Ya iba para un mes desde que se fue.
A pesar de su constante depresión, el rubio se mantuvo firme.
Continúo con su trabajo, con sus ejercicios…
Aunque doliera…
Continúo con su vida.
Muchas veces trato de contactarlo, pero siempre era el mismo resultado…
Nunca contestaba.
Siempre lo mandaba a buzón de voz.
Posiblemente habría cambiado de teléfono y el seguía como idiota intentando con ese único número.
También llamaba a su madre para tratar de conseguir alguna información, una pista, lo que sea.
Pero siempre era lo mismo.
Kouyou vivía ahora en Tokyo pero nunca le había dado la dirección de su nuevo departamento a su madre se lo había conseguido gracias a la llamada de un amigo así que la dirección nunca la supo, y con esto la madre de Akira no tenía nada que darle a su hijo cuando este preguntaba por ese dato.
Irlo a buscar a Tokyo seria suicido…Tokyo era demasiado grande y ni siquiera sabría por dónde empezar…
Por ahora se resignaría.
Aunque no sabía por cuanto tiempo podría seguir viviendo con la ausencia del castaño…
…
..
.
~
~~
~~~
Ya llevaba un mes viviendo en Tokyo.
Se sentía algo solitario…
El departamento era lindo, le recordaba mucho al del rubio… y es por eso que se sentía triste…
¿Cómo estaría?
¿Estaría comiendo bien?
¿Cómo le iría en el trabajo?
Esas y más preguntas invadían su mente todas las noches…
A pesar de lo que había pasado seguía preocupándose por él.
Suspiro y mejor se preparó para dormir, pensar en aquel atolondrado rubio siempre lo ponía mal…
Se recostó en la gran cama que tenía y miro su celular, el número del rubio lo tenía bloqueado desde que se fue.
A veces se preguntaba… ¿habría intentado llamarlo?
¿O estaba muy feliz de la vida con su novia y se habría olvidado de él?
Siempre llegaban pensamientos como ese…
Lo hacían sentirse mal, lo hacen sentirse molesto y eso le frustraba.
¿Cuánto más duraría esta tortura?
…
..
.
La abstinencia estaba matando a los dos…
Necesitaban verse.
Kouyou sabía exactamente a donde dirigirse para ir a ver al rubio.
Akira no tenía ni idea de donde podría estar el menor…
Ya se estaban desesperando…
Necesitaban verse, esa angustia, ese sentimiento que invadía todo su pecho los estaba matando.
¿Cómo estará?
¿Comerá bien?
¿Estará durmiendo bien?
¿Se sentirá solo?
¿Me extrañara?
Esas preguntas eran por lo general las que siempre tenían ambos en la mente…
Sin saber que pensaban lo mismo, creyendo que el otro estaba mejor sin el…
¿Podían ser más tontos los dos?
En uno tenía que caber la prudencia…
Ya ambos estaban bastante mayorcitos como para dejar las cosas así.
Entonces fue Kouyou el que decidió dar ese paso.
En ese momento se encontraba durmiendo de lo más tranquilo en su cama, la casa estaba algo tirada, véase, envases de comida a domicilio por todos lados y mucha ropa tirada en su habitación.
Estaba profundamente dormido…
Soñando...
Con que su castaño volvía a casa y se quedaba con el…
Se podrían amar eternamente sin que nadie se interpusiera.
Era un sueño de lo más bonito.
El castaño pronto llego al frente del departamento, había hablado con varias de sus ex vecinas, muchas le decían lo mucho que lo habían extrañado, pero lo más importante, lo mal que se veía Akira sin el…
Eso de algún modo le ablando el corazón.
Se despidió de las señoras y camino entonces hasta la puerta del departamento…
Se agacho y busco entre las hojitas de la planta que había en una de las masetas de alado de la puerta.
Encontró la llave y entro.
Noto entonces el chiquero en el que la casa se había convertido…
Miro en el mueble alado de la puerta, sus llaves, el juego que Akira había sacado para él, seguían ahí…
No dudo en echárselas a la bolsa.
Dejo la de emergencia de nuevo escondida en las macetas antes de cerrar la puerta, ya después entro y cerró.
Se paseó por el departamento, no toleraba ver la casa en ese desastre, así que se puso a acomodar un poco.
Por no decir…hizo la limpieza de toda la casa, era un chiquero…
…
..
.
Se tardó los suyo, pero logro dejar la casa impecable, había llegado ahí desde las doce de la tarde, ya eran las 3…
Aun le faltaba la habitación del rubio.
Más extraño, a pesar de todo el ruido que había estado haciendo, nadie se asomó a ver, ¿no estaría en casa?
Claro que cuando se asomó al cuarto del rubio lo encontró ahí…tumbado en la cama, durmiendo profundamente…
Se acercó con cuidado de no tropezarse con ninguna pieza de ropa o zapatos que había por el piso…
Noto el frasco de pastillas para dormir entonces, también noto las enormes ojeras que tenía…
Su corazón estaba acelerado, el solo verlo ahí dormido, respirando lenta y profundamente lo tenía alterado, comenzó a limpiar su cuarto entonces.
Cuando estuvo todo limpio miro el reloj, eran 3:30pm…
—Creo que será mejor que prepare algo…
Eso fue lo que dijo, abandono el cuarto y fue a la cocina, abrió el refrigerador. Vacío.
