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De Triangulos a Cuadrados por Dai le blanc

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Notas del capitulo:

Hola! nunca imagine que este dia llegara. Espero les guste. Es la primera de muchas historias que tengo planeadas.

La historia se desarolla en una pequeña ciudad en desarollo, con muchos prejuicios hacia las relaciones diferentes. Una ciudad de provincia en pocas palabras.

Todos los personajes son enteramente mios. Espero la disfruten y espero sus comentarios, en verdad quiero saber que tal lo estoy haciendo.

Saludos y ya no les quito más tiempo.

El paraíso tiene hoyuelos

-Nos falta poco Gaby.

- ¡Qué no me llames así, joder! - Reclamaba disgustado Gabriel arrastrándose por el camino de lodo.

-Creo que puedo ganarte- Informó entusiasmado acelerando el paso, o más bien su arrastre.

- ¡Púdrete Felipe! – Gritó irritado al trasero que se alejaba rápidamente frente suya.

Gabriel era competitivo por naturaleza. Pero en este momento no le importaba ser el último en llegar. Después de todo ni siquiera era una competición. Y si lo fuese, sería demasiado injusta, gracias a su estatura fue uno de los últimos en comenzar.

- ¡Muévanse cerditos! - Gritaba uno de los espectadores mofándose mientras grababa todo en su celular.

¿No lo mencione? La actividad física era parte de la pequeña bienvenida de su facultad. La iniciación fue bautizada como “El Bautizo”. Bastante creativos cabe mencionar.

Una tradición donde los nuevos estudiantes eran invitados, por decirlo de una forma dulce, a participar en una mañana deportiva. Una tradición estúpida con un par de décadas de vigencia. La actividad hacía referencia a todas las academias militares del mundo, los "cadetes viejos" recibían a los "nuevos" con actividades físicas y denigrantes parecidas.

- ¿Eso fue un flash?

 Gabriel observó aturdido el tumulto de personas capturando sin reparo su humillante y sucio momento.

- ¡Oye tú, el alto de atrás, apresúrate! – Ordenaba uno de los encargados. Estos eran alumnos de segundo ingreso, que irónicamente hace un año estaban realizando la misma actividad, pero como las víctimas. Todo era un círculo vicioso.

-Tienen suerte de ser muchos- Maldecía por lo bajo Gabriel apresurando su paso.

Gabriel Cross era un chico que no se destacaba por su paciencia y tolerancia. Tiene una tez clara, no blanca ni de porcelana, simplemente no era trigueño ni moreno. Su estatura consistía de un metro ochenta y tres. Sí, esos tres centímetros hacen la diferencia.

Poseedor de un cabello ¿castaño claro o rubio oscuro? Creo que ni el propio Gabriel lo sabe, así que lo dejaremos en rubio. Aunque en estos momentos no se aprecie del todo gracias a la capa de lodo que cubría la mayoría de su cuerpo. Sus ojos eran de un fascinante color gris heredados por su madre. Dueño de una voz grabe y profunda que podía llegar a intimidar a primera impresión. Popular entre las chicas, sin embargo, nunca ha tenido novia, ¿Quién sabe por qué...?

Al terminar el circuito fue llevado junto al resto de sus compañeros, sentándose al final.

-Apareciste gruñón- se burlaba Felipe sentado a su costado.

Aún no entendía como su amigo podía estar bromeando y sonriendo en esta situación. Él estaba en su límite, si no fuera porque la mayoría de los sujetos llevaban bates de béisbol solo para “intimidarlos” ya se habría largado y de paso golpeado a unos cuantos.

Felipe además de ser un chico sonriente y positivo, era ligeramente más alto que Gabriel, de piel bronceada y un poco más delgado que el rubio.

- A continuación, se llevará a cabo el ceremonial “bautizo”. – Informaban a través de un micrófono.

Un grupo de alumnos se acercaban cargando un enorme barril, mientras otro grupo de chicos y chicas se preparan con guantes y mascarillas, de fondo sonaba una melodía épica. Como si el ambiente no fuera lo suficientemente dramático.

Los chicos ya sentados en el suelo eran uno a uno "Bautizados" con un repugnante liquido hecho a base de desperdicio de todo tipo que se encontraba dentro del barril. Créanme, no querrán más detalles. La aplicación era simple, los verdugos con ayuda de un recipiente dejaban caer el líquido sobre sus cabezas. Los novatos hacían lo imposible evitando que entrara liquido en sus ojos y aguantando sus ganas de vomitar.

A muchas chicas el olor les era indiferente, lo realmente importante era su precioso cabello. Si, muchas hasta soltaron algunas lágrimas solo de pensar en los daños en sus hebras.

