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My King | Kookmin por MiRoApril

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Su humor había cambiado de un momento a otro, despertar a gritos no era la mejor forma de hacerlo, menos si los gritos provenían de el mismo. ¿Es que no respetaban la privacidad de su príncipe? Aunque su madre le enviara en su búsqueda no tenían por qué irrumpir en su habitación de esa forma, ¡Nadie les dio el derecho! Había comenzado su mañana gritándole a las criadas, estas habían ingresado a su habitación sin el llamado a la puerta ni mucho menos anunciarse. No le importaba en absoluto el que algunas de ellas lloriqueara puertas afuera de su habitación, estaba molesto, y mucho, eran ellas quienes creaban los rumores acerca de Jungkook y él, luego el menor era quien no se acercaba  para evitar todos esos malos entendidos. 

 

¡Lo único que conseguían era alejarlos más! 

 

Espera Kook…—Tomo una pausa luego de tomar la muñeca del menor.—Duerme conmigo.

 

No quería que este le dejara cuando estaba tan molesto, quizás aún temía por su vida, pero estaba sano y a salvo en su habitación, no tenía ni un solo rasguño, o el al menos no lo consideraba daño aquel moretón que tenía en su cuerpo, el tipo si realmente había apretado con fuerza, pero en el momento no había sido un gran dolor, estaba preocupado por Jungkook y que este no hiciera alguna estupidez como saltar en su rescate, probablemente condenándolos a ambos. Sabía que su caballero pensaba antes de actuar, por otra parte, cuando se trataba de él solo actuaba, no lograba pensar, lo había descubierto con el tiempo. El menor era capaz de muchas cosas, incluso de planificar un ataque y movimientos de guerra, todo lo que estuviera lejos de él. Jimin era la principal razón del porque Jungkook enloquecía de vez en cuando. Eran como hermanos. Mejores amigos… 

 

 

Sabes que no puedo, si se enteran…—Susurro el menor en respuesta sin quitarle la mirada de encima, hasta claro, pronunciar aquellas palabras que le obligaron a desviar su mirada. 

 

Ahí estaba, una vez más Jungkook evitándole por comentarios de los demás. 

 

Entendía, si el pueblo se enteraba que su futuro rey estaba a escondidas con un hombre, peor con su propio guardia personal, crearía una gran guerra entre el pueblo contra la realeza, buscarían bajar del trono a los Park luego de años de ser la cabeza en el reino. Pero la gente debía comprender la parte más importante, ¿Qué hacían los hermanos? ¿Los mejores amigos? ¡Pasaban el tiempo juntos! ¡Debían comprender! Jungkook era el único con el que vivió su infancia, sino fuera por él seguramente sería un tipo estricto que no disfrutara de la diversión, de seguro estaría casado a esa corta edad como rey en una tierra no muy lejana de sus padres.

 

No eran nervios lo que estaba sintiendo, él podía interpretarlo como un miedo. Cada vez que llegaban a un momento como ese, esa sensación lo llenaba, estaba perdiendo al menor por simples rumores. ¿Qué era lo que imaginaban que hacían? ¿No era normal dormir con su mejor amigo? Si, se abrazaban durante la noche, de hecho era él quien pedía que este le abrazara, más de una vez busco excusas como el tener frio para que esos brazos lo rodearan, disfrutaba de sentir esa protección, sin ver al menor como un guardia personal, sino como él, Jungkook cuidándole. A veces se preguntaba si este realmente descansaba cuando estaba junto a él, pues a su parecer, el pelinegro jamás bajaba la guardia, podía quejarse por la noche y este lo notaría. 

 

¿Qué debía hacer? Jungkook deseaba irse, pero él solo quería tenerlo en sus brazos y hacerle entender que estaba bien. ¿Tendría que recurrir a esa estrategia otra vez? Con todos los rumores y el miedo del menor, había tenido que asumir varias veces su título, odiaba hacerlo, lo quería a su lado porque este lo deseaba, no por una… 

 

Jungkook... Es una orden.—Pronunció sin titubear, seco, aguantando su respiración por unos segundos.  

