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Sueño primaveral por 1827kratSN

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Terquedad, eso no le cedieron como virtud. En eso pensaba Lal mientras refunfuñaba pues estaban pisando terreno peligroso y sinceramente no quería ser parte de un enfrentamiento frontal; debían salir de ahí cuanto antes, pero Tsuna no quería y no lo haría, eso estaba claro.

Con prudencia, por caminos que Verde desconocía pero que Skull dictaba como atajos, en menos de cinco minutos se hallaban en medio de la sala de tronos en donde Bermuda brillaba por su ausencia, pues al parecer –según Skull- tenía la manía de vigilar sus tierras en la torre oeste a esa hora del día. Lal nunca había visto tan feliz a Tsuna como cuando tomó el arco y el carcaj y se los colgó al hombro, su sonrisa brillaba más que cuando lograba darle a un blanco a veinte metros y eso ya era mucho.

 

 

—Hay que irnos —susurró Skull mientras apuntaba a un pasadizo—. Bueno, ustedes deben irse

—Tío Skull, no te dejaré de nuevo —Tsuna se aferró al brazo del mencionado

—Te alcanzo luego —lo abrazó con cariño despeinándolo un poco—. Yo me quedaré a ganar tiempo

—No de nuevo —murmuró Verde posándose en el hombro de Skull—. Estás demente

—Sí, de nuevo. Soy bueno en esas cosas —sonrió antes de empujar a su protegido y guiñarle el ojo a Verde—. Se los encargo —señaló a Tsuna cuando miraba a las dos pequeñas hadas

—¿Encargar qué? —la voz del enemigo retumbó en las paredes y Skull bufó por milésima vez en ese día

—Demonios… esto no lo planeé —se quejó con infantil reproche

—¡Tsuna! —Verde apuntó con su varita hacia Bermuda mientras mantenía detrás de él al castaño

—¡Cinco minutos! —gritó Skull antes de correr hacia Bermuda con su adorada cadena en mano

—¡Corre! —Lal empujó a Tsuna antes de que Verde hiciera estallar esa sección del castillo

 

 

Tsuna en ese momento no protestó, por el contrario, corrió con todas las fuerzas que tenía guardadas. A pesar de que escuchó las piedras caer y sentía el fuego pulverizar todo a lo lejos, siguió moviéndose con rapidez. Él confiaba plenamente en las habilidades de su tío Skull, sabía que saldría bien de esa y lo alcanzaría después, también creía firmemente en que Bermuda no le haría daño a su destinado porque se vería afectado también o eso le dijo Skull.

No pasó mucho tiempo para que los subordinados de Bermuda aparecieran entre los pasillos, y si bien Lal y Verde los noqueaban o hacían estallar algunas habitaciones o paredes, no sería suficiente para llegar a la salida, por eso tomaron una ruta alterna que los llevaría lejos de los subordinados, pero también de la salida. Necesitaban calma para lo que harían.

 

 

—Apurémonos porque después de esto no habrá calma —Lal agitó su varita frente a Tsuna—. A ti te cedo este escudo, con el cual te protegerás de la maldad existente en este mundo, el mismo simboliza la justicia… y todas esas cosas por las que luchas —terminó de improvisar rápidamente mientras figuraba el arma que le cedería al castaño

—Bien —Tsuna no pudo evitar reírse por las palabras de su tía mientras sostenía el escudo que se materializó de la nada, el cual tenía una correa con el que pudo cargarlo en la espalda

—Yo a ti, pequeño, te cedo —Verde se rascó la cabeza intentando recordar alguna arma poderosa— pues…

—Cédele una espada, ¡idiota!

—Sí, sí —suspiró antes de agitar sus manos—. Esta arma con la que te defenderás, representará la verdad por la que luchas y con ella acabarás con los malos, o sea: Bermuda —sonrió antes de agitar el granito de maíz en su mano derecha

—Claro —Tsuna reía debido a esos conjuros extraños antes de tomar la espada y colocarla en el cinto que su tía Lal le ofreció de cortesía— ahora, ¿corremos? —dijo con ansiedad

—Sí —Lal vio a los soldados de Bermuda detrás de ellos— pero, ¿por qué no la pruebas? —apuntó a la brillante arma blanca

—Eso haré —el castaño sonrió antes de girarse hacia sus adversarios con la espada fuera de su funda—. Veamos si recuerdo como se hace —apretó la empuñadura de su nueva arma antes de correr hacia los enemigos que ya gritaban para animar el enfrentamiento.