El turno de Gabriel por fin llego. El Rubio simplemente esperaba con los ojos cerrados y su cabeza inclinada hacia atrás esperando su turno lo más tranquilo posible. Para su desgracia, era el último.

No había razón para guardar el líquido restante, así que lo mejor era terminarlo. O al menos era una buena idea según los encargados de cargar el barril. Dejaron caer el resto de mezcla sobre Gabriel, sin importar la desbordante cantidad que aún tenía. De la impresión abrió sus ojos permitiendo el paso del sucio líquido a su sentido de la visión. Era muy incómodo e irritante, sin mencionar el gran riesgo de afectar de alguna manera sus ojos.

A pesar de su malestar Gabriel no se quejó, aún estaba pensando si en verdad era necesario pedir ayuda. No escuchaba a Felipe cerca, seguramente este ya se había levantado para buscar las pertenencias de ambos para poder marcharse lo antes posible.

Con su gran fétido combinado con el baño de lodo que ni el mejor spa de la ciudad te ofrecía, era un tanto imposible pedir ayuda. ¿Quién ayudaría a un apestoso desconocido? Bien Gabriel, trata de lucir lo menos patético posible mientras pides un poco de socorro.

Inesperadamente sintió un pañuelo sobre sus parpados, el pedazo de tela ayudo a limpiar alrededor de la zona afectada.

- ¿puedes abrir los ojos? Esos idiotas se pasaron - Informó un desconocido en tono molesto dedicándoles una mordaz mirada a los “malhechores”.

No era justificación, pero su intención no era mala, simplemente eran estúpidos. Estos se alejaban pretendiendo no haber escuchado el reclamo sin tomar responsabilidad alguna de sus actos.

Gabriel solo asintió abriendo lentamente sus ojos.

-Están un poco irritados, bueno bastante irritados- indicó con una pequeña risa el desconocido-trata de mantenerlos abiertos. Tengo gotas para los ojos. Aunque parezca raro me han salvado de muchas situaciones y siempre las llevo en mi mochila- Dijo el chico un poco avergonzado sacando un pequeño frasco blanco. La sensación era de ardor para luego dar paso al alivio.

-mantenlos cerrados por un rato- indicó el chico cuyo nombre aún ignoraba. -Mejor ¿cierto? - señaló leyendo su mente con una sonrisa, una sonrisa con unos lindos hoyuelos.

Observó con más detalle a su bienhechor. Tenía una bonita piel trigueña, una linda sonrisa con hoyuelos como ya se mencionó, un rostro joven, pero resaltaba el rastro de barba rasurada de hace algunos días, dándole un toque más salvaje y maduro a la vez. Un par de ojos marrón y cabello de un brillante negro perfectamente despeinado a propósito.

El moreno se alejó al sentir algo pegajoso. La causa era su playera, en ella se observaba una gran mancha de lodo, mancha producida por el roce del cuerpo del rubio.

-L-lo siento - dijo rápidamente Gabriel sintiéndose culpable. Le había brindado su ayuda, incluso le dio de sus gotas y lo que recibía a cambio era una playera sucia.

-No es nada, es solo ropa, no te preocupes- trató de tranquilizarlo sonriendo nuevamente, causando el efecto contrario. El chico era alto, no tan alto como el, pero sin duda su cabeza podría descansar en sus hombros sin ningún problema.

-Las gotas te pueden servir, vuelve a aplicar luego de que te bañes y te quietes las suciedades del cuerpo- Gabriel simplemente asintió mientras recordaba como enlazar palabras semánticamente correcta-Nos vemos luego y suerte- dijo el chico alejándose rápidamente abordando un automóvil. 

-Si manchas la tapicería te la cobro- advertía la persona tras el volante, observando disgustadamente la mancha.

 -ya está seco, no exageres idiota. - expresó divertido mientras se quitaba la prenda.

Embobado y con una sonrisa se limitó a observar al chico de los hoyuelos. No quería sonar como un pervertido, pero también tenía una linda clavícula. El carro emprendió su marcha y con ello su ahora apreciado héroe se alejaba cada vez más.

- ¡Gracias! - Gritó, sintiéndose un poco torpe y no muy seguro si fue escuchado.

- ¡De nada! – Le respondieron de vuelta mientras una mano fuera de la ventana se despedía animadamente.

Ni siquiera le agradeció como era debido. Tendrá que agradecerle como se correspondía en otra ocasión.

Si, buena excusa.

