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Bailamos (Neo-LeoN-VIXX) por ElGatodeKuren

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Notas del capitulo:

Hola a todos. Bailamos es un one shot narrado desde la perspectiva de Leo de Vixx. Sé que está demás que diga que Vixx es mi grupo favorito, pero de igual manera lo dije. 

He estado observándole. Creo que está bien si no se lo digo a nadie, quiero decir que es mejor mantenerlo en secreto.

Hoy ha estado en calma. Tal vez ha llegado a un acuerdo con sus impulsivas acciones. Eso está bien.
Pero hay algo que me inquieta. Como esa sonrisa que baila en su boca desde temprano en la mañana, o esa disposición extraña a ceder en las conversaciones.

-Eres extraño -. Le he dicho en el auto y él se ha alzado de hombros, sin respuesta.

He querido acercarme, pero podría ser descubierto. Así que me hago a un lado y sigo observando. Incluso no dice nada cuando proponen comer fuera. Él y yo sabemos que pagará la cena con su tarjeta y que a ellos no les interesa.

- ¿A ti si? -dice.

Me pregunto por qué ha decidido hablarme a mí primero.

Si le digo que sí sería sospechoso.

Me alzo de hombros, sin respuesta.

Caminamos hacia la mesa en fila, como buenos chicos. Su espalda se ha ampliado y su cabello es un poco más corto.

No he decidido sentarme cerca, sin embargo, estoy a su lado. Hemos sido dejados aparte por los demás.

Entiendo que no quieran hablar con monosílabos, puesto que yo no tengo nada qué decir y él a pesar de que lo está pensando, no va a hablar al respecto.

No hoy. No mañana.

-Eres extraño. - Me dice en voz baja, casi al oído, y me sonríe.

-De acuerdo. -Le respondo.

Le sirvo un trago y me sirve otro, y así hasta que no podemos apartar la vista del otro.

No sé cuándo se ha convertido en una competencia, pero quiero reír. Los demás están hablando y he comenzado a pensar que las palabras no son necesarias para comprendernos él y yo.

Es cruel que luego deba ir a ensayar al salón y no pueda regresar con todos a casa.

-Estoy besando a chicas últimamente. -Sonrío. 

Nadie me ha escuchado. Claro, excepto él. 

-Bueno... -Lo piensa por un instante. 

Vamos, no quiero que lo medites. Dime algo por lo bajo, dime que no debería hacerlo. 

-Supongo que eres el único que lo tiene permitido. -

No puedo evitarlo. Hago una mueca de disgusto y agacho la mirada, de repente decaído por su respuesta. 

¿Por qué está actuando así? Quiero un regaño. Quiero discutir y ser reprendido. 

Los musicales son increíblemente expresivos y agradezco que soy bueno en ello. Pero no me gusta cuando él va a verme. Me siento cohibido, es extraño.

Después de todo sí ha sacado su tarjeta sin decir ninguna palabra al respecto.

En el auto el aire se torna espeso. Han decidido cambiar de lugares y estoy sentado al final, de nuevo dejados de lado.

Si no fuera porque he estado ocupado, les habría preguntado qué habían hecho en la práctica de la mañana. Pero hemos llegado a la agencia y debo bajar yo solo. 

Voy adentro rápidamente. No han terminado de decir lo felices que están al no tener mi horario cuando ya me encuentro en el elevador, directo a la sala de baile.

Es tarde, es solitario y relajante. Veo que hay trajes nuevos en la percha y sólo queda la estilista más joven, la que es más tímida y obvia.

Me acerco. Espero que el vestuario sea cómodo esta vez. Es en lo único que puedo pensar mientras me pruebo el traje oscuro.

-Creo que debes darme la camisa. -Le digo y ella inmediatamente se sonroja.

- No lleva una. -

La miro por un instante antes de ponerme el chaleco junto con el saco.

Sí, es cómodo pero descubierto.

Me observo en el espejo y ella también lo hace. Me pregunto cómo se verá el de los demás. Las desventajas de cumplir con horarios distintos.

