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Amor a la primera mirada por zandaleesol

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Título: Amor a la primera mirada

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen todos de propiedad de J.K. Rowling. No percibo beneficio económico por esto.

Personajes: Harry /Lucius

Advertencia: Es un intento de fics humorístico, el que quiera correr el riesgo es libre de hacerlo.





Capítulo 2. Escaramuzas de guerra



Harry despertó sintiéndose bastante agotado. La noche no había sido todo lo reparadora que se suponía. Un elfo se presentó diciéndole que su Amo deseaba saber si prefería el desayuno en la cama o acompañarlo en la mesa. No le gustaba mucho la idea de ver a Voldy tan temprano, pero sí le interesaba ver a Lucius. Quería constatar que actitud tendría ahora después de la alocada declaración que él había hecho durante la noche.


Cuando llegó al comedor, donde ya todos estaban reunidos. Harry decidió mostrar una actitud tímida, parecía que eso le complacía mucho a Voldy, y él debía esforzarse por agradarle, pues no podía sospechar de sus intenciones. Se acercó con timidez y le sonrió a su prometido.


Voldy de inmediato se levantó y le tomó la mano para hacerlo sentarse a su derecha, el sitio de honor que debía tener quien sería su consorte dentro de unos cuantos días.


-¿Cómo pasaste la primera noche, querido mío? -preguntó Voldy con lo que pretendía ser una sonrisa.

-Bien. Aunque al comienzo me costó dormirme un poco -respondió el muchacho.

-Lo imagino mi vida, ayer fue un día tan lleno de emociones que era natural que te afectara el sueño, a mí me sucedió igual. Afortunadamente cuando me pasa eso puedo ir a conversar un rato con Lucius hasta que me da sueño.

-Sin duda de que eres muy afortunado de tener a Lucius a tu lado Tom -respondió Harry mientras le daba una mirada al rubio.


Lucius se sabía observado atentamente por su amo así que fingió aceptar las palabras del chico e inclinó la cabeza en señal de agradecimiento.


-Sí Lucius es un gran sujeto, estoy seguro que se llevaran muy bien -dijo Voldy.

-Eso me gustaría -dijo Harry -, aunque creo que yo no le agrado mucho.


Lucius casi se atragantó con su desayuno al escuchar aquello, aunque era cierto no imaginaba que el mocoso lo diría frente a su amo.


Voldy posó su mirada sobre Lucius, esperando a que éste dijese algo, pero al rubio no le salía ninguna palabra.


-¿Qué te hace pensar eso querido mío? ¿A caso Lucius no ha sido amable contigo? -preguntó el mago tenebroso mirando severamente a su súbdito.

-Es que como en el pasado no nos llevábamos muy bien, lo digo por eso.

-Ah pero ahora no tienes nada de qué preocuparte.

-La verdad deseo llevarme muy bien con Lucius -dijo Harry con una dulce sonrisa -. Sé que él es tu mano derecha. Creo que si pudiéramos conocernos mejor, nos llevaríamos muy bien.

-Yo también lo creo. No quiero que le temas a Lucius. Esta mañana tengo una entrevista con el Ministro, ¿qué te parece si me acompañas?

-Me encantaría Tom, pero soy sincero al decir que la política me aburre un poco, además que ese Ministro no me cae nada bien.

-Oh lo comprendo perfectamente mi vida. Es cierto la política es para gente mayor, ¿pero no te aburrirás quedándote aquí solito?

-No lo creo, aprovecharé de conocer este lugar tan grande que será nuestro hogar.

-Me parece muy bien, si encuentras algo que no te agrade solo tienes que decírmelo.

-¿Tom quién te acompañará a esa reunión con el Ministro?

-Naturalmente Lucius, que es mi hombre de más confianza.


Harry le dio una mirada a los demás Mortífagos que estaban en la mesa atentos a la conversación que se producía. Se acercó hacia Voldy para decirle algo en el oído. El mago tenebroso asintió.


-Harry aún no se acostumbra a este lugar y por eso no desea quedarse solo y como en el que más confío es en Lucius -dijo Voldy mirando a su vasallo -, te quedarás acompañándolo.


Al rubio no le hizo ninguna gracia, pero naturalmente no podía contradecir a su señor. Asintió con una inclinación de la cabeza.


-Me honra mi señor al confiarme a su prometido.


Harry comió todo lo que pudo en el desayuno. El saber que Lucius se quedaría con él le puso más alegre de lo que alcanzaba a darse cuenta. Por supuesto que Vodly interpretaba esto como parte de la alegría que sentía el chico por la próxima boda.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Una vez que Voldy se marchó con la mayoría de los Mortífagos, Harry le dijo a Lucius que le gustaría conocer la biblioteca si es que había alguna en el lugar. Lucius sin decir una palabra lo condujo hasta una biblioteca de proporciones descomunales, el chico quedó muy asombrado.


-Vaya este lugar sí que es grande. Parece que a Tom le gusta mucho leer -comentó Harry dándole una mirada al lugar.


Lucius se había quedado cerca de la puerta y ni siquiera se tomó la molestia de contestar. Harry se volvió hacia él, sabiendo que el rubio pretendía ignorarlo a propósito.


-No serás una compañía muy agradable si te quedas ahí sin contestarme.

-Yo debería estar junto a mi señor y no siendo tu niñero, Potter.

