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50 Juegos de Codicia y Poder (Ego contra Ego) por ErickDraven666

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Amores y desamores
Charlie no pudo dejar de rememorar los inesperados sucesos de la noche anterior, después de que el teniente Garrett regresara del aeropuerto con la comida y las cervezas prometidas, notificándole al jefe Swan en un tono despreocupado lo que había llamado su atención en el lugar donde había dejado al Mayor Whitlock.
 
—Fue extraño… —Acotó Garrett destapando un par de las cervezas que había llevado hasta la casa, acercándole una Charlie, quien ya había limpiado los pescados, esperando lo que el vampiro pensaba llevar para la cena y ver que harían con ellos— …En realidad pensé por unos segundos que mis ruegos habían sido escuchados. —Brindó con el sheriff, extrayendo del bolsillo de su pantalón su celular, mostrándole como la nota de voz que le había enviado a la persona que él creía que podría ser la solución a todos sus problemas con Klaus, había sido vista y escuchada—. Pensé que la caballeriza estaba aquí en Washington y ese hombre de traje elegante en el aeropuerto era quien yo creí que era.
—Bueno, teniente… aprenda a tener paciencia. —Le exigió Charlie extrayendo del interior de la bolsa de las compras, todo lo que el vampiro había comprado—. Tal vez sea mejor no arrojarle más leña al fuego, creo que con uno de esos “Originales” es más que suficiente para traer problemas. —Mientras Garrett bebió diligente de la fría cerveza, Charlie tomó los pimientos, las cebollas y todas las especies, picándolas y triturándolas para sazonar la rosada carne de los pescados, recordando lo poco que le había contado al sheriff sobre los problemas en Seattle con Klaus.
—Yo creo que ese cabrón se está haciendo de rogar. —El sheriff puso los ojos en blanco, ante sus vulgaridades—. Debe estar disfrutando el que sea yo quien ahora lo esté buscando. —Charlie volteó a verle, con una ceja en alzas—. Pero no hablemos de eso… —Sonrió con socarronería, al ver cómo había llamado la atención del policía pueblerino ante aquel comentario—. ¿Por qué no me deja a mi sazonar el pescado?... le haré una receta que solía hacer mi madre. —Aquello hizo carcajear al jefe de policía.
—No dispongo de leños y una fogata en casa, teniente… —Garrett le miró con una mueca graciosa, denotando que había entendido a la perfección sus burlas sobre una cena echa con leños, creyéndole un medieval.
—Miren al sheriff pues… nadie creería que este hombre con su cara de culo estreñido puede tener sentido del humor. —El molesto policía le miró con el ceño fruncido—. Usted póngase a pelar las patatas, y hacer la ensalada mientras yo le preparo el mejor pescado del mundo. —Ambos hombres se pusieron a realizar la cena, conversando de todo un poco, riendo y peleando a cada tanto.
—Mientras el pescado se termina de cocinar iré a ver si darán un partido de futbol. —Garrett asintió aunque al vampiro no le gustaba el futbol, de hecho los deportes le parecían aburridos, soportando solo el beisbol, gracias a su amigo Carlisle, el cual le enseñó las reglas del juego más apreciado por los americanos, después del futbol.
Desde la puerta de la cocina Garrett no dejó de observar a su adorado policía, el cual comenzó a pasar uno a uno cada canal de televisión, hasta llegar a uno donde el vampiro pudo reconocer la escena, exigiéndole a Charlie con gran entusiasmo.
—Déjelo allí sheriff. —El jefe de policía volteó a verle—. Esa es Brockeback Mountain. —Las encontradas cejas del policía pueblerino, le hicieron saber al vampiro que Charlie no sabía de qué demonios estaba hablando—. ¡Oh vamos!... No me diga que jamás ha visto esa película. —Charlie negó con la cabeza, posando el control del televisor sobre la pequeña mesa de enfrente—. Pues veámosla y se dará cuenta de lo que hablo. —La película ya estaba comenzada, y los protagonistas ya se habían conocido, comenzando su travesía de arrear a las ovejas hacia la montaña, siendo Garrett quien le hiciera un pequeño resumen de lo que Charlie se había perdido, para que entendiera la trama.
—No soy muy amante de las películas, pero debo reconocer que me gustan las de vaqueros. —Aquello hizo sonreír a Garrett.
—Y esta le va a gustar bastante. —Apretó los labios simulando una socarrona sonrisa, llevándose la botella vacía de Charlie, notificándole que iría por un par de cervezas más, regresando a la pequeña pero acogedora sala, después de haberle dado un vistazo a los pescados que se cocinaban a fuego lento dentro del horno y envuelto en papel aluminio rellenos con verduras y especias—. Tenga Sheriff. —Tomó asiento junto al serio policía, el cual observó los hermosos paisajes de la película.
—¿Y básicamente de que trata? —preguntó Charlie, después de darle un buen trago a su cerveza.
—Aammm… no quiero adelantar nada. —Fue la respuesta de Garrett, recostándose a sus anchas sobre el sofá de tres plazas, extendiendo ambos brazos sobre el espaldar—. Solo es la historia de un par de buenos amigos. —Después de unos minutos se levantó y buscó la cena, desperdigando platos, tablas de madera y bandejas por toda la superficie de la pequeña mesa central, trayendo consigo dos cervezas más.
—Esto es demasiada comida para mí.
—Tranquilo sheriff, yo le ayudo. —Abrió las envolturas de aluminio, dejando que un muy apetecible aroma a pescado y especias escapara de su interior, llamando la atención y el hambre del policía pueblerino.
—¡Oh wow!... esto huele demasiado bueno. —Garrett sonrió más que satisfecho, colocando un trozo de pescado sobre una porción de las patatas asadas, acercándosela a la boca al sheriff.
—Vamos, pruébelo. —Charlie pensó en negarse, pero al ver como la comida se tambaleó peligrosamente sobre el tenedor, prefirió abrir la boca y dejar que el vampiro le alimentara, cerrando los ojos al percibir el delicioso sabor de la comida, suspirando con deleite—. Bueno… ¿eh? —Charlie asintió—. Me alegra mucho que lo esté disfrutando. —Comenzaron a comer de todo lo que había sobre la mesa, bebiendo gustosos de la espumante y fría cerveza que les acompañaba, disfrutando del espléndido festín y por supuesto de la compañía del otro.
—Debo admitir que cocina usted muy bien para ser alguien sin paladar. —Garrett le recordó que gracias a Niklaus él podía disfrutar de la comida humana, saboreando cada guarnición que ambos habían preparado, disfrutando de todo aquello, sin dejar de ver la película, hasta el momento en el que los dos protagonistas intentaron dormir dentro de una carpa improvisada, en donde ambos terminaron batallando por ver quien ganaba la posición de activo o pasivo, dejando al policía paralizado, a punto de engullir una enorme porción de pescado, la cual terminó cayendo sobre sus piernas, ante la inamovilidad de su pasmado y sorprendido cuerpo.
—¿Pasa algo, sheriff? —preguntó Garrett con una desinhibida y pícara sonrisa, entregándole uno de los paños de cocina que se había traído con la comida, incitando al absorto hombre a limpiar el reguero de comida sobre su ropa.
—¿Estas cosas las pasan por televisión y a esta hora? —Charlie miró su reloj de pulso, percatándose de que eran las diez de la noche.
—¡Oh vamos, sheriff!... ni siquiera se asomó una bolita por allí… es solo una pantomima de estar follando.
—Es suficiente para que yo…. Para que todos imaginen lo que está pasando y se… —No solo Charlie se dio cuenta de sus palabras, Garrett no pudo evitar darle una mirada furtiva a su entrepierna, corroborando lo que su amado sheriff había dado a entender, que la escena había sido lo suficiente explicita como para excitarle—. ¿Qué demonios está usted viendo? —preguntó cubriéndose la entrepierna después de arrebatarle de mala gana el paño de cocina.
—Nada, sheriff… solo una posible mancha en su pantalón. —A Charlie se le subieron los colores al rostro al creer que el atrevido vampiro hablaba de una posible eyaculación.
—¿Qué insinúa usted?... ¿que soy de mecha corta?... ¿Qué me enciendo y me apago con una simple escena lujuriosa? —Garrett soltó una risotada, cabreando aún más al molesto policía.
—Noooo… sheriff… yo hablo del pescado que cayó en su ropa. —Señaló el trozo de comida sobre su pierna, la cual el molesto hombre tomó raudo con el paño de cocina, intentando limpiar la mancha que este había dejado en la porosa tela—. Yo jamás pensaría que un hombre como usted sea parranda corta. —Negó con la cabeza.
—Por eso quería hacerme ver la película… ¿cierto? —Garrett volvió a negar con la cabeza.
—Usted siempre buscando motivos para injuriarme, ¿No?… yo solo quería que viera la película conmigo para que abra los ojos y sé de cuenta de que esas relaciones las pasan por televisión. —Charlie se cruzó de brazos, después de arrojar de mala gana el paño de cocina sobre la mesa.
—Deje de intentar que yo salga del closet, teniente… usted no es quien para pretender que después de vivir casi toda mi vida de la forma en la que vivo…
—Fingiendo. —Interrumpió Garrett.
—Como sea… usted no tiene derecho de cambiar mi vida.
—¿Por qué no?... a lo mejor es lo que usted necesita, un cambio. —Charlie suspiró para controlar su mal humor y no soltarle unas cuantas palabrotas a la cara—. Se nota a legua que usted se siente solo, que tiene mucho amor para dar y yo quiero ser ese alguien en su vida. —El ofuscado policía pretendió levantarse pero Garrett se lo prohibió—. Déjeme demostrarle que nunca es tarde para amar, sheriff. —El vampiro le aferró del rostro, mirándole fijamente a los ojos—. Permítame enseñarle que después de los cincuenta ahora es que existe fuego en ese cuerpo, que las historias de los libros que lee tan fervientemente pueden llegar a hacerse realidad y que después de besar a tantos sapos y tantas ranas, al fin llega a su vida un caballero que lo único que quiere es entregarle toda la pasión que siente por usted desde el día en que lo conoció.
