Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Qué es lo que verdaderamente Importa? por Jinsei No Maboroshi

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Los meses iban pasando y cada detalle de su antiguo pasado se revelaba más nítidamente, mientras que las pesadillas nocturnas  

 

Los meses iban pasando y cada detalle de su antiguo pasado se revelaba más nítidamente, mientras que las pesadillas nocturnas se intensificaban día tras día.

 

Michiru sabía que algo terrible se avecinaba y que era su misión salvar el mundo. Pero no estaba del todo convencida. Aún se planteaba si era necesario salvar a una humanidad como ésta, y si lo valía, pues era demasiado sacrificio para una sola persona.

 

Fue en esos días cuando, en sus pesadillas, apareció una joven rubia que la observaba.

 

-¿Quién eres? –le preguntaba.

 

Y Michiru sólo la observaba.

 

Luego, despertaba con una extraña sensación.

 

Esa joven era otra elegida, y la debía encontrar. Pero sus ansias de hallarla no eran causadas principalmente por la necesidad de salvar el mundo, sino por explicar esa extraña sensación que invadía su cuerpo con sólo mirar a la joven.

 

Nunca había sentido ese estremecimiento antes.

 

 

~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~

 

 

-¡Rayos! ¡¡¡Corres de una forma colosal!!!! ¡¡¡El grupo está muy contento contigo!!! -le dijo el viejo mecánico a Haruka.

 

-¡¡Ja!! ¡Están contentos porque no arruino los motores como Ryuuno!

 

-¡¡Eeeiii!! ¡Te escuché, no te olvides que eres mi pupila, me debes respeto!

 

-Claro, ¡señor Takeda! –bromeó Haruka.

 

Habían practicado toda la mañana y la tarde de un sábado veraniego. Al día siguiente, sería la última carrera del año. Haruka se quitó el casco, mostrando sus rubios cabellos mojados.

 

-¡Rayos! ¡El clima está matándome! –dijo, mientras tomaba la botella de agua que los integrantes del grupo le habían ofrecido a ella y a su amigo.

 

-Prepárate, que mañana anuncian mayor calor.

 

-¡Ja! ¡En pista no hay nada que me moleste!

 

-Pero jóvenes, deben cuidarse –dijo un mecánico mientras le daba un par de toallas a los corredores.

 

-¿Por qué? –preguntó Ryuunosuke.

 

-Volverá Uehara.

 

-¿¿¿¡¡¡Qué!!!??? ¡¡¡En serio!!!! –tragó rápidamente Ryuunosuke al escuchar el nombre.

 

-¿Uehara? ¿Quién es ése? -interpeló algo desconcertada Haruka.

 

-Uehara es el peor corredor de los tiempos. Tú aún no lo conoces porque poco tiempo antes de que tú vinieras al circuito, tuvo un serio accidente con otro compañero de carreras, y tuvo que realizar rehabilitación. Su columna había quedado comprometida.

 

-Si es tan malo, no hay de qué preocuparse, ¿no? –sonrió Haruka, sin comprender el disgusto de su amigo.

 

-No lo entiendes. ¡Es maligno! No es un corredor de buena ley, usa tretas sucias y las usa de forma tal, que nunca parecen intencionales. Los jueces nunca lo suspenden porque los videos no muestran faltas. Las realiza con tal discreción. Hace cinco años atrás, mató a mi maestro.

 

-¿¿Qué?? ¿¿Mató?? Explícate, Ryuuno.

 

-Era una chicana muy cerrada. Mi maestro buscó superarlo por fuera, pero cuando estaba por conseguirlo, Uehara golpeó con tal habilidad en el chasis de mi maestro, que le provocó la pérdida del eje, y no pudo controlar el auto. Su auto se suspendió en el aire y colapsó con una pared de concreto. Uehara salió ganador y en el video nunca se notó el golpe. Se lo catalogó de accidente.

 

-¿¿¿Cómo que no se notó???? ¡¡¡Ustedes vieron la maniobra!!!

 

-No. Tampoco. Mi maestro se estaba comunicando con el equipo por micrófono y, antes de chocar, gritó que le había golpeado. Nunca pudimos demostrarlo –el equipo de mecánicos como Ryuunosuke bajaron la mirada, entristecidos. El maestro de Ryuunosuke habría sido un gran corredor. El joven no se cansaba de relatarle las maravillosas carreras de su maestro.

 

-Y este Uehara tuvo un accidente, ¿has dicho?

