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Rebirth por Helsic

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peor es que uno nunca puede establecer la diferencia entre lo que Si vale la pena para luchar y lo que no.

{Helsic aka Kensou no miko}

"Rebirth"

~ Capítulo 13 ~

Ansiedad en el alma

Finalmente iba a comenzar todo. Tanto tiempo esperando ese "milagro" esa oportunidad para poder actuar y por fin luego de casi 8 años de espera, se haría realidad. Para Soren esta era una idea que lo excitaba sobremanera, a veces tenía sueños intensos en donde podía ver al Kusanagi y al Yagami, totalmente sumisos, débiles y a su total disposición, como aquella vez que peleó con ambos unos días atrás y los humilló.

Ciertamente Soren golpeó a Iori y a Kyo hasta el cansancio, pero lo que nunca le dijo a Kenichi era... lo que realmente había sentido en ese momento. Lo que realmente deseaba, ese era quizás el mas privado de sus secretos y ni siquiera su compañero podría tener acceso a él.

Se encontró de repente sentado en la cama de la habitación de hotel que ahora compartía con Kenichi , su mano bajando por su pecho delicadamente, dirigiéndose a sus pantalones. Sus ojos contemplaron brillosos como su miembro se encontraba ahora excitado y erguido. Era increíble como esa idea de poder y grandeza, pero sobre todo de poder humillarlos hacía reaccionar su cuerpo así.

No era la primera vez que le pasaba y ya había aceptado la idea morbosa de querer tocarse pensando en "ellos" , así que sin pensarlo mas, dejó que su mano cogiera todo su miembro y comenzara a moverlo rítmicamente desde la punta hasta la base. Cerró los ojos entregándose a aquella increíble sensación y apretó sus labios para evitar que un gemido escapara de ellos. Como los odiaba, esos malditos que se interponían en sus planes!

Esos malditos que eran tan hermosos...

Tan poderosos...

Tan perfectos...

¡Maldita sea! Malditos ellos que lograban hacerlo sentir todas esas cosas juntas, ¿Cómo el odio se podía unir al deseo de esa forma? Era algo tan difícil de comprender. Era un sentimiento Prohibido, algo que no podía ser, no podía desear algo mas que cortar sus cabezas y...

Humillarlos...

Doblegar sus voluntades y ...

Hacerlos sufrir entre sus brazos, que sintieran toda esa confusión entre el placer y el dolor, entre el odio y la calidez, sin saber como reaccionar...

Quería escucharlos rogar...

Gemir entrecortadamente para él...

Sólo para él...

De repente el placer fue absoluto y Soren arqueó su espalda tensando todo su cuerpo, sintiendo que iba a correrse ahí mismo sólo pensando en "ellos", su mano aún azotando su miembro con fuerza, ya no eran caricias sensuales y calculadas, ahora eran arremetidas salvajes contra la piel.

No supo en que momento la llave abrió la puerta, no pudo escuchar cuando los pasos irrumpieron en la sala, sus propios gemidos lo aturdían, sólo pudo ver el rostro pálido y sorprendido, los ojos grises desviándose inevitablemente hacia "esa" parte del cuerpo de Soren. Kenichi no supo que hacer en ese momento.

Era extraño encontrar que su frío compañero Soren, fuera "humano" y que necesitase desahogase mediante la masturbación, Kenichi también era un hombre y el también lo hacía de vez en cuando, pero... ¿Qué acaso Soren no se jactaba de ser una maquina de autosuficiencia? Sonrió. Era sumamente divertido descubrir que no y de alguna forma en su mente deseó hacerle ver que no era tan fríamente perfecto como pretendía ser.

Por su lado, Soren se detuvo de golpe al ver a Kenichi aparecer tras la puerta, aún continuaba excitado, ¡mierda! Había estado tan próximo al orgasmo... de repente se sintió intimidado ante la sonrisa complaciente e intimidante de Kenichi quien no dejó de mirarlo en ningún minuto.

