Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Rebirthing || Villain Katsuki por Kuroyami Mirai

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +



Si tú te vas, haré que todo caiga en llamas.

UA está en llamas. El humo ha llenado el cielo y las flamas ardientes lo iluminan todo con un brillante color rojo. Dabi esparce fuego por todos lados usando su Quirk y las calles son atormentadas por el resto de los villanos de la liga con Tomura y Toga a la cabeza. Por otro lado, All For One está en frente de mí admirándome con una sonrisa.

—No es sorpresa para nadie que All Might estaba debilitado desde su última pelea, pero esto… es absurdo. —Digo entre dientes, fastidiado por el cuadro que tengo delante. Estoy de pie justo en frente de una versión ridícula del famoso Símbolo de la Paz, más desgarbado y débil. Es un asco. Dejo de presionar su espalda con la suela de mi bota de combate y lo pateo. All Might vuela unos cuantos metros lejos de mí, cayendo a los pies de All For One—. Aquí lo tienes. Como prometí.

All For One aplaude y después se acerca con los brazos extendidos cual padre afectuoso. Su rostro espeluznante es todo sonrisas en cuanto aprecia el desmantelado cuerpo del que una vez fue mi maestro. Su actual apariencia ya no es una sorpresa para nadie, pero realmente creí que daría un poco más de guerra. All For One nota la decepción en el mohín de mi boca y deja caer el peso de su mano en mi hombro.

—Bien hecho, hijo —elogia con su voz de maestro orgulloso. Yo, en cambio, ruedo los ojos. No me interesa su perorata estúpida, sólo quiero que me de lo que quiero—. ¿Fue difícil?

—En lo absoluto —miro al hombre en el suelo con aversión. Es una mala broma del ideal que siempre fue para mí—. Él intentó convencerme de que estaba equivocado. Gastó sus pocas fuerzas en hacerme ver que tomé la decisión equivocada. Al final su estúpido ideal fue quien lo dejó en ese estado. Si me hubiese atacado con todas sus fuerzas desde el inicio, tal vez hubiese tenido una oportunidad.

—Así que hasta su último momento intentó recuperar a su alumno. Es tan ingenuo como el chico que escogió para su legado, que incluso creyó que podría escapar de mí o incluso detenerme.

Mis ojos se disparan en su dirección en cuanto comprendo de quién está hablando. Él responde alzando sus manos y encogiéndose de hombros. Sabe que ese tema es una fibra sensible y que si me toca demasiado las pelotas puedo arruinarles sus planes aunque me destripe. El tema de Deku es tabú. Es una regla que impuse en cuanto me uní a la Alianza de Tarados.

—Yo cumplí con mi maldita parte, Shifu —digo, enfrentándolo. No quiero perder el tiempo con charlas sobre los ideales en las cuales no estoy para nada interesado. Todo esto, todo este infierno, la completa destrucción de UA, la muerte de All Might, de mis compañeros, de mis maestros… Todo es por Deku. Nada más importa.

Él expande su sonrisa por todo su rostro y alza una mano delante de mí. —Y lo has hecho bien. Yo soy un hombre de palabra, hijo. Recuperarás a tu amado Deku —su mano desprende un desagradable resplandor púrpura que me ciega por unos instantes. Hago una mueca mientras me inclino hacia atrás para alejarme, pero All For One agarra mi cara y grito.

—Cabrón, suéltame —agarro su brazo con mis manos mientras lucho porque me suelte, pero su aprehende es como hierro fundido sobre mi cara.

Hago explotar mis palmas y dirijo explosiones a diestra y siniestra contra él, pero es como escribir en el agua. Mi Quirk no le hace absolutamente nada y empiezo a irritarme. Antes de darme cuenta estoy sin fuerzas. Lucho desesperadamente por mantenerme despierto, pero mis brazos caen laxos a los lados de mi cuerpo y siento que tanto mis huesos como mis músculos se aflojan.

—No te preocupes, Black Vacuum, yo siempre cumplo mis promesas —es lo último que escucho decir a All For One antes de que todo se vuelva oscuro.
.
.
.
.
Hay una sensación húmeda y viscosa en mi espalda. Siento que toda mi anatomía está palpitando, pero al menos estoy vivo. En cuanto abro los párpados, me doy cuenta que estamos en el mismo sitio donde me desmayé. Ladeo el rostro y noto que la viscosidad en mi espalda es la sangre de All Might, que ha hecho una gran laguna a su alrededor.

Presiono con mi palma sobre mi ojo derecho para mitigar el dolor de cabeza, estoy aturdido y desorientado y un poco fuera de lugar. Me cuesta mantener las ideas en orden… hasta que escucho la voz de ese maldito lunático.

