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Two Halves of One por CheekyMint21

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Notas del capitulo:

¡BEIBIS! ♥--------♥

¡KYAAAAA!

Soy feliz cómo una lombriz LALALA! ^^

DP: AWWW! Yo igual loca narradora :3

Peter: ¡Pues yo no! ¡¿QUÉ *BEEP* LES PASA A USTEDES DOS POR LA *BEEP* CABEZA *BEEP* DE *BEEP* *BEEEEEP*?!

DP: O.O

OwO

¿Dónde está el capi cuándo se necesita? -.-

¡ENFIN!

Luego de que Petey haya “bendecido” a todos mis muertos, pues quiero darles las gracias a las más de cien sensuales personitas que han leído mi fic :3 Me pone un poco sad qué nadie me haya dejado un review, no porque sean necesarios, sino porque nada más me gustaría saber si el fic les gusta, qué quisieran ver, qué opinan T-T ¡PERO! Me hace muy feliz qué se tomen un poco de su tiempo para leerme y aunque sean tímidos, el hecho de tener +100 leídos en pocos días me pone súper feliz ^^ así que MILLONES DE GRACIAS ♥ a pesar de todo el saber que al menos me han leído es suficiente para motivarme a seguir escribiendo ^.^

Y bueno, antes de empezar ésta capítulo, nada más quiero hacerles una pequeña ADVERTENCIA: Este capítulo trae un par de escenas fuertes, así que si son sensibles les recomiendo leer a discreción. Y sé que igual van a leer aunque les diga qué no LOL XD así que bueno, sólo lean con cuidado y me disculpo si alguien… ¡NAH! Qué va, pero sí les digo que éste capítulo viene fuerte y no tan largo (?)

¡AH!

Y una cosita más, para los qué quieran meterse más en la trama, pues el título de éste capítulo está basado en una de mis canciones favoritas (Seh, no soy demasiado buena escogiendo los títulos para los capítulos -.-) Se llama “Killing Moon” y es de Roman Remains, les dejó acá el link por si queréis escucharla:

→ “Killing Moon”, Roman Remains: https://www.youtube.com/watch?v=CZ2QshTfIGQ

Ahora sí, dejo de molestaros y…

¡A LEER! ♥

-Capítulo Dos-

“Killing Moon”

POV’s Peter:

-Ugh… mi cabeza… -masculló el menor, despertando del estupor. Peter sentía el cuerpo pesado, como si un tren de carga lo hubiese arrollado.

-Mis sensores me indican que has sufrido una contusión severa. -le respondió Karen, ajustando la visión del traje para que el castaño pudiese ver mejor.

Peter parpadeó, tratando de despejar la pesadez que le nublaba la visión y poco a poco su vista fue enfocándose hasta captar pequeños detalles de aquel lugar: Había muchas vigas, trozos de metal, herramientas desparramadas por todos lados. El castaño miró hacia todos lados, pero estaba oscuro, la luz de la luna vagamente le dejaba distinguir mayor cosa.

-Karen… ¿dónde estamos? Y ajusta a visión nocturna, por favor. –pidió el adolescente y el traje le obedeció al instante. Peter sintió que un tirón le lastimaba el brazo. -¡Ouch! Espera… ¿qué mierda…? –por primera vez distinguió sus brazos, que estaban atados a ambas vigas a sus costados.

-Estamos en un complejo de condominios a medio construir, entre la avenida 45 y Roosevelt. –le respondió la IA, pero aquello no ubicaba demasiado al adolescente.

-Karen, activa… ¡Eh! ¡¿Qué carajos…?! –gritó Peter con irritación, cuando una telaraña casi le da de lleno en la cabeza. Se volvió topándose con una figura sentada frente a él, sólo distinguía el brillante rojo de su traje. - ¿Y tú quién mierda eres? –preguntó, claramente molesto. - ¿Y por qué tienes mi lanzatelarañas?

-Haces muchas preguntas para ser un crío, Spidey. –le contestó una voz profunda y divertida, se notaba la burla en la voz. –Por cierto, ¿quién es Karen? ¿Es la rubia tetona de to fondo de pantalla? – el tipo alzó el móvil de Peter, cuyo fondo era una foto de Gwen y él en el baile de otoño.

A la sola mención de Gwen, la sangre de Peter se puso a hervir, sobretodo porque aquel tipo la había llamado <<rubia tetona>>

-¡No te atrevas a hablar así de ella, desgraciado! ¡No vuelvas a llamarla así! –rugió Peter, su pecho subiendo y bajando con ira ante las palabras del hombre entre sombras.

-Uy, la arañita resultó ser muy sensible… -le dijo aquel tipo, soltando una estruendosa carcajada. –De haber sabido que ésta rubia pelo teñido era tu novia, ni me hubiera esforzado tanto en secuestrar a la pelirroja chillona. –dijo, dejando el móvil de lado y poniéndose de pie, avanzando hacia Peter y saliendo de entre las sombras. –Pero… tú tampoco eres el muchacho alto al que he estado siguiendo éstas últimas semanas, ¿cierto? –finalmente aquel hombre salió a la luz y Peter abrió sus ojos a más no poder.