-Preferiría que me llamaras Harry como todos. Además no te considero mi niñero, ya soy un adulto.

-Pues no lo pareces… Harry.

-Ya vez que no era tan difícil decir mi nombre -dijo Harry con una sonrisa.


Lucius volvió el rostro hacia otro lado con aire despectivo. Sin embargo Harry no se arredraba ante estos gestos fríos de parte del hombre rubio. Al contrario, cada vez le gustaba más Lucius, por el desafío que significaría conquistarlo.


-Anoche me costó dormirme, pero no porque estuviese en un lugar extraño, sino porque no podía dejar de pensar en ti -declaró el muchacho.


Lucius fingió no escucharlo.


-¿No dirás nada?

-No tengo obligación de responder a todas las tonterías que dices.

-No es una tontería es la verdad. Estoy enamorado de ti.

-Vas a casarte con mi señor.

-Para que tengamos paz, pero mi corazón siempre te pertenecerá sólo a ti.


Lucius le miró con aire burlón.


-¿A caso el héroe Potter se está sacrificando como tanto le gusta?


El chico no respondió nada a esa ironía del rubio. En cambio salió corriendo de la biblioteca para ir a su habitación.


Lucius a su pesar se sintió bastante sorprendido por la reacción. No estaba seguro si debía seguirlo. Consideraba esas actitudes propias de un niño mimado. Decidió quedarse en la biblioteca, no correría tras el mocoso como un perfecto idiota. De seguro que pronto regresaría cuando comprendiera que su treta no había dado resultado.


Fue a sentarse en un sofá y se puso a leer. Cuando sintió la vista cansada miró el reloj de pared, habían pasado casi tres horas desde que Potter había salido corriendo. Con toda tranquilidad se levantó, dejó el libro en el mismo sitio que ocupaba antes y decidió que había pasado bastante tiempo como para que ese mocoso comprendiera que él no sería su juguete.


Harry ya no podía más del aburrimiento que sentía. Habían pasado casi tres horas desde que dejara al rubio en la biblioteca y éste no se había preocupado en lo más mínimo. Maldijo su suerte, Lucius sería un hueso duro de roer, tenía carácter, no se doblegaba. Además los sentimentalismos no le iban, pero debía tener un punto débil, todos lo tenían.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Lucius apareció por la habitación a eso de las siete. Harry le recibió con una amplia sonrisa, que el rubio se encargó de borrar de golpe.


-Mi amo me envió, Potter -aclaró el hombre rubio -. Te espera en el comedor para cenar.

-Bien, entonces vamos.

-Eres el prometido de mi amo, debes siempre esforzarte por lucir perfecto para él. Nadie se presenta en la cena vistiendo la misma ropa que llevaba a la hora del desayuno.

-Entonces me cambiaré la túnica -respondió Harry mientras tomaba su varita y con un hechizo se quedaba sólo con bóxer.


Lucius se quedó muy asombrado durante un segundo, pero luego recordó que el mocoso era bastante desinhibido. Él con toda la rapidez que le fue posible se volteó para no mirarlo.


Harry al ver aquella actitud solo atinó a sonreír. Lucius simplemente lo ignoró, pudo mantenerse frío, después de todo verle solo en interiores no podía ser gran cosa para un hombre con la experiencia de Lucius, pero él debía seguir intentando conquistar al rubio de cualquier forma.


-Ya estoy listo.

-Entonces no hagamos esperar a mi amo -dijo Lucius caminando hacia la puerta.


El rubio abrió y dejó que saliera primero Harry. El chico interpretó aquello como una cortesía de parte del hombre y le sonrió.


Harry llegó escoltado por Lucius hasta la sala, donde Voldy le esperaba y en cuanto el mago tenebroso le vio sintió que se derretía.


-Harry… verte cada día es un regalo.

-Jamás imaginé que fueras capaz de decir frases como esas Tom.

-Sólo tú has logrado despertar en mí sentimientos tan intensos, eso me da una idea de lo especial que eres Harry.

-Pues yo también estoy comenzando a verte de un modo especial Tom -respondió el muchacho.


Lucius aún de pie observaba todo aquello con cierta curiosidad. Tenía dudas sobre la sinceridad de las palabras de Harry hacia su amo. Sería que el mocoso ya había desistido de sus intentos de seducirlo. En todo caso si era así, mejor para él, Potter podía ser un gran dolor de cabeza si seguía con aquellas tonterías de que lo amaba y esas otras locuras.


El rubio debió marcharse por orden de Voldy, deseaba estar a solas con su prometido y Lucius se alegró de tener un rato de paz lejos de ese muchacho impertinente.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Harry después de la cena debió soportar la incesante y aburrida conversación de Voldy, con respecto a los planes que había trazado para los dos. El mago tenebroso decía que lo llevaría por el mundo para que conociera sitios que ni la imaginación más fértil sabía que podían existir.


