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Engañados por cancion del viento

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Notas del capitulo:

¡¡¡Buenas!!!

¿Cómo están? Espero que bien…

-Me acabo de enterar que tuviste una pelea con Rogers y por eso rompieron. –sujetó el rostro del millonario. –Pero no te preocupes Rollito, yo cuidaré de ti… –Y sin previo aviso Strange le tendió un profundo beso al menor en los labios, sorprendiendo a todos y provocando que un Steve hirviera en celos.

-Wow… -fue lo único que pudo decir Bucky. –Éste si llegó lejos…

-Aquí vamos de nuevo… -se frustró la espía.

De inmediato el Capitán se levantó de su asiento, y fue directo a quitarle al doctor a su Canelita. –¡Aléjate de él! ¡Es mío! –se enojó, y al instante abrazó a Tony de la misma forma en que Strange lo había hecho.

-El vivir con los vengadores nunca te aburre… -Se burló el soldado.

-Cállate Bucky. –intervino el arquero divertido y sorprendido. –Quiero ver qué pasa.

-Chismoso. –le dijo el castaño mayor con una sonrisa.

-Pero si tú estás igual que yo… que todos. –comentó el arquero viendo a los demás miembros del equipo que solo se encontraban con una mueca de confusión, diversión y de confusión pero que de igual forma no dejaban de ver lo que sucedía.

-¿¡Tuyo!? –gritó el hechicero enojado.

-¡Claro que es mío! –afirmó el capitán. –¡Esta canelita es mía y de nadie más!

-¡Steve! –se avergonzó el genio, se zafó del abrazo del capitán. –Stephen déjame explicarte lo que está pasando.

-Lo único que sé es que este Capitán de las referencias terminó contigo. –suspiró el hechicero más calmado.

-Eso hasta mí me dolió. –Thor hizo cara de dolor.

-Seré el capitán de las referencias pero al menos mi calendario está en orden. –se defendió el ojiazul.

-Oigan… -intentó Tony. –Todavía estoy aquí.

-Por lo menos yo no he hecho llorar a Rollito. –expresó el hechicero supremo con superioridad.

Todos quedaron atónitos por lo que dijo Stephen y es que era verdad, él jamás había lastimado a Tony ni una sola vez, sino al contrario, cada vez que Rogers y Stark peleaban, el genio siempre iba con el hechicero y éste último lo consolaba.

Lo que había dicho Stephen fue la gota que derramó el vaso del capitán, el rubio estaba con ganas de matar al hechicero y éste tampoco se quedaría atrás, sus miradas eran serias, solo esperaban que uno de ellos diera el primer golpe.

-Ayúdenme… -pidió el castaño viendo a sus compañeros.

-Neh… -dijo Clint. –esto es interesante.

-Preferimos no meternos Tony. –mencionó Bruce dándole un sorbo a su té.

-Ya sé que hacer. –se emocionó Barnes, se acercó hacia el millonario y lo levantó al estilo princesa, el rubio más grande sabía de los celos del capitán y de Stephen más o menos. –Mientras ustedes están peleando yo le haré a Tony un hijo. –sonrió con malicia.

-¡Ni se te ocurra Bucky! –los celos del capitán aumentaron.

-¡Lo tocas y juro que mandaré tus genitales a otra dimensión! –atacó el doctor.

-Ok… eso si me dio miedo… -el castaño mayor bajó al genio. –James junior debe quedarse donde pertenece. –dijo en tono asustado.

Todo quedó en completo silencio en un ambiente tenso, Tony por fin pudo respirar tranquilo, era hora de que le explicara a Stephen el malentendido. –Stephen… -llamó el genio. –¿Qué te parece si hablamos sobre esto?

-De acuerdo. –afirmó el nombrado.

-No te dejaré solo con él, canelita. –Steve se dirigió hacia Tony.

-Ya, como sea. –cada vez más el ingeniero estaba cansado de lo mismo. –Sentémonos… -acto seguido se fueron a sentar en los sillones de la sala.

-¿Deberíamos seguirlos? –preguntó Clint en modo argüendero.

-Yo digo que sí. –se encogió de hombros el soldado.

-Quiero ver qué pasa. –se emocionó Thor. –Es como si fuera una telenovela.

-No creo que sea correcto. –habló Bruce.

-Está decidido. –comenzó a caminar Natasha hacia donde se habían ido los tres hombres. –Vamos.

De repente un portal apareció y se llevó a los vengadores a otra dimensión, el hechicero no quería interrupciones ni chismosos.

-De acuerdo. –comenzó Stark. –Stephen, Steve y yo regresamos…

-¿Qué? ¿Desde cuándo? –se confundió el hechicero.

-Pues… -el castaño se rascó la nuca. –desde ayer en la noche.

-No me digas que llegué tarde… -dijo el pelinegro frustrado.

-Eso me temo Stephen. –rio nervosamente. –De hecho cuando viniste aquella vez de lo del aceite para autos Steve y yo ya habíamos terminado. –finalizó el castaño ante su pareja que se había mantenido callado.

-Oh… ¿y por qué no me dijiste?

-Estabas muy ocupado y no me dio tiempo. –se disculpó el millonario.

-Supongo que perdí por el momento.

-¿Cómo que por el momento? –cuestionó el rubio algo enojado.

-En esta vida todo puede pasar capitán. –dijo el hechicero con una sonrisa burlona. –Y créame cuando he visto varios futuros en donde usted ya no es pareja de Tony, y si eso llega a pasar yo estaré ahí para él. –se levantó de su asiento. –Si no hay nada más que pueda hacer, por el momento me retiro. –abrió un portal. –Pero primero. –se acercó hasta el menor y le besó la mejilla haciéndolo sonrojar.

-¡Oye! –se quejó el capitán.

-Me retiro. –y finalmente desapareció junto con el portal.

Después de que el hechicero supremo se fuera, Iron Man y el Capitán América quedaron en silencio por unos segundos hasta que Tony habló. –Steve, te amo ¿sabes?

El rubio se sorprendió. –¿A qué viene eso?

-Solo por si te entraba la duda. –se encogió de hombros.

-Tony. –dijo con ternura el capitán. –Después de lo que pasó siempre confiaré en ti y te escucharé antes de sacar conclusiones.

-Más te vale. –amenazó el castaño.

-¿Sabes qué más? –sonrió el rubio.

-¿Qué?

-Yo también te amo mi canelita. –hablo tiernamente Steve avergonzando al menor.

-Jamás dejaré de avergonzarme cada vez que me dices así. –caminó hacia su pareja y lo abrazó, Steve correspondió el abrazo al instante. –A todo esto… ¿Dónde están los demás? –preguntó Tony mientras recargaba su cabeza en el pecho de Rogers.

-Han de andar por ahí. –finalizó Steve oliendo el aroma de su Canelita.

Mientras tanto en otra dimensión desconocida se encontraban los vengadores, el lugar era cálido y lleno de una sustancia media viscosa.

-¿Y ahora cómo regresamos? –preguntó Bruce entrando en pánico.

-Supongo que hasta que el hechicero se le pegue la gana. –suspiró Clint limpiándose aquella sustancia.

-Eso nos pasa por chismosos. –comentó la espía.

-Tengo hambre. –se quejó Thor.

-Yo ni siquiera sé por qué estoy aquí si yo no iba con ustedes. –añadió Wanda.

-Ustedes siempre tienen algo de qué preocuparse ¿Verdad? –comentó con sarcasmo el soldado de invierno.

Notas finales:

Gracias por leer.

¡Nos vemos!

(≡^v^≡)/


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