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50 Juegos de Codicia y Poder (Ego contra Ego) por ErickDraven666

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Capítulo 28

Sinsabores

Por más que el vampiro intentó sonreírle a su madre, no pudo. Él deseaba estar con Christian, y fingir que dormía a su lado era una de las cosas que más le agradaba, pero ambos caballeros sabían que habían llamado demasiado la atención de todos al llegar en el mismo auto como para marcharse juntos y no levantar sospechas entre las familias, siendo el magnate el que más sufriera, ya que ni siquiera tuvo la oportunidad de despedirse como quería, mientras que Edward simplemente le miró desde la distancia, entrando al auto de Carlisle en compañía de su madre, la cual no paró de hablar manteniendo al chico ocupado, pero sus ansias comenzaron a ser más fuertes que su paciencia, notificándole a su encantadora madre, intentando ser lo más dulce posible con ella.

—¿Mamá?... No sabes lo mucho que me alegra que te estés divirtiendo con los gemelos, pero necesito hacer una llamada. —Edward miró a Bella, quien se acercó a socorrer a su hermano, a sabiendas de a quien pretendía llamar el vampiro.

—Dime una cosa, Esme… ¿No tienes fotos de mis bebés en tu celular? —La encantada abuela, sacó su celular, mostrándole a Bella todas las fotos que había estado tomándoles a los gemelos, mientras Edward agradeció enormemente la interrupción, sacando rápidamente su teléfono celular, llamando a Christian, en donde tan solo dos repiques bastaron para que el magnate tomara la llamada, preguntándole apremiante al muchacho.

—Dime si puedo enviar a Taylor a buscarte. —La amplia sonrisa de Edward afloró, al darse cuenta de que ambos sentía lo mismo, una necesidad irrefrenable por estar cerca del otro.

—Aun no puedo irme, Christian… mi padre necesita hablar con todos nosotros sobre lo que pasó hoy, y no sé cuándo pueda…

—¿Qué paso hoy? —preguntó el magnate, mientras Edward salía del pent-house, a las afueras del enorme balcón del recibidor.

—No quiero alarmarte, así que lo hablaremos luego… ¿te parece? —Por supuesto aquello era pedirle a un niño de cinco años que esperara hasta después de la cena para comerse el postre.

—No, no… yo quiero escucharlo ahora. —El temeroso vampiro miró al interior del salón, percatándose del arribo de Jacob, el cual saludó a todos con una amplia sonrisa en sus labios, lo cual era indicativo de que la había estado pasando muy bien con Anastasia.

—Se paciente, rey… ¡por favor!… Acaba de llegar alguien muy importante y necesito saber que noticias nos trae, dame unos minutos y te llamo de nuevo… ¿sí?—. Edward escuchó claramente el pesado suspiro de Christian.

—Ok… espero, pero si en media hora no llamas, llamaré yo. —El vampiro le exigió que le diera por lo menos una hora—. ¿Una hora? —Carlisle comenzó a llamarlos a todos, siendo Esme quien gritara el nombre de Edward, intentando llamar su atención—. Bien… una hora y eso porque lo de rey te suma puntos… ¿eh? —Aquello hizo sonreír al chico, agradeciéndole su paciencia—. Te… te extraño, Edward. —Susurró por lo bajo.

—Y yo a ti, Christ… hablamos pronto… Bye. —Culminó la llamada con todo el pesar de su corazón, suspirando para controlar sus ansias de volver a verle o escucharle.

—¿Edward?

—Voy mamá. —Abandonó el balcón, introduciéndose en el salón principal, sentándose nuevamente junto a Esme—. ¿Fuiste hasta el departamento de Elena? —El beta de la manada asintió, arrojando su chaqueta de cuero a un lado.

—Todo bien… —Tomó asiento a sus anchas en uno de los sofás individuales, extendiendo los brazos—. El papá Drácula le dijo a la draculita rubia que se quedara a esperar en la limosina. —Leah sonrió ante lo hijo de puta que sonaba aquello, adorando lo odioso que podía llegar a ser Jacob, mientras todos imaginaban que el muchacho se refería a Aro y a Jane, respectivamente—. Entraron y la rubia operada le ofreció vino al chupasangre, charlaron por un largo rato, mientras gorilón uno y dos fueron a buscar las joyas que los demás invitados habían comprado o eso imaginé, ya que según Sam, la Barbie cincuentona corría peligro al ser una de las compradoras—. Si algo sabía perfectamente Edward era que así había sido, ya que Félix los había interceptado en el camino al Hotel Paramore, exigiéndole tanto a él como a Bella devolver el medallón de Marcus y la cadena ser Jane, ya que después de realizar las transferencias, se les entregaban las joyas a los respectivos compradores.

—¿Y entonces? —preguntó Edward, intentando ver lo que había pasado en la mente del joven Quileute.

—Yo creo que se la comió, pero de otro modo. —Sonrió.

—¿A qué te refieres?... —preguntó Bella, mirando al padre de sus hijos.

—Qué te lo diga, Edward. —Jacob miró al vampiro, quien bajó avergonzado el rostro—. Con la cara que tiene debe estar viendo en mi cabeza lo que yo vi. —Todos miraron al apuesto y tímido vampiro, el cual intentó hacerse el loco, aunque la mente de Jacob era muy gráfica al respecto, mostrándole todo el acto sexual o parte de lo que Jake había visto.

—¿Y luego de eso? —preguntó Edward en un tono serio, a lo que Jacob respondió.

—Se marchó. —Todos le miraron sin poder creer aquello—. Lo más extraño de todo fue que le dejó la joya, no sé de qué hablaron, estaban demasiado lejos de donde yo estaba como para poder escucharles, todo lo vi por medio de los binoculares que me dio Alice para las guardias nocturnas. —Todos los presentes asintieron para que prosiguiera—. Pero ella se despidió desde el balcón y me pude percatar de que traía puesta la gargantilla. —Todos comenzaron a sacar sus propias conclusiones sobre lo que había podido suceder, pero tanto Carlisle como Edward no pudieron creer que a Aro le hubiese atraído tanto Elena como para perdonarle la vida—. Duré un rato allí, ninguno de los vampiros se devolvió a terminar el trabajo, simplemente la dejó vivir… Creo que la doña sabe hacer lo suyo. —Sonrió con picardía—. En fin… tengo hambre… ¿No trajeron nada de la fiesta? —Justo en aquel momento Seth y Embry arribaron al pent-house, ya que al pertenecer al staff de servicio tuvieron que quedarse a limpiar, aunque sin duda la paga y toda la comida que ingirieron y bebieron, había valido la pena.

—Aquí tienes Jake. —Seth le arrojó un paquete a Jacob, el cual atrapó la comida sin problemas, destapando el delicioso festín que le habían traído al muchacho, quien agradeció el gesto.

—Esto es muy raro. —Acotó Edward por demás pensativo.

—Bueno cariño… Sulpicia murió y a lo mejor Aro se siente solo… quizás la mujer le cayó en gracia, tuvo su momento de desliz y se marchó a Volterra. —Alegó Esme, siendo Carlisle quien le diera la razón.

—Bueno… tu amiga está viva y “feliz”. —Enfatizó Jasper la última palabra, dando a entender que Aro la había hecho extremadamente dichosa esa noche ante el sexo que le había entregado—. Ahora a lo nuestro. —Argumentó, tomando la palabra—. No hemos hablado sobre lo que nos notificó aquel neófito que atrapamos. —La mayoría asintió—. La pelirroja está armando un ejército y tarde o temprano lo usará. —Tanto Alice como Rosalie se acercaron a la reunión, después de haber culminado su privada conversación en la cocina—. Es más que obvio que Aro no se involucrará, para él siempre hemos sido su mayor competencia y si la pelirroja tiene suerte y nos extermina a todos para el italiano sería mucho mejor. —Carlisle se incorporó de su relajada postura junto a su esposa, la cual parecía no querer soltar por nada del mundo la mano de Edward.

