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mi alfa por angeloDivoglio

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se encontraba en la orilla del último piso de un gran edificio, fumando  cabizbajo un cigarrillo, mirando al pequeño conejo de felpa gris que descansaba en su mano libre, respirando con tristeza  el aire frio de aquella peculiar noche, ignorando la fiebre que comenzaba a crecer en su cuerpo, haciéndole sentir sofocado.

.

 

-Ya es hora de irnos conejito.

 

Le  dijo  a aquel juguete antes de guardarlo en su bolsa de mano, sintiendo la alarma de su celular sonando dentro de su bolsillo.

 

La apago sin más  soltando un profundo suspiro, bajando la mirada un instante, fingiendo inmediatamente una sonrisa.

 

-lo hare por ti mi amor, solo por ti.

 

No quería ir a trabajar, pero tenía  que hacerlo, no tenía otra opción.

 

 

Camino algunas cuadras, fingiendo que nada pasaba, que estaba acostumbrado a todo aquello.

Pero la verdad era que no importara cuanto tiempo pasara nunca podría acostumbrarse a la  asquerosa sensación de ser observando sin descanso y como en esa ocasión; perseguido con sigilo  por los que el mismo denominaba como animales.

 

Sin más llegó  a un pequeño bar, la gente entraba y salía sin cesar, algunos  caminando normal, otros tambaleándose por lo bebido, y algunos otros con ropa muy pequeña, acompañando al primer desconocido que le ofreciera un poco de diversión.

 

 

.

Entró por la puerta trasera  al lado de un callejón, entrando sigilosamente a los vestidores, rezándoles a   los dioses que sus compañeros no estuvieran ahí, para poder ponerse su uniforme de mesero a gusto.

 

En un principio  parecía estar vacío, por lo que comenzó a quitarse la ropa,  desnudando su piel morena y su cuerpo perfectamente torneado,  quedando únicamente con un bóxer negro ajustado, solo eso le  acompañaba, bueno eso y un grueso collar negro que descansaba en su cuello; el cual miro con odio a través del espejo de su casillero.

 

 

-Ángelo ¿no tomaste tus supresores hoy verdad? puedo percibir tu aroma por todo el lugar.

 

se escuchó decir de pronto a un hombre con traje negro y elegante,  un poco mayor que él, alto y de cabellos y ojos azules, quien entraba  por la puerta cerrando esta con seguro, mirando al omega que tenía frente suyo, acercándose lentamente, sintiendo como su mente se nublaba.

 

 

 

-perdón saga, no he podido ir al hospital hoy, no contaba que mi celo se adelantara algunos días   y yo…

 

intentaba excusarse, mas detuvo sus palabras al sentir con un poco de miedo   como el mayor le acorralaba contra los casilleros, tocando su cuerpo con lentitud, respirando el aroma que el cuerpo del menor emanaba,  sintiéndose embriagado por él, comenzado a tocar su cuerpo con torpeza , como si inútilmente e inconsciente mente intentara controlarse y separarse de aquel omega, más su mirada, la que siempre parecía ser  dueña del hombre más puro en la vida de Ángelo, ahora se convertía en la de un león hambriento apunto de devorar a su presa.



- saga, detente, por favor, tú no eres si, tú no eres como esos animales y lo sabes… esto es mi culpa pero por favor para.

 

Le gritó inútilmente, sintiendo el peso del mayor, queriendo tirarlo al suelo.

 

-saga, tú no eres así.

 

Repitió una vez  empujando a saga, sintiendo  ahora como el mayor se tensaba, intentando controlarse,   alejándose un poco de él, mirándolo con pena y culpa intentando controlar su cuerpo.

 

-perdona  Ángelo, sabes que yo nunca te lastimaría, solo que tu aroma es tan exquisito, que no puedo parar cada vez que te veo.

 

Le decía con ternura acariciando  su mejilla, notando como el menor se negaba a verle a los ojos  luciendo ver ligeramente asustado.

 

- no tienes que disculparte, no es tu culpa, yo no tenía que venir aquí, solo que tenía que hacerlo.

 

El mayor le miró  ahora con preocupación, sin dejar de acariciar ni un solo instante la mejilla del menor.

 

 

-No puedo  dejar que estés aquí, lo sabes muy bien así que por favor marcharte, porque  sabes en qué termina esto, no soportaría si alguien llegara a lastimarte, no puedo dejarte trabajar.




