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Sálvate a ti mismo por Ilusion-Gris

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—Hey, pequeña mierda...

La voz ajena y antipática llegó distorsionada a los oídos de Sasuke; obligándolo a salir del sopor que le había invadido hasta ese momento.

—¡Escoria, levántate! —Abrió la puerta de la jaula con una fuerte patada—. Te sacaré de aquí para que puedas hacer tus jodidas necesidades...

El prisionero estaba tirado boca arriba e intentó enderezarse, pero el cuerpo no le respondió, ni siquiera fue capaz de girar la cabeza para identificar al tipo que había irrumpido tan escandalosamente; y después de un incómodo minuto, sintió el metal frío de unas esposas rodearle las muñecas.

—Eres una molestia —dijo sosteniéndolo con rudeza por la nuca—. ¡Mierda! —Se quejó con asco cuando unas gotas de sudor del rehén le humedecieron las palmas de las manos.

Dejó caer la cabeza de Sasuke, que estaba al borde de la inconsciencia, importándole poco el sonido sordo de su cráneo contra el duro piso pulido.

—¡Hijo de...! —No terminó de pronunciar aquello cuando ya estaba pateando las costillas del debilitado Uchiha que estaba empapado en sudor producto de la fiebre que había tenido en la madrugada y que ahora parecía abandonarle—. Deberíamos entregar tu cuerpo inerte y decir que intentamos protegerte, pero que al final fue inevitable tu muerte —expulsó cada palabra con desprecio y de mala gana cubrió la cabeza del chico con una bolsa negra de tela.

Deidara conocía a Sasuke gracias a Itachi. El odio que le producía era más que evidente.

Sosteniéndolo sin una pizca de delicadeza, lo metió en el baño que estaba enseguida del cuarto en el que lo mantenían preso. Lo arrojó a la regadera y cerró la puerta tras de ellos.

—Me sorprende que no te hayas hecho encima —pronunció con ironía—, lo soportaste muy bien... ¿Cuánto tiempo? ¿Dos? ¿Tres días? Lo siento, he tenido mejores cosas que hacer que ocuparme de ti.

Se inclinó para quitarle la bolsa, y no sintió remordimiento al contemplar de cerca el rostro demacrado y las cuencas vacías, que parecía, tenía por ojos.

—Entonces... ¿Qué esperas para matarme? —enunció sin miedo.

Deidara observó la expresión del menor volverse desafiante y aquello solo incrementó su aversión.

—Si dependiera de mí ya no estarías respirando, te habría volado brazos y piernas desde el inicio y tu cabeza se la habría llevado en una bandeja a tu querido hermano —dijo mientras lo empujaba para que quedara con la espalda pegada a la pared.

—Ya no es mi hermano, él y yo ya no tenemos nada en común —respondió con los dientes apretados y lamentando no tener la fuerza para escapar de allí.

—¡Son unos bastardos, unos asesinos y unos cobardes! —Con las manos rodeó el cuello de Sasuke—. Ustedes nos han convertido en esto, mírame bien y recuerda por siempre todo el daño que nos han causado —pronunció con fuerza y se acercó lo suficiente para que sus ojos quedaran a la altura.

—Si los odian tanto ¿por qué ahora están intentando unírseles? —Sintiendo asfixiarse preguntó con dificultad.

La frente del rubio se surcó de arrugas y sus cejas se unieron en una expresión de disgusto.

—Sabemos que después de la era desértica viene una era glacial, apenas logramos sobrevivir, pero no tenemos forma de hacerlo cuando todo comience a congelarse... —Tomó un respiro antes de continuar, intentando superar el conflicto interno que le provocaba el tema—: No tenemos opción, ustedes nos quitaron todo y se lo quedaron para su único beneficio, solo nos dejaron una enfermedad caótica y lo peor de nosotros mismos. Nos orillaron a actuar con nuestros más bajos instintos mientras ustedes se escondían e ignoraban nuestro sufrimiento... ¿Tienes idea de lo que hemos pasado? ¿Tienes una jodida idea de cómo es que hemos conseguido seguir cuerdos? ¡¿La tienes?! —La rabia lo superó y apretó con más fuerza el cuello de Sasuke.

Al intentar apartarlo solo consiguió deslizarse por los azulejos hasta quedar recostado en la regadera.

—Yo... no soy... —Expulsó dolorosamente por la falta de aire—. No soy como ellos —consiguió decir por fin.

