El calor de la tarde se comenzaba a sentir. Un dolido Naruto revisó su reloj de la mesa de noche y marcaban las 4:35pm. Pensó que debía de comenzar a alistarse para ver a Hinata dentro de hora y media en el restaurante de ramen. Realmente no tenía ganas de ir, pero ya habían quedado los dos. Se levantó de su cama y decidió darse un buen baño de agua fría.
Mientras se enjabonaba, se dejó muy claro a sí mismo que era momento de olvidar todo aquello que le hacía daño, pensando en el castaño. Una parte de él lo odiaba pero otra no paraba de desearlo. No era la primera vez que veía a Kiba besando a una chica ni que lloraba por él, pero ya estaba cansado de seguir así.
Cuando salió, escogió una vestimenta muy casual: una camiseta blanca lisa, una jacket verde sin gorro, unos pantalones cafés claros y unas tenis negras. Se peinó un poco y se perfumó. No obstante, cuando estaba a punto de marcharse faltando veinte minutos para la hora acordada, un fuerte aguacero surgió de la nada. La poca luz que brindaba esa hora de la tarde fue reducida aún más por las negras nubes que se aglomeraron. El rubio tomó su paraguas y se dirigió al punto de encuentro.
El rubio se detuvo en la entrada del restaurante para esperar a la chica. Ya había verificado si no había llegado antes pero no había llegado aún. Por la puntualidad de Hinata, muy rápidamente llegó en un auto negro conducido por su compañero Neji, para su sorpresa. Naruto por cortesía se acercó a la puerta del vehículo y la cubrió con su paraguas. Parecía una escena muy romántica, ciertamente, pero el rubio lo hacía por mera caballerosidad.
— ¡H-Hola, Naruto! — saludó la chica dándole un tímido beso al cachete del chico.
— ¡Hola Hinata! ¿Cómo estás? Espero que tengas hambre.
Naruto no pudo ignorar la coloración que la cara de Hinata estaba experimentando luego del beso. Parecía que planeaba hacerlo.
— Sí, ¡mucha de hecho!
— ¿Entramos?
— De acuerdo.
— ¡Que la pasen bien! — se despidió Neji.
La pareja ingresó al local y Naruto dejó su paraguas donde correspondía. Se sentaron en una mesa para dos a la par de una ventana. La chica realmente se le notaba nerviosa. ¿Acaso era su primera cita también?
— ¿Qué tipo de ramen pedirás, Hinata? — leyendo el menú.
— Pediré uno con pollo. Debo cuidar la figura para ti.
— ¿Cómo? — preguntó el rubio dejando de ver el menú para ver a la chica.
— Para tener mejor salud. — improvisó. Se le había salido.
— Ya veo. Me pareces que así estás bien.
— ¿Eso crees? — muy sonrojada quitándole la vista.
— ¡Pues claro! Las chicas muy delgadas como Ino o Sakura no las veo tan atractivas. Les falta carne.
— ¡En ese caso pediré un ramen con cerdo!
— ¡Así me gusta! — reía
— ¿Y tú qué pedirás Naru?
— El de siempre, uno especial de la casa extra grande.
— Nunca cambias. — sonriendo.
Naruto se percató de cómo lo llamó Hinata, pero no le dio importancia.
Ambos chicos hablaron de temas comunes. Hablaron sobre la escuela, sobre comida, música, sus pasatiempos, qué tanto practicaban sus técnicas ninja... Hasta que la chica tocó discretamente el tema al que quería llegar.
— Oye Naru, ¿y te gusta alguien? Digo, es normal que nos guste alguien.
— Sí. Pero me estoy olvidando de ese sentimiento. — bajando la cabeza. Hinata notó su cambio de semblante.
— Ya veo... Al parecer no has tenido tanta suerte.
— Ya me acostumbré, no te preocupes. ¿Y tú? ¿Sientes algo por alguien?
Naruto devolvió la pregunta por hacerla, pues ya sabía que Hinata siempre había actuado raro con él desde pequeños.
— Pues... digamos que sí.
— ¿Ajá? ¿Y quién será? — con una mirada pícara.
— Primero dime a quién quieres olvidar.
— No te lo diré. El no hablar de esa persona es el primer paso para olvidarla. — excusó hábilmente. — Dime tú, ¿por quién sientes algo?
— Eh... ¡Naruto! — alarmó la chica golpeando sus manos contra la mesa. Naruto se asustó a primera instancia. — ¡Acaba de entrar Iruka-sensei al restaurante con una chica!
— ¿¡Qué!? ¿En serio?
Naruto siempre había sido muy cercano al maestro Iruka de la primaria. Le tenía un gran afecto, pero, ¿saliendo? Eso seria una noticia de primera. Sin embargo, cuando el rubio giró su cuello para ver la entrada, no vio a Iruka. "¿Se habrá confundido con alguien más?" pensó.
— Creo que te equivocaste Hina...
Hasta que un profundo beso de Hinata lo calló. Naruto abrió sus ojos de la sorpresa mientras la chica los tenía cerrados. La Hyuga realmente estaba disfrutando el momento mientras el rubio no sabía cómo reaccionar. Ni siquiera sabía cómo mover sus labios para besarla. La mesera estaba a punto de dejarles el ramen que habían ordenado, pero al ver la escena decidió esperarse un minuto más.