 

Conocía al menor, no se negaría a una orden de él, menos cuando tomaba ese rol de príncipe. Lo que menos podía hacer Kook cuando ordenaba algo, era negarse, su familia lo había educado bien, se respetaba a la realeza, por ende debía asumir lo que estos ordenaran. Kook giró su mirada a la puerta, tardo unos segundos observando el lugar para luego desviar su mirada a la propia, asintió. Había temido que este no aceptara, aunque hubiera seguido insistiendo con su título, al menos se había quedado tranquilo. 

 

Sintió un cosquilleo en su mano cuando este le acaricio para que le soltara, era una señal de que este no escaparía, pero, ¿Debía correr el riesgo? Su corazón se mantuvo acelerado con cierto temor de ser engañado y este desapareciera por la puerta. Cuando la abrió, la voz de Jungkook se escuchó más ronca de lo normal, ordeno a los guardias desaparecer de su puesto. La orden la conocían bastante bien, no era la primera vez que este se quedaba a su lado a pasar la noche, por reglamento debían de obedecer, guardia que se quedara a espiar perdería la cabeza por su propia orden. ¡Estaba harto de los malditos rumores!  Jungkook se encargaría de su seguridad, por lo que aquellos inferiores no se negaron a las órdenes del menor, desaparecieron de los pilares donde custodiaban su puerta, lo concluyo al escuchar las armaduras resonar por el pasillo. 

 

Tarde reacciono que se había quedado observando al pelinegro hacer su trabajo. Perdió su mirada de él cuando se volteó, necesitaba asegurarse que seguiría a su lado y no le estaba tomando el pelo. Sintió una corriente recorrer su cuerpo mientras el terminaba de cambiarse, ya que tenía la mirada del menor sobre él observándolo a pasos de la puerta.

 

 Odiaba utilizar los camisones que preparaban para él, pidió que confeccionaran unos pantalones y una simple playera para cubrir su cuerpo, aunque en esa época de calor no necesitaba ni siquiera esas telas, le gustaba dormir desnudo y dejar que las telas de la ama rozaran su cuerpo, estando con Jungkook era imposible hacerlo, ya tenía bastante con que este se reusara a dormir a su lado, de usar los camisones, su cuerpo desnudo, ¿Aceptaría dormir a su lado? La respuesta era clara, no se arriesgaría. 

 

El menor no objeto en absoluto, incluso le sorprendió que este no dijera algo como excusa para ir en busca de sus ropas y no regresar. Lo había hecho un par de veces, terminaba engañándolo con eso de ir por algo para usar que no fueran esas molestas telas, al rehusarse a usar  algo de su armario, el accedía, más este no volvía a aparecer en su habitación. Terminaba cerrando sus ojos de tanto esperarlo.  Claro que en aquellas ocasiones  no había tocado el tema como una orden.

 

Jungkook se encargó de acercarse a la cama, retirar las mantas hacia atrás dando el espacio donde él sin problema podía ubicarse. Una vez que lo hizo, este lo cubrió perfectamente, como una madre a su hijo y se sentó a su lado nada más a observarlo. 

 

Es tarde, deberías descansar.—Escucho del pelinegro.

 

Esperaras a que duerma y  te iras, ¿No?.— Inmediatamente volvió a sentarse en esa cama, ahí estaba, Kook tomándolo por idiota otra vez. 

 

Jimin…—Soltó en una suave voz.

 

Apretó las manos en un puño, ¿Por qué tenía que recurrir últimamente a esa única forma de que este se acercara?

 

Te lo ordene.— Miro los ojos ajenos fijamente, tenía que entender que no estaba bromeando. —Quítate eso y ven a la cama. No me hagas dar otra orden, sabes que odio ordenarte. — Se quejó. 

 

Por último, Jungkook suspiro y comenzó lo que debió hacer en un principio. Retiro su espada del agarre de su pantalón y la dejo cerca de la cabecera de la gran cama del príncipe, por cualquier acontecimiento, se encontraría listo para defender a su mejor amigo. Seguido de esto, se deshizo de las telas, su abrigo, camisa dejando su torso desnudo, al igual que la parte inferior de su cuerpo, pero no por completo, necesitaba de aquella tela que cubriera su entrepierna. 