—¡¿Qué no eres como ellos?! —Soltó la carcajada, una llena de amargura y rabia contenida—. ¡Eres uno de ellos! ¡Eres parte de ellos! —Lo soltó y con el puño cerrado lo golpeó en la mejilla.

Sasuke no tenía la fuerza necesaria para detenerlo, ni para defenderse, en realidad, sentía que merecía aquello, aunque por dentro deseara salir de allí y refugiarse.

—Decidí no ser parte de ellos... —Era lo único que planeaba decir en su defensa.

—¡Oh, Uchiha! —Exclamó sujetándolo por la playera holgada que le habían permitido conservar—. Aunque lo niegues, incluso, aunque lo que digas sea un poco cierto, llevas en tus venas su sangre...

No se contuvo más tiempo y comenzó a descargar su furia en el rostro del hermano pequeño de la persona que más odiaba.

El que llevaba una semana y media siendo prisionero sintió su cabeza impactar una y otra vez contra el frío suelo y los nudillos del rubio. Tosió sangre producto de una patada en el estómago y su visión se volvió borrosa.

—¡Mis padres, mis hermanos, mis amigos! ¡Lo perdí todo por ustedes! —Le gritó poseído por la rabia y el dolor—: ¡Tuve que matar a mi madre! ¡¿Acaso comprendes lo que se siente el ver el rostro de la persona que más amas y tener que apuntarle en la cabeza con un arma?! ¡¿Tienes una idea de lo mucho que me odio por acabar con su vida de esa cruel forma?! ¡¿De qué mi último recuerdo de ella sea de su expresión trastornada y sin ser capaz de reconocerme?!

Aún consciente escuchó atento sus palabras y cerró los párpados para imaginar el dolor contrario y olvidar el suyo.

—¡Lo jodieron todo, lo que hicieron no tiene remedio, yo solo quiero entrar y matarlos a todos ustedes! —Tomó al Uchiha por la nuca para obligarlo a enfrentarlo—: Los demás quieren sobrevivir, los demás quieren continuar... —Susurró con cierta burla en la voz y con las facciones distorsionadas—. Son unos idiotas, ¿para qué seguir viviendo? ¡¿Para qué seguir recordando?! ¡Ahh!

Con fuerza azotó la cara del menor contra la pared, alimentando así la ira que lo embargaba, una y otra vez hasta que la sangre pintó los blancos azulejos.

—¡Es todo su culpa, es todo por...! —Sintió un tirón en el cabello que lo obligó a caer de espaldas.

—¡Suficiente, largo de aquí! —ordenó Neji que ya estaba junto al prisionero.

—¡No he terminado! —Hizo ademán de levantarse, pero el arma apuntando en su dirección le impidió completar la acción.

—He dicho que te largues —pronunció con rudeza y lo observó sin dejar de apuntarle—, ahora o te arrepentirás —cada palabra salió impregnada de desprecio.

El rubio retrocedió en el suelo y cuando estuvo cerca de la puerta se levantó.

—Aún no he terminado con él...

Una bala pasó rozándole la oreja.

Deidara se quedó paralizado del miedo.

—¡Que te largues! —gritó perdiendo la paciencia y conteniendo las ganas de matarlo.

En un instante el mayor de los tres desapareció.

Neji dejó el arma en el suelo y tomó con cuidado a Sasuke acomodándolo en su regazo.

Las paredes y el piso del baño estaban manchadas de la sangre del chico. Sintió que el estómago se le revolvía y perdiendo la compostura reflejó en su rostro lo asustado que estaba por la situación.

Deidara no era el único en el refugio que le guardaba rencor, de hecho, se podría decir que no había ni una sola persona ahí que no sintiera odio hacia el Uchiha.

Todos en el refugio habían descubierto la verdad gracias a Deidara, que se enteró porque lo descubrió por el hermano de Sasuke. Era inevitable que no sintieran ni un poco de empatía por el prisionero.

Desde el inicio sabían que Sasuke era su salvación y a la vez, parte de su actual situación. Lo odiaban tanto como a su familia.

Neji también lo culpaba, también deseaba verlo sufrir y retorcerse del dolor. Pero Neji había visto por sí mismo quién era en realidad Sasuke Uchiha.

Sasuke estaba solo, sin esperanzas ni ilusiones, asustado como un pequeño cachorro, escondiéndose y con temor, destruido como ellos, pero de una forma diferente.

