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Sálvate a ti mismo por Ilusion-Gris

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Hemos nacido en el tiempo equivocado
Somos los hijos del futuro arrebatado
Nos conocemos solo con mirarnos
Nos encontramos como dos aves de paso

Hemos crecido con los puños apretados
Somos los dueños de un país imaginario

"Amaral-En el tiempo equivocado"

 

 

—Estarás satisfecho ahora, Fugaku. Tus hijos resultaron ser un total desastre y nuestra posible ruina —comentó Hiruzen Sarutobi con el semblante ensombrecido.

Sentados alrededor de una mesa redonda, los representantes de cada familia se encontraban discutiendo las consecuencias que acarrearía las acciones de Itachi.

—Por eso yo no tuve hijos —mencionó Jiraiya con suficiencia, y pretendiendo animar el ambiente añadió—: Pero puedo comprometerme, de ahora en adelante, a trabajar arduamente en dejar descendencia para repoblar el nuevo mundo. Es una medida que estoy dispuesto a tomar por nuestro bien.

—¡Esto es inaudito! —Exclamó Danzo por la falta de seriedad que se le estaba dando al asunto—. ¡Fugaku, tú deberías encargarte de ellos! Primero Sasuke se escapa con información valiosa entre manos, y luego Itachi nos traiciona. Tus hijos deberían estar muertos…

—Alto ahí —interrumpió Tsunade—, Itachi ya debe de estar del otro lado, el que debe ser cazado enseguida es el menor.

—¡No estaré satisfecho hasta ver los cadáveres de ambos! —Reafirmó su postura.

—Estoy de acuerdo con él. —Inoichi Yamanaka observó al Uchiha—. No pienso poner en riesgo todo lo que hemos conseguido por el patético papel de héroe que tus hijos decidieron interpretar.

—El frío los matará de igual forma, a ellos y a todas las pobres almas que siguen conscientes allá afuera. —Jiraiya deseó que entraran en razón—. No le veo el caso en arriesgar a parte de los nuestros por esos niños.

—Los Uchiha no deberían considerarse más parte de los nuestros —expulsó Danzo sin consideración.

La mitad de los presentes se puso de pie para refutar aquella opinión, la otra mitad comenzó a enumerar los daños que habían provocado. Si los miembros del consejo de los países extranjeros se enteraban del error que habían cometido, serían capaces de exterminar a los de su raza. Todos ellos estaban en peligro.

—¡Silencio! —La voz de Sarutobi se alzó por encima de las demás—. Madara Uchiha se encargará de traer sin vida los cuerpos de los hijos de Fugaku. —No le encomendaría la tarea al padre, no era tan cruel como Danzo—. Le proporcionaremos todo lo necesario para que resista las inclemencias del tiempo en su búsqueda.

—¿Y qué pasará si no los encuentra? —cuestionó Kizashi Haruno.

Sarutobi se quedó unos segundos en silencio y la iracunda mirada de Danzo fue la que le forzó a contestar:

—Entonces los Uchiha ya no serán bienvenidos a permanecer con nosotros.

[...]

Caminaban más por inercia, huyendo y dejando atrás la mitad de todo lo que un día los conformó.

Neji con el peso en la consciencia de abandonar a Hinata, ni siquiera fue capaz de despedirse de ella.

Sasuke sufriendo por su hermano; porque siempre, en las visiones que lo acosaban, Itachi le daba la espalda a su sufrimiento, y ahora, él había sido quien corrió en dirección opuesta.

—Espera —lo detuvo el castaño tomándolo del brazo—, ¿qué estamos haciendo? ¿A dónde iremos?

Quizá lo mejor era regresar y morir en aquella cabaña, al menos sus almas permanecerían por la eternidad junto a las del resto.

Sasuke se desprendió de su agarre y lo observó ocultando cualquier signo que delatara su estado. Ya había tomado una decisión.

—Se acabó, ya no tienes que quedarte conmigo. Cumpliste con tu parte. Ahora déjame en paz y sálvate a ti mismo, que yo no lo haré por ti.

La idea de morir en soledad ya no le aterraba. Ya no necesitaba a Neji, ni a nadie.

—No seré capaz de conseguirlo, ni siquiera tú serás capaz de sobrevivir a lo que viene. Es tiempo de que pares de correr, ya nada te está persiguiendo. —Sabía que habían sido alcanzados, mas no lo dijo, no era necesario, Sasuke también se había dado cuenta de aquello.

Era cuestión de tiempo para que la tierra se tapizara de blanco y envolviera el mundo hasta congelarlo todo.