El mayor prefirió alejarse,  intentando fingir que lo sucedido no había pasado, comportándose incluso con seriedad, más eso no disminuía su sentir al estar al lado de aquel Omega.  

 

tal vez eso era lo que Ángelo más odiaba, sin embargo solo continuo con la mirada baja, pensado que  si la fiebre no fuera lo suficientemente mala, o el maldito collar en su cuello que le sofocaba, dándole  la sensación no de poder respirar; aún tenía que enfrentarse ante esas situación cada que su celo se hacía presente, especialmente porque su aroma era demasiado fuerte, tanto que  ni siquiera los supresores lo ocultaban del todo.



-saga no puedo hacerlo, sabes muy bien que necesito el dinero de hoy. Para no venir todo lo que resta de mí celo.

 

Saga trago de nuevo saliva, masajeando su cuello intentando controlar su respiración y su excitación, entendía la  situación del menor, mas no por eso le metería en algún problema que terminaría afectando a ambos.

 

 

- sé que no aceptaras mi ayuda, nunca lo haces, así que Ángelo si quieres dinero,  ve a la parte baja del bar y sácale provecho a tu celo, es lo único que puedo hacer para ti porque ¿recuerdas lo que paso tu celo pasado?

 

Recordaba muy bien lo ocurrido, ese día, a pesar  de tomar sus pastillas, dos alfas compañeros suyos, le habían atacado intentando morderlo en los  el vestidor, de no haber sido por saga, que a golpes se los quitó de encima, le hubieran tomado a la fuerza.

 

-¿iras?

 

Cuestiono saga sacando una tira de pastillas anticonceptivas  la cual extendió hacia Ángelo.

 

- no tengo de otra.

 

Sentenció, tomando las pastillas,

 

 

- si esa es tu decisión la aceptare,  solo ten mucho cuidado, si alguien intenta lastimarte iré inmediatamente, así que cuídate, sabes bien lo importante que eres para mí.

 

Sin decir más o esperar alguna respuesta, comenzó a caminar rumbo a la salida, dejando a Ángelo solo, con un nudo en la garganta mirando aquellas  pastillas un instante sintiendo su cuerpo arder y no exactamente por la fiebre, la cual ya ha su edad lograba controlar casi del todo.

 

-maldita sea.

 

Grito con coraje, comenzando a golpear su casillero con violencia  una y otra y otra vez hasta hacer su puño sangrar.

 

Odiaba eso, odiaba ser un omega, él no había pedido  nacer así, sin embargo ahí estaba, soportando todo aquel dolor, toda aquella humillación y  solo por su pequeña razón para vivir.

 

sin más tomó de nuevo su ropa, guardando su uniforme de mesero, respirando hondo mientras terminaba de vestirse, para después comenzar a caminar, con una pequeña mochila de mano donde guarda sus pertenencias,  bajando por las escaleras que llevaba a otra parte del bar, un lugar por mucho más malo, donde el olor a alcohol y omega predominaban.

 

aquello era un burdel, especialmente para alfas, era el  mejor de la ciudad, o eso había escuchado Ángelo, hace mucho  tiempo, cuando pasando por momento difíciles, fue en busca de saga, quien le acogió con los brazos abiertos,  cuidando de no solamente del sino también de los demás omegas que trabajaban ahí.

 

Sin embargo esa vida no le gustaba, la idea de  compartir el lecho con desconocidos le asqueaba, hasta más no poder, pero tenía que hacerlo, no tenia de otra.

 

Tras cada paso que daba, su corazón se estrujaba con fuerza, no quería estar ahí, el solo quería salir  corriendo con sus cosas y llegar a su hogar.

 

Más la realidad de su necesidad  no le permitió detener sus pasos.

 

-Ángelo, pensé que ya no vendrías a la parte baja, que esto no te gustaba.

 

Escucho decir de un hombre muy similar a saga, solo que las facciones de este hombre eran más relajadas, incluso su ropa aunque fuese un traje, estaba  desarreglado, sin corbata y con la camisa un poco abierta del pecho.

 

- no tengo de otra kanon, lo sabes muy bien.

 

Contentos sintiendo como el mayor acariciaba su espalda en un intento de animarlo.