Charlie no pudo hablar, moverse o tan siquiera respirar, simplemente se quedó mirándole a los ojos, aferrando con fuerza las manos que le apresaban el rostro, pasando de hito en hito la mirada hasta que Garrett se aventuró a hurtar lo que tanto había estado deseando de aquel hombre desde que lo conoció, robándole un vehemente e inesperado beso, el cual consiguió que el inanimado cuerpo del sheriff no solo se sacudiera ante los intentos por apartar al vampiro de su cuerpo, sino al sentir como una fuerte e inesperada descarga eléctrica recorrió cada fibra de su piel, erizándole el vello, soltándole las manos para atenazar con fuerza los cabellos de Garrett.
—¡Basta!... —Exigió en los breves segundos en los que sus labios lograron librarse de la aprensión de los de Garrett.
—Si con mi boca he profanado la virtud de sus labios, que mis besos borren la mancha de mi pecado. —La nueva cita literaria que Garrett empleó para controlar la reticencia de aquel beso, logró que Charlie dejara de batallar, mirándole a los ojos con la respiración entrecortada.
—No lo haga, teniente… no juegue así conmigo. —Garrett negó raudo con la cabeza.
—Que Dios me maldiga y el diablo me reprenda si esas llegasen a ser mis intenciones para con usted, sheriff. —Los ojos de Charlie se humedecieron, mientras su corazón no paró de latir dentro de su pecho como una manada de caballos salvajes al galope, permitiéndole a Garrett saborear otro beso de sus labios, disfrutando del cosquilleo del mostacho del policía sobre el suyo, el cual aunque era menos prominente que el de Charlie, logró erizar toda la piel del jefe de policía.
—Los labios… —Intentó decir Charlie, pero el apetito carnal que sentía Garrett por aquel hombre había despertado hasta al punto de causarle un poco de daño, ya que mantuvo al sheriff aprisionado entre su cuerpo y el sofá— …Los labios del peregrino son solo para orar. —Citó la parte que le seguía a lo que Garrett había dicho con anterioridad, recitando la escena del primer beso entre Romeo y Julieta, sin dejar de recibir la atención de unos labios ávidos de cariño y pasión desmedida.
—Dejad que sus labios cambien de oficio, orad con las manos y permitidle a vuestros labios pecar. —Por supuesto Garrett cambió los párrafos a su favor, usándoles con inteligencia.
—El peregrino ha equivocado el sendero aunque parece devoto. —Alcanzó a decir Charlie antes de que Garrett volviera a besarle, alegando después de saborear una vez más los labios ajenos—. En mis labios queda la huella de su pecado.
—Oraremos labio a labio y beso a beso hasta que los santos entiendan que no hay pecado en lo que hacemos. —Aquello por supuesto era un agregado propio del vampiro, el cual tergiversó nuevamente a su favor la cita literaria, atacando nuevamente los temblorosos, húmedos y cálidos labios del policía, quien no pudo luchar más en contra de su yo interior, aquel que siguió diciendo que se detuviera—. Y si queda algún vestigio de pecado en ellos, por favor… devolvedme mi pecado. —Pretendió atacar nuevamente aquellos deseosos labios que habían despertado a una lujuria que jamás pensó volver a sentir en su vida, sintiéndose vivo.
—Déjeme cargar con mi pecado. —Se incorporó de su precaria postura sobre el sofá, tomando la cerveza que había dejado abandonada sobre la mesa, intentando controlar sus temblores—. Dígame que esto no está pasando, teniente. —Garrett no supo que responder ya que no estaba seguro si aquel deseo por saber lo que era real y lo que no, era por deleite o descontento.
—Dígame usted si cree que esto está pasando o no. —Charlie le miró con cierta incredulidad en su mirada, bebiendo nuevamente de su cerveza.
—Quisiera creer que no. —Aquello hirió el corazón de Garrett.
—¿Tan malo ha sido? —Charlie sonrió con cierto desgano, abandonando la botella de cerveza ya vacía sobre la mesa, cruzándose de brazos.
—¿Puedo contarle una anécdota que me ocurrió hace un par de años atrás? —Garrett asintió con deseos de recibir una respuesta positiva de parte del policía, rogando porque en la historia que pensaba contarle, estuviese la contesta a todas sus plegarias—. No crea que siempre he sido el serio y hermético hombre que conoce ahora. —El vampiro alegó que no imaginaba aquello—. Cuando conocí a Billy era yo quien lo acosaba.
—¿En serio? —preguntó Garrett asombrado.
—Así es… yo solía ser quien hiciera todo lo posible porque nuestros encuentros furtivos se dieran. —Se ruborizó un poco ante aquello, mirando la escena de la película en la que el actor “Jake Gyllenhaal” había ido a visitar a “Heath Ledger” robándole un apasionado beso frente a los ojos atónitos de “Michelle Williams” en el papel de Alma, dejando mudo al policía, lo que consiguió que Garrett tomara el control, apagando la televisión.
—No se desvíe, sheriff… cuénteme su anécdota. —Charlie se aclaró la garganta, pasando la yema de los dedos  por sus sensibles labios, los cuales aún podían percibir el delicioso sabor de los labios del vampiro.
—Aaamm… sí… el punto al que iba es que unos años atrás me atacaron unas ansias. —Miró de refilón a Garrett, ruborizándose ante sus propias palabras—. No sé si me explico. —El vampiro negó con la cabeza—. Mmm… me encontraba solo y… pues… —intentó buscar las palabras adecuadas— …me entraron unos deseos carnales demasiado profundos… ¿me entiende ahora? —Garrett asintió con una amplia sonrisa—. Pues pensé en ir a alguna de las ciudades aledañas donde nadie me conociera. —Tragó grueso—. En busca de… ya sabe… —Gesticuló los brazos, siendo Garrett quien concluyera sus palabras.
—¿Fue a buscarse unas putas?
—De echo… —Bajó la cabeza—. Más bien fui en busca de un puto. —Las cejas de Garrett se alzaron ante el asombro—. Quise aventurarme a… Mmm… a tener una experiencia nueva con otro hombre ya que Billy fue mi única experiencia homosexual. —Charlie no supo cómo interpretar los sentimientos que lo impulsaron a abrirse con aquel hombre, contándole sus más íntimos secretos—. Así que fui a Idaho en busca de un prostíbulo donde ofrecieran esos servicios. —Se ruborizó aún más, lo que consiguió que Garrett se sonriera, tomando su mano.
—No te avergüences, Charlie. —Exigió el vampiro—. Todos tenemos nuestros demonios y de vez en cuando no podemos detenerlos. —Charlie sintió que en cierto modo, Garrett le entendía.
—Pues fui y entre a uno de esos antros y la verdad es que ha sido la experiencia más desagradable de mi vida. —Bajó la cabeza, permitiéndole al vampiro mantener su mano entre las de él—. Llámeme estúpido, hada del bosque o lo que usted quiera, teniente… pero es el lugar más frio del mundo. —Garrett sonrió, notificándole que él sabía a lo qué se refería, ya que en los prostíbulos no había amor… ni siquiera pasión, todo era negocios y tal como en los negocios, todo se maneja de la forma más fría posible—. Me llevaron a una alcoba donde había un chico de unos veinticinco años aproximadamente, era apuesto sin duda pero cuando abrió la boca toda aquella belleza exterior se convirtió en sal y piedra para mí. —El vampiro estaba encantado con aquel hombre, era tan sensible, tan soñador, tan como él lo había sido en el pasado, antes de que su corazón se desmoronara en un millón de pedazos ante la muerte de su amado Freddie.
—Imagino por qué. —Acotó Garrett besándole la mano, lo que consiguió que Charlie se ruborizara aún más.
—No se presentó, no me preguntó mi nombre, solo explicó con palabras soeces y vulgares lo que hacía y lo que no, cuanto costaba la hora y si quería una mamada en mis partes privadas sería más dinero aún. —Cubrió su rostro con la mano desocupada, consiguiendo que Garrett se carcajeara—. No se ría teniente. —Garrett le abrazó, disculpándose con el avergonzado hombre, el cual terminó riendo igual que el vampiro—. Jamás me habían cortado las ganas de tener sexo de un modo tan horrendo como lo hizo aquel muchacho. —Pudo decir entre risas, sin hacer gesto alguno de incomodidad ante el abrazo que le estaba dado el vampiro—. Salí de aquel lugar como alma que lleva al diablo y regresé a Forks completamente decepcionado. —Garrett tomó a Charlie del mentón, alzándole la cara para que le mirara, lo que consiguió que las risas cesaran.
—¿A qué viene toda esta historia, sheriff? —Charlie tragó grueso ante la cercanía de aquel hombre que le había cautivado por completo, tratándole de todas las desdeñosas formas posibles en las que se le puede llegar a tratar a un ser humano, pretendiendo alejarlo de él, pero la realidad era que Garrett le gustaba más de lo que el policía pueblerino quería aceptar.
—Pues… —Intentó bajar la mirada pero Garrett no se lo permitió, dándole un par de besos, manteniendo su rostro en alzas—. Que viene usted y me hace sentir especial, me llena de atenciones y no conforme con eso llena mi alma con esas citas literarias que tanto me encantan y que creí ser el único en amar y yo… pues… —Le abrazó con todas sus fuerzas, asombrando al vampiro— …Logra que mi cuerpo vuelva a sentir esa necesidad de atención. —Besó el estilizado cuello del teniente, lo que logró que Garrett se estremeciera y suspirara intentando controlarse o le haría daño ante cualquier descontrol—. No sé qué pueda estar pensando usted de mi justo ahora, teniente…
—No estoy pensando en otra cosa que no sea romperle la ropa aquí y ahora. —Charlie sonrió sin dejar de abrazar a Garrett, el cual por su parte también lo acogió entre sus brazos, acariciándole la espalda.
