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LA PAREJA DEL TIGRE SOLITARIO por LUNA OMEGA

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A parte de mis ya obvios problemas, el destino nunca había sido tan perra rabiosa como ahora mismo… y estaba odiando cada segundo.
 
Con pesar vi a mi hermano ponerse de pie y ser conducido a siete mesas lejos de mí, dejándome solo y rodeado de personas con las que ni muerto quería estar. Primero porque no los conocía y segundo porque era fácil darse cuenta que ellos tampoco estaban a gusto quedándose conmigo. Finalmente todas las manadas estaban reunidas y, como era la estúpida costumbre, los alfas organizaban una comida poco después del medio día para celebrar una reunión más y así tener una mayor convivencia. La noticia no me había caído bien cuando mi hermano me lo contó, pero no lo había odiado hasta el momento en que otro alfa oso llamado Nijimura había ido hasta la mesa por mi hermano y le dijo que ellos debían sentarse en la mesa central del comedor junto a los otros alfas. 
 
Y no, si no eras un alfa no estabas invitado a sentarse en esa mesa. 
 
Era algo que debía hacer, asi que después de mil promesas de que no tenía ningún problema con que él fuera a sentarse con los otros alfas, finalmente me dejó solo y se fue. Pude ver su pesar y preocupación por dejarme en una mesa rodeado de extraños, estaba seguro que él ya sospechaba sobre lo que me había pasado hace dos días en ese mismo lugar, pero gracias a dios no me exigió explicaciones y estaba tratando de darme mi espacio. 
 
Cuando era cachorro se me daba muy bien ocultarme de la vista de los demás, incluso estando frente a sus narices, asi que traté de encogerme todo lo posible en mi lugar y hacer que se olvidaran de mi existencia. Fue inútil sin embargo, al parecer había perdido esa habilidad hace mucho. Las mujeres por lo menos eran un poco más discretas que los hombres, y aunque no vi un desprecio puro en sus ojos como los de aquel día, ellos no estaban ni siquiera intentando ocultar su incomodidad por mi presencia. Algunos mantuvieron pequeñas y murmuradas conversaciones, pero en general toda la mesa estaba sumida en una tensión espantosa y no era difícil darse cuenta que era por mi culpa. 
 
Tal parecía que incluso los miembros de las manadas que no habían visto mi humillación ya sabían de mi discapacidad. 
 
El tipo sentado a mi lado, un hombre alto que apestaba a algún tipo de réptil, se encargó de dejármelo muy claro. Las palabras omega defectuoso dominaron la mesa antes de que me diera cuenta y de pronto ya nadie estaba siendo discreto al mirarme y murmurar sobre mí. Mi mente voló hacia Furihata-kun como una forma de escape y me pregunté qué había sido de él durante estos últimos días. Desde lo ocurrido no lo había vuelto a ver y eso me había puesto muy triste y preocupado, empeoró mi estado de ánimo. Yo no era conocido por ser bueno siguiendo mis instintos, pero algo me había estado molestado desde entonces y sospechaba que nada estaba tan bien como aparentaba. Aunque la atmosfera de todo el lugar siempre parecía tranquila y cargada de olores dulces, había algo que no dejaba de picarme la espalda, como si algo intentara llamar mi atención para que mirara sobre mi hombro y viera lo que estaba mal. 
 
Sospechaba que todo eso tenía que ver con Furihata-kun… y muy probablemente conmigo también.
 
-Oye ¿has visto al mudito? Lo he estado buscando desde que llegamos pero no lo he visto. ¿Su alfa no lo trajo este año?.- Mis ojos se abrieron a lo grande y me quedé sin aliento. Mirando sobre mi hombro observé a los hombres que ocupaban la mesa a mis espaldas y que estaban hablando muy fuerte. Enormes, con los ojos muertos y un aura perturbadora. Osos.
 
-No estoy seguro.- Respondió el hombre a su lado mientras escupía un hueso de pollo hacia su plato lleno de sobras. -Haizaki me dijo que Nijimura lo había traído, pero parece que la tierra se trago a la pequeña rata. No lo he visto tampoco- 
 
El hombre que había preguntado se sentó de lado y puso su codo en el respaldo de la silla. Una máscara de molestia cubriendo su cara. –Será mejor que aparezca o las cosas se van a poner feas con Liu, y conmigo también. Escuché de Himuro que su hermano le exigió un cachorro de esa pequeña puta a Nijimura. Uno defectuoso.- 
 
-¿Por qué mierda quiere Liu un defectuoso?.- Frunció el ceño su amigo. 
 