 

-te entiendo,  así que tranquilo Ángelo; porque no mejor te tomas un trago, ya sabes para armarte valor, como siempre  la casa invita, por cierto, saga acaba de llamarme, diciéndome que te cuide, así que ya sabes cualquier cosa solo  llámame… porque si no lo haces y te pasa algo saga me matara de la forma más vil y cruel que pueda imaginar... y lo sabes muy bien… mi hermano puede parecer un ángel, hasta que se enoja.

 

 

Sentenció con una sonrisa guiñándole un ojo,  mientras le dejaba solo para ir a atender demás asuntos del lugar.

 

sin más aceptó el trago, acercándose a la barra, pidiendo algo verdaderamente fuerte, lo necesitaba, miró el líquido algunos minutos, cuando estaba  a punto de tomarlo todo de un solo trago, alguien toco su hombro.

 

- oye omega, sígueme te pagare bien por tu tiempo.

 

Le dijo con desprecio y  prepotencia un hombre de  aspecto deplorable, un pobre diablo de estatura menor a la suya,  lucia verdaderamente mal, parecía más bien una rana o un sapo en vez  de un humano.

 

- ya han pagado mi tiempo, así que lárgate.

 

Pronunció con molestia y un poco de agresividad,  después de tomar su trago, mirando de reojo a aquel hombre, si bien necesitaba el dinero, no se humillaba con alguien que se le acercó hablándole como si fuera inferior.

 

-maldito, no me mientas, recién acabas de llegar, inundando el lugar con el exquisito olor de tu celo, y aun así te atreves a mentirme, tu estas aquí solo por una razón, y es complacer a cualquier alfa que se te acerque, tampoco es como si no te gustara, fin al cabo los omegas solo  pueden sentir con algo entre sus piernas, así que se obediente,



Le hablo con desprecio tomándolo con fuerza de la muñeca queriendo llevarlo con él.

 

- maldito bastardo.

 

Le gritó al tiempo que se soltaba, dándole un puñetazo aquel hombre que cayó al piso quedando casi inconsciente.

 

Observando como los presentes lo observaban con desapruebo, como si esperaran que por ser un omega se doblegara ante cualquier alfa.

 

También  busco con la mirada a kanon, esperando que el detuviera todo aquello, mas no lo encontró, solo vio a su  amante, en la barra del bar tomando un poco de agua, era un chico rubio con una ceja muy peculiar, quien con molestia ante las acciones de aquel alfa se levantó  en busca del gemelo menor.

 

No era que Ángelo no le agradara,  para ser él mismo quien detuviera aquel espectáculo, solo que era también un omega y en su vientre descansaba un  pequeño de tan solo 4 meses el cual tenía que cuidar.

 

-¿cómo te atreves a golpear a mi jefe así? maldito omega, tu harás lo que se te ordene que para eso sirves.

 

Esta vez era  un hombre verdaderamente alto el que le hablaba, uno que  intimidaba a la vista, lucía fuerte, pero sobre todo furioso.

 

Mismo hombre que levantaba  a su jefe, del piso, mirándole con demasiada ira.

 

- enséñale a ese maldito  cuál es su lugar como omega.

 

ordenó  haciendo que su lacayo  le tomara con fuerza del cuello,  alzándole algunos centímetros del suelo,   teniendo la intención de llevarle a los cuartos privados, para que su jefe pudiera tener lo que quería..

 

Ángelo intentó defenderse, más la fiebre le debilitaba demasiado, tal vez en otro momento habría podido zafarse con facilidad, pese a ser un omega, sabía pelear muy bien.

 

-suéltalo,  maldito bastardo.

 

Escucho  un grito mas no supo de donde, inmediatamente el  hombre que le tenía del cuello, cayó al piso, mientras  de su labio y nariz brotaba una gran cantidad de sangre.

 

Busco con la miraba  al causante, viendo a un chico tal vez solo un año mayor que él, sus ojos  eran negros como la noche, al igual que su cabello.

 

- ¿estás bien?  ¿Te ha lastimado?

 

Le digo el peli negro, con un tono preocupado, mientras se le acercaba, en busca de algún daño.

 

- estoy bien.