—Pero jamás pensé en que esto me podría llegar a pasar, así que la verdad es que no pienso ponerme a debatir entre mi insensatez y mi raciocinio justo ahora… yo lo único que quiero es tener la noche que no pude tener en Idaho y si usted no se ofende con mi oferta de ir arriba y… —Charlie no había terminado de decir aquello cuando Garrett lo tomó entre sus brazos, subiendo las escaleras a velocidad sobrehumana, posando al pasmado hombre sobre su cama, recostándose a su lado—. Usted no pierde tiempo, teniente.
—No quiero que cambies de opinión, Charlie. —Comenzó a besar el erizado cuello del jefe de policía, mientras que las temblorosas pero al mismo tiempo curiosas manos del sheriff desabotonaron la camisa del vampiro, observándole el desnudo torso.
—¡Vaya!... Dios ha sido benevolente con usted. —Aquello consiguió una picara pero al mismo tiempo apenada sonrisa de medio lado, mirándole a los ojos.
—¿Te gusta lo que ves, Charlie? —El caballero asintió—. Pues esta noche este juguetico sexual es todo tuyo—. Aquello ruborizó pero fascinó en partes iguales al policía pueblerino, el cual recordó que no se había arreglado para la ocasión, incorporándose raudo de la cama—. ¡Ay no!... Charls… no te eches para atrás, por favor. —El aludido sonrió.
—Solo voy un momento al baño… ahora vuelvo… —Pretendió llamarle teniente, pero se aventuró a romper las formalidades de una vez por todas, llamándole por su nombre—. Garrett… —Aquello consiguió que el vampiro sonriera ampliamente, preguntándole si podía ponerse cómodo—. Claro… ya regreso.
Mientras Charlie buscó las tijeras y su máquina de afeitar, Garrett comenzó a quitarse la ropa, quedándose tan solo en bóxer, ya que tampoco quería irse de narices frente a Charlie y aparecérsele con el bate y las dos bolas al aire, como si se estuviese muriendo por cogerlo, aunque en realidad así era.
—¿Charlie?... —Llamó Garrett al escuchar la rasuradora y las tijeras.
—Dame unos segundos, Garrett.
—Escucho una afeitadora y unas tijeras, Charlie… si no llego a conseguir ni un solo pelo en ese cuerpo masculino me sentiré muy decepcionado. —Aquello detuvo los intentos de Charlie por rebajar un poco su velludo cuerpo, sintiéndose avergonzado—. Si quisiera a un niño pelado como una rata bebé me iría a coger al Newton. —Aquello hizo fruncir el ceño del sheriff, quien terminó por recortar un poco los vellos de su pelvis con las tijeras, saliendo del cuarto de baño con tan solo una toalla de baño atada a su cintura.
—¿Cómo está eso de ir a fornicar con Mickey Newton? —Garrett sonrió con lascivia al ver el velludo pecho del policía.
—Es el mocoso al que casi atropello y por el cual usted me retó el día en que nos conocimos, me lo he encontrado un par de veces y ha estado coqueteando conmigo. —Charlie aún tenía la tijera entre sus manos, arrojándoselas al sonriente vampiro, el cual las atrapó sin problemas—. Ven acá, Charlie… que yo jamás cambiaria un hombre maduro como tú por un come mierda como ese niño. —Estiró sus manos para incitar al serio hombre a acercársele, dejando la tijera sobre la mesa de noche.
—Pues no soy quien para prohibirte con quien estar, Garrett, pero no quiero que te acerques a Mickey Newton… según tengo entendido es un depravado con los niños —Aquello asombró enormemente al vampiro, el cual acogió nuevamente entre sus brazos a Charlie, al verle recostado nuevamente a su lado.
—Para que querría al huevo sin sal de Mickey, si tengo frente a mí a un filete miñón como tú, Charlie. —Acarició su desnudo pecho, demostrándole al apenado hombre que sus vellos más que molestarle, le agradaban demasiado—. Me encantan así, bien maduritos, machos con pelo en pecho y bolas peludas. —Charlie soltó una risotada, lo que por supuesto Garrett terminó acallando al arrebatarle la toalla que traía puesta, dejándole en cueros—. Mira eso. —Mientras el avergonzado mortal, no le quitó los ojos de encima tratando de interpretar cada gesto del rostro del vampiro, el inmortal contempló gustoso aquel trozo de masculinidad que reposaba sobre el vientre del jefe de la policía, relamiéndose los labios—. Eso es un pedazo de verga. —Charlie intentó no reír pero los nervios le atacaban a cada tanto, soltando una risotada.
—Póngase serio, teniente.
—Estoy hablando en serio, Charlie… —Saltó raudo de la cama, saliendo en cueros por la ventana, ante los ojos atónitos del policía, el cual no supo que había pasado, hasta que Garrett volvió a entrar por la ventana, colocándose algo en la boca.
—¿Se volvió usted loco? —preguntó Charlie un poco molesto, recibiendo la rápida respuesta del vampiro.
—No voy a perderme el probar semejante jamón serrano que tienes allí, Charlie. —Garrett le mostró las prótesis de goma que cubrían su dentadura, separando lentamente sus piernas—. Con esto no te haré daño. —El tembloroso policía negó con la cabeza al ver como el vampiro pretendió introducir su semi-endurecido sexo dentro de su boca, pero Garrett le aferró de las muñecas, apartándolas de su entrepierna, lengüeteando todo el largo de su hombría, haciéndole estremecer de gusto.
—Garrett… por favor… no… —Charlie pensó que había comenzado demasiado rápido con el plato fuerte, intentando cerrar sus piernas pero los brazos del vampiro se lo prohibieron.
—Tranquilo Charls… te voy a hacer ver el cielo. —Y no se equivocaba, cada lengüetazo, mamada y lamida que le daba a aquel protuberante sexo masculino, consiguió que se endureciera y se tensara cada vez más, ganando longitud y grosos.
—Es muy pronto para eso, Garrett…  —Si algo sabia Charlie era que el sexo oral era su kryptonita, ya que tan solo una vez le habían hecho sexo oral en su vida, corriéndose en tan solo unos pocos minutos—. Por favor… para… —Pero Garrett siguió degustando aquel trozo de carne, sacándolo de su boca de vez en cuando para engullir en su totalidad ambos testículos—. Madre santa… teniente, Garrett… por favor, no siga… —Rogó entre jadeos que le demostraron al vampiro lo mucho que lo estaba disfrutando, introduciendo hasta su garganta todo el empalmado sexo, haciendo movimientos bucofaríngeos para estimular el glande del por demás excitado sheriff, el cual no pudo controlar por mucho tiempo sus ansias por probar el primer orgasmo de la noche, soltando sin control alguno un espeso y calenturiento chorro de semen en el interior de la boca del patidifuso vampiro, el cual sacó el aún empalmado miembro, tragándose todo aquello ya que por su puesto fue inevitable el no hacerlo, al tenerlo en lo más profundo de su garganta.
—Mmm… no me quejo en lo más mínimo por la muestra gratuita de crema Chantilly, pero creí que esperaríamos a cantar el cumpleaños antes de picar el pastel. —Charlie no supo si llorar, reír o morirse de la vergüenza, cubriéndose el amoratado rostro con una de las almohadas, riendo, llorando y gritando ante la frustración que lo embargaba—. ¡Vamos Charlie!... No pasa nada… —Mientras el vampiro intentó hacerle sentir mejor, el sheriff se flagelaba así mismo llamándose parrando corta, tal y como Garrett le había dicho que no pensaba que él era—. No eres parranda corta, ni mecha corta; Charls… es solo que tienes tanto tiempo que no te la chupan que debes tener las eyaculaciones a flor de piel… cálmate… no pasa nada. —Al fin logró quitarle la almohada de la cara sin romperla, acobijándole entre sus brazos—. Por lo menos la manga de pastelería aún está de pie y a la espera de una nueva decoración. —Aquello consiguió que Charlie riera aún más, distendiéndose un poco ante la vergüenza que lo embargaba.
—¿Por qué eres así, Garrett? —pregunto Charlie, permitiéndole al vampiro mantenerlo acogido entre sus brazos.
—¿Así cómo?
—Tan único, amable y comprensivo… —Le abrazó—. Otro estaría burlándose de mí. —Garrett negó con la cabeza, llenando de besos el acalorado rostro del policía pueblerino, logrando refrescarle con su baja temperatura.
—Tranquilo Charlie… yo entiendo que un viejito de cincuenta años que no se tomó su pastillita de viagra se haya ido a la primera mamada. —Aquella broma pesada por parte de Garrett consiguió el efecto deseado en el jefe de policía, el cual se encendió tan rápido como un yesquero ante el roce de la piedra sobre el engranado, avivando la llama interior y la furia del ofuscado hombre entre sus brazos, el cual comenzó atestarle manotazos y a proliferar maldiciones, consiguiendo las carcajadas del vampiro al verle tan furioso—. Ya, ya Charlie… estoy bromeando, sheriff… —Pero las carcajadas molestaron cada vez más al policía, teniendo que aferrarle con fuerza entre sus brazos, besándole y logrando calmar la furia con la que aquel hombre se había ensañado en contra del vampiro, permitiéndoles a sus lenguas conocerse y juguetear la una con la otra sin el temor de lastimarle con sus dientes atiborrados de ponzoña, despertando en ambos hombre un segundo intento por entregarse toda la pasión que se habían estado negando desde que se conocieron.
Se acariciaron y se besaron, hasta que sus cuerpos no pudieron soportar tanta exploración, siendo Charlie quien susurrara al oído del deseoso y calenturiento vampiro, sin dejar de acariciar aquel escultural cuerpo masculino.
—Quiero que seas tú quien esté dentro de mí. —Garrett apartó un poco su rostro del de Charlie, mirándole intensamente a los ojos.