 

Gracioso, mientras él no podía tener una simple tela cubriendo su desnudo cuerpo, Jungkook si lo hacía. La diferencia estaba en que a él no le molestaba que lo hiciera, pero él no sabía si Kook se sentiría cómodo de sentir su cuerpo desnudo bajo esa tela. 

 

Jimin yacía bajo las mantas bien cubierto a la espera de que él ingresara a su lado, estaba más que claro que lo siguió en todo momento con su mirada. Eso era lo peor, porque se sentía aún más nervioso al ver ese cuerpo bien esculpido, incluso necesito desviar la mirada más de una vez evitando que Kook lo atrapara observándolo. ¿Podía ser tan extraño que tu mejor amigo te vea desnudarte?  

 

Cuando sus miradas se encontraron una vez más, el solo dio palmaditas a su lado. Una vez más suspiro el menor, rindiéndose a los encantos del mayor, jamás podía negarse a una de sus peticiones, pero siempre estaba el temor y el cuidado que debía tener por respeto tanto a su familia, como a la realeza, y aún más al mismo príncipe. Si era una orden, no le quedaba de otra que obedecer, eran las reglas de los Jeon, siempre seguir las ordenes. 

 

Una vez recostado, él no se movió de su lugar, mantuvo su cabeza bien ubicada en esa almohada, más fue el menor quien se acercó para verlo a los ojos. Sus rostros se encontraron. Jimin fue el primero en sonreír, Jungkook había cumplido cada una de sus peticiones hasta terminar a su lado, como lo deseaba. Ahí fue cuando la sensación de tranquilidad había llegado finalmente. La única forma de quitar el temor del menor era con esa cercanía, siempre lo conseguía, puesto que mientras estuvieran juntos, nada más importaba. Además, si necesitaba una excusa ahora podía darla, Jimin se lo había ordenado, no tenia de otra que obedecer. 

 

El silencio se apodero de la habitación. Para él no era algo incómodo, de hecho le gustaba perderse en ese rostro, mirar sus ojos, verlo sonreír. A veces se preguntaba que sería de él sin su guardia, sin su mejor amigo, ¿Sería tan gruñón como su padre? ¿Estaría casado? ¿Ya tendría hijos? Agradecía el día en el que sus familias les unieron, no había nada más importante en su vida que Jungkook. 

 

No vuelvas a hacer algo como eso, Jimin.—Pronunció Jungkook  en un susurro rompiendo el silencio. 

 

Su sonrisa se acrecentó, necesito desviar su mirada con la excusa de acomodarse para no ser tan obvio. Kook era demasiado lindo cuando se preocupaba por él. 

 

Estoy bien, no pasara nada…—Soltó en respuesta. 

 

No es que estés bien ahora. ¿Qué pasa si algo te sucede?...—Realizo una pausa, perfecta para que Jimin lo observara directamente a los ojos de la preocupación en sus palabras.—Me entregaría para la ahorca, lo sabes. 

 

Ahí estaban, esas palabras que le dolían tanto por dentro. Jungkook era tan importante para él, como él para el menor, pero no podía imaginarse la vida del pelinegro acabada solo porque algo le había sucedido. 

 

Todos sabían que la guerra del pueblo y la realeza siempre existió, acabar con la familia real no era novedad, no solo debían cuidarse de otros reinos, sino que tenían incluso que preocuparse de aquellos plebeyos que deseaban atacar a cualquier persona de sangre real. Si lo mataban, Jungkook debía seguir su camino, ser feliz. En cambio este prefería atentar contra su vida, culparse de no protegerlo para acabar con castigo más grande del reino. 

 

No me gustaría que perdieras la vida por mí, tú también mereces ser feliz. Encontrar el amor, casarte, tener tu familia… —No se contuvo a acercar su mano al rostro ajeno para acariciar su mejilla.

 

Aún no quiero pensar en eso, está muy lejos de importarme. 

 

Kookie…—Soltó en un suave suspiro. 

 

Promételo.—La voz del menor sonaba seca, seria, no estaba bromeando. Podía verlo en sus ojos.  

