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Hormona exclamation! por nezalxuchitl

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Notas del capitulo:

Lo va a partir en dos.

Teneo se sobaba la pancita. Concentricamente, una y otra vez. La sentia tan vacia, se sentia tan afiebrado y deseoso.

Y sabia a quien deseaba: a un hombre que siempre había sido bueno con el, que lo había protegido, en cuyos brazos fuertes se sentia mas que seguro. A un varon como debían ser los varones: grande, fuerte, valiente.

Tenerlo cerca era una tentación muy grande. Y unilateral: aun si el caballero de Escorpio o de Geminis lo miraban como si fuera su presa, el señor Aldebaran no le hacia caso. No lo miraba distinto cuando se ponía la ropa muy justa, cuando se cambiaba el peinado para el.

Se sobaba la pancita, afiebrado, intenso.

-¿Te sientes bien? – la voz preocupada de Hasgard se llego a el de dos zancadas.

-¡Ah! – se turbo, bajándose la camisa, mirándolo tan perdidamente.

-¿Te duele? – la mano del señor Aldebaran cubria toda su pancita. Su contacto lo hacia apretarse mas adentro.

-Me siento raro. – contesto. No podía decirle que se sentia mal de deseo por el.

Su única ceja adquirio una forma de V, preocupado. Tal vez Teneo ya estaba mas grandecito de lo que le gustaba creer, si bien lo había protegido desde los trece de esos lobos que tenia por compañeros seintos.

-Te llevare con Sisifo.

Lo alzo. Con una sola mano. Con un solo dedo podría hacerlo, pero lo acuno entre ambos brazos y su pecho, poniendo a Teneo en la gloria.

-N-no es necesario…

Como no iba a serlo, si estaba que ardia de fiebre. El paseo romántico puso al turrito con aun mas cara de bobo, con lo que Hasgard empezó a temer daño cerebral por la fiebre.

Pero apenas iba en la casa de Geminis cuando Deuteros le dijo:

-La Sisi peleo en gelatina con la princesa y ahora están reunidos con el patriarca en el baño ceremonial, y van para largo. Por si ibas a verlos.

-Gracias… - dijo a la voz que no le gustaba ser llamada caballero ni de ningún modo. - ¿El servicio medico…

-Estan en orgia.

Tipico, gruño, deseando haberle tapado los oídos a su turrita. Aun asi, como era tauro, decidio que lo mejor era seguir adelante. Si la Sisi no estaba en casa, en algún momento regresaría.

Llevo ahí a Teneo. Sisi no se tomaría a mal que lo acostara en la cama; era muy bueno con los niños tambien.

-No se vaya, señor Aldebaran. – la manita sujeto la manota. No cubria ni la mitad de su muñeca.

-Teneo… - lo miro con dulzura. Las feromonas de la turra habían hecho su silencioso trabajo, mientras el inocente caballero lo llevaba bien cerquita de sus fosas nasales, entrando en contacto con esa piel por el momento, venenosa.

Le acaricio el rostro, y el turrito lo agradeció como una mascota. Por primera vez noto, en serio, noto, lo hermoso que se había vuelto. Sus ojos verdes seguían siendo grandes, pero la forma era tan delicada; unos ovalos enormes, unas cejas finitas. Unos labios sensuales, entreabiertos, levemente coloreados. El quejidito que escapo de entre ellos.

-¿Estas bien Teneo? ¿Te duele aquí? – había vuelto a llevar su mano a la pancita de la turra, a esa curva ya adulta y deliciosa.

La turra, astuta, se dio cuenta de que de ese modo el señor Hasgard lo tocaria.

-Si… mas abajo… ay!

Hasgard quito la mano como si quemara. Quiza le había aplicado demasiada presión, no queria lastimarlo en un lugar tan delicado. Privarlo de tener hijos, hijos que se alojarían ahí. Asimilar a Teneo como una turra sexualmente madura lo impacto. Tal vez la Sisi decía aquello de buscarle un marido con razón y no porque tuviera fobia de que se quedaran quedadas como el.

-Ire por…

-¡No se vaya! – se sento, agarrándose a su brazo. Era tan ancho como la cintura de la nena.

-Teneo, ya no eres un niño pequeño…

Teneo vio su oportunidad. Se le abrazo al brazo y lo beso. Cerca de la boca, pues no alcanzo a llegar a esta.

-¡Teneo!

