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Conquistando al chico perro (KibaNaru) por Kiba Monster

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Kiba y Naruto finalmente eran novios. El paso determinante finalmente el castaño lo había tomado y lo único que faltaba era hacer pública la relación, si será fácil y rápido, no se sabía, solamente disfrutarían esa noche sin pensar en los retos que les prepararía el mañana.


— Kiba... te amo mucho.


— Naruto... haría lo que sea por ti. Desde antes que me salvaras del túnel presentía que eras especial.


— ¿Cuál túnel?


— Ninguno. — Rió. — Esta noche nos olvidaremos de todo y de todos para ser solo tú y yo. — Acercando su mejilla y bajando poco a poco su mano recorriendo su cuerpo hasta terminar tomando al rubio de la cintura. Varios besos profundos y salvajes que los arrinconó a ambos en la pared dejaron sin aliento a los dos chicos. Estaban muy necesitados uno del otro y solo querían estar juntos no importaba qué.


— Vamos a mi habitación, estaremos más cómodos. — Llevándose al castaño de la mano. Kiba sonrió pícaramente al percibir la malicia del menor.


Ambos entraron rápidamente al dormitorio del rubio el cual estaba ordenado por milagro, asimismo, a pesar de saber que nadie más llegaría al apartamento cerraron la puerta con seguro para asegurar la privacidad y ninguna interrupción.


— Al fin solos...


— Los dos...


Se besaron nuevamente con fuerte intercambio de lenguas.


— ¿Sabes cuál es el significado de la palabra "salvaje"?


— Mmm, creo...


— Porque esta noche ese significado lo tendrá un loco enamorado de marcas rojas. — Rozando delicadamente sus dientes por el cuello provocándole al rubio una piel de gallina y una extraña pero agradable sensación.


— Quiero ser tuyo...


Kiba se quitó su chaqueta dejando en evidencia que no andaba otra camisa puesta. Sus perfectos abdominales se lucieron de inmediato mientras unos ligeros jadeos del mayor indicaban su instinto animal sediento de poseer al menor, pero quería aguantar y progresar lento.


Posteriormente, levantó la prenda del rubio quien levantó sus manos para dejar a los dos con el torso desnudo. Ambos se acercaron mutuamente hasta sentir la sensación de la piel del otro. Naruto tocaba el cuerpo de Kiba.


— Ahora puedes tocar todo lo que quieras... sé que te mueres por hacerlo, las clases deportivas te dejaban en evidencia.


Naruto se sonrojó y tragó grueso al saber que todo ese majestuoso cuerpo era suyo. Sin más demora sintió ese fibroso tórax y esos musculosos bíceps que tan loco lo ponían. Kiba no estaba dispuesto a perder más tiempo del que ha tenido que esperar así que rápidamente se quitó los zapatos, bajó la cremallera del pantalón y lo mandó a volar. Un ajustado bóxer gris marcaba mucho volumen en el interior. Naruto quería tocar eso pero aún tenía un poco de vergüenza, así que Kiba lo acabó de animar.


— También sé que no has dejado de verme ahí abajo, pero ya que somos novios no hay deseos reprimidos, ¿no crees? — Levantó su ceja. Naruto asintió con la cabeza y sonrió, para seguidamente el castaño tomar la mano del menor y aventarla contra esa jugosa montaña que ya estaba tan dura con una piedra.


Naruto disfrutaba la carnosidad que sus manos tocaban y cómo se sentía el bombeo de la sangre ahí abajo. Kiba mordía su labio inferior mientras miraba a Naruto de una forma sexy. Sabía que su cuerpo se le hacía irresistible a Naruto de igual manera que él estaba tan loco por él.


— Pero no seas egoísta pequeño zorrito, yo también deseo sentir tus atributos. — Reprochó haciendo una mueca infantil.


Naruto se quitó sus zapatos y bajó sus pantalones para quedar los dos en la misma condición. El bulto del rubio también se veía tremendamente apetitoso en ese bóxer azul tipo látex. Ambos chicos rozaron y apretaron sus miembros entre sí mientras se excitaban cada vez más. Al fin Kiba se dio el gusto de tocar y apretar esos deliciosos melones que tenía el menor como trasero, grandes y suaves, cuya tela del bóxer le daba una sensación resbaladiza y tremendamente exquisita. ¡Qué tentador era comerse esas nalgas! Naruto no se quedó atrás con la acción y con una mano seguía sintiendo el amigo de Kiba que podría tocar día y noche mientras con su otra mano sentía esos fuertes y levantados glúteos. El castaño comenzaba a curiosear la entrada del menor quien sentía delicioso la forma en que su dedo exploraba.


