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El arco y las flechas carmesí por Shinjimasu

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El día es soleado, adecuado para pasar una tarde agradable jugando y corriendo por ahí como cualquier niño lo haría, pero su situación no se presta para juguetear solo porque sí, al menos no después de todo lo sucedido.

Pasan uno, dos, tres, cuatro, cinco minutos y el silencio sigue sobre ellos. La espalda de Eren comienza a dolerle y se tira al suelo ante un gran suspiro.

-Esto no es divertido- le dice –Al menos podrías disculparte, es culpa tuya que yo esté perdiendo mi tiempo aquí… ahora mismo podría ir a ver si Armin llegó a casa- agrega, pero Levi no contesta, haciendo a Eren molestarse un poco.

-Oye, estoy hablando contigo- se queja enderezándose –Eso es grosero ¡Al menos mírame!-

Levi obedece y lo mira con ojos fieros –Eres un idiota-

-¿Yo? ¿Y cómo querías que supiera que eres un chico? ¡Desde que te vi en la calle creí que eras una niña!-

-¡Eres un idiota! ¡No soy una niña!-

-¡Ya lo sé!- exclama, calmándose casi de inmediato. Suspira y se levanta –Bien, puedes quedarte aquí si quieres, pero yo no me aburriré más- dice tomando la ropa mojada del chico para regresar a su casa.

Levi lo sigue con la mirada, pero no resiste mucho y lo persigue. Camina sin hacer ruido detrás de él y lo mira. Sí, es un niño idiota. Idiota y brusco, pero no podía esperar nada distinto a cualquier otro niño. Sin embargo hay algo que le sigue preocupando, y es si Eren le dirá algo a su mamá sobre el incidente de la mañana. Sin duda lo mejor sería hablarlo con él y tratar de explicarse, pero no había más para decir que lo ya dicho.

Se detiene cuando Eren para en la parte de atrás de la casa y comienza a colgar la ropa en un lazo atado a la pared. Lo mira y piensa agradecerle, pero antes debe disculparse por haberlo golpeado, de lo contrario no sería válido y después de todo, incluso le había prestado su ropa.

-Oye…perdón por haberte golpeado-

-Lo merecía, no tienes que disculparte- responde sonriéndole –Lamento haberte confundido con una niña, te veías tan lindo que creí que…- se detiene al escuchar sus propias tonterías. Un rubor cubre sus mejillas y mira a Levi, pero a él parece no importarle y solo le corresponde la sonrisa.

-Ah, y perdón por haberte tirado hoy en la mañana- dice cambiando el tema –No quería lastimarte, pero debía detenerte. No fue correcto lo que hiciste-

-Lo sé-

-Si querías llevarle el pan a tu mamá, solo debiste pedirlo-

-Para ti es fácil decirlo- responde sin agregar más.

Eren intenta preguntar, pero la aparición repentina de su madre lo interrumpe –Eren ¿Qué hacen?-

-Ah… estábamos jugando y caímos al agua- dice –Puse la ropa de Levi a secar y le presté la mía mientras se seca la suya-

-Deben tener cuidado, el arroyo es peligroso si no se fijan por donde van- dice su madre, pero la atención de Eren está puesta en Levi, quien se acerca a su madre para hablarle.

-Mamá, tengo que decirte algo- dice cuando ella se agacha para mirarlo de frente –En la mañana, yo…-

-¡Ah! ¡Nosotros nos encontramos en la mañana!- interrumpe Eren.

-¿En la mañana?- pregunta Carla.

-Sí… yo, nosotros nos conocimos cuando yo traía la madera. La verdad no esperábamos volver a vernos de nuevo- dice frente a la madre de Levi, llamando también la atención de la suya.

-¿Entonces eso era lo que querías contarnos a tu padre y a mí?-

-Sí, eso era-

-Pero entonces ¿Por qué no querías estar con Eren hace rato si ya se conocían?- pregunta Kuchel a Levi sin entender del todo.

-Porque… yo no lo reconocí, y me asusté- dijo Levi, siento apoyado por el chico.