—Sus deseos son órdenes para mí. —Si algo tuvo pensativo al vampiro, era la posibilidad de que Charlie fuese activo como él, pero daba gracias a Dios de que no era así, suponiendo que a lo mejor era versátil.
—¿Trajiste condones? —Garrett negó con la cabeza—. ¿Trajiste las prótesis pero no condones, Garrett?
—Los vi innecesarios… —Charlie se cubrió el rostro con ambas manos—. Tú no puedes embarazarte y yo no tengo sida, así que…
—No es por eso, soquete. —Le interrumpió Charlie—. Es por lo que puede haber dentro.
—¿Dentro de dónde? —preguntó el vampiro con una sincera inocencia.
—Por amor a Dios, Garrett… hablo de lo que puede haber… allí… ya sabes. —Señaló su entrada posterior.
—¿No me digas que aparte de precoz también sufres de incontinencia? —Charlie comenzó a buscar algo en el interior de uno de los gaveteros, mientras Garrett acotó a continuación—. Vamos Charls… si estás buscando un preservativo déjalo así… —Pero el molesto policía sacó su shotgun, pretendiendo llenarle el trasero de monedas—. Tranquilo, jefe Swan… —Comenzó a reír y a intentar quitarle el arma, sin poder creer que aquella primera vez sería tan divertida y llena de contratiempos, haciéndola especial, ya que nada era más aburrido que un polvo de cinco minutos, donde todo terminaba antes de comenzar.
—No sufro de incontinencia, bastardo… pero soy un ser humano y tengo cosas asquerosas que podrían… —Garrett no le permitió culminar, arrebatándole al fin el arma, atacando nuevamente sus deliciosos labios, succionando su lengua de un modo en el que Charlie perdió todo raciocinio, rodeando el cuello del vampiro con ambos brazos, exigiéndole al oído después de culminar aquel apasionado beso—. Ya no se haga de rogar y hágalo con o sin condón, maldito bastardo. —El por demás excitado sheriff pretendió ponerse de espaldas, pero Garrett se lo prohibió, alzando sus piernas hasta la altura de su pecho.
—No, Charls… de espaldas no… quiero que me mires a los ojos cuando lo haga. —Aquello ruborizó enormemente al policía pueblerino, ya que Billy siempre lo había hecho de espaldas a él, sin poder creer que aquello fuese posible hasta que el vampiro posó la punta de su sexo sobre su estrecho agujero anal, comenzando a empujar lentamente.
—Por todos los cielos… —Charlie abrió desmesuradamente los ojos, al sentir como poco a poco el aro anal se extendía, permitiéndole al vampiro penetrar su olvidado punto G, el cual comenzó a arder y a palpitar, tensando sus bolas—. Para, Garrett… me duele… —El aludido detuvo el empuje de su pelvis, observando como el sheriff se sentó, tomando el empalmado miembro del apuesto inmortal, llevándoselo a la boca.
—¡La madre que lo pario!... —Exclamó Garrett poniendo los ojos en blanco ante la inesperada mamada—. ¿Esto es una venganza o qué? —preguntó tratando de contener las ganas de aferrarlo de los cabellos, ya que de seguro se los arrancaría ante la excitación, temiendo un posible descontrol.
—Solo te estoy lubricando el sable, boca sucia. —Charlie volvió a su postura sumisa sobre la cama, levantando ambas piernas a la espera de que Garrett lo embistiera.
—Sin duda es una venganza… no puede mamármelo cinco segundos y luego dejarme como novia de pueblo… vestida y alborotada… —Charlie le hizo una maniobra militar con sus piernas, logrando que el vampiro cayera sobre él, manteniendo su peso sobre ambos brazos.
—Hable menos y actué más, teniente… mire que el que mucho alardea poco hace. —Charlie no había terminado de decir aquello cuando Garrett volvió a posicionar la punta de su empalmado miembro sobre su deseosa entrada posterior, empujándole lo suficientemente firme como para entrar, y lo extremadamente ágil y preciso como para no lastimarle, aunque era inevitable que el sheriff no sintiera un fuerte ardor alrededor de aquel palpitante y abusado agujero, estremeciéndose ante las diversas sensaciones que lo embargaron, en donde su cuerpo rememoró gustoso aquel intenso aguijonazo, lo cual vino acompañado de un electrificante placer y un embriagador anhelo de recibir el incesante vaivén de una pelvis que comenzó a moverse hacia adelante y hacia atrás, robándole al extasiado policía gemidos ahogados de una garganta que demostró cuanto había estado necesitando de aquellas atenciones carnales, masturbándose sin pudor alguno la sensible y cavernosa verga—. De esto es de lo que hablo… ¡por todos los cielos!... ya había olvidado lo bien que se sentía esto. —Garrett sonrió ante las reveladoras palabras del policía, el cual no dejó de acariciarse el miembro, mientras el venoso sexo del vampiro irrumpía y abandonaba rítmicamente aquel dilatado trasero.
—Que pasó con que el que mucho habla… —Charlie le aferró del cuello con ambas manos, abandonando la deliciosa masturbación sobre su pene, besando al vampiro para hacerlo callar, lo que por supuesto consiguió el efecto deseado, logrando que el vampiro intensificara las embestidas, al punto de mover bruscamente el cuerpo de su amado sheriff.
—Sí, si… así me gusta… Mmm… aaaggr… Dios… no pares… por favor, no pares. —Y Garrett no lo hizo, incluso levantó un poco más el abusado trasero del policía, introduciendo hasta el fondo su endurecido pene hasta tocar la próstata de su amante, el cual gimió gustoso cada vez que el grueso glande frotaba aquel pequeño punto de excitación, hasta conseguir que el agitado hombre debajo de su cuerpo eyaculara una segunda vez, irrigando todo su abdomen—. ¡Oh por todos los cielos!... —Se estremeció, convulsionando sobre las sabanas, poniendo los ojos en blanco—. No puede ser tan bueno. —Garrett sonrió susurrándole al oído.
—Y puedo ser mejor. —Desde su precaria postura, Charlie le contempló por entre sus pobladas pestañas, manteniendo los ojos semi-cerrados.
—No fanfarronee, teniente… ya tuvo lo que quería.
—¿Y tú no? —preguntó el vampiro—. Me siento usado… ya van dos acabadas y yo ni una… me siento como un consolador. —Aquello hizo sonreír a Charlie.
—Pues será mejor que vaya a limpiar su pene, si quiere que culmine la mamada que empecé. —Señaló el reloj de pared—. La noche aun es joven y usted dijo que regresaría a Seattle antes del amanecer, así que aún tenemos tiempo.
 
Charlie no pudo evitar sonreír al recordar cada momento, cada broma y sobre todo el amor que ambos hombres se habían entregaron en la intimidad de una casa demasiado pequeño para todo el placer consagrado en aquellas cuatro paredes, lo que consiguió que una nueva oleada de temor y desconcierto anidara en el corazón de aquel hombre, el cual cambió sus sonrisas por lágrimas de cobardía, ante lo que pudiese llegar a saberse después de aquel encuentro sexual entre ambos policías.
“No puedo amarte como te mereces, Garrett” —Pensó al imaginar que el vampiro querría gritar a los cuatro vientos, todo el amor que le profesaba—. “Yo no sé, ser como tú… me da miedo el qué dirán y sobre todo que mi hija se dé cuenta de que por mi culpa es como es” —Si de algo se culpaba Charlie era de la desviación sexual de su hija, atribuyéndoselo a su propia homosexualidad, creyendo que aquello era hereditario—. No, no, no… tenemos que hablar sobre esto… no puedes decirle a nadie lo que ha ocurrido entre nosotros, Garrett. —Pensó en llamar al vampiro, estrujándose los ojos bruscamente para eliminar la humedad en ellos ante un posible llanto contenido, pulsando el botón de llamado justo cuando su hija tocó a la puerta, asomando su pétreo rostro.
—Hola papá… ¿Puedo pasar? —Charlie pulsó el botón de finalizar llamada, antes de que el teléfono del policía repicara, pero la llamada perdida había quedado grabada en el teléfono del teniente, sin que él vampiro se percatar de ello.
—Claro, Bella… pasa. —Se aclaró la garganta y se incorporó de su asiento frente al escritorio de su oficina, limpiándose lo más disimulado posible, las lágrimas que intentaron abrirse paso entre sus tristes ojos—. ¿Qué te trae por aquí? —Quiso saber su padre, acercándose para saludarle con un beso en la mejilla.
—Pasaba por aquí y quise ver cómo te había ido con tu cita con Garrett. —Charlie palideció al escuchar aquello.
—¿Cómo?... —preguntó sin querer escuchar la respuesta.
—Tú me dijiste que irías este domingo al lago y Garrett no paró de hablar en la casa Cullen de sus clases particulares de pesca, así que imaginé que como se han hecho muy buenos amigos, la cita que el loco policía tenía era contigo. —Charlie se acercó al pequeño termo con café que solían colocar en su oficina, sirviéndose un poco de aquel asqueroso brebaje, intentando pasar el susto.
—Sí… Mmm… el teniente se empeñó en acompañarme, así que le dije que sí para que dejara de molestarme. —Bella asintió, observando como su padre arrugó la cara ante el nauseabundo café—. Santo Cristo, esto cada día sabe más espantoso. —Abandonó el vaso plástico junto al termo.
—Pues me alegra que hayas decidido salir a pescar aunque fuese con el atolondrado del tío Garrett. —Bella puso los ojos en blanco, al decir aquello, mientras sonreía.
—¿El tío Garrett?... —preguntó Charlie, sintiendo nuevamente un profundo temor ante lo que pudiese haber dicho Garrett, incitando a su hija a llamarle tío, ya que eso acostumbraban en los pueblos, a llamarles tíos a los posibles novios de sus padres.
