Por más que sus hermanos intentaran que ella saliera de su habitación no lo lograban, dentro de poco al que consideraba su verdadero amor se iba a casar con su prima y eso la hacía sentir devastada.
“Ya no quiero verlo otra vez
mi alma esta partida en dos por ti
no me importa el fuego en el que ardo hoy
dicen que estoy enferma de amor
que me levanto y vuelvo a caer por ti
cada vez que te apareces frente a mí.”
Curiosamente sus hermanos no sabían el motivo de su depresión, por más que intentaban hablar con ella del motivo por el cual estaba así, ella no les decía nada.
Un día, al verla tan mal, decidieron llevarla a San Mungo, una vez que llegaron hicieron que pasara a varias habitaciones y le realizaron varios exámenes.
“Porque sin ti no hay camino ni destino, estoy perdida
por que sin ti no me importan los minutos ni los días
porque sin ti no presente ni futuro sálvame...
de esta bella traición que mato mi razón...”
Antes de decirle los resultados a Sirius y Regulus, hablaron con Melanie.
- Tengo buenas o malas noticias, depende de cómo lo tomes- le dijo una sanadora sin ninguna expresión.
Melanie no sabía que esperar, tal vez tendría una enfermedad o la depresión hizo algo en su cuerpo que hacía que sintiera ganas de vomitar, así como unos antojos casi incontrolables de comer helado de chocolate con mermelada de calabaza y queso que, curiosamente, no le provocaban nauseas. Espero a que la sanadora le dijera los resultados y si había la posibilidad de que se pudiera hacer algo si es que era malo.
- Estas embarazada- dijo con una pequeña sonrisa. Melanie simplemente se quedó callada y parpadeo.
“Perdona si me olvido de ti
lo siento si agote la ilusión
no me importa el juramento que te di
me dicen que tu amor termino
que solo eres una canción de ayer
un suspiro que en el aire se quedó.”
La noticia de su embarazo cayó como un balde de agua fría para sus hermanos, las próximas semanas después de la noticia intentaron sacarle el nombre del padre para que él se hiciera cargo, pero ella no dijo ni una sola palabra, al ver que no diría nada dejaron de intentarlo, ahora solo querían saber qué es lo que haría Melanie.
- ¿Qué planeas hacer Melanie? – le pregunto Regulus un día en que los tres estaban sentados en el salón de la casa que compraron los tres, ya que nunca les gusto la Mansión Black.
- ¿Hacer con qué? – su cara no se notaba ninguna expresión, la Melanie que conocían ya no estaba, ahora solo era una sombra de lo que fue algún día.
- ¿De qué si planeas tener al bebé? – si su hermana seguía ahí, escogería la opción de no abortar, ella nunca fue de la idea de que un bebé era malo para una persona, al contrario, ella sería la primera en estar feliz de tener un bebé en la familia, ya que no le daría la misma educación que les dio sus padres, sería la primera en enseñarle que tanto Muggles como Mestizos eran iguales a los Sangre Pura, ósea que todos son seres humanos, con derecho de vivir como se les plazca sin perjudicar a los demás.
- Ese es el plan, lo había dicho antes, si llegara a tener un bebé lo tendría – su cara no expresaba nada, pero sus ojos mostraban determinación, firmeza y seguridad en sus palabras, Regulus y Sirius se miraron, suspiraron y sonrieron, en su mente hacían la promesa de siempre ayudar y apoyar a su hermana en todo, al igual que protegerla contra todos.
“Porque sin ti no hay camino ni destino, estoy perdida
porque sin ti no me importan los minutos ni los días
porque sin ti no presente ni futuro sálvame...
de esta bella traición que mato mi razón...”
Y así pasaron los meses, Sirius se casó con Severus y se enteraron a los 3 meses que venía una pequeña criatura con ellos, ahora Melanie y Severus estaban esperando un bebé y ambos se acompañaron cuando Sirius estaba ocupado con los negocios de la familia, quería darle un buen futuro a su bebé y a su sobrino.