-No lo sé y no me interesa mientras esa puta aparezca.- Se rió, una risa tan macabra que me hizo estremecer de miedo. –El año pasado me quedé a la mitad, pero éste no. Va a pagarme por ese golpe que me dio antes de huir, y pienso hacer que lo sienta de verdad.- 
 
Su amigo se rió también. –Solo no lo vayas a matar, no creo que quieras empezar una guerra con esos osos negros bastardos y que luego Liu pateé tu trasero dentro de una jaula.-
 
El hombre bufó. -¿Qué más da si lo mato o no? Es solo un omega defectuoso. No seré ni el primero ni el último en darle una paliza. Puedo ser yo o puede ser cualquiera quien termine matándolo- 
 
-Tú lo dijiste, Liu quiere un cachorro de esa puta y si ya esta preñado ni siquiera te dejaran acercarte.- Se burló –Además, ¿si lo matas de dónde sacaremos a otro defectuoso para divertirnos, idiota? No son tan comunes los malditos- 
 
-No creo que eso sea un problema.- La mirada del hombre de pronto conectó con la mía y al instante regresé mi mirada al frente. Un miedo crudo creció y creció dentro de mi sin detenerse. Ese hombre seguía manteniendo su mirada sobre mí. Sabía que seguía mirándome.
 
-Oye ¿estás bien?.- Parpadeé y miré a la mujer que agitaba su mano frente a mí. Todos en la mesa se habían quedado callados y me miraban. Algunos con extrañeza y otros como si fuera un bicho raro. Seguro que me sentía como un bicho, diminuto pequeño bicho, en este momento. –Estas sudando mucho y también estas pálido. ¿Quieres que busquemos ayuda?- Negué y me puse de pie dispuesto a huir. Las voces de esos hombres me detuvieron de salir corriendo.
 
-A menos que sepas dónde hay otro, dudo mucho que eso no sea un problema imbécil.- Dijo el amigo riendo. -Van a patearte el trasero hasta la ciudad-
 
-Hay uno aquí-  
 
Grité y estrellé mi codo en el estomago de alguien,  no tenía idea de quién, pero lo hice porque me había tomado del hombro y, bueno, ¡me asusté!. El terror me inundó cuando pensé que se trataba del hombre que había estado hablando de Furihata-kun, pero me quedé petrificado durante un segundo cuando reconocí a la persona detrás de mí. Mi hermano llevó una mano al área afectada de su abdomen pero mi golpe no parecía haberle causado ningún daño físico, probablemente ni siquiera le sacaría un moretón. Me miró sorprendido, luego la confusión brilló en sus ojos y finalmente sus ojos se entrecerraron. No tenía idea de por qué estaba ahí, pero cerré los ojos y maldije mentalmente cuando me dí cuenta que el hombre réptil que estuvo sentado a mi lado estaba detrás de mi hermano, con la boca abierta. Él había ido a avisarle... creo.
 
Tendría que dar muchas explicaciones.  
 
Mi hermano abrió la puerta de nuestra cabaña y me dejó pasar primero. Inmediatamente fui al pequeñísimo sofá de la sala y dejé caer mi trasero como peso muerto sobre él. Coloqué mis manos sobre mis rodillas y llevé mis manos a mi cabeza. En cualquier momento iba a explotarme la cabeza. Mi hermano fue hacia la pequeña cocina que había pasando la sala y regresó con dos vasos, uno de agua, otro con jugo y unas pastillas. Suspiré con alivio y me pasé las pastillas en seco, luego me bebí toda el agua y me dejé caer en el sofá. Aún me sentía transtornado.
 
Mi hermano tomó asiento en el sofá individual frente a mí y tomó un gran trago de su jugo antes de hablar. -¿Vas a decirme lo que pasó?.- Infantilmente hice un sonido con mis labios y mi lengua y mi hermano se rió, entendiendo mi explicación. –No vas a librarte de esto haciendo eso Tetsuya. Sé que esto es importante- 
 
“¿Qué te hace pensar que lo es?.”  Lo reté.
 
-No lo sé, ¿tal vez el moretón que me aparecerá después del golpe que me diste?-  
 
“Como si eso fuera posible, seguro ni te hice cosquillas.” Suspiré. “Lo siento hermano, pero de verdad no quiero hablar de eso”  
 
-¿Alguien te dijo algo que te hizo sentir mal? ¿Te lastimaron?- 
 
“A mí no” 
 
Mi hermano frunció el ceño -¿Entonces a quién?- 
 
Miré a mi hermano y supe que él no iba a dejar pasar esto. Una parte de mí lo agradecía, porque se preocupaba mucho por mí, pero la otra no estaba tan a gusto. Pensé en Furihata-kun otra vez y no pude evitar que un nudo se formara en mi garganta. Esperaba que estuviera bien. “Conocí a alguien cuando llegamos a este lugar. En el comedor.”  
 