Harry en un comienzo le escuchó con atención, pues sintió cierta curiosidad ante las descripciones que hacía Voldy sobre tales lugares, pero al poco rato el muchacho dejó volar su imaginación y se vio a sí mismo en tales parajes, pero no en compañía de su tenebroso consorte, sino con un rubio elegante y atractivo. Aquella ensoñación hizo que su rostro se vistiera con una sonrisa de lo más tonta. Voldy naturalmente se percató de ello y concluyó que Harry debía hacerle mucha ilusión conocer todos aquellos sitios siendo el esposo del mago más poderoso del mundo.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~

Aquella era su tercera noche en ese lugar. Comenzaba a preocuparle el hecho de que aún no había encontrado ningún medio que fuera viable para acabar con su prometido. Todo parecía indicar que no era tan inteligente como había creído, pues sin la compañía de sus dos amigos su cerebro no era tan ocurrente. Dumbledore le había metido en ese lío y luego se había marchado como si nada.


Estaba recostado sobre la cama con el pijama ya puesto. Voldy había estado sólo unos minutos antes ahí para darle las buenas noches. Por un instante temió que el mago tenebroso quisiera quedarse, pero se había marchado, tal parecía que por lo menos lo respetaría hasta el día de la boda. Eso era un gran consuelo en tales circunstancias, porque no pensaba entregarle su cuerpo al criminal que había asesinado a sus padres.


Sin embargo al recordar a Lucius, pensaba todo lo contrario. Estaba seguro que le agradaría ser acariciado por ese hombre, en ese mismo momento le hubiese gustado estar compartiendo la cama con él. Pero apenas se había formado este pensamiento en su cabeza se dijo a sí mismo que no debía pensar locuras como aquellas. Lucius lo odiaba y era el Mortífago más fiel a Tom.


Se dio vuelta en la cama para intentar dormir. Fue imposible. Se sentía más inquieto que la noche de su llegada. Imaginaba que eso se debía a que ya había trascurrido tres días, y él aún no visualizaba un plan que fuera realizable para terminar con Tom. Si no ponía su cerebro a trabajar estaría metido en un gran lío, el día de la boda no estaba tan lejano.


Por más que pensaba y pensaba, no había caso, nada que fuera realizable le iluminaba. Maldijo al «Vejete come-caramelos» por abanarlo a su suerte en ese sitio. Si no hubiese estado convencido de que Tom era un peligroso maniático, pues se uniría a él para que juntos terminaran con la vida de Dumby.


Sin querer sus pensamientos se apartaron de lo que era su misión. Se encontró otra vez pensando en Lucius. Eso no era normal ¿Por qué le importaba tanto ese rubio presumido y malvado? Se suponía que debía odiarlo como a Voldy. Pero no, algo le sucedía, no podía pensar en el rubio del mismo modo que lo hacía con su horrible prometido. Lucius tenía algo especial, de pronto representaba un desafío mayor que el mismo Voldy. A éste último lo engañaba con facilidad, pero Lucius era otra cosa. Era desconfiado y arrogante, por lo menos con él lo era. Existiría algún modo de cambiar los sentimientos del hombre rubio.


De pronto Harry sin darse cuenta dejó escapar un suspiro junto con el nombre del rubio. Pasados unos segundos se dio cuenta de lo que acababa de ocurrir y asustado se incorporó en la cama de golpe.


-¡Demonios no puede ser! ¡Estoy enamorado de Lucius!


Esta revelación le cayó como balde de agua fría. ¿Cómo era posible? ¿Cuándo se había enamorado de ese hombre? Apenas le había visto un par de veces y casi siempre en esas contadas ocasiones el rubio había intentado acabar con su vida. Sólo un idiota como él podía enamorarse de alguien que le deseaba todos los males posibles. Este último pensamiento lo descorazonó por completo. Apoyó la cabeza en la almohada y recordó que le había declarado su amor a Lucius la noche anterior, en ese momento creía que sólo era un modo de conseguir al hombre rubio como un aliado, pero ahora se daba cuenta de que había dicho aquello porque realmente lo sentía, había caído en su propia trampa.


Dio vueltas en la cama mucho rato. Finalmente se convenció de que no podría dormir.


Sin pensarlo siquiera se levantó y salió de la habitación. El pasillo estaba apenas iluminado por algunas antorchas adosadas a la pared de piedra. Sin estar ni siquiera seguro de que pretendía caminó hacia la habitación que sabía ocupaba el rubio. Pensó en llamar a la puerta, pero enseguida desistió. Para qué buscaba al rubio. Luego se le ocurrió pegar el oído a la puerta aunque presentía que no era posible escuchar ruido alguno. Tal como lo imaginó ningún ruido llegaba desde el otro lado de la puerta. Tomó la manilla para intentar abrirla aunque presentía que estaría cerrada con algún hechizo. El corazón le latió con prisa al comprobar que la manilla cedía, empujó con suavidad y entró al cuarto esperando encontrarse de inmediato al hombre rubio.


La habitación estaba menos oscura que el pasillo. En la chimenea ardía un fuego muy suave. Gracias a esa luminosidad tenue Harry puedo advertir que Lucius dormía en una amplia cama con dosel. Se acercó con sigilo para verlo dormir. Sabía que lo suyo era no sólo audaz, sino muy loco. Pero la necesidad era más imperiosa que la razón en ese momento.


La pareció que el rostro del hombre rubio se veía como nunca antes. La serenidad de las facciones le hizo pensar que Lucius sería más atractivo si sonriera. Se quedó observándolo bastante tiempo. De pronto no pudo evitar otro suspiro y aunque fue muy suave los sentidos del hombre parecían estar alerta y abrió los ojos. Se incorporó de golpe con varita en mano. Le apuntó al muchacho sin darse cuenta de quien se trataba realmente. Cuando por fin sus sentidos embotados se despejaron reaccionó con bastante enojo al ver que se trataba de Harry.