Lo primero que distinguió fue un traje de spándex rojo y negro, muy ajustado al cuerpo de aquel hombre. Lo segundo, su enorme volumen: Aquel tipo era muy alto, a lo mejor 1.90 metros o quizá más. Y extremadamente musculoso, el traje ajustado se le pegaba a los músculos acentuando sus marcados abdominales, enormes bíceps y pectorales grandes y fuertes. De su espalda sobresalían dos katanas y llevaba un cinturón lleno de más armas. Pero lo que más llamó la atención a Peter, fue la máscara de aquel tipo, parecida a la suya salvo que la parte de los ojos estaba rodeada por negro. El tipo se encaminó hacia él con un andar despreocupado, silbando una alegre tonada y sin más tomó los cabellos de Peter entre su enorme mano, tirando de ellos y arrancándole un gemido al adolescente.

-¿Sabes? Me esperaba a un chico guapo, no a una celebridad. Pero no estoy del todo decepcionado, hasta me siento alagado… no todos los días me topo con el hijo del hombre de hojalata y el Capi América, ¿verdad, Peter Stark-Rogers? –le susurró aquel hombre con voz ronca, haciendo que Peter abriese sus ojos a más no poder ante la mención de su verdadero nombre.

Hasta ése momento, no había sentido la brisa chocando con su rostro, pero ahora que lo hacía era suficiente para darse cuenta de que mientras había estado inconsciente, aquel tipo le había sacado la máscara revelando su verdadera identidad. Peter sintió los ojos aguados, pero se contuvo de llorar… si se quebraba frente a éste tipo, estaba seguro de que las cosas sólo iban a ponerse peor. El tipo le soltó bruscamente y se alejó, silbando nuevamente y revolviendo en lo que a Peter le pareció una mochila.

-Vale, sabes mi identidad… ¿Y ahora qué? ¿Qué quieres de mí? ¿Quién eres? –le preguntó Peter, tirando de sus ataduras que, irónicamente, eran sus propias telarañas.

“Maldición” pensó el castaño, frunciendo el ceño al ver que era imposible soltarse… él mismo había fabricado ésas telarañas para que fueran incapaces de ser disueltas incluso por ácido.

-Vale, de nuevo ésas son muchas preguntas. A ver… -le dijo aquel tipo, sentándose frente a él y llevándose un dedo a la barbilla como si pensase profundamente. Peter nada más le observó. –Se me conoce con muchos nombres en las calles, pero muchos me llaman mercenario bocazas. –le dijo aquel tipo, y Peter pudo imaginárselo sonriendo bajo la máscara. –Pero para ti, soy Deadpool.

“De puta madre…” pensó con acritud el castaño. No sólo estaba maniatado por sus propias telarañas, habían descubierto su verdadera identidad y le habían quitado sus lanzatelarañas sino que ahora encima un mercenario cuya sanidad era dudosa le tenía secuestrado. Peter decidió irse por la táctica de hacerse su amigo, puesto que no se soltaría a menos que consiguiese quitarle a aquel sujeto una de sus katanas.

-Vale, Deadpool entonces… ¿Qué quieres conmigo? ¿Para qué me trajiste aquí? –le dijo con tranquilidad el castaño, ladeando la cabeza.

Aquel tipo suspiró, estirándose un poco.

-Bueno, el plan inicial era matarte. Verás Baby Boy, resulta que has metido las narices en asuntos de la mafia y eso, pues, no les hizo mucha gracia. Así que me llamaron a mí para hacerme cargo, pero no esperaba toparme… bueno, con el hijo de dos celebridades. –le explicó Deadpool y Peter empezaba a entender porque le llamaban mercenario bocazas: No tenía reparos en escupir las cosas.

-¿Y entonces por qué sigo vivo? Es decir… pudiste haberme matado mientras estaba inconsciente o acabar conmigo en el muelle, ¿por qué no lo has hecho? –Peter enarcó una ceja confuso.

Deadpool le miró fijamente por un segundo y, de nuevo, a Peter le dio la impresión de que estaba sonriendo debajo de la máscara. El mayor se levantó, acercándose de nuevo al arácnido y posándose junto a su oído susurró:

-Porque resulta que me gustas mucho, Baby boy. Y no voy a desperdiciar mi oportunidad de pasar un buen rato contigo… -Peter sintió un escalofrío recorrerle todo el cuerpo ante el tono amenazante que Deadpool estaba usando.

Le tomó por los cabellos de nuevo y le alzó el rostro, forzándolo a verle y a pesar de que estaba usando una máscara, Peter nunca antes se había sentido tan desnudo. Aquel hombre, con su olor a pólvora y a algún tipo de comida con especias, le miraba de una manera predadora y sin escrúpulos… Peter sintió como se le formaba un nudo en el estómago, porque la manera en que aquel hombre había dicho <<me gustas mucho>> había estado cargada de sexualidad…

- ¡¿Qué estás haciendo?! ¡No me toques! ¡No… Argh! –se quejó el menor, cuando la hoja afilada de un cuchillo se posó en la delicada piel de su garganta. - ¿Por qué me has vendado los ojos? –preguntó, sin atisbo de miedo, sólo curiosidad en su voz.