— ¡Demuéstrame de qué estás hecho Kiba! — Retó.


Kiba amaba esa faceta pervertida de alguien que parecía un ángel como Naruto. El castaño con sus dos brazos de acero cargó de sorpresa al Uzumaki y lo besó de nuevo en los labios.


— ¡¿Qué haces Kiba?!


— Solamente nos divertiremos. — Guiñándole el ojo. Seguidamente lo depositó en la cama con cuidado. De seguro no se vería arreglada por mucho tiempo más.


Naruto estaba abajo y Kiba arriba. Después de unos cuantos besos y caricias más por sus lindos abdominales marcados para no perder el calor, el Inuzuka se colocó de forma inversa al rubio, es decir, con sus piernas sobre la cabeza del menor dejando su paquete en la cara del rubio.


— No se tú rubio, pero tengo hambre de un banano bien delicioso, ¿tú no?


— ¡S-sí! ¡Claro! ¡Sería delicioso! — Sin quitar la vista de lo que tenía encima.


El castaño comenzó a lamer y dar pequeñas mordiditas a ese paquete que daba gritos por salir y ser libre. Naruto daba pequeños gemidos mientras seguía mirando con lujuria ese tremendo paquete.


— Muy sabroso jovencito, pero su sentencia en esta ropa ha terminado... — Removiendo el bóxer del rubio lentamente hasta sacarlo por los pies y mandarlo a volar. De inmediato se comenzó a engullir esa deliciosa y bella verga que olía a sexo de una forma demasiado excitante para el canino, cuya nariz deleitaba tales olores corporales. Las feromonas del menor le estaban provocando sus instintos salir a mil revoluciones por minuto. Introdujo su boca mientras movía su lengua y succionaba. El rubio estaba sintiendo delicioso, mucho más que cuando se masturbaba. A ese punto el castaño ya estaba tan excitado que su amigo estaba por salirse de su ropa interior debido a su voluptuoso tamaño.


Naruto tímidamente se armó de valor y bajó el bóxer de Kiba. Esa inmensa verga le pegó fuertemente en la cara. ¡Vaya que era pesada! Como si le hubiesen dado una cachetada. Seguía en shock mientras esa dura arma reposaba a un lado de su nariz, así como sus pesadas bolas caían sobre su frente. Con su rostro rojo como tomate y sin dejar de sentir el placer que el castaño le estaba proporcionando, se animó de una vez y se llevó el pene de Kiba a su boca. Era tan grande que apenas le cabía en su cavidad bucal. Estaba muy caliente y carnoso.


Ambos chicos siguieron mamándose. El mayor chupaba salvajemente buscando la miel mientras daba ligeros gemidos debido a que Naruto, debido al tamaño qué él presumía, sus dientes a veces rozaban el glande y experimentaba un dolorcito bastante placentero. Queda en claro que Kiba era medio masoquista.


El rubio estaba a punto de venirse así que con un grado de excitación cada vez más pleno siguió saboreando la virilidad del Inuzuka. Finalmente, Naruto se corrió dentro de la boca del castaño quien tragó todo la semilla de golpe la cual presentó un dulce y delicioso sabor. No mucho después Kiba también se corrió, sin embargo, Naruto inocentemente no sabía muy bien si el semen debía tragarse o no, así que quitó la verga de su boca. Quizás no fue buena idea porque en esa eyaculación que parecieron disparos todo su rostro y pecho resultaron embarrados. Líquido blanquecino bajaba por sus mejillas, y para no quedarse con la curiosidad se lamió lo que cayó en su labio y disfrutó del leve sabor salado de su pareja. Naruto olía fuertemente a sexo. Kiba terminó de lamerse su boca mientras se sentaba al frente del rubio.


— Kiba, nunca había tenido sexo con alguien, ¡es fantástico!


— Es puro placer, nada mejor, ¿no crees? Solo que no deberías desperdiciar mi leche tan nutritiva. — Se burló riendo.


— Perdón... Quizás debemos hacerlo más seguido, ¿no crees? Para agarrar práctica.


— Espera, ¿crees que ya acabamos? ¡Tan iluso mi rey!


— Tengo miedo de lo que falta...


— ¡Te aseguro que lo disfrutarás en grande! — Guiñando el ojo.


— Confío en tí...