-¡Señor Aldebaran! – la turrita mañosa ya se le había subido bien encima. Ese miembro, que tanto había llamado su atención, por mas que Hasgard lo ocultara estaba ahí, dándose a notar. Sus piernitas estaban bien abiertas sobre uno de sus muslos y sobaba su torso, abrazado a el – Me gusta, señor Aldebaran… lo deseo…

-¡Calla! – se turbo el seme que se veía mas viejo de lo que era – No sabes lo que dices, estas afectado…

-¿Y usted no? – sobo su miembro. Su manita tardaba en recorrerlo.

Hasgard trato de quitarlo, pero era demasiado fuerte para manotear con el sin hacerle daño.

-¿Por qué tiene que estar solo? – Teneo trataba de besarlo - ¿Es por su gran tamaño? Yo no le tengo miedo… es mas… lo deseo.

Al ser prácticamente un gigante, de buen corazón, Hasgard estaba… limitado.

-Muchas con esa misma fantasia han salido lastimadas… - dijo, timido como si el fuera el doncel.

-No me importa – dijo agarrándole la cara, subiéndosele mas encima, de rodillas sobre uno de sus muslos, y, aun asi, teniendo que bajarlo – usted tambien se merece disfrutar, estoy seguro que me hara muy feliz con su gran polla.

Enorme hubiera sido un mejor adjetivo. Era casi tan larga como el muslo de Teneo, mas gruesa que su brazo.

El seme, necesitado de amor, adormecido por el coctel biológico, se dejo besar. Tocar. Quitar la ropa, con lo que ese pecho, ancho como el de un toro, quedo a la vista. Tan firme y musculoso, Teneo se restregó contra el; uno solo de sus pectorales era como una almohada para su rostro.

La turra, hábil, libero su erección, gozándola en toda su gloria. Su enorme gloria. Necesitaba ambas manos para rodearla, sobándola de arriba abajo en un movimiento que implicaba todo su cuerpo.

Hasgard cerro los ojos. Verdes tambien, pero olivo. Si no veía que era Teneo se sentia mejor. Pero Teneo no iba a permitírselo. Lo obligo a abrirlos, a verlo, a besarlo.

Una sola de sus enormes manos abarcaba su cinturita, por detrás. ¿Cuándo le había crecido tanto el pelo? La larga coleta castaña le llegaba mas alla de media espalda.

Se quito la camisa, Teneo mismo, con lo que unos diminutos pezones, pechitos de nada, aparecieron, fruto de trabajar al máximo los musculos bajo ellos. Pero su cuerpo, pequeño y esbelto, era el de una turra. Una que en otras condiciones seria menudita. Las nalgas eran increíbles en su curva y textura, pero, una vez mas, abarcaba una con su mano. Era demasiado pequeño.

No, el era demasiado grande.

-No, Teneo… - trato de apartarlo por el pechito.

-¿No le gusto, señor Aldebaran? – la turrita, provocadora, era un demonio haciéndole esos mohines, pegando su polla, su vientre, entero, a la de Hasgard - ¿Hasgard…

Se deslizo hacia abajo por uno de sus muslos, subido en el. Cogia y lamia polla, como un niño con un helado extragrande, y, asimismo, era imposible que pudiera metérselo en la boca. Lo intentaba, cubriendo grandes extenciones de piel caliente, presionando o succionando carne dura, polla dura, debajo. Daba su mejor exfuerzo rodeando el glande, su lenguita se perdia en la división, escarbaba, miraba al caballero peligris de un modo que lo excitaba al punto de querer follarselo.

Pero eso era virtualmente imposible. Por mas que a Teneo se le antojara, por mas que creyera, en su inexperiencia, que era posible…

-¡Ah!

Hasgard se sorprendio cuando Teneo engullo su punta, casi toda, sobando y chupando con labios y lengua, dándole mucho placer, concentrado.

Le dio la vuelta a la pequeña turra, poniéndola sobre su torso, apoyándose en un codo para tocarlo con la otra mano, sobando esas nalgas primorosas, sensuales… separándolas con dos dedos, diciéndose que no había nada de malo en desengañarlo, lubricándose el corazón en los fluidos que abundantemente manaban de mas al centro, encogiendo los otros y metiendo ese entre sus nalgas, en su hoyito, sin querer, habiendo llegado a el antes de lo estimado, hallándolo tan receptivo y lubricado, caliente.