-A ver Spidey, creo que todavía no has entendido bien tu posición aquí… - Deadpool le susurraba al oído de manera suave, pero su tono de voz era sombrío. –Tú estás aquí para complacerme y entretenerme, no para hacer preguntas. Si te portas bien, te trato bien, pero si por el contrario empiezas a portarte mal… entonces no me dejas de otra más que castigarte. Aquí no mandas tú, sino yo, ¿te ha quedado claro?

Peter sintió como los ojos se le llenaban de lágrimas. Estaba seguro de dos cosas: La primera, aquel tipo estaba demente y era un mercenario, una combinación peligrosa por no decir letal. Y la segunda, estaba seguro de que iba a abusar de él, de hecho, no le quedaba duda alguna. Y pese a estar en clara desventaja, Peter no iba a doblegarse ante nada ni nadie. Si iban a hacerle daño, lo mejor que podía hacer era intentar conservar toda la dignidad posible. A pesar de tener los ojos vendados, sentía la cercanía de Deadpool y sin pensárselo dos veces, le soltó un escupitajo que fue a parar directo a la cara del mercenario.

-Jódete, chiflado de mierda… primero muerto antes que obedecer algo de lo que me digas. –le dijo con voz de acero el muchacho.

Peter sólo recibió un montón de ésas carcajadas estruendosas como contestación y sin vacilar, Deadpool le soltó un puntapié al arácnido directo al estómago. El cuerpo de Peter se arqueó hacia adelante en agonía, pero el joven se mordió con fuerza los labios para no quejarse de dolor: No iba a darle el placer e ése maníaco de verlo sufrir, de eso nada.

-Por las malas será entonces… -dijo con voz amenazante el mercenario, soltándose el cinturón que cayó al suelo con un ruido sordo.

Peter alzó el rostro justo cuando Deadpool liberaba su miembro hinchado y erecto de sus pantalones y sin vacilar, dio a Peter otro puntapié en el estómago, ésta vez haciéndole quejarse de dolor y abrir la boca en la que el mercenario empujó su miembro sin delicadeza alguna. Peter cerró los ojos con fuerza cuando aquel miembro rugoso le raspó el fondo de la garganta y un par de lágrimas se deslizaron por sus mejillas… nunca antes se había sentido tan completamente indefenso, tan vulnerable y expuesto como aquel hombre de traje rojo estaba haciendo sentirle. En ése momento, Peter sintió un intenso odio hacia Deadpool, unas ansías de hacerle daño que por un momento le dejaron descolocado.

-Haber que más sabes hacer con ésa boca además de hacer preguntas… -le dijo el mercenario, sujetándole con fuerza por los cabellos y empujando su miembro hasta el fondo de la cavidad oral del arácnido.

“Qué te den por culo, desgraciado” pensó Peter y guiado por el inmenso odio y asco que le corroían las venas en ése momento, abrió su boca lo suficiente hasta dejar sus dientes desnudos para morder y raspar aquel miembro cuando el mercenario volvió a empujar sus caderas hacia delante. Peter sonrió cuando escuchó el quejido del mayor, pero no le duró mucho porque éste le soltó un puñetazo que le volteó la cara a un costado.

-¿Quieres follar duro, Spidey? Vale, yo también puedo jugar a ése juego… -le dijo Deadpool, tomándole por la barbilla y haciéndole daño.

-¡Ahh! ¡Hijo de puta! –chilló Peter, cuando un fuerte mordisco le desgarró la piel del cuello. Pero Deadpool estaba lejos de acabar con él, siguió trazando un camino de chupetones y mordiscos hasta llegar al pecho de Peter y, sin más, le desgarró la camisa del traje dejando su níveo torso al descubierto. -¡Suéltame! ¡No me toques! –chillaba el menor, con lágrimas de impotencia cayéndole por las mejillas sonrosadas.

Deadpool hizo oídos sordos a las súplicas de Peter y relamiéndose los labios ante la visión de la piel pálida del joven, se inclinó hasta atrapar uno de sus botones sonrosados entre sus dientes. Sonrió con malicia ante el chillido que el menor dejó escapar y volvió a centrarse en el pezón entre sus labios, succionando y lamiéndolo con movimientos circulares mientras que con su otra mano tiraba y pellizcaba el otro pezón. Peter se revolvía, tratando en vano de retirarse del contacto que el mercenario le propinaba, pero era una batalla perdida: Maniatado como estaba y con Deadpool doblándole en tamaño y musculatura, sabía bien que tenía todas las de perder.

- ¡Te odio, maldito cabrón! ¡Te odio, te odio, TE ODIO! –chillaba Peter con todas sus fuerzas, con unas ansías irrefrenables de hacer daño al hombre que profanaba su cuerpo de ésa forma.

“Lo siento, Gwen… perdóname” pensaba el menor, sollozando con fuerza y sintiendo una enorme repulsión hacia sí mismo: Le había prometido a Gwen que ella sería la primera y la última mujer con la que tuviese relaciones íntimas y pese a que la rubia hubiese fallecido antes de que pudiesen consumar su relación, Peter había decidido mantener ésa promesa. Y de pronto, aquí estaba, semi-desnudo y con un hombre tocándole de forma descarada. ¿Y lo peor de todo? Es que empezaba a disfrutarlo… empezaba a sentir un calor sofocante nacer desde lo más profundo de su vientre, su cuerpo transpiraba y lentamente empezaba a reaccionar ante las caricias bruscas del mercenario pese a sus intentos por reprimirse. Sus ojos castaños se abrieron con desmesura cuando sintió como el mayor colaba una de sus manos entre sus pantalones, acariciando su entrepierna que estaba más que despierta.

