Souichi comprendió que, aunque quisiera estar con Morinaga y apoyarlo en la cruel situación en que se encontraba, en su corazón no era capaz de aceptarlo como más que un amigo, se veía completamente diferente, extraño, ver de manera romántica a otro hombre y si en verdad, Morinaga albergaba sentimientos profundos por él, temía que solo lo llevarían a una ilusión peligrosa para su vida.
Y decidió algo que lo dejó sin aire en sus pulmones, como una punzada de dolor en su corazón esparciéndose en todo su cuerpo con un estremecimiento horrible, dejándolo mareado.
Souichi no eran de los que corrían ante situaciones peligrosas, pero había veces en que uno necesitaba escapar, salió corriendo apresuradamente de la casa principal llevado por un profundo ahogo de sus emociones sin importar la noche o el frió, tenía, por primera vez, miedo, todas las terribles situaciones que rodeaban a Morinaga eran a causa de esa mujer, ese alguien que no debía meterse ni por asomo, temía, que posiblemente, ella podría tomar algo preciado de él, como su padre, hermanos, amigos, seres más queridos por él, sin embargo, ¿Por qué cada vez que pensaba en sus seres más queridos el tonto de Morinaga se colaba como chicle en su memoria?.
Huyó de todo dejando todos los supuestos peligros atrás, creyendo que era mejor así, pensando únicamente en su bienestar y la de su familia, no podían culparlo, si estuvieran en una situación similar con una persona verdaderamente cruel, lo primero que pensarían serían en el peligro que correrían su familia, pero cada vez que se auto-convencía de que era eso y no por los temibles sentimientos que comenzaban a crecer por ese tonto, Morinaga persistía en su memoria recordándole el daño que podría causar su partida.
Antes de llegar a visualizar la frontera, donde estaba la línea divisional que separaba a la gente con el bosque, la imagen de un triste y nostálgico Morinaga sentado en el baño escondido como un niño pequeño después de enfrentar a su madre, apareció en su mente y un dolor punzante en el corazón lo detuvo como si aquello fuese de mucha importancia, fijamente se quedó viendo a los lobos que custodiaban la entrada al cual desde lejos le observaban lleno de dudas y determinación en detenerlo.
El recuerdo de Morinaga agachado en el suelo siendo sus manos pisados por su madre hasta que sangrara llegó a su mente de nuevo como un recordatorio, recuerdo de Morinaga llorando desesperado en su hombro, sobre todo en su confesión, aquella que lo confundió y le hizo sentir realmente raro, pero no era un sentimiento malo, todo lo contrario, temía lo que eso podrían significar.
_ (¿realmente voy a escapar?) _ se cuestionó Souichi tocando su pecho, donde palpitaba su corazón de forma dolorosa y frenética_ (¿Voy a abandonarlo?) _ volvió a preguntarse, el dolor en su pecho era persistente y con cada pregunta, crecía su terrible sentir_ ( aún no siento nada por Morinaga, no puedo estar con él de esa forma, ¡es asqueroso!, no puedo morir en manos de esa mujer, tengo familia, amigos...)_ pensó sin entender que sus sentimientos estaban ahí, presentes, pero sutilmente desconocidos, el aire de pronto se le fue_( Morinaga...Morinaga sufrió mucho en su niñez y lamentablemente, sigue con ese sufrimiento, ¡NO!, lo debo dejar, no debo involucrarme, no debo hacerlo)_ aún con el dolor haciéndose más fuerte, no soportó tal grado de sufrimiento y se inclinó adelante, como si su corazón pesara, entonces, no soportó más y cayó en el pasto vomitando todo del estrés que causaban sus dolorosos pensamientos, en verdad, todos sus sentimientos y estómago estaban revueltos_( no debo, pero...pero aún quiero... quedarme)_ afligido, siguiendo sus impulsos, a Morinaga, talvez no podía corresponder sus sentimientos como quisiera , después de todo él no era homosexual, era todo lo contrario, pero, aún era humano, le debía mucho a Morinaga, podía apoyarlo aunque sea siendo el hombro donde pueda llorar y desahogarse en momentos duros.
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_ ¡SUÉLTAME! _ gritó una voz conocida entre los árboles y el espeso bosque detrás de los guardias de la entrada, al levantar su mirada a esa dirección se sorprendió por ver a Misaki, según por el recuerdo de la lista de estudiantes, en medio de los lobos feroces rodeándolo y caminando con él, éste joven completamente asustado con rama de alguna planta los apuntaban temblando, definitivamente, era uno de los estudiantes que llegaron de excursión a la mansión, ¿Qué mier%@ estaba haciendo aquí?
