Salí de casa tratando de no hacer ruido alguno, estaba seguro que si mi madre me veía estaría castigado hasta fin de año, cuando mi pies tocaron el pasto sonreí triunfal, mire con rapidez mi reloj y me di cuenta que tenía que correr si quería llegar a mi cita.
Si bien era tarde y estaba oscuro preferí irme por los lugares donde sabía que no encontraría a nadie, el pueblo era muy pequeño y no estaba bien que me vieran a estas horas, no si quería seguir saliendo sin que mi familia lo notara.
Mientras me dirigía a la playa pensaba, a veces me hubiera gustado nacer en una familia modesta, sin tantos contactos y recursos, así habría podido ser un poco más libre, no entendía como vivíamos en una sociedad que aceptaba y miraba a bien la homosexualidad (cosa que yo era), pero no podía tolerar que dos personas de clases sociales distintas se amaran.
Cuando vi la figura del hombre que amaba sonreí, con rapidez me quite las zapatillas y corrí para abrazarlo por la espalda, era increíble como en sus brazos nada importaba, sin darle tiempo a reaccionar lo abrace con fuerza y coloque mi cabeza en su cuello.
-¿Me esperaste mucho amor?, dije dejando un suave mordisco en su cuello.
De repente un aroma a un caro perfume me sacaron de mi error, Akira jamás podría costear dicho perfume, además su cuerpo olía a canela y sudor debido al trabajo duro, con rapidez me solté para mirar a la cara al sujeto usurpador, que con asombro me observaba.
Nunca había visto a este sujeto en mi vida, era muy alto y tenía una piel suave, tersa y blanca como la leche, unos labios pequeños pero muy sexys, pero lejos lo más maravilloso que tenía eran sus ojos, de un azul intenso, frío, infinito, sin embargo su mirada era dura y lejana.
-Lo siento, dije saliendo de mi trance –Pensé que eras otra persona.
-Puedo verlo, dijo con una suavidad increíble, su voz era masculina y denotaba mucho poder, de pronto sentí mi estomago apretarse de forma extraña.
El silencio entre los dos volvió a imponerse, solo el sonido de las olas al romper nos acompañaba, casi como si fuese música de ambiente, nuestras miradas seguían en contacto y era realmente cálido, casi como si nos tocáramos.
-Bueno ya me tengo que ir, dije viendo que Akira no llegaría.
-¿Si gustas puedo acompañarte?, dijo mordiendo su labio –Digo, igual voy al pueblo.
-No es necesario, dije con demasiada brusquedad –Me gusta caminar.
Rápidamente gire dispuesto a irme, cuando había avanzado unos pasos su voz me detuvo.
-Podrías al menos darme tu nombre.
-No es necesario, ya que no nos volveremos a ver, dije sin girarme –Adiós.
Con cuidado cerré la ventana y me deje caer en la cama, que extraño sujeto, ¿Por qué estaba ahí en la playa?, de seguro debe haber pensado que estoy loco, con rapidez cogí el móvil cuando este vibro.
-Lo siento amor, el jefe no me dejo salir, prometo compensarlo, te amo, era el mensaje de Akira, si tan solo me hubiera avisado antes, no hubiese ido a la playa.
-Espero una gran compensación señor Sendoh, escribí de vuelta.
-¿Qué compensación quieres bebe?, me respondió acompañado de un monito con cara de pervertido.
-Quiero que hables con mi papá, ya lo sabes.
-Amor, ¿de nuevo con eso?, sabes que solo acabara mal.
-Basta Akira, si de verdad quieres volver a verme, deberás hablar con mi padre, dije molesto, ya no quería seguir escondiéndome como un delincuente.
-No te enojes Hana, sabes de sobra que tu familia jamás me aceptara.
-Eso no lo sabes, además mi padre solo quiere que sea feliz, el no se fija en pequeñeces, escribí con rapidez.
Justo cuando iba a leer su respuesta entro mi madre como un remolino a mi cuarto, con rapidez escondí el móvil entre las almohadas y me puse de pie, si ella estaba en mi cuarto a esta hora nada bueno se vaticinaba.