-Vaya, vaya… parece que cierta arañita pervertida lo está disfrutando… -el mercenario río con sorna, complacido al ver que pese había forzado a Spidey, el joven reaccionaba a sus caricias.

Peter no dijo nada, estaba en total y completamente en shock, ni de haber querido hubiese podido encontrarse la voz en la garganta. “P-Pero… este tipo… ¡Este tipo está violándome! ¡¿Por qué carajos lo estoy disfrutando?! ¡No es posible! ¡No..!” pensaba con desconcierto el arácnido hasta que sintió algo cálido y húmedo acariciarle la punta del glande.

- ¡Ñgh…! ¡Hmpf! –gemía quedamente el menor, mordiéndose los labios hasta rasgárselos todo con tal de no alertar al mercenario de lo terriblemente excitado que estaba, pero su miembro rojizo y erecto lo delataba.

-Venga Baby boy, déjame oír ésa bonita voz… no hay nadie aquí, sólo tú y yo… -le susurró Deadpool, mordiéndole el lóbulo del oído mientras le acariciaba el miembro sensualmente.

Peter arqueó la espalda cuando Deadpool se metió sin vacilación todo su miembro en la boca, era como si una corriente eléctrica le hubiese atravesado el cuerpo entero. “Esto está mal… ¡Todo esto está muy mal! Pero… se siente tan bien… N-No puedo…” pensaba el joven, degustando el sabor salado de sus lágrimas mezclado con el de su propia sangre. Se aferró con fuerza a las telarañas que le aferraban e inclinó la cabeza hacia delante, tratando de ignorar el incendio que le devoraba el cuerpo entero y el manojo de sensaciones que el mercenario estaba provocándole con aquel subir y bajar, confundiéndole y excitándole al mismo tiempo. Peter seguía mordiéndose los labios, no quería gemir, no quería darle el placer a éste hombre de verlo excitado con las obscenidades que hacía, pero la lengua experta del mayor y la forma en que succionaba su miembro estaban acabando con la poca voluntad que le quedaba al arácnido.

“No puede ser… ¡Esto no es posible!” se repetía una y otra vez el castaño… aunque no tenía nada en contra de los homosexuales, Peter estaba seguro de que él era heterosexual ya que en toda su vida sólo se había enamorado una vez y Gwen era una mujer. Jamás había tenido ningún tipo de contacto sexual con la rubia porque ella no se sentía preparada, pero… incluso en ésas pocas ocasiones que lo habían intentado, Peter jamás se había sentido tan excitado como lo estaba ahora con Deadpool. La forma brusca en que aquel hombre le tocaba, la maestría de sus caricias y simplemente ésa facilidad con que le dominaba le causaban una terrible excitación que no sabía cómo justificar. Peter se sentía sucio, sentía que estaba traicionando a Gwen por disfrutar de semejante acto, pero ya no podía ni quería reprimirse. “Lo siento, Gwen…” pensó y con eso, tiró el último céntimo de cordura que le quedaba por la borda.

- ¡Ahh! ¡Joder, ahh! –gimió por todo lo alto, de una forma aguda que le provocó un enorme sonrojo en toda la cara. El mayor se detuvo de golpe, arrancándole un gruñido de irritación al castaño. –N-No te d-de… ¡Ñgh! –Peter no pudo concluir su súplica porque un par de labios rugosos se estrellaron contra las suyos, dejándole sin aire en pocos minutos.

Deadpool se separó, con un hilillo de saliva colgando entre las bocas de ambos y contemplo con cuidado el rostro de aquel chico… en verdad que Peter había resultado ser muy bonito, con su piel suave y blanca y ése par de mejillas sonrosadas. El mercenario estaba seguro de que no pasaba de los diecisiete años, con aquel rostro aniñado y de rasgos suaves. Sonrío, Peter estaba gustándole más de la cuenta, pero sólo tenía ésta noche y no había tiempo que perder.

- ¿Q-Qué haces…? –preguntó el menor alarmado, cuando sintió un fuerte tirón en sus muñecas y quedó de pie bruscamente. - ¡Joder! ¡Qué eso duele! ¡¿Qué puñetas es lo que…?! –de nuevo el mayor le interrumpió a mitad de frase cuando le bajó los pantalones de un tirón, dejándole desnudo por completo.

Peter chilló cuando sintió el cuerpo cálido y fornido del mercenario posarse detrás suyo, restregándole su miembro grande y rugoso contra el trasero. El menor se quedó nuevamente sin habla, con el corazón latiéndole de forma errática contra las costillas… porque sabía bien qué seguía y si algo había aprendido de sus padres era que cuando Deadpool hubiese acabado con él, probablemente no iba a poder sentarse en una semana. Quizá más, dado que era su primera vez. Cerró los ojos con fuerza, temblando ya no sólo de placer sino de miedo cuando el mayor paseó sus manos grandes por su torso y sus labios devoraban la piel sensible de su cuello.