Teneo gemia, con fluidos escurriendo de su boca a la enorme polla que intentaba felar. Lamia, chupaba, sobaba, pero no tenia fin. Era tanta polla, tan deliciosa, que no tenia manera de comérsela. El dedo del señor Aldebaran era grande como dos dedos de otro caballero, incluso mas largo. Se sentia tan bien. Hecho la cola contra el, buscando penetrarse mas, mostrándole su agrado. Sobando la enorme polla con mano y brazo, pegando su mejilla a ella, dejándosela brillosa.

Su vientre se sentia aun vacio, aunque su bordito se dilatara lleno de gozo. Cosquilleo, placer, un dedo mas, que deseaba que le metiera. Un dedo mas, que le pidió al señor Aldebaran, gritando cuando lo complajo, aferrándose a la polla a dos manos y sobando, sobando y sobando sin piedad, hasta hacerlo venirse, bañándolo todo con su esperma.

Todo: cabello, rostro, hombros. Los propios muslos del señor Aldebaran. Lamio el semen que escurria por la sonrojada polla, lamio el que se acumulaba sobre las bolas. Lamio todo lo que alcanzaba del señor Aldebaran, pero sin alejarse tanto que se sacara los dedos.

No tenia que preocuparse, pues Hasgard se los mantenía dentro, estirando la mano. Le sorprendia que Teneo hubiera podido tomar los dos, y disfrutarlos. Tal vez su picaro niño era mas picaro de lo que creía.

Como fuera, lo había complacido, y tenia que retribuirlo.

-Oh, señor Aldebaran. – la turrita se giro para ponerse de rostro a el, acostada sobre el. Jadeaba tan cerca de su rostro, se veía tan hermosa – Siga, siga… - una mueca que parecio de dolor, pero era de placer.

El mismo, buscando sus labios. Tomando su boquita pequeña, invadiéndola con su lengua, como hacia con sus dedos en su culo.

Era una turra preciosa, Teneo. Como se suponía debiera ser una turra; pequeña, delicada. Con unos ojos hermosos y un trasero curvado y respingon. Un agujerito tan suave y viscoso.

-Eres precioso, Teneo… - declaro una verdad, acariciando su mejilla.

-Me gustas mucho, Ald… Hasgard sama.

Volvio a besarlo. Era increíble que sus bocas encajaran tan bien. Su rostro tosco y grandote contra la carita delicada de la nena. Si Sisi se había sentido feo, no tenia motivos comparado con el. Pero la belleza la ponía Teneo, tan hermoso, tan receptivo.

Lo sentia correrse sobre el, vibrar, y eso lo hacia sentir complacido. A pesar de su enorme verga, a pesar de todo, era capaz de dar placer a una turra. Mas y mas, con sus dedos, que eran suficientes para Teneo. Pero no para el. Era un cerdo pero lo haría.

Cogio a la turrita y la alzo, meneándola en vilo hasta aterrizarla sobre su rostro. Sus piernas abiertas a los lados de su cara. Sus rodillas sobre su cabello gris, su lengua acunando sus bolitas, ambas pasando la punta por la división entre ellas, pasándola por el bordito dilatado por sus dedos, colándose dentro, probando ese sabor, el irresistible sabor de una turra en celo.

-¡Ah! – exclamo Teneo, brincando de gusto - ¡Mas adentro, señor Hasgard! ¡Hagalo, me gusta!

Pero aunque comida por esa boca ansiosa, Teneo queria mas. Se dio la vuelta, poco a poco, ofreciéndole sus nalgas a Hasgard para que las lamiera, para que penetrara y lamiera el borde en torno a su dedo, para que penetrara con su lengua, para que gozara de el, pero mientras el tambien gozaba de su cuerpo.

Acariciaba el pecho, apenas llegaba a la polla, pero la veía ergirse. No creía que hubiera quedado por completo fláccida, pero volvia a alzarse como imponente mástil. Uno que queria sentir, a como diera lugar.

-Señor Aldebaran, métame los dedos… - pidió, y el caballero, tan inocente, obedecio, dilatando de nuevo a Teneo, que, bien mojado, se remolineaba, meneando en circulo las caderas, gozándolo, preparándose para lo que vendría, esa polla que miraba con antojo.

Luego, tras el mareo de un orgasmo, pego un brinco, parándose a los lados de las caderas de Hasgard, separándose las nalgas (de espaldas a el, que lo veía fascinado) agachándose para llegar a la polla. La entrada parecio no coincidir con la punta, pero antes de que Hasgard pudiera reaccionar Teneo se impulso abajo, gritando y metiéndose como un tercio de esa enorme polla.