 

-Sí. Poco antes de que aparecieras en el circuito, Haruka. Intentó ganar el primer puesto en la recta final. Se había acercado mucho al primero, sus ruedas delanteras se rozaron y estallaron por la fricción, ambos perdieron el control y colapsaron contra las paredes. Uehara quedó gravemente herido. Todos pensamos que nunca más manejaría, como te dije, su columna había sido afectada seriamente. El otro corredor involucrado sólo tuvo un par de fracturas en miembros. Nada serio que un par de meses no solucionara.

 

-¡¡¡Pero qué curiosidad!!! –sonrió socarronamente Haruka. Ryuunosuke vio en los ojos de la joven lo que siempre admiraba, esa arrogancia de triunfo innato. Pero esta vez le molestó y, más allá de eso, le preocupó lo que fuera que estuviese pensando la rubia.

 

-¡Haruka! ¡Mañana no correrás! –determinó Ryuunosuke.

 

-¡¡¡¿Qué?!!!! –le gritó enojada.

 

-No quiero que corras mañana. No sabes quién es ese tipo. Primero míralo desde fuera.

 

-¡Ja! Olvídalo, Ryuuno. Por lo que me has dicho, la única forma de verlo es dentro de pista. Le enseñaré a ese miserable.

 

-¡Te lo prohíbo! ¡¿Entendiste?! ¡PROHIBIDO! -le gritó Ryuunosuke. Haruka lo observó algo sorprendida, como así también el grupo de mecánicos. Ryuunosuke nunca gritaba a nadie con la seriedad con la que lo hizo. El joven notó la situación tensa que había provocado y, con una voz más tranquila, se excusó–: por favor, Haruka. No quiero que nada te pase. Entiéndelo. Aunque sea, por favor, mira por una vez la carrera y observa cómo maneja, ¿me lo prometes? –Haruka, que mantenía su seriedad, pensó por un momento, distante, y una extraña sonrisa pícara asomó por sus labios, mirándolo con esa petulancia tan perdonada por sus amigos, y le contestó:

 

-¡Claro! Seguro. ¡Te prometo que veré una carrera!

 

Ryuunosuke le sonrió, mas no quedó sosegado. Esa extraña actitud de la joven no resultaba tranquilizadora. Sabía que algo se traía en las manos. Haruka era imprevisible y, ahora más que nunca, sabía que le deparaba una sorpresa.

 

La tarde finalizó quedamente. Los mecánicos terminaron de realizar los últimos retoques al auto de Ryuunosuke. El joven se había ido a su departamento, excusándose por cansancio. Haruka, sin embargo, se había quedado en el taller con los mecánicos.

 

Fue hasta la sala de archivos y pasó todo el resto de la tarde dentro, mirando videos.

 

-¡Aayy, esta niña no me trae ningún buen presagio! –se quejó el viejo mecánico mientras  cerraba el motor del auto-. ¡Oye! Hiroshi, mira el auto de Haruka.

 

-Pero señor, ella no va a participar mañana...

 

-¡Hazlo!

 

-De acuerdo.

 

El viejo sabía por experiencia propia la euforia de la juventud, y lo que la muchacha probablemente estuviera haciendo.

 

El viejo miró los últimos detalles de la revisión de Hiroshi en el otro auto, y dio por finalizada la inspección de los mismos.

 

-Bien, muchachos, ¡¡buen trabajo!! Vayan a descansar, mañana tendremos acción.

 

Todos los mecánicos abandonaron el taller, y sólo el viejo se quedó hasta que ninguno más rondó el lugar. Cerró el local con suma cautela y se dirigió a la sala de archivos. Allí encontró a Haruka, viendo carreras viejas.

 

-¡Ja! Niña, ¡ya me imaginaba que estabas aquí!

 

-¿Eh? –Haruka se dio vuelta inmediatamente, asustada por la voz a sus espaldas–. Itaru. ¿Qué haces por aquí?

 

-¡Eso debería preguntar yo! –sonrió el viejo.

 

-Aahh, mirando antiguos genios. Mira, ésta es una carrera donde participó Fangio.

 

-Aahhh, extranjero y bastante bueno.

 

-Era un genio. ¡¡¡Mira esas cosas!!! ¡Cómo puede que se llamaran autos! ¡Ni suspensión tenían! Mira el balance, cuando tomaban una chicana, ¡el auto era más propenso a dar vueltas sobre sí que tomar la curva! En esos cacharros debían hacer maravillas. Ahora es todo muy distinto.