Kiba colocó al rubio boca abajo dejando su espléndido trasero vulnerable. El castaño aunque acababa de eyacular con solo ver esos melones ya estaba excitado de nuevo. Pasó su grandes manos por la hermosa espalda del ojiazul de forma descendente hasta acariciar la entrada del menor, para luego dar uno que otro beso bastante erótico. Naruto se dispuso a quitarse los nervios para solo disfrutar. Aunque el Inuzuka quería meter su estaca de una en ese tentador agujero, debía tener consideración del rubio porque sería su primera vez.


— Te iré preparando, ¿ok?


— O-ok Kiba.


El castaño metió tres dedos de su mano a su boca y comenzó a chuparlos bastante hasta sacarlos totalmente lubricados con su saliva.


— ¿Qué haces?


— Esto que haré es para que no te duela.


Introdujo primero un dedo en el ano del menor el cual ante el primer intento de entrar se contrajo increíblemente, tanto que parecía que podría abrir una nuez. Ante esto el castaño le pidió que se relajara y se acostumbrara a la sensación. El menor solo que quejaba pues nunca había experimentado algo semejante. Seguidamente, comenzó a hacer círculos con su dedo para ampliar la zona y cuando finalmente Naruto lograba relajarse introdujo el dedo hasta el fondo. Tras hallarse a la sensación del primer dedo, Kiba repitió el procedimiento con su segundo dedo, el cual cuando ya estaba completamente dentro comenzó a hacer "tijeras" para expandir aún más. Cabe destacar que todo esto lo hacía diciéndole cosas sexys al rubio y acariciándolo con su mano libre para distraerlo. Luego de esto, introdujo el tercer dedo.


Ya con lo tres dedos dentro y jugar bastante con el espacio, cuando sintió que el recto de Naruto se había relajado lo suficiente terminó la fase preparatoria, así que sacó sus dedos, los limpió y se preparaba para meter su verga en ese anhelado espacio.


— Muy bien Naruto, prepárate que voy.


— Ok... — Temeroso pero emocionado.


— Lástima que no hay lubricante o algo...


— Creo que hay un lubricante en ese mueble. — Señalándolo.


— ¡¿Qué?! ¿Y por qué no lo dijiste antes?


— Disculpa. — Rió apenado. — Había olvidado que el viejo Jiraiya me había regalado uno a los 13 años.


— Peculiar regalo, pero queda de maravilla para hoy. Ese viejo es muy visionario. — Encontrándolo en una gaveta.


Kiba comenzó a lubricar bastante su pene para que entrara con facilidad. Debía procurarse ser delicado y no dañar a su novio. Cuando al fin lubricó cada centímetro de piel lo suficiente, se colocó hincado encima listo para empezar.


— Muy bien, aquí voy Naru.


Lentamente tomó su miembro y colocó la punta sobre la entrada. Tras haber sacado sus dedos el chico se había vuelto a cerrar así que tenía que ir abriéndose paso poco a poco. Naruto sintió extraño los tres dedos del mayor en su interior pero jamás se comparaba con sentir ese tremendo grosor de verga intentando entrar. Comenzado a entrar más, el rubio es estrechó más y lanzó un leve gemido de dolor.


— Hmmm...


— Ay rubio, estás muy estrecho... iré más lento, ¿sí?


— A como el rubio se iba adaptando, ese ritmo iba tomando el Inuzuka. Su gigantesco plátano solía ser un problema para todas así que ya estaba acostumbrado.


— Se siente muy raro...


— Te gustará, ya verás.


Antes de que Naruto se arrepintiera, metió todo lo que le quedaba de un solo golpe provocando que abriera los ojos como platos y lanzara un fuerte gemido de dolor. El dolor pronto quedaría en segundo plano para comenzar con la tanda de placer.


Primero comenzó como estocadas lentas y delicadas mientras se disponía a encontrar la próstata del rubio. Cuando finalmente la encontró al alertarlo un fuerte gemido placentero del menor, comenzó a desatar su fiera sexual interna para comenzar a acelerar las estocadas cada vez más. Naruto sentía un placer tan extremo con cada ida y vuelta del castaño que no lo podía comparar con ninguna sensación que hubiera tenido antes en su vida, estaba en el cielo del placer. Aferraba sus manos contra las sábanas mientras suplicaba a Kiba que le diese más fuerte. La frente del mayor comenzaba a sudar ante el esfuerzo de hacerlo con tanta potencia y velocidad. El castaño también disfrutaba montones puesto que los pequeños momentos de contracción del conducto del rubio hacía que su pene se estimulara mucho.


