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Mi rojo cielo por 1827kratSN

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Fon sonrió cuando estuvo en la habitación de Taiki y se encontró con esas dos personitas durmiendo mientras se sujetaban de las manos. Suspirando, arropados en esa cama amplia, con su abuela tarareando algo mientras tejía. No quiso interrumpirla, así que se quedó de pie en la puerta, disfrutando de la tonada y cerrando sus ojos para relajarse en totalidad. No fue mucho tiempo, pero en realidad sintió el amor que profesaba Nana por sus nietos.

 

—Oh, Fon-san… bienvenido.

—Lamento interrumpir, Nana-san.

—Para nada —susurró levantándose y dejando su labor de lado—, pero hasta que despierten podemos tomar un té.

—Me encantaría.

 

Fon solía ser tratado con familiaridad, al punto en que Nana solía tomarlo del brazo al caminar, todos notaban el lazo estrecho que ambos tenían. Iemitsu se les unió en el camino, sonriendo y bromeando, demostrando lo feliz que era al vivir en la mansión sin tener detrás de sí los problemas de CEDEF. Era extraño que un ajeno se hubiese ganado la confianza de la familia tan rápido, pero los muchos factores que hicieron posible eso, se demostraban a cada día.

 

—Tsunayoshi-kun es una persona maravillosa —Fon sonreía al probar las galletas caseras—, es por eso que Taiki e Isabella son tan especiales. De seguro se convertirán en personas excelentes.

—Isabella se parece mucho a Tsu-kun —sonreía Nana—; tímida, pero muy dulce.

—Y Taiki tiene un carácter más osado como el de Dayane —Iemitsu sonreía ampliamente—. Aun no olvido cuando Tsuna la llevó con nosotros. Fue divertido.

—No la traté demasiado, pero a simple vista era una mujer muy expresiva —añadió Fon para incitar a sus acompañantes a hablar.

—Mucho —rió Nana— tanto como para besar a Tsu-kun mientras se colgaba de su cuello.

—Tsuna cayó al suelo junto con Dayane esa vez —el rubio reía a carcajadas—. Fue un verdadero escándalo en medio de toda CEDEF, todos nos sorprendimos demasiado porque fue inesperado —suspiró con nostalgia—. De un día para el otro, mi hijo nos presentó a su novia.

—Tenía entendido que Dayane fue presentada como prometida de Tsunayoshi-kun a todos en la mansión, incluso con fecha de boda impuesta —Fon estaba intrigado por el relato de los padres de Tsunayoshi.

—Pues a ellos —bufó Iemitsu—, a nosotros nos la presentó cuando llevaban un mes saliendo.

—Tsu-kun quería nuestra aprobación primero antes de continuar con su noviazgo. Nosotros vimos lo feliz que era con Dayane y accedimos a su noviazgo.

—CEDEF guardó el secreto por órdenes mías y lo demás fue cuestión de esperar hasta que nos dijeron que se iban a casar.

—Supongo que Tsunayoshi-kun quiso sorprender a sus guardianes —comentó fon sorprendido por lo que acababa de escuchar.

—En realidad creo que Tsu-kun no quiso decirles para evitar problemas.

 

 

Reunión…

 

 

—¿Estás listo, Tsuna? —Yamamoto miraba al castaño quien se acomodaba la corbata por quinta vez.

—Sí —habló con distracción.

—Pues no lo parece, Vongola, y mejor será que acomodes esa cara tuya para que vuelvas a ser el ser más hermoso de la velada y así conquistes a todos con una simpe sonrisa, kufufu.

—Mukuro —advirtió Takeshi

—Sabes que digo la verdad —rodó los ojos.

—Si no te sientes bien podemos esperar a Enma y así no entrarás solo —Yamamoto quiso ser amable con su amigo.

—Está bien —Tsuna miró a sus guardianes— podemos ir ahora.

 

Mukuro y Takeshi estaban extrañados por la actitud de Tsuna pues, si bien mantenían una relación bastante alejada debido a todo el problema con la familia, el castaño siempre solía mirarlos con amabilidad y darles indicaciones para cada reunión, pero en esa ocasión no dijo nada más de lo necesario. Tsuna se mantuvo ansioso, perdido, distraído en todo caso. Intentaron preguntarle sobre lo que le ocurría y animarle, pero no hubo como hacerlo. Terminaron admirando como el castaño se mantenía demasiado serio al bajar del auto y mientras ingresaban a esa mansión con paso firme, pero manteniendo la guardia alta. Era extraño verlo así, sin embargo, lo atribuyeron a la tensión ocasionada por la lejanía de la mansión y por ende de los dos pequeños herederos, por eso decidieron callar y seguirlo de cerca.