 

-Y sí, joven, épocas distintas. Pero debo recordarte que el alemán está muy cerca de ti, y ha superado a Fangio en cantidad de Carreras y campeonatos.

 

-¡Ja! ¡¡¡Pero su Ferrari es impresionante!!! ¿¿¿Tú conoces a los mecánicos que tiene??? ¡Son magos! ¡¡Son el grupo de mecánicos más famosos que hay en el mundo, y son los mejores de  los mejores!!

 

-¡Ejem! –tosió el viejo, sintiéndose ofendido.

 

-¡Vamos! Itaru, ¡¡¡no te vas a ofender con el comentario!!! -sonrió amigable Haruka–. Por supuesto que yo no hubiera podido ganarle al alemán ese sin mis mecánicos preferidos... ¡no los conoce nadie, pero son los mejores de Japón! Jajaja –sonrió abiertamente.

 

El viejo miró con recelo a la joven, pero terminó por dejarse contagiar la risa.

 

-¡Ja! ¡Haruka!, no quieras evadir la conversación. Yo sé perfectamente que no estas aquí viendo precisamente a Fangio.

 

-No te entiendo... -comentó Haruka, buscando simular distraimiento. 

 

-¡Vamos, jovencita! Ya he pasado por tu edad, muchas veces en mi vida... no creas que no sé lo que estás haciendo...

 

-¡Imaginas cosas, Itaru! –sonrió, mientras apagaba el video y guardaba las últimas cintas.

 

-Has visto la carrera del maestro, ¿verdad? –Haruka lo miró seriamente, no podía evitar más el asunto. El viejo era astuto, y ya la había descubierto.

 

-Sí.

 

-Y dime, ¿has notado el golpe?

 

-Realmente, no.

 

-¿Has visto las otras carreras?

 

-Sí.

 

-¿Y? ¿Qué te han parecido?

 

-Impecable sus tretas. Realmente los videos no muestran ninguna falta aparente. Ahora entiendo la preocupación de Ryuuno.

 

-Haruka, Ryuunosuke ha perdido mucho en su corta vida. Tú le has dado una segunda oportunidad para encontrar lo quebrantado. El sólo quiere protegerte. No hagas locuras, ¿sí?

 

-¿Y qué crees que pienso hacer? –sonrió con astucia.

 

-¡No provoques, Haruka! Sé perfectamente que quieres participar mañana.

 

-¿Le dirás a Ryuuno?

 

-No. Sólo te diré que vi tu auto y está en perfectas condiciones. Puedes exigirle como lo has hecho hoy a la mañana.

 

-¿Mm? ¡¡Pensé que me ibas a pedir que no corriera mañana!!

 

-Contigo no se puede, Haruka. ¿¿¿Alguna vez aceptaste consejo u orden de alguien…??? Un viejo como yo sabe cómo es la personalidad de jóvenes como tú. Y sé que, en el fondo, lo que harás es lo correcto. Pero, sabes, es muy peligroso meterse en zonas desconocidas, con personajes nefastos como éste. Por eso, sólo te pido cordura, Haruka. Si llegas a sentir peligro, deja que pase. Una carrera no afectará nada tu ascenso en el campeonato. Aun con el segundo puesto, ya eres la ganadora indiscutible del  mismo.

 

El viejo apoyó una mano sobre el hombro de la joven y le sonrió.

 

-Ten cuidado, Haruka. Y mucha suerte.

 

Palmeó su hombro un par de veces, y abandonó el lugar.

 

Haruka sonrió agradecida tras la puerta que se cerraba. Ese viejo tenía la sabiduría de los años. Todo lo dicho era exactamente lo que iba a hacer.

 

Bostezó y estiró sus brazos. Ya era tarde demás, y se retiró a descansar a su apartamento. Mañana iba a ser un gran día.

 

 

~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~

 

 

*¡Bienvenidos a la última carrera del año! Público, hoy tendremos la participación de todos los corredores habituales, y la incorporación de un viejo conocido, Uehara Hanichi. Estudios, ¿están con él? Por favor, dénos unas palabras...*

 

Se escuchaba por el altavoz del circuito. La emisión por televisión era transmitida por grandes pantallas en todo el estadio.

 

-Vaaaaa... ¡¡viejo conocido!! ¿¿¿Qué ameno puede ser tenerlo de vuelta en la pista??? –gruñó Ryuunosuke mientras terminaba de cerrar su traje.