—Garrett le pidió a Carlisle que lo adoptara como su hermano y nos pidió a todos que le llamáramos, tío. —Volvió a suspirar aliviado, sintiéndose realmente estúpido, pero la realidad era que el policía se sintió acosado por su pasado y su nuevo presente, odiándose al permitirse este nuevo desliz con un hombre.
—Entiendo… —Fue lo único que alegó su padre.
—Sé que no quieres hablar de esto, papá… pero al entrar creí ver que llorabas. —Aquello logró que Charlie sintiera un nuevo temor, sin poder creer que a cada tanto un nuevo miedo anidara en su interior.
—No estaba llorando, Bella… es solo que creo que me he resfriado… es todo. —Aspiró sonoramente por la nariz, dándole a entender a su hija que sus húmedos ojos eran producto de una posible gripe.
—No me mientas, papá… sé que estabas llorando y espero que no sea por mamá. —Charlie arrugó la cara, soltando una risita irónica.
—¿Por tu madre?... no… claro que no, por Dios… superé a Renee hace mucho tiempo. —Negó con la cabeza, sin dejar de sonreír—. Si, está bien… estuve llorando. —Confesó, alegando a su favor—. Estuve pescando en el lago donde compartía junto a mi mejor amigo… los recuerdos me atacaron… eso es todo. —Concluyo—. Billy era como un hermano para mí. —Mintió.
—Y lo entiendo, papá. —Le abrazó, acariciándole la espalda para reconfortar a su padre—. Lamento el haber interrumpido. —Charlie le notificó que no tenía porque sentir culpa ante aquello—. Entiendo tu tristeza… lamento haber malpensado. —Su padre alegó que no importaba aquello—. ¿Por qué no vamos a que desayunes algo rico… al parecer aquí aún no ha llegado alguien que sepa hacer un buen café.
—Ni que lo digas. —Charlie tomó su chaqueta, pero antes de marcharse su teléfono celular comenzó a vibrar sobre su escritorio, tomándole rápidamente para percatarse de que se trataba de Garrett, pulsando el botón que culminaba la llamaba, guardándose el aparato en el interior de la chaqueta.
—¿No vas a contestar? —Charlie negó con la cabeza, alegando sin tan siquiera pensar en las palabras que salieron de su boca.
—No… no es nadie importante. —Pero su corazón ya se había enamorado y a él no se le podía engañar, sintiendo una fuerte opresión en su pecho al decir aquella dolorosa mentira, odiándose por ser el cobarde que era y no luchar por lo que sus sentimientos ya daban por sentado una relación entre él y Garrett, sintiéndose miserable.
—Bien… te llevaré al Cinnamon roll cake, de la ciudad… allí venden el mejor café de Forks. —El destino siguió castigando su cobardía, al darse cuenta de que aquel era el lugar por excelencia del vampiro para complacerle con desayunos deliciosos, tragando grueso al sentir como una nueva oleada de dolor estranguló su garganta, ante el llanto que amenazaba con salir, intentando mitigar tanto sufrimiento a cuesta.
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Minutos antes en Seattle
Mientras Alistar hablaba sin parar sobre lo que Ethan y su amo Klaus planificaban en contra de los Grey, Garrett rememoró el instante en el que su amado Sheriff le entregaba la más desinhibida felación, demostrándole al vampiro que aquel hombre que parecía el ser más hermético y tímido del mundo, había resultado ser toda una fiera en la cama.
 
—Me lleva la que me trajo… menos mal que soy vampiro, sino ya me hubiese arrancado mi pobre verga. —Vociferó el vampiro, logrando que Charlie se atragantara con el empalmado miembro en su boca, al ser atacado por las risas.
—¿Puedes ser un poco más serio por tan solo unos minutos? —preguntó Charlie, intentando contener las risas, limpiándose la boca ante la baba que le recurría.
—Serias mis bolas… pero con esa mamada están que escupen chantilly multicolor, no joda. —Aquello consiguió que Charlie volviese a soltar una risotada, cubriéndose la boca.
—Así no puedo seguir teniente, usted es un bufón y yo… —Garrett le atenazó por el mentón, después de incorporarse de su relajada postura sobre la cama, mientras Charlie se encontraba frente a él, a gatas.
—Yo no me pienso ir hasta que esa boquita de santo me devuelva mi pecado a punta de mamadas… ¿Me di a entender o soy un poco más específico? —preguntó, depositando en sus labios un pequeño beso.
—¿Me besas después de soltar tal blasfemia? —Aquella pregunta hizo reír a Garrett.
—Blasfemia la que tenías tú metida en la boca hace rato, Charls... e igual te he besado, así que no me vengas a mí con puritanismo a estas alturas del segundo round entre tú verga y la mía. —Charlie soltó una risotada, arrojándose sobre él, besando con desmedida pasión cada recoveco de aquella boca soez y vulgar, mostrándole el sabor de su propio sexo al vampiro, el cual correspondió del mismo modo febril y ardiente, lastimándole el labio inferior.
—¡Auch!... —Se quejó Charlie, asustando al vampiro, el cual percibió en cuestión de segundos el sabor de la sangre de su amante.
—Lo siento, Charls… es que contigo pierdo el control. —El fascinado hombre alegó que no había nada que perdonar, acariciándose con la yema de los dedos la diminuta herida en su labio inferior, contemplando su propia sangre.
—Lamento herirle. —Aquella acotación extraño a Garrett, el cual le preguntó a qué se refería—. Imagino que el tener que soportar el olor de mi sangre es demasiado doloroso para usted. —El vampiro negó con la cabeza.
—Lo único realmente doloroso para mí seria que después de esta extraordinaria noche, tú actúes delante de los demás como si no me conocieras. —Charlie le observó por unos segundos, mirando a otro—. ¿Charls?... prométeme que…
—No puedo prometerte nada, Garrett… sabes de sobra que no puedo… —El serio vampiro le aferró del mentón, obligándole a mirarle.
—Por favor, sheriff… no puedes hacerme esto después de… —Charlie besó los deliciosos labios del vampiro, impregnándoles con su sangre.
—No hablemos de eso, por favor… no ahora. —Pero si de algo estaba seguro Garrett era de no querer comenzar una relación con un enclosado, dejando aquella conversación para otra ocasión, permitiéndole a su adorado sheriff sumergirlo en la pasión que se había estado guardando durante tanto tiempo, atacando a lengüetazos las duras tetillas del policía, el cual se estremeció ante los jugueteos de aquella fría y hábil lengua sobre sus pezones, estremeciéndose de gusto.
Se besaron como si no hubiese un mañana, se exploraron como si estuviesen viendo por primera vez un cuerpo masculino, entregándose un segundo encuentro sexual en el que Charlie le pidió que le complaciera penetrándole a sus espaldas, lo que Garrett aceptó con cierta reticencia, ya que lo que menos deseaba el vampiro era que pensara en Billy, siendo él quien le follaba.
—Dime que esto es diferente. —Se aventuró a preguntar el teniente, lo que hizo voltear a Charlie, mirándole por el rabillo del ojo mientras el vampiro siguió embistiéndole con movimientos pausados pero rítmicos.
—¿Diferente a qué? —preguntó Charlie sin saber de qué demonios hablaba.
—Ya sabes… a lo que toro sentado te daba. —Charlie tornó el rostro serio, lo que por supuesto activó todas las alertas del vampiro—. No es que quiera compararme con él, es solo que… —Charlie le interrumpió.
—Haré de cuenta que no he escuchado eso. —Garrett prefirió no argumentar nada más al respecto, acelerando los movimientos pélvicos hasta conseguir que tanto Charlie como él, consiguieran un orgasmo que los consumió, al punto de lograr que el jefe de policía golpeara el copete de la cama ante las diversas emociones que lo embargaron, mientras el vampiro destrozó un pedazo del dichoso espaldar de madera, al intentar contener su furia animal, y no partir en dos aquel delicioso cuerpo mortal.
—Esto debe ser un sueño. —Argumentó Charlie desplomándose sobre la cama, permitiéndole al vampiro recostarse a su lado—. No puedo sentir tanto placer con una persona que apenas conozco. —Garrett acarició el sudoroso rostro del sheriff, quien aún temblaba ante los espasmos musculares que atacaban todo su cuerpo, dejando escapar pequeñas ráfagas de semen sobre las sabanas.
—A veces el cosmos conspira a favor de dos amantes que estaban predestinados a encontrarse y encender el firmamento. —Charlie contempló los ambarinos ojos del vampiro, preguntándole a que libro pertenecía aquella nueva cita literaria—. A ninguno que hayas leído antes, Charlie… eso es de mi autoría. —A lo que el serio mortal preguntó, sin ningún tipo de remordimiento, mirando el techo de su propio cuarto.
—¿Eso le decías a Freddie? —Garrett supo de sobra que aquello era una especie de venganza en su contra, al haber hablado de Billy en pleno acto sexual.
—No… a Freddie le llamaba mi gatito. —Charlie apretó los labios para no reír—. Y le decía cosas como… —Se aclaró la garganta y comenzó a cantar—. Ámame como si no hubiese mañana, tómame en tus brazos y dime lo que significa para ti… este es nuestro último adiós y muy pronto todo se acabará, pero hoy tan solo ámame como si no existiera mañana. —Cantó el tema musical del difunto cantante, titulado love me like there´s no tomorrow, dejando a Charlie asombrado.
—¿Tú compusiste esa canción? —Garrett negó con la cabeza.
—Freddie la compuso para mí, antes de morir. —Charlie abandonó su postura evasiva de frente al techo, colocándose de medio lado muy cerca del vampiro—. Era lo que yo siempre le decía… ámame como si no existiera un mañana. —El policía recostó la cabeza del hombro del vampiro, el cual comenzó a acariciarle el rostro.
—¿Lo extrañas? —A lo que Garrett respondió.