La fiesta era como cualquier otra, destellante de lujos, con gente estirada, mafiosos que trataban de destacar por sobre los demás, música, bebidas, el sonar de los tacones, bocadillos y sonrisas fingidas. Tsuna estaba acostumbrado a eso, sabía fingir, pero en esa ocasión le tomó un poco más de tiempo hacerse a la idea y acoplarse a la hipocresía que inundaba el lugar. Sonrió cuando le fue posible, evitó a las personas en un inicio, se hizo con una copa de vino y esperó a estar lo suficiente calmado como para entablar la primera plática. Sus guardianes se separaron de él después de un rato pues era hora de lidiar con sus deberes.

 

—Es un gusto tenerlo aquí, décimo Vongola —una mujer fue la que se acercó primero, sonrió ampliamente y se aproximó sin medir distancias.

—Es un placer verla de nuevo —Tsuna reverenció notoriamente y con eso dio a entender que no quería contacto físico. Si Reborn se enteraba de seguro lo regañaría, pero poco le importaba por el momento.

—Hoy está más reservado que de costumbre —en medio de una broma, la mujer denotó su molestia.

—Es porque aún me duele el luto por el que curso —fue su respuesta dura.

—La vida sigue, décimo.

—Y el amor que le profeso a mi esposa también.

 

Tsunayoshi ya no era ingenuo, claramente notaba el interés de muchas féminas en acercársele con segundas intenciones, aprovechando que ahora era viudo. Aquel pequeño primer acto se repitió dos veces más, en cada uno Tsunayoshi mantenía distancias y acariciaba su dedo despojado del anillo de bodas el cual se lo dejó a sus hijos, sintiéndose cada vez más incómodo porque la repulsión hacia los demás se hacía más evidente en su cuerpo.

Odiaba ser visto como el trofeo de la sociedad mafiosa, detestaba ser considerado como la joya que todos deseaban adquirir para ganar poder.

 

—Fue una pérdida dolorosa la que usted cursó. Mi más sentido pésame, décimo —pero también había personas quienes despedían inteligencia y empatía.

—Gracias —fue el único abrazo que aceptó hasta el momento pues notó la sincera pena de la mujer entrada en años a la que había visto siempre en las fiestas junto con su esposo, una familia aliada, pequeña pero fuerte en su campo de trabajo ubicado en Francia.

—Mi esposo también querrá darle el pésame, así que lo molestará después. Pido disculpas de antemano por ese hecho.

—No es nada, Rosalía.

—Cuídate, pequeño —sonrió la mujer—. He visto que algunas personas han enfocado sus miradas en tu mano derecha, misma que no tiene anillo de bodas.

—A mi hija le gustó el anillo, le recuerda a su madre.

—Ya veo —sonrió con comprensión—, pero, aun así, coloca algo ahí para disimular —apuntó al dedo desnudo del castaño.

—Muchas gracias por el consejo, en seguida lo aplicaré.

—Somos pocos los que aún no perdemos un poco de humanidad en este círculo social —sonrió la señora—, debemos ayudarnos mutuamente.

 

Mukuro fue el encargado de colocarle una ilusión que forjara un anillo idéntico al suyo. Yamamoto aseguró estar más pendiente para sacarlo de situaciones incómodas. Todo normal y sin contratiempos, todo siendo fingido y esperando a la reunión que se daría después de la cena. Mas, Tsuna sabía que no todo sería tan calmado, su intuición —misma que empezaba a resurgir de a poco pues su dolor menguaba a niveles tolerables—, le avisaba del suceso venidero.

Enma llegó después de un rato pues tuvo que saludar a muchos, soportar a otros, excusar la nueva ausencia de su esposa en la fiesta y abrirse paso hasta estar junto a su amigo y hermano.

Para nadie era raro que ni el décimo Vongola ni el décimo Simon no llegasen de la mano de su pareja, jamás habían llegado con éstas pues era un tema tratado con mucho recelo y cuidado. En otras palabras; ambos líderes reservaban a su familia como un secreto que sólo los aliados más cercanos, la familia en todo caso, sabían, y nadie más que ellos.

 

—Tsuna-kun —susurró Enma al oído del mencionado—, está llegando, Adelheid me ha avisado.

—Tranquilo, Enma —susurró Tsunayoshi.

—Lo mismo te digo, Tsuna —sonrió antes de alejarse pues debían seguir rondando y estableciendo lazos sociales.