 

-Siempre gruñendo antes de la salida, ¿no? –ironizó Haruka tras del joven. Ryuunosuke giró para verla en su traje de carrera, sosteniendo en su mano el casco.

 

-¡¡¡Haruka!!! ¿¿¿¡¡¡Qué te dije!!!??? ¡¡¡¡Pensé que me habías prometido ver una carrera antes de hacer algo!!!!

 

-¡Y lo hice! No sólo vi una carrera, sino varias. Toda la tarde estuve en la sala de archivos. Vi todo lo que allí había sobre este tipo.

 

-¡¡¡Haruka!!!! –gritó indignado Ryuunosuke.

 

-Vamos, Ryuunosuke, tanto tú como yo sabíamos que ella no iba a desistir tan fácilmente, ¿o sí? –contestó con su voz cansada el viejo Itaru–. Déjala. Ya hablé con ella. Será razonable. ¿No es así, Haruka?

 

-¡Por supuesto! –sonrió triunfal.

 

-¡Ja! Haruka nunca es razonable –golpeó la puerta de su coche con el pie.

 

-Oye, no maltrates al auto, no tiene la culpa –se divirtió Haruka–. Si quieres, puedes ser tú quien se quede mirando la carrera, se te ve muy tenso, Ryuuno.

 

-¡¡¡NO!!! ¡No estoy tenso! –gritó encrespado.

 

-No. Seguro que no. Es sólo impresión mía –susurró Haruka, poniéndose el casco.

 

-Bueno, hermanitos, dejen de pelear y prepárense, que en pocos minutos empieza la carrera –alivió la situación el viejo.

 

 

~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~

 

 

Todos los coches estaban en fila dispuestos a salir. Haruka tenía el segundo lugar y Ryuunosuke el primero. El tal Uehara se hallaba en la fila 5.

 

Haruka se apenó por no poder comparar las habilidades de ese sucio deportista con las suyas. Su distancia era abismal, según la propia opinión de la joven.

 

La señal del semáforo se encendió en su rojo sangre, y al minuto siguiente el vivo verde se mostró, haciendo que todos los motores de los autos aceleraran crujiendo ensordecedoramente, mientras quemaban las gomas en el suelo.

 

22 vueltas al circuito, y el campeonato estaría coronado de triunfo por Haruka. Con facilidad, superó a Ryuunosuke, el cual, por primera vez, no puso resistencia. Haruka sabía que lo hacía por si ese tan temido Uehara quería acercársele. Ryuunosuke resultaba muchas veces muy sobreprotector.

 

Pronto vio la bandera amarilla en el circuito. Y el auto de la paz ingresó a la pista, provocando que todos los coches marcharan a menor velocidad.

 

-¿Qué pasó? –preguntó Haruka a su equipo por su micrófono adosado al casco.

 

-¡Ja! Ese malviviente ya está haciendo de las suyas, ni dos minutos de carrera y ya se ha tragado cinco autos.

 

-¿Qué? ¿Qué pasó?

 

-Hizo desviar un auto y terminó arrastrando a cinco. …l salió ileso. Ya tiene cinco autos menos en su frente.

 

-¿Están bien los otros corredores?

 

-Sí, sólo han caído en las paredes de ruedas. Nada serio.

 

El auto de la paz salió del camino, y la señal de reinicio de carrera fue dado. Haruka aceleró a fondo.

 

15 vueltas se habían pasado sin problema alguno, hasta que sintió por el auricular la voz de su amigo:

 

-¡Mierda!

 

-¡Ryuuno! ¿¡Qué pasa!?

 

-¡Nada! –dijo cortante.

 

Uehara había alcanzado el tercer puesto y comenzaba a disputar el segundo con Ryuunosuke. Haruka notó por el espejo retrovisor cómo aceleraba Ryuunosuke. Ella aceleró,  pero al dar vuelta en la chicana, logró ver al tercer auto. Era el de Uehara. Eso explicaba la tensión en la voz de Ryuunosuke.

 

De repente, un sonido de goma frenada atravesó la pista. Uehara nuevamente había logrado pasar a Ryuunosuke por dentro de la chicana, haciendo que el auto de su amigo saliera de la pista y se incrustara en un lago de lodo.

 

Haruka, finalmente vio tras de sí el auto.

 

-¡Haruka! ¡¡¡Rayos, por lo que más quieras, no te hagas la estrella!!! Mira que es peligroso –comenzaron a gritar los mecánicos a la joven.

 

-¡Ya, cállense, miedosos! –gritó molesta por el micrófono, cortando el cable de comunicación con su mano, quedando aislada.