-Luce bien, Leo-shi. ¿Lo siente extraño en alguna parte? -Me pregunta.

Se siente extraño en todas partes, pero eso es porque aún no es suficiente tela para cubrirme.

Hay un espacio entre mi pecho y el chaleco que me molesta. He adelgazado un poco.

Ella se acerca y puedo ver que sus manos tiemblan. La aguja en sus manos me intimida, pero estoy seguro de que yo lo hago más.

- ¿Por qué no me miras a los ojos? -

Ella debe concentrarse para cocer. Lo sé, podría lastimarse. No me interesa.

Usualmente no intimido a las personas, sólo algunas veces, cuando me siento intrigado.

- Es porque usted es muy alto. -

- No me digas. -

Me miro de nuevo al espejo. Está mucho mejor, desde luego con los zapatos de estilo Oxford en mis pies.

- ¿Cómo me veo? -Pregunto dirigiéndome a ella.

Titubea, pero finalmente asiente.

Me quedo mirándola fijamente, con una expresión ligeramente entretenida. El tiempo está corriendo y yo tengo que comenzar a aprender los pasos nuevos. Pero quiero acercarme a ella, tomarla por los hombros, sostenerla y...

La puerta se ha abierto. Oigo los pasos más cerca y una risita conocida.

Dejo a la mujer en paz y me concentro en la figura de él, con un traje parecido al mío, pero sin el chaleco.

Debajo no lleva uno y se supone que la chaqueta debe ir cerrada. Pero veo su cuerpo, su pecho que se mueve tranquilamente con cada exhalación.

-Hakyeon-ah. -Digo su nombre en cuanto se acerca.

Me ve y sus ojos sonríen, pasa por mi lado y la chica que había olvidado se apresura a cerrar su chaqueta.

-Vete ahora. -Digo sin razón.

Mi voz sale sola, grave e imponente. Y él me mira divertido.

¿Cuántas veces he hablado tan fuerte? Casi nunca.

¿Y cuántas veces él se ha molestado cuando me oye decir cosas insolentes? 
Casi siempre.

Ambos me miran. Y por la forma en la que me dirijo a él ambos comprenden que es ella la que debe marcharse.

Toma sus cosas y se aleja. Ha salido del cuarto.

- ¿Cuándo vas a practicar? -Dice caminando hacia el reproductor de música, sentándose en la silla.

-El coreógrafo debería estar aquí. -Respondo y el asiente.

-Ha grabado un vídeo para ti con los pasos. ¿Quieres verlo? -

Me acerco y me quedo tras él, inclinado hacia adelante. Desde su teléfono puedo ver la coreografía, sugerente.

Me he inclinado y he puesto los brazos en el respaldo de la silla. Estoy más cerca, más emocionado. Muevo mi cabeza. Su cabello me está rozando los labios, su oído está cerca de mi boca.

-Bailemos. -Me invita, poniéndose en pie.

-Pensé que irías a casa. -Le hablo descaradamente cerca.

-Aún no me había probado el traje. Y voy a enseñarte ésta coreografía. -

Su declaración me hace temblar.

-Vamos a cambiarnos. -Sugiero, pero él se niega.

El maquillaje que lleva me ha estado distrayendo todo el día. Un ahumado rojo y negro, y sus ojos más felinos que nunca parpadean lentamente cuando me ven.

- ¿Me estás coqueteando?  -Pregunto.

Estoy sorprendido de sus acciones.

Para empezar, su sonrisa se ensancha y yo no puedo reaccionar a tiempo.

Me estoy relamiendo los labios. Se me ha obstruido la respiración y ya no es un secreto que le estoy observando con peculiar interés.

Se da la vuelta, pone Shined Up y se ubica en el centro del salón. 

- ¿Estás seduciéndome? -Me responde.

Acabo de darme cuenta del por qué ha estado sonriendo extraño todo el día.

Notas finales:

Gracias. 


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