 

Pero sabes que es mi única forma de salir de estas paredes… 

 

El menor no aguanto la distancia, la conversación era emotiva, sentimental, aunque siempre le vieran al gran guardia el príncipe como una persona seria y sin expresiones, Jimin era el único que conocía la verdadera naturaleza de su guardia. Sabía perfectamente que ese rostro que mostraba todos los días en el castillo, no era más que una máscara que ocultaba quien era. Una persona llena de sentimientos, sensible y posesiva. Así lo quería, quería a Jungkook aunque este tomara esas palabras como un peligro, siempre que podía…

 

Te quiero Jungkook…—Pronunció entre sus brazos. 

 

Se lo decía. 

 

Una hermosa forma de ir a descansar, como ese caliente cuerpo le llevo a los sueños. No le intereso si el menor estaba casi desnudo, sus cuerpos se conocían de pequeños, claro que a esa edad era diferente el verse desnudos, lo cual no habían hecho en mucho tiempo, más que verse los torsos desnudos, más allá los atrapaba el pudor, al menos a Jimin la timidez y en cuanto al pelinegro, el miedo de que alguien los encontrara. Desde pequeños ya no existieron los baños de tina juntos, la única forma de calmar al revoltoso príncipe era que su mejor amigo ingresara a la bañera con él, ya no podía hacer esos berrinches para tener al menor con él en un baño de tina, siquiera cuando fuera nada más para relajarse. 

 

Todo podía arruinarse en un segundo. No quería moverse de la cama, se había metido bajo todas las mantas mientras su guardia terminaba de ocultar su cuerpo en las telas, incluso había tomado la espada para encajarla al pantalón, pero se arrepintió cuando vio como Jimin no deseaba salir de su cama. No solo se llevaría un regaño por cumplir con la petición del príncipe, sino por ser la razón de que este llegara tarde al desayuno con sus padres. 

 

—Vamos Jimin, no te metas más en problemas.—Pidió el menor arrastrando todos sus cabellos hacía atrás. Estaba frustrado, podía verlo, igual de molesto que él, pero no lo demostraba.

 

—Esas idiotas. ¿Las escuchaste?—Pronunció molesto cubriendo su boca con las mantas manteniendo nada más sus ojos a la vista del menor. —  Seguramente no, estabas durmiendo hasta que grite.— Susurro. 

 

Jimin no solo estaba molesto de que estas le despertaran sin anunciarse, sino que estas se atrevieron a tomar las mantas para descubrir el cuerpo de su guardia. Las  criadas eran unas admiradoras del líder de escuadrón, ¿Cómo no serlo? Si este destacaba en cada una de sus hazañas, no era de sorprender a nadie, excepto a las mujeres. Había abierto sus ojos apenas cuando las vio del lado del menor, le tomo tiempo procesar que estas se encontraran en su habitación sin su autorización, él no les permitió el acceso. Lo siguiente si lo puso de mal humor. Tomaron la manta con delicadeza y descubrieron el torso de Jungkook. 

 

¡Estaban necesitadas! Los Jeon siempre buscaban buenas mujeres para sus hijos, aquellas que fueran no solo hermosas sino que fueran amables, con un gran corazón. Pero el menor debía contraer matrimonio con alguien de la realeza, una duquesa o una condesa, ¡No con una criada! Si no fuera por uno de los antepasados de Jungkook, para ser especifico su tátara abuelo, el padre de su padre, sin valer la redundancia, estas creían que podían enamorar al pelinegro, quizás no enamorarlo, pero los hombres tenían necesidades. Así como algunos guardias aprovechaban las oportunidades para tener sexo con las criadas, ¿Por qué no Jungkook? Era parte de la guardia real, un hombre con necesidades. Sabía todo eso, producto que a él igualmente se le habían insinuado  más de una criada, terminaba reasignándolas en sus trabajos sin dar a conocer la razón por la cual lo hacía, lo que menos quería era perjudicar la vida de quien necesitaba el dinero trabajando. 

 

—Sabíamos que pasaría, al menos yo lo esperaba.— Pronunció como si nada el menor.

 

Esa maldita frase lo había emputecido aún más. No podía tener un humor más mierda ese día.