—¿Qué propones, Jasper? —preguntó el líder del clan Olympic, observando a su hijo.

—Estuve hablando con Garrett, él cree que hay que descubrir el nido de neófitos en donde sea que se encuentre.

—¿Y cómo vamos a dar con ellos?... —preguntó Emmett—. Ninguno aquí es psíquico.

—Garrett es muy buen rastreador y conoce gente que nos pueden ayudar. —Tanto Carlisle como Edward se vieron las caras, siendo Esme quien hablara.

—No creo que sea prudente traer a mas vampiros a Seattle, los humanos de por sí ya están corriendo demasiado peligro con Victoria como para… —Jasper le interrumpió.

—El fuego se combate con fuego, Esme… y no te ofendas, Sam… —Volteó a ver al aludido—. Pero tus chicos no parecen querer ayudar en lo más mínimo. —Todos los Quileutes le miraron de mala gana—. Solo se hacen los guardaespaldas, los meseros y parece que su instinto de rastreo se les dificulta en su estado humano, así que…

—Pues no creo que sea prudente que una manada de lobos de tres metros de altura recorran la ciudad, Jasper… sería demasiado contraproducente para todos.

—Sam tiene razón. —Acotó Alice a favor del apuesto y musculoso líder—. Ellos no pueden ir transformándose a diestra y siniestra, una cosa es hacerlo en Forks y otra muy distinta en una ciudad como Seattle—. Jasper puso los ojos en blanco, ya que si algo le molestaba era que su esposa saliera en defensa del asqueroso perro, sin darse cuenta de que Rosalie hacía lo mismo con él y nadie se quejaba de ello… ni siquiera Emmett.

—Pues yo digo que hay que intentar conseguir el nido de ratas y exterminarlos antes de que la pelirroja desate un pandemónium en la ciudad. —Edward asintió.

—Estoy de acuerdo que hay que exterminarlos a todos, de lo que no estoy de acuerdo es de infectar a Seattle con más vampiros. —Soltó la mano de su madre, incorporándose de su relajada postura sobre el sofá.

—Tal vez Alistair podría ayudar. —Acotó Carlisle—. Garrett me llamó. —Aquello hizo temblar a Edward, temiendo porque el odioso policía hubiese hablado más de la cuenta—. Mi amigo el europeo llegó hoy a Forks cuando estábamos en la fiesta. —Miró a Sam—. Tus muchachos no le permitieron el acceso a mi territorio, así que Garrett fue a ayudarle con eso. —Esta vez miró a Bella—. Charlie me llamó y le confirmé que en efecto Alistair era de fiar. —La neófita sonrió.

—Pues según ya todo está aclarado y mis muchachos le dejaron pasar. —Carlisle asintió a las palabras de Sam, mirando su reloj de pulso.

—Garrett ya debe estar en Forks… se me ha hecho extraño que no me haya llamado—. Justo en aquel momento el teléfono del doctor Cullen repicó, al igual que el de Jacob, el cual no le prestó ni la más mínima atención, atragantándose con todo lo que habían traído los muchachos, mientras Carlisle sonreía al ver el nombre de su mejor amigo en la pantalla—. ¡Vaya!... justo hablábamos de ti… sé me hacía extraño que no hubieses llamado—. Garrett omitió por completo el saludo y sobre todo la respuesta a la exclamación de su amigo, notificándole a continuación.

—La pelirroja estuvo aquí, Carlisle. —Edward se tensó al leer aquello en la mente de su padre, pensando en los hijos de Bella y el resto de los Quileutes que se encontraban en Forks a merced de aquella demente—. Trajo a varios neófitos y mató a unos cuantos lobos. —Al fin Jacob se había dignado a responder de mala gana la llamada que Paul le hacía, notificándole lo que había pasado, consiguiendo que el pasmado chico dejara caer no solo la porción de comida que sostenía con la mano, sino la que tenía en su boca, dejando que su mandíbula denotara su perplejidad ante la noticia dada por el delta de la manada, siendo Edward el único en enterarse de quienes habían muerto, alegando en un tono de voz bajo y condescendiente.

—Lo siento mucho, Jacob. —El aludido dejó que un par de lágrimas rodaran por sus mejillas, corriendo raudo hasta las afueras del lujoso pent-house, después de haber tomado tanto su chaqueta como las llaves de la moto de Bella, quien salió tras él, temiendo que le hubiese pasado algo a sus hijos, mientras Carlisle le agradeció a Garrett su total apoyo a los lobos, ya que de no haber sido por él y por Alistair, la vampiresa los hubiese matado a todos.

—Dentro de unos minutos saldremos para allá, Garrett… —El vampiro le afirmó que lo esperaría, notificándole que no tenía apuros en abandonar Forks, ofreciéndole a Charlie su total ayuda policiaca—. Muchas gracias, buen amigo. —Culminó la llamada, mirándolos a todos, contándoles a los jóvenes Quileutes lo que había sucedido.

 

Horas antes

Forks

Garrett había llegado al fin a Forks. llamó a Alistar, el cual le dio las coordenadas exactas de su ubicación, explicándole que carretera debía tomar para encontrarse con él exigiéndole a su amigo que se apresurara antes de que los canes acabarán con su paciencia, preocupando tanto al policía, que estuvo a punto de atropellar a un transeúnte, retomando su camino después de haberse detenido para ver si el jovencito se encontraba bien, el cual terminó siendo su guía, explicándole por donde llegar más rápido a la reservación de los indios Quileutes.

—Muchas gracias, Mike… fuiste de mucha ayuda. —El joven de cabellos claros le notificó que no debía de agradecer nada, siendo él quien le agradeciera el que no lo hubiese atropellado, ya que lo que menos deseaba era morir virgen—. “Eso es algo que no debería estarle diciendo a un completo extraño” —Pensó El vampiro—. Aammm… Pues… suerte con eso… —Garrett también pensó que era demasiada información, pero el joven le había dado la impresión de ser un completo tarado.

—Mi madre tiene una tienda de ropa deportiva en el centro de Forks, cuando guste puede pasar por allí, oficial… ella estaría encantada de conocerle y de darle las gracias por cuidar de su retoño. —El policía intentó no reír ante aquella apreciación de sí mismo, asintiendo a su invitación.

—A lo mejor pase, Mike.

—Se llama Newton Sport’s —El policía volvió a asentir.

—Seguro Mike, gracias… nos vemos. —Garrett arrancó el auto, en busca de la carretera de tierra que el chico le había notificado que encontraría a unos cuantos kilómetros más abajo, mirando por medio del espejo retrovisor al jovencito aún parado en la calle, logrando que el vampiro negara una y otra vez con la cabeza.

—O quiere un padrastro o un novio y la verdad es que no puedo complacerle en ninguna de las dos cosas. —Pensó en la posibilidad de que fuese hijo de padres divorciados o tuviese a su padre muerto, buscando una figura paternal o simplemente era tan homosexual como él—. No me gustan las mujeres y no me agrada meterme con mocosos come mierda. —Divisó la carretera, tal y como el chico se la había descrito, introduciéndose en el boscoso terreno, conduciendo lo más rápido que su auto le dejó, aunque aquel vehículo no estaba hecho para aquel terreno—. Será mejor que deje está cafetera aparcada aquí.

Se estacionó a un lado prefiriendo seguir a pie, rastreando a su amigo como buen sabueso que era, hasta que un par de jóvenes de piel cobriza y torneados cuerpos masculinos le interceptaron en el camino, preguntándole quien era y que hacía en aquel lugar, mientras el desvergonzado policía se daba un banquete visual con sus esculturales cuerpos, aunque su peste canina le indicó quienes eran.

—Soy amigo del vampiro que tienen detenido bajo su voluntad, así como también del doctor Carlisle Cullen. —Sacó sus credenciales policiacas, mostrándoselas a los nativos—. También soy policía, así que exijo que me lleven con quien este a cargo de la perrera de pieles rojas de esta zona. —Ambos jóvenes se vieron las caras, señalando al recién llegado.