-¿Estás listo, Baby boy? Porque yo sí que lo estoy… -Deadpool restregó su miembro nuevamente contra el trasero de Peter, como si necesitase probarle sus palabras al castaño.

 Peter no pudo refrenar el pánico que le carcomía por dentro, y sin más empezó a suplicar con voz rota y lacrimosa.

- ¡Espera, Deadpool! ¡Yo jamás…! ¡Puta madre! –chilló tan fuerte que estaba seguro de que le habían escuchado incluso en China.

Apretó las manos en dos puños crispados e inclino la cabeza hacia adelante, sollozando quedamente… aquel dolor era como un infierno, extendiéndose de forma rápida y certera por toda su espalda baja y dejándole las piernas entumecidas. Peter podría no tener mucha experiencia en cuanto al sexo homosexual, pero estaba seguro de que había una forma de hacer que la penetración no fuese tan dolorosa y obviamente Deadpool se había saltado ésa parte por completo. “No seas estúpido, esto es una violación, ¿por qué habría de tener consideraciones contigo?” le recordó mordaz su consciencia, arrancándole un sonoro sollozo al caer en cuenta de la cruda realidad.

-Uf… Spidey, qué apretado estás… -le susurró el mercenario, su voz ronca deforme por el deseo que se la abrasaba.

Peter estaba abriendo la boca para maldecir a todos sus muertos, pero un chillido tomó el lugar de sus palabras en cuanto sintió el miembro del mayor abriéndose paso en su interior, destrozándole por dentro y haciéndole sangrar… podía oler y sentir la sangre escurriéndose entre sus muslos. Peter empezó a suplicar, el dolor no le dejaba espacio para sentir orgulloso, sólo quería que el mercenario dejase de hacerle daño y provocarle un dolor tan atroz.

- ¡Por favor, basta! ¡Ya no, detente! ¡Duele mucho, Deadpool, para! –chillaba el castaño a todo pulmón, pero era en vano porque Deadpool no hizo sino aumentar la fuerza de sus embestidas.

“Es inútil… no va a detenerse…” pensó el joven y la aplastante derrota cayó con fuerza sobre él. Fue como si su mente se hubiese desconectado de su cuerpo y nada más estuviese viendo todo desde fuerza: La forma en que su cuerpo se agitaba, el sonido de su trasero rebotando contra la entrepierna de Deadpool, su cuerpo sudoroso y maltratado siendo usado nada más como un objeto sexual y a él mismo… pequeño e indefenso, vulnerable en los brazos de aquel sujeto enorme y sádico, que sonreía de forma enfermiza con sus gritos de agonía. Y nada más pudo sentir odio… odio hacia éste hombre que le había arrebatado no sólo su virginidad sino también su dignidad y su autoestima. Peter nada más se quedó ahí, observándolo todo en silencio, sintiendo como su corazón estallaba en cientos de pedacitos y en su lugar sólo quedaba un enorme vacío. Un enorme, frío y oscuro vacío que lo engullía poco a poco y le dejaba sin fuerzas ni esperanzas. Y volvió, volvió de vuelta a su cuerpo adolorido y a la vez excitado, dejándose llevar por el placer doloroso que ahora le invadía el cuerpo entero y le destrozaba el alma.

- ¡Ahh, Deadpool! ¡N-No puedo m-más! –chillaba, su cuerpo agitándose violentamente con cada embestida vigorosa y certera que el mercenario le daba. - ¡AH!

Peter arqueó el cuerpo entero cuando el mayor encontró su punto G, y los ojos se le pusieron en blanco debido al placer que sentía hirviendo en sus venas. Deadpool sonrío y sin una pizca de sanidad, volvió a golpear la próstata del menor, arrancándole otro de aquellos agudos chillidos que componían la mejor melodía que había escuchado en toda su vida. Su mano se cernió sobre el miembro del castaño, bombeándolo al mismo ritmo desenfrenado de sus embestidas llevando a Peter a la cumbre del placer. Sentía como las paredes del arácnido se contraían, engullendo y apretando deliciosamente a su miembro… no estaba lejos, iba a correrse, no podía más.

- ¡Deadpool! –chilló Peter con todas sus fuerzas, derramándose en la mano del mercenario mientras que éste llenaba su interior con su semilla caliente y soltaba un gruñido entre dientes.

Un silencio cayó sobre ambos, nada más interrumpido por el sonido de sus respiraciones agitadas y sin decir ni una palabra, el mercenario salió del interior del joven que soltó un mohín ante el escozor. Deadpool se acomodó la máscara, subió sus pantalones y recogió su cinturón del suelo en total silencio, como si Peter ni siquiera estuviese ahí. Por su parte, el castaño estaba mudo… nada más contemplando el suelo y sin poder siquiera alzar la vista. El asco y decepción cayeron con pesadez sobre él y sin más empezó a llorar… lloró por haber traicionado a Gwen, por haber sido violado, por haberlo disfrutado, por el odio que sentía ahora por el mercenario, porque se sentía sucio y usado, porque le habían arrebatado todo sentido de valor que antes había tenido. Lloró con rabia y amargura, decepcionado y asqueado de sí mismo y de lo enfermo que debía estar para haber disfrutado de ser tratado como una simple basura. Cayó al suelo con un golpe sordo, sin embargo, no hizo ningún esfuerzo por levantarse… ¿Cuál era el punto?