—¡Tú puedes! —animó Verde quien, junto con Lal, iba detrás de Tsuna— Menos mal que el niño pelea bien —miraba como la espada brillaba por la luz de las antorchas que la iluminaban, también a cada enemigo que caía al suelo o por las rendijas que daban al exterior—. Estoy cansado como para ayudar

—Deberías pelear también —Lal blandía su varita para ayudar con los enemigos que Tsuna no dejaba en el suelo

—No gracias, esto ya es demasiado agotador —giró su cabeza al escuchar el graznido de esa estúpida ave que lo delató muchas veces—, pero con esto sí ayudo — Verde blandió su varita y el cuervo que intentaba volar hacia su amo se volvió de piedra

 

 

Los estallidos se confundían con los gritos de cada enemigo que caía presa del filo de la espada que empuñaba Tsuna. Los jadeos se perdían entre las voces de guerra que se daban. La magia se esparcía por donde se abrían camino. A lo lejos Bermuda gritaba a viva voz porque sus prisioneros se escapaban y usaba su magia para lanzarles obstáculos que al final no funcionaban porque Lal y un agitado Skull la contrarrestaban.

Era un caos.

Tsuna corría hacia la salida, agitado y sudando, tragando duro porque su boca estaba casi seca, sintiendo sus dedos arder y sus palmas quemarle por estar blandiendo su espada. Vio la entrada empezar a derrumbarse, pero al mismo tiempo el destello de una magia azulada convertía las piedras en flores de colores. Sonrió decidido cuando logró pasar el portal y salir de los dominios de Bermuda, montó el caballo que salió de la nada y, asegurándose de que sus tres pequeñas hadas madrinas estuvieran a su lado, galopó por los parajes que desconocía

 

 

—El caballo sabe a dónde ir, tú sólo recupera fuerzas, Tsuna —Skull agitaba su varita para destruir los últimos obstáculos hacia su momentánea libertad—. Se llama copo de nieve —sonrió burlón mientras miraba la espalda de Tsuna quien fingía no ponerles atención

—¿Es en serio? —Lal arqueaba su ceja ante un Skull que tomaba también la forma de un hada de tres centímetros para disminuir el peso sobre el caballo

—Me gusta el nombre —se burlaba Verde— es tan propio de ti, Skull

—No te burles de mi magia —advertía entre risas porque el nombre de aquel corcel no se lo puso él, sino Tsuna, aunque fue cuando el castañito tenía cinco años— porque es la mejor

 

 

Llegar al castillo fue fácil, lo difícil fue atravesar el bosque de rosas con espinas. Le tomó toda su energía a Verde para hacer estallar la mitad del camino, la energía que le restaba a Tsuna para blandir su espada y cortar la segunda parte del tramo, pero al final lograron ver el tan ansiado palacio.

Cuando pisaron sus tierras un ambiente silencioso y frío los acunó, Skull hizo desaparecer al caballo y en vez de este una pequeña rata chilló antes de perderse entre los escombros. Lal tomó su tamaño real junto con Skull y Verde para guiar al castaño entre pasillos, o ese era el plan, pero nada es como se planea.

 

 

—¡Jamás pasarás!

—¡Ya basta, Bermuda!… Sabes que estoy harto de enfrentarte en este día —bufó Skull mirando con desagrado al hechicero que se les interponía—. Hasta se volvió aburrido

—Callado —advirtió con su voz gutural

—No me vas a… —pero las palabras del que poseía hebras violáceas se detuvieron al mismo ritmo en que su marca comenzó arder— Oh… no —apretó con fuerza su hombro

—¡Tío Skull! —Tsuna lo sostuvo para que no cayese

—Superó el límite —Verde negó con pena— Tsuna déjalo. Ve por tu destinado y termina con esto

—Pero…

—Es tu pelea, mocoso —Lal recostó a Skull quien temblaba mientras se encogía de dolor—, no la nuestra