—¿Por qué será que todos estos malditos chupasangres se creen la gran cosa? —Preguntó el más apuesto de ellos.

—No sé, Jared… tal parece que tanta sangre se les sube a la cabeza. —Ambos rieron.

—¿Saben qué?... no tengo tiempo para jugar con los cachorritos a “busca la varita” o a “hacerse el muertito”, así que simplemente échense malditos perros sarnosos y déjenme pasar. —Garrett no había terminado de decir aquello cuando Jared ya se había transformando, dejando trozos de Jean desperdigados por todas partes—. ¡Genial!... —Exclamó El policía poniendo los ojos en blanco, ya que lo que menos quería era traerle problemas a Carlisle, y aunque fuese él quien los estuviese incitado, aquello no les daba derecho a irrespetar a una autoridad policiaca, por muy chupasangres que fuera.

—¿Jared?... recuerda lo que nos dijo Billy… Cálmate y no le des el gusto a este idiota de sacarte de tus casillas. —Pero el enorme lobo parecía no importarle en lo más mínimo las palabras del jovencito a su lado, el cual trató de calmarle.

—Escucha a tu amigo, perro… no quiero pelear, así que será mejor que… —Garrett no había terminado de decir aquello cuando el enorme lobo se arrojó sobre el desalineado vampiro, rodando unos cuantos metros mas allá desde donde estaban sobre el boscoso terreno, siendo el astuto policía quien le hiciera una llave de lucha al imponente can, aquel que no escatimó en esfuerzos para zafarse de su enemigo común, mordiéndolo en el brazo, arrojándolo bruscamente en contra de uno de los árboles, pretendiendo atacarle nuevamente al verlo vulnerable, pero una fuerte detonación detuvo las nefastas intenciones del iracundo lobo, al igual que las pretensiones del vampiro de defenderse a como de lugar, volteando hacía donde el eco de aquel disparo parecía persistir o simplemente era el viento, devolviendo el constante resonar del martillo del rifle en contra de la cámara del arma.

Frente a los tres seres sobrenaturales se encontraba Charlie Swan con su impecable uniforme de jefe de policía, sosteniendo un rifle con ambas manos, apuntándoles a los dos fanfarrones con el ojo puesto en la mira, exigiéndole al chico que no se había transformando que se apartara, notificándole tanto a Jared como a Garrett.

—Más les vale a ustedes dos dejar sus diferencias de razas a un lado… nadie va a comenzar una pelea en mi jurisdicción, aunque sean seres sobrehumanos. —Le apuntó al grotesco lobo moteado con el rifle—. Sal de fase ahora mismo Jared, si tengo que dispararte en una de las patas lo haré si es necesario con tal de que no comiences lo que Billy y yo hemos estado intentando evitar, una confrontación entre ustedes y los inmortales—. Dejó de apuntarle al muchacho para enfocar la mira en el pasmado vampiro, el cual no le quitó los ojos de encima al uniformado hombre, aquel que lucía muy orgullosamente su placa de sheriff—. Y usted, póngase de pie de una buena vez y deje sus insultos a un lado—. Garrett se incorporó raudo del suelo, sacudiéndose las hojas secas y la tierra que había caído sobre su ropa ante el revolcón que le había dado el joven Quileute, sin dejar de mirar al imponente hombre frente a él.

—Sus muchachos empezaron, oficial, yo solo quería llegar hasta donde está mi amigo secuestrado por estos sacos de pulga. —Jared le rugió, mientras que el otro chico le miró de mala gana ante el agravio.

—Aquí nadie ha secuestrado a nadie. —Notificó el muchacho.

—Pues me ha estado llamando y mensajeando mientras conducía hacía acá, exigiendo que me apresure ya que los lobos lo tienen hastiado. —Charlie dejó de apuntarle, colocándole el seguro a su arma de reglamento, acercándose al vampiro, mientras Jared intentaba salir de fase.

—¿Eso fue lo que le dijo su amigo? —Garrett asintió, percatándose de como el policía miró a ambos muchachos, alzando con ironía una de sus cejas.

—¿Qué? —preguntó el vampiro algo extraviado.

—Ustedes dos sigan su patrullaje, yo llevaré al señor… —Miró al vampiro, esperando a que se presentara.

—Garrett, señor oficial… mi nombre es Garrett Hampshire. —Acortó distancia entre él y el sheriff, ofreciéndole la mano.

—Un gusto, oficial Hampshire.

—Garrett, por favor… solo Garrett, puede tutearme si quiere. —Le sonrió amablemente, consiguiendo que Charlie levantara la cara, mirándole a los ojos—. Y soy teniente.

—Y yo sheriff y no ando alardeando por eso. —Aquellos tristes y dulces ojos del padre de Bella se tornaron fríos y distantes, volteándole la cara—. Sígame. —Le exigió adentrándose en el bosque, mientras que ambos muchachos se transformaron frente a los dos policías, siendo Garrett el único en haberse degustado con la desnudez de Jared, el cual ni se percató de la lujuriosa mirada del desvergonzado vampiro, aquel que siguió al serio e impertérrito hombre, preguntándole jocosamente.

—¿Andan así todo el día, en cueros? —Sonrió, señalando hacía el sendero por donde se habían perdido de vista ambos lobos, mirando a Charlie.

—Pues no se pueden transformar con ropa, teniente Hampshire. —Garrett le exigió nuevamente que le tuteara—. Es mejor mantenernos a raya, usted y yo.

—¿Por qué?... Eemm… —Miró el nombre en la plata que guindaba del bolsillo de su uniforme— …Charlie. —Intentó recordar de donde había escuchando aquel apellido “Swan” junto al nombre del simpático caballero, sabiendo de sobra que había sido por Jasper, aunque no se acordaba exactamente a quien le pertenecía.

—Jefe Swan, estaría bien. —Charlie posó su rifle sobre su hombro derecho, sin dejar de caminar por el boscoso terreno, tratado de mirar por donde iban, dificultándosele bastante ya que eran casi la una de la madrugada, regresando de una de sus pesquisas hasta la casa de los Clearwater, ya que desde la muerte de Quil, habían decidido reunirse todos en casa de Sue, al ser la vivienda más grande de todas.

—¡Oh vamos, hombre!... No seas tan hermético, estamos entre colegas. —Le codeó con sutileza, ya que si lo hacía como solía hacerlo con los de su raza, le fracturaría un brazo o una costilla, consiguiendo que Charlie se detuviera.

—Voy a decirle las razones por las que usted y yo no somos iguales, teniente Hampshire. —Garrett supo de sobra que aquel hombre le diría que eran diferentes ante su inmortalidad y de seguro al ser amigo de los lobos tendría favoritismos hacía la raza enemiga—. La primera es que usted me parece muy fanfarrón. —Aquello consiguió que Garrett se asombrada, alzando una de sus cejas,  señalándose—. Sí, usted… llega a mí jurisdicción, atropella a un transeúnte…

—Espere yo no atropellé al jovencito, eso fue más un susto que un accidente, el auto ni lo tocó. —Pensó por unos instantes sobre aquello, preguntándole a continuación—. ¡Un momento!... ¿cómo es que usted sabe que estuve a punto de atropellar a un chiquillo? —Charlie retomó su andar, notificándole despreocupadamente.

—Tengo ojos por todo Forks, teniente. —El vampiro le siguió—. Eso también lo diferencian de mí. —Le miró sin dejar de caminar—. Apuesto que con su forma tan odiosa y prejuiciosa de ser más que tener amigos y aliados, cosecha enemigos. —Garrett no dijo nada, ya que aunque si tenía amigos, eran contados con los dedos y la mayoría en la comandancia lo odiaban por ser tan petulante y con poco tacto para decir las cosas, aunque el vampiro lo viera más como sinceridad innata que como petulancia.

