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Desconcierto. por Nakisa

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Hoy es el cumpleaños de Dudley.

Aunque se llevara bien con él y sus amigos, ese día siempre era abandonado por sus tíos con su vecina amante de los gatos. Era extraño estar con ella, siempre que socializaban se veía complacida por algo, decidió pensar que se traban de sus gatos. Tenía cientos, —y hablaba en serio—cientos de gatos.

Siempre que entraba en esa casa se encontraba rodeado por gatos, esas plagas no se mostraban muy contentos por Harry y él sentía lo mismo, especialmente cuando olía la suciedad que los rodeaba.

Ese día en especial la vecina no se encontraba disponible, —él no hizo nada—y Harry sería llevado junto con Dudley y su amigo al zoológico. Sus tíos no estaban muy felices por este hecho, aunque a Dudley no le importaba en absoluto. Después de verlos se ofreció voluntariamente a quedarse en la casa, y aunque a su parecer sus tíos parecían tentados a dejarlo, al final decidieron llevarlo.

Después de pasar por su amigo llegaron al zoológico, era la primera vez que no se sentía extraño en un lugar. Nadie le prestaba mucha atención.

En el zoológico Harry no era alguien tan malo, bueno es decir,  todos observaban a los animales buscando costumbres o gestos raros en ellos. Es exactamente lo que él hacía todo el tiempo. Monos, leones o aves; todas criaturas encerradas solo para el placer de los humanos.

Harry no estaba tan interesado en los animales como lo estaba con las personas, su trabajo era imitar a los niños mientras trataba de no molestar a sus tíos. Caminaron por todos lados hasta llegar a la zona de reptiles.

La jaula de las serpientes llamó la atención de los niños, Dudley entonces trato de llamar la atención de la serpiente mientras golpeaba el vidrio. Harry solo estaba observando con fingida esperanza a que la serpiente se moviera de su lugar e hiciera algún truco, pero al notar que no se movía y ver que sus compañeros se estaban aburriendo, él mismo decidió imitar a su primo golpeando levemente el cristal mientras llamaba a la serpiente.

La serpiente entonces levantó la cabeza y miró a Harry. Los niños a su lado quedaron sorprendidos y aunque hace un momento estaban por irse regresaron su atención a la jaula de la serpiente que ahora se acercaba.

—Wow! —Exclamó Pier, el amigo de Dudley —. ¿¡Viste eso!? ¡Harry habló con la serpiente!     

Harry se extraño por su comentario. ¿A qué se refería? Él solo había imitado lo que su primo había hecho también.

—¡Bien hecho, Harry! —Le felicitó su primo con una palmada demasiado fuerte en la espalda —. ¡Dile que haga algún truco!
—Ammm... —Pensó en que hacer o decir, sus compañeros parecían más interesados en Harry que en la serpiente, pero si actuaban tan contentos, no podía decepcionarlos. —“Hola bonita” —dijo a la serpiente—. “¿Cómo te llamas?.”

En respuesta la serpiente movió su cola y señaló la placa a su lado que decía la especie de la serpiente, el lugar de donde es nativa y el hecho de que fue criada en cautividad. Los dos niños que estaban con él parecían sumamente emocionados por tan simple acción.

—¡Mira, papá! ¡Tienes que ver esto! —Dudley fue corriendo hacia donde estaba su padre y lo arrastró para que viera a la serpiente junto con ellos —. ¡Harry puede hablar con las serpientes! —dijo mientras lo jala—. ¡Muéstrale Harry! —ordenó sin rodeos.

Harry hizo lo que su primo le ordenó, llamando de nueva cuenta a la serpiente.

—”¿Puedes asentir para mí?” —preguntó al no saber que otro truco podría hacer una simple serpiente.

Escuchó el grito de sorpresa que provino de su tío y volteó a verlo, esperando ser mirado con aquella mirada de asombro y júbilo que tenían los chicos, pero en su lugar vio el rostro de ira que le mostraba el mayor, supo de inmediato que lo que estaba haciendo, lo hacía parecer un fenómeno, ya que en sus ojos vio ese brillo que sólo mostraba cuando alguien lo llamaba así.
Su tío se veía entre enojado y asustado, Harry no entendió porqué. Aún con las quejas de Dudley terminaron su salida antes de lo previsto y en cuanto llegaron a casa, y después de despedir al invitado; Harry fue regañado y tuvo que disculparse una y otra vez por comportarse “mal” fuera de casa, pero aún después de todas sus disculpas fue encerrado en su alacena el resto del día.