—Volveré rápido —Tsuna lo aceptaba, su prioridad era acabar con el plan de ese hechicero—. Lo prometo —tomó la mano de su tío y la apretó para darse valor

—Hablan demasiado —Verde apuntó a su enemigo mientras se rascaba la cabeza con frustración porque ya casi no le quedaban energías—. Le diste tiempo a transformarse y eso no será bonito

 

 

La bruma envolvía cada parte de Bermuda quien se elevaba en el aire mientras susurraba un encantamiento. El cielo se oscureció aún más cuando unas negras nubes se posaron encima del hechicero, los relámpagos resonaron cuan cánticos de mal augurio mientras el corazón de Bermuda brillaba en un rojo fulgor. Poco a poco cada porción de piel se cubrió de escamas, cada venda se convirtió en pedazos de grandes alas, la figura humana empezó a crecer con apuro y, en menos de lo pensado, una gran monstruosidad se tornó en medio del camino hacia la torre más alta donde se ubicaba la habitación en la que Reborn dormía profundamente.

El rugido del dragón ocasionó que la tierra temblara, los ojos enrojecidos estaban llenos de ira, las alas se extendieron dándole imponencia y una bola de fuego se dirigió hacia las tres hadas.

Bermuda no se dio cuenta en qué momento Tsuna corrió entre sus patas para atravesar el camino que lo llevaría al palacio, pero su cola se agitó furiosa para impedir el paso de ese niño. Tsuna usó su escudo para que las púas de esa larga extremidad no lo dañaran, pero recibió el golpe de lleno, el cual lo mandó volar hacia una pared lejana que componía la entrada al palacio. Jadeó adolorido antes de levantarse y sujetar su espada, la blandió para evitar los golpes de esa cola e intentar dañar al dragón, pero, aunque deseara acabar con esa criatura, era evidente que no podría… La diferencia de tañamos era demasiada.

¿Cómo poder vencer eso que aparentaba simular una montaña?

Tsuna corrió hacia una de las paredes más cercanas y la escaló con ayuda de las flechas que cargaba, tuvo el tiempo suficiente como para pararse en el balcón antes de que una bola de fuego llegase hasta él. Sólo las piedras lo cubrieron antes de que de nuevo se pusiese de pie y corriera, necesitaba subir al otro balcón tan siquiera. Fuego, rugidos, gritos, jadeos, era una confusión que alteraría a cualquiera y Tsuna no era la excepción

Sólo tenía una oportunidad.

Tenía la suficiente distancia y miró a lo lejos. Su tía Lal cuidaba de Skull, su tío Verde ondeaba su varita para tratar de hacer algo con el caído, ellos no podían ayudarlo por el momento por eso debía adaptarse a las circunstancias. Recordaba claramente lo que su tío Fon le dijo alguna vez, que con la suficiente pólvora podría volar cualquier cosa, pero que tuviera cuidado, aunque eso era lo de menos en ese momento. Tsuna vio a lo lejos sección estable que podía refugiarlo y darle soporte para realizar un ataque. Una nueva bola de fuego lo alcanzó y se agachó con el tiempo justo. Del carcaj sacó una flecha, la que él guardaba con celo porque era especial ya que su tío Verde se la regaló.

La flecha era un poco más gruesa que las demás, se debía a que en el interior la madera estaba hueca y como relleno tenía pólvora, de la más especial pues era la creación de su tío, la cual le dijeron sólo usara para una enorme emergencia.  Esa era una emergencia y del tamaño de un dragón. Tsuna se levantó con apuro y alistó su flecha. En su cinturón estaba la espada, en su espalda el escudo, sus brazos estaban ocupados con el arco y flecha. Solo tenía un tiro.

Bermuda se giró ante Tsuna, mostró los dientes dragonarios y lanzó un gruñido antes de abrir el hocico para generar una nueva bola de fuego. Tsuna respiró hondo, esperó hasta ver el humo escapándose por esos dientes y cuando la luz del futuro ataque iluminó parte de la boca del dragón, lanzó la flecha. Fue un silbido casi eterno, pero que dio en el blanco

Un estallido monumental se dio de tal forma que Bermuda, mejor dicho, el dragón trastabilló dos pasos y bajó su guardia. Tsuna entonces tomó una flecha más, una con la punta más filosa, sintió a su lado la presencia de su tía Lal la que envolvió la flecha con su magia y sin dudarlo la dejó ir. La flecha llegó a dar certeramente en el pecho del dragón y un rugido agónico se dio antes de que ese enorme cuerpo cayera hacia atrás

Tsuna apretó los labios… cerró los ojos… pidió perdón a su tía y salió corriendo hacia la torre más alta.