Cuando al fin los dos jóvenes se separaron, Naruto no esperó para preguntar.
— ¡Hinata! ¡¿Qué fue eso?!
— Pues... me pediste que te dijera por quién sentía algo, y pues... decidí demostrarlo.
— Te gusto, ¿verdad? — con tono serio y aún atónito.
— Mucho. No paro de pensar en ti, Naruto. — tomando las manos del rubio. — Nunca me he enamorado de otro chico que no seas tú, pero siempre he tenido miedo de decírtelo...
— Hinata, yo...
— Te amo mucho, Naruto. Haría lo que fuera por ti, para hacerte feliz.
— Hinata, no sé qué decirte. En estos momentos tengo mi mente muy bloqueada.
— ¡No sé cuál ha sido la chica que te ha hecho daño! Pero estoy dispuesta a ayudarte a olvidarla. ¿Me dejarías?
Por primera vez, Naruto se sonrojó un poco por Hinata. La chica de verdad lo quería y quería lo mejor para él. Eso lo conmovió.
— Eres una gran chica...
— ¡Y tú una joya de persona! Dame una oportunidad, Naru. No te decepcionaré.
— No sé... tengo miedo de que no funcione.
Naruto tenía miedo a estar cometiendo una locura, pues aunque quería olvidar a Kiba, realmente no quería a Hinata.
— ¡Sé mi novio, Naruto! — propuso la chica con mucho esfuerzo. Estaba al borde del colapso emocional.
— ¡Hinata!
— No tengas miedo. ¡Yo también lo tengo pero todo saldrá bien!
El rubio estuvo a punto de decirle que no, pero simple y sencillamente no podía soportar desilusionar a la chica. Sus ojos blancos brillaban como dos soles.
— E-está bien. A partir de ahora somos novios. Pero no me exijas mucho por ahora, ¿está bien?
Hinata no podía creer lo que escuchaba. Su sueño se había vuelto realidad, ¡era novia de Naruto Uzumaki! ¡Ese apetecible rubio de hermosos ojos azules! No pudo suprimir más su felicidad y se levantó de su silla para darle un gran abrazo a su ahora novio. Naruto la abrazó también, aunque no estaba aún convencido de haber hecho lo mejor.
Finalmente la mesera les llevó a ambos su pedido y comenzaron a comer. La chica estuvo algo tímida con sus modales al inicio, pero la forma tan despreocupada de Naruto de comer la relajó. Después de eso, Neji volvió por Hinata y le ofreció a Naruto llevarlo hasta su casa. El rubio se montó en el auto, el cual estaba riguroso y perfectamente limpio e impecable, una de las manías del primo de Hinata. Ella se iba a sentar en el asiento del copiloto, pero decidió ir a la par de Naruto.
— ¿Cómo les fue? ¿La pasaste bien, prima?
— Mucho Neji, ¡no pudo estar mejor!
— ¿De verdad? — sorprendido de ver tan alegre a su introvertida prima. — ¿Y por qué?
La chica se echó una risa traviesa mientras recostó su cabeza en el hombro de Naruto.
— Naru y yo somos novios.
— ¡¿Qué?! ¿Hablas en serio? ¡Me parece genial!
Neji Hyuga siempre había sabido que su prima estaba locamente enamorada de Naruto, mas no pensó que saliera de su zona de confort y saliera a conquistarlo. Había dado un gran paso.
— Una genial mujer es toda tuya. Eres suertudo Naruto.
— Sí, estoy consciente de ello.
— Vas a ver que seré la mejor novia del mundo.
— Y yo intentaré ser el mejor novio. — le sonrió.
— Y de vez en cuando haremos travesuras. — con una sonrisa pícara.
— ¡¿Eh?!
— Relájate Hinata, no lo espantes en la primera noche. — recomendó Neji. Vaya que Hinata no era tan inocente como parecía.
Cuando se parquearon al frente del apartamento del rubio, Naruto siguió el protocolo de comportamiento de los novios y besó a Hinata para despedirse. Ya había dejado de llover. Cuando entró a su casa, fue por un vaso de agua pues lo mataba la sed. Debía admitir que, aunque había olvidado a Kiba por un rato, no se sentía más tranquilo. Ahora tenía una novia y eso implicaba compromiso. Eso le preocupaba. Naruto era amante de la libertad.
Tras cepillarse los dientes y ponerse su pijama, se acostó esperando haber hecho lo correcto. En eso, su celular sonó. Era Hinata escribiéndole un tierno "Buenas noches amor, que descanses" y un corazón. Naruto le respondió con un "Igual, te quiero".
Al final decidió no cuestionar lo que ya estaba hecho pues sabía que con eso sacaría exitosamente a Kiba de su mente definitivamente y hasta dejaría su tendencia homosexual. Mataría dos pájaros de un solo. Con eso logró relajarse y por fin dormirse. Lo que no recordó era que al día siguiente había quedado en salir con Kiba.
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