— ¿Akane-chan?
Despegué mis ojos de la revista entre mis manos, enfocándome en el recién llegado. Un chico de mi edad, claro estaba, con el mismo uniforme escolar, solo que no traía consigo el saco azul, solamente la camisa blanca, arremangada a la altura de los codos. Venía con un semblante arrogante. No era más que un chiquillo inexperto, yo mejor que nadie lo sabía.
— ¿Qué quieres?
— ¿Sí eres Akane-chan? Del servicio de chicos t…
Que mejor manera de quitarle ese gesto que con un beso. Y me divirtió verle con los ojos bien abiertos y las mejillas encendidas en un rojo que competía con el de las cerezas.
— ¿Eres idiota? Eso no puede decirse en la escuela
—Tú robaste a mi cliente ayer
— ¿Pero qué dices, chico nuevo? Quien llegue primero gana, cualquiera lo sabe
Y su semblante endureció, frunciendo las cejas de una manera un tanto adorable.
—Aoi-chan, ya me habían hablado de ti esta mañana
—Mi nombre es Sora
—Y el mío Shun—Y me divirtió verle más enfadado—No quiero que me llames Akane aquí, aprende a diferenciar, chico nuevo, esto es la escuela
—Por culpa tuya me arregle para nada, ¿Tienes idea de lo cortísimo que era mi vestido? Era entendible que después tuviera… p-pues…
—Oh, ¿Así que llegaste al lugar de encuentro? Qué pena, seguro te veías lindísimo con una erección
—Eres un idiota, ya no te entrometas en mi camino
—De lo que te perdiste, ese hombre tenía un pene enorme
— ¿U-un p-pene…?
— ¿Eh, pero de que te sorprendes Sora-kun? No me digas que no has tenido tu primera experiencia—Se enfado aún más, sin embargo con esas mejillas rojas no me lo podía tomar enserio, por lo que solo me reí de él—Puedo ser el primero…
— ¿Q-que dices…?
—De todas formas, estoy seguro que en el servicio me pedirán entrenarte, después de todo soy el que mejor experiencia tiene…
Se vio pensativo, miró a ambos lados y sin pensárselo más asintió con la cabeza; Ya se le veía menos enfadado, pero sin duda nervioso, lo sentía, por lo que sonreí ampliamente. Este chico no sabía con quien se metía.
Lo llevé hasta los baños en el club de natación, nadie estaría ahí en aquella hora, seguramente estarían almorzando. Le pedí que esperara en lo que iba a buscar un par de cosas. Nada me era más divertido que jugar con chiquillos ingenuos como él.
Tome dos bañadores de chicas, colocándome uno enseguida. Saqué de mi mochila dos pares de medias largas, siempre las traía conmigo para alguna ocasión especial; Seguro que al rubio le quedarían bien las otras, eran rosadas y no era mi color favorito después de todo. Una vez listo, cerré la puerta de los baños, no quería problemas. Fui hasta Sora y le mostré el bañador, sonriendo ampliamente al ver su rostro más que sonrojado.
— ¿P-para que el bañador?
— ¿Eh, no es obvio, Sora-kun? Debes colocártelo antes de comenzar, anda, se te verá bien, estoy seguro. Además, estaremos iguales, ¿Ves? También llevo uno
—P-pero no me veas mientras me cambio, por favor…
¿Qué tan ingenuo eres Sora-kun? Reí para mis adentros, girándome para evitar mirarlo, dándole la privacidad que pedía. Por fortuna, y como si fuese un mismísimo demonio, sonreí con maldad al notar un pequeño espejo pegado en los casilleros de las chicas, cuanto lo agradecía, observaba a Sora sin que este se diera cuenta.
Mi pene pareció reaccionar enseguida. Maldita sea, nunca me había pasado solo con ver. Sentí mis mejillas calientes y me fue imposible el apartar la mirada del pequeño cuerpo que comenzaba a desnudarse lentamente.
Pequeños, y algo erectos, pezones rosados, tenía una cintura delgada, y su piel era de un blanco lechoso, muy bonita, un poco más pálida a la mía. Su rubia cabellera se alborotó un poco más al momento de quitarse la camisa. Llegó el momento de sus pantalones, y dios mío, creo que se me levantó un poco más.
Pasé saliva nervioso, continuando con el espectáculo gratuito. Su bóxer era ajustado, se le amoldaba bien a su redondo y rosado trasero, pero sin duda se veía mejor sin él. Comenzó a colocarse el bañador, lentamente, o al menos así lo parecía.
Por dios, Sora-kun era tan…
—Y-ya estoy listo…
Sus mejillas se mostraban rojas, y apretaba sus labios de una manera adorable, mirándome de vez en cuando; Sonreí con maldad de nuevo.