 

Respondió  sin dejar de mirar aquel chico,  sintiendo inconscientemente como si su corazón se detuviera, al igual que su respiración, y su estómago se revolvió con fuerza mientras  todos los murmullos y cuchicheos que pasaba a su alrededor, solo pasará a ser un pequeño ruido de fondo insignificante.

 

- ¿enserio estas bien?

 

Esta vez solo asintió con la cabeza,  aun sin apartar su mirada un solo instante del pelinegro, quien le sonreía aliviado había algo en ese chico,  no sabía que era, tal vez su aroma o su amabilidad o tal vez que en verdad era sumamente apuesto, no lo sabía, solo era consciente, que su corazón y su mente actuaban sin ser él quien los controlaba, sintiendo una gran necesidad de estar con aquel desconocido.

 

 

-escúchame bien maldito bastardo, si tu o alguien más vuelve a tocarlo lo matare,  les juro que los matare.

 

Les grito, a todos los presentes, esperando que la pelea  entre los lacayos de ese hombre y él se desatara, intimidando a cualquiera que tan siquiera se atreviera a verlo,

 

 

 

- vámonos, creo que el que viene ahí es tu jefe.

 

Dijo   pelinegro  esta vez a Ángelo  al reconocer al dueño del lugar, acercándose  furioso, sin más le tomó de la mano, llevándolo consigo  fuera de lugar, pensando que tal vez su jefe le lastimaría o le regañaría por lo ocurrido.

 

Ángelo solo se dejó llevar, no objeto ni un momento,  ni siquiera cuando aquel desconocido le estiro la mano para ayudarle a su subir en su motocicleta,  sentía tal confianza en el que solamente le siguió.

 

viajo con aquel desconocido en silencio, intentando darle palabras a lo ocurrido, sintiendo como su teléfono sonaba en su bolsillo sin descanso, mas no contestaría, sabría que era saga, y que le pediría volver, y ahora no se sentía con ganas de hacerlo, tenía que entender que pasaba,

porque aquel hombre le había llevado consigo, sin atacarle por su celo, porque no sentía peligro al estar a su lado, solo una gran paz que le llenaba de calma, y aunque más importante necesitaba entender, por qué le seguía como un estúpido niño enamorado, cuando  no lo conocía en lo más mínimo.

 

 

 

- ¿quieres comer algo? ¿O tal vez ir a algún lugar?   

 

Dijo el pelinegro, después de algunos minutos,  deteniendo su motocicleta, para mirar alas ojos a Ángelo, esperando una respuesta, recibiendo únicamente una mirada apenada de este.

 

- no es necesario, estoy bien en verdad.

 

Respondió desviando la mirada intentando disimular la pequeña sonrisa inconsciente que se formaba en sus labios.

 

-   te vez muy tierno.

 

Sus mejillas se sonrojaron  con intensidad al escuchar eso, él no esperaba verse de esa forma,  no sabía que le estaba pasando, él no era, él era el tipo de persona que tenía cuidado con extraños, no solía hablar con casi nadie  y mucho menos confiaría en alguien.

Pero ahí estaba mostrando una faceta de sí que ni él conocía.

 

- me llamo shura, por cierto, y antes que lo pienses no soy como los demás alfas, yo no te lastimaría.



- shura.

 

Repitió el nombre en un susurro, de manera inconsciente, casi como si sintiera  miedo de olvidar aquel nombre.

 

- ¿tú eres Ángelo, verdad?

 

Este solo asintió con la cabeza, mirándolo con curiosidad  al saber su nombre.

 

- ¿cómo sabes mi nombre?

 

- lo supuse, pareces un Ángel,  aparte escuche a tu jefe gritarte con ese nombre mientras nos íbamos del lugar.

 

Rio con un poco de burla al decir eso, a lo que Ángelo únicamente respondió con el silencio, desviando la mirada, diciéndose a si mismo que tenía que marcharse, pero su cuerpo seguía sin responder.

 

- puedo invitarte, algo de tomar, alcohol o un café si gustas, es una noche muy fría, y sería bueno pasarla en compañía de alguien.

 

- no puedo, mi celo se pondrá peor, y te meteré en problemas, aparte solo quiero ir  casa, estoy cansando.

 

Ángelo intentó bajarse de la motocicleta, dispuesto a marcharse, pues aunque hubiera sentido aquellas emociones ante aquel desconocido llamado shura, tenía que regresar, alguien le esperaba y no podía dejarle  solo por tanto tiempo.