—Te recuperas bastante rápido, Black Vacuum. ¿Cómo te sientes?

Hago chasquear mis dientes y me levanto del suelo, asqueado porque toda mi ropa está manchada de sangre. Por lo que puedo ver, apenas han pasado unos minutos desde que perdí el conocimiento. All For One sigue en el mismo lugar, con su pose recta y despreocupada en medio de los escombros de lo que fue la gloriosa UA.

—Como la mierda. —Observo mis manos temblorosas, las venas de mis brazos han empezado a palpitar y me siento enfermo—. ¿Qué es lo que se supone que hiciste?

—Te he transferido una nueva habilidad. Una que te permitirá recuperar a “Deku”.

Levanto una ceja, escéptico. Por alguna razón todo me parece demasiado fácil y dudo. Sé que trabajé para llegar a este punto y que es demasiado parte para echarse atrás. Traicioné a mis amigos, asesiné a inocentes, derribé todo lo que se atravesó en mi camino… Kirishima…

—Puedo notar por tu expresión que dudas de mí. —Dice All For One, con su profundo aire de seguridad—. Pero no deberías. Trabajaste bien para mí por todo un año, me ayudaste a completar mis planes y mereces ser recompensado. Acepta el poder. Te dará todo lo que quieres.

—Lo que quiero… —embelesado, no dejo de mirar mis manos y preguntarme si en verdad funcionará. Revivir a alguien es algo que sólo un dios podría hacer. Aun así, debo intentarlo. Debo tratar. Se lo debo a Deku. Cierro mi puño con mi resolución más fuerte que nunca y alzo la mirada a All For One—. ¿Cómo funciona?

—Es más sencillo de lo que crees —dice con una risita malditamente irritante mientras se acerca a mí y me acoge bajo su ala para iniciar una caminata.

El ruido de la gente y las risas de los imbéciles de la Alianza de Tarados invaden todo a nuestro alrededor, el fuego ha saturado el aire de calor y el cielo se ha vuelto rojo como la sangre; pero All For One parece disfrutar del paisaje como un niño en su primer viaje de campo.

—Veámoslo así.  Este mundo está colmado de probabilidades —dice después de un tortuoso minuto de silencio en el que sólo caminamos admirando la destrucción de la ciudad y la caída de los héroes—. Los sabios dicen que todo en la vida es relativo, todo depende del punto de vista. No obstante, cada quién tiene su propia verdad, y esa verdad lo lleva a tomar decisiones.

—Ahórrate la charla. Sólo quiero saber cómo funciona el maldito Quirk —digo, sacudiendo su brazo de mis hombros.

La sonrisa de All For One es pequeña e inclinada hacia un lado cuando me mira. —Eres impertinente y ardoroso como nadie que jamás haya conocido, chaval. Esa actitud te llevará a tu perdición.

— ¿Terminaste? —Digo indiferente y el sujeto en frente de mí no luce nada contento con mi actitud—. Sólo quiero saber cómo funciona el maldito Quirk para poder largarme. No necesito una jodida clase de Filosofía.

—Bien —suspira mientras sacude su cabeza de forma reprobatoria. Ha dejado de verse imponente para verse más viejo y agotado—. El Quirk que te he dado no es para arreglar tus errores. No funciona de ese modo.

—Dijiste que podría recuperar a Deku —mascullo entre dientes.

—Y podrás. Pongámoslo sencillo. Dos decisiones son dos probabilidades. Cada decisión que uno toma, crea un mundo de posibilidad. Con este poder, podrás interactuar con cada una de esas probabilidades sin afectar la manera en que la historia se desarrolló. Entrarás en un nuevo universo y lo moldearás a tu antojo. ¿Lo entiendes?

No puedo evitar que una sonrisa se escape de mis labios. Este tipo es en verdad astuto. —De esa manera yo no podré estorbar con lo que has logrado en este mundo aunque interfiera en el pasado.

All For One sonríe igual de cínico que yo. —Exactamente.

Bastardo inteligente.

— ¿Cómo lo activo?

—Visualiza el momento y el lugar en el que quieres estar. Piensa que estás allí. Entonces se activará.

Bien, eso es todo lo que necesito.

Cierro los ojos, relajo mis adoloridos músculos, resentidos por mi reciente lucha contra All Might. Dejo mi mente en blanco y permito que los recuerdos de Deku llegen como un tornado dando tumbos dentro de mi cabeza. Frunzo el ceño cuando un calor sofocante comienza a quemar mi cuerpo de adentro hacia afuera. Mi sudor y mi sangre hierven como la lava y de repente me siento como si estuviera rodeado de brasas ardientes.