- ¡¿Te quedaras todo el día ahí?!- Indagó Felipe acercándose, sosteniendo unas bolsas con ropa limpia y con suficiente jabón para lavar tres autobuses. Menos mal venían preparados.

-No sé tú, pero yo iré a contaminar un poco el río que está detrás de la universidad. ¡apesto como la muerte! - Dijo divertido, mientras empezaba a caminar detrás del resto de bautizados que se dirijan al mismo lugar.

 - ¿Trajiste el jabón cierto? – Quiso confirmar Gabriel ya sabiendo la respuesta. Su amigo como se esperaba asintió. No es que no sea precavido, pero con un amigo como Felipe, no era necesario.

-No estuvo mal- Comentó Gabriel muy tranquilo, olvidando las ganas de repartir puñetazos de hace algunos minutos. Después de todo pudo conocerlo a él... ¿él? ni siquiera sabía su nombre. Bueno, tampoco es que este muy interesado en conocerlo…

¿A quién engaña? Está muy interesado.

-No, claro que no ¡Fue divertido! - Ironizó Felipe. -Mi parte favorita fue ver cómo te sumergías sensualmente en el lodo. Mejor cállate y acelera el paso.

-Debe tener un nombre lindo...- Pensó en voz alta Gabriel de nuevo.

- ¿Dijiste algo?

-Nada…

- ¿Nada? ¡¿Y si mejor el que “nada” eres tú?!

Gabriel observo a su amigo un poco desconcertado. Quizás el líquido penetro dentro de su cabeza y le afecto el cerebro. ¿Debía preocuparse? A toda velocidad Felipe lo tacleo con gran fuerza haciendo que ambos cayeran en el rio. De tanto pensar en cierta sonrisa, no se había percatado que caminaban a la orilla de este.

- ¡Que mal chiste! - declaro Gabriel saliendo a flote.

Quizás los peces no estén felices pero nuestro pequeño Gabriel que no tiene nada de pequeño sí que lo está...

-Ojalá combine con mi nombre...- expuso Gabriel pensado en voz alta una vez más mientras flotaba libremente.

Ahora era el turno de Felipe de preocuparse por los balbuceos de Gabriel. Quizás solo era el Shock del momento. Ser humillado públicamente no era agradable para nada, incluso era posible alguna secuela psicológica.

Y no estaba muy lejos de la verdad... sí que lo “shockearon”

~*~

Luego de un bote de champú y medio frasco de perfume, el drama de la mañana quedo en segundo plano. Gabriel estaba listo para la fiesta de bienvenida. Después de humillarlos y dejarlos apestosos eran oficialmente parte de la facultad.

¡Oh sí! Su primera fiesta de universidad. El ritual para dejar atrás su faceta de instituto y ser un joven adulto preparándose para la vida. Quizás hasta experimente su primera resaca. Tantas posibilidades.

Para hacer la fiesta un poco privado decidieron rentar una “Disco-Bar”, ambos chicos entraron al lugar sin ningún problema. Al fondo del lugar se podía observar una barra con dos chicas atendiendo con toda clase de bebidas, licores y un par de cámaras llenas de cerveza fría. Sillones de diferentes tamaños forrados con cuero falso de color blanco y negro. Todo era iluminado por tenues luces violetas. En medio del salón se observaba la pista de baile y algunas cuantas parejas moviéndose al ritmo de la música.

Notaron como un par de manos se movían amistosamente tratando de llamar su atención.

- ¿Esperaron mucho? -Preguntó apenado el castaño al acercase.

-No te preocupes. Pero un poco más y estoy segura que ese pervertido de allá se acerca. –Indicó fastidiada la chica más bajita, mientras miraba con recelo a un tipo que, al verse observado, emprendió una rápida huida.

Samara o Sam para los amigos, era una chica que no se caracterizaba por su mesura. Era bastante enérgica a tal punto de asustar. Tenía un largo cabello castaño, una cara con unos pómulos pronunciados con grandes ojos color miel. Al sonreír se apreciaban sus frenillos llenos de color. No era la chica más alta, pero sin duda lo compensaba con su aura llena de confianza.

-No era para tanto, estaba más preocupada por evitar que golpearas al raro. –Trato de sonar divertida la chica restante, aunque no fuera una broma.

Elena era una chica pelirroja, no era su verdadero color, pero al tener una tez bastante blanca y llena de pecas lo ocultaba a la perfección. Está a diferencia de su amiga, era más reservada y cautelosa. Era esa clase de chica que siempre te escucha y tiene a la mano un buen consejo.

Se conocieron recientemente en la universidad en su primera actividad en grupo. Menos mal tenía un Felipe en su vida, que se encargara de socializar por él. No es que fuera una patata antisocial, pero relacionarse nunca ha sido su fuerte.