—Pues hay que hacerse respetar, sheriff. —Charlie sonrió de medio lado y su poblado bigote se levantó de un modo al que a Garrett le recordó a su amado Freddy Mercury. “No puede ser” Pensó mirando al frente. “Solo mi gatito Freddy podía curvar de ese modo tan sugestivo y seductor, su masculino bigote” Suspiró, tratando de olvidar aquella visión tan vivida de su amante ya muerto.

—Y debo deducir que un vampiro necesita de fanfarronerías para hacerse respetar. —Garrett detuvo su andar.

—¿Pues que pretende usted, sheriff?... ¿Qué comience a matar gente para que me teman?... ¿Qué abuse de mi poder vampírico para que los demás sepan quien manda? —Charlie se detuvo, señalándole con el rifle.

—Es justamente ese mi punto, teniente. —Ambos se vieron a las caras, ya que tanto Charlie como Garrett acortaron distancia entre ellos—. Usted no necesita infundir temor, usted es un vampiro y con eso es más que suficiente para que le teman, pero el ganarse el respeto de las personas es distinto. —Posó la culata del rifle en el suelo, alzando la mirada, ya que Garrett era un poco más alto que él—. Y eso no se gana llamándole a los demás de un modo despectivo como perro, saco de pulgas o idioteces como esas, eso lo hacen los fanfarrones… las personas inseguras de sí mismo.

—¡Oh, no!… yo no me siento inseguro de mí mismo, sheriff, se equivoca. —Le interrumpió Garrett de un modo tajante—. Simplemente no me caen los lobos. —El jefe de policía se apartó de él, colocándose nuevamente el rifle sobre su hombro.

—Usted no me cae bien a mí, y yo no le he salido con ninguna grosería. —Garrett abrió la boca en un gesto de asombro—. Lo respeto tan solo por dos cosas. —Charlie comenzó a caminar nuevamente, argumentando a continuación—. Por sentido común, usted es más fuerte que yo y soporta un balazo. —El policía citadino sonrió—. Y también porque entre policías no se disputan los chalecos antibalas… —A lo que Garrett argumentó, terminando la frase de su acompañante.

—…Se está dispuesto a recibir un balazo por uno de los suyos. —Charlie asintió complacido, señalándole.

—Exactamente… así que le voy a agradecer que mientras este en mi jurisdicción se apegue a mis reglas. —El encantado vampiro asintió, sin dejar de caminar junto al emblemático hombre, el cual parecía haber salido de una película antigua, con su sombrero, su chaqueta y su estrella de sheriff, simbolizando la autoridad, a pesar de estar en una tierra llena de seres sobrenaturales, haciendo valer sus leyes—. No me importa que a usted no le agraden los lobos, los respetará y dejará de llamarles irrespetuosamente “perros” o cualquier agravio de menosprecio hacía ellos.

—Como usted diga, jefe Swan. —Charlie asintió complacido—. Su apellido me suena, ¿sabe? —A lo que el policía respondió.

—Supongo que si es amigo del doctor Carlisle, sabrá que él es el nuevo tutor vampírico de mí hija, Isabella Swan. —Garrett casqueó los dedos.

—¡Oh sí!... La neófita. —Charlie le miró de mala gana—. Lo siento, sí… la ex de Edward… ¿cierto? —Intentó remediar su error.

—No puede evitarlo… ¿cierto? —Garrett se detuvo, consiguiendo que Charlie también lo hiciera—. Ser un cretino, es natural en usted…

—No espere, yo solo… —Charlie le interrumpió, retomando su caminar por el sendero, el cual se había terminado.

—Ya no diga nada… —Salió de entre los árboles, señalando la fogata en frente de la casa, en donde un grupo de nativos parecían estar escuchando el relato que amenamente les relataba el vampiro europeo, quien era el único de pie—. Allí está su amigo, teniente… es un hombre libre desde que hablamos con Carlisle por teléfono. —Garrett no podía creer lo que sus ojos veían, oyendo las carcajadas de quienes le escuchaban atentamente—. No parece muy hastiado como usted dijo… ¿cierto? —El vampiro maldijo por lo bajo.

—¡Maldito infeliz! —Garrett se sintió estúpido al darse cuenta de que había caído en una de las sucias jugarretas de su amigo, a sabiendas de lo preocupado que el policía solía ser tanto con Alistair como con Carlisle, quienes eran parte importante en la vida del apuesto y atolondrado inmortal, aquel que caminó en compañía del simpático y atento sheriff, el cual a pesar de todo lo petulante que había sido el vampiro, siempre mantuvo aquel semblante cordial y amable, aun cuando sintió que aquel hombre se pasaba de pedante.

—Mi padre fue uno de los barones del Rey Eduardo II, el cual fue considerando como el más débil de los Reyes Plantagenet de Inglaterra. —Charlie caminó delante de Garrett, mientras que el molesto vampiro observó el resplandeciente rostro de su amigo al contarles aquellas anécdotas a los indios—. Él luchaba a favor de los británicos… por supuesto el rey se enteró de su conspiración, la cual solo trataba de proteger los derechos de la aristocracia. —Hizo una pausa, dándole una mirada furtiva al recién llegado y su escolta—. Mi padre formó una alianza con los demás barones, logrando desterrar al consejero del rey, introduciendo a mi hermano como su nuevo consejero real y así mantener a Enrique II vigilado y erradamente aconsejado para que cometiera las peores barbaries y lograr la sublevación de su pueblo. —A lo que Garrett acotó, introduciéndose al círculo de personas que rodeaban la fogata, acercándose a su amigo.

—Moraleja… jamás confíes en la conspiradora familia de este bastardo, el cual me hizo creer que estaba en peligro cuando en realidad estaba de lo más entretenido con los lobos. —Alistair soltó una risotada, levantando los brazos a la espera de un abrazo o un puñetazo de parte del policía, quien prefirió optar por lo primero, estrechando al sonriente europeo entre sus brazos.

—Sabes que disfruto mucho el saber que te preocupas aún por mi, hermano… —Si bien, Garrett no era el hermano biológico de Alistair, el vampiro inglés lo apreciaba como uno, viendo en la preocupación y la sinceridad de Garrett, la de su difunto hermano, quien había sido asesinado por órdenes del rey por conspiración y traición al trono.

—¡Maldito idiota!… debería arrancarte los huevos y dárselos de comer a los perros. —Por supuesto aquello lo había dicho en voz baja, mirando de refilón al jefe Swan, quien le había exigido que no volviera a insultar a los Quileute, llamándoles despectivamente “perros”.

Charlie se había sentado junto a Billy, quien sostuvo sobre sus piernas a Saralie, mientras Sue intentaba calmar a Anthony, el cual lloraba a causa del sueño que sentía y al cual luchaba, siendo precisamente la mujer quien les notificara tanto al líder de los Quileute como al jefe de policía, que iría al interior de la casa a ver si así podría dormir al pequeño niño, dejando a la bebita con sus dos abuelos.

—Quien lo diría. —Acotó Billy, señalando con un gesto de su cabeza al par de inmortales abrazados, siendo Alistair el primero en soltarse de aquel efusivo saludo de parte del policía—. Vampiros en el consejo tribal. —Charlie sonrió, dándole una mirada furtiva a ambos inmortales, los cuales conversaban entre ellos, mientras los demás les observaban.

—Bueno… para mi todo esto es nuevo… no se que está bien y que no, que es correcto y que incorrecto… ni siquiera mi mejor amigo tuvo el tupé de notificarme la existencia de todo esto hasta que mi hija terminó transformada en uno de ellos. —Señaló a ambos vampiros.