—Adiós, Bakugô Katsuki. O mejor dicho…, Black Vacuum.

Las palabras de despedida de All For One es lo último que escucho antes de que mi vista se desenfoque. Paso un minuto completo de asfixia en el que mi cuerpo se siente como si flotara y para cuando he recuperado el oxígeno, mi espalda recibe un golpe estridente. Es como si hubiese caído de un precipicio a mil kilómetros por hora. Intento levantarme, pero mi cuerpo no me responde.

¿Qué demonios?
.
.
.
.
.
[POV.DEKU]

— ¡No pretendía competir contra ti! ¡Lo juro! —grito tan fuerte como me permite mi garganta, arrastrándome por el suelo hasta que mi espalda choca contra la pared.

Esto es prácticamente una rutina. Kacchan me intimida, soy el hazmerreír de la clase y termino caminando a casa mientras lloro como una niña patética. No sé cuántas veces ha pasado, sin embargo, decir que estoy acostumbrado sería mentirme a mí mismo.

El maestro ya se ha ido y sólo quedan unos pocos alumnos en el salón. Kacchan está en frente de mí con sus dos secuaces. Su sonrisa cínica y poco sincera me hace temblar aunque sé que esto le satisface.

Kacchan no cambiará. Ya no podremos ser amigos como cuando éramos pequeños.

— ¿Qué es lo que podría hacer un maldito nerd como tú? Eres un estúpido Quirkless.

—Yo no… pretendía…

Kacchan se acerca con una sonrisa demoniaca y yo siento que mis huesos han entrado en modo vibración. —Soy perfeccionista, ¿sabes? Quiero que todos me conozcan como el único que pudo entrar en UA de ésta patética escuela. Así que te lo pongo fácil. Simplemente no vayas al examen, nerd-kun.

—Pero… Kacchan, he tenido este sueño desde pequeño y… —una explosión me hace callar y encogerme dentro de mí mismo. No pretendo alzar la mirada, pero cuando lo hago me percato que Kacchan está preparando sus manos y sus explosiones para golpearme.

—Si tanto quieres ser un héroe, hay una forma rápida de hacerlo. —Susurra cerca de mi oído mientras su brazo presiona mi hombro izquierdo. Me siento diminuto e insignificante, así que no puedo hacer otra cosa salvo escucharlo—. Puedes hacer un viaje a través de la ventana y confiar en que tendrás una particularidad en tu siguiente vida.

—Kacchan. —Enfurecido, me sacudo para quitarlo de encima de mí, pero él agarra mi cabello en la parte de atrás de mi cabeza y tira hacia abajo. En esta posición, sólo puedo verlo a los ojos.

— ¿Qué? —dice, como esperando a que yo haga algo al respecto. Sabe que no puedo y entonces me deja libre para dirigirse a la salida del salón.

—Deberías defenderte, ¿sabes? Eres patético —dicen sus secuaces, burlándose sin ningún tipo de piedad.

La puerta se cierra detrás de ellos y me quedo solo, odiándome por ser tan débil. Sus palabras todavía rasguñan el interior de mi pecho y duele. Él dijo que saltara por la ventana, instigándome al suicidio.

¡Piensa antes de hablar, imbécil!

Te odio.

No puedo evitar que el respeto que siempre sentí hacia Kacchan se disuelva con el paso de los días mientras él sigue molestándome. Y hoy, ese idiota…

Lágrimas ruedan por mis mejillas sin que pueda detenerlas. Estoy enojado y frustrado y triste y decepcionado y no sé cuántas cosas más. Limpio mi cara usando la manga de mi chaqueta, tan fuerte que la tela raspa mi piel, pero no me importa. No dejaré que me vea débil, nunca más.

Acomodo la mochila en mis hombros mientras salgo del salón, corro por las escaleras y atravieso el patio tan rápido como puedo hasta que llego al pozo de las carpas. Mi cuaderno de notas está ahí, todo arruinado por las explosiones de Kacchan y el agua.

—No es comida de peces —lo recojo con cuidado, apreciando cada marca sobre la tapa—. Es mi cuaderno de notas... Idiota.

—Lo sé. Siempre fuiste un maldito nerd.

Giro tan rápido como puedo. Escucho la voz de Kacchan detrás de mí, pero cuando soy capaz de encararlo me doy cuenta de que no es Kacchan. ¿O sí lo es? No estoy seguro, se ve totalmente diferente. ¿Quién es?