_ ¿Misaki? _ cuestionó confundido, viéndose el desastre que era rápidamente se levantó y sutilmente se limpió su boca acercándose al círculo de lobos, nadie lo detuvo, estaban más ocupados analizando al muchacho delante de ellos que en su persona.
Uno de los lobos que rodeaban a Misaki, aulló al cielo, quizás, avisando a sus demás compañeros sobre lo sucedido.
_ ¡SUÉLTAME! _ con los ojos cerrados asustado hasta sus huesos, Misaki permaneció apretando entre sus brazos una mochila rota mientras sostenía la rama de una planta.
_ ¡MISAKI! _ vociferó Souichi caminando apresurado hasta él, y lo agarró de los hombros tratando de calmarlo, Misaki estaba tan asustado que terminó abriendo los ojos quedando impresionado, los lobos se miraron interrogantes sin moverse de su sitio, a expectativa de lo que ocurriría.
_Sensei... ¡SENSEI! _ gritó Misaki sorprendido abrazando de un salto a Souichi como si fuese su salvador, recordando que después de varias horas vagando por el bosque, finalmente, pudo encontrar al profesor_ ¡SABIA QUE ESTABAS VIVO! _ volvió a gritar apretando su abrazo, desconcertando a Souichi _ ¡Todos decían que no debían buscarte y que te fuiste con un amante!, ¡pero yo siempre creí que no era así! _ estaba tan feliz, que no notó que se encontraban rodeados de personas, pero Souichi si, sonrojado por su atrevimiento, enfurecido le pegó en la cabeza, Misaki cayó al piso sentado acariciando el suave chichón que estaba creciendo en su cabeza.
_ ¡NO ME METAN EN UNA ESTÚPIDA RELACIÓN IMAGINARIA, MOCOSOS! _ vociferó molesto apretando sus manos en puños.
_ disculpa, sensei_ respondió Misaki llorando en el piso sobándose la cabeza, el profesor sí que golpeaba fuerte.
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Morinaga recorrió todo el terreno en la que había planeado vigilar con su grupo de la manada de lobos, llegó en un punto que creyó que era mejor descansar con los lobos en el suave pasto de la noche, a los cuales, ya estaban cansados, relajar sus músculos y posteriormente jugar en el rio para atrapar un par de pescados para la cena de cada familia, un olor a miedo llegó a su olfato con el aire, comenzó a correr desesperado en sus cuatro patas volviendo del camino ya recorrido , el olor de Souichi con el olor a miedo lo hizo reaccionar como un detonante en su sistema, si su futura pareja estaba en peligro, enloquecería, los demás lobos se quedaron por órdenes del Alfa sin embargo, otros también le siguieron, pero sintiendo el cansancio en su cuerpo desistieron inmediatamente de seguirlo.
Morinaga llegó justo en el momento en que Souichi se encontró con un joven desconocido, al terminar de examinar con la mirada que todo estuviese en orden, el aliviado calmó sus instintos de lobo protector.
Suspiró hondo, su futura pareja estaba bien.
Pero todo decayó al ver que ese hombre desconocido abrazar energéticamente a Souichi, para colmo, su futura pareja no estaba haciendo nada para detenerlo, al contrario de todo, parecía feliz por su presencia.
Ver eso le dolió profundamente en el alma, desde el principio pensó, que sin haber confirmado aún su rechazo directamente por él, no podía rendirse con sus sentimientos y que definitivamente debía luchar por el cariño de su pareja, pero ahora, ahora no sabía qué hacer, que decir o a qué conclusión debía llegar, Souichi solo lo había abrazado cuándo estaba derrumbándose, por compasión más que por amor y creyó, que en alguna parte de su memoria, las imágenes del pasado aparecieron agrandando su daño, su hermano y con la persona que antes fue su primer ilusión, la que creyó un futuro posible, en la misma situación que observaba en ese instante, la única diferencia, era el beso que compartieron cuando creyeron no ser vistos por un joven Morinaga, pensó, que no quería ver un posible beso como aquel del recuerdo pasado, retrocedió lentamente sobre sus patas mientras escuchaba su corazón latir de miedo agitando todo su ser, de resignación, los horribles sentimientos lo ahogaron, corrió hasta atravesar los límites de su pueblo, los límites de su corazón, dejó que el aire acariciara como un consuelo su pelaje, de sus ojos salían lágrimas, lágrimas de un lobo que desaparecían con el viento.
De dolor.
De desamor.
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continuará