-¿Tú? ¿Qué demonios haces en mi habitación, Potter?


Harry repentinamente perdió la capacidad del habla mientras el hombre salía de la cama con brusquedad. Retrocedió repentinamente asustado.


-Yo… lo siento… no fue mi intención…


El hombre en menos de un segundo se encontró de pie frente al muchacho y le miró con más enojo que antes.


-Nadie entra a mi habitación. Tú menos que nadie.


Harry apartó la mirada.


-Estas en serios problemas Potter. Mi amo no estará feliz cuando sepa que andas escabulléndote en mi habitación.

-¿Entonces vas a decírselo?

-No existe motivo alguno para que vengas a interrumpir mi descanso, si necesitas algo para eso están los elfos Potter.

-Yo no quería molestar… sólo…

-Oh por supuesto, el dulce e inocente Harry Potter no quería molestarme -dijo Lucius con tono burlón.


Harry retrocedió. El tono del hombre le resultaba muy doloroso.


-Realmente me odias.


Lucius alzó una ceja y miró al muchacho despectivo.


-¿A caso piensas que mis sentimientos cambiarán porque te casas con mi señor?

-No, supongo que no. Soy un idiota como pude pensar que…

-¿Pensar qué Potter? ¿No me digas que has creído que llegarías a agradarme? Eres el muchacho más detestable que he tenido la desgracia de conocer, mi Amo debería matarte en vez de casarse contigo. Pero lamentablemente yo no tengo poder para hacerle cambiar de opinión.


Los ojos verdes de Harry se llenaron de lágrimas que trató de ocultar.


-Lo siento, jamás volveré a molestarte -murmuró el muchacho caminando hacia la puerta.


Lucius lo observó con desprecio. Lo vio detenerse ante la puerta y dudar unos segundos como si quisiera decir algo más, pero luego pareció cambiar de opinión y simplemente se marchó.


-Muchacho idiota -murmuró Lucius cuando la puerta se cerró.


Volvió a la cama disgustado, sabía que no volvería a dormir en toda la noche. Poco a poco se fue relajando. Sin querer se encontró pensando en Harry. Qué sería lo que pretendía el mocoso al ir a su habitación a esas horas. Sería que tenía intención de seguir con aquel intento ridículo de seducirlo.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Al día siguiente Harry despertó sintiéndose agotado. Aunque en realidad lo que más sentía era tristeza. La noche anterior había regresado al cuarto y había pasado largas horas recordando las palabras y miradas de odio del hombre rubio. Era un idiota, ahora lo sabía con toda certeza, se había enamorado de quien lo odiaba con toda el alma. Qué pensaría su padrino si llegara a saberlo, o sus amigos. Ahora estaba en una situación peor que la de antes.


Su objetivo era acabar con la vida de su mortal enemigo, pero si lo hacía, todos sus seguidores también estarían perdidos. Morirían o terminarían encerrados en Azkaban de por vida. No deseaba ese destino para Lucius, aunque lo merecía, por todo lo malo que había hecho. Pero ahora se daba cuenta de que no soportaría saber al rubio muerto o preso de por vida en Azkaban.


Ahora sí que estaba en un gran dilema. Por una parte estaba el mundo mágico, la seguridad de toda esa gente inocente le importaba, porque entre esos estaban sus amigos. Estaba seguro de no querer unirse a Voldy, mucho menos ahora que sabía que amaba a Lucius. Pero si lo hacía tal vez todos pudieran convivir en paz en el mundo mágico, quizá él pudiera ser una buena influencia para Tom y lograr que dejara de lado esas ideas criminales.


Salió de la cama y se metió al baño a tomar una ducha. Necesitaba tener la mente muy clara para decidir qué haría en definitiva, las cosas habían cambiado de una forma que jamás previó.


Al llegar al comedor se encontró a Tom como siempre sentado en la cabecera de la mesa, pero en esa ocasión sólo estaba Lucius con él. Harry se sintió alarmado, pues generalmente eran acompañados por más Mortífagos. El muchacho no se atrevió a mirar a Lucius, tal vez éste le había delatado sobre la visita a su cuarto la pasada noche.


-Buenos días, mi ángel -dijo Tom con voz melosa.


Harry respiró con alivió, parecía que Lucius no había dicho nada sobre la incursión nocturna.


-Buenos días, Tom.

-¿Tuviste una buena noche?


Harry sin querer desvió su mirada hacia Lucius por un segundo, y evitando mirar a Tom de frente asintió.


-Me alegro mi vida… quiero que estés muy descansado porque dentro de poco llegara el encargo que hice de una docena de túnicas de gala, podrás elegir la que más te guste para nuestra ceremonia de enlace.

-Esta bien.

-Serás el novio más hermoso que se haya visto jamás. Estoy seguro que todos en el mundo mágico me envidiarán el día de nuestra boda.


Harry pensó que no sentirían envidia precisamente de Voldy, sino pena por él. En todo caso le hubiese gustado despertar esos sentimientos de envidia en Lucius, pero no era así, el hombre le detestaba. Sin querer dejó escapar un suspiro.