Es mucho más alto, y su cuerpo está tonificado como si llevara años ejercitándolo. Viste todo de negro y eso sólo hace que su piel se vea más clara. Sus ojos rojos han perdido ese brillo pintoresco y han ganado un resplandor de picardía muy estremecedor. Su ropa es como la de los moteros de las películas americanas, incluso tiene un casco enganchado debajo del brazo. Unas gafas de sol reposan sobre su cabeza y su oreja izquierda tiene tres perforaciones.

— ¿Quién eres tú? —digo entre sospechas mientras doy un par de pasos en dirección contraria a ese tipo. Es demasiado parecido a Kacchan, pero no es él. Puedo saberlo y no es sólo por su aspecto. La aureola de peligro que lo rodea es completamente diferente y mucho más intimidante.

Él me sonríe como un depredador y da un paso en mi dirección. —Soy yo, Deku.

—Eres un impostor —respondo, mirando hacia todos lados en busca de ayuda.

—No. Soy Katsuki. Sólo que no soy el Katsuki que conoces.

—Imposible —doy otro paso atrás y mi talón choca contra el concreto de la pared. Él da otro paso, su sonrisa se expande y parece muy feliz de verme, sin embargo no estoy seguro de cómo sentirme al respecto. Sus ojos… son como los de una bestia.

—Puedo explicártelo todo, sólo… —estira sus manos hasta mí, elcasco que estaba bajo su brazo cae al suelo con uno sonido sordo y el miedo hace que todo mi cuerpo se prense contra la pared.

Él no se detiene, sin embargo. Sus manos llegan hasta mi rostro y me acaricia con tal devoción que parece irreal. Examina cada parte con delicadeza. Las yemas de sus dedos delinean el contorno de mis cejas, mis párpados, mis mejillas y su pulgar se detiene un segundo en mis labios. Me toca como si no pudiese creer que estoy aquí, en frente de él. Su mirada penetrante me observa con adoración y yo no puedo hacer otra cosa además de respirar muy quieto.

Es diferente. Su aspecto y su actitud parecen una antítesis de sí mismo, pero de alguna forma… siento que sí es él. Mi amigo, el Kacchan al que perseguía cuando éramos niños y alardeaba sobre el asombroso héroe en el que se convertiría. Hay algo en el fondo de su mirada que me atrae y me desmorona. Esta versión casi absurda de él no me permite odiarla.

—Kacchan… —él sonríe ampliamente cuando lo llamo por ese nombre, parece que no cabe dentro de sí. Sus dedos se entierran en el pelo que cae sobre mi frente, lo peina hacia atrás y me besa el nacimiento con absoluta ternura. Yo cierro los ojos por la sorpresa, entonces su otro brazo se cuela por mi cintura y me presiona contra su pecho—. ¡Kacchan!

Él no se inmuta ante mi chillido de sorpresa. Reparte besos dulces por toda mi cara, mi nariz y mis párpados reciben el doble de atención y finalmente termina en mis labios. El gesto me sacude por el desconcierto y el asombro. Empujo mis manos en sus hombros para que me suelte, pero es como empujar un muro de ladrillos. Este nuevo y cariñoso Kacchan es demasiado fuerte. Puedo notar a través de mis manos lo duro que están los músculos de sus brazos y su pecho.

No lo comprendo. ¿Qué sucede con él? Kacchan no es así. Kacchan me odia. ¿Esto es un beso? Sí, es un beso. ¿Por qué me besa?

Estoy confundido, aturdido y lucho por escapar de sus brazos, pero no puedo.

El beso se extiende más de lo que esperaba. De momento Kacchan sostiene mi pierna izquierda contra su cadera mientras me presiona contra la pared. Está completamente pegado a mí. Su abdomen duro y firme se presiona contra el mío mucho más blando, como si quisiera fundirse conmigo. Entonces, me empieza a faltar el aire.

—Deku… —susurra contra mis labios cuando por fin me suelta. Sus ojos están clavados en los míos y puedo ver el fuego en ellos.

—Kacchan, qué… ¿Qué te pasó? —Quiero hacerle un montón de preguntas, pero ésta es la que más me afecta. Necesito saber qué lo hizo cambiar tanto. No puedo dejar de mirarlo, es tan alto e intimidante. Aunque me pare en puntillas de pie apenas puedo llegar a su barbilla.

—Yo… no soy el que conoces, Deku.  Vengo de otro tiempo. Soy el que debió estar a tu lado en el futuro, dentro de cuatro años.

— ¿Vienes del futuro? ¿En serio? —Su respuesta me saca de balance —. Es algo que en verdad no esperaba. ¿Es que dentro de cuatro años ya han inventado la máquina del tiempo? Todo es posible, teniendo en cuenta la velocidad con la que avanza la ciencia, se puede suponer que…

—Estúpido nerd.