—Lo siento mucho, Charlie… pero me tenían terminantemente prohibido decirle a los locales sobre nuestra magia lobezna. —El serio policía tomó a Saralie entre sus brazos, comenzando a hablarle cariñosamente a la niña—. Nadie podía saber de nuestro poder, nadie debía saber sobre…

—Yo no era nadie, Billy… era tu amigo. —Espetó el molesto hombre entre dientes, dándole una mirada furtiva a los dos vampiros, percatándose de como Garrett parecía estar enfocado en lo que ambos hombres conversaban—. De hecho era más que tu amigo en ese entonces. —Charlie bajó la mirada, sintiendo como el calor en sus mejillas delataron su creciente vergüenza ante lo dicho, enfocando sus ojos en la bebita.

—¿Hasta cuando me lo seguirás reprochando, Charlie?… —El policía no dijo nada, observando por medio de su visión periférica como ambos vampiros se acercaban, percatándose de igual modo de que varios Quileutes se acercaron a la fogata sirviéndose un poco más de la carne en vara que mantuvieron cerca de las llamas, lo cual expedía un delicioso aroma para los nativos, y bastante desagradable para los inmortales.

—No sabe cuánto me he divertido en sus tierras, gran lobo sentado. —Acotó Alistair refiriéndose a Billy por el hecho de estar siempre sentado en aquella silla de ruedas—. Lamento mucho todo lo malo y sobretodo el haber traído a este bueno para nada a sus tierras. —Al señalar a Garrett, el vampiro europeo se dio cuenta de su cara agria y el ceño fruncido.

—Al último idiota que me llamó bueno para nada le canté sus cuatro verdades en la cara. —Garrett recordó el altercado con Christian en su despacho, el día en que Victoria tuvo la osadía de entrar en su empresa, haciéndose pasar por una más de los accionistas.

—Relájate Garrett. —Le exigió el calmo y sonriente inglés—. Sabes que mis palabras son de cariño. —Rió.

—Pues me alegra que al fin se hayan reencontrado y que todo se haya aclarado. —Argumentó Billy, observando como el greñudo vampiro se sentó en el tronco donde Charlie lo había hecho, mirando a la bebita.

—¿Ella es su nieta? —El sheriff asintió, sin dejar de ver a la niña—. Aún no tengo el gusto de conocer a su hija pero debe parecerse a ella, es muy hermosa. —A lo que Charlie respondió despreocupadamente.

—De hecho se parece a Sarah… su abuela paterna. —Miró a Billy, quien observó fijamente al recién llegado.

—Así que el líder de los pe… —Rectificó antes de hablar— …de los lobos, es también el ex yerno de Isabella, todos son una gran familia.

—Así es. —Respondió Billy sin dejar de mirar con recelo al vampiro, quien parecía intentar caerle bien a Charlie, algo que por supuesto incómodo al minusválido caballero—. Y no quiero ser descortés pero ya que ambos al fin se reencontraron, sería muy prudente que fueran a cuidar la casa de los Cullen. —Alistair asintió, extendiendo su mano hacía Billy.

—Tiene usted mucha razón mi buen anfitrión… muchas gracias por todo, en verdad le agradezco enormemente toda su amabilidad y su… —Las aletas de la nariz de Alistair comenzaron a contraerse y a expandirse, olfateando el lugar, estremeciéndose por completo.

—¿Ocurre algo, Al? —Al levantarse de su puesto Garrett pudo olfatear el gélido viento nocturno, el cual trajo consigo el efluvio de varios vampiros en la zona, escuchándole decir a su amigo en un tono serio y preocupante.

—Vampiros… neófitos en su mayoría, una líder… la hermana de Anne… Victoria. —Alistair había conocido a la hermana menor de Victoria, la cual había sido asesinada por los Vulturi, siendo precisamente Demetri, el verdugo y amante impuesto a la fuerza de Alistair, quien la asesinara.

—No puede ser. —Acotó Garrett sin poder creer que Victoria y Anne fuesen familia, recordando la historia que su amigo le había contado sobre Anne y lo mucho que Alistair y ella se habían amado, siendo asesinada por Demetri en frente del vampiro europeo, demostrándole que asesinaría a todas aquellas mujeres que él se atreviese a amar, obligándole a ser su amante por un largo tiempo en contra de su voluntad.

—¿Vampiros?... ¿en dónde? —preguntó Charlie tomando a Saralie con un brazo, aferrando el rifle con la otra mano, entregándole la bebita a su mejor amigo y ex amante.

—Nos están rodeando. —Acotó Alistair mirando a su alrededor, justo cuando un estruendoso grito llamó no solo la atención del recién llegado, sino también la de su amigo, al igual que la de Charlie y Billy, quienes observaron al unísono hacía la casa en donde el aterrado rostro de Sue se dejó ver en la puerta, intentando correr con el pequeño en brazos, pero sus esfuerzos fueron truncados por un apuesto y malvado joven de cabellos rubios cobrizos, el cual la aferró por el cuello, arrebatándole al niño.

—¿Querían un festín antes de la batalla? —preguntó Riley manteniendo a Sue aferrada del cuello y a Anthony agarrado por una de sus piernitas como si fuese un monigote—. Pues coman mis guerreros y deléitense con la sangre del enemigo. —Arrojó a la aterrada mujer a un lado, olfateando al pequeño y lloroso niño, abriendo sus fauces para arrancarle el brazo a Anthony, pero el estruendo del rifle de Charlie al ser disparada, al igual que el impacto de la bala en el rostro de Riley, detuvieron las macabras intenciones del desalmado vampiro, quien arrojó al infante a un lado, siendo Garrett quien corriera a velocidad sobrehumana, atrapándole antes de que el pobre niño impactara en contra del suelo—. Maldito policía… ¿Crees que con una simple arma puedes detenerme? —Billy mantuvo a Saralie entre sus brazos, mientras Charlie recargó nuevamente su rifle, siendo Alistair quien respondiera la pregunta de aquel vampiro.

—Un arma no podrá, pero veamos que pueden hacer en contra de un veterano de las dos guerras mundiales y un soldado de la corte real de Inglaterra. —Riley abrió desmesuradamente los ojos al ver que habían dos vampiros del bando contrario en aquel lugar, pretendiendo huir al ver como el ingles corrió tras él, siendo Garrett quien lo aferrara de los tobillos, retrasando su huida, sin soltar al pequeño infante.

—¿A dónde crees que vas maldito fanfarrón?... Muy machito con las mujeres y los niños… ¿no? —Alistair aprovechó aquello para arrojarse sobre el asombrado vampiro, comenzando una batalla campal entre ambos inmortales, mientras que Garrett se acercó a la petrificada y llorosa mujer, entregándole al niño—. Tenga… levántese y escóndase… ¡Corra, corra! —La mujer pretendió correr hacía donde Billy y Charlie estaban pero un considerable número de vampiros salió de entre los árboles, rodeándoles a todos.

—¡Maldición! —Exclamó Garrett mirando el panorama—. No vamos a poder con todos. —Pero justo en aquel momento cada uno de los jóvenes Quileutes comenzó a transformarse, rugiéndoles a los neófitos, arrojándose a la batalla, mientras que Alistair intentó terminar con la vida de Riley, quien parecía estar perdiendo la contienda, pero tanto su señora como su novia intervinieron, quitándole al letal vampiro de encima, siendo Victoria quien hablara.

—Pero mira a quien tenemos aquí. —Tanto Victoria como Alistair mantuvieron su postura agazapada, en donde uno esperando el ataque del otro—. El culpable de la muerte de mi hermana. —Se abalanzó nuevamente sobre el astuto vampiro, quien logró ejecutar una maniobra impecable en contra de la pelirroja, arrojándola en contra de una de las ventanas, sacándola de la casa.

—Vámonos de aquí, Riley. —Exigió Bree, al ver salir a Alistair tras Victoria, quedándose a solas con su pareja, aferrando al tembloroso muchacho por ambos brazos—. Afuera hay una masacre, esos chicos son lobos y nos matarán a todos.

—Pero mi señora me necesita, debes entenderlo Bree… ella nos dio está vida y debemos serle eternamente fieles y agradecidos. —La molesta y al mismo tiempo aterrada neófita negó una y otra vez con la cabeza, apartándose del muchacho.