-¿De verdad piensas que soy atractivo, Tom? -preguntó Harry, mirando a Lucius fijamente.

-Por supuesto que lo pienso, no lo diría si no fuese cierto.


Harry suspiró y escondió el rostro entre las manos para ocultar un llanto bastante convincente.


-¿Qué sucede mi pequeño? -preguntó Voldy alarmado.

-Nada, nada Tom… es creo que soy feo -respondió el muchacho entre lágrimas.


Lucius al otro lado de la mesa miró al muchacho y alzó una ceja con aire burlón que por supuesto Voldy no vio.


-Jamás pienses algo semejante, eres hermoso, por eso… bueno… desde que te vi en Corazón de Bruja me enamoré perdidamente de ti.

-¿De veras piensas que soy hermoso? -preguntó Harry entre lágrimas.

-Claro que sí mi ángel.

-Pero cómo puedes decir algo semejante si ni siquiera me has visto.

-Mi vida te estoy viendo en este momento… y…


Harry se levantó bruscamente de la silla. Voldy se quedó petrificado cuando el muchacho comenzó a quitarse la túnica.


-¿Querido qué haces? -preguntó Voldy impactado.

-Quiero que me veas y me digas después que soy hermoso -dijo Harry, y quitándose la túnica de una vez, quedó desnudo como había sido traído al mundo.


A Voldy se le cayó la mandíbula, aunque no tanto como a Lucius. Por un par de segundos tanto el mago tenebroso como su fiel sirviente miraron con avidez la juvenil y bien formada figura del muchacho, poniendo especial atención en la parte más impactante de su anatomía.


Lo único que Voldy pudo pensar en ese segundo fue: «Que afortunado soy». Lucius por su parte recordó la confesión de amor de Harry y se dijo “todo eso podría ser mío si yo quisiera”.


-¿Piensas que soy hermoso Tom?


Voldy se levantó de un saltó de la silla y se apresuró a recoger la túnica de Harry.


-Lo eres mi vida, de eso no hay duda, pero no debes hacer eso… no puedes andarte exhibiendo de ese modo, eres mi prometido recuerda.

-Sólo estamos nosotros, dijiste que Lucius era tu hombre de mayor confianza -contestó con adorable inocencia Harry.

-Y lo es mi vida, pero recuerda que soy el único que puede posar sus ojos sobre ti, nunca más debes hacer algo así -decía Voldy mientras con su varita dejaba la túnica abotonada al cuerpo del muchacho.

-Esta bien -dijo Harry con tono alegre.


Voldy apartó la mirada y se fijó en Lucius. Ahora le preocupaba que el chico se mostrase impulsivo otra vez y le diera por quitarse la ropa delante de sus vasallos.


-Lucius deberás quedarte con Harry, debo asistir a una reunión con Dumbledore -luego volvió a mirar a Harry -. Lamento tener que abandonarte durante tanto tiempo, pero te juro que todo quedará arreglado antes de nuestra boda, después de eso tendremos todo el tiempo del mundo para nosotros.


Harry asintió mientras devoraba unas tostada con abundante mermelada sin ningún refinamiento. Voldy lo miró con una sonrisa feliz.


Voldy se levantó de la mesa y le dijo a Lucius que lo siguiera fuera del comedor.


-Lucius, te encargo que cuides a mi mayor tesoro -dijo Voldy mirando hacia la mesa donde Harry seguía comiendo con un apetito voraz -. Es tan hermoso y salvaje… de sólo imaginarlo en mis brazos con todo ese fuego que posee… No le quites los ojos de encima hasta que yo regrese.


Tras estas palabras Voldy se marchó por el pasillo y Lucius regresó a la mesa para continuar su desayuno.


Lucius le observaba fijamente al muchacho, sabía que aquella exhibición de su cuerpo había sido hecha con un solo propósito. Se daba perfecta cuenta de que el muchacho no le había bastado con lo que él le había dicho durante la noche cuando había entrado en su habitación privada.


Sin embargo decidió ignorarlo una vez más. Tomó el diario El Profeta que estaba a un costado de la mesa y comenzó a leerlo. Pese a que Harry no hacía ningún ruido era completamente consiente de la presencia del chico.


Después de un rato Harry decidió que ya no podía comer más, estaba ahíto de comida. Además tener sentado frente a él al objeto de su amor, le quitaba el apetito debido a que el hombre se mostraba frio e indiferente. Dejó le cubierto a un costado y se levantó de la silla.


Lucius recién apartó el diario y le miró con su habitual frialdad.


-¿Quedaste satisfecho con el desayuno? Si no es así puedo ordenar que traigan algo más.


Harry estaba seguro que no volvería a tener apetito el resto de su vida, estaba que reventaba.


-Estaré en mi cuarto… cuando lleguen las túnicas…

-Sí ya lo sé -respondió el rubio con voz tediosa sin apartar su mirada de las páginas del periódico -, algún elfo te avisará.


Harry de inmediato se volteó para marcharse.


-Potter -llamó Lucius.


Harry se detuvo y se volteó a mirar al rubio que también se había levantado de la silla y ahora caminaba hacia él con paso lento y felino. Tragó saliva ante la emoción.


-Recuerda que eres el prometido de mi señor… pobre de ti si me entero de que andas exhibiéndote delante de alguien.

-Tranquilo Lucius, no volveré a hacerlo. Aquello fue un regalo para ti.