-Cambiando de tema, ¿Saben bailar? Que esta noche quiero sacarle brillo a esa pista. - Expresó enérgicamente Sam.

-Si un poco, sin embargo hay ritmos que no se me dan muy bien- Decía con pena Felipe.

- ¿Y tú Gabriel?

-Bueno, pues se me da la electrónica, digo, si eso se considera bailar. Casi nunca bailo -Explicó el chico mientras movía los hombros restándole importancia -Aunque creo que con alguien que me guie puede funcionar.

Soltó antes de perderse en sus pensamientos, imaginando un lindo vals con cierto moreno. Sin notarlo, el rubio observaba la puerta cada cierto tiempo, esperando a alguien en particular. Un chico con hoyuelos, su chico de los hoyuelos para ser más específico.

Debía reconocer que le afecto más de lo que parecía. No sabía su nombre, su edad y mucho menos si tenía una oportunidad con él. Amor a primera vista ¿Quién lo diría? Si alguien le hubiese dicho semejante disparate hace unas horas simplemente lo tomaría como una broma.

Para él, el amor a primera vista no existía, era simple atracción. Pero aquí estaba, con la mirada fija en la puerta esperando a un chico posiblemente heterosexual.

- ¡Ven Felipe! iremos a bailar ¡No te preocupes! yo te guiare cuando suene algún género que no bailes.

Gabriel observo con gran diversión como un confundido y asustado Felipe era jalado hacia la pista de baile. Quizás no lo parezca a primera vista, pero Sam tiene bastante fuerza. Si no mal recordaba mencionó que practicaba boxeo.

Nota mental: No hacer enojar a Sam.

- Deberíamos de ir también. Creo que Felipe necesita apoyo- Dijo la pelirroja mientras observaba los pasos incomodos de Felipe junto a los ataques epilépticos de Sam en medio de la pista.

Quiso observar por ultima ves la entrada, perdiendo su última esperanza de verlo esa noche. Lo distinguió al instante. El moreno entraba sonriendo mientras saludaba a algunos compañeros. llevaba un pantalón oscuro ceñido a sus piernas combinado con una playera roja. El chico estaba lindo esa mañana, pero ahora no estaba nada mal en lo absoluto, en especial con ese cambio en su peinado. El chico dulce y encantador de la mañana había quedado atrás, dando paso a un ardiente moreno.

Gabriel sonrió por reflejo. El acto no duro ni un mísero segundo. Notando la compañía del azabache, una morena de un largo y lizo cabello igual de negro sujeto a una coleta alta. Esta iba cómodamente del brazo del chico, corrección, de su chico.

Quería seguir observando la escena, pero Eli esperaba por él. Ya luego seguiría observando a su reciente crush y su FEA, muy FEA acompañante.

La fiesta estaba en su máximo esplendor, las mezclas de electrónica sonaban a todo volumen. Los chicos hicieron un pequeño círculo para poder bailar juntos. La electrónica no es precisamente para bailar en pareja.

Felipe, Sam, Elena y por supuesto Gabriel bailaban con toda su energía. El rubio prefería no llamar la atención.  Aún le causaba un poco de vergüenza admitir su obsesión por la electrónica tiempo atrás. Después de todo, cuando se es adolecente sigues cualquier moda estúpida.

- ¡Hora de agarrar a su pareja y bailar pegaditos! - Con emoción anunciaba el DJ mientras colocaba una apasionada salsa.

- ¡Necesito ir al baño! – Informó Sam llevándose consigo a Eli.

- ¡Qué bien! al fin se cansaron- Comentó su mejor amigo con alivio y cansancio por partes iguales. Ocuparon una mesa cerca de la pista, permitiéndoles observar con lujo de detalle a las diferentes parejas bailando.

-Nunca me había cansado tanto al bailar -Dijo el castaño riendo solo. Observó cómo Gabriel no le prestaba la más mínima atención. El ignorado simplemente suspiro ya acostumbrado a los sueños despiertos del rubio. No era para menos, su mirada estaba fija en cierto pelinegro que entraba a la pista de baile junto a la enana con mal bronceado.

La salsa nunca le molesto en lo absoluto, en ciertas ocasiones incluso la disfrutaba. Esta noche no era el caso. ¿Por qué la salsa debía tener tantos roces? Era un deleite ver al moreno bailar, sabía moverse y debía admitir que la enana no se quedaba atrás. Pero era demasiado irritante ver como la chica era tomada de la cintura y la cercanía de sus cuerpos.

