi hija fue una neófita y ninguno de los Cullen la trató como un animal, es usted una persona en verdad despreciable. —Garrett cubrió su boca ante la desfachatez de su amado sheriff al señalarlo de aquel modo como un ser indeseable, sin tener la más mínima idea de con quien estaba hablando.

—¡Oh por favor!... aparta a este niño explorador de mi vista, amor mío corazón de otro. —Garrett ya había olvidado lo que se sentía estar en medio de una disputa de caracteres y aunque Charlie aun no sabía que el vampiro era su ex y Elijah tampoco estaba enterado de que conversaba con el nuevo enfoque sentimental de su adorado rufián, el policía citadino se sintió en medio de un par de perros rabiosos disputándose a la hembra de la camada—. No estoy de humor para aguantarme las babosadas de este tipejo y la verdad es que...

—Este tipejo tiene nombre, señor mecagoentodoelmundo. —Garrett se disculpó con Elijah al ver la cara de pocos amigos del milenario vampiro, acercándose al sheriff para apartarlo de su ex, al ver como pretendía encimársele—. Mi nombre es Charlie Swan y soy el jefe de la policía de Forks, alguien que hace valer las leyes y conoce el valor de la vida humana, no un pomposo hombre que cree que por ser un inmortal puede venir a... —Garrett cubrió la boca del enajenado policía, el cual estaba que se lo llevaba el diablo de la indignación.

—Ya bájale dos a tu rabia, Charlie. —Elijah miró al policía como si se tratase de excremento adherido a sus zapatos, mientras que Charlie le observaba como toro en faena taurina, deseando embestirlo como si fuese la capa del torero—. Él es un Original... es el hermano de Klaus. —Aquello en vez de calmar al policía solo consiguió enfurecerlo aún más, espetándole después de haberse soltado del agarre del vampiro, guardándose la shotgun.

—¿Qué se puede esperar de un Mikaelson?... Solo arrogancia y prepotencia. —Comenzó a caminar hacia la salida, pasándole por un costado al serio y malhumorado inmortal, el cual pretendió aferrarlo por el cuello, pero Garrett ya había saltado a defender a su amado sheriff, empujándole a un lado, deteniendo las nefastas intenciones del atorrante vampiro.

—No voy a permitir que lo lastimes, Elijah. —El aludido pretendió atestarle una bofetada ante la desfachatez del vampiro de detener sus intentos por amedrentar al altanero policía, pero la puerta se abrió después de haber sido tocada dos veces, dejando ver el serio rostro de Taylor apostado en la entrada, contemplando al sheriff en el suelo y a Elijah con la mano en alza a punto de atestarle un certero golpe en la cara a Garrett.

—Se está haciendo de noche, señores. —Se acercó al padre de Bella ofreciéndole la mano para que se levantara, mientras Elijah soltó a Garrett, acomodándose el costoso traje francés—. No es bueno que estemos en este lugar, Klaus podría enviar a alguno de sus súbditos o aparecerse él mismo a causar problemas. —Charlie le agradeció la ayuda, sacudiéndose el pantalón, mientras Garrett comenzó a tomar varias cosas, entre ellas unas cuantas armas, entregándoselas a Taylor, el cual comenzó a caminar, exigiéndole al sheriff que caminara delante de él, entregándole un par de rifles.

—No sé qué mierdas te pasa, rufián... antes solías respetarme y ahora ¿te pones en mi contra por un simple mortal?... —Garrett no dijo nada, pasándole por un costado, ignorándole por completo—. Pero... —Pretendió seguirle, pero al ver cómo había tomado el brazo del grosero policía, se detuvo sin dar crédito a lo que veía, siendo Taylor quien acotara a continuación.

—No sé qué pasó en la oficina del teniente Hampshire, pero estoy cien por ciento seguro de que su arrogancia y superioridad por sobre los demás ha conseguido que su "pequeño rufián" se interponga entre su deseo de hacer callar al sheriff tan solo porque le escupió alguna verdad en su cara. —Elijah pretendió defenderse, pero Taylor salió de la comandancia hacia el lujoso auto que había sacado del pent-house del magnate, cambiando constantemente de vehículo para despistarles.