- valla... creo que llegué en un buen momento – comentó con ironía mientras se sentaba a su lado. Soren intentó sonreír con indiferencia, pero no pudo, la verdad le daba igual el que Kenichi le hubiese encontrado masturbándose, era el hecho de que descubriera el "porque" lo que lo aterraba. – Pero hubiera sido mejor conseguir una mujer... – sonrió.

- No hay necesidad – respondió al fin y con cuidado se subió los pantalones mientras intentaba borrar toda idea "excitante" de su mente. - ¿Alguna nueva noticia?

- Así es – sonrió de nuevo – Ya se abrieron las inscripciones al torneo ¿y adivina quien ya se ha anotado? – Soren suspiró y buscó una catetilla de cigarrillos que descuidadamente había dejado sobre el nochero.

- No tengo idea... –

- Vice y Mature – aclaró Kenichi en tono molesto – Y eso no es todo, han escrito un equipo donde esta nada mas ni nada menos que Kyo Kusanagi! – Soren aspiró una bocanada de humo. Kenichi pareció estallar en cólera – ¡Te lo dije Soren! ¡No fue buena idea dejar a esas perras sueltas! ¡Son poderosas, son hijas de Orochi y lo sabes! Y ahora se han unido al estúpido del Kusanagi... ¡maldita sea! –

- El que estén unidos o no, no hace la diferencia mi querido Kenichi – replicó calmadamente Soren , el joven interlocutor de ojos grises lo miraba colérico - ¿No haz notado lo débil que se encuentra el Kusanagi? ¿No sientes su energía que parece extinguirse? No presentará ningún problema para mí –

- Estas jugando con fuego y te vas a quemar – dijo Kenichi en tono amenazador – No olvides que Yagami también esta en el juego y si logramos derrotar a esas perras en el pasado fue gracias a su Riot Blood... ¿O es que no lo recuerdas? Además... no me digas que no haz contemplado las otras posibilidades ¿Eh Soren? Que me dices del moreno ese? –

- ¿De que moreno del demonio hablas? –

- De K'... ¿o es que no recuerdas que él también entrará al torneo? Es poderoso y lo sabes, derrotó a Zero el año pasado con la ayuda de su equipo, además Igniz y sus estúpidos clones también estarán ahí –

- K9999 tampoco será un problema para mi – se defendió nuevamente alzando los hombros con indiferencia – Todo es cuestión de despertar el poder de la semilla, con ella ninguno de los mencionados será nuestro digno oponente...

Kenichi guardó silencio, no le gustaba que Soren hablase tan deportivamente de su señor, a veces sentía miedo, tanto poder en sus manos era algo que lo aterraba y seducía al mismo tiempo. Pero Soren no debía saberlo, debía demostrarle que él también era frío y calculador, aunque a veces necesitara un abrazo protector con urgencia. Tenía miedo a lo que pudiera ser su vida luego de despertar el poder de la semilla, ya nada sería igual, luego de eso no podría volver atrás jamás. Sin embargo estaba decidido a hacerlo, sin importarle el precio.

- ¿Y porque te tocabas? – la pregunta dejó fuera de base a Soren, quien no se esperaba un cambio de tema tan drástico.

- Porque tenía ganas – dijo intentando una vez mas parecer natural. Kenichi sonrió

- No eres tan frío como yo creía – comentó sin dejar de sonreír.

Ante este comentario, Soren no supo que hacer o que decir, por un lado, Kenichi tenía razón, no era el tipo "sin sentimientos" que siempre aparentaba ser y por otro lado, la sonrisa de su compañero era simplemente encantadora y le pareció una mejor idea quedarse en silencio contemplándola.