—Entonces… Déjame en paz. —Le diría la verdad sin dejarse nada—: Cuando muera no quiero que estés a mi lado.

Todo había terminado, ya no había razón para seguir huyendo como antes indicó Neji. Su destino estaba pactado, la muerte abrazándolo y besando su mejilla. Expulsando su frío aliento contra su cuello.

Al menos quería aferrarse a ella como un niño pequeño, bramando como nunca antes se lo permitió y desgarrándose por dentro hasta que el dolor abandonara cada parte de su cuerpo. Quería morir llorando, gritando y lamentando. Olvidando la decepción y el odio que siempre le acompañó.

—Tampoco quiero estar junto a ti cuando muera —confesó sin miedo—, pero… Te prometí…

Neji quería que la muerte lo tomara en brazos; con las mejillas secas y los labios partidos, con el alma marchita y una fina línea sin emoción por sonrisa. Con una mirada que transmitiera todo lo que sentía, los ojos profundos que transportaran hasta el fondo del océano. Deseaba morir en silencio, tirado en el blanco suelo hasta congelarse.

—Olvídalo, ya cumpliste con eso, si sigo aquí es por ti. Ahora encárgate de tus propios asuntos.

Había llegado la hora de separarse y seguir cada quien por su lado.

El día en que Sasuke huyó de su familia, no lo hizo con la intención de conseguir amigos, ni siquiera pretendía ayudar a los que quedaron fuera. Solo quería que la culpa el día de su muerte no fuese tan pesada.

—Lamento conocerte en estas circunstancias… Yo no era tan lamentable. —Cortó el discurso antes de soltar algo imprudente, no se iba a poner sentimental y decidió que si esta era la despedida definitiva, al menos, haría un último intento—: ¿Por qué no buscas a tus padres? Ellos seguramente te perdonarán.

Deseaba que Sasuke continuara viviendo. Se sentía el ser más egoísta, tan ruin que fue capaz de utilizarlo sin consideración. Sin embargo, en esto lo había convertido Ananké, y no le quedaba más que aceptarlo.

—No quiero su perdón, no después de conocer a personas como ustedes, que deseaban vivir… Y lucharon hasta el final por conseguirlo.

Le dolía recordar el final que tuvieron, después de atravesar por tanto sufrimiento, la muerte no les había devuelto ni un poco de consuelo. 

—Sabes… Una pequeña parte de mí sigue deseando vivir.

No mentía del todo, aunque sabía que la vida que quedaba era una lamentable. Donde el agua era escasa y la comida media lata de judías. Donde los niños lloraban y los ancianos morían. Donde la corrupción de almas era inevitable. Una insignificante parte de él se negaba a renunciar.

—Lo siento —enunció con franqueza.

Lamentaba que deseara seguir viviendo, aquello solo era un anhelo de estúpidos. Y él también era un estúpido. 

—Si ya no tiene caso seguir, ¿por qué no buscamos juntos un sitio para morir? —Le propuso sin importarle toda la charla anterior. Complaciendo a su diminuta parte caprichosa que temía a la muerte.

 —Estoy mejor solo —respondió, pero sus piernas no obedecieron. Permaneciendo plantadas en el suelo y negándose a apartarse de la compañía de Neji.

Seguía sin salir el sol, quizá ese día no lo haría, porque comenzaban a sentir frío. Podrían apostar que quedaban unas semanas más para que el clima cambiara.

—También estaré mejor por mi cuenta… Pero quédate conmigo, no importa si es a unos metros, de espaldas, sin mirarnos. Solo quédate junto a mí, seguramente tu presencia me dará el alivio en la muerte que nunca encontré en vida… —Permitió que aquella voz imperceptible en su interior tomara el control de sus labios.

Sasuke se tomó un momento para reflexionar, y de repente llegó una respuesta:

—¿Recuerdas aquella vez que dijiste que existía una forma de hacer que valga la pena continuar aquí? —Cuestionó antes de soltar lo siguiente—: Seguramente lo decías porque era la llave para la supervivencia de los tuyos, una existencia muy útil para ustedes. Pero me desconcertó que me pidieras que confiara en ti, ¿por qué querías que lo hiciera si me ibas a traicionar? —Neji abrió la boca para responder, mas él negó con la cabeza para que le permitiera terminar—. Tenías razón, vagar sin rumbo ni sentido es lo peor. No me arrepiento de confiar en ti aunque me traicionaras, no me arrepiento de volver a confiar en ti aunque ya te conocía. Y te agradezco por demostrarme que todavía existe humanidad en mí… en ti…

Neji apretó los puños, sospechando que lo siguiente sería el adiós.

—No digas nada —le pidió como último deseo.