 

—¿Sabías que pasaría? ¿Eh? ¿Tan acostumbrado estas? —El enojo de Jimin había aumentado, el menor lo sabía.

 

 

De seguro estaba acostumbrado a escuchar a las mujer hablar de su cuerpo, el cómo sus abdominales estaban tan bien definidos, como sus brazos crecían cada día más, su rostro tan dulce mientras dormía, sus labios… Si, lo había escuchado todo y recordaba cada una de esas palabras. Al menor lo consideraban casi un dios, ¡Bien! Lo admitía, tenía un atractivo que no podía evitar apreciarse, pero, ¿Era razón para invadir su privacidad? 

 

No debería sentirse molesto, Jungkook era su guardia, su mejor amigo, debería estar feliz de que las mujeres hablaran de esa forma de él, pero era molesto, no era normal que estas estuvieran excitándose con la mirada mientras era el quien dormía al lado del menor. La falta de respeto para invadir esa privacidad lo tenía molesto, si eso era, estaba seguro que así era.  ¿O es que Kook estaba igual de acostumbrado a que le vieran el torso cuando estaba dormido? Ya ni quería imaginarse como era que lo despertaban. Maldita sea. 

 

No quería pensarlo demasiado, Jungkook siempre fue su hermano, su mejor amigo, creía que repitió esas palabras millones de veces en su cabeza, mientras más lo hacía, menos lo creía. Hermano… Mejor amigo… Hermano…Mejor amigo…

 

—Pues… ¿Si?, te lo he dicho siempre.—Nuevamente, esas palabras al aire. 

 

—Nunca lo dijiste, Kook. —Pronunció seco. 

 

—¿Ahora quieres dejarme de mentiroso? No podría mentirte.

 

Jungkook parecía realmente fastidiado, no sabía si era por su comportamiento, el hecho que estuviera enojado, o que de la nada el tuviera una mala memoria. ¡Por favor! Si se lo hubiera dicho desde un principio esas criadas estarían reinstaladas al otro lado del castillo. 

 

—Yo no estoy acostumbrado a escucharlo.—Dijo bajando la voz. Estaba molesto y quería dejar de pasar por su cabeza todo lo que había escuchado de esas mujeres.

 

—Deberías estarlo, llevan con eso mucho tiempo. —Agregó el menor. 

 

Cada vez que abría la boca solo lograba molestarlo más. O hacerlo sentir peor…

 

—¿En qué momento pasan estas cosas que no me doy cuenta? —Dijo algo más desanimado.

 

—¿Jimin? —Kook arqueo una ceja sorprendido del tono de voz en el mayor.

 

Termino sentándose en la cama mirando a Jungkook quien aún tenía la espada en su mano sin atarla a su pantalón. Siempre había despertado con una gran sonrisa en sus labios las noches que dormía con el menor, pero esa mañana esas criadas lo habían arruinado todo, realmente odiaba como estas interrumpían los momentos así. Si tan solo hubieran llamado a su puerta, le hubiera dado tiempo al menor de vestirse para recibir a las tipas, pero no, como odiaba que hicieran ese tipo de cosas. Era la rabia de lo que había escuchado que no lo dejaba recordar el que sus criadas siempre ingresaron así a su habitación, puesto que demoraba en despertar y estas tenían que hacerlo por él. 

 

—No interesa.—Pronunció sin más moviendo las mantas a un lado para salir de la cama. 

 

Estaba desanimado.

 

—¿Por qué de la nada pareciera como si perdiste la memoria? —Volvió a preguntar Jungkook. 

 

Podía sentir su mirada siguiéndolo por la habitación, mientras el mantenía su mirada baja, soltando uno que otro suspiro.

 

—No lo hice Jungkook, no estoy acostumbrado a escuchar esas cosas.—Se quejó frente al armario. 

 

—Estas más acostumbrado que yo Jimin. 

 

Jungkook por su parte no parecía moverse de su lugar, la voz provenía siempre desde el mismo sitio, aunque en esa gran habitación se escuchara uno que otro eco, sabía dónde estaba parado el menor.

 

¿Acostumbrado a escuchar como lo desnudaban con la mirada? ¡Claro que no lo estaba! 