—No... las cosas no son así. —Elijah siguió al guardaespaldas, el cual ya se había dado cuenta de que el teniente introdujo al padre de Bella en una de las patrullas, arrancando bruscamente el vehículo—. Ese tipejo quiso ridiculizarme y no pienso permitir que... —Taylor le interrumpió nuevamente después de abandonar las armas en el asiento trasero del auto, encarándole.

—Puedo aceptar de usted que mate personas por necesidad de alimento, también puedo aceptar que asesine personas por un bien común y hasta puedo soportar su incesante coqueteo y sus absurdos intentos por conquistarme, pero lo que no pienso permitirle es que lastime a seres humanos que no se lo merecen tan solo porque su ego es más grande que su supuesto amor hacia mí.

—Yo no estoy fingiendo, Jason... y me duele lo que me estás diciendo, en verdad me estoy enamorando de ti.

—Pues si tanto le duele, esta noche va a bajarle dos a sus berrinches y en cuanto lleguemos al edificio de los esposos Biers, usted se disculpará con el padre de la señorita Isabella. —Sí bien Taylor y Charlie jamás se habían topado en Seattle, el guardaespaldas supo quién era el caballero al ver su nombre y su apellido grabado en la placa que mostraba el bolsillo de su chaqueta, la cual lo acreditaba como el jefe de la policía de Forks, ya que el agente, siempre tenía la costumbre de escanear minuciosamente cada detalle importante que lo rodeara y fuese valioso para él.

—Pero T. no puedes... —El guardaespaldas le interrumpió una vez más, abriendo la puerta del piloto.

—No le he dado permiso para que me llame, T. señor Elijah... suba al auto y espero que se mantenga callado durante la trayectoria o le juro que le pediré a la señorita Bree que me asigne otro cuarto. —Subió al Audi, dejando al pasmado vampiro de pie frente al auto, sin poder alegar nada a su favor, ya que el hermético hombre frente a él era tan odiosamente adorable que no tuvo más remedio que callar, sonreír y rodear el vehículo, tomando asiento a su lado.

—¿Puedo poner música? —Taylor asintió, echando a anda el auto, suspirando para controlar la inesperada rabieta que hacia tan solo unos instantes le había permitido a su sensatez y raciocinio darse el lujo de experimentar, retándose internamente ante aquel desliz—. No quiero que estés molesto conmigo... —Exigió el vampiro con voz aniñada.

—Dije que no quiero que hable.

—No puedo... no sé permanecer callado por mucho tiempo.

—De eso ya me he dado cuenta... inténtelo, por favor. —Elijah comenzó a hacer puchero, logrando que Taylor volteara el rostro hacia el otro lado, apretando su mandíbula para no reírle las pendejadas y lo infantil que podía llegar a hacer aquel vampiro de más de dos mil años de edad o eso le había dicho el teniente Hampshire.

El auto siguió su curso rumbo al edificio de Riley y Bree, mientras Elijah siguió intentando permanecer en silencio sin lograrlo por prolongados periodos de tiempo, cortando el silencio de vez en cuando entre ambos, lo que logró que el molesto guardaespaldas le dejara entablar una conversación amena y respetuosa, aunque el milenario vampiro jamás perdía la oportunidad de coquetearle, lo que por supuesto a Taylor no le quitaba el sueño pero tampoco le hacía sentir indiferencia, ya que durante mucho tiempo le habían obligado a ser tan solo un recipiente vacío y carente de emociones, permitiéndole a su carencia afectiva experimentar lo que se sentía ser admirado por alguien más... aunque ese alguien fuese una persona de su mismo genero sexual.

 

CURIOSIDAD

Estoy leyendo la saga de "Fallen" y quería saber quien de ustedes la ha leído?... Voy por el segundo libro y estoy fascinado con Cam y Daniel... si me sigue gustando hasta el final no descarto un posible fanfic de esta saga.

AL que no la ha leído se la recomiendo.

 

 


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