Deadpool le movió con el pie, haciéndole volverse sobre su espalda… ya casi amanecía, pero seguía oscuro, por lo que nada más distinguía su silueta en la oscuridad. El mercenario se inclinó a cuclillas sobre él, cogiéndole del pelo. Peter soltó un mohín, más no se quejó: A fin de cuentas, había estado tironeándole del pelo toda la noche, ya no tenía sentido quejarse por ello.

-No voy a matarte nada más porque ya es tarde y porque has sido un buen polvo, Arañita… pero la próxima vez que nos veamos, no vas a tener tanta suerte. –le dijo el mercenario, pero más allá de una amenaza, su tono era amistoso… como si no acabase de destrozar al joven que tenía al frente. Soltó a Peter bruscamente, dejándole caer al suelo de nuevo y echándose su bolsa al hombro empezó a encaminarse al borde del edificio. –Nos vemos en otra ocasión, Spidey, dale mis saludos a tus papis.

Y con un salto, el mercenario desapareció en la oscuridad de la madrugada.

Peter no se levantó, ni siquiera cuando el sol empezó a asomar entre los edificios y le dio de lleno en la cara. Ni siquiera cuando las lágrimas se le secaron en el rostro maltratado, ni cuando sintió como su móvil sonaba una y otra vez a lo lejos. No podía moverse, no sentía el cuerpo. No sentía el alma. Estaba casi seguro de que estaba muerto… de que hubiese sido mejor si estuviese muerto. Se quedó ahí, derrotado, en compañía del silencio y la soledad aplastante; nada más el sonido de los coches y la ciudad despertando… ajenos al terrible acto que había tenido lugar en medio de la noche.

“Bajo la luna azul te vi
Tan pronto me llevarás
Entre tus brazos, demasiado tarde para suplicarte…”

Peter nada más se quedó quieto, dejando que las emociones estallaran en su interior, que le envenenaran lentamente y acabasen de calcinar su alma… se dejó marcar por el odio, el asco y la traición, como un sello invisible al ojo humano pero indeleble en lo más profundo de su ser. Y cuando el sol de mañana trajo por fin un nuevo día, así también trajo un nuevo Peter que tomó una nueva resolución: Iba a vengarse. Iba a matar a Deadpool, iba a hacerle sufrir y a hacerle tanto daño como él se lo había hecho a él. Iba a hacerlo pagar por haberle destrozado. Así fuese lo último que hiciera, iba a encontrarle y a destrozarle. Por Gwen, por él, por el odio que sentía. A la mierda la promesa y el ser un héroe responsable… al final del día, ser “bueno” sólo le había traído dolor y miseria a su vida.

“El destino está contra tu voluntad
A través del grueso y fino
Él esperará hasta que tú
Te entregues a él…”

Peter se puso de pie lentamente, con los ojos cerrados… absorbiendo la luz cálida del sol sobre su cuerpo adolorido y maltrecho, absorbiendo cada segundo de ése instante y grabándolo con fuego en su memoria. Jamás perdonaría, jamás olvidaría. Ésa noche estaba por siempre marcada en su alma, en su ser, en su cuerpo ahora sucio y roto. Abrió los ojos, ésos ojos castaños que antes habían estado llenos de luz e inocencia y ahora estaban vacíos. Fríos. Limpios de toda vida y humanidad, los ojos de un niño que ha sido forzado a crecer demasiado deprisa, los ojos de un hombre que ha perdido la batalla consigo mismo y se ha dejado consumir por las penas de la vida. Ya no había Peter o Spiderman, ya no había ni siquiera una persona. Sólo un cuerpo movido por los deseos de muerte y venganza.

-Me las vas a pagar, Deadpool… te lo juro. –susurró el joven, una última lágrima rodando por su mejilla inflamada y rota.

“En noches estrelladas te vi
Tan cruelmente me besaste…
La luna asesina
Vendrá demasiado pronto.”

[…]

Un mes después.

Un mes.

Cuatro semanas.

Treinta y un días.

Setecientas cuarenta y cuatro horas.

Cuarenta y cuatro mil seiscientos cuarenta minutos.

Y Peter también podría ir contando los segundos, pero eso era ir demasiado lejos incluso para él. Se conformaba con salir cada mañana a entrenar duro y marcar con una “X” la fecha en el calendario que se había comprado hacía no mucho. Desde aquella noche, Peter se había prometido ponerse fuerte, alimentarse mejor y cuidar muy bien de su salud para poder darle pelea al maldito mercenario bocazas. El castaño se miró en el espejo y sonrío ante su reflejo: Quizá no fuese tan enorme como Deadpool, pero sí tenía los músculos más marcados, duros y fibrosos así que podía decir que tanta dedicación para con su físico había dado buenos resultados. Cuando volviese a encontrarse con el hombre de traje rojo, le mataría.

Se lo había jurado a sí mismo.

Se lo juró a Gwen cuando fue a visitar, por primera y única vez, el cementerio desde que ella había fallecido.

Sacudió la cabeza, despabilándose y terminó de cambiarse de su ropa de gimnasia. Metió sus zapatillas en su bolso junto con su traje y salió del vestidor de hombres cuánto antes: No tenía tiempo que perder, cuanto antes pudiese empezar a patrullar, mejor.