 

—Si estuviera acostumbrado no estaría tan molesto, ¿No crees? —Frunció levemente el ceño. No iba a voltearse, iba a mantenerse sin darle la cara. 

 

—Nunca antes te molesto, ¿Por qué ahora sí? 

 

¿Nunca le molesto? ¿Jungkook jamás noto sus expresiones? Él no podía fingir en absoluto, su rostro menos, si algo le disgustaba todo el mundo se enteraría, el más que nadie lo sabía y debía conocerlo aún más, como el ver sus ojos y saber que había pasado de querer golpear todo, a sentirse horriblemente desanimado y ahora… ¿Ahora que sentía? 

 

—¡Siempre me molesto! ¿Crees que es muy grato escuchar fantasías sexuales que tienen contigo? ¿Eh? — Se volteó inmediatamente para ver sus ojos necesitaba ver su rostro, porque ya no aguantaba más. —Te devoraban con la mirada, no es divertido, no me gusta. —Finalmente exploto. 

 

—¿Eh? Espera.—Tomo una pausa. Jungkook estaba realmente sorprendido de verle perder los estribos—¿De que hablas?  

 

—¿Cómo de que voy a hablar? —Esta vez apunto directamente a la cama acusando el lugar del incidente. — Esas tipas te quitaron las mantas de encima solo para verte. Si no despierto seguro comienzan a toquetearte. 

 

Jungkook guardo silencio por un largo momento, Jimin por su parte no comprendía porque no decía nada en absoluto, el silencio le molestaba más, porque este no hablaba ni pronunciaba palabra para calmarlo,  seguía recordando todo y su humor empeoraba. 

 

—No sabía que estuvieron mirándome. —Soltó finalmente. 

 

—¿No? —Trago en seco, necesitaba controlarse. 

 

—Pensé que te molestaba que nos vieran juntos, ya sabes…—Esta vez el menor acomodo la espada a su lado, más aun no se encargaba de atarla a su cintura. —Irían otra vez hablando por ahí que dormí contigo. No pasará mucho para que lo vuelvan algo sexual.

 

Nuevamente el silencio se apodero del lugar. No sabía que decir, necesito voltearse por los nervios que lo estaban inundando. Abrió el armario en busca de lo que podía usar, más no estaba buscando nada en concreto, porque su mente estaba en otro lado. Solo se quedó mirando el interior del armario. ¿Sexual? ¿Podían imaginarlo en ese acto? Ellos dormían juntos porque disfrutaban del contacto con el otro, pensarlo se hizo aun peor, si disfrutaban de eso claro que podían creer en algo sexual, pero… Ellos.. Jamás… Trago en seco  una vez más, podía sentir los pasos de Jungkook acercarse a él lentamente. Eso lo ponía aún más nervioso. ¿Qué iba a hacer? ¿Qué iba a decir? 

 

—Déjame solo. —Pronunció en una orden, más para Kook no sonó de esa forma, si la frase no venía seguida de esa palabras mágicas, no era para nada una orden. 

 

—No.—Dijo en seco el menor. 

 

Se quedó completamente quieto, sorprendido, ¿Jungkook lo había desobedecido? Aunque claramente no había dado una orden, sino lo dijo como una petición. Pero lo necesitaba, ¿Por qué se sentía tan…? ¿Cómo mierda podían imaginarlo con su mejor amigo así? No era como si pasara sus noches mirando su rostro, en realidad si lo había hecho más de una vez, dormía en sus brazos, este tenía su cuerpo desnudo a excepción de su parte inferior.

 

Mierda…

 

—¿Te molesto que hablaran de mí? —Pregunto en un susurro parado tras él. 

 

¿No se suponía que estaba molesto porque llegarían tarde al desayuno? Ya parecía que paso a segundo plano, no era de importancia para ninguno de los dos. Además, el cómo hablaba tras él… Lo hacía sentir peor. 

 

—Déjalo, ya paso... —Intento acabar con el tema de una vez por todas. —Olvídalo. 

 

—¿O fue el que me vieran? —Kook insistió.

 

—Jungkookllegaré tarde.— El desayuno tenía que salvarlo de alguna forma, sacarlo de esa atmosfera tan tensa. 