—Qué lindo te ves Sora-kun… Acuéstate en la banca
—P-pero…
—Te voy a enseñar, anda, date prisa
—B-bien…
—Abre las piernas, sí…justo así, un poco más, sin vergüenza, solo estamos tu y yo…
El bañador era ajustado, provocando que sus pezones se notaran, al igual que su pequeño paquete. Estaba con las piernas abiertas, mirando hacia otro lado, evitándome por completo.
—Muy bien…
Primero fui a sus pezones, mordiendo sobre la delgada tela.
— ¡Ah, Shun!
Pasé mi lengua una y otra vez, formándose una mancha grisácea en el bañador blanco debido a la humedad de mi saliva; Pasé al otro, dando círculos con mi lengua, dejando salir esos obscenos sonidos a la par de Sora, es que era tan caliente… Seguro me correría pronto de solo escucharlo gemir.
—Ah, Sora-kun…
Lo cargué un poco y sin mucha delicadeza lo arroje al suelo, quejándose de inmediato, mirándome molesto. Sonreí de nuevo, ya se me estaba haciendo costumbre con él. Me subí a su cuerpo, pero esta vez mi cabeza quedó en su pene, así como el mío frente a su boca, recreando un perfecto 69.
—Shun… q-que estas…
—Solo has lo mismo que yo
Levanté un poco el traje de baño, apartando solo ese pedazo de la tela, estirando lo más que se podía, sacando el erecto pene de un avergonzado Sora.
—Vaya, es igual al mío… que lindo…
— ¡Ngh, ahh, Shun!
Lo metí a mi boca sin dudarlo, estirando ligeramente el prepucio con mis dedos, sabía que era una parte delicada, pero sin duda era quien mejor lo hacía. Sora gemía cada vez más fuerte, su cuerpo temblaba y sus caderas se empujaban más contra mi boca.
—T-tú también Sora-kun…Ahh…
Supongo que entendió la indirecta al ver cómo me movía frente a su rostro; No tardó mucho, casi al instante sentí como de igual manera abría un poco el bañador, lamiendo mi ano y mis testículos.
— ¡Sora-kun!
— ¡Ahh Shun…v-voy a…!
—Sí Sora-kun, sigue ahh…sigue así…
Comencé a chupar con mayor intensidad; Lo saqué de mi boca y pasé mi lengua hasta el final, llegando a sus testículos, degustándolos de la misma manera en que él lo hacía con los míos. Llegué hasta su palpitante agujero e igualmente me entretuve ahí, pasando mi lengua hasta lograr dilatarlo, llegando lo más lejos que podía.
Esta vez era el pequeño rubio quien me hacía un delicado oral, no era bueno ni malo, después de todo era su primera vez. Tenía sus delicadas manos en mis caderas, enterrando sus uñas ligeramente, no me importaba mucho, después de todo se sentía más excitante. Moví un poco más mi cuerpo, embistiendo por completo su boca; Que buena mamada estaba haciendo. Aquellos gemidos acallados por mi pene se escuchaban aún mejor, era tan delicioso, era el sexo más bueno.
No había viejos pervertidos, no había penetraciones dolorosas ni penes arrugados. Este era el sexo más delicioso que había tenido, ni con otros chicos me había excitado tanto como ahora.
—Shun…Ahh…
—S-Sigue Sora-kun…n-no te detengas…
Le embestí aun más fuerte, no quería darle tiempo ni de respirar, no cuando estaba sintiéndome tan bien. Deje su ano y fui a engullir nuevamente su pequeño pene. Ahora esos deliciosos gemidos acallados provenían de ambos; Nos movíamos con rapidez, embestíamos con fuerza la boca del otro, era bueno, muy bueno.
Unos cuantos movimientos más y sentí su esperma en mi boca, tragándomela toda. Sin duda era muy diferente, la sensación y sabor era muy distinto a un adulto, era mucho mejor sin duda alguna. Moví mi cadera más fuerte, y sentí el potente orgasmo, llenando de igual manera la boquita de Sora, seguro se veía adorable todo sucio.
Me levanté y fui hasta su lado, dejándome caer de nuevo, espalda al frío suelo.
—Shun…eres increíble…
—Tampoco estuviste mal, Sora-kun… lamento haber arruinado tu primer trabajo...
Mentira, esto fue mucho mejor, de mil maneras.
—No importa, estoy bien…me gusto estar contigo, fue muy rico…
Enserio, ¿Qué tan ingenuo eres, Sora-kun?
De nuevo la tenía dura por su culpa…