En el último mes se había enfocado completamente en dar con el mercenario, investigando todo lo que había podido e, incluso, hackeando los archivos de S.H.I.E.L.D, la computadora de Fury y su padre con ayuda de Ned pero pese a sus esfuerzos seguía sin saber lo más importante: El verdadero nombre de Deadpool. Sólo sabía que era canadiense, que fue expulsado del programa Weapon X, que no tenía hijos ni familia conocida, que había estado recluido en Asilo de Arkham junto con el Joker y Harley Quinn, había tenido varios altercados con Wolverine y pese a los intentos del profesor Charles Xavier por reclutarlo como parte de los X-Men, Deadpool siempre había optado por el camino criminal. Peter no sabía bien qué clase de poderes tenía o si tenía poderes, pero a juzgar por las katanas que siempre solía llevar consigo estaba seguro de que debía ser muy bueno peleando cuerpo a cuerpo y con las armas.

El castaño iba tan ensimismado en sus pensamientos, que se sobresaltó cuando una mano le tocó el hombro y se volvió bruscamente, empotrando a quién le había tocado contra la pared que no resultó ser otro que Harry. Peter le soltó de inmediato, todavía tembloroso ante el contacto de aquel: Desde aquella noche, le aborrecía el contacto físico con cualquiera y lo evitaba a toda costa.

-Harry, perdona… me asustaste. –se excusó el castaño, viendo a su amigo que se sobaba el cuello lastimado. - ¿Qué ocurre? ¿Necesitas algo?

-Pues aparte de un buen quiropráctico por tu culpa, nada en realidad. –respondió Harry, rodando los ojos. Peter le miró impaciente, se le hacía tarde. –Los chicos y yo vamos a ir a jugar bolos y nos preguntábamos si…

-Lo siento, Harry. Hoy estoy ocupado. –respondió el castaño cortante, dándose media vuelta, pero ésta vez Harry no se lo iba a permitir.

- ¡Hey, espera! –cogió a Peter del brazo, pero éste se sacudió el agarre bruscamente. El rostro de Harry se endureció. –Pete, ¿qué rayos pasa contigo? Llevas semanas evitando a todo el mundo y a duras penas te mantienes despierto en clases… -le dijo el muchacho frunciendo el ceño al ver las ojeras cada vez más marcadas en el rostro de su amigo.

Peter negó con la cabeza, aquella conversación le estaba poniendo incómodo y quitándole tiempo para buscar a Deadpool.

-No me pasa nada, Harry. De veras. Ahora, debo irme… ¡Suéltame! –chilló el castaño, sus ojos llenos de terror en cuanto Harry volvió a tocarle.

-Peter, sabes que eres un terrible mentiroso… eres mi mejor amigo, me preocupas… -el rostro del joven se suavizó, mostrando verdadero cariño por el castaño. Peter bajó la mirada, porque sentía los ojos aguados. –Pete… sabes que cuentas conmigo y puedes decirme lo que sea, ¿cierto? Por eso somos mejores amigos. Así que, si algo está molestándote o tienes problemas, siempre puedes…

-Déjame en paz, Harry… debo irme. Adiós. –Peter se echó a correr antes de que Harry pudiese detenerle, y el joven nada más vio a su amigo alejarse en silencio.

- ¡Harry! –le llamó una pelirroja, corriendo hacia donde el rubio se encontraba. MJ le miró confusa, primero a él y luego a Peter que salía disparado del instituto. - ¿Qué pasó? ¿Qué tiene Peter? –preguntó, consternada por el comportamiento del castaño durante las últimas semanas.

Harry nada más negó con la cabeza.

-No lo sé, pero lo que sea qué le haya ocurrido a Pete… es muy malo, MJ. Y de verdad empieza a asustarme. –susurró el rubio, como si temiese admitir eso en voz alta.

Ambos jóvenes se quedaron ahí, viendo la dirección por la que se había marchado su amigo.

O, al menos, lo que quedaba de Peter.

[…]

Peter chequeó la hora en su móvil de nuevo.

2:09 am, y todavía nada.

El castaño suspiró, exasperado.

-Karen, ¿nada de nada? –le preguntó al IA de su traje por enésima vez, como si no estuviese sintonizando la radio policial.

-Lo siento, Peter. Nada aún. –respondió la voz del traje, arrancándole otro suspiro de fastidio al joven. –Peter, no deberías hacer esto… mis sensores indican que no has dormido en setenta y dos horas. Estás deshidratado y esto es muy peligroso. El señor Stark y el Capitán no lo aprobarían.

Peter nada más rodó los ojos, ignorando a Karen por completo. A veces se preguntaba porque no había instalado un botón para silenciarla, pero la verdad era que muy a su pesar, sabía que Karen tenía razón… Harry tenía razón. “Pero no puedo dejarlo pasar, no esto” pensó el joven, la ira corroyéndole las venas y dándole la suficiente motivación para cumplir su único propósito por el momento: Cazar a Deadpool y hacerle pagar por lo que le había hecho… cosa que últimamente parecía imposible porque era como si el mercenario se hubiese desvanecido, no había sabido nada de él ni su paradero desde aquel encuentro.

