El llegar a Japón no había sido ningún problema, no comparado con todos los obstáculos que habían pasado meses atrás para estar ahí.
Ahora, Shaka y Aioria llegaban a Kanazawa junto a otros padres como ellos con la misma ilusión de tener a sus bebés en sus brazos por primera vez.
-¡Shaka! ¡Aioria! Por aquí- les llamaba una joven que era la encargada de recibirlos ahí.
-Hola- saludó el rubio, quien no tenía una cara de total felicidad.
-¿Qué tal el viaje? ¿Felices de estar en Japón?
-Como no tiene idea- sonrió Aioria, quien llevaba una silla de asiento en su espalda y otras cosas para el nuevo bebé.
-Excelente, excelente, síganme- sonrió la mujer caminando hacia una pequeña casa siendo seguida por el matrimonio.
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-Y sorprendentemente, hasta Aiacos le dice Lune al bebé, así que le debo a Aioria una disculpa- sonrió Minos caminando junto a sus otros dos amigos.
-Te escucho, lo respeto y lo tomaré en consideración- dijo Shura empujando su carriola. En ese momento, un enorme Mu junto a Saga pasaban junto a ellos.
-Me arrancaré a este bebé, lo juro, saldré en las noticias- se quejó el pelilila mientras caminaba con dificultad siendo ayudado por Saga.
-¿Ya quiere nacer ese bebé? Felicidades- sonreía Julian felicitando a la pareja. Mu hizo una mueca y susurró un agradecimiento.
-Tengan sexo, eso ayuda bastante- sonreía Shura mientras Saga asentía con sufrimiento, ya que Mu apretaba su mano, al parecer tenía una contracción.
-Aquí estamos todos los sábados. Masajéale los pezones- aconsejó Minos haciendo que Saga casi soltara una carcajada.
-Gracias por la información- finalizó el peliazul antes de seguir su caminata con su esposo.
-Oigan, es Aldebarán- sonrió Julian señalando a su amigo, quien venía hacia ellos corriendo, pero de una manera diferente, desesperada.
-¡Oigan!
-¡Alde! ¡Alde!
-¡Oigan!, amigos, escuchen, tengo que hablares- decía el moreno llegando hasta ellos haciendo que sus amigos detuvieran su clásica porra.
-¿Qué sucede? ¿No harás barra hoy?- preguntó un extrañado Minos.
-No, hoy no chicos.
-Pero siempre haces barras- soltó Julian extrañado mirando al moreno algo desesperado.
-¿Recuerdan a Kanon?- preguntó Aldebarán más nerviosoy en ese momento sacó su teléfono mostrándoles una foto del susodicho, haciendo que todos se miraran confundidos.
-Acabamos de ver a ese tipo pasar por aquí.
-¿Qué? no, Kanon está en Brasil ahora, aunque me comentó que tiene un hermano gemelo viviendo aquí.
-Yo recuerdo que tenía un lindo trasero- sonreía Shura al recordar las fotos que Aldebarán alguna vez les mostró.
-Sí, pues…- el moreno les mostró una foto de dos pequeños de cabellos negros y ojos verdes.
-¡Oh, por todos los cielos! ¿Quiénes son?- exclamó Julian con una sonrisa.
-Son mis hijos, o eso creo. Shiryu y Geist, y vienen a Grecia junto a Kanon- musitaba con nerviosismo y algo de miedo, pero nada más, no había enojo ni nada por el estilo. Los pequeños no tendrían más de un año.
-Oh, vaya, estás en problemas- decía Shura sonriendo y asintiendo mientras los demás hacían lo mismo.
-Chicos, ayúdenme, no sé nada de la paternidad. Ni siquiera sabía que era padre hasta hace unas horas.
-Amigos, saluden a nuestro nuevo miembro. Caminemos Aldebarán- dijo Shura avanzando mientras los otros chicos sólo lanzaban un ¡Sí!. Ese hombre era su ídolo y ahora era parte del grupo.
-Yo no camino, yo corro.
-Eso es del pasado, Aldebarán, no más.
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Y regresando a Japón, Shaka y Aioria estaban a un paso de ese nuevo milagro, aunque el rubio lucía algo nervioso, tanto así que en cuanto iban a entrar a la casa hogar donde los esperaban, se desvió hacia una pequeña banca donde se sentó comenzando a meter las manos a una de las tantas bolsas que llevaba cómo si buscara algo.
-Shaka, ¿Qué haces?
-Sólo… sólo quiero revisar que todo esté en orden- dijo sacando todas las cosas que llevaba en esa bolsa. Aioria comenzó a ayudarlo, pero el rubio alejó sus manos. -¡No! Intento estar listo.
-Yo también- respondió Aioria viendo el doble sentido de sus palabras y que su esposo había interpretado bien -Yo… no quise decir que no estoy listo, sólo estoy… asustado- admitió mirando a Shaka, quien suspiró para enseguida colocar una de sus manos en el rostro de su esposo.
-Lo sé, yo estoy igual, Aioria. No sé qué estoy haciendo, pero vamos a asustarnos juntos, sólo tenemos que superarlo y hacerlo juntos.
-Sí, lo sé amor, estoy listo.
-Gracias.
-Sé que voy a amarlo, porque sé que amo a su papá- Shaka lo miró con los ojos humedecidos y beso sus labios. Estaban listos.
-Te amo.
-Vamos por él, vamos por Shun.