CUPIDO
Era una hermosa mañana, los pajaritos cantando, los niños jugando en el parque, y las abuelitas tomando el café tranquilamente, sin ninguna preocupación; si definitivamente era un hermoso día, de esos días que piensas que vas a tomar tu bicicleta y solo vas a dar una vuelta o solo vas a disfrutar de sentarte en un cómodo sillón y mirar televisión todo el día. Definitivamente los cupidos están felices de su minivacaciones, y es que era raro que al fin ellos, mensajeros del amor (seres explotados cabe decir porque hay tanto muchacho hormonal como adultos) al fin podían decir váyanse a molestar a otro lado este es día para ellos.
El clima era perfecto para tener la idea de tener una cita con tu pareja y como los cupidos estaban escasos de entrometerse con todas las parejas del mundo, no es que ninguno de ellos monitoreaba a las parejas que unían, obvio que no, ellos solo cumplían con darles el flechazo y que Dios los cuide pero a veces, solo a veces les daba la curiosidad de ver a esas parejitas que se devoran hasta el alma e hincharse el pecho al decir que ellos habían hecho un gran trabajo, pero nadie les preguntaban que deseaban, no ellos solo debían ir de lugar en lugar flechando a cuanto hormonal se encontraban dónde estaban los modales (cabe decir que con un solo aleteo aparecían a su objetivo tiraban su fecha y hasta luego idiotas enamorados), no nadie les daba vacaciones, así que ellos prefirieron tomar su día ¿Qué mal podía pasar? Entonces estaban en el mar azul, la arena y la paz de Hawai, era imposible que…Nada podría arruinar ese perfecto día … nada o ¿Sí?
—¡STEVE MCGARRET! — Grito un enojado Danny, señalando al nombrado echado en la alfombra cubierto totalmente de lodo y a su lado un pequeño gatito que con sus ojitos pedía ayuda al detective porque tremenda mole lo estaba asfixiando y de verdad Daniel Williams estaba pensando qué demonios había hecho la vida anterior para merecer tremendo castigo
—¡SAMUEL WINCHESTER! —Grito un “Calmado” Dean viendo de manera psicópata a su hermano que solo retrocedía paso a paso rogando desde ya por su alma y es que su hermano lo miraba y regresaba su vista a su adorado Pay que yacía en el suelo, Sam solo trago grueso cuando vio que su hermano derramaba una pequeña lagrima al ver a tan valiente pedazo de pastel tirado en el suelo para fijar su mirada en su hermano tomando en su mano un cuchillo de carnicero ¿En donde demonios su hermano saco eso? Pero Sam no se iba a quedar para averiguarlo, no señor él tenia mucho porque vivir, y más vale que aquí corrió, que aquí murió.
El cielo se oscureció, los pajaritos salieron volando cómo alma que lleva el diablo, los niños corrieron bajo las faldas de su madre, y las tiernas abuelitas tiraron su café al escuchar tremendo grito que era más de seguro que la mitad del planeta tierra, no mejor dicho todo el planeta tierra escucho y los cupidos solo porque eran seres sobrenaturales no mostraron varias gotitas de sudor en su cabeza. Pero como siempre había algo que debía interrumpir su momento de meditación, y tranquilidad (otro día más holgazaneando por ahí) pero era su día el día de no molestar a los cupidos. No un par de parejas insensibles debían estropear su momento, es que ni el Mcdanno que estaba en Hawai, y deben resaltar que casi se quedan sordo por el grito de Daniel, ni el Destiel que estaba en Dakota del sur, con el grito que pego Dean contra su hermano, casi hacen que se les pare el corazón al imaginarse que castigo iba a recibir el cazador menor por enfadar a un embarazado hormonal con tendencias de asesino en serie, algo les decía que era mejor no ir a visitar a Castiel, si no deseaban ser el nuevo adorno de Dean en la pared, no ellos apreciaban su vida, era mejor dejar a ese par de parejas y salir corriendo como alma que se los lleva el diablo…si era lo mejor, definitivamente lo mejor era no aparecer en casa del cazador, mucho menos ver como la estaba pasando Danno con su nuevo perrito.