El rubio se había dormido.
Lo tenía abrazado de una manera muy cariñosa y sobreprotectora…
Estaba acurrucado en su pecho, le estaba costando mantenerse despierto.
Se supone que solo había vuelto para despedirse…
Pero sus sentimientos le ganaron y terminaron llevándolo a esa situación…
Beso su pecho un par de veces, dejo un par de caricias.
Como lo amaba…
Pero no podía, no sabía si el rubio aún seguía con su novia y se había acostado con el así porque sí.
Pensar en eso dolía.
El rubio ya había sido capaz de lastimarlo una vez…
¿Qué le impedía hacerlo una segunda?
Sabía que estaba sacando sus propias especulaciones, no debía dejarse llevar así…
Pero no podía evitarlo, había una gran posibilidad de…
Se separó como pudo y con mucho cuidado de no despertarlo.
Se sentó en la cama, le dolía levemente la cadera, a pesar de que el rubio había sido gentil, al menos al principio, le dolía…
Respiro profundo y dio el impulso para levantarse.
Le dolió, si…
Pero se tragó el quejido que quiso escapar de sus labios…
Recogió su ropa con esfuerzo y se fue al baño.
Se dio una ducha rápida, tratando de limpiar todo su cuerpo con el debido cuidado de no lastimarse…
Después de eso se vistió con la ropa de ayer.
Miro el reloj, eran las 3 de la mañana…
No podía seguir ahí.
Sabía que el mayor no se despertaría pasadas las 10 de la mañana…
Siempre que estaba muy cansado era imposible despertarlo.
Se acercó y beso sus labios con suavidad por un rato.
Un largo rato.
Después se separó, fue a la sala a buscar una libreta y pluma.
Le dejo una nota.
“Para Akira Suzuki:
Te amo.
Nunca dudes de eso.
Realmente te amo.
Pero no puedo quedarme.
No sé en qué condiciones estabas cuando llegue, no sé en qué condiciones estabas cuando hicimos el amor…
No sé si terminaste con ella o te acostaste conmigo aun estando ella en tu vida.
No sé si tal vez tengas a alguien más.
No se muchas cosas de ti, ni de lo que te ha pasado en este tiempo que no he estado contigo…
Pero si se algo.
Sé que te amo a pesar de todo. Por eso hice lo que hice.
Por eso me entregue a ti sin dudarlo.
Te amo.
Una y mil veces.
-Kouyou Takashima”
Saco de su cartera una pequeña tarjeta, una referencia de donde vivía.
No le dejaría las cosas tan fáciles.
No sabía si el rubio estaba solo o no ahora, así que solo le daría pistas a medias de su paradero.
Tomo su abrigo y el juego de llaves lo conservo, al fin y al cabo era suyo.
Salió de aquel departamento en silencio…
Por suerte a esa hora aun había servicio de taxis. Bastante raro debido a la hora, pero en fin, no se iba a cuestionar… tenía que irse.
No tardó mucho en quedarse dormido en el taxi.
Un par de horas después, abrió los ojos ya casi llegaban…
Pago el dinero correspondiente, no era tanto como imaginaba, habían llegado rápido por la falta de tráfico.
Entro a su edificio, subió por el ascensor hacia su departamento. Cuando llego a su piso, camino con pereza, saco sus llaves y entro a su hogar.
Fue directo a su habitación a ponerse el pijama, a pesar de que no tenía que trabajar mañana, o más bien en un par de horas, acostumbraba a dormir temprano…
Se metió bajo las cobijas con el corazón pesándole…
No hubiera querido que las cosas ternaran así, pero así las cosas tenían que ser.
Cerró sus ojos y se relajó.
Después habría tiempo de cuestionarse…
…
..
.
~
Despertó solo…
Realmente no sabía qué hacer.
No sabía si llorar o reírse…
Llorar por que el amor de su vida se había ido o reírse de la situación tan patética en la que se encontraba…
Jamás pensó que en algún momento de su vida sufriría de lo que se llama “abandono”.
Kouyou se había ido.
Lo había dejado.
Lo había dejado luego de pasar el momento más maravilloso de su vida…
Luego de demostrarle cuanto lo amaba.
Lo dejo, luego de hacerle el amor como nunca se lo había hecho a nadie…
Lloro en silencio por un rato.
Por un largo rato.
Pero después se levantó, tenía hambre y le dolían los ojos, ya no podía seguir así.
Cuando llego a la cocina, sintió como si el alma le regresaba al cuerpo.
Había una nota en la mesa.
Se apresuró a tomarla.
Juro que sus lágrimas se saldrían de sus ojos después de terminar de leerla…
La tarjeta estaba en su mano y la nota en la otra…
—Kouyou…Dios…
Se sentó…
Era un idiota.
Pero era el idiota que más amaba…
Por ahora lo tendría que dejar en paz…
Tenía mucho trabajo atrasado por su “lapso de depresión”.
No estaba del todo feliz…
Pero al menos ya era un avance…
Podría salir adelante.
Saldría adelante por él.
…
..
.
~
Se prometió a si mismo mejorar por el castaño.
En cierto modo lo estaba logrando.
Volvió a su rutina de ejercicios.
Regreso al mismo ritmo en el trabajo…
Se sentía solo, la mayoría de las tardes de sus días libres se la pasaba durmiendo al ya no tener al castaño con el…
Lo extrañaba, de eso no había duda.
Pero aún no estaba listo.
No por el momento.
Sabía que el menor tampoco estaba listo, por eso el distanciamiento, por eso la despedida…
Tenían que estar listos para el reencuentro.
Tenían que estar listos para estar juntos…
~
Para Kouyou tampoco había sido fácil…
El, que había aceptado sus sentimientos desde el primer momento en que lo conoció, se estaba volviendo loco…
Lo extrañaba demasiado y no podía evitar pensar en cómo estaría el rubio…
Siempre estaba preocupado por él y eso lo distraía de su trabajo…
Claro, se supone que no necesitaba trabajar, su madre se encargaba del sustento de ese departamento, pero que se aburría ahí estando solo.
Encontró un trabajo en una biblioteca, además de que aprovechaba para poder leer libros.
Pero sus constantes pensamientos de Akira lo distraían enteramente de su trabajo, su supervisor ya había llamado su atención un par de veces pero al parecer no podía dejar de desviarse.
A pesar de que solo se llevó un pequeño regaño, no paso de ahí, el castaño trabajaba bien así que no paso a mayores.
La separación había sido una tortura.
Pero sabía que era necesaria.
Ambos tenían que prepararse bien…
Tenían que estar listos para lo que vendría…
Porque el sabia…
Siendo un chico “heterosexual” aceptar que le gustara otro hombre, no sería fácil…
Y tenía toda la razón…
Para Akira no fue fácil sobrellevar esta situación.
Le había costado varios días de trauma aceptar que el castaño era alguien muy especial para él.
Pero al fin de cuentas lo había aceptado.
Lo amaba a pesar de todo.
Pero necesitaban esperar a que todo estuviera “en calma” para poder seguir.
~
El distanciamiento los tenía mal.
Pero a pesar de eso cada uno siguió adelante.
Tenían que madurar para enfrentar lo que se vendría.
Fin del capítulo 8.