—Lo siento. —Digo, completamente avergonzado. Supongo que no puedo evitar que mi lado nerd salga en momentos como éste.

—Te lo explicaré todo, lo prometo. Sólo ven conmigo. Te sacaré de aquí. —Recoge su casco del suelo, tira de mi brazo y me remolca hasta que salimos del patio.

El atardecer cae sobre nosotros y no puedo evitar observar la espalda de Kacchan, que es mucho más ancha a como la recuerdo. Debió entrenar muy duro para tener ese cuerpo tan poderoso. Tal vez logró hacerse un héroe. Conociéndolo, estoy seguro de que sí. Kacchan es imparable, seguro es un héroe muy famoso en su tiempo.

Siento que una sonrisa rota tira de mi expresión. Sentimientos encontrados me invaden. Orgullo y admiración por él, y decepción y tristeza por mí. No sé qué tipo de persona seré en el futuro, pero por la forma nostálgica en que este nuevo Kacchan me mira, mi yo del futuro no debe ser parte de su vida.

Una vez que atravesamos los portones de la entrada, me percato que él me está llevando hacia una enorme motocicleta aparcada en la acera. Es negra y roja, con una imponente delantera. Parece una moto de carreras con un diseño muy al estilo de Kacchan. Incluso tiene una calavera en la parte de atrás.

— ¿A dónde iremos?

—Lejos. —Dice como si hablara del clima. Es consciente de que su voluntad debe cumplirse a toda costa. En ese aspecto no ha cambiado en nada.

Me zafo de su agarre con fuerza. —No puedo. Tengo que prepararme para el examen de UA y mi madre estará preocupada si no llego a casa.

Los ojos de Kacchan se oscurecen varios tonos, su ceño fruncido y sus hombros encorvados hacia delante, como los depredadores. A pesar de que no ha cambiado su expresión, el miedo corre a través de mí.

—Ya hablé con tu madre. Le hice una llamada antes de venir y le dije que te quedarías en mi casa para estudiar. Y sobre UA…, será mejor que te vayas olvidando de aplicar. No dejaré que te acerques a esa escuela.

Esto me irrita a niveles inesperados. Estoy harto de que trate de dirigir mi vida a su antojo. Estoy harto de que tire mi sueño por el suelo. No me importa si es un Kacchan más fuerte, o si viene de Alaska. Si sigue interfiriendo con mi meta, se puede ir a la mierda.

—Pues olvídalo. No iré contigo. No sé qué te trajo hasta este tiempo, o por qué quieres buscarme, pero si vas a interferir será mejor que te vayas. Ni diez como tú me harían cambiar de opinión. —Estoy decidido. No dejaré que me domine o me humille como ha hecho todo este tiempo.

Voy a ser un héroe.

—Deku —su voz ronca y barítono me atraviesa, pero no me muevo ni pretendo hacerlo—. Escúchame bien, porque no lo repetiré. Vendrás conmigo, quieras o no. Aquí corres peligro. ¡He venido desde el maldito futuro para salvarte!

— ¿Peligro? —doy un paso atrás, asustado.

—Sí. ¡No tienes ni la más puta idea de lo que hecho por ti! ¡Así que vas a poner tu culo en la moto y vas a cerrar la boca hasta que yo diga!

—Pero… —quiero correr. ¿Qué demonios está pasando? ¿Por qué su personalidad cambió tanto de un momento a otro? ¿Por qué tengo tanto miedo?

—Ven de una maldita vez —ordena, pero estoy paralizado, mis piernas no me responden.

Él chasquea su lengua con fastidio como si le molestara lidiar conmigo. Se acerca con sólo dos largas zancadas, envuelve sus brazos alrededor de mis piernas y mi espalda y me levanta del suelo con facilidad. Lucho por escapar, pero él parece no notarlo. Es un demonio con forma humana.

— ¡Kacchan! — es inútil, no me escucha. Me deja sobre el asiento de la moto, con mucho cuidado a pesar de todo. Me pone un casco y luego me mira a través de la rendija como retándome a que salte del vehículo. Su mirada es lo suficientemente clara, así que me quedo quieto.

—Pasaremos la noche fuera. Responderé todas tus preguntas. Todo lo que quieras saber sobre mí o sobre tu versión del futuro. Y te traeré a casa mañana. ¿Contento? —Dice sin mirarme porque se está colocando los guantes sin dedos para manejar su moto. Luego de cerrarse la cremallera de su chaqueta de cuero, se coloca el casco y enciende el motor.

— ¿Por qué tenemos que pasar esta noche fuera? —pregunto, con la vista clavada en su nuca. El vehículo ronronea debajo de mí, pero no se mueve. Kacchan, por otro lado, sólo mira al frente como si esperase por algo.

