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Mi dulce perdición por FujoshiWinter

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Notas del capitulo:

¡Nuevo capítulo! Espero y les guste .

-Es increíble que esos dos sigan trabajando en el hospital- dijo Damián al mismo tiempo que cerraba la puerta del cuarto.
 
-Increíble que Oliver lo supiera y no dijera nada- respondió el azabache con reproche.
 
-Bueno, sabía lo que hacían pero no creyó que fueran a intentar tocarte- lo defendió el rubio- además, les dio una pequeña lección.
 
Alex suspiró, recordó la cara que habían puesto Oliver y Damián al terminar de escuchar lo que había presenciado. Su mejor amigo estaba en shock y Oliver se limitó a decir que todo el personal del hospital lo sabía y no era novedad. Después del alboroto, Damián lo trajo a casa, cosa que agradecía internamente. 
El rubio se sentó a platicar con su amigo sobre cómo iban las cosas en la empresa y al poco rato Oliver llegó; éste de alguna manera entabló amistad con ellos, logrando ganarse su confianza: les contó un poco sobre su vida y viceversa, se llevaban tan bien que parecía que se conocían desde hace mucho.       
 Pasaron los días con una rapidez increíble y todo volvía a la normalidad: Alex estaba a punto de ser dado de alta para volver al trabajo, Damián iba de aquí a allá con el contrato que haría socio a Oliver (que resultó ser dueño de una pequeña pero estable empresa) y Elena retomó su tarea de hostigar al azabache.
 
-¡No respondiste ninguna llamada ni mensaje! ¡¿Tienes idea de lo preocupada que estaba?!- sus gritos taladraban los tímpanos de Alex -¡Además de que no podía encontrarte por ningún lado en el hospital! 
 
-¿Sabes?- la interrumpió Alex- yo pedí que no te proporcionaran información alguna- antes de que la chica empezara a gritar de nuevo, se adelantó y la dejó entre las personas que caminaban en direcciones diferentes por el vestíbulo. Subió por el ascensor para dirigirse a su oficina, aún no tenía el consentimiento del médico (por obvias razones consiguió otro) pero no le importaba, deseaba regresar a la rutina, estaba harto de estar acostado sin hacer nada. 
 
-¡Vaya, pero miren! ¡El héroe ha regresado!- esa voz provocó que se detuviera en seco. Giró sobre sus talones y miró con frialdad a su rival.
 
-¿Necesitas algo, Manuel?
 
-Sólo venía a saludarte. La noticia del empresario que arriesgó su vida por un niño llegó a todo el país. Por cierto, el orfanato al que lo enviaron, es el mismo en el que estabas ¿no?- dijo en tono burlón el castaño.
 
Alex no le contestó, no por que no supiera qué, sino por que le respondería con un puñetazo directo a su cara, meterse con sus padres causaba mayor enojo que la entrometida de Elena. Retomó su camino sin prestar atención a las burlas que poco a poco se apagaban; una vez en su despacho, se dejó caer en el suelo, sin duda la imagen de él sentado frente a la lápida de su madre y el accidente que él sufrió lo atormentaban una vez más.
 
 
Flashback
 
-¡Vamos, Alex!- un niño corría al lado suyo. El azabache lo siguió y jugaron en el bosque; sin saberlo, se adentraron más de lo que debían y sus padres estaban en la casa de campo sin percatarse de nada. 
 
-Deberíamos volver- habló Alex, no le gustaba para nada estar rodeado de grandes árboles casi idénticos. 
 
-No seas cobarde, además, conmigo no te pasará nada- el niño hizo la misma pose que un superhéroe adopta cuando salva el día. Alex no tuvo más opción que controlar sus nervios y juntos trataron de recordar el camino por el que habían venido. 
 
-Acéptalo, estamos perdidos- el azabache no podía fingir más.
 
-Un poco, sí, pero tarde o temprano nos encontrarán- dijo sin preocupación alguna. En cambio, su amigo parecía que iba a sufrir un ataque en cualquier momento. Caminaron sin rumbo alguno durante horas, la noche dejaba ver sus primeras pinceladas en el cielo, los pájaros volvían a sus nidos al igual que los animales; los dos infantes realmente estaban preocupados y empezaban a desesperarse. Se intercambiaban frases como “es sólo el viento” “podría ser peor” cuando algo les parecía inusual. De pronto, unos hombres enmascarados salieron de entre los árboles. Los dos amigos se quedaron pasmados.
 
-¿Están perdidos, muchachos?- preguntó uno que llevaba una máscara en forma de cabeza de cuervo. 
 