Ellos lamentaban la pérdida de seres queridos, habían afrontado y tenido que superar la destrucción de su mundo entero. Sasuke, él sabía que las personas que amaba habían ocasionado todo aquello y cargaba en sus hombros la culpa, la arrastraba a todas partes y no se permitía ni un poco de misericordia. Creía que no merecía nada, que la muerte de una forma horrorosa ni siquiera podía expiar sus pecados. Estaba equivocado.

—¿Qué sucedió aquí? —preguntó Naruto agitado, había corrido en cuanto notó que Deidara regresaba alterado al cuartel.

Neji tragó saliva con dificultad y apartó cualquier sentimiento que expusiera su vulnerabilidad.

—Ve por medicina para tratar sus heridas —pidió poniéndose de pie y cargando consigo a Sasuke.

El azabache llevaba diez días con ellos y había perdido mucho peso, no le costó tomarlo en brazos, ni le sorprendió que estuviese tan ligero.

[...]

—Deberías ir a descansar, yo lo cuidaré —ofreció Naruto al ver que su compañero estaba por quedarse dormido con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

Negando con la cabeza se levantó y por tercera vez en la última media hora comprobó que Sasuke continuase respirando.

—No, yo me haré cargo de él hasta que se recupere, puedes irte, no te preocupes —le dijo acomodándose junto al Uchiha.

Habían bajado una colchoneta para recostarlo, en todo el tiempo que Sasuke estuvo allí, durmió en el suelo sin siquiera una almohada.

—Pero tú...

—Gracias por ayudarme a curarlo —le cortó con voz amable.

—Bueno... yo... —habló con nerviosismo, nunca había recibido tales palabras por parte del castaño.

—Cuando subas puedes decirle a Hinata que pasaré aquí la noche —mencionó para recordarle que debía marcharse.

—Bien... —dijo aún confundido.

[...]

Cuando abrió los ojos creyó que había muerto.

La luz como de una fogata estaba a su costado y el silencio absorbía por completo todo el ruido.

Quiso enderezarse, pero cada músculo dolió en protesta por la acción y un gemido involuntario salió de sus labios.

—Quédate quieto... ¿Quieres que te traiga algo?

El rostro de Neji apareció encima del suyo.

¿Estaba realmente muerto? Se preguntó intentando recordar algo.

—Lamento todo esto —se disculpó con sinceridad—. Debí asegurarme de que estuvieses comiendo y de que te encontraras bien... y Deidara no debió...

Poco a poco un atisbo de lucidez brilló en sus ojos.

Ambos permanecieron en silencio, sin atreverse a irrumpir la tranquilidad que se había instalado en aquellas cuatro paredes.

Neji había conseguido una lámpara que iluminaba tenuemente el lugar y la colchoneta estaba fuera de la jaula, no quería volver a meter a Sasuke allí.

—Él tiene razón —comentó con calma—. Soy parte de ellos... Sabía lo que ocurriría y no hice nada para impedirlo, solo me alejé creyendo que de esa forma no sería culpable.

—Tú solo no podías detenerlos —razonó—, te habrían matado.

—Aun así debí intentarlo, pero lo único que me importó fue mi propio bienestar... No quería ser el causante de esto, y tampoco quería exponer a mi familia. Soy peor que todos ellos.

No le gustó ni un poco la forma en la que habló, aunque tiempo atrás hubiese deseado escuchar aquello.

—Reaccionaste como una persona normal reaccionaría, hiciste lo que muchos hicimos... Corrimos y nos alejamos de los problemas. Ignoramos a aquellos que en nuestras manos pudo estar la salvación, todo por no sacrificarnos —susurró con voz trémula—: No eres mejor o peor que nosotros, hemos sido egoístas y solo así hemos logrado seguir de pie. —Sasuke pareció no escucharlo y eso le molestó—: Tengo grabados los rostros de las personas que utilicé como suelo para no caer... Quizá en tu lugar me habría ido con ellos. Me habría elegido por encima de los demás.

—No lo habrías hecho —murmuró rendido.

—¿Cómo estás tan seguro? —lo cuestionó con cansancio.

La temperatura descendió, y aunque parte de la calefacción se filtraba hasta el sótano, cada día el frío se hacía más evidente.

—Te vi correr por esos niños sin pensarlo, te vi frente a mí dispuesto a morir por conseguir capturarme, he visto tu rostro en aquellos momentos, no piensas en ti mismo...

Después de pronunciar aquello Sasuke se permitió abandonar por el dolor, la tristeza y la soledad, cerró los ojos y se abrazó a la inconsciencia.

Notas finales:

¡Muchas gracias por seguir leyendo!


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