—Sostente —dice, ignorando mi pregunta. Cuando el vehículo inicia su marcha y casi caigo, entiendo a qué se refiere. Rápidamente aprieto mis brazos alrededor de su torso; de alguna forma puedo imaginar su expresión, conociéndolo, está sonriendo triunfante porque tengo que sostenerme de él como un animalillo asustado.

La motocicleta ruge feroz cuando Kacchan mueve su mano derecha y salimos disparados por la avenida. El paisaje a nuestro alrededor es un borrón que no puedo definir. El viento golpea las zonas desnudas de mi piel y las congela, mis párpados lagrimean por el frío porque Kacchan dejó abierta la rendija de mi casco. Me da miedo despegar mis manos de él para cerrarla, así que sólo cierro los ojos. El sonido, por otro lado, me advierte que estamos por encima del límite de velocidad permitido en zona urbana.

— ¡Kacchan, más despacio! —tengo que gritar para que me escuche por encima del viento y aun así me ha ignorado. Percibo una vibración en su pecho, sé que está riendo. Se burla de mí.

Idiota.

El frío ha adormecido mis manos y la zona expuesta de mi cuello. Abro los ojos para apreciar en qué parte de la ciudad nos encontramos y ya estoy arrepentido. Kacchan de repente impulsa el vehículo hacia atrás hasta que se sostiene solamente en su rueda trasera. Pasamos a un taxi a toda velocidad y el claxon de éste invade mis oídos. Kacchan ríe más fuerte cuando me enrosco como un pulpo alrededor de él, entonces la moto cae una vez más en su rueda delantera. Sé que lo hace a propósito. Quiere verme aterrorizado y a su merced.

A pesar de todo Kacchan no ha cambiado nada.

—Si te meas encima y arruinas el asiento voy a matarte, maldito nerd —dice a modo de advertencia, pero soy capaz de percibir las diversión en su voz.

— ¡No lo haré! Sólo baja la velocidad.

—Claro —justo cuando lo dice, la moto comienza a ir más despacio hasta que se detiene por completo.

— ¡Sólo me escuchaste porque ya habíamos llegado! —exploto mientras él baja primero del vehículo, sacándose el casco con tanta elegancia que me quedo estúpido por unos instantes, apreciándolo. Él sonríe mientras pasa una mano por su pelo de forma despreocupada para acomodarlo, o despeinarlo más.

—Vamos —dice, tendiéndome su mano para ayudarme a bajar. Una vez que mis dos piernas tocan la tierra, siento que mis rodillas flaquean y casi caigo al suelo, pero Kacchan me atrapa a tiempo—. Eres tan torpe.

—Tal vez mis piernas no estarían medio dormidas si no hubiese tenido que aferrarme a ti con todas mis fuerzas. —Digo mordaz, quitándome el casco para entregárselo sin mucho respeto.

—Tal vez sólo me gusta que tus piernas expriman la vida fuera de mí —dice, con una sonrisa astuta.

En el momento que comprendo la ambigüedad de sus palabras, siento que mis mejillas arden y que mis orejas empiezan a calentarse. ¿Acaba de hacer una broma de doble sentido? ¿De dónde salió este Kacchan?

—Ven —agarra mi mano ignorando mi sonrojo y me remolca hasta la entrada de un edificio que no ha sido reparado en años. Las paredes están cubiertas de rasgaduras y la pintura está cuarteada en varias capas. Por no hablar del olor a humedad que hay en todos lados.

— ¿Dónde estamos?

—Es un hotel. Es un asco, lo sé, pero sólo será por una noche. Trataré de conseguir un mejor lugar después de mañana.

Sube las escaleras tirando de mi brazo. La madera de los peldaños rechina bajo su peso, pero lo ignora y continúa subiendo hasta que nos detenemos en un piso que tiene una sola habitación. Kacchan saca una llave de su bolsillo y abre la puerta que se queja de su vejez a través de sus bisagras oxidadas.

—Créeme, se ve mejor por dentro que por fuera —dice, no muy convencido de sus propias palabras. A pesar de esto, entro pasando por debajo de su brazo, que mantiene la puerta abierta para mí.

Es verdad. La habitación es más acogedora de lo que parece por fuera. Predomina el color rojo y arena en las cortinas y el piso es de tatamis. Hay un televisor un poco viejo y un sofá, una mesa para el café y un diván al lado de la ventana. Al fondo hay dos puertas que intuyo deben ser el baño y el dormitorio, a la izquierda una cocina pequeña con una mesa de cuatro plazas y dos sillas.

—Es… lindo —suelto lo primero que me viene a la cabeza, porque honestamente no sé qué decir.