 

El grupo notó el cese de señal y se quedaron estupefactos. Ryuunosuke estaba un poco shockeado por la treta utilizada por Uehara, que había sido la misma con la que había matado a su maestro. Sin embargo, esta vez tuvo suerte de que no hubiera una pared de concreto en ese lugar en el que ahora se hallaba estancado. A pesar del shock, pudo escuchar la respuesta de Haruka al grupo.

 

-¡Ja…! Y pensar que tú, Itaru, me decías que ella huiría donde habría peligro... –susurró socarronamente.

 

Los mecánicos se miraron entre sí. Y regresaron sus miradas en las pantallas.

 

Haruka estaba siendo alcanzada por el auto de Uehara. Recordó que Itaru le había dicho que su auto no tendría problemas en ser exigido y pisó hasta el fondo el acelerador, saliendo del alcance del auto de Uehara, tomando una curva a una velocidad sumamente peligrosa, pero que con su habilidad todo quedó bajo control. Las últimas vueltas eran tensas. En muchos tramos ambos coches se unían y se disputaban el primer puesto.

 

En la última vuelta, tomando la recta final, Haruka notó el súbito acelerar de Uehara, y se dio cuenta que era la misma treta que había visto en el video, treta en la cual había salido él mismo herido; pero viendo ahora el lugar, él se acercaba por la derecha, donde estaba la pared de ruedas, y ella, que quedaba a la izquierda, sólo tenía el concreto. Sintió una sensación de peligro que no había sentido antes. Aceleró el doble. Ambos coches, a más de 400 km/h se acercaban vertiginosamente a la recta final. Pero el infortunio tocó en el final.

El auto de Haruka perdió el control y dio vueltas sobre sí mismo, manteniendo la línea recta que seguía. El auto de Uehara se estrelló contra la pared de ruedas.

 

El coche de la joven comenzó a humear una vez quieto sobre el asfalto, luego de haber girado varias veces.

 

Ryuunosuke, al ver eso en las pantallas, gritó el nombre de su amiga dejando sordo al grupo de mecánicos, que sólo pudieron ver sorprendidos el hecho. Todo el estadio se quedó estupefacto.

 

De repente, del auto de Haruka salió el piloto, con una actitud agresiva, y se dirigió al coche de Uehara, estancado en la pared de ruedas de gomas.

 

Sacándose el casco, mostrando la sangre que en su sien comenzaba a brotar, obligó al otro piloto a salir del auto. Le sacó el casco y le propinó un fuerte puñetazo en el rostro, tirándolo al suelo.

 

Se volvió a acercar y, tomándolo de la solapa de su vestimenta, lo levantó...

 

-¡¡¡Imbécil hijo de puta!!! ¿¿¿Qué mierda pretendías??? ¡¡¡¡Asesino!!!! ¿¿¿¡Quieres matar a alguien más!??? ¿¿¿¡¡Ya no te alcanza los que has matado!!???

 

-¿¿¿Una mujer???

 

-Qué te importa, infeliz, te juro que si vuelves a realizar una maniobra de esas, te bajaré todos los dientes del golpe que te voy a dar.

 

La ambulancia llegó inmediatamente y separó a Haruka, quien sólo gritaba insultos al corredor sentado en el suelo. Ryuunosuke y el equipo llegaron hasta el lugar, pero se quedaron atónitos al ver cómo la joven, luego de semejante choque, aún estaba parada, tan consciente y agresiva como siempre, insultando al corredor tramposo.

 

-Señorita, por favor, no debe hacer esto, tenemos que ver sus heridas.

 

-¡¡¡Naaaa!!! ¡¡¡Déjeme en paz, que no tengo nada, sólo quiero romperle la cara a ese desgraciado tramposo!!!! Hay que darle un merecido a ese cretino...

 

El viejo Itaru se acercó a la muchacha y le tocó con el dedo índice la costilla derecha. Haruka se contrajo del dolor y cayó al suelo. La paramédica lo observó con cuestionamiento.

 

-Señorita, si no hacía eso, nunca podrá revisar a esta testaruda muchacha –respondió ante la indagadora mirada.

 

Los jueces tardaron en dar su criterio, y determinaron que la ganadora del primer puesto era Haruka, pues a  escasos segundos de que su auto hubo tocado la línea final, se produjo el inconveniente. Con lo cual, el corredor Uehara obtenía el segundo lugar.

 

 

~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~~ :: ~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).