Mi hermano se inclinó hacia adelante y me prestó toda su atención -¿Es un buen hombre, te trata bien?.- 
 
“No es eso. Él es bueno y lindo, pero no estoy teniendo ese tipo de interés por él hermano. No lo malinterpretes." fruncí los labios y miré el piso "Esa persona es… como yo.”  
 
-Pequeño y lindo- 
 
Rodé lo ojos. “¡Tiene una discapacidad como yo!”  
 
-Ya lo sé, no te enojes. Solo estaba bromeando.- Mi hermano dejó ir el aire con pesar y se recargó completamente en el sofá. La cara que puso la conocía bien, él estaba enojado por alguna razón y la comprensión me iluminó de repente. –Furihata Kouki ¿no? El omega mudo- explicó, confirmando mi corazonada.
 
Me puse de pie de un salto y caí de rodillas frente a él. Seguro tenía una mirada de maniaco cuando me miró, pero no me importaba “¿Cómo lo sabes? ¿Lo conoces?” 
 
-Todos lo conocen Tetsuya. Puedes preguntarle a cualquier idiota por aquí, incluso a las mujeres, y todos sabrán con seguridad de quién les estas hablando.- Chasqueó la lengua y se pellizcó el puente de la nariz, como si todo el tema le causara jaqueca –Tú sabes que no había asistido a esta cosa hasta que no tuve más remedio que hacerme cargo de la basura, pero creo que él fue traído aquí incluso antes de cumplir la mayoría de edad.- Mi hermano levantó la mano y me detuvo antes de que pudiera preguntar -Jamás he hablado con él, asi que no me hagas preguntas personales porque no sé nada aparte de que su alfa es un bastardo. Nijimura Shuzo es un paracito- 
 
Conocía ese nombre, recordaba al portador de ese nombre llevándose a mi hermano para sentarlo en la mesa de los alfas y dejándome atrás. Tragándome un sollozo apreté los labios. “Desde aquella vez no lo he vuelto a ver hermano y estoy preocupado. Escuché cosas horribles en el comedor y por eso me alteré, cosas que le han hecho solo por ser un omega con discapacidad” 
 
-No dejaré que eso te pase nunca Tetsuya, no tienes nada qué temer.- Mi hermano me dio una sonrisa triste y acarició mi mejilla con cariño. –Viniste aquí a buscar una pareja, a formar una familia, y estoy dispuesto a matar a cualquiera que intente arrebatarte eso.- 
 
Le creía, sabía que él cumpliría su palabra de matar al que intentara evitarlo, ero eso no alivió por completo el peso en mi corazón. Tener una discapacidad no tenía que ser la causa de un abuso tan bárbaro y cruel, y no estaba dispuesto a tolerarlo ni en mí ni en nadie, menos en alguien tan dulce como Furihata-kun. “Hermano tenemos que ayudar a Furihata-kun. Él no merece ser tratado de esa manera. Es intolerable.” 
 
-Lo entiendo Tetsuya. Lo sé pero…- Mi hermano gruñó y maldijo –Ese chico no quiere ayuda ¿de acuerdo?, no tiene intensiones de dejar a su alfa y a su manada.- 
 
Palidecí, eso no podía ser verdad. "¡¿Por qué?!.” 
 
-No tengo idea, nadie lo sabe. Muchos alfas buenos le han ofrecido su protección, pero ha rechazado a todos. Lo que sea que lo retiene con Nijimura y su manada debe ser muy fuerte, lo suficiente como para soportar toda esa mierda.- Mi hermano parecía muy irritado, pero siguió hablando suave para mí. -Desgraciadamente no podemos hacer nada si él no esta de acuerdo. Se consideraría una violación a las alianzas y una declaración de guerra. Lo siento Tetsuya, pero no puedo arriesgar tu vida y la de nuestra ingrata manada por ese omega- 
 
Negué. "No tienes la culpa hermano” Tragando duro me puse de pie y me alejé de mi hermano en dirección a la puerta. 
 
-¿A dónde vas?- 
 
“Saldré un momento. Necesito estar solo”. Huí antes de que mi hermano protestara y cerré la puerta con fuerza, esperando que eso lo hiciera desistir de una persecución tras de mí. 
 
El impulso de salir corriendo en busca de Furihata-kun era fuerte, pero me detuve en seco cuando me dí cuenta que afuera había comenzado a llover. Era apenas una brisa que te acariciaba la piel, pero seguro que pronto se convertiría en una fuerte tormenta por los nubarrones que se aproximaban. Tomé una sombrilla vieja que estaba recargada a un lado de la puerta y caminé fuera del porche directo a las cabañas donde almacenaban la comida y otros artículos. No saquear el lugar, pero yo de verdad necesitaba una malteada de vainilla para calmar mis nervios y no había otro lugar donde pudiera conseguir lo que necesitaba. El comedor no era una opción. Mientras caminaba no me topé con nadie y no pude evitar ponerme a llorar, parecía que todos los demás seguían en el comedor, asi que no me contuve y dejé salir mi rabia y mi dolor. 
 
