-Eres sorprendente Tony ¿Lo sabías? –mencionó Steve con un tono de voz que Stark no pudo descifrar.
El menor desvió la mirada avergonzado. –Gra-gracias… -estaba tan avergonzado que no se dio cuenta cuando el capitán se le acercó y se agachó para darle un beso en la frente, si Bucky no estaba con ellos, Rogers aprovecharía cada oportunidad, ese beso solo hizo que los colores se le subieran a la cabeza al castaño hasta más no poder ante la atenta mirada tierna que el mayor le estaba dedicando.
Una vez que Steve le dio ese beso en la frente se hizo un poco hacia atrás, como dándole espacio al más bajo, en ese momento Tony solo se llevó una de sus manos a su frente, tocando aquella zona en donde el rubio le había besado y sin darse cuenta una leve sonrisa estaba en su rostro ¿Acaso lo deseaba?
De ahí en adelante ambos chicos parecieron conversar sobre cualquier cosa, como si nada importara en este mundo, y eso a Tony le fascinaba, le encantaba poder hablar así con alguien, realmente se sentía protegido estando al lado de esos dos fortachones, tanto que llegó a cruzar por su mente hablar con ellos sobre los problemas que tenía, quién sabe y a lo mejor podrían ayudarlo…
El tiempo pasó de lo más rápido y antes de que pudieran darse cuenta la hora de salida de Bucky había llegado. –Es medio día… -comentó Steve viendo la hora en su celular.
-Bien, déjame guardar mis cosas y podremos irnos. –el castaño comenzó a recoger con ayuda del rubio. –Gracias Steve. –se acercó a Dummy y lo levantó para guardarlo en su locker. –Nos vemos después Dummy, pórtate bien, papi te quiere. –cerró su locker.
Cuando llegaron a la puerta principal de la academia, ahí estaba el castaño mayor esperándolos y en cuanto vio a Stark le sonrió pero cuando vio a su amigo su sonrisa se enchuecó un poco. “Maldición Steve” pensó.
-Entonces… Steve dijo que primero iríamos a comer. –comentó Tony viendo a ambos chicos. –¿A dónde quieren ir?
-Ahí está el problema que no sé. –se encogió de hombros el castaño mayor.
Rogers solo suspiró ante la conducta de su mejor amigo. –No sé ¿quieren ir por pizza? ¿Comida china? ¿Hamburguesas? ¿Mariscos? O… ¿Qué más hay?
-Hay muchas opciones. –reflexionó James.
-¿Por qué elegir dónde comer es complicado? –expresó Stark con algo de frustración en su voz.
Rogers observó lo indecisos que se encontraban los castaños, inhaló aire y tomó una decisión. –De acuerdo, si vamos a comer dulces en gran cantidad, o por lo menos ustedes dos. –los señaló. –Entonces comeremos sano, una comida completa, y eso implica también comer una ensalada.
-Supongo que tienes razón. –apoyó Barnes.
-Ya estás. –finalizó el menor.
Así la terna se dirigió a comer a un restaurante de comida rápida, pidieron una ensalada y aparte otro tipo de comida para complementar, el trío comía a su ritmo, charlaban sobre cualquier cosa, y el ambiente nunca se tensó, verdaderamente eran buenos momentos para los tres.
Al terminar de comer, tomaron un taxi rumbo al poliforum, en primera porque estaba retirado; en segunda porque Tony y Bucky iban llenos por comer rápido; y en tercera porque les dio flojera. Steve se dio cuenta que Tony se parecía a Bucky en eso; en comer, y es que a ambos les encanta a comida, sobre todo los dulces.
Al llegar al poliforum y después de que se metieron, ambos fortachones notaron como a Tony le empezaron a brillar los ojos, si, sin duda a ese chico le encantaban los dulces, como quien dice para enamorar a alguien hay que comenzar desde el estómago y por suerte ya sabían una gran debilidad del pequeño castaño.
-¿Por dónde comenzamos? –preguntó Bucky. –Hay mucha gente… odio la gente…
-Podemos agarrar corte. –comentó el rubio señalando una parte del lugar.
-Me parece buena idea. –Stark sin meditarlo sujetó las dos grandes manos de los fortachones y los guio hasta donde Steve había señalado, los más grandes simplemente se ruborizaron un poco ¿Y cómo no hacerlo si Tony es un amor?
Llegaron al primer stand de dulces, al parecer eran dulces artesanales. El castaño menor se acercó a ver todos los dulces mientras Bucky caminaba hacia las muestras gratis, Steve solo veía los dulces y cuidaba de Tony, no vaya a ser que le vaya a perder.
El rubio observó como Tony tomaba varios rollos de guayaba de tamaño pequeño, dos cuadros de membrillo, un paquete de jamoncillos, un paquete de borrachitos, un paquete de alfajor y unos cuantos piononos. Con razón se había cargado una mochila.