No estaba preparado del todo para quedarse solo con la muerte. Después de todo, seguía siendo humano, y a pesar de que el tratamiento contra Ananké le extirpó ciertas emociones, algunas seguían allí negándose a abandonarlo.

No obedeció a su súplica.

—Sígueme, conozco un lugar donde nuestras almas pueden descansar. Todo este tiempo fui un errante… Ya estoy cansado de la soledad.

Le vio comenzar a emprender camino, y recordó los días que lo siguió para conseguir que bajara la guardia y así poder capturarlo. Los días que notó que siempre mantenía la vista hacia el frente, sin mirar atrás, y recordó que pensó que aquello era muy triste.

Pero ahora lo vio girarse para esperar que le diera alcance. Algo en su interior nació.

 

 

Hazme subir para respirar
El oxígeno líquido en tus labios
Quiero dormir para despertar
En un universo paralelo
Un refugio en otra dimensión
Llévame muy lejos, por favor

Y hazme flotar y subir
A cada nueva exaltación

Para todos mis recuerdos...

Llévame muy lejos
Borra todos mis recuerdos
De este país sin corazón

"Amaral-Llévame muy lejos"

 

 

Cada inhalación era dolorosa, el aire quemaba al adentrarse en los pulmones. El frío era mortal, el encierro una tortura, y un verdadero milagro que continuaran vivos.

Pegados a una fogata para no congelarse, callados, sin emitir ni un sonido más el de sus pesadas respiraciones. No es que antes fuesen las personas más habladoras, su naturaleza siempre tendió a considerarse silenciosa. Sin embargo, mirar por tanto tiempo las llamas, elevarse y luchar por hacerse un lugar en el mundo; los mantenía prendados y a la vez fastidiados.

Con precaución, se iban pegando cada vez más. Hasta transferir el calor que emanaba de sus cuerpos. Hasta que sus dedos enfundados en guantes se encontraban. Por voluntad propia se entrelazaban, entonces la acción les obligaba a tomar responsabilidad.

Y sus miradas se vinculaban en automática réplica, ya no había poder humano para separarlas.

No deberían estar impresionados a estas alturas, a veces, lo más entretenido —aparte de no morir congelados— era intercambiar miradas. Deberían estar aburridos, ya habían gastado mucho tiempo observando cada detalle del iris ajeno. Pero siempre terminaban por descubrir un nuevo destello. Un brillo distinto, inusual, atrayente.

Sasuke esbozaba una sonrisa sin reserva; una donde accedía y le otorgaba el derecho de tomar el control.

Neji soltaba un suspiro; uno donde liberaba todo miedo y preocupación.

Lentamente se acercaban, inclinando sus rostros hasta que sus fríos labios eliminaban la distancia que sobraba.

Quizá si no fuesen los únicos en aquel desolado sitio, si no se hubiesen visto orillados a buscar un refugio donde morir —aunque no esperaron que la vida siguiese tirando de ellos—, si no existiese Ananké, si la naturaleza pudiese continuar alimentándolos, si las personas no hubiesen decidido ser egoístas. Tal vez no estarían allí, juntos y entregándose a un instinto más físico.

Quizá elegirían a alguien más para hacer lo que estaba por venir.

Sin embargo, las personas decidieron actuar de la forma más ruin, y la naturaleza ya no los podía sostener, y el virus azotó a sus hermanos, y seguían vivos, encerrados sin más compañía que la mutua.

Neji cerró los ojos acentuando la sensación que revoloteaba en su estómago, le permitió tomar el control a la necesidad creciente en sus entrañas, y subiendo la intensidad del beso que compartían deslizó la lengua por los labios del azabache. Robándole el aliento, entremezclando sus salivas, concediéndole su total devoción.  

Los guantes desaparecieron, las bufandas, las chamarras, las botas, los calcetines, los pantalones y toda prenda que se interponía. Se desnudaron olvidando el frío que envolvía sus extremidades y calaba hasta los huesos.

Sus pechos se toparon al abrazarse, compartiendo un ritmo hipnótico al bajar y subir al compás. Las piernas quedaron libres a sus costados. Las manos explorando la espalda pálida y herida del contrario.

Uchiha sumergió los dedos en el cabello del castaño, deslizó sus dedos y sonrió por dentro. Debería tenerlo más corto, desde hace mucho tiempo la escasez de agua debió obligarlo a deshacerse de él, porque mantenerlo requería más de lo que podía obtener. Pero ahí estaba, desafiando toda ley, tal vez un poco áspero y seco —la deshidratación era evidente—, mas seguía siendo un milagro ante su tacto, ante su vista y ante su olfato.