 

- espera, no te vayas, por favor, mi   departamento está cerca de aquí, nadie te molestara ahí, déjame invitarte algo, por favor.

 

- ¿un alfa quiere llevar a su departamento a un omega en celo?  Diciendo eso quieres que confié en ti.

 

esta vez estaba más que decidido en bajar de la motocicleta, dispuesto a marcharse, tal vez llamar a saga para que fuera por él, pero nuevamente shura le detuvo tomando de su mano, con un poco de miedo al sentirlo ir.

 

- no es lo que parece ¿vale? yo no soy como los demás alfas, yo no te aria daño, solamente que siento una necesidad enorme por estar a tu lado, platicar aunque sea, sentí esa necesidad desde que te vi,  así que por favor no te vayas, tal vez esto te suene loco, pero es la verdad, solo quiero platicar contigo, conocerte, solo eso... por favor… si vas conmigo y no te agrado, te dejaré marchar, lo juro, nunca te lastimaría…. por favor, un café y ya. ¿Si?

 

Ángelo sonrió sin saber por qué, ahora quien lucía tierno era aquel chico, tan dulce al suplicarle seguirlo, prometiendo no lastimarlo.

 

- esta bien, pero solo una hora, es verdad que tengo que regresar a mi hogar.



shura asintió  con la cabeza, mientras una gran sonrisa de alegría se formaban en sus labios, sin mas prendió de nuevo la motocicleta acelerando   con fuerza, llegando a su departamento en cuestión de pocos minutos.



tenía sus dudas,  aun así bajo de la moto con el, caminando por el lugar,  sintiendo la mirada del peli negro, esta era distinta a cualquier otro alfa al que había conocido, pese a la oscuridad de sus ojos, un toque de inocencia y algo que no podía describir  sobresalían.

 

- bueno, que te preparo,  un café, leche, algo de comer lo que quieras, yo lo haré.

 

las voz de shura era rápida tras articular cada palabra, parecía un niño feliz.

 

-  un poco de café estaría bien.

 

Respondió sentándose un gran sillón azul, observando alrededor,  las múltiples plantas que descansaban por doquier, también el gran librero que guardaba dentro de sí un gran número de libros cuyos nombres títulos se les hacía familiar, aún que lo que más llamó su atención  fue una enorme pecera llena de peces de muchos tamaños y colores, aquí departamento era hermosos en sí, demasiado arreglado y sobre todo en él se respiraba un ambiente armonioso lleno de tranquilidad, fue aquel ambiente el que  logró que su cabeza volvería a pensar por sí misma y no solo por la emoción del momento, haciéndole recordar la razón por la que aquella noche estaba fuera de casa, y por la cual tenía que tener su respuesta para entender su comportamiento e irse de ahí, sin contar el hecho que la fiebre estaba en aumento, y apesar de sentir lo que había sentido, no podía estar  cerca de un alfa, en ese estado, fuera quien fuera.






- perdón  shura, ¿porque haces esto por mi?, ¿quieres contratar mis servicios?

 

dijo con firmeza y seriedad, siguiendo a shura hasta la cocina, notado como la sonrisa de este se borraba al escuchar aquellas palabras.

 

- no, no quiero contratar tus servicios.

 

shura dejo todo aquello que hacía, para mirarle a los ojos con la misma seriedad, actuando como si el celo en el cuerpo de Ángelo no existiera.

 

- ¿entonces qué quieres?

 

volvió a cuestionar Ángelo, sintiendo  curiosidad por las verdaderas intenciones de aquel hombre.

 

- yo solo quería que no te lastimaran, que aquel maldito no te tocará, eso es todo, no me gusto ver como te hablo,  y yo sentí la necesidad de protegerte eso es todo, ni yo entiendo muy bien qué fue lo que pasó, solo reaccione de manera inconsciente…. pero por un momento tenía miedo que te lastimaran.

 

 

los ojos de Ángelo no se apartaron ni un momento de los shura, mientras su  corazón sentía una gran alegría por lo que escuchaba, pues creía sin saber por que, que  aquellas palabras eran ciertas, sin embargo su mente que comenzaba a ser más consciente de la  situación, le obligaba a pensar miles de teorías, en las cuales en casi todas, tenía que dar la vuelta y escapar lo antes posible.

llenándolo de confusión sin saber a quién escuchar.