Suspiro…
Fue a hacer la compra entonces…
Cuando abrió los ojos, la luz lo cegó levemente…
Soltó un suspiro, debían de ser como las 3 o 4 de la tarde…
Giro su rostro hacia la mesita de noche donde estaba su reloj… las 5 de la tarde en punto…
Se giró entonces nuevamente para darle la espalda a la ventana y al reloj.
Lo que vio lo dejo simplemente sin aliento y con el corazón desbocado….
Shima…su Shima estaba durmiendo a su lado…
¿Y cómo no iba a dormir si estaba cansadísimo por todo el aseo que había hecho en la casa? hasta la comida hizo.
Miro a su alrededor, estaba limpio el cuarto y la casa olía a comida recién hecha, miro de nuevo al castaño entonces.
Acerco su mano y acaricio su cabello…
Tan suave como siempre…tan real.
Sin pensarlo mucho acerco sus labios a la frente del castaño, ah…como había extrañado la sensación de tocar su piel.
—Mmm…—se quejó suavemente, apenas llevaba un rato durmiendo, estaba cansado.
Pero las insistentes caricias que sentía en su rostro lo hicieron despertar…
—Shima…—dijo atónito cuando lo vio abrir los ojos…
—Hola…—dijo tallando suavemente un ojo al mismo tiempo que sonreía.
— ¡Shima! —dijo lanzándose para abrazarlo.
El castaño cayó de nuevo en la cama con el rubio encima, correspondió el abrazo…
¿Cuánto tiempo llevaba sin sentir esos brazos alrededor suyo? Como lo había extrañado…
Se quedaron abrazados así, un buen rato…
El calor tan acostumbrado de sus cuerpos les estaba haciendo querer dormir…
Ambos estaban cansados y en una cama, además de que se tenían el uno al otro…
No hicieron falta las palabras.
Se acurrucaron en la cama y se cubrieron con las cobijas, Kouyou se aferró a su torso, escondiendo su cara en su cuello, Akira beso muchas veces su cabeza, abrazando ese delgado y divino cuerpo con fuerza para que no se fuera…
La comida entonces paso a ser la cena entonces…
Durmieron tranquilos un rato más.
…
..
.
La cena fue en un cómodo silencio, no necesitaban hablar, sus miradas lo decían todo cada que se encontraban…
Las sonrisas penosas también salían cada que Akira le giñaba el ojo o le mandaba un beso.
Se amaban, no se podía negar…
Akira recogió la mesa y Kouyou lavo los platos, claro que en ese momento, el rubio se abrazó a su cadera y comenzó a dar besitos por todo su cuello, generando escalofríos en el menor.
—Te extrañe mucho…
El castaño se sonrojo…
—Yo también te extrañe…
—Vamos a la cama…—dijo suavemente en su oído.
El castaño se sonrojo todavía más…
Él sabía a qué se refería.
No iba a ser a dormir, eso era seguro.
Pero a pesar de saber que era lo que le deparaba, lo siguió…
Apenas habían llegado a la entrada del cuarto cuando el rubio ya había comenzado con húmedos besos y caricias en todo su cuerpo.
El castaño simplemente se dejó llevar…
Lo amaba y no lo detendría…también estuvo esperando ese momento por mucho tiempo.
Cuando su espalda dio contra la cama se permitió mirarlo…
Ambas miradas expresaban todo el amor que se profesaban, no se necesitaban palabras en ese momento para decirse lo mucho que se amaban, lo mucho que habían esperado por ese momento tan íntimo…
Se fundieron en un lento y profundo beso mientras comenzaban a despojarse de sus ropas.
Akira término con la camisa desabotonada y los pantalones a medio quitar, Kouyou sorpresivamente solo se quedó con la larga playera que traía…
¿En qué momento había pasado?
¿Cuándo el rubio lo había desnudado por completo sin que se diera cuenta?
Realmente no importaba, lo que importaba ahora era el hecho de que se entregarían el uno al otro.
Cuando sintió que no podía respirar más empujo suavemente al mayor, el cual solo se separó un poco después de capturar entre sus dientes el labio inferior del castaño, haciendo que este soltara un leve gemido lastimoso.
—A-Akira…—se abrazó a su cabeza, el rubio había bajado sus labios por su cuello, y se estaba acercando a su pecho.
Cuando sintió el mordisco en uno de sus pezones no pudo evitar que su cuerpo temblara y de sus labios saliera un fuerte gemido, Akira sonrió.
Ya lo tenía.
Continuo con estímulos físicos mientras llevaba 3 de sus dedos a la boca del menor, el cual no tardo en lamerlos para dejarlos lo mayormente lubricados que se pudiera.
Cuando Akira lo sintió conveniente los fue llevando, uno a uno, a la entrada del menor, el cual soltaba leves quejidos de dolor, no estaba acostumbrado a ese tipo de “practicas”.
A pesar de eso, el castaño trato de relajarse lo más que pudo, deseaba estar de esa manera con Akira.
Quería tener esa unión especial que solo se daba cuando dos personas aceptaban sus sentimientos y deseaban entregarse en cuerpo y alma.
Más comúnmente conocido como “hacer el amor”.
Y así lo hicieron….
Se entregaron el uno al otro, demostrando su entera satisfacción de poder estar de esa manera…
La danza del dulce amor…
Ambos terminaron exhaustos, a pesar de eso, Akira abrazo fuerte a su castaño para que no volviera a irse. Había vuelto a él, se había entregado a él, no lo dejaría irse…
No de nuevo.
Fin del capítulo 7.