-¡Teneo! – exclamo asustado.

-¡No se mueva, o me dejare caer!

Sabia que sobre su polla, con lo que ineludiblemente se lastimaría.

-Vas a lastimarte… - suplico Hasgard, dividido entre la fascinancion que le producia lo que veía contra el horror a que Teneo hiciera eso.

-Si un bebe cabe ahí… ¡Aaah! Señor Aldebaran… - descendia un poco mas – no se imagina el placer que estoy sintiendo.

-¡Teneo!

-Me gusta mucho, señor. Siempre quise hacerlo contigo. Con usted.

Sus ojos verdes detrás de sus mechones. Hermoso.

-¿En verdad? – asintió - ¿Solo porque soy enorme?

-No. – se dio la vuelta, para encararlo. Su pollita se veía diminuta comparada con la que entraba – Porque lo quiero, y queria ser la turra que tuviera el valor de darle lo que se merece.

-Teneo… - el tambien sentia un gran placer. Estaba apretado, tan apretado, pero a la vez complaciente. Resbaloso, acogedor. A Teneo le gustaba cogérselo, lo estaban disfrutando, ambos.

-Es tan grande señor Hasgard… - la turrita estaba casi acuclillada, separándose aun las nalgas, alzando el rostro con gesto de orgasmo – tal vez no pueda meterla toda.

Su borde se veía dilatado, increíble.

-No es necesario. Estoy sintiéndolo muy rico. ¿Crees que podrias moverte?

-Si. – comenzó a hacerlo, en círculos, apretando. Apretando para relajar, dando placer, recibiendo mas… recibiendo mas de esa gigantesca polla que lucia desproporcionada entre sus nalgas.

Hasgard queria ayudarlo, pero no sabia como. Hacerlo de la manera tradicional, con el embistiendo sobre la turra, terminaría con el daño inevitable de esta. Era mejor que Teneo se hiciera cargo, y parecía bastante capaz.

-¿Cuándo burlaste mi seguridad, Teneo? – pregunto risueño.

-¡Oh! – se sonrojo la turra. Ni para que decirle que los caballeros de Escorpio, Cancer y Gemini habían pasado a hacerle una visita cuando no estaba, y, aparentemente, servia el te de un modo irresistible.

-Esta bien. Mientras a ti te guste, es la consigna de nuestro patriarca…

Huy, el hermano del patriarca también.

No hablaron mas. Teneo se concentraba en subir y bajar. Habia entrenado mucho, y no sentia cansancio en los musculos, aunque terminaría acalambrado. Albergaba casi toda la enorme polla en su interior, sintiendo el vacio de su vientre desaparecer por completo. En lugar de esa odiosa sensación estaba una llenura plena, plena.

Su pancita se veía mas curvada, podía adivinarse la forma de la polla dentro de ella. Subia y bajaba sus nalgas, facilitado por la lubricación, por la abundante lubricación del celo que lo había hecho posible. Lo llenaba tanto, y, aun asi, de repente dolia. Sobre todo cuando empezó a moverse demasiado rápido. Demasiado convulsivo. Pero ya no tenia control total sobre su cuerpo, no después de tanto rato, no después de lo que lo aceleraban los pujidos del señor Aldebaran, las sensaciones de su propia cola.

Se movia rápido, mas rápido. Violento, jadeante, hermoso. Con esos mechones restellando. Con la babita escurriendo, esos pezoncitos inaccesibles bien parados.

No noto el matiz rojo que coloreaba el brillo de su polla mojada cuando salía de su culo. No noto como se acumulaba en sus bolas ni como manchaba el interior de las nalgas de Teneo, sus ingles, la parte de atrás de sus bolitas.

Estaba por tener un grandioso orgasmo, ambos, y Teneo, con un grito, se sento bien sobre el, quedado finalmente exánime, moviéndolo el, un poco mas, de arriba abajo, para terminar de eyacular en su interior. Para sobreestimularse después.

Cuando la turrita se paro todo ese abundante semen salio con sangre.

-¡Teneo! – exclamo compungido.

Asustado, cuando se desplomo en sus brazos.

 

Continuara...

 

Notas finales:

Proximo capitulo, Manigoldo se enfrenta a Deuteros!


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