El hombre rubio alzó la ceja con desprecio.


-Ya te lo dije mocoso, no me interesas en lo más mínimo. Eres demasiado corriente para mí.

-¿Piensas que soy corriente?

-Corriente y vulgar, Potter.


Harry bajó la mirada, le dolieron esas palabras y no pudo fingir lo contrario.


Lucius le dio la espalda y volvió a la mesa para continuar con su lectura. Harry no dijo nada más y dejó el comedor.


Lucius dejó de leer y miró hacia el lugar por donde Harry acababa de salir, a su pesar estaba muy extrañado por la actitud del muchacho, en todo caso estaría más que feliz si decidía dejarlo en paz de una vez por todas, no quería meterse en un lío con su señor por causa de ese crio idiota.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Harry llegó a su cuarto y ya no estaba aminado. Ahora está molesto consigo mismo y con Lucius. El hombre lo había ignorado y además le había dicho que era vulgar. Eso le resultaba insoportable. El mismo Voldy se rendía a sus pies y en cambio ese rubio engreído y cretino se daba el lujo de despreciarlo. Eso ameritaba una venganza de su parte. Era una cosa de orgullo. De seguro que ese idiota se estaba riendo de lo lindo ahora después de haberlo visto tratado de ese modo, pero buscaría el modo de vengarse del rubio.


Si Lucius pensaba que iba a librarse de él con tanta facilidad se equivocaba. Ahora con mayor razón pensaba perseguirlo, pero no porque le importara, sino por venganza. Haría de todo para que el frío hombre perdiera la cabeza por él. Haría que suplicara y se arrodillara a sus pies. Lucius no era todo lo frío que deseaba aparentar, porque se había dado perfecta cuenta de cómo le había mirado cuando él se había desnudado. Sonrió con malicia. Tenía un arma infalible para hacer caer al rubio en su trampa.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Harry entró con la mejor de sus sonrisas a la biblioteca, lugar donde Lucius aprovechaba para tener un momento de relajo a esa hora de la tarde. Su señor había tardado más de lo que él había previsto. Le daba mucha rabia saber que se estaba perdiendo las negociaciones con el Ministerio por causa de ese crio idiota de Potter, por hacer de niñero del Elegido.


-Buenas tardes Lucius, ¿no sabes a qué hora regresará Tom?

-No tengo idea -contestó de mal talante el hombre rubio.

-Siendo así podríamos ocupar el tiempo en algo interesante, ¿no crees?

-Junto a ti nada es interesante, Potter.

-Dices eso porque no me conoces lo suficiente, pero eso puede cambiar si tú quieres.

-Potter, entiende una cosa -dijo Lucius cerrando el libro que leía para dejarlo en la mesa lateral -. Estoy cerca de ti sólo porque mi señor me lo ordena, si fuese mi elección…

-Sí, sí ya sé lo que dirás… me hubieses matado hace rato -interrumpió Harry con tono fastidiado.

-Exacto.

-No deberías decirme esas cosas Lucius, cuando me case con Tom seré tu señor y tendrás que hacer mi voluntad.

-Yo que tú no estaría tan confiado, Potter -dijo Lucius levantándose del sillón -, faltan días para la boda, cualquier cosa podría suceder.

-¿Algo que impidiera mi boda con Tom?


Lucius sonrió pero no dijo más.


-Nada me gustaría más que impidieras mi boda Lucius… que me raptaras y me llevaras lejos de aquí.

-Me encantaría que mi señor pudiera escucharte en este momento. Sería tu fin Potter.

-Lucius no puedo creer que seas tan frio, ni que me odies tanto como dices. Esta mañana me di perfecta cuenta del modo en que me miraste.

-Te equivocas, mientras menos deba mirarte mejor para mí.

-Cuando me quité la túnica… lo hice por ti, quería darte ese regalo. Fue sólo para ti.

-Es muy absurdo de tu parte pensar que yo podría sentir algo…


Harry no dejó que terminará de hablar se apoderó de la boca del rubio y le besó con más ganas que otra cosa, pues no había besado mucho en su vida. Lucius luchó por apartarlo pero Harry se adhirió al cuerpo del rubio determinado a no dejarlo escapar. Con infinita alegría notó que el rubio ya no batallaba tanto y parecía que estaba a punto de ceder. Alentado por eso lo empujó sobre el sillón y se montó en él con el propósito calculado de que el hombre rubio sintiera su dureza, pero al final el más sorprendido era Harry porque pudo sentir la erección del rubio en toda su magnífica extensión. Una explosión de placer le lleno el cuerpo y la temperatura se disparó a mil grados, gimió con desesperación cuando la boca del hombre rubio finalmente pareció rendirse y se abrió para él ansiosa, y al tiempo comenzaba a devorarlo sin ningún tipo de moderación.


Aquel beso duró tanto como lo permitió el aire que guardaban en los pulmones. Sin embargo, en cuanto sus labios dejaron de rosarse, el hombre rubio pareció recobrar la lucidez perdida por un instante. Empujó al muchacho con fuerza y se levantó del sillón como una tromba.


-¡Por Merlín, Potter! ¿Te das cuenta de lo que me acabas de hacer?

-No fui solo yo, tú también hiciste -respondió el chico con tono ladino.

-A eso me refiero mocoso, has provocado que pierda el control.