—Ella nos robó la vida… nos hizo estos monstruos que somos ahora… ¿No te das cuenta? —En las afueras de la casa el pandemónium se desató, dando paso a la más espeluznante escena de terror, en donde los cuerpos desmembrados de varios neófitos al igual que la sangre derramada de algunos Quileutes, pintaban la más tétrico pintura, jamás plasmada, mientras que los amantes seguían discutiendo—. Si tuvieses aunque fuese un poco de humanidad en tu interior no hubieses tomado a ese infante como lo hiciste… ella te ha hecho ser este engendro en el que te has convertido y así yo no quiero está vida. —Pretendió salir de la casa, pero Riley se lo prohibió.

—No, espera… ¿A dónde vas? —A lo que la vampiresa respondió, soltándose del agarre de su amado.

—A que los lobos me liberen de esta vida, porque yo no la quiero vivir si esa loca de “tu señora” está primero que yo. —Por unos segundos Riley dudo en ir a buscarla, ya que para él, Victoria siempre estaría primero, pero su enamorado corazón lo arrojó a las afueras de la ya destrozada casa, percatándose con sus propios ojos de todo aquel caos que Victoria había creado a su paso, por el simple capricho de una venganza que a ellos no les pertenecía.

 —¡Bree!... —gritó el alterado muchacho, mirando a todos lados, divisando en la distancia como la joven vampiresa se abrió paso entre la batalla campal que se estaba suscitando en aquel lugar, en la que Garrett, Charlie, Sue y Billy, corrieron hacía uno de los laterales de la casa, en busca de la entrada exterior del sótano, siendo el vampiro policía quien rompiera el candado y las cadenas que lo resguardaban, exigiéndoles a los tres mortales.

—Entren allí… Alistair y yo nos encargaremos de esto… —Sue fue la primera en entrar con el niño en brazos, mientras que Garrett y Charlie bajaron a Billy con su silla de ruedas, manteniendo a la llorosa niña en su regazo—.  No se preocupen de nada… creo que me equivoqué con los lobos, de verdad que son todos unos guerreros y… —Charlie no le permitió culminar sus aduladoras palabras, subiendo las escaleras que daban al interior de la casa, exigiéndole a Garrett cerrar la trampilla por la que habían entrado, introduciéndose en la casa.

—¿Charlie a donde vas?... —gritó Billy completamente alterado—. ¡Charlie, vuelve aquí! —Exigió el tembloroso hombre sobre la silla, entregándole la niña a Sue, pretendiendo subir por su amor imposible aunque fuese a rastras.

—Quédense aquí… yo iré por él. —Garrett cerró la trampilla externa tal y como le había exigido el policía, subiendo a buscarle—. ¿Sheriff?... No venga a hacerse el vaquero justo ahora, son vampiros hombre… no puedes matarlos con un simple rifle. —A lo que Charlie respondió después de salir de una de las habitaciones de la casa con una shotgun Drake doble cañón largo y una caja llena de monedas.

—No voy a esconderme en un sótano a esperar lo peor. —El aguerrido hombre cargó el arma con pólvora, atiborrando los dos cañones con monedas, en el momento preciso en el que Jared y uno de los neófitos irrumpió dentro de la propiedad por la puerta trasera, batallando entre ellos, alertando a Garrett para mantener a salvo al policía, el cual se arrojó sobre él vampiro del bando contrario después de que Jared lo estampara en contra de una de las paredes de la casa, introduciéndole el arma en la boca—. Nadie se mete con mi familia. —Apretó el gatillo y una fuerte detonación arrojó a Charlie hacía atrás, mientras Garrett vio volar fragmentos de cabeza por todos lados en conjunto con las monedas.

“Me lleva Clint Eastwood, el llanero solitario y Billy the kid, Charlie está más frito que yo… y debo admitir que eso me encanta” Sonrió al ver tanta gallardía, valentía y coraje en un humano que no parecía amilanarse ante nada ni ante nadie, por más que supiera que podría llegar a salir mal herido e incluso muerto por un altercado con vampiros. “Este cowboy si que tiene las bolas de titanio, no joda… así es que me gustan a mi los hombres con un par de pelotas bien puestas, bigotes muy masculinos y de pelo en pecho maldita sea, quiero raptarlo como un puto orangután y hacerlo mío como un salvaje” Garrett estuvo a punto de golpearse el pecho con los puños como los gorilas, pero al ver como un par de vampiros entraron a la casa para atacarlos, su primer instinto fue resguardar la integridad física de aquel hombre por más aguerrido que esté fuera.

—No dejen que vayan al sótano. —Exigió Charlie intentando cargar nuevamente el arma de doble cañón con pólvora pero uno de los neófitos esquivó a Jared, arrojándose sobre el desprevenido sheriff, siendo Garrett quien truncara los nefastos intentos del sediento vampiro, tomándole raudo por el cuello, ejecutándole una llave de lucha, arrancándole de un solo tajo la cabeza.

Jared salió de fase, preguntándole a Charlie en donde se encontraban Sue, Billy y los niños, mientras el eufórico vampiro esperó el arribo de más neófitos para arrancarles de igual modo sus cabezas, pero el torneado cuerpo de Jared, llamó demasiado la atención lujuriosa del desvergonzado vampiro.

“Maldita sea, todos estos mocosos tienen buenas pollas” Intentó disimular, pero era inevitable que sus ojos se enfocaran directamente en aquel descomunal péndulo de carne que se balanceaba al compás de los movimientos del muchacho, danzando en compañía de un par de bolas bien redondas, las cuales eran rodeadas por pequeños vellos púbicos oscuros. “Me voy a correr de solo ver a estos niños y sus juguetitos sexuales, por todos los cielos” Garrett volteó el rostros para ver a otro lado, observando por medio de la ventana del comedor como Victoria y Riley tenían a Alistair en contra del suelo a punto de darle la estocada final, exigiéndole a Charlie—. No salgas de la casa… ¿está bien?... ahora vuelvo. —Salió disparado por la ventana, envistiendo a los tres vampiros, logrando zafar a su amigo de las garras de la endemoniada y vengativa mujer.

—Paul acaba de llegar. —Le notificó Jared a Charlie, el cual asintió, observando como el enorme lobo marrón se detuvo en la puerta para que Emily descendiera de su lomo, y así poder arrojarse a la batalla, después de lamer cariñosamente el marcado rostro de la asustada Quileute.

—¿Y Sue?... ¿Y Billy?... ¿En donde están los niños? —Gritó la chica completamente alterada.

—Están en el sótano. —Respondió Charlie, tomándola del brazo, acercándola a la puerta que daba al lugar indicado—. Escóndete allí y no salgas. —La empujó al interior de aquel escondite, escuchando la voz de Billy llamándole con insistencia—. Tranquilo amigo, mío… todo está bajo control. —Cerró la puerta con llave, sin soltar su arma ya cargada con pólvora y monedas, saliendo a las afueras de la rupestre vivienda, percatándose de como un neófito que al parecer ya había matado a uno de los chicos, bebía descontroladamente del cadáver—. Maldito engendro. —La voz de Charlie llamó la atención del neófito, el cual levantó la cabeza rugiéndole al policía, quien apuntó su arma a la cabeza del vampiro, disparándola sin contemplación alguna, logrando volarle la mitad del rostro, quedando tan solo la mandíbula.

—Me lleva el diablo… —Acotó Alistair después de zafarse de Victoria, arrojándola en contra de Riley, quien después de haber visto la dolorosa partida de Bree, sintió que a lo mejor ella no era la indicada para él, permitiéndole marcharse, ya que ninguno de los lobos se percató de su retirada—. ¿Con qué cargó esa escopeta de doble cañón? —Preguntó el asombrado vampiro, siendo Garrett quien respondiera con un tono de voz que denotó cierto orgullo al hablar.