 

- también, - continuo shura- tus ojos  demostraban que no querias estar ahi. -  desvió la mirada un segundo encogiéndose de brazos-  por eso lo hice, pero ahora yo tengo una pregunta para ti, ¿ por que aceptaste seguirme?

 

Ángelo guardó silencio un momento, pensando una respuesta que ni el mismo conocía, recordando un momento que hace demasiados años atrás, cuando  era un crío y su madre aún vivía, le había contado una historia, donde le explicaba lo que sentiría al conocer a su alfa destinado, al que sería el dueño de su corazón ,  el cual bastará con una sola mirada para reconocerlo, y saber que le pertenecería hasta la muerte.

 

- esas estupideces no existen

 

pensó antes de contestar.

 

- tal vez como tu lo dices no queria estar ahi, pero tengo que admitir actúe  por impulso no tenía que hacer eso, yo, tengo que marcharme, sé que te dije que me quedaría pero no puedo, alguien me espera en casa.

 

shura bajo un momento la mirada,  haciendo una pequeña mueca.

 

-  ¿tu alfa?

 

cuestiono intentando ocultar   sus inconscientes celos.

 

- yo no tengo alfa, ni siquiera una mordida, esas cosas no van conmigo, es algo diferente. espero lo entiendas en verdad tengo que irme.

 

Ángelo comenzó a sentirse extraño, la fiebre había aumentado más rápido de lo que esperaba haciéndose presente con  enorme escalofrío recorriendo su cuerpo, acompañado de un gran mareo, la fiebre comenzaba a aumentar, y si bien tenía experiencia ya de cómo controlarla, no quería que shura le viera retorciéndose por el dolor  de soportar el celo sin compartirlo con un alfa, nadie nunca le había visto de aquella manera y no quería que esa fuera la primera vez.



- ¿te sientes bien?

 

Cuestiono shura al ver aquel cambio tan repentino en Ángelo, acercándose para tocar con su mano su frente, mirando sus mejillas que tras cada segundo tomaban un color carmín más intenso.

 

-  no me toques.

 

Le grito Ángelo como un impulso apartándose de él.

 

- ¿me tienes miedo?

 

Negó con la cabeza, no le tenía miedo,  estar con él no era como estar con cualquier alfa, tenía que admitirlo, pero no podía dejarse llevar, tenía que marcharse y  tenía que hacerlo en ese instante.

 

- tengo que irme, en verdad tengo que hacerlo.

 

Sentenció dando  media vuelta, dispuesto a irse, sintiendo el mareo aún más fuerte,  con igual violencia su cuerpo se estremeció, de igual manera sintiendo como si su cuerpo se cayera rindiéndose ante la fiebre.



shura le  tomó entre sus brazos antes de que cayera al piso,  quedándose quieto un momento, lamiendo ligeramente sus labios, suspirando con fuerza aquel exquisito olor que emanaba Ángelo,  sintiendo su cuerpo estremecer, comenzando a excitarse, sin embargo intentando controlándose para que Ángelo no notara aquel comportamiento.

 

- por favor, no me hagas nada.  

 

- nunca lo haría, por favor tranquilo, yo te cuidare hasta que estés mejor, después de eso podrás marcharte lo juro.

 

Le dijo el peli negro con genuina preocupación,  e incluso con ternura, besando su nuca, alzándole entre sus brazos, llevándolo hasta su cama, para que reposara en ella.

 

- yo estaré  sentado aquí, no me acercare a ti, lo juro, así que por favor intenta  descansar un poco.

 

aquellas palabras las escuchó de lejos, la fiebre le estaba ganando, esta vez  estaba siendo más violenta; sus mejillas estaban enrojecidas al máximo, y su cuerpo comenzaba a  calentarse más y más,pensando por un instante  en permitir que shura le ayudará a controlar su celo, en entregarse a él solo por tener un instante de paz. Más desechó esa idea al encontrarla  repugnante.

 

- yo no soy como los demás malditos omegas,  puedo con esto, sin convertirme en la perra de nadie.

 

Pensaba una y otra vez, sintiendo como el dolor y la molestia por no atender su celo, era cada vez mayor.