-No tiene nada de malo perder el control de vez en cuando.

-Eres el prometido de mi señor.


Harry hizo una mueca de fastidio.


-No dramatices Lucius, fue solo un beso.

-Para ti es solo un beso, pero a mí podría costarme el pellejo.

-Jamás se lo diría a nadie. Te amo de verdad.

-Potter, eres un idiota. No es necesario que se lo digas a nadie, bastaría con que mi amo use la Legeremancia contigo para enterarse de que has estado acosándome desde la misma noche de tu llegada.

-¿Para qué iba a querer usar la Legeremancia, ahora que soy su prometido?

-Él no necesita motivos especiales para hacer lo que desea. Es el Señor Tenebroso, ¿acaso lo has olvidado?

-Claro que no, no podría olvidarlo aunque lo intentara.

-Pues tengo la impresión de que te resulta bastante fácil, de lo contrario no me acosarías de este modo.

-Sucede que… te amo.

-No sigas insistiendo en esa tontería, eres apenas un mocoso, no sabes nada del amor. Tienes las hormonas a mil, eso es todo.

-¿Qué crees que haría él si supiera que me enamoré de ti?

-¡Que pregunta más idiota! Muy propia de ti Potter. Por supuesto que te mataría en el acto por haberle engañado, pero yo también tendría que pagar con mi vida.

-Sí, ya me di cuenta de que Tom no es nada comprensivo -dijo Harry y luego agregó -. Huyamos juntos, vámonos de este sitio a un lugar donde él no pueda encontrarnos jamás.


Lucius miró con desconcierto al muchacho por algunos segundos, pero luego reaccionó.


-Primero, yo jamás huiría a sitio alguno contigo. Segundo, ningún lugar del mundo sería lo suficientemente lejos para esconderse de mi amo, ya deberías saberlo Potter.

-¿Entonces eso significa que de verdad no sientes nada por mí?

-No Potter, no siento nada por ti, entiéndelo de una maldita vez y déjame en paz.


Harry ahora sí que no estaba actuando como había sucedido en otras ocasiones frente al hombre rubio. Esas palabras frías y llenas de desprecio lograron herirlo. Bajó la mirada haciendo esfuerzos para que Lucius no viese que sus ojos se habían aguado. No dijo nada más y salió de la biblioteca con el corazón hecho trizas.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Después de que Harry se marchó, Lucius se dejó caer abatido en el sillón. Se sentía completamente confuso, no podía negar que le había gustado demasiado ese beso. Harry era ardiente como una braza y lo estaba volviendo loco; su resistencia estaba cada vez más debilitada. Lo que acababa de suceder era la mejor prueba. Pero aquello era una locura, le podía costar su preciosa vida. Debía mantenerse frío y hacer lo posible por estar muy lejos de ese mocoso, porque tenía el terrible presentimiento de que el condenado no iba a desistir tan fácilmente.


Harry llegó a su habitación sintiéndose bastante mal. Lucius había respondido a su beso de modo tan fogoso, como si realmente sintiera algo por él, pero no, de seguro sólo había sido un acto reflejo del hombre rubio. Lo detestaba y, nada en el mundo podría cambiar aquello. Pero él se había enamorado hasta la médula como el gran idiota que era. Se sentía abrumado y confundido.


Su misión era acabar con Voldy, antes de la boda. Sin embargo, ahora le preocupaba lo que pasaría con Lucius después que él matara a su prometido, era muy probable que el rubio fuese enviado a Azkaban. No le gustaba la idea, jamás tendría paz en su corazón sabiendo que el hombre que amaba enloquecía en un hueco oscuro de esa prisión horrenda.


El plan de Dumbledore había parecido tan sencillo. Pero había dejado de serlo, porque él había involucrado sus sentimientos. Era el más grande de los idiotas.


Debía pensar seriamente en lo que haría. Tal vez debía sacrificarse y unirse a Tom, de ese modo el mundo mágico estaría en paz y Lucius conservaría su libertad.


Se recostó en la cama y sin darse cuenta dejó rodar lágrimas silenciosas, comprendía que había perdido en su propio juego. Lo suyo había sido amor a la primera mirada, sí. La noche de su arribo a los dominios de Voldy. Esa noche en que había apreciado mejor el atractivo del hombre rubio se había condenado.


¿Qué haría ahora? A pesar de las buenas intenciones que mostraba Voldy hasta el momento, no podía confiarse, con ese loco nunca se sabía. Si le daba la gana cambiaría de opinión en cualquier momento y su sacrificio sería en vano. Posiblemente nunca dejara de ser una amenaza para el mundo mágico, además había asesinado a sus padres, eso era algo que jamás podría olvidar.


No le quedaba más remedio que apartar sus sentimientos y avocarse a la misión que debía cumplir. La boda estaba cada vez más próxima. Intentaría encontrar el modo de convencer a Lucius para huyera, porque una vez que él acabara con Tom, todos sus seguidores estarían perdidos.



*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Esa noche cenaban todos en la mesa. Las negociaciones con el Ministerio de la magia habían llegado a buen puerto. Harry tenía claro que eso sucedía gracias al sacrificio que él hacía. Después de pensarlo largamente había tomado una decisión, ya no buscaría distraer a Lucius y menos intentar que éste se enamorara de él, eso nunca sucedería. El rubio era fiel a Tom y lo sería hasta la muerte, pero él no quería que Lucius muriera, y haría todo lo posible por librarlo de un mal final una vez que él acabará con Tom.