No podían juzgarlo por fallar.

 

 

—Mocoso idiota —farfulló Lal antes de mirar hacia su lado izquierdo, contrario al camino que Tsuna tomó, y vio a Verde cargando a Skull en su espalda

—No lo regañes —suspiró aquel que ya no usaba lentes porque los perdió en medio del caos— protege a su familia después de todo

—Más le vale que termine con esto rápido

—Él lo hará —susurró Skull antes de suspirar para tomar fuerzas—, sólo necesita de un apoyo que lo guie eficazmente. Tsuna necesita de su complemento —se bajó de la espalda ajena y con coraje se puso de pie a pesar del dolor

—Vamos con él —susurró Lal antes de encaminarse hacia la torre más alta—, tenemos un tiempo antes de que despierte

—No hay apuro —farfulló Verde antes de colocar el brazo de Skull alrededor de su cuello y ayudarlo a caminar, aunque éste protestó por ese hecho

 

 

Y en realidad no lo había. No cuando se tiene muchas cosas que decir y hacer.

Cada paso se le tornó una tortura. Cada jadeo le quemaba la garganta. Cada grada que subió para llegar a la torre más alta le causó una risita tonta porque era ridículo. ¿Quién ponía a Reborn en la torre más elevada? Cualquiera lo dejaría en la planta baja para que el rescate fuera más sencillo y rápido, pero claro, Tsuna nunca sabría en qué pensaban sus tíos.

Llegó a una puerta que ni siquiera tocó para avisar de su arribo, sólo la empujó mientras trataba de recuperar el aire porque fue un largo trecho el que cursó, y, cuando pudo respirar normalmente, soltó una risa divertida porque nunca, jamás, ni en sus más locos sueños podría haber imaginado eso.

“Eso” no iba con Reborn, pero suponía que sí iba con Luce

Era una cama amplia, tallada en madera de caoba, la que estaba rodeada por una fina tela casi traslucida que colgaba desde el techo y que cubría el lecho como si fuera un velo. Tsuna repasó aquello con sus dedos y claramente entendió que esa seda impedía al polvo ensuciar el contenido. Cuando por fin logró quitar el impedimento, lo vio… y tuvo que aguantar una carcajada más.

 

 

—En verdad esto no va contigo —susurró

 

 

El azabache de curiosas patillas reposaba calmadamente sobre una blanca sábana y era cubierto por otra blanca manta, sus manos reposaban sobre el vientre, su cabello bien colocado en la almohada, respiraba de forma acompasada, flores numerosas adornaban su cabeza. Sí, eso no iba con Reborn, pero tal vez para Luce fue un buen detalle.

Y no era todo, aquel traje que el azabache portaba lo hacía ver como un príncipe, pero a quien Tsuna recordaba era a un cazador que no usaba zapatos. Era muy raro verlo así, por eso se dio un minuto para mirarlo, sólo para hacerle burla después de que todo ese extraño caos terminara

 

 

—¿Es en serio? ¿Rosas? —la risa de Lal inundó la estancia y causó que Tsuna saltara

—¿Qué crees que haces, Tsuna? —Verde rio también— Ahora despiértalo y larguémonos rápido

—Pero —Tsuna enrojeció un poco— es que… —jugó con sus dedos y la apariencia decidida se desvaneció como por arte de magia—. No sé cómo —admitió avergonzado

—De esto me encargo yo —Skull rió sonoramente antes de empujar a sus compañeros fuera de la habitación y cerrarles la puerta en la cara, por si acaso también trabó la puerta, sólo por si las dudas—. Bien —colocó sus manos en sus caderas e infló el pecho—. Tsuna

—Tío Skull… ¿cómo lo despierto? —se aferró al arco mientras miraba la sonrisa maliciosa de su tío

—Pequeño Tsuna —le quitó el arco, el carcaj, la espada y el escudo para que el castaño estuviera más aliviado—. Dime —lo tomó por las mejillas para mirarlo con ternura y diversión entremezcladas—, ¿cómo se despierta a alguien?