—Pólvora y monedas… ¿No es ingenioso el vaquero? —Rugió seductoramente—. Estoy pensando seriamente en raptarlo y hacerlo mío. —Sonrió como un maldito, dejando que su resplandeciente rostro le demostrara a Alistair que hablaba muy en serio.

—Pues yo que tú me lo pensaría dos veces, con ese juguetico te puede llegar a volar las pelotas… yo no creo que el sheriff sea de los que les guste que le pulan la hebilla… ya sabes. —Movió las caderas como si follara.

—Pues que me las vuele, no joda… estoy flechado y no voy a… —El imponente lobo marrón que había arribado con Emily a cuestas se arrojó sobre Garrett, intentando arrancarle el brazo, siendo Alistair y Charlie quienes trataran detenerle.

—No Paul… él es de los nuestros, detente… —Exigió el policía halándole por el pelaje, consiguiendo que Paul le soltara.

—Es mi amigo, Paul… el amigo que estaba esperando, tranquilo hombre, tranquilo… —Palmeó su lomo como quien quiere calmar a un caballo salvaje, consiguiendo que el delta de la manada le rugiera.

—Maldito pe… —Garrett pretendió insultar al muchacho, mirando la sería cara de Charlie, rectificando sus palabras—. Me… me destrozo mi mejor camisa… —Miró de mala gana al lobo, el cual no le quitó los ojos de encima a Garrett.

—¿Y Victoria? —preguntó Alistair, mirando a todos lados, observando los cuerpos desmembrados de varios neófitos en conjunto con los cadáveres desangrados de unos cuantos Quileutes, mientras algunos lloraban sus muertes y otros se quejaban de dolor.

—¡Se marchó la muy maldita! —Exclamó Garrett, justo cuando los gritos de Emily, alertaron a cada uno de los que flanqueaban la casa, observando como la chica corrió con ambos bebés en brazos, intentando huir de un neófito que al parecer había logrado entrar al sótano, siendo Paul quien se arrojará sobre el ensangrentado vampiro, acabando con su vida.

—Billy me entregó a los bebés, me ordenó que huyera mientras el intentaba salvar a Sue, no se qué paso y por donde entró…  pero todo pasó muy rápido, solo vi sangre… mucha sangre. —Notificó la chica desplomándose sobre el suelo completamente aterrada, mientras que Anthony y Saralie lloraban igual o más que la pobre chica, siendo Alistair quien la mantuviera a salvo, acobijándole entre sus brazos.

—Billy… —gritó Charlie corriendo al interior de la casa, mientras que los lobos que habían sobrevivido a la masacre arrojaban los restos de vampiros desperdigados por doquier a la fogata, y sus mujeres y familiares siguieron llorando amargamente la pérdida de sus seres amados—. Billy… —Volvió a llamar enérgicamente el policía en busca de su ex amante y amigo, siendo Garrett quien corriera tras él.

—Jefe Swan… tenga cuidado, pueden ser más de uno. —Pero en lo único que Charlie pensaba era en socorrer a su amigo, bajando raudo las escaleras, encontrando la silla de ruedas volcada y a su amigo agonizando en el suelo en un mar de sangre.

—¡Billy, no, no!... —Charlie soltó el arma que traía entre sus manos, aferrando a su mejor amigo, apretándole el cuello, del cual no paró de brotar sangre.

—¿Están bien? —preguntó el agonizante hombre, intentando no ahogarse con su propia sangre—. Nuestros nietos… ¿están bien? —Charlie comenzó a llorar, asintiendo a su pregunta.

—Si Billy… los niños están a salvo. —El convaleciente hombre miró a Sue, la cual estaba desmayada junto a él, estirando su mano para tocarle, siendo Charlie quien tomara los signos vitales de la inconsciente mujer—. Solo se desmayó, aún está viva. —Por los cachivaches desperdigados por el piso y los trozos de vidrios rotos, Charlie pudo hacerse un panorama de lo que había pasado, imaginando que el neófito había entrado por la pequeña ventanilla de ventilación, logrando que los cacharros cayeran sobre Sue, noqueándola con el golpe.

—Charlie... no me queda mucho tiempo. —Billy comenzó a vomitar sangre, intentando reunir fuerzas de donde no tenía, para poder decirle a su ex amante lo que deseaba decirle antes de morir—. Quiero que sepas que aún después de la imprimación seguía amándote. —Tanto Charlie como Billy no se percataron de la presencia de Garrett en la entrada principal del sótano, escuchando la privada conversación sin mover ni un solo músculo—. Pero la imprimación es fuerte y te obliga a hacer cosas que no quieres, como abandonar a la persona que realmente amas. —Charlie negó una y otra vez con la cabeza.

—Ya cállate, te lo ruego… ya nada de eso importa ahora… guarda fuerzas Billy, por favor. —Pero tanto Charlie como el moribundo Quileute sabían de sobra que no habría una segunda oportunidad para ellos y que su tiempo juntos había expirado.

—Ya no existe un nosotros, Charlie… pero quiero que sepas que me arrepiento todos los días de mi vida de haberte dejado, no solo cuando nos descubrieron, permitiendo que te señalaran a ti como el único desviado, sino cuando mi imprima apareció, abandonándote por completo. —A Garrett se le cayó la mandíbula al suelo, sin saber si alegrarse al saber que aquel adorable cowboy era de los de su equipo o sentir pena ante lo que estaba pasando.

—¡Ya basta, Billy… basta!… —Exigió Charlie surcado por las lágrimas que humedecieron todo su adolorido rostro.

—Solo quiero saber una sola cosa. —Charlie siguió llorando, apretando con fuerza la herida en el cuello de su amigo—. ¿Me amaste alguna vez tanto que se te hiciera insoportable el ocultarlo? —El quejumbroso policía le abrazó con todas sus fuerzas, depositando un tierno beso en los labios de su amigo, susurrándole al oído.

—Aún después de todo lo que paso te sigo amando, Billy. —No solo el anciano comenzó a llorar, Charlie no pudo parar de gimotear amargamente, mientras Garrett cerró sus ojos con pesar, recordando cuanto él había sufrido la pérdida de su amado Freddy Mercury, llevando una vida libertina y sin deseo alguno de entregarle a alguien más su corazón… hasta ahora.

—Entonces me iré feliz, amigo mío y quiero que tú también los seas… prométemelo, Charlie, prométeme que no te cerrarás al amor. —Pero Charlie siguió llorando como si una parte de su corazón hubiese sido arrancada de golpe, sin previo aviso y sin anestesia—. Prométemelo, Charlie por favor.

—Te lo prometo, Billy… mi amor. —Y justo allí un último aliento salió del cuerpo ya sin vida del hombre al que Charlie había amado en secreto, llevándose consigo todo el amor que ambos hombres se tuvieron en el pasado, dejando un enorme vacío en el corazón del quejumbroso policía, el cual lloró y lloró sin poder contener tantos sentimientos ocultos por el ya fallecido hombre.

“¡Oh mierda!... no quiero que llores así sheriff… no quiero verle sufrir de ese modo” Pensó Garrett deseando bajar y abrazar con todas sus fuerzas al destrozado policía, el cual siguió llorando desconsolado.

—¿Charlie? —Llamó Paul desde la casa, acercándose a la puerta del sótano, consiguiendo que Garrett saliera de su escondite, notificándole al joven y semidesnudo Quileute, el cual había tenido la decencia de por lo menos ponerse unos bóxer.

—No lo molestemos, está destruido ante la muerte de su amigo. —Paul palideció ante la noticia de que Billy había muerto, observando como el vampiro cerró la puerta intentando darle un poco de privacidad al policía, mientras Alistair y Emily entraron a la destrozada vivienda, intentando controlar a los llorosos niños, siendo el apuesto Quileute quien tomara el teléfono de los Clearwater, notificándoles a cada uno de los presentes que esto lo tenía que saber Jacob lo antes posible.