Todos los Mortífagos se mostraban muy alegres esa noche. Aunque la mayoría de ellos tenía instintos asesinos, la época de paz les venía bien, tendrían menos trabajo, la perspectiva era muy agradable, podrían entregarse a otros placeres, cosa que extrañaban después de estar tanto tiempo en guerra.


Harry se dedicó a conversar con Tom animadamente. Ni una sola vez dirigió sus ojos hacia Lucius, pese a que el hombre rubio estaba frente a él. Ahora comprendía que su idea había sido estúpida desde el inicio, nunca lograría enamorar a un hombre que tenía una piedra por corazón.


Después de terminar la cena, y por iniciativa del mismo Harry, Voldy y él se fueron a pasear fuera de la fortaleza. La noche era despejada y el muchacho tenía ganas de observar el cielo nocturno. Por supuesto que Tom estaba fascinado con la idea, era la primera vez que Harry mostraba interés por estar a solas con él.


Lucius al escuchar la petición del muchacho le dirigió una mirada desconfiada, pero no se atrevió a ofrecerse acompañarlos, si su señor lo creía necesario se lo pediría. Pero no, Voldy no mostró interés en tener más compañía que la del chico de ojos esmeraldas. Salieron tomados del brazo mientras los demás se quedaron en la mesa conversando. Lucius completamente silencioso y sin prestarle atención a los que decían los demás no dejaba de pensar en lo extraño de la petición del mocoso, por lo visto era más audaz de lo que él había creído, no le preocupaba estar a solas con su señor. Se quedó un poco más sentado en la mesa, luego se marchó hacia la biblioteca, deseaba estar a solas, de pronto la compañía le resultaba intolerable.


Una extraña inquietud no le dejaba en paz. Saber que su señor y Potter paseaban por la oscuridad lo había puesto muy tenso. Su preocupación no era precisamente por la seguridad de su amo, sino por el mocoso, ¿y si su amo se dejaba llevar por la tentación e intentaba algo con Harry? De pronto su inquietud se transformó en desesperación al pensar que tal vez el Señor Tenebroso en aquel preciso momento tenía a Harry apresado entre sus brazos, después de todo había confesado hacía unos días que ese crío le calentaba la sangre.


Lucius sintió que algo pesado y doloroso se retorcía en su estómago. En ese mismo lugar unas horas antes Harry y él se habían besado. Sí, porque él había respondido al beso del mocoso y lo hizo porque lo deseaba. Pudo rechazarlo como había hecho antes, pero no, se dejó llevar por la locura y el deseo que había despertado en él luego de que ese crío loco dijese que durante el desayuno se había desnudado solo por y para él.


Cómo era posible que luego de hacer todas esas locuras simplemente Harry se fuese a pasear con su señor por la oscuridad, acaso no sabía que su señor no era confiable, que aunque dijese que lo respetaría hasta el día de la boda bien podía incumplir la promesa si le daba la gana. Se dejó caer en el mismo sillón donde Harry lo había apresado. Miles de sensaciones se despertaron dentro de él al recordar el calor de ese cuerpo joven y ardiente. Esa boca lujuriosa que lo había besado como nunca nadie hiciera antes. Ya no podía negarlo, deseaba a Harry. Deseaba tenerlo entre sus brazos y hacerlo gemir de placer. Estaba perdido, irremediablemente perdido, se había enamorado del prometido del Señor Tenebroso.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~

Harry caminaba silenciosamente tomado del brazo de su tenebroso prometido. Voldy iluminaba el camino con su varita. Una brisa agradable y fresca azotaba el rostro del muchacho.


-¿Puedo saber en qué piensas mi vida? -preguntó de pronto Voldy.


En lo único que hacía Harry era pensar en Lucius, ¿qué estaría haciendo en ese momento? ¿Se habría ido a dormir ya? La pregunta de Voldy lo pilló desprevenido y sintió un leve temor al recordar las palabras de Lucius con respecto a que al mago tenebroso no le costaría nada ver lo que estaba pensando en ese momento.


-Bueno, pues yo… bueno trato de imaginar cómo será nuestra vida futura…

-Te aseguro que será maravillosa.


Harry guardó silencio. Quería decir algo sobre este punto, pero su cerebro no encontraba las palabras. Temió que aquello despertara de modo peligroso la curiosidad en su «prometido».


-La noche está muy bonita, ¿no Tom? -dijo Harry mirando hacia el cielo estrellado.

-Sí mi amor, muy hermosa, pero eso se debe a que tú estás aquí -respondió el mago tenebroso sin apartar sus ojos del muchacho.

-Harás que me ruborice, Tom -dijo Harry con tono divertido.


Voldy miró con desconcierto a su prometido, ¿era ese el mismo encantador joven que por la mañana se había desnudado frente a él?


-Eres adorable mi pequeño -siseó el mago oscuro.

-Por favor, no digas esas cosas…

-Las diré ahora y siempre porque mi amor por ti es eterno.


Harry hubiese dado todo porque fuera Lucius quien dijese que le amaría eternamente. Suspiró inevitablemente al pensar en el rubio y recordar aquel beso apasionado que habían compartido.


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