***

Mientras viajaba en su auto, el viento irrisorio que golpeaba su rostro le producía un escozor molesto, sin embargo no hizo nada por impedirlo y siguió su ruta a gran velocidad, los audífonos en sus oídos resonaban con melodiosas notas de compositores antiguos como Beethoven, pero que le agradaban. Iba rumbo al hotel Salitre, allí {según había escuchado} debía acudir para inscribirse en el torneo si era que quería participar.

Era algo mas bien irónico, pensaba, una vez mas se encontraba frente al mismo reto, año tras año durante toda su vida, anheló ese momento mágico en el que pudiese enfrentar a la única razón viva de su existencia, y era como revivir todos los años una vieja herida que nunca sanaba. Aunque paradójicamente amaba y odiaba la idea de tener que luchar con él.

Entonces sin previo aviso imágenes de su pasado acudieron a su mente.

Era una tarde de invierno, hacía frío como en ninguna otra tarde de invierno, en la Mansión el clima no parecía ser tan terrible, pero contrario a lo que cualquiera podría imaginarse, en ese lugar, inclusive, había mas helaje que a la intemperie, era un frío que podía percibirse en cualquier gesto duro que su padre dedicara a él, no sabía cual era peor. Tendría aproximadamente 15 años y ya sus sueños adolescentes llenos de magia, color y locura, habían sido opacados por el deber de asesinar y el odio hacía todo el mundo.

Odiaba a su padre, era un hecho, lo odiaba porque nunca había sido su padre realmente, era solo una figura que se alzaba imponente y sombría sobre la mesa cuando acudía al desayuno, era sólo el líder que antaño seguramente fue vigoroso y cabal del clan Yagami y que ahora solo era un viejo decrépito. Sin embargo, para cuando Iori cumpliese 15 años, su padre aún mantenía ese poder y esa imponencia que le caracterizaba, aún a esa edad le temía y odiaba antes de amarlo o respetarlo.

Esa tarde en particular, hizo algo que nunca antes se había atrevido, encerrado en su habitación, tomó una pluma y sobre un pedazo de papel sucio y arrugado que encontró en el estante con libros, comenzó a escribir. No era que su padre le prohibiese escribir o algo por estilo, era el contenido de aquello cuanto escribía lo que constituía su pecado.

Un Poema

Un delicado escrito en versos, que contenían metáforas salidas directamente de su corazón y que sin duda era su única forma de desahogarse. Esa tarde descubrió el placer de escribir, sintió como si aquel papel fuera el único dispuesto a escuchar sus mas íntimos pensamientos, ese papel era su confidente, una especie de amigo que no hablaba, pero si escuchaba atentamente todo lo que Iori quería decirle.

Se sentía bien poder escribir lo que sentía, lo que pensaba sobre su vida, sobre el Clan Kusanagi y sobre su padre, todo ese odio era plasmado en versos líricos que guardó con recelo bajo su cama.

Aún así y a pesar de su esmerada discreción, lo que menos deseaba pasó, su padre encontró {gracias a un criado del a familia} los escritos de su joven primogénito, se paró frente a él y colérico leyó el papel que tenía en sus manos, el pequeño pelirrojo intentó evitar en vano lo inevitable, su cuerpo temblando de miedo hacia lo que su padre pudiese llegar a hacer en un estado de rabia y tensión como se encontraba, quizás si su madre hubiese estado ahí en ese momento...

Pero ella se había ido un par de meses atrás dejándolo completamente sólo, condenado a seguir los principios de su padre loco. ¿Pero que mas podría hacer? Con solo 15 años ninguna idea pretenciosa de enfrentar a su padre era posible de ejecutar. Y fue por eso que luego de terminar de leer el poema, el padre de Iori lo miró con ojos de fuego mientras le gritaba que no tenía derecho a opinar y mucho menos de esa forma.

El padre sumamente avergonzado condujo a su hijo hasta la puerta principal de la mansión {que quedaba en las afueras de la ciudad} una vez allí lo empujo hacia fuera, mientras lo mandaba a pasar la noche en el bosque cercano a la morada.