—Jamás se olvida un amor verdadero, Charls… —Ambos hombres se contemplaron—. Dejé de vivir un tiempo sin ese sentimiento en mi corazón, hasta ahora. —Acercó su rostro al del pensativo hombre, depositando un dulce beso en sus labios—. Tú muy bien deberías saberlo. —Atrajo el desnudo cuerpo del policía hacia el de él, acobijándole entre sus brazos—. No sé olvida el primer amor, pero se supera y se sigue adelante, así como tú intentas hacerlo. —Charlie correspondió su abrazo, permitiéndole al vampiro mantenerlo a su lado.
—Sí es diferente. —Alegó Charlie, logrando que Garrett le tomara del mentón, levantándole la cara para que le mirara, exigiendo una explicación ante aquello—. La pregunta que me hiciste sobre si era diferente al sexo que tenía con Billy. —El vampiro sonrió, al darse cuenta de cómo el hermético hombre comenzó a abrirse más con él, contándole sobre su vida—. Es completamente diferente a lo que él me daba. —Fue lo único que dijo, volviendo a esconder su rostro entre el hombro y el cuello del vampiro, el cual agradeció la respuesta, acariciando la masculina espalda del hombre que se había entregado a él sin tapujos, rogando por un futuro a su lado, mientras el agotado jefe de policía se fue quedando profundamente dormido.
 
—… Y pues como te estaba diciendo, Niklaus y Ethan terminaron bailando juntos el lago de los cisnes, vestidos con tutus rosas. —Garrett asintió, manteniendo su rostro inanimado y su mirada perdida, sonriendo como idiota ante el recuerdo de lo vivido, parpadeando un par de veces para asimilar lo que su amigo le acababa de decir, preguntando bastante extrañado.
—Perdón… ¿Qué?... —Alistar, le dio un puñetazo en la pierna, consiguiendo las quejas del teniente—. ¡Auch!... ¿Qué demonios te pasa?... ¿Te pica ese culo? —El vampiro europeo se incorporó de su asiento, espetándole a continuación.
—Tengo media hora contándote lo poco que sé sobre los planes de Ethan con mi señor y a ti solo te salen corazoncitos de los ojos, mientras me miras con esa cara de estúpido enamorado. —Garrett se incorporó al igual que su amigo de su privilegiado asiento frente a su escritorio, acercándose al vampiro.
—Lo siento mucho, Al. —Palmeó el hombro de su enfadado amigo, el cual observaba por la ventana—. Es que no puedo dejar de pensar en Charlie. —Volvió a poner aquella cara de tonto enamorado—. Lo de anoche fue sublime, jamás pensé que en un hombre como él hubiese tanta pasión, no puedo…
—… Sí, si puedes y debes dejar de pensar en él, Garrett. —Interrumpió el vampiro, el idilio de su ex compañero nómada—. Intento reivindicarme contigo y con Carlisle y tú lo único que haces es suspirar por el sheriff.
—Lo siento, Al. —Volvió a disculparse con su amigo—. Tienes razón… debemos enfocarnos en lo que está pasando. —Palmeó nuevamente el hombro del vampiro, encaminándose hasta su asiento—. Entonces Ethan ha tomado el mando de las empresas del viejo Eamon. —Alistair asintió, agradeciendo el que por lo menos hubiese escuchado aquello—. Eso está mal, ya que eso quiere decir que Ethan no piensa irse de Seattle. —Garrett había divagado sobre la posibilidad de que el licántropo estaba de paso, visitando a su familia como lo hacía todos los años, marchándose al culminar las festividades navideñas, las cuales comenzarían dentro de dos mes—. Sí Klaus destituyó a Eamon de su cargo y colocó a Ethan es porque va a hacerle la vida miserable a los Grey. —Aunque ambas familias tenían grandes fortunas y enormes emporios financieros, los Grey siempre habían sido los más famosos multimillonarios de la ciudad, dejando a las demás familias en las sombras, pero al parecer, los Kavanagh tenían planeado cambiar eso a partir de ahora.
—Eso creo yo también, Garrett. —Concluyó Alistair—. Cuando asomé un pequeño atisbo de inconformidad ante lo que ambos se están planeando, Klaus casi me estrangula. —Garrett sabía perfectamente bien que si no estabas a favor de los Mikaelson, estabas en contra y eso no era prudente para nadie.
—¿En dónde se encuentra ahora, Klaus? —preguntó Garrett, incorporándose nuevamente de su asiento, mientras Alistair había permanecido de pie junto a la ventana, recostado sobre ella.
—Preparando todo para hacer desaparecer a Eamon… ya no lo necesita y según él, no piensa cargar con lastres en su vida. —Bajó la mirada, pensando en lo que le haría al padre de Ethan y de Katherine, pensando en el dolor que le causarían a la pobre muchacha—. No podemos hacer nada por él, Garrett… intenta no pensar en eso y enfoquémonos en los Grey. —El policía sabía que aquel hombre estaba sentenciado a muerte y que no habría deidad alguna que lo pudiese salvar de su destino, ya que así terminaban quienes trabajaban para Klaus y ya no le eran prescindibles.
—¿Qué hay de Christian? —preguntó acercándose a su amigo.
—Está en la casa de sus padres… creo que Niklaus intenta aislarlo por un tiempo mientras monta la carpa del circo y así poder comenzar el espectáculo. —Garrett siguió analizando lo que su amigo le decía, sin poder dejar a un lado los recuerdos de la noche anterior junto a Charlie, pensando en que lo más prudente sería mantener oculta la relación que había germinado entre él y el jefe de la policía de Forks.
—¿Y Benjamín? —Quiso saber el policía, intentando saber con quienes contaba Klaus para su espectáculo circense.
—En el Cairo. —respondió Alistair—. Fue a visitar a su hermano Amún. —Aquello era punto a favor de ellos—. Pero no te extrañes que de un momento a otro este aquí sirviéndole a nuestro señor. —Garrett suspiró, extrayendo del interior del bolsillo de su pantalón, el teléfono celular para corroborar por medio del GPS el lugar exacto donde podría estar Benjamín, percatándose de una llamada perdida por parte de Charlie.
—¡Maldición! —Pulsó el botón para realizar la llamada al número en la pantalla, notificándole a Alistair—. Charlie me llamó y no me di cuenta de ello. —Repicó un par de veces, hasta que la llamada fue culminada por parte del sheriff, asombrando al vampiro, el cual se quedó mirando la pantalla de su celular, completamente desalentado.
—¿Qué pasó? —preguntó Alistair, mirando la pantalla del celular.
—Me colgó. —El europeo se encogió de hombros.
—Debe estar ocupado, Garrett. —Deja de poner cara de circunstancia y enfócate en lo que tenemos aquí… ¿Quieres? —El policía asintió sin poder dejar de sentir cierta tristeza ante lo que Charlie había hecho, intentando darle la razón a su amigo acerca de que podría estar ocupado, pensando en llamarle más tarde.
—Tienes razón. —Guardó su celular, justo cuando uno de sus hombres irrumpió abruptamente a su oficina, notificándole a su superior.
—Hubo un asesinato en el pent-house del acaudalado multimillonario, Christian Grey… señor. —Aquello no solo dejó pasmado a Garrett, Alistair dejó caer su mandíbula ante la inesperada noticia. —La ama de llaves jamás regresó a su casa, así que el guardaespaldas del ricachón fue al pent-house y la encontró muerta, señor. —Ambos vampiros no pudieron asimilar tal noticia, pensando en la posibilidad de que Klaus estuviese involucrado en todo aquel escabroso incidente.
—Alista a varios oficiales… —El subalterno asintió—. Que los que están en la escena del crimen acordonen el lugar, no dejen pasar a nadie y sobre todo no permitan que…
—…Yo me acerque al pent-house… ¿No? —Se escuchó a espaldas del oficial que se encontraba en la puerta, el cual se apartó dejando entrar a Klaus Mikaelson a la oficina de Garrett, tomando al joven policía por el cuello—. Piérdete de mí vista, insecto. —Creó aquel vinculo mental entre el subalterno del vampiro y él, limpiando su mente—. Olvidarás lo que dije… incluso olvidarás que estuve aquí. —Le empujó y cerró la puerta, mirando tanto a Garrett como al petrificado Alistair—Vengo a exigirte que uses tu poder como el jefe de la justicia en la ciudad e involucres a Taylor en el asesinato de la ama de llaves. —Garrett negó con la cabeza.
—Vas a tener que obligarme, maldito bastardo —Garrett tomó su chaqueta, colocándosela rápidamente—. No voy a dejar que te salgas con la tuya, Nick. —Si algo odiaba Klaus era que le llamaran por aquel diminutivo, ya que así le llamaba su hermanita Rebekah, a la cual había puesto a dormir por unos cuantos años, al saber que ella y uno de sus lacayos habían tenido una relación amorosa en el pasado, matando a aquel vampiro después de haberla puesto en invernación.
—Vas a hacer lo que yo te diga, Garrett. —Klaus le aferró del brazo, pero el iracundo vampiro le atenazó por la muñeca, quitándose la firma mano de encima.
—No soy tu marioneta, Klaus… —Sacudió violentamente la mano del hibrido—. Si juré lealtad a tu legado no fue para tus juegos macabros, no pienso jugar para tu equipo esta vez, Nick. —Pretendió salir de la oficina, pero el vampiro milenario se interpuso en su camino.
—Sí no estas a mi favor estas en mi contra, Garrett. —El antiguo nómada, se mofó del molesto hibrido.
—¡Oh vaya!... Que inteligente te has vuelto… —Le miró retadoramente—. Es obvio que estoy en tu contra, Klaus. —pretendió quitar al milenario vampiro de un empujón, pero Alistair apartó a su amigo, exigiéndole que se calmara y midiera sus palabras—. Que mida él las suyas, porque si algo te dejé claro, Nick, es que nunca mataría por ti y tampoco cubriría tus crímenes si estos no tenían un sentido altruista. —El peligroso inmortal soltó una risa irónica, acercándose lentamente a ambos vampiros.