 

—¿Desde cuando te preocupas por llegar a tiempo? —Volvió a susurrar. Maldita sea. 

 

—Detente, por favor. 

 

—¿Sabes?... Si te hubieras molestado por los rumores, no volvería a dormir contigo. Pero me alegra que no sea eso en realidad, y solo fueran… 

 

¿Celos? 

 

Sus ojos se abrieron de inmediato. No, no estaba celoso. ¿Qué celaría? ¿El que lo vieran? Él también lo veía.

 

—No es nada. No estaría celoso de ti. ¿Por qué? Puedo tener el cuerpo tan trabajo como tú. 

 

Estaba desviando el tema, podía hacerlo parecer por otro tipo de celos y no aquellos que no quería asumir, porque un amigo, un hermano, no podía sentir esos celos, ¿No? Jungkook no le pertenecía, no había una relación para cuidarla de los celos. Pero entre más hablaba sonaban menos creíbles sus palabas. Su cuerpo comenzaba temblar, ¿Por qué estaba tan nervioso? ¿Kook se alejaría de saber la verdad?

 

—No es eso Jimin.—Pronunció el menor tras un suspiro suave que juro, pudo sentir sobre su oido. 

 

De pronto los pasos comenzaron a alejarse de su cuerpo, no quería voltearse, sabía que significaban esas pisadas, se acercaba a la puerta para dejar la habitación. 

 

—Tampoco me gustaría que te vieran, Jimin. Piensa en eso.

 

El sonido de la puerta le obligó a cerrar sus ojos. Aun no se movía de su posición, seguía viendo el interior del armario sin escoger nada aun, ni tomarse el tiempo si quiera de ver las telas. Tenía su mirada perdida en el fondo de este. Ya no pensaba en su rabia o lo que las criadas habían dicho, eran las palabras de Jungkook las que resonaban en su cabeza. 

 

¿Se pondría peor? ¿Por qué? Si lo pensaba, justamente el día anterior Jungkook mostró su descontento con el tener cerca de uno de esos tipos, pero jamás interpreto esas palabras de otra forma, ¿Por qué creería que Jungkook sentiría celos de alguien más tocándolo? ¿Era lo mismo tocar, que ver? Tampoco deseaba que alguien lo tocara, si veía a una de sus criadas tocando el abdomen del moreno, seguramente querría enviarlas a la ahorca, les cortaría las manos, pero no tendría excusa para hacerlo, no podía decir que eran celos por tocar a su caballero. 

 

Esa mañana no se movió de su habitación, se quedó encerrado tras un largo baño, no tenía deseos de comer, estaba perdido en sus pensamientos y podía sentir como un fuerte dolor de cabeza se aproximaba. ¿Había sido tan idiota para actuar de esa forma con Jungkook? No quería imaginar cómo se encontraban sus criadas cuando el moreno salió de su habitación, lo peor era que no pensaba en los sentimientos de las mujeres, si se encontraban bien tras sus gritos y sus regaños, sino que pensaba en como observaban al menor tras haberlo visto casi desnudo. 

 

Jimin siempre dudo de ese amor de hermanos, pero ¿Cómo pensar que era algo diferente o más fuerte? No era normal ver a dos hombres juntos, aunque en los manuscritos hablaban de los dioses y como se aprovechaban de los esclavos, todo era solo por sexo, lo cual estaba seguro que en el castillo creían lo mismo. El príncipe no era de recibir damas de medio manto, pendenga, mujer errada, moza del partido, cantonera, buscona, bordelera, bagasa, amafia, soldadera, o cualquiera de las  mil formas de llamar a las prostitutas. Nunca tuvo un interés sexual por ellas, bien, si los tuvo, pero terminaba encargándose el mismo de los problemas que generaban, no era de ocurrir siempre, extrañas veces ocurría, más por sueños. 