Por su parte Felipe seguía hablando, pero esta vez con las chicas que recién regresaban con una gran tanda de bebidas. Gabriel le dio un largo trago a una.

-Chicas, ¿qué bebida es esta? -Preguntó intrigado Felipe observando el curioso tono rosa.

-No recuerdo. Pero sonaba lindo cunado la chica de la barra lo menciono ¡y es rosa! Me pareció adorable -Expresó Sam bebiendo su segundo vaso. Felipe estaba seguro que su “lindo” aspecto no era lo único especial.

Gabriel no quiso tomarle mucha importancia. En situaciones normales, se lo pensaría más de una vez en aceptar una bebida desconocida y con más razón cuando la bebida fue escogida por Sam en base a un nombre y su color. Pero no replicaría, necesitaba un poco de alcohol en ese momento.

Cada vez el baile era más y más apasionado, de igual forma el rostro de Gabriel se arrugaba más y más a causa de su disgusto. Todo era tolerable hasta que la enana tomo entre sus manos el rostro del pelinegro y le dio un beso lento en pleno baile.

Ese fue un golpe bajo para el pobre Gabriel que por primera vez experimentaba el temor, los celos y la decepción al mismo tiempo. Usualmente con la decepción o los celos eran más que suficientes, pero incluso el temor de perder a alguien que nunca ha sido tuyo era devastador.

A pesar de estar decepcionado, sabe que no es la primera persona en pasar por esto. ¡No hay problema! Solo tendría que buscar a alguien más. ese chico simplemente no era para él.

Respiro profundo y exhalo tranquilamente....

... ¡Al diablo! ¡¿A quién engaña?! Él quería a ese chico en su vida.

No se rendiría, lo primero siempre es estudiar la situación para realizar su jugada. Es algo que el rubio aprendió desde muy pequeño, cuando recién empezaba a jugar basquetbol.

No te equivoques copia barata de Ariana Grande. A la primera oportunidad te lo quitare.

Pensó el rubio, notando que acababa de sonar como una de esas tipas guarras de telenovela, pero no le importaba. Bueno, quizás esté un poco a merced del efecto de la bebida. Pero seguía sin convulsionar, era una buena señal.

Él no era el único que la estaba pasando mal. Empezó a notar que, en cada roce o beso de la pareja, alguien gruñía. Y no, no era Gabriel.  Los sonidos provenían de la mesa de alado. En ella se encontraba un chico de cabellos castaño, alto y fornido que tenía una mirada molesta mientras observaba a la feliz pareja bailar. Efectivamente, el que respingaba como perro cada vez que la pareja se besaba era ese sujeto. Era atractivo, pero no era su tipo.

Paso un tiempo y la pareja que fue tan observada, se estaba retirando de la pista. El moreno era tomado de la mano por su pareja mientras se dirigían a las mesas ocupados por los de segundo año.

El tipo con complejo de perro se levantó de golpe y sin previo aviso paso prácticamente arrollando a lindo chico. El azabache rápidamente dio la vuelta para encararlo, pero fue rápidamente detenido por uno de sus amigos.

No era un chico débil de carácter, haciéndolo más atractivo ante los ojos de Gabriel. El rubio empezó a imaginarse a ambos peleando y reconciliándose con besos y unas sesiones de... ¡Debía concentrarse! Volvió a fijar la vista encontrándose a la enana y el castaño observándose.

Fue incapaz de ver la expresión de la chica, esta le daba la espalda. Al contrario, la cara del busca pleitos sí que se observaba con claridad.  Una mirada llena de deseo y rencor se dejaba ver en su marcado rostro. Al parecer el moreno no era el único pretendiente de la enana.

-Interesante...Así que un triángulo amoroso. Pero conmigo será un cuadrado- Dijo con una sonrisa torcida y las mejillas sonrojadas. Estaba un poco, bastante borracho. Pero no importaba. Estaba decidido, haría todo para que su nuevo crush se fije en él.

CONTINUARA…

Notas finales:

Gracias por leer. ¡Tus rw son importantes para mí y si te gusto da clic en “Seguir Fanfic” Así no te pierdes de nada! Y si aún no tienes cuenta, te animo a crearla, así no pierdes ningún fanfic de vista. Lo digo por experiencia, aún estoy en la búsqueda de uno en especial y ya no lo encuentre mas.

pd: el rio mencionado, en verdad existe en mi universidad.

Sígueme en twitter como @Daileblanc Ahí usualmente aviso cuando se actualizan mis historias, si quieres hablar o reírte de mis tweets sads y melancólicos.

¡Son bienvenidos!


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