—(¿Qué tiene de malo hablarle a una serpiente?)— pensó Harry mientras trataba de dormir.

El percance con la serpiente en el cumpleaños de Dudley le había costado un gran castigo en la alacena, era la primera vez que lo castigaban tanto. Incluso cuando por accidente lastimó a esa chica en la escuela, solo lo habían castigado un par de días. Pero esta vez qué solo se puso a hablar con una serpiente, lo habían castigado hasta después de las vacaciones.

—¿Qué es eso? —Le preguntó a su tía que estaba en la cocina remojando en una enorme olla de lo que parecía ser ropa. De la olla provenía un olor asqueroso.
—Es tu nuevo  uniforme —contestó a secas.
—Genial —contestó alegre Harry, después de todo su primo también se veía alegre con su nuevo uniforme —. ¿Y por qué esta en agua? —preguntó fingiendo estar interesado.
—Es para que el color gris se pegue en la ropa —espetó.
—Oh —contestó desinteresado al ver que su actuación, al igual que muchas veces, no funcionaba con su tía.

Nunca sabía cómo lidiar correctamente con su familia, siempre creía que lo estaba haciendo bien pero sus tíos aún actuaban molestos con Harry.

—¿No necesitas que te ayude? —agregó para tratar de nuevo de socializar.
—No… no es necesario —respondió su tía mientras lo miraba fijamente de nuevo con esa extraña mirada en su rostro.

Vernon y Dudley entraron a la cocina poco después quejándose con un movimiento de sus manos por el olor, pero al escuchar el sonido de las cartas siendo depositadas por el cartero, Vernon ordenó a Harry ir a recogerlas.

Harry obedeció y cuando tomo el puñado de cartas del suelo miro una que tenía su nombre. Harry estaba extrañado, nadie le envía cartas a él, nunca. Decidido guardar el sobre en sus bolsillos, ya la leería más tarde.

Estaba en la habitación con Dudley cuando decidió abrir el sobre, claro que solo lo hizo porque estaba aburrido, poco después entendió su error.

—Dámela —dijo Dudley después de ver una carta entre las manos de Harry
—Pero es mía. —Harry se negó a su petición.
—¡Dámela! —gritó su primo, y creyendo que una carta no valía tal enojo de su primo, la entregó.

El niño regordete abrió la carta apresurado, sin tener cuidado de conservar el sobre en un buen estado.

— ¿Hog, Hogwarts? —dijo el chiquillo mientras leía la carta —. ¿Colegio de magia y hechicería? —Miró a Harry que lo veía desde el otro lado del papel, al ver a Harry ladear la cabeza siguió leyendo la carta.
—¿Qué es? —preguntó Harry.
—Una carta… —dijo mientras seguía leyendo, frunció el entrecejo y  miró a Harry otra vez y le entregó la carta —. ¡Léemela! —le ordenó.
  
Harry observó la carta y empezó a leer en voz alta.

—Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, Director: Albus… —Observó el nombre completo y lo salto —. Dumbledore.

‘Querido señor: Harry Potter.
Tenemos el placer de informarle de que dispone de una plaza en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Por favor, observe la lista del equipo y los libros necesarios.
Las clases comienzan el 1 de septiembre. Esperamos su lechuza antes del 31 de julio.
Muy cordialmente,
Minerva McGonagall. Sub directora.’

—¿Y eso qué significa? —Le preguntó Dudley curioso.
—No lo sé… —Respondió sincero Harry.
—¡Papá! —gritó Dudley lo más alto que pudo —. Hay que preguntarle a él —sugirió al no obtener respuesta.
—Colegio de magia… —susurró Harry leyendo la carta otra vez, la magia no existía ¿verdad?

Se dio cuenta de que sentía verdadera curiosidad, no era una sensación extraña para Harry. Podía sentir curiosidad cada vez que no sabía la respuesta de algo y siempre se iba cuando la obtenía, seria genial saber porqué se le entrego esta carta. Pero en cuanto llegó su tío y leyó la carta, horrorizado, se dio cuenta que la magia era verdadera y seguramente por eso él seguía siendo un fenómeno para sus tío.

Y entonces no tuvo más que preguntarse ¿Los demás magos eran como Harry? ¿Qué clase de magia podría hacer al estudiar? ¿Debía preocuparse si sus tíos en lugar de contestar sus preguntas se llevaban lejos de Harry la única pista que tenía? Pues ya lo sabría después, Adiós, carta.

 


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