-¡Eso mismo! Ah, además, ah… Levi y yo queríamos saber si podríamos vernos otro día para jugar-

Kuchel le sonríe con cariño -Me alegra que ustedes dos se hayan llevado tan bien, pero por desgracia nosotros vivimos algo lejos de aquí…-

-Entonces yo podría ir ¿Verdad, mamá? Si me apuro con mis tareas, yo podría ir hasta donde viven- dice volteándose para ver al chico tras él –En verdad quisiera pasar más tiempo con Levi-

El pequeño, quien hasta ese momento había pensado que todas esas palabras solo eran invento de Eren para que no le dijera a su mamá sobre lo del pan, se entusiasma con ello, pero incluso él sabe que no es posible.

Kuchel intenta pensar en una respuesta apropiada, pero Carla, la madre de Eren, los interrumpe -¿Qué les parece si cenamos todos juntos esta noche? Si deben tomar un transporte, mi esposo podría llevarlos-

-¡Así es!- contesta Eren con entusiasmo -¡Mi papá regresará pronto, él puede llevarlos!-

Levi y su madre se miran. Ella sabe lo mucho que su hijo necesita desenvolverse en un lugar tranquilo como todo niño, pero también teme que pasen mucho tiempo fuera del lugar al que pertenecen. Lo piensa unos segundos y al final accede. No tiene corazón para romper las ilusiones de su pequeño.

Eren festeja y toma a Levi para llevárselo a aquel árbol donde le gustaba dormir, ignorando todas las mismas advertencias de su madre, excepto aquella que le decía el tiempo exacto para volver a cenar. Nada lo detiene, ni siquiera las peticiones del chico de ir más despacio, pues su rodilla seguía doliendo.

-¡Te dije que pares!- se queja –¡Ya no puedo correr más!-

-Pero cuando te perseguía sí escapaste  ¿No?- responde burlón –Descuida, ya llegamos ¿No es genial? Desde aquí se puede ver la muralla muy cerca-

Levi presta atención a su alrededor. Eren tiene razón, es un paisaje que él no había visto antes y le resulta hermoso, pero la duda en el comportamiento del atrabancado chico lo inquieta más.

-¿Por qué le mentiste a mi mamá? ¿No fuiste tú quien dijo que lo que hice estaba mal?-

-Sí lo dije, pero no sé… no quería que ella lo supiera- contestó sentándose –Supongo que así estamos a mano-

Levi no entendió, pero a esas alturas ya no le importaba. Había comprendido rápidamente que Eren era un chico bastante extraño -Como digas-

Lo imita y se sienta a su lado, observando las nubes en el cielo.

-¿Por qué me trajiste aquí?-

-Suelo venir cuando quiero relajarme y pensar- dice –Es muy tranquilo-

-Sí, lo parece-

-¿Sabes? Algún día podré ver este mismo muro desde el otro lado-

-Pero allá afuera hay monstruos-

-Se llaman titanes- lo corrige con entusiasmo –Pero eso no me detendrá. Yo sé que lo haré-

Después de eso no dicen más, solo permanecen en silencio observando el cielo que poco a poco comienza a oscurecerse. Esperan lo suficiente y Eren advierte sobre el momento para regresar a casa.

El camino de vuelta parece sorprendentemente corto y ambos aparecen justo a tiempo para terminar de colocar los cubiertos en la mesa. El doctor Jaeger ya ha llegado, y se asea mientras la cena termina de servirse. La conversación de la mesa no va más allá de cuestiones simples del día y comentarios extra de anécdotas pasadas.

Cuando terminan, Kuchel anuncia que ya es momento de que se vayan. Levi se cambia de ropa y el padre de Eren se ofrece a llevarlos. Ella se niega, pero la insistencia de Carla y del mismo Eren terminan por convencerla. Incluso él decide acompañarlos.

El camino no es muy largo, pero el lugar donde se detienen es desconocido para el chico. Kuchel y Levi bajan, se despiden y se pierden entre las calles empedradas.


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