Había sido el castigo mas fuerte y cruel impuesto por su padre sin duda, se dirigió al bosque armado solo de su chaqueta negra que de nada servía ante el desgarrador frío del clima, pronto comenzó a nevar como de costumbre en las noches invernales y tuvo que buscar refugio bajo algún árbol frondoso, lo curioso fue que, lugar escogido fue precisamente a la tumba de su madre, que yacía en lo profundo del bosque, como una vez en vida ella había querido ser enterrada.

Extrañamente esa noche no se sintió tan solo, por lo menos el cuerpo putrefacto de su madre yacía bajo sus pies y de alguna forma pudo sentir el calor que jamás había recibido de ninguna otra persona.

Ahora se encontraba corriendo en su auto, libre como el viento, pudiendo ir a cualquier lugar si se le diese la gana, libre para tocar su música y expresar todo lo que sentía en los versos que componía en las canciones.

¿Pero a quien engañaba? Nunca sería libre si no destruía lo único que lo mantenía preso dentro de si mismo:

a Kyo Kusanagi.

Quizás este año lo matara, aún así no sentía ningún placer al matar una persona que había perdido el deseo de pelear y defenderse. ¿Entrenar y sufrir toda su vida para enfrentarse a él, para tener una batalla fácil y deshonrosa? No... no podía ser así. Su odio y rencor hacia Kyo Kusanagi , ascendían mas allá que una simple rencilla familiar.

Aún así las palabras que salieron de sus labios, la última vez que lo vio, no lo dejaban en paz.

"– No seas tan iluso Yagami, me da igual si vives o mueres... realmente nunca me intereso matarte... realmente nunca me interesé en ti -"

**_**

Cuando llegó al hotel, le costo mucho trabajo poder llegar hasta el hall central. Tuvo que abrirse paso entre fans enardecidos que querían tan siquiera tocarlo, era realmente patético ver a esas personas deseándolo tanto, odio por unos infantes a todos y deseó hacerlos arder en llamas {sobre todo a la chica que le pedía a gritos que le firmara cerca del ombligo} pero se contuvo, no debía hacer eso a no ser claro si quisiera pasar unas bonitas vacaciones en una celda repugnante con otro tipo de escoria humana.

Una vez en el Hall se acercó a la mesa de inscripción, al parecer los demás participantes ya habían acudido al llamado, ya que no pudo reconocer ningún rostro.

- ¿El señor Yagami Iori? – dijo un funcionario – Firme aquí por favor - El pelirrojo tomó el lapicero y cuando se disponía a firmar se sobresaltó al percatarse de que su nombre se encontraba junto a otro par de nombres como un equipo. ¿Alguien le había puesto en un equipo? ¿Qué significaba eso? ¿acaso el torneo estaba arreglado?

Tras dudar unos instantes, acabó por firmar, no tenía ganas de discutir con el sonriente funcionario que seguramente no tendría una respuesta clara a sus preguntas, así que opto por dejar las cosas de ese tamaño y luego en la semana del torneo "conocer" a sus supuestos compañeros de equipo. Sería muy divertido ver quien se atrevía a ponerlo en un equipo, poniendo en riesgo a sus vidas.

*.*

Según tenía entendido, el torneo duraría casi dos semanas y durante ellas los equipos debían trasladarse al hotel y permanecer ahí hasta que se terminaran los enfrentamientos. Shingo se sentía sumamente maravillado por el hecho de poder participar en el presente torneo, en el mismo equipo con Kyo. En esas semanas de convivencia con su maestro había descubierto dentro de su corazón un sentimiento puro y sumamente fuerte que lo unía a él. Sus labios temblaron ante el ligero pensamiento de que ese "sentimiento" pudiese convertirse en algo mas...

Sintió miedo.