 

Shura únicamente le observaba,  desde la esquina de su habitación, sintiendo un gran desespero al  ver en primera fila, el dolor por el que Ángelo pasaba, se sentía impotente,  molesto por no poder hacer algo.

 

- perdón, pero no puedo estar  solo viendo como sufres.

 

Dijo en un susurro, acercándose a Ángelo, acariciando ligeramente su cabello, abrazándolo por la espalda con fuerza, y de manera protectora.

 

- ¿qué estás haciendo? ¿Dijiste que no me harías nada?

 

Cuestiono con dificultad Ángelo,   al tiempo que observaba las manos de shura rodear su cintura, acostándose a su lado, pegando a su cuerpo.

 

- solo quiero  intentar algo, por favor confía en mí.

 

contestó shura, intentando controlar su deseo de  morder a Ángelo, mordiendomejor  su labio inferior, hasta hacerlo sangrar, quedándose en aquella posición un par de minutos, notando que  al pasar el tiempo, Ángelo comenzaba a sentirse mejor, su cuerpo comenzaba a estar menos tenso, y sus mejillas regresaban a su color normal,  al igual que su respiración.

 

- todo estará bien, ya lo veras.

 

Aseguro con alegría en su voz, abrazando con más fuerza a Ángelo,  el cual sorprendido por lo ocurrido solo guardo silencio, dejándose envolver en aquel calor,  y aquel aroma que shura emitía, sintiéndose seguro por primera vez en su vida, sintiendo de nuevo lo que  sintió en el bar, aquella emoción y felicidad sin motivo, no sabía porque pero estaba feliz, pero sobre todo tranquilo.

 

Se quedaron  un largo tiempo más en aquella posición, parecía incluso que el sueño les gobernaría, más  el sonar de la alarma de su celular, le hiso levantarse de golpe.

 

- mierda ¿tan tarde es?

 

Dijo alterado levantándose de la cama,  sintiendo los ojos de shura en el.

 

- adonde tienes que ir si no tienes un alfa que te espere en casa, por favor quédate conmigo.

 

Ángelo guardó silencio, quería quedarse con él, mas no podía hacerlo.

 

- ¿por qué tanta insistencia en que me quede a tu lado?

 

Ángelo le miro a los ojos al hacerle esa pregunta, acercándose un poco a shura.

 

- te sonará como una gran estupidez si te lo digo.

 

- solo dilo y ya.

 

Shura suspiro con fuerza, sentándose sobre la cama,   bajando la cabeza un poco avergonzada.

 

-  cuando era niño, en el orfanato donde vivía, me contaron una historia  la cual era que cuando un alfa, conoce a su omega destinado, lo reconoce de inmediato, porque siente   una gran necesidad de protegerlo, de estar a su lado sin importar ninguna adversidad, porque desde la primera vez que lo ve, se enamora no solo de su aroma, sino de todo su ser,  y cuando por fin lo encuentre, el omega también sabrá reconocerlo, solo el podrá estar tranquilo en sus brazos, solo el encontrará paz con su alfa, solo confiara en él… será amor desde el primer encuentro  y ambos lo sabrán.

 

Shura guardó silencio un instante, levantándose de la cama, caminando hasta Ángelo,   tomándole de la mano, sin ser rechazado, suspirando con profundidad, abriendo su corazón como nunca antes lo había hecho, sintiendo  un mar de emociones en aquel instante.

 

- solo el verdadero alfa podrá calmar la fiebre de su omega sin tocarle de forma sexual, su mera presencia calmara a su omega  como acaba de pasar ahorita contigo, y yo… - desvió la mira de Ángelo, comenzando a sonrojarse- por eso creo que tú eres mi omega, te reconocí desde que te vi pasar por la calle hace días, mas no me atreví a acercarme a ti, quería saber un poco más sobre ti, pero hoy  al volverte a ver y percatarme que tu celo había iniciado, te seguí, sintiendo aquella necesidad de protegerte de cualquiera que intentara lastimarte… ¿tú que dices eso?

 

Ángelo le miro sorprendido, sintiendo  su corazón latir de alegría y miedo por volver a confiar en su vida otra vez,  así que solo guardo silencio unos instantes, analizando cada uno de sus comportamientos desde que conoció a aquel chico pelinegro horas atrás,  respirando profundo dispuesto a contestar sus palabras.

 

- yo digo que tienes razón, es una gran estupidez.

 

 


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