<<…Atención a todas las unidades, tenemos un 10-80 entre la Avenida 44 y Kingston. Repito: 10-80 en progreso entre la Avenida 44 y Kingston…>>

Peter se puso alerta. Llevaba siendo Spiderman desde los quince años, por lo que se sabía la mayoría de los códigos policiales y sabía cuáles eran emergencias mayores que requerían de su participación y cuáles eran crímenes menores de los que la policía podía encargarse… salvo hoy.

-Karen, ¿qué es un código 10-80? –preguntó, saltando del edificio en el cual se encontraba y columpiándose hacia la Avenida 44.

-Código 10-80: Persecución en progreso. –respondió, y Peter sintió como la adrenalina estallaba en sus venas y le aceleraba el pulso.

Peter se detuvo en la cúspide de una torre en cuánto estuvo lo suficientemente cerca, las sirenas policiales y el sonido de un coche derrapando justo por debajo de él.

-Karen, acercamiento. –ordenó con voz de acero. El traje obedeció al momento y Peter pudo distinguir a varias patrullas persiguiendo a una camioneta a toda velocidad.

Peter abrió los ojos como platos cuando distinguió una figura roja, muy familiar sobre el techo del coche… intentando esquivar las balas que el conductor le disparaba. Sin pensarlo dos veces, Peter se lanzó hacia el coche, la ira y la adrenalina volviéndose una combinación letal en sus venas: Como fuego y pólvora, a punto de estallar. “Te tengo Deadpool… por fin, me las vas a pagar desgraciado” pensó el castaño, con una sonrisa maliciosa asomándose bajo la máscara.

- ¡Karen! ¡Activa el modo asesinato! –ordenó Peter, sus músculos contrayéndose en anticipación a lo que estaba a punto de hacer.

-Modo asesinato: Activado.

La visión de Peter cambió a como si fuese un francotirador, Deadpool siendo su objetivo. Peter estiró la mano y lanzó una telaraña, justo a la espalda del mercenario y tiró con fuerza, arrastrándolo bruscamente consigo sorprendiendo al mayor ante el inesperado ataque.

- Pero… ¡¿Qué putas mierdas?! –rugió el mercenario, volviéndose bruscamente y distinguiendo aquel colorido traje al instante. Sus ojos se abrieron con desmesura. - ¡Spidey! ¡Eres tú! –dijo, emocionado como si fuese un niño pequeño.

Peter nada más frunció el ceño, su ira incrementando a cada segundo que escuchaba la voz del mayor. Escuchó como el coche derrapaba tras de sí y se estrellaba contra alguna vitrina, pero no podía ayudar: Tenía un asunto pendiente con el tipo al que llevaba colgando y que no dejaba de parlotear emocionado, como si fuesen viejos colegas y éste fuese un reencuentro para ponerse al día con sus vidas. “Ya está, ya me harté” pensó un furibundo castaño, localizando un viejo edificio abandonado y sin más, arrojó al mercenario con todas sus fuerzas, sonriendo al escuchar varios cristales y vigas rompiéndose ante la fuerza del impacto.

-¡Joder, Spidey! Deberías tratar mejor a… ¡Eh! ¡¿Qué coño haces?! –preguntó el mercenario confuso, cuando sintió como un pie se le encajaba en la garganta, empezando a asfixiarlo. - ¡Spidey, espera…! –pidió, totalmente desconcertado.

Peter no contestó, nada más aumentó la fuerza con que apretaba la garganta de Deadpool contra el suelo, sonriendo de forma sombría cuando éste empezó a toser desesperadamente.

-Karen… mátalo. –ordenó el joven, su voz sin emoción alguna.

Fue entonces que Deadpool notó que los ojos de la máscara de Spiderman no eran blancos como de costumbre, sino rojos con pequeños puntos negros y brillantes dentro, como una especie de láser que brillaba en la oscuridad de aquel edificio.

{¡Santa Virgen de la Papaya! ¡Spidey nos está ahorcando! Qué sexy…}

<Y también nos quiere matar… espero que a pollazos, al menos>

Cuando un pequeño puntito rojo se posicionó sobre su sien, Deadpool tuvo que estar en desacuerdo con las cajas por primera vez en su vida.

Peter extendió la mano y empezó a sacarle la máscara.

Grave, gravísimo error.

Notas finales:

¡YAY!

Vale, ése ha sido el capítulo de hoy :3

Espero qué os haya gustado y si podéis me dejéis vuestro review, así sé su bella opinión ^^ Y sino, pues con saber qué alguien está leyendo éste fic me basta para seguir escribiendo ♥

En verdad espero qué os guste la historia y pese a mis complicaciones, os prometo tratar de actualizar al menos los fines de semana. Aún no sé realmente cuántos capítulos va a tener éste fic, pero sí tengo la historia dentro de mi cabeza así que sólo me queda seguir escribiendo a ver hacia dónde llega LOL

¿Qué creeís qué va a pasar con el mercenario y la arañita sensible? ¿Será qué en verdad Petey va a matar a DP? O.O ¿Por qué hablo cómo en un infomercial? XD Tendréis que seguir leyendo para enteraros…

¡ENFIN!

Hasta la próxima (?) sigan igual de sensuales y guapos :3

¡Un besazo! ♥


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