Un terrible miedo a lo desconocido, miles de preguntas sin aparentes respuestas se formularon en su mente. ¿Qué había sido aquel beso hacía un par de noches? Ahora que lo meditaba, no entendía porque ese gesto no le desagrado si no por el contrario, sintió que había sido el beso mas intenso que había dado jamás. ¿Pero y que habría pasado por la mente de Kyo en ese momento? ¿Habría sentido lo mismo él también? ¿Por qué lo había besado entonces?

No se había atrevido tan siquiera mencionar el tema durante los días venideros, era algo que le aterraba de verdad y por mas que intentara disimularlo, las imágenes regresaban a su mente con una cadencia simétrica casi armoniosa, como las olas del mar al chocar contra un acantilado. El torneo se acercaba y la sed de venganza que se había mantenido intacta durante todo el tiempo en que Kyo estuviese en su casa, parecía ir en aumento conforme avanzaba el tiempo y en los ojos de Kyo podía apreciarse la excitación y la ansiedad por descubrir que había pasado en su "secuestro".

¿Pero y Yagami? ¿Pensaría Kyo todavía en Yagami? Shingo recordó como aquella mañana habían hablado algo de eso, Kyo dijo que había soñado con Iori y que había sido un sueño muy raro. También dijo que escapar a Yagami era imposible porque este lo perseguiría a donde fuera que estuviera. ¿Eso significaba entonces que aún conservaba la posibilidad de enfrentarlo este año?. Shingo frunció el ceño mientras echaba las papas picadas al aceite caliente y este bullo inmediatamente al contacto con la legumbres remojadas en sal.

Benimaru había salido desde la tarde, dijo que organizaría un poco su departamento que sin duda era un terrible espectáculo de caos y no había regresado desde entonces. Shingo preparaba la cena mientras Kyo permanecía alienado con los juegos de video en la sala. ¿Debería hablar con él? ¿Debía preguntarle acerca de lo que para él había significado ese beso?... debía... ¿debía contarle lo que le había revelado Yagami?

Se retiró del fogón pensativo, salió de la cocina sin hacer el menor ruido, la alfombra verde y espesa, invitaba a recostarse en ella y simplemente mirar el techo sin ninguna otra preocupación, por un momento se imagino así mismo tirado allí al lado de su maestro, los cuerpos muy juntos, las miradas encontradas...

Se encontró entonces abrazando a Kyo por la espalda con fuerza, hundiendo su rostro en el cuello de este con anhelo y cerrando los ojos con consternación. Kyo dejó de jugar casi inmediatamente, estaba sumamente concentrado en el juego y el abrazo de Shingo lo tomo por sorpresa casi haciéndolo perder. Giró su rostro tratando de entender y descifrar aquella expresión de desasosiego de su alumno, pero por mas que intentó no pudo comprender porque de repente Shingo comenzaba a sollozar cerca de su oído.

X x C o n t i n u a r a x X

Nota de Helsic: Inspiración renovada xD y todo gracias a "Lestat el vampiro" de Anne Rice ^_^ así que quizás encuentren algunos retallitos que les recordarán el libro :P lo siento pero así me pasa con algunas cosas xD

Ya casi es el torneo y ya casi se termina la primera parte del fic ^.^ así es, pienso dividirlo en varias partes, tenía esa idea hace rato pero no había encontrado como un lugar preciso para partir la historia. Quise hablar un poquito de pasado "tormentoso" {que ya es común en todos los fics} de Yagami, es una lastima que detalles tan interesantes como estos se hallan convertido tan rápidamente en "Cliché" del mismo Fandom Iori x Kyo en español ¬_¬ es una verdadera lastima, pero bueno, cada cual lo desarrolla tal y como le plazca y e ahí que se pueda juzgar un buen Fanfic ^_^

 

Todos los personajes pertenecen a SNK

"Rebirth" y Los personajes originales que aparecen allí pertenecen a Helsic

Cualquier comentario o pregunta, por favor diríjase a Kensou_no_miko@yahoo.com

18 de marzo del 2003


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