—¿Y cuando he hecho yo cosas altruistas, Garrett? —El vampiro comenzó a nombrarle innumerables actos de bondad de su parte, consiguiendo una nueva oleada de risas burlonas—. Todos esos actos solo tuvieron un propósito, Garrett… no fueron más que pantomimas cubriendo una fechoría… no seas idiota. —El ofuscado vampiro le empujó, apartando al híbrido de su camino.
—Pues ya no pienso hacer nada más por ti, Nick. —Salió como alma que lleva al diablo, escuchándole decir al iracundo hibrido que dejara de llamarle Nick, saliendo a las afueras de la comandancia, encontrándose a varios de sus hombres esperándole afuera, ordenándoles a todos tomar sus patrullas, subiendo a la suya, pretendiendo ponerla en marcha justo cuando Ethan se posó frente al vehículo, observándole con una amplia sonrisa.
—El favorito de  mi señor Klaus. —Garrett aceleró el auto, manteniendo el freno pisado, intentando asustar al lacayo de milenario inmortal—. Muy pronto voy a remplazarte, Garrett… sigue cabreándolo como acostumbras a hacerlo, así yo me ganaré tu puesto en la corte de mi señor. —La poca calma que le quedaba a Garrett se fue al demonio, sacando el arma de reglamento de su guantera, disparándole en el pie al licántropo, el cual cayó a un costado de la vía, quejándose de dolor.
—Por mi puedes ir a lamerle los huevos a ese maldito. —Espetó, después de arrancar el auto, estacionándose junto al lloroso y adolorido licántropo—. Tú jamás podrás reemplazarme, infeliz… ¿Y sabes por qué? —Por supuesto Ethan no respondió, intentando soportar el intenso dolor del disparo, el cual por supuesto sanaría, pero de un modo lento y progresivo—. Porque justamente es eso lo que Klaus admira de mí, que no soy un maldito arrastrado como todos ustedes… —Se percató por medio del espejo retrovisor de como Niklaus le observaba desde la puerta de la comandancia con una amplia sonrisa, asintiendo a las palabras que el vampiro le había espetado al herido secuaz, mientras varios agentes salieron a socorrer al quejumbroso hombre—. Ahora deja de lloriquear y ve a olerle el culo a tu señor o a mearle las llantas del auto y déjame hacer mi trabajo. —Arrancó a toda velocidad, dejando aquel pandemónium encendido en la comandancia, en donde el hibrido, le notificó al temeroso de Alistair.
—Garrett tiene razón, Al. —Posó el brazo izquierdo sobre los hombros del vampiro, el cual se sobresaltó ante el contacto físico—. Tú me sirves fielmente para que Demetri no te vuelva a romper el culo… —Señaló a Ethan—. Este estúpido me sirve para mantener a su hermanita protegida de todo este inframundo y Benjamín solo me sirve porque después de la muerte de Tía, su vida ya no tiene sentido. —Alistair tragó grueso, observando como Ethan poco a poco se fue recomponiendo, intentando ponerse de pie—. Pero Garrett es fuego ardiente, es irreverencia, es astucia e insolencia, es descaro y eso me fascina demasiado en uno de mis nobles caballeros. —Mientras ambos se desplazaron hacia el auto del vampiro, Ethan  intentó caminar detrás de ellos, maldiciendo a Garrett por haber destrozado su costoso calzado francés.
—Garrett es un alma autónoma, mi señor. —Klaus asintió.
—Pero de vez en cuando hay que apretarle las cadenas. —Alistair abrió la puerta del lujoso auto, permitiéndole a su señor entrar—. Averíguame si está enamorado, Al. —Aquello tensó al vampiro, ya que él sabía quién era el nuevo enfoque sentimental de su amigo, prometiéndose así mismo guardar el secreto. —Si logré deshacerme del cantante para que se uniera definitivamente a mi corte, puedo deshacerme de su nuevo enfoque, ya que si algo sé de Garrett es que cuando se comporta de ese modo es porque está enamorado y eso no me ayuda en mis planes. —Alistair le prometió que haría todo lo posible por averiguar si había alguien importante en la vida de su amigo, jurándole que hasta ahora, no sabía nada al respeto—. Bien, nos vamos… —Volteó a ver a Ethan—. Entrégale las llaves del auto a Alistair. —Aquello asombró a ambos lacayos—. ¡Vamos!... ¡Entrégaselas!... con ese pie lastimado no podrás conducir. —El licántropo le entregó de mala gana el manojo de llaves, introduciéndose de mala gana en el vehículo, ya que Ethan detestaba a todos los que estuviesen por sobre su rango, envidiando el privilegiado puesto en el que Klaus tenía a Garrett, a Alistair y a Benjamín.
—¿A dónde quiere que lo lleve, señor? —preguntó Alistair, después de tomar su puesto frente al volante, mirando a Klaus por medio del espejo retrovisor, mientras Ethan tomaba el del copiloto.
—Al pent-house de Christian. —Alistair abrió desmesuradamente los ojos, preguntándole si hablaba en serio o simplemente bromeaba—. ¿Acaso me ves cara de comediante, Al? —El temeroso vampiro negó con la cabeza, encendiendo rápidamente el auto—. Quiero ver si Garrett es capaz de ir en contra de mis órdenes. —Se colocó las gafas de sol que había dejado sobre el asiento trasero, mirando por la ventana con una amplia sonrisa, mientras Alistair se debatía entre hacerle saber a su amigo que irían para allá, o mantener la lealtad a su señor Niklaus.
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Taylor se sintió irreal parado en medio del bullicioso pent-house, el cual habían acordonado para que nadie pudiese entrar o salir del lujoso edificio, interrogando a todas las personas que vivían en aquel rascacielos, mientras el turbado hombre simplemente contempló el cuerpo sin vida de la mujer que había estado intentando conquistarle, dentro de la mortuoria bolsa de funeraria.
—Entonces la señora, Gail Jones le llamó exigiéndole que viniera a verla lo más pronto posible. —Taylor asintió por inercia, a la pregunta del oficial encargado hasta que el teniente llegara—. Usted le prometió que iría en la mañana hasta su casa, pero no la encontró y decidió llamarla. —Esta vez Jason no respondió, solo dejó que un par de gruesas lágrimas rodaran por sus mejillas, cerrando lentamente los ojos—. Al no recibir respuestas decidió venir hasta la casa de su patrón y aquí encontró el cuerpo sin vida de la ama de llaves. —Taylor perdió toda compostura, espetándole al fastidioso policía.
—Sí, si… cuantas veces debo explicarle lo mismo, oficial. —Su voz aunque quebrada, resonó con furia en la sala, donde habían encontrado el cadáver—. Ella me esperaba en su casa y no la encontré y ahora está muerta… ¿Por qué en vez de estarme preguntando estupideces, no va a atrapar al culpable? —A lo que el oficial al mando espetó de mala gana.
—Porque es usted el principal sospechoso, señor Taylor. —Aquello consiguió que Jason palideciera, negando con la cabeza.
—Yo quería mucho a Gail… ¿Qué motivos podría tener para matar a una mujer tan dulce como ella?
—No lo sé… dígamelo usted. —Taylor supo perfectamente a que jugaba el policía, ya que él había sido un agente del FBI y sabía perfectamente el modus operandi de quienes tomaban las declaraciones o de quien intentaba jugar con la mente de los sospechosos, tratando de conseguir una declaración o algo que los delatara.
—No sé atreva a jugar conmigo, oficial… usted no es más que un principiante. —Aquello cabreó al policía—. No hablaré hasta que su superior llegue.
—Yo soy el encargado de este caso, señor Taylor… y no pienso permitirle que…
—El teniente Hampshire es el jefe de la policía en Seattle… usted no va a pasar por encima de él. —El malhumorado hombre intentó arrestarlo, pero Jason se resistió al arresto, haciéndole una maniobra de desarme al principiante, quitándole el arma de las manos, apuntándole con esta al pasmado policía, lo que por supuesto activó la alerta de todos los agentes, los cuales le apuntaron al unísono, exigiéndole que soltara el arma.
—Calmados todos. —Exigió Garrett, arribando al lugar desde el ascensor—. ¿Taylor?... deme el arma. —Le exigió el calmado vampiro, acercándose al alterado hombre.
—Uno de los suyos la mató… teniente. —Jason comenzó a temblar, sin dejar de apuntar el arma del subalterno—. Uno de ustedes nos la quitó. —El adolorido hombre comenzó a llorar, bajando el arma, lo que consiguió que varios de los policías pretendieran arrojársele encima, siendo Garrett quien los detuviera.
—Todos calmados, dije… ¡Maldición!... Yo me encargo. —Le quitó el arma sin ejercer ningún tipo de fuerza bruta, guardándosela en el bolsillo trasero del pantalón.
—Nos la quitaron, teniente… la mataron. —Taylor no pudo soportarlo más, llorando desconsoladamente la muerte de la mujer que lo había comenzado a cautivar.
—Lo sé Taylor, lo sé… —Garrett no supo si abrazarle o simplemente mantener la distancia entre él y el afligido guardaespaldas, escuchando a uno de sus subalternos llamándole, acercándose al trote a su superior.
—Uno de los agentes que custodia la entrada principal del edificio quiere hablar con usted, teniente. —Garrett tomó el radio que el oficia le entregaba, decidiendo aferrar el hombro del lloroso guardaespaldas, intentando contenerle.
—Aquí el teniente, Hampshire… cambio. —Soltó el botón de la radio, esperando a que el oficial hablara.
—¿Señor?... Unos civiles preguntan por usted. —Garrett le preguntó si sabía de quienes se trataba—. Dicen que son amigos suyos… se hacen llamar, Quileutes. —El vampiro sonrió al escuchar aquello.
—Déjalos subir. —Le entregó la radio a su subalterno, posando el brazo sobre los hombros de Taylor, apartándole del aún malhumorado policía, el cual no dejó de mirarle con desprecio.