Neji lo apartó en un acto de desesperación y lo tiró de espaldas, se subió encima de él, descendió repartiendo besos y caricias hasta llegar a sus muslos. Necesitaba fundir su lengua en cada centímetro de la piel de Sasuke. En ocasiones íntimas como estas, deseaba eliminar todo dolor, cualquier cosa negativa quería tragársela para que dejaran en paz al chico frente a él, y al escuchar los gemidos de placer en reacción a sus estímulos, sentía un poco de alivio. Conseguirlo aunque sea por unos instantes valía la pena.

Con cuidado se posicionó entre las piernas de Sasuke, volviendo a capturar su mirada, adueñándose de ella y entregando la suya como recompensa. Se inclinó para volver a probar sus labios, y fue recibido por los brazos del Uchiha envolviéndose en su cuello, impidiéndole apartarse y respondiendo a cada una de sus demandas, y a la vez, exponiendo las propias.

Las manos del castaño se deslizaron más abajo de su espalda, acarició sus glúteos y dos de sus dedos se hundieron para asegurarse un espacio en su interior.

Por fin el frío los abandonó, los temores salieron huyendo ante tanta pasión y en su lugar se instaló calidez y una gama de colores brillantes de fondo. Se besaron hasta que ya no saber distinguir donde iniciaba uno y donde terminaba el otro.

Neji con suavidad se fue desprendiendo del abrazo y antes de penetrarlo lo observó.

Podía ver claramente a Sasuke, las heridas en sus brazos, las llagas en su cuello, cicatrices que adornaban su cuerpo, una filosa expresión que delataba la determinación que fue puliendo —inconscientemente—, porque no se rendía, porque no cedía ni cuando se encontraba acorralado, porque estaba seguro que quería estar ahí con Neji. Porque había aplazado la ganancia de la muerte por una vida limitada, pero a pesar de todo, valía la pena porque no estaba solo.

Con una gota de sudor resbalando por su mejilla —una recompensa de la hazaña—, entró en Sasuke y el calor lo consumió con más intensidad. Comenzaba a sospechar que al terminar solo quedarían cenizas como prueba de lo que consumaron.

No había oídos que los pudiesen escuchar, ni miradas que pudiesen espiar sus actos, nada, ni una mísera posibilidad, por ello permitieron que cualquier sonido que se escapara de sus bocas no fuese reprimido. Los gruñidos y jadeos, los gemidos y suspiros, fueron expulsados con libertad.

No es que fuesen muy vocales en el sexo, pero gritar a la hora de hacerlo se había vuelto una de las muchas adicciones que descubrieron en el tiempo que llevaban ahí.

Porque sí, tal vez el que siguieran con vida se debía a que iban tropezando con sensaciones que creyeron jamás experimentarían. Un mundo invadido de zombies, envueltos en un período glacial; pensaron que ya no tenían nada nuevo por hallar.

El castaño sintió que estaba a punto de terminar, y se salió a tiempo para esparcir su semen en el abdomen de Sasuke. El miembro de su amante seguía duro, y no se lo pensó dos veces.

Qué más daba el cansancio, en esos momentos ponía al límite su cuerpo y mente.

Si la muerte pensaba tomarlos de una vez, anhelaba profundamente que lo tomara en brazos de Sasuke.

Con sus dedos se preparó para recibir el miembro del Uchiha.

Pero este no esperaría recostado que hiciese todo el trabajo. Se incorporó y lo ayudó. Sus dedos largos y finos se sintieron como gloria. Besó su cuello y lo tiró de espaldas.

Lo tomó con suavidad.

Besó sus hombros, su respiración caliente y ruidosa impactando cerca de sus oídos. A punto de perder el control, el conocimiento y toda lucidez, a punto de alcanzar el clímax, susurró con el alma impregnada en sus palabras:

«Estoy aquí, Neji».

Entre la nieve que catapultaba su refugio, y pugnaba por congelarlos, un hombre distinguió dos cuerpos entrelazados y retrocedió sobre sus pasos.

Fin

Notas finales:

¿Madara los delatará? ¿Neji y Sasuke lograrán sobrevivir a la era glacial?

 

Respuestas:

 

Madara no los delata y exilian a los Uchiha (pero algunos sobreviven).

 

Sasuke y Neji consiguen sobrevivir y al salir de su cuevita de amor descubren que todos los que dejaron atrás en la cabaña (menos los que murieron en el refugio), están VIVOS, hasta Itachi, ¡SÍ!

 

Ya lo demás les toca imaginarlo 7u7r

 

¡Mil gracias por leer!


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