-No es su problema- contestó Alex.
 
Los hombres rieron y otro que tenía la cabeza de un ciervo se acercó a ellos.
 
-¡Corre!- el amigo de Alex lo jaló del brazo y se escabulleron de las grandes figuras que trataban de detenerlos. El azabache corría lo más rápido que sus piernas le permitían sin soltar la mano de su amigo. Esquivaron troncos y las plantas que entorpecían su huida, hasta que el sonido de una bala rasgando el aire los frenó: le había dado a su amigo, éste cayó al suelo. Alex se arrodilló, con sus temblorosas manos movió con cuidado el cuerpo que respiraba con irregularidad, la sangre provenía de su hombro derecho, sus ojos desorbitados le provocaban más pánico. No sabía qué debía hacer, no prestó atención a los gritos de sus perseguidores ni las pisadas que se acercaban. No creía que su amigo fuera a morir ahí, no podía dejar que pasara. Inútilmente trataba de levantarlo sin hacerle mucho daño para retomar su camino.  Unos brazos lo tomaron del cabello y lo arrastraron lejos de él. 
-¡Suéltenme!- golpeaba y arañaba sin éxito a su captor, veía unas siluetas rodear a su amigo, la desesperación y miedo provocaron que gritara barbaridades, pataleaba sin control al aire hasta que un golpe en la cabeza lo dejó inconsciente. 
Quién sabe qué le habían hecho pues cuando despertó en la cama del hospital no era consciente aún del estado deplorable en que se encontraba por el efecto de los analgésicos: tenía los huesos de piernas y brazos fracturados, cortes por todo el cuerpo y un ojo estaba cubierto por gasas, sin mencionar los moretones en la espalda. Los padres de Damián entraron a verlo horas después para tranquilizarlo, el chico creía que los hombres estaban en algún lado y lo matarían al igual que su amigo. 
 
-¿Qué amigo, Alex?- la señora Beasley se desconcertó.
-Al que le dispararon…- no recordaba el nombre del chico, ni siquiera cómo era. 
 
-Alex- habló de nuevo la señora Beasley -sólo estabas tú. 
 
-P-Pero, la sangre…- dejó la oración inconclusa, sentía sus párpados pesados y por segunda vez, todo se volvió negro. 
 
El azabache despertó días después, estaba mejorando y Damián lo acompañaba el tiempo que los doctores le permitían. Se preguntaba dónde estaban sus padres y por qué no iban a verlo, los señores Beasley evitaban el tema y su hijo negaba saber algo. 
Finalmente llegó el momento en que le quitaron el yeso y pudo moverse sin ayuda, dejó de preguntar sobre sus padres a los señores Beasley. Ese día en particular estaba inusualmente sombrío, Damián estaba más pálido de lo normal.
 
-¿Qué sucede?
 
-Alex, creo que ya es tiempo de que lo sepas, no es justo que pienses mal de tus padres- hablaba con la vista clavada en el suelo.
 
-¿Saber qué?
 
-Alex…- el rubio le contó que sus padres habían muerto en un accidente automovilístico la misma noche que él había desaparecido y que los habían enterrado dos días después. El azabache quedó en shock, su vida se había ido por el caño. Cuando fue al cementerio ni una sola lágrima resbaló por sus mejillas, la tumba de su madre estaba adornada de flores y la de su padre estaba vacía. Pasó todo el día sentado en el húmedo césped frente a las tumbas. 
 
-Lo enviarán al orfanato- sollozaba la esposa del señor Beasley.
 
-Hicimos lo que pudimos, cariño- trataba de reconfortarla, era la verdad. Al enterarse de la tragedia, hicieron lo que estuvo a su alcance para adoptar al hijo de su fallecido amigo. 
 
Fin del flash back 
 
-Basta de volver al pasado- se levantó, continuó como si nada y empezó a leer los documentos que estaban en su escritorio. 
 
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
 
-¡NO, NO, NO!
 
-Señor, por favor…
 
-¡No pienso calmarme! ¡Ya lo tenía!- lanzó a la pared todos los objetos de la habitación, su rabia en vez de disminuir aumentaba. 
 
-Habrá más oportunidades, recuerde que está vigilado. 
 
No respondió, lo que más deseaba era verlo muerto. Y su deseo estuvo a punto de cumplirse sino fuera por la maldita camioneta que lo estropeó todo. Tomó la navaja de su bolsillo y la lanzó con una precisión perfecta a una fotografía pegada a la pared, dio justo en la punta de la nariz de un chico de pelo oscuro. 
 
 
 
 
 
 
Notas finales:

¿Qué les pareció? 


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