 

No quería moverse de la cama, siquiera el baño de tina caliente lo había ayudado, se la paso con la cabeza a medio hundir pensando en todo momento en el rostro de Jungkook cuando este dormía. Increíblemente volvían a sus recuerdos cada una de las palabras que sus criadas soltaron por el pelinegro, no había control con ellas. Paso de una emoción a otra toda la mañana, entre confusión, desanimo, ira, molestia, con razón su cabeza parecía que explotaría de una vez por todas. Toda la mañana pensando, sin apetito alguno y sin llegar a una maldita conclusión de lo que le estaba pasando. 

 

—¡Su majestad! —Escucho de la nada detrás de la puerta. —Jeon Jungkook, necesito su autorización para ingresar.

 

La voz del menor tras la puerta resonaba en ese tono de molestia, sabía que iba a regañarlo por no aparecerse esa mañana. Por otra parte, ¿Por qué se anunciaba? ¿Cuándo se había anunciado? Llevaba tiempo sin anunciarse, odiaba que lo hiciera ahora nada más por estar molesto, o más bien, tan extraño del encuentro de la mañana.

 

—Adelante.—Pronunció en una voz suave que fue de todos modos audible.

 

La visita del menor tampoco fue lo suficiente para obligarlo a moverse de esa cama. 

 

—Pueden retirarse, yo me encargo de la protección del príncipe desde ahora.— La voz gruesa del menor volvió a escucharse.  

 

Jungkook le ordeno a los guardias que custodiaban su habitación que dejaran su turno, fácilmente podía hacerlo y tenían que aceptar sus palabras, tenía un rango que los otros debían respetar. Las armaduras resonaron en el pasillo mientras alejaban y  lo siguiente fue la puerta abrirse y cerrarse mientras él se mantenía boca abajo en la cama sin deseos de moverse. ¿Qué haría Jungkook? ¿Qué le diría? Se sentía, nervioso, muy nervioso. Su corazón una vez más comenzaba a latir con fuerza, ¿Volvería a tomar el tema de la mañana?

 

—¿A qué se debe su ausencia de la mañana? —Hablo con formalidad el menor

 

¿Por qué?  ¿¡Por qué mierda Jeon Jungkook!? Escucharlo solo encendió una mecha más de Jimin,

 

—Déjate de formalidades, estamos solos.—Pronunció con desgano. 

 

Odiaba cuando este volvía a tomar el papel de guardia personal, ¡Quería a su amigo siempre que estuvieran solos! Peor era que este luego de su amenaza no volvió a abrir la boca.

 

—¿Cuánto tiempo te quedarás ahí? —Pronunció el príncipe finalmente tomando asiento en la cama.

 

—Aun no recibo respuesta.— La formalidad una vez más.  

 

—No quería ir, no tengo hambre. —Dijo de mala gana con la mirada fija en él.

 

—Pero debes comer algo. ¿Quieres comer conmigo? 

 

Era demasiado buena la propuesta para ser cierto, conocía tan bien al menor que sabía de la existencia de una trampa tras sus palabras. No caería fácilmente.

 

—Si con eso te refieres a llevarme con mis padres, no. —Bufó.

 

Jungkook se acercó a él, sintió el paso de este a su lado, su mirada no pudo evitar fijarse en la mirada ajena. El silencio una vez más se apodero del ambiente, ¿Por qué era tan misterioso? Odiaba que este con tan solo una mirada le hiciera sentir débil, tuvo que desviar su mirada para evitar sonreír como un idiota, el menor se aprovechaba de eso, sabía cómo ponerlo nervioso, aunque este solo creía que no disfrutaba de la conexión visual. ¿Cómo reaccionar cuando se acercaba de esa forma? Tan silencioso hasta él, sentándose a su lado, buscando su atención. ¿Qué pretendía? Porque no estaba entendiendo ninguno de sus movimientos.

 

—Eso no responde mi pregunta. —Volvió a insistir esta vez en un susurro ante la cercanía. —¿Quieres comer conmigo? 

 

—Te dije que…—Elevo lentamente su mirada a la contraria, con el temor de ponerse aún más nervioso. 

 

—Es conmigo Jimin, sin que nadie nos moleste.

 

Cuando finalmente vio la sonrisa en los labios ajenos, algo en él se llenó de felicidad. ¿Estaba hablando en serio? 

 

—¿Es eso posible?

 

—Podemos intentarlo…


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