A los 4 meses Melanie se enteró que su bebé iba a ser niña, ella estaba feliz desde niña siempre imagino que, si llegaba a tener hijos estos serían niñas, a pesar de que creció con niños, siempre vio cómo se llevaban sus primas y nunca les tuvo envidia ya que ella no cambiaría para nada a sus hermanos y los prefería a ellos, aunque siempre se preguntó cómo sería tener una hermana.
“Donde estarás... cuando mis labios te busquen
y donde estará el sueño tan dulce
que era de los dos....
fuiste mi bella traición...
fuiste mi bella traición ...”
Melanie tenía aproximadamente 8 meses de embarazo, sus antojos ya no eran tan descabellados, sus vómitos pasaron de más a menos, aun le dolían sus pies y su espalda le dolía horrores, sin embargo, seguía feliz, dentro de 1 mes más conocería a su pequeña.
A veces en las noches, cuando sus hermanos estaban dormidos, lloraba. No podía evitarlo, sus lágrimas salían solas y más cuando veía que estaba sola, sin el padre de su hija, lloraba aún más de solo recordarlo, pero ya no se sentía tan sola, tenía a sus hermanos con ella y sabía muy bien que nunca la abandonarían, Melanie tenía suerte ya que tiene unos muy buenos hermanos con ella, además de que tendría también a una sobrinita de parte de Sirius y Severus, y por lo que veía, Regulus estaba progresando con el hijo mayor de los Weasley-Nott, estaba feliz por sus hermanos, ya que se veía que estaban siguiendo con su vida.
Y así pasó el mes que le faltaba, Sirius, Regulus y Severus estaban en San Mungo, en la sala de espera, Melanie llevaba como 3 horas con la partera y en todo ese tiempo nadie salió a decirles nada de su hermana y su sobrina.
- Ya se demoraron mucho. - tanto Sirius como Regulus caminaban de un lado a otro, esperando que alguien se apiadara de ellos y les dijera que es lo que había pasado con Melanie y su hija.
- Es normal, un parto natural puede llevar de 12 - 24 horas, con Lynn fueron 6 horas. – trató de calmarlos pues en cada mujer varia un parto y más si es natural.
- Sólo espero que todo esté bien, ya que nadie se ha tomado la molestia de decirnos como va o como esta. – Regulus estaba entrando en ansiedad, llevaban mucho tiempo esperando.
Pasaron 3 horas más para que saliera la partera y les dijera que todo estaba bien y que había nacido una saludable y hermosa niña, los dejaron pasar a la habitación y vieran a Melanie y a la bebé.
- ¿Cómo estas Mel? – Regulus fue el primero en acercarse a la cama que estaba en la habitación, ella se veía cansada pero feliz.
- Cansada, pero muy bien – le pudo sonreír a su hermano con una sonrisa cansada pero sincera.
Una vez que Melanie pudo salir del hospital se fueron a la casa, ella estaba muy feliz con su bebé, era una pequeña niña de cabello lacio y negro, de ojos grises, una nariz perfilada, cara ovalada y a pesar de ser todavía muy pequeña, tenía sus rasgos definidos, en conclusión, era una Black al pie de la letra, la llamó Mirey Black.
“Porque sin ti no hay camino ni destino, estoy perdida
Porque sin ti no me importan los minutos ni los días
Porque sin ti no presente ni futuro sálvame...
De esta bella traición de esta bella traición...
De esta bella traición…
Que mato mi razón...
Que mato mi razón...”
La felicidad no le duró mucho, ya que se dio cuenta que los padres del padre de su hija se enteraron que Mirey es hija de Rodolphus y no querían tener a una nieta fuera del matrimonio, era probable que ellos le quisieran quietar a su bebé.
La última alternativa que tuvo fue que ella se fuera para así despistar a esas personas y así lo hizo, dejó a su hija con su hermano Regulus y comenzó así la historia de proteger a su única hija de las manos de la que se la querían quitar.
Solo esperaba que no tomara mucho tiempo, pero eso es otra historia.