-No puedo creerlo Hanamichi, de verdad que tu eres increíble, dijo molesta.
-¿De qué hablas?, dije mordiendo mi labio, de seguro ya sabía lo de mis escapadas.
-No te hagas el idiota que no lo eres, dijo tomando mi rostro con fuerza –Mira niño estúpido, no te crie para que me desobedezcas y dejes en vergüenza de esta forma.
Con cuidado quite su mano de mi cara y sobe la mandíbula para quitar el dolor que el fuerte apretón había dejado.
-¿Puedes ser más clara, no sé de que hablas?, dije sentándome a los pies de mi cama.
-Me acaba de llamar Marie de América, para decirme que su hijo está destrozado por que tu lo terminaste, dijo golpeando la pared -¿Cómo se te ocurre terminar con el antes de la boda?
-Mamá yo no amo a Eric, además el se fue hace tres años a estudiar fuera, ¿Cómo pretendes que nuestra relación continuara?, dije suspirando por suerte mi madre no sabía lo de Akira –Además te recuerdo que fuiste tú quien me metió por los ojos a Eric, casi me obligaste a aceptar casarme con él.
-Bueno pues continuaras haciéndome caso, dijo tomando el teléfono –Ahora mismo llamaras a Eric y le rogaras porque te perdone.
-Ya no mamá, dije poniéndome de pie –Ya no tengo 17 años para que me manipules a tu antojo, yo no amo a Eric y no me casare con él, así que no pierdas tu tiempo.
-¿Cómo puedes ser tan egoísta?, yo no solapare tus caprichos como tu padre, así que ahora mismo agarra ese teléfono y llama a Eric.
-No lo haré y no insistas, dije al borde de las lágrimas, justo cuando iba a recibir una bofetada de mi progenitora, la fuerte y autoritaria voz de mi padre inundo mi cuarto.
-Por Dios mujer, ¿Qué es este escándalo?, dijo tomando su brazo y alejándola de mi.
Sin poderlo evitar las lágrimas corrieron por mis mejillas y me lance a los pies de mi padre como cuando era un crío, con fuerza abrace sus rodillas y empecé a balbucear.
-Papi, yo no amo a Eric, no me quiero casar con él, por eso termine nuestra relación, pero mi madre quiere que lo llame y le ruegue perdón, dije sintiendo como mi padre me levantaba del suelo y me abrazaba.
-No te preocupes mi amor, tu jamás te casaras con alguien a quien no ames, dijo secando mis lagrimas –Tu tienes que ser feliz, y yo siempre te apoyare.
-Pero Yue, no puedes dejar que haga lo que quiera, dijo mi madre con bastante más suavidad.
-Cállate Arimi, dijo con fuerza haciendo que mi madre saltara por el susto –Te he aguantado todo desde que nos casamos, pero jamás dejare que vendas a mi hijo, ahora sal del cuarto de Hanamichi y déjalo descansar.
Sin decir más nada mi enfurecida madre salió de mi cuarto, dejándome a solas con mi superhéroe.
-No sabes cómo te agradezco tu apoyo incondicional, dije abrazándolo.
-Mi niño, desde que naciste juré que iba a velar por tu protección y felicidad y aunque tu padre sea ahora un viejo y este medio enfermo, esa promesa no se me ha olvidado, dijo tapándome en la cama como cuando era un crío –Descansa ya mañana será un nuevo día.
-Te amo papi, dije viendo cómo salía de mi cuarto.
-Yo más,dijo antes de cerrar la puerta.
Con rapidez vi mi celular que había escondido cuando mi mamá había entrado al cuarto, con una mezcla de miedo y nerviosismo me quede dormido con las palabras que Akira me había enviado.
-Te amo desde el día en que te conocí, y si es necesario hablar con tu padre para que me creas, mañana a primera hora estaré en tu casa, dispuesto a luchar por ti, buenas noches y TE AMO.