—Hum —dudó un momento—. ¿Moviéndolo un poco?

—¡Pues hazlo! —lo empujó— Si quieres me tapo los ojos

—No, así está bien —Tsuna se acercó a aquel azabache y respiró hondo—. Oye —susurró moviéndolo suavemente por el hombro—. Despierta… oye —insistió un poco más antes de suspirar y mirar a su tío—. ¡Esto no funciona!

—Oh —adoraba cuando el castaño se comportaba como un niño— ¿Qué más haces para despertar a alguien con el sueño pesado? —obviamente estaba disfrutando de eso. Quería darse un gustito antes de que todo eso acabara

—Lo… ¿mojo? Pero aquí no hay agua, tío

—¿Otra cosa? —casi se le escapa una sonrisa

—¿Me quieres decir ya cómo lo despierto?

—No —Skull sonrió— eso debes descubrirlo tú, yo sólo te doy una pequeña guía

—Bien… entonces lo golpearé —elevó sus hombros para restarle importancia

—S-sí —Skull tuvo que usar todo su autocontrol para no soltar una carcajada y confirmar su travesura—. Vamos… ha-hazlo

—Bien —con cuidado Tsuna palmeó la mejilla derecha del bello durmiente—. Despierta… Por dios despierta, nadie tiene el sueño tan pesado —detrás de él, Skull se sostenía de una pared para no reírse y caer al suelo—. Joder —masculló antes de acercarse más hasta arrodillarse cerca del azabache y palmearle la otra mejilla

—Más fuerte —sonrió Skull mordiéndose el labio para no reír, por dios, ¡lo estaba disfrutando más de lo que pensó!

—Bien, bien —suspiró antes de colocar cada una de sus piernas a cada lado de la cadera ajena—. Más fuerte —Tsuna elevó su mano… iba a hacerlo… en serio iba a golpearlo

—¡Hazlo! —Skull ya no soportó y estalló en risas ahogadas por sus manos

—Despierta —pero al ver el apacible rostro del azabache, se detuvo, y rezongó cual niño pequeño—. No puedo… sólo míralo… ¡Me da pena golpearlo!

—¿Golpearlo? —del otro lado de la puerta se escuchó la voz de Verde y su posterior carcajada

—¡Sólo bésalo! —se quejó Lal tras dar un golpe en la puerta

—¿Besarlo? —murmuró el castaño mirando a su tío que rodaba en el suelo— ¡Skull!

—Mal… dición… casi lo… golpeas —sollozaba en el piso por el dolor en su estómago

—¡Me engañaste! —hizo un leve puchero indignado

—Valió la pena —Skull respiró hondo antes de darle la espalda a su protegido—. Pero ahora ya sabes… sólo bésalo

—No… no puedo —murmuró Tsuna sonrojándose de a poco

—Si no lo haces no despertará —el de cabello violáceo seguía riéndose quedito mientras se limpiaba las lágrimas

—Pero… es que no…  Simplemente no puedo llegar y besarlo sin que él me lo permita y…

—Sólo un beso de verdadero amor romperá el hechizo —murmuraron fuera del cuarto— Ahora hazlo porque no tenemos todo el día

—¿Amor? —Tsuna se sonrojó violentamente al mirar al azabache dormir—. ¡Es que!

—Ya, Tsuna —suspiró Skull—. Todos sabemos que te mueres por el chico de tus sueños, así que hazlo —elevó su pulgar sin mirarlo todavía—. No estoy viendo, así que tranquilo… Hazlo con calmita, con amor —sonrió de lado mientras se acomodaba mejor en ese frío suelo

—Como si fuera tan fácil —murmuró con pesadez

 

Tsuna tenía una dura tarea que cumplir

 

 

Continuará…

 

 

 

 

Notas finales:

Krat cree que le faltó algo a ese escape y la lucha contra el dragón, pero no sabe qué XDDD

Sorry por eso

Les deseo paz y amor en sus vidas~~~


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