— Te demostraré de qué soy capaz y de cuánto te amo.


El castaño comenzó a dar salvajes vaivenes en el punto exacto de Naruto por lo que comenzaba ya a gemir su nombre.


— Ki... ¡Kiba!


— ¡Naruto!


— ¡Sigue así Kiba!


Con los gemidos y gritos tan fuertes que estaba lanzando el Uzumaki pronto el vecindario se daría cuenta de con quién estaba teniendo diversión el inocente ojiazul.


El castaño estaba a punto de correrse pero se esforzaba por no venirse antes que el rubio, así que lo cambió de posición y colocó a Naruto boca arriba frente a él para comenzar a masturbarlo mientras lo estocaba más y más sin parar. Naruto no sabía ni a qué punto enfocar su vista debido a la ola tan inmensa de endorfinas que su cerebro estaba produciendo. Finalmente el rubio se corrió al mismo tiempo que el mayor por lo que la semilla de él embarró todo el pecho del castaño mientras la semilla de éste quedó dentro de sí. Se sentía lleno y caliente en su interior. Los dos chicos estaban exhaustos, especialmente Naruto quien fue su primera vez de sexo alguien, o mejor dicho, de hacer el amor.


Los dos adolescentes terminaron su acto colocándose uno al lado del otro viéndose mutuamente con una tierna sonrisa.


— Te amo demasiado Naruto.


— Y yo a ti Kiba.


— Nunca en mi vida había querido tanto a alguien. — Abrazándolo y recostando su cabeza en el costado del rubio. Por primera vez Naruto veía tan vulnerable al chico.


— A partir de ahora estaremos siempre juntos.


— ¡Que así sea! — Besándolo. — Amor, asumo que ahora tengo el derecho de llamarte así, ¿no?


— Claro amor, y espero oírlo todos los días. — Algo sonrojado pero sumamente feliz de que el hombre de su vida lo llamase así.


— Mañana le contaré a Shikamaru sobre lo nuestro.


— ¿A Shikamaru? ¿No le contarás a todos sobre nuestra relación? — Preguntó seriamente.


Kiba se puso pensativo.


— No tengo dudas en mí en que te amo, pero de verdad para mí esto es algo nuevo y me gustaría que hiciéramos esto publico poco a poco.


— Entiendo amor, si eso te hace sentir más cómodo, no nos precipitaremos. — Besándolo. Kiba le correspondió y le sonrió.


— Gracias. ¿Sabes algo?


— ¿Qué? — Curioso.


— Esa marca que te hice en el cuello el día que te mordí, ¿sabes qué significa? Se trata de un instinto innato de los del clan Inuzuka para marcar a quienes consideran su pareja.


— ¿Pareja?


— Sí. En la vida había tenido el impulso de morder a alguien pero contigo no hubo fuerza que me detuviera, mi cuerpo sabía que eras el indicado para mí desde mucho antes.


— ¡Wow!, ¡nunca imaginé que significara eso! — Tocando su cuello donde estaba su curita. — Me siento especial y afortunado.


— Eres especial y el afortunado aquí soy yo. — Acariciando sus dorados cabellos. Naruto contemplaba esos bellos triángulos rojos. — Ya no me siento culpable de haberte marcado porque ya sé que en realidad no fue un error.


Naruto comenzó a lagrimear un poco.


— ¿Estás bien Naru?


— Sí... solo que estoy muy feliz. — Limpiándose. Kiba rió levemente.


— Esa ternura tuya es lo que me vuelve loco. — Abrazándolo fuerte. Naruto se giró para dar la espalda al castaño y sentirse protegido en sus fuertes brazos. ¡Cuánto tiempo deseó en sus más fantasiosos sueños estar en esa posición! Al fin tendrían la noche más plácida del mundo. Quizás hubiera sido mejor que apagaran la luz pero el cansancio y la posición tan cómoda hizo que ambos sucumbieran al sueño al instante, unidos fuertemente por el sentimiento del amor.


La muestra de afecto quedó en claro. El olor a sexo y las sábanas sucias eran testigos del gran amor que sentían el uno por el otro y sus intenciones de ser fieles y estar juntos por toda la eternidad. A partir de ese día, la llegada de un nuevo amanecer marcaría nuevas ilusiones para el rubio en su relación con el castaño, el perro que finalmente fue domesticado.


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