—Es un basurero —admite Kacchan mientras cierra la puerta y camina hasta mí—. Pero es barato y está lejos del centro.

— ¿Por qué querrías estar lejos del centro? —pregunto. Necesito saber. Él prometió responder a todas mis interrogantes, así que no me contengo.

Kacchan deja caer su peso en el sofá como si los años le pesaran, hace un gesto para que lo acompañe y obedezco. Me acomodo a su lado, con medio metro de distancia entre nosotros. Él gruñe molesto, como los perros, agarra mi cintura para acercarme y resbalo por sobre el material del sofá hasta que estoy pegado a su costado. No bastándole, alarga su brazo por el respaldo justo encima de mis hombros. Es un gesto posesivo que me sirve de advertencia. No me moveré.

Empiezo a sospechar que a éste Kacchan no le gusta tenerme lejos de él.

—Hoy, justo después de clases, tú y yo seríamos atacados por un villano en el centro —dice y sus palabras me sacuden.

— ¿Qué? ¿Cómo?

—Digamos que eres un imán para los problemas y me envolviste a mí en ellos —suelta con una sonrisa despreocupada, pero mi corazón está palpitando a mil por hora. Es un dato terrible, y más sabiendo que todo es por mi culpa.

— ¿Cómo logramos salvarnos?

—Un héroe nos rescató.

— ¿Un héroe? —digo excitado. Me alegra saber que ambos salimos en una pieza y que además estuvimos cara a cara con la hazaña de algún héroe—. ¿Quién? Debo conocerlo. Tengo apuntes de los héroes más destacados, lo sabes.

—Fue sólo un héroe, no lo recuerdo —parece despreocupado, pero siento que me está ocultando algo. Sobre todo porque no quiere mirarme, está respondiendo mis preguntas, pero sus ojos están clavados en el vacío.

—Por eso no quieres que estemos cerca del centro. Ciertamente, debemos pasar por ahí para llegar a casa desde la escuela. Pero… si al final nos salvan, ¿por qué te tomaste tantas molestias en intervenir?

Su nuez de Adán se mueve bajo la piel de su garganta, advirtiéndome que he tocado una fibra sensible.

—Digamos que ese incidente trae… consecuencias. Hay toda una cadena de sucesos que se desencadenan después de eso, y necesito impedirlo. Eso es todo.

—Pero… —no estoy conforme. Definitivamente no estoy conforme. Necesito saber qué nos depara el futuro. Tengo tantas preguntas. ¿Qué relación tenemos? ¿Logramos convertirnos en héroes? ¿Pude al menos aplicar en UA?

—Escucha, Deku —gira su cabeza para mirarme por fin a los ojos. Puedo notar el dolor en su mirada y la aflicción de su voz aprieta mi pecho—. A menos que haga al respecto, morirás dentro de cuatro años. Quiero evitarlo a toda costa. No quiero que salgas herido. Si para lograrlo tengo que llevarte lejos, aunque no quieras, lo haré.

Estoy en shock. No sé qué decir, las palabras no salen de mi garganta, mi cerebro está totalmente en blanco. ¿Voy a morir? ¿Por eso Kacchan actúa de esta forma? ¿Por eso su mirada se ve tan triste cada vez que me mira? ¿Por eso me besó?

— ¿Cómo morí?

—No quiero hablar de eso —me evade y se levanta del sofá. Sólo puedo ver su espalda desde donde estoy, pero la tensión en su cuerpo me advierte de cuánto le afecta este tema.

—Sólo una pregunta más —alza la mirada por encima de su hombro para observarme de soslayo. Su ceja está enarcada, en espera de mi próxima pregunta—. ¿Qué pasará con el Kacchan de este tiempo?

—Él no me interesa. Sólo vine a salvarte a ti.

—Pero si no hacemos algo, podría morir por el ataque de ese villano —me pongo de pie, exasperado—. Las cosas pueden cambiar drásticamente. Tal vez ambos sobrevivimos en tu tiempo porque yo estaba ahí. Pero ahora no es así. ¡Kacchan podría morir!

— ¡¿A quién cojones le importa si se muere?! —explota, girando por completo para enfrentarme—. Sólo me importas tú. Ese bastardo se puede podrir en el infierno. Es su culpa que terminaras así. ¡Es su maldita culpa que tú murieras! ¡En vez de protegerte sólo piensa en sí mismo y al final no pudo hacer nada! ¡Es un maldito inútil!

Grita, ruge y se mueve por el cuarto como un león enjaulado, pero no es a mí a quién habla, y tampoco es al Kacchan de este tiempo al que maldice. Desde el comienzo ha estado hablando de sí mismo. Este Kacchan se odia tanto que no puede manejar su ira.