Quería golpear algo, morder a alguien hasta sacar sangre o simplemente gritar. La situación era absurda y tuve deseos, por primera vez en mi vida, de matar a alguien. Preferiblemente a ese alfa Nijimura y a esos osos que hablaban en el comedor. No era tonto, entendí perfectamente la referencia, y me pregunté si así era como todos me veían en este lugar. Como un omega defectuoso del que todos podían abusar a la primera oportunidad. Una cosa eran los insultos y las malas miradas, pero ser abusado sexualmente y luego ser obligado tener cachorros para que recibieran el mismo dolor que tú, era algo completamente diferente. 
 
Pensé en los cachorros que algún día quería tener, en la amorosa pareja que deseaba tener, el hogar que quería construir... Y el peso del miedo me cayó encima dolorosamente. Mis ilusiones y mis sueños se destrozaron y mi corazón también. Recordé las palabras del hombre en el comedor y pude sentir como el miedo me consumía. Tenía a mi hermano, su protección y su palabra, y sabía que no tenía por qué tener miedo de esos idiotas, pero no pude evitarlo. Yo sentía que iba a vomitar de solo pensar en sus asquerosas manos sobre mí... de pensar que me morderían. Solo una mordida bastaba y yo...
 
-¡Maldita hija de puta!.- Alguien gritó de repente.
 
Me sobresalté y llevé una mano a mi pecho, mientras miraba a todas partes buscando al responsable. Estaba paranoico y eso me había asustado a muerte. Si mi hermano estuviera aquí seguro diría algo como que ese grito le sacó la mierda, y eso había sido justo lo que me pasó. Me detuve y me quedé petrificado cuando divisé una sombra oscura moviéndose dentro del hueco de un árbol a pocos metros de mí. El pensamiento de salir corriendo en la dirección contraria pasó por mi cabeza. No tenía idea de qué era esa cosa, pero entonces me di cuenta de que se trataba en realidad de una persona. Más específicamente un hombre con vaqueros y una sudadera completamente negra. La capucha cubriendo su cabeza me impedía ver su rostro, pero estaba seguro.
 
-Estúpida lluvia. Mierda, mierda, mierda.- Repetía. 
 
¿Lluvia? Miré el cielo cada vez más oscuro y fruncí el ceño. ¿Estaba escondido en el hueco de ese árbol porque le tenía miedo a la lluvia? Observé al hombre con cuidado y me dí cuenta de que no era un hombre pequeño. Incluso en la posición en la que estaba acurrucado dentro del árbol podía darme cuenta de lo alto y grande que era, tenía más masa muscular que mi hermano y todo en él parecía definitivamente más grande que mi hermano. ¿Cómo era posible que un hombre así le temiera a la lluvia? Tal vez era un felino, a ellos no les gustaba mucho el agua sino era para bañarse. 
 
O tal vez solo era un malentendido.
 
Curioso me acerqué, justo cuando el hombre habló otra vez. Su profunda voz atravesó el pesado sonido de la lluvia al caer y me sorprendí al detectar el ligero temblor en ella. Su cuerpo también estaba temblando, de frío o de miedo no estaba seguro, pero mi corazón se agitó con una ternura inexplicable por el miedo que el hombre grande tenía por un poco de agua mojando sus pies descalzos. –Odio este lugar.- Lo escuché decir. Sonaba enojado también, pero el temblor definitivamente estaba ahí.
 
Inhalando profundamente, llegué hasta que solo dos metros nos separaban. La combinación del olor de la tierra mojada y naranjas golpeó mi nariz, provocando un cosquilleo en mi vientre que jamás en mi vida había sentido. Nunca. Yo también odio este lugar, nunca debí haber venido, quería decirle, pero obviamente no podía hacerlo. En su lugar me incliné y dejé la sombrilla que traía en el suelo cerca de él, procurando que la tierra mojada no la manchara demasiado. El hombre se tensó y me gruñó cuando se dio cuenta de mi presencia, pero no me asusté, solo bajé la cabeza en señal de que no estaba buscando invadir su espacio y empujé la sombrilla más cerca de él, intentando que entendiera lo que realmente quería hacer. No me importó cuando mi cuerpo comenzó a empaparse con la fría lluvia, solo no quería que él se mojara dentro de ese solitario árbol. Mi sombrilla lo ayudaría a escapar de ahí y de la lluvia. 
 
Cuando él no me gruñó más y vi que su gran mano se estiró para tomar la sombrilla, me sentí emocionado y no pude evitar sonreír. Sin embargo, no podía entender mi propio comportamiento, asi que me puse de pie y salí corriendo de ahí, de regreso con mi hermano.
 


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