—¿Murió lobo sentado? —preguntó Alistar en voz baja, después de exigirle a la llorosa chica que se sentara.

—Así es. —Garrett aferró a su amigo por el brazo, apartándolo de ambos Quileutes, informándole entre susurros—. Si es. —Alistair no supo a qué se refería su amigo hasta que argumentó a continuación—. Si es gay. —El vampiro europeo abrió desmesuradamente los ojos.

—¿Se lo preguntaste? —Interrogó el asombrado inmortal.

—No idiota… lo escuché despidiéndose de Billy… parece ser que tuvieron algo en el pasado. —Susurró Garrett tan bajo que nadie sé percató de su impropia conversación—. Tal parece que Charlie y el lisiado… —Justo en aquel momento el sheriff abrió como pudo la puerta del sótano, ya que traía a Sue entre sus brazos, haciéndoles callar a ambos vampiros, siendo Garrett el primero en percatarse del semblante serio e inmutable del hombre que hacía tan solo unos instantes se estaba desmoronando en brazos de su amor secreto.

—Billy ha muerto. —Aunque ya todos lo sabían, Emily retomó su llanto con mayor ahínco, abrazando a ambos infantes—. Sue está herida pero bien. —Caminó hacía la habitación de la inconsciente mujer para recostarla en su cama, mientras Paul maldijo una y otra vez al no poder comunicarse con el beta de la manada.

—¿Estás seguro que ese hombre es gay?... porque yo lo veo de lo más relajado y su porte no es de los que sueltan las plumas.

—Pues yo tampoco las suelto. —Acotó Garrett por lo bajo—. Y eso no implica que no me guste el falo.

—Pero a ti se te van los ojos a penas vez un pene… no creas que no te vi babeando ponzoña cada vez que uno de los mocosos estos salía de su transformación. —Garrett intentó no reír, aunque se le dificultaba—. Pero jamás vi al sheriff mirando impropiamente a uno de ellos.

—Pues parece ser muy reservado… de seguro nadie lo sabe, mantuvieron esto en secreto por mucho tiempo, parece que hubo una ruptura por algo llamado imprimación… ¿Sabes lo que es? —Alistair negó con la cabeza.

—A de ser cosas de lobos… yo que sé. —Garrett asintió.

—El punto es que ese vaquero me interesa y mucho. —Alistair puso los ojos en blanco.

—Allí vas de nuevo. —Regaño por lo bajo al enamoradizo vampiro.

—No había sentido esto desde Freddy, sabes que jamás he vuelto a amar a nadie como lo ame a él pero hoy al ver lo aguerrido, valiente y atravesado que es Charlie y lo guapo que es, no pude evitar sentir cosas por él. —Alistair no pudo creer que en verdad su mejor amigo había sido flechado por Cupido, notificándole en voz baja.

—Será mejor que llames a Carlisle… odio ser yo quien de las malas noticias, informarle de lo sucedido para que regrese lo antes posible. —Garrett asintió—. Primero vamos a solventar todo el rollo que hay con Vicky. —Así solía llamar Anne a su hermana mayor—. Y luego veremos si es cierto que tu puto corazón está enamorado o encaprichado. —El vampiro americano abrazó con fuerzas a su amigo,  palmeándole la espalda.

—Gracias por apoyarme siempre, Al… —Si algo debía odiar aquel vampiro era a los gay, ya que Demetri había sido uno de sus verdugos más despiadados, haciéndole sufrir las más atroces violaciones de su parte, encaprichándose con hombres heterosexuales, sodomizándoles como se le daba la gana, siendo el pobre europeo uno de ellos, pero Garrett le había demostrado con creces que la homosexual no era una aberración como lo hacía ver Demetri, sino que al contrario habían personas de la comunidad LGBT, que solían ser mejores personas que algunos heteros con reputación indecorosa.

—Sabes que siempre lo haré, amigo mío… estoy en deuda contigo de por vida. —Ambos se abrazaron, recordando todas las veces en las que Garrett salvó al pobre europeo, de las garras de Demetri, ganándose el odio del letal guardia Vulturi—. Pero ahora llama a Carlisle y pídele que vuelva. —El vampiro policía asintió, apartándose  de todos los presentes para realizar la llamada.

—¡Vaya!... justo hablábamos de ti… sé me hacía extraño que no hubieses llamado. —En alguna otra ocasión Garrett hubiese salido con alguna respuesta impertinente y subida de tono para con su amigo, el cual llamaba la atención del policía citadino, pero en aquella ocasión hasta el saludo fue omitido por parte del vampiro, notificándole rápidamente al galeno.

—La pelirroja estuvo aquí, Carlisle. —Hizo una pequeña pausa y luego argumentó—. Trajo a varios neófitos y mató a unos cuantos lobos. —El silencio de su amigo le preocupó un poco, imaginando que estaba asimilando la información, escuchando a Paul darle la mala noticia a quien parecía ser el familiar más cercano de Billy, a quien el delta de la manada le exigió regresar lo antes posible y se trajera a Bella consigo ya que los bebés estaban corriendo peligro y necesitaban a sus padres.

—Dentro de unos minutos saldremos para allá, Garrett… —Le informó su calmado y al mismo tiempo apesadumbrado amigo, escuchando en la distancia la voz de Edward dándole sus sinceras condolencias a uno de ellos.

—Te esperamos, amigo mío. —Culminó la llamada, percatándose de que mientras la hacía, se había trasladado despreocupadamente desde la sala hasta la entrada del cuarto de Sue, sin tan siquiera darse cuenta, mirando el lloroso rostro de Charlie ser atacado nuevamente por sus reprimidas emociones, suspirando largo y tendido intentando mantener su careta de hombre rudo y fuerte aunque se estuviese desmoronando por dentro.

—¿Cómo podré soportar esto, Dios?... duele demasiado, demasiado… —Escuchó claramente decir al desconsolado hombre, el cual parecía estar limpiándole las heridas a aquella mujer a quien Garrett imaginaba que era la pareja del difunto Quileute.

—¿Sheriff?... —Llamó Garrett al policía acercándose un poco más al interior de la oscura recamara, observando como Charlie limpió rápidamente sus lágrimas, haciéndose el superado—. Carlisle ya viene para acá y Paul creo que al fin contacto al familiar del señor Billy. —El policía asintió, agradeciéndole la información—. En verdad lamento mucho su pérdida jefe Swan… Y a lo mejor le suene hipócrita viniendo de un vampiro pero créame que nosotros sentimos con mayor pesar las pérdidas de un ser querido que algunos humanos.

—Muchas gracias, Garrett… —Suspiró una vez más intentando controlar su pena y su luto interior—. Y sé que debe tener muchas cosas que hacer en su jurisdicción pero necesito que tanto usted como su amigo declaren en las pesquisas que se levantarán sobre este penoso incidente. —Garrett asintió, observando como el jefe de policía se incorporó lentamente de la cama, después de arropar a la aun inconsciente mujer.

—No pienso moverme de aquí, sheriff… usted cuente conmigo para lo que sea, no se preocupe, Alistair y yo no abandonaremos Forks. —Charlie asintió agradeciendo su completo y total apoyo.

—Ahora si me disculpa, desearía estar a solas. —Salió del cuarto de Sue, observando como Emily preparaba los biberones, siendo Paul y Alistair quienes intentarán calmar a los llorosos infantes, a los cuales Charlie comenzó a escuchar en la distancia, percibiendo como poco a poco las luces se fueron apagando y el silencio se hizo presente, siendo la voz de Garrett lo último en escuchar, llamándole a lo lejos antes de desplomarse entre sus brazos, perdiendo por completo el conocimiento, sin poder soportar tanto dolor a cuestas.

—¿Jefe Swan?... ¿Charlie?... —Aquel llamado se repitió una y otra vez en la cabeza del inconsciente hombre, desde donde la voz de Billy fue suplantado lentamente la de Garrett, en una pesadilla que lo consumió internamente hasta el amanecer.


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