Mis pies se mueven solos en cuanto él ha dejado de gritar, corro hasta que me estrello contra su cuerpo y lo encierro entre mis brazos. Lo abrazo tan fuerte como puedo. Él está demasiado quieto, casi parece que no está respirando. Presiono mi mejilla contra su espalda, quiero que me sienta y me escuche.

—Kacchan no tiene la culpa de lo que pasó —hablo por los dos y sé que él me ha entendido—. Kacchan es fuerte, y decidido. Puede librarse de cualquier problema y salir victorioso con una sonrisa. Kacchan es mi único héroe.

El mundo se acelera de momento, Kacchan se voltea para atraparme en sus brazos, creo que va a abrazarme, pero en vez de eso me levanta del suelo y me sostiene sobre sus caderas para besarme con ímpetu. Estoy sorprendido. Esto es raro entre nosotros. No sólo porque ambos somos hombres, sino porque nuestra relación nunca fue la mejor y estar dentro de sus brazos sigue enviando una sensación de alerta a todo mi sistema. No obstante, envuelvo mis piernas en su cintura para no caerme y dejo que me lleve a donde quiera.

Él camina conmigo en brazos sin ningún esfuerzo, una de sus manos deja de sostenerme para tomar el picaporte de una puerta y abrirla. Como sospechaba, una de las puertas del fondo es el dormitorio.

Kacchan camina hasta la cama y me deja sobre ella como si fuese de cristal. Su ternura para conmigo no tiene límites y me corazón se llena de un sentimiento desconocido.

—Te necesito, Deku —gruñe contra mi oído, con una voz increíblemente ronca y provocativa. Él empieza a mordisquear mi lóbulo, mi mandíbula y mi cuello. Pretende devorarme, la sensación de dominación que él ejerce sobre mí es estremecedora, pero no es desagradable, al contrario.

Su peso me aprisiona sobre la cama, sus caderas chocan contra las mías, se empuja contra mí. Mi respiración se ahoga en un gemido en el momento que siento su excitación aplastar mi sexo con su dureza. Él vuelve a hacerlo, simulando embestidas a través de la ropa. Despacio, se mueve lento, pero duro. Me besa y sus manos aprietan las mías, nuestros dedos se entrelazan. Es increíble el torbellino de emociones que esto provoca en mí

Pero.

—Kacchan —lo detengo, sosteniéndome sobre mis codos en el colchón para mirarlo a los ojos. Su mirada intensa y escarlata me acuchilla—. Debemos volver.

— ¿Qué? —Se aleja de mí con brusquedad, sosteniéndose con sus palmas en la cama.

—El Kacchan de este tiempo estará en peligro. ¿Quién sabe si ya lo está? No podemos abandonarlo.

—Me importa un carajo. Creí que ya lo habías entendido.

—No puedes dejar que muera. Es… Eres tú. —Sus párpados entrecerrados me advierten que está consciente y que de todas formas le da igual. ¿Cómo puede ser tan dulce conmigo y tan frío consigo mismo? ¿Qué pasó en su tiempo? Hay algo que no me ha contado.

—Tomé una decisión hace tiempo, Deku. Tú vales más que mi propia vida —dice con voz queda, pero la irritación la ha enronquecido unos cuantos decibeles—. Ahora necesito que tú escojas. Ese bastardo, o yo.

Muerdo mis labios por la frustración. No quiero ver esa mirada dolida nunca más. Esa expresión de absoluta tristeza y melancolía me parte en pedazos. Necesito confortarlo, abrazarlo, decirle que todo estará bien y que lo escogeré siempre a él. Pero el Kacchan de este tiempo podría estar en peligro. Aunque lo odie, aunque me haya humillado todo este tiempo, debo salvarlo.

¿Qué clase de héroe sería si lo abandonara?

—No puedo escoger. Kacchan es Kacchan. No importa qué edad tengas o cuál sea tu apariencia. Por eso, Kacchan, por favor, ¡ayúdame a salvarte! —digo exasperado. Necesito que me entienda, no puedo dejar que muera. A pesar de todo, es mi Kacchan también.

Los ojos de Kacchan son escalofriantes de pronto y toda expresión abandona su rostro cuando dice—: Respuesta incorrecta.


Continuará…

Notas finales:

La frase del primer capítulo es de la canción “I hate ebrithing about you”. Y la del segundo capítulo es de “I love the way you lie”. Sacadas de mis lista de canciones favoritas que creo que pegan muy bien con esta pareja. El tercer capítulo también tendrá un verso de una canción, de todas formas si tienen alguna recomendación, bienvenida sea.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).