 

Tensión, eso diferenciaron tanto Mukuro como Takeshi y fue ese el motivo para acercarse a su jefe en modo de protección. Tsuna no los alejó, no quería, los necesitaba, aunque sólo fuera de presencia y aún no confiara en ellos, a pesar de todo quería aferrarse al lejano vínculo familiar que existía entre ellos. Sonrió ante las malas bromas de su niebla, correspondió a la sonrisa de apoyo de su lluvia, pero les ordenó mantenerse en calma y en silencio cuando vio a ese hombre entrando a la fiesta.

Despampanante presencia, sonrisa amplia, saludos firmes, su esposa a su lado mostrando belleza a pesar de sus años. Un jefe y miembro veterano de la mafia rusa, líder de los Yasen, poderoso asesino en el bajo mundo con el que pocos solían tratar debido a la fama que se traía su familia. Los rusos eran crueles en extremo, sin escrúpulos en cuanto a negocios poco dignos para una sociedad inteligente se referían, y ese hombre era el representante de todo eso. Akim Petrov parecía amigable, pero se rumoreaba que era su estrategia para atraer aliados y después consumir a los mismos y volverlos cenizas, por eso del nombre de la mafia que lideraba.

Akim era de los pocos que estaban alejados del amplio círculo que manejaba Vongola. Un pez difícil de pescar.

 

—Décimo Vongola —Tsuna lo supuso, el hombre no perdió tiempo y se acercó a él en cuanto pudo—, son pocas las veces que hemos coincidido en una de estas reuniones —extendió su mano para un saludo sin darle oportunidad al castaño para negarse.

—He escuchado mucho de usted últimamente, Petrov Akim —sonrió amablemente y respondió al saludo apretando la mano extendida de ese hombre.

—Es porque nuestros negocios cada vez se rozan más.

—No puedo refutar eso.

—Le presento a mi esposa, Lilia.

 

Entablaron una plática disfrazada entre risas, bromas, confianza forzada; tomaron temas que poco tenían que ver con sus negocios o familias, se centraron en lo que les rodeaba e incluso halagaron al patrocinador de la fiesta. Acordaron platicar más, participaron en un baile que se armó de repente. Tsuna fue muy amable con la señora Lilia y se sorprendió al reconocer en ésta una amabilidad sincera como la de Rosalía.

Al final se vieron de nuevo en la privacidad del extremo de la fiesta donde el ruido no llegaba a mayores y la brisa nocturna les desacomodaba suavemente los cabellos. Los guardianes de cada uno estaban con ellos, Lilia se excusó y se ausentó, fue entonces que la verdadera plática se dio.

 

—Yo creo que si unimos nuestras familias podríamos crear un monopolio inquebrantable —empezó Akim.

—Siempre he creído que un monopolio no es aconsejable de crear —Tsuna enseguida refutó la propuesta, incluso mantuvo un tono amable y sereno.

—¿Y una alianza?

—Es factible mientras ambas partes cedan a un entorno de paz.

—Profesamos creencias distintas, décimo Vongola —sonreía de lado.

—Y es por eso que no hemos formado una alianza ni una tregua —sonrió también.

—Mi familia no te ha atacado —Petrov seguía con esa faceta amigable, pero Tsuna sabía que no duraría.

—Ni la mía a usted, al menos no directamente.

—Hay una posibilidad de generar paz entre nosotros.

—Me interesa saber qué ideó para superar nuestra silente amenaza mutua.

—Familia —sonrió el hombre de cabello completamente cano.

—No entiendo, Petrov-san —el castaño estaba previendo la situación, pero quería escucharlo.

—Si nuestros miembros llegaran a unirse, nos convertiríamos en familia, y por respeto a eso mantendríamos los conflictos alejados.

—Un matrimonio arreglado —Tsuna sonrió falsamente—. Lo lamento, pero yo estoy cursando un luto reciente, así que debo rechazar su oferta —escuchó la risa estruendosa del hombre y suspiró, no le gustaba hacia donde iba a eso.

—No hablaba de usted, décimo, menos ahora que todas mis hijas están casadas.

—Espero me explique porque no he terminado de entenderlo.

—Escuché que tiene un hijo, su heredero, el primogénito —Tsuna se mordió el labio interno para no responder de mala forma y sus guardianes se tensaron porque hablar de Taiki era delicado—, y yo tengo una pequeña nieta que cursa sus tres años apenas, además de una nueva pequeña que tiene apenas dos meses —bebió el total de su copa y la cedió a uno de sus subordinados—. Al ser mujeres no puedo dejarles el liderazgo de mi mafia, pero puedo cederlas para un buen matrimonio.

—Ya veo —Tsuna estaba enfadado por el desprecio dado a dos niñas inocentes, por la actitud tan machista de ese hombre y por demonios internos que jamás reveló a personas no involucradas con la causa—, espera a su nieto varón entonces —desvió el tema.

—Sí, pero ese no es el asunto —sonrió con malicia—. Mis nietas están aptas para un matrimonio a futuro.

—Entiendo —Tsuna terminó el contenido de su copa antes de seguir pues necesitaba reunir toda la paciencia que tenía—, pero debo disculparme pues no…

—Sería una hazaña memorable —Akim interrumpió sin vacilar, no le gustaban las negativas—, unir su mafia y la mía…, pero me conformo con un pacto familiar —insistió.

—Me disculpa —Tsuna dio un paso para colocarse frente a Akim, Takeshi y Mukuro se dispusieron a espaldas de su jefe en señal de que la plática se terminó—, pero rechazo su oferta —reverenció con ligereza.

—Piénselo.

—Ya lo pensé, señor Petrov —Tsuna miró a los ojos azules del hombre que le superaba en edad y estatura. Entonces decidió que ese asunto debía ser entre ellos dos—. Yo no apoyo el incesto —contestó en un perfecto ruso.

¿De qué me ha… bla? —el hombre líder de los Yasen se tensó y su mirada antes brillante se opacó hasta forjar una dura y fría— No puedo creer que mis nietas tengan un parentesco con su hijo.

—Creo que acaba de entender lo que digo, señor Akim —le sonrió antes de girar levemente—. Disfrute del resto de la velada. Me excuso por ahora.

—Con su permiso —Takeshi y Mukuro reverenciaron también y siguieron a su jefe que se alejaba.

—Tsuna, ¿qué fue eso? —preguntó Takeshi quien no entendió la plática.

—Nos estás ocultando algo, Vongola —susurró Mukuro quien apenas logró entender fragmentos de esa conversación en otro idioma—. ¿Es grave?

—No mientras Akim Petrov no reaccione. Ahora dejen que hable con Enma durante un rato.

 

 

Niños…

 

 

Lambo miraba el techo, distraído, sin ganas de ir con Gokudera para que le informara si tenía otra misión. No habían sido sus días más amenos; era tarde y quería dormir. Extrañaba su infancia y ahora podía rememorar las cosas que ya no tenía. En definitiva, sólo quería olvidarse de todo. Pero, como si la vida lo odiara, su puerta tenía que ser tocada. Sinceramente no quiso abrir, por eso se quedó mirando a la misma hasta que dejaran de tocar o que la derribaran, no era tan diferente en ambos casos, de todas formas, lo regañarían luego.

Escuchó susurros, pasos y rodó los ojos por la segunda insistencia, pero esta vez menos sonora. Poco después vio como una hoja se deslizaba por debajo de su puerta y en silencio se acercó para ver qué era y verificar que no explotara. Se sorprendió al ver los colores que adornaban un dibujo, y no cualquier dibujo, sino uno suyo. Lambo rió bajito porque se vio a sí mismo pintado con crayones y sosteniendo algo gris… que consideró era un martillo, siendo adornado por las letritas forzadas de un infante que detallaba un “gracias”.

Abrió la puerta sin pensarlo, sacó su cabeza y a lo lejos vio a Fon sonreír mientras acariciaba los cabellos de Isabella quien estaba a su lado, Taiki estaba con esos dos y era quien, arrodillado en el suelo, pasaba una hojita también adornada por un dibujo que Lambo no supo diferenciar por debajo de la puerta de Chrome. Sonrió. Nunca se esperó el detalle.

 

—De nada —dijo elevando su voz y ganándose la mirada de los tres.

—Isabella quiso agradecerte la ayuda —sonrió Fon— y yo también quería hacerlo, Lambo-kun.

—No hice nada al final, ¿recuerdas? —miró a la pequeña que sonreía apretando más su agarre en el qipao de Fon.

—Pero la intención cuenta —Taiki permanecía sereno, sin expresarse como antes hacía y Lambo sintió pena por eso—. Isabella te agradece, así que cállate y recibe el dibujo.

—Que genio te cargas, príncipe —bufó el rayo.

—Taiki, no deberías ser tan rudo con la familia —añadió Fon—. Recuerda que la cortesía es una virtud difícil de aprender y muy admirada por los demás.

—Perdón —el pequeño rubio apretó los labios antes de mirar al guardián de su padre—. Lo siento, Lambo.

—Wow —sonrió en burla de Fon— hasta pareces su mamá.

—Siendo que soy el adulto a cargo —sonrió sin ofenderse— debo hacer lo que haría Tsuna si estuviera aquí.

—Ahora lo llama Tsuna —susurró Lambo notando el comportamiento del ex arcobaleno.

—Vámonos, Fon-san —Taiki también agarró el qipao en la pierna libre del azabache de trenza—. Bella y yo queremos comer algo.

—Está bien —sonrió antes de mirar a Lambo y darle una leve reverencia—. Gracias por acercarte a los pequeños, Lambo, Tsuna-kun estará feliz con eso.

—De nada —contestó feliz porque no pensó en eso—. Adiós Bella y Taiki —agitó su mano en despedida.

 

La pequeña castaña agitó su mano en despedida antes de seguir a los dos varones. Lambo entonces miró de nuevo su dibujo, sonriendo porque era verdad que ganándose a la pequeña estaba un pasito más cerca de obtener el perdón de su hermano mayor. Chrome también tenía la misma fortuna, hablaría con ella para así no regocijarse solo.

 

 

Salida…

 

 

La reunión iba a tenerla con su aliado y organizador de esa fiesta, así fue. Trataron sobre varios temas, presentaron informes, siguieron en una relación amena y al terminar retornaron a la fiesta que ya estaba por terminar y ahora despedía a los integrantes que se debían ir.

Tsuna seguía con su porte impecable, como líder de una mafia enorme y poderosa, ignorado la desfachatez de muchas mujeres que aun planeaban acercársele pero que gracias a sus guardianes no lo hicieron. Estaba dispuesto a irse, pero, como su intuición le avisó, no pudo hacerlo. Akim lo esperó y pidió cortésmente una plática privada.

 

—Tu ruso es bueno a pesar de que tienes algo de acento —profirió Akim cuando ya estaban en medio del jardín.

—Debo mejorarlo entonces. Me disculpo, aunque la persona que me lo enseñó halagaba mi aprendizaje rápido.

—¿Quien fue? —directo, sin rodeos, serio y hasta un poquito amenazante— ¿Diana o Dayane?

—Dayane —el castaño miró al hombre con seriedad, ya sin máscaras, sin dudas—, su tercera hija si no me equivoco.

—Te ha dicho muchas mentiras entonces, porque yo solo tengo dos hijas y un hijo.

—Dentro de su matrimonio oficial, sí —Tsuna sonrió falsamente—, pero no puede negar su genética heredada fuera del mismo.

—Ahora entiendo el por qué nunca trajo a su esposa a las fiestas, décimo —arrugó levemente el ceño—, para que nadie se enterara de que era una hija bastarda.

—Su hija —aclaró— sólo su hija. Le pido que no la ofenda delante de mí.

—Fue inteligente al buscarse un protector de tu estatus —Akim se mostraba cada vez más déspota—, ella y seguramente Diana se unió a este plan mediocre.

—Diana es esposa de Cozato Enma —aclaró ya, pues no servía de nada seguir ocultándolo todo.

—Malditas —bramó fúrico.

—Si no quiere iniciar una discusión —Tsuna advirtió con seriedad—, mejor dejemos esto ahí, señor Petrov.

—Las defiendes, pero te han usado, Vongola… Deberías deshacerte de Diana pues alguien ya te hizo el favor de desaparecer a Dayane.

—Yasen —el castaño elevó un poco su tono de voz—, no se acerque más de lo debido, ni indague en donde no le importa, porque no es asunto de su incumbencia.

 

Con la frente en alto, manteniendo la guardia firme, Tsuna dio una reverencia, una mirada de advertencia que le fue devuelta y se encaminó lejos de ese hombre. Quería irse de ahí lo más pronto posible. No quería nada que ver con el padre de su amada Dayane. Pero al menos ya le dejó en claro a ese hombre que una alianza entre sus familias jamás se daría y que una guerra entre ellos dos no sería beneficiosa para nadie.

 

 

Continuará…

 

 

 

 

Notas finales:

Krat les ha dado un poquito de sabor jajajaj, a partir de aquí las cosas se revelarán continuamente. Si tienen algo que deseen saber pueden dejarme un comentario, todo lo aclararé en los siguientes capítulos mientras vamos viendo como en la mansión se va solucionando de a poco.

Apuesto que no se esperaban la relación de Akim con Dayane ujujuju.

Les mando muchos besitos~

 Los ama: Krat~


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