—Escúchame bien, Taylor. —Susurró por lo bajo sin dejar de caminar lo más lejos que pudo de los oficiales de policía—. Hay un peligro mucho mayor que Victoria y necesito que trates de calmarte. —Mientras caminaban, Taylor intentó apartarse del frio contacto del vampiro, pero Garrett no se lo permitió—. Y por alguna extraña razón ese peligro latente quiere sacarte del juego, inculpándote. —Aquello tensó al pensativo y afligido caballero—. Yo sé que tú eres inocente, Taylor pero la actitud que tomaste hace rato te perjudica demasiado… necesito que hagas exactamente lo que yo te diga. —Taylor se apartó de su lado, posicionándose frente al vampiro para verle a la cara.
—Sé porque ese… vampiro. —Le costó decir aquella palabra, ya que seguía sin poder creer en ellos—. No quiere que siga sirviéndole al señor Christian. —Garrett miró en la distancia el arribo de los Quileutes, los cuales fueron detenidos por los oficiales que intentaban recaudar pistas para el caso, prohibiéndoles el paso—. Ese hombre… ese demonio, quiso hipnotizarme. —Aquello asombró al policía—. No sé porque, pero no logró manipular mi mente y creo que eso le ha cabreado. —Le explicó lo que había acontecido en el hospital con Ethan, quien según Taylor parecía ser el soplón del peligroso inmortal.
—Déjenlos pasar. —Gritó Garrett, al ver como Sam le observaba y Jacob parecía estar perdiendo la paciencia—. Escúchame atentamente, Taylor… si eso es cierto, corres más peligro de lo que pensé. —Jason no supo si agradecer la información o sentirse más nerviosos de lo que ya estaba—. Necesitas protección y tengo a las personas ideales para ese trabajo. —Justo en aquel momento Sam posó su cálida mano sobre el hombro del preocupado guardaespaldas, el cual volteó a ver de quien se trataba, encontrándose con la amplia sonrisa del líder de la manada.
—¡Sam!... viniste. —No supo porque pero el ver al agradable muchacho que había trabajado encubierto a su lado, le llenó de dicha y cierta calidez familia, abrazándole con premura.
—Aquí estoy, Taylor… no temas. —Sam correspondió el inesperado abrazo del caballero, palmeándole la espalda—. No dejaremos que Klaus te haga daño. —Jason se apartó del musculoso Quileute, saludando con un apretón de brazos a Jacob.
—¡Que tal, Taylor!... —El joven Black miró a Garrett—. Rosalie se encargó de las reservaciones, ella y Leila se quedaron en el hotel. —Alegó Jacob—. Rentamos un auto y lo dejamos a tres cuadras de acá, ya que según Alice, Klaus viene para acá. —Si algo había sido acertado, era la decisión de Carlisle de mantener a Alice en Forks lejos de los lobos, y así poder mantenerlos informados de los movimientos del hibrido, aunque seguían siendo premoniciones inciertas, ya que ahora se sumaba un licántropo en los acontecimientos, logrando desestabilizar aún más el don de Alice, al ser un cambiante sin control en su metamorfosis.
—Entonces será mejor que se vayan. —Palmeó la espalda de Jacob—. Salgan tranquilamente, yo me encargo de mis agentes. —Sam, aferró a Taylor por los hombros, encaminándole hasta el ascensor, mientras Jacob observaba a cada uno de los policías realizar su trabajo de investigación, caminando a paso lento y silencioso.
—¿Va a dejar ir al sospechoso, teniente? —preguntó el malhumorado agente que había estado encargándose de todo, alertando a los demás oficiales, consiguiendo que Sam acelerara el paso, mientras que Jacob hizo girar la llave que abría la puerta del ascensor, dejando que su líder y el guardaespaldas subieran primero.
—Es solo un sospechoso, no puedo detenerlo sin pruebas, Dylan. —Concluyó Garrett, haciéndole un ademán a los tres hombres en el interior del ascensor para que prosiguieran con su huida—. Le he notificado al señor Taylor que tiene terminantemente prohibido salir de la ciudad. —Pero el alterado policía hizo caso omiso a las palabras de su superior, gritando fuera de control.
—Detengan a esos tres hombres. —Pero antes de que los agentes pudiesen hacer algo al respecto, las puertas del ascensor se cerraron, permitiéndoles huir—. Que alguien llame por radio a los agentes que están en la puerta… que no los dejen salir… —Pero Garrett le aferró del brazo, apretándole tan fuerte que consiguió lastimarle.
—Soy el jefe de la comandancia y tú no vas a pasar por sobre mis órdenes. —Cada uno de los oficiales detuvo sus labores de investigación, mirando la disputa entre Dylan y Garrett—. Vas a calmarte y dejarás que Taylor se vaya. —A lo que el adolorido hombre alegó, intentando zafarse.
—Klaus me matará si lo dejo ir. —Aquello paralizó a Garrett, soltándole el brazo.
—¿Cómo? —preguntó el asombrado vampiro, ya que no se imaginó nunca que uno de sus hombres y mucho menos un mortal, trabajara encubierto para Klaus.
—Me ordenó que involucrara al agente de seguridad del señor Grey si tú te rehusabas a hacerlo. —Garrett miró al tembloroso hombre, para luego estudiar cada uno de los rostros que trabajan para él, sin saber quién de ellos se encontraba a su favor y quienes en contra, creyendo que ya no tenía poder sobre nada de lo que pudiese llegar a hacer el peligroso hibrido, sintiéndose indefenso.
—No puede ser. —Pasó los crispados dedos por su enmarañado cabello, intentando aclarar sus ideas, exigiéndole a viva voz a todos sus subalternos que continuarían con las experticias del caso, llevándose consigo al secuaz de Niklaus, exigiéndole que subiera junto con él las escaleras que daban a la segunda planta, justo cuando recibió un mensaje de texto de parte de Alistair, abriendo rápidamente la aplicación para leerlo, mientras arrastraba al aterrado policía.
[Estamos estacionados en la acera de enfrente… ten cuidado]
Se asomó por la ventana, para luego arrebatarle la chaqueta al oficial de policía, después de haberse introducido en el despacho de Christian, extrayendo de uno de los gaveteros un marcador grueso, escribiendo a sus espaldas sobre la blanca tela de la camisa.
(Yo también sé jugar sucio… maldito bastardo)
Abrió la ventana panorámica y sin pensárselo mucho, arrojó con todas sus fuerzas al aterrado policía, el cual cayó sobre el costoso auto del vampiro, dejándoles a todos patidifusos al observar, no solo el mensaje escrito en su espalda, sino al contemplar el deceso de uno de sus peones, siendo punto para Garrett en aquel peligroso y macabro juego de ajedrez entre el noble de Garrett y el malvado de Niklaus Mikaelson.
—Tengo que salir de aquí. —Supo perfectamente que sería visto como el asesino del traicionero policía, escabulléndose por una de las escaleras de emergencia, saltando los edificios aledaños hasta caer sobre uno de los solitarios callejones, corriendo a velocidad sobrehumana, deteniéndose frente a uno de sus lugares favoritos por excelencia, deseando tomar un trago de alcohol, intentando calmarse.
Entró observando todo a su alrededor, ya que no sabía en quien confiar, temiendo que estuviese rodeado de lacayos de Klaus, tomando asiento frente a la barra del bar, exigiéndole al cantinero que le sirviera lo más fuerte que tuviera, sobresaltándose al escuchar la campanilla que alertaba la presencia de un nuevo cliente, volteando para ver de quien se trataba, percatándose de que tan solo era un par de enamorados, pretendiendo pasar un buen rato.
—Te he fallado, Carlisle. —Se dio cuenta de lo que había hecho tan solo unos minutos atrás, perdiendo por completo todo raciocinio—. Debí controlarme, debí… —Negó una y otra vez con la cabeza, tomando el trago ya servido entre sus manos, bebiéndolo de un sopetón— …otro… —Exigió, bebiéndole tan rápido como el primero, pidiéndole al barman que dejara la botella—. ¡Maldito seas Nick!… ¿Por qué no puedes ser como los demás Mikaelson? —Pensó en la nota de voz que le había dejado a uno de sus hermanos, tomando su celular para enviarle otra—. ¡Por favor!... No me ignores… necesito de tu ayuda, te lo suplico. —Envió el audio, sirviéndose otro trago, bebiéndole con diligencia, mientras escuchaba a su izquierda, la reproducción de aquella suplicante nota de voz, desde otro dispositivo android, volteando a su izquierda.
—Siempre me ha gustado como se escucha tu voz por teléfono… Garrett. —Aquella voz la reconoció al instante, logrando que el pasmado vampiro contemplara los amplios hombros del caballero que le daba la espalda, vistiendo un elegante traje de saco y corbata francesa, el cual se dio vuelta muy lentamente—. También me gustaba escucharla mientras te la chupaba y tú te corrías como todo un semi-dios en mi boca. —Una amplia sonrisa se dibujó en el agraciado rostro del hermano de Klaus, el cual se acercó al pasmado vampiro, chocando su vaso de brandy en contra del de Garrett—. Salud… pequeño rufián. —Bebió lentamente de su vaso, abandonándole sobre la barra para acomodar los puños de su costosa camisa, y apretar aún más el nudo de su corbata.
—¡Elijah!... —El aludido asintió, posando su mano sobre el hombro del policía sin dejar de blandir aquella extraordinaria, cautivadora y por demás elegante sonrisa, entregándole al vampiro un poco de paz después de la tormenta.
—Así es… —Tomó asiento a su lado—. Ahora bríndame otro trago y cuéntale al mejor amante que has tenido en tu miserable vida, las fechorías de mi irreverente, malcriado y peculiar hermano, Niklaus. —Volvió a sonreírle tan cautivadoramente como siempre lo hacía, entregándole a Garrett un poco de luz al final del obscuro túnel al que Klaus lo había enviado ante sus nefastos actos de crueldad, por el simple hecho de crear caos, sin un motivo justo.
 

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