-¡Vamos al siguiente! –comenzó a caminar Tony hacia el siguiente stand seguido por Steve y un Bucky con la boca llena de muestras gratis.
-Con razón Tony es muy dulce. –comentó James a su amigo. –Tanta azúcar lo hizo así, además de adorable.
-Supongo que tienes razón. –el rubio estaba detrás del castaño menor viendo como Tony corría de un lugar a otro en el stand buscando dulces. –Creo que también compraré algunos.
-Esa es la actitud. –el castaño mayor le dio palmaditas al rubio en forma de apoyo. –Yo no compraré algunos, yo me comeré todas las muestras gratis y compraré muchos dulces.
-Si comes así vas a engordar. –se burló el rubio.
-Entonces también deberías decírselo a Anthoska. –contraatacó.
-Aunque Tony se ponga rellenito va seguir siendo adorable. –se encogió de hombros el capitán. –Tú por el contrario… darías miedo. –y siguió burlándose.
-Muy gracioso. –Barnes dijo con sarcasmo. –como sea. –caminó hacia el puesto. –Iré por más dulces.
Y así recorrieron varios stands en donde Tony compraba caramelos, dulces, chocolates, paletas. Y Bucky tampoco se quedaba atrás mientras que Steve había comprado unas cuantas paletas y chocolates.
Al terminar el recorrido la terna se sentó en una de las mesas para comer o descansar. –Creo que compré demasiados dulces… llené mi mochila… -se avergonzó el menor.
-Estoy lleno… -se quejó Barnes.
-Pues si te comiste todas las muestras gratis de las tiendas, en la última la señora te las escondió… -regaño el rubio. –Solo espero que después no te duela el estómago.
-¡No me arrepiento de nada! –expresó James orgulloso a lo que Stark solo se rio. –Los dulces son vida…
-Los dulces son amor… -le continuó el menor. Rogers solo lo vio a Tony de forma tierna y a su amigo lo ignoró.
-Por cierto chicos. –interrumpió Stark. –¿Qué hora es?
El capitán sacó su celular. –Las 8 pm. –lo volvió a guardar. –Es tarde, ya deberíamos irnos.
-Esta vez te doy la razón Steve. –Se levantó el castaño mayor de su lugar. –Además van a cerrar en una hora.
Genial, el día se había acabado, pero había un problema, Tony sabía que lo más probable es que Obadiah siguiera en su casa, debe admitirlo no quería llegar a su casa, así que pensó en quedarse en la casa de esos dos fortachones y sino podría intentar quedarse a dormir con la tía May.
Ya habían salido del poliforum y por suerte para Tony Steve se ofreció a cargar su mochila antes de que Barnes pudiera hacerlo. Estaban esperando un taxi cuando Tony decidió hablar. –Oigan.
-¿Hm? ¿Qué pasa? –lo miró el rubio.
-Me estaba preguntando si quieren hacer una pijamada… -agachó la mirada. –Sé que suena un poco tonto, pero es que no quiero lle…
Fue interrumpido por el castaño mayor. –¿Una pijamada? ¿Con Anthoska? Cuenta conmigo. –le acarició la cabeza.
-Tony no es tonto, de hecho puede ser divertido. –le sonrió tiernamente el capitán. –¿Dónde la llevamos a cabo?
-¡En su casa! –gritó el menor sin pensarlo a lo que sorprendió a los más altos. Sería una buena oportunidad de conocer más a Tony sin ningún problema además de ser una buena oportunidad para entrar en su pequeño corazón lastimado, literalmente hablando.
-Está bien. –el taxi acababa de llegar por lo que se subieron a éste para dirigirse a su apartamento. –¿Tus padres están de acuerdo Tony? –preguntó el capitán.
-Le voy a mandar un mensaje a Jarvis. –sacó su celular y rápidamente tecleó en él el mensaje. Jarvis, me voy a quedar con Steve y con James a dormir. No hay problema ¿Verdad? -Listo… -segundos después Jarvis le contestó como de si su padre se tratara. No hay problema, Señorito. Para estar seguros mándeme la dirección por si ocurre algún problema. Diviértase y no coma muchos dulces antes de dormir. Con amor Jarvis.
Llegaron a los apartamentos, subieron por el elevador conversando muy amenamente hasta llegar a su departamento correspondiente, Steve abrió la puerta y se adentraron en el lugar. –Siéntete como en tú casa Tony. –mencionó el rubio encendiendo las luces.
-Gracias chicos… -ambos castaños se sentaron en el sofá dejando sacar un suspiro de relajación. –No tengo ropa…
Al instante la mente de ambos fortachones voló, Bucky miró hacia otro lado avergonzado mientras Rogers solo se ponía rojo. –N-no te preocupes Anthoska, te prestamos ropa… “Debo tomarle una